Capítulo 15. Se revela el secreto.

-¡¿Yo?!

Comet no podía creer lo que estaba escuchando. La princesa quería que participara en un evento tan importante. Necesitaba tiempo para meditar eso, su mente era una mezcla entre emoción, nerviosismo, miedo y felicidad. No sabía que más decir, era demasiado abrumador.

-¿En serio no lo sabías? ¿Creí que Twilight ya te lo habría dicho? Estaba en la carta que le envié –dijo Celestia algo extrañada.

-C-creo que olvidó mencionarlo –dijo Comet aún impactado por la noticia.

-Qué extraño. Twilight no suele olvidar ese tipo de cosas.

-Puede ser porque le dije que también vendría en el viaje escolar –dijo Comet recordando un poco.

-Entonces, ¿qué dices, Comet? ¿Crees poder hacerlo? –preguntó Celestia, no dándole tiempo suficiente a Comet para procesar todo y dar una respuesta, incrementando su ansiedad.

-Yo… No lo sé –dijo nervioso-. Es decir, me siento honrado, pero ¿por qué yo? No sé qué puedo hacer para ayudar. ¿Sólo soy un potro? No soy un alicornio; no tengo su poder o su magia. ¿Y si hago algo mal? ¿Qué pasará si no estoy a la altura? Y el viaje escolar. Estaré en problemas si me separo de ellos...

Comet se detuvo cuando la Princesa Celestia posó uno de sus cascos en su mentón y le alzó la mirada, dándole una tierna mirada, la cual le dio algo de seguridad a Comet.

-No te estaría pidiendo esto si no estuviera segura de que puedes lograrlo. Shining Armor es un unicornio al igual que tú; no te estoy pidiendo que seas un alicornio, te pido que seas tú mismo –dijo Celestia intentando tranquilizar al potro-. El día de hoy he visto lo que puedes hacer. Tienes talento con la magia y todas te estaremos guiando y ayudando en lo que podamos para que todo salga bien. Y por tu viaje, no te preocupes, pondremos al tanto a tu maestra. Estoy segura de que entenderá.

Poco a poco las palabras de la princesa fueron calmando sus nervios. El que ella tuviera confianza en él, hizo que tuviera confianza en sí mismo. Si Twilight y las demás princesas iban a ayudarlo, todo estaría bien. Poco a poco, el miedo fue desapareciendo, ahora dominado por la emoción y felicidad.

-Entonces, ¿qué dices? –volvió a preguntar.

Comet asintió con la cabeza, feliz.

-Me alegro. Te aseguro que todo saldrá bien –le dijo Celestia-. Sabes, tu Bomba de Brillo me dio una idea para hacer este festival memorable. ¿Crees poder usarla mañana?

-Absolutamente –afirmó Comet.

-Muy bien, ven mañana temprano, tendremos un día muy ocupado. Un guardia irá a buscarte donde te hospedas. Mientras tanto, regresa con tus amigos –le indicó Celestia.

Comet volvió a asentir con una gran sonrisa en su rostro y corrió hacia donde estaba su grupo, demasiado emocionado para darle importancia a la palabra "amigos". Entonces, Celestia habló con Cheerilee, también a solas, para ponerla al tanto del cambio de planes con Comet. Aunque no le encantaba la idea de que uno de sus alumnos se separara del viaje, aceptó de buen humor. Después de todo, era la Princesa Celestia quien se lo pedía y, además, eran asuntos oficiales; siendo de las pocas ponies que sabían el secreto de Comet, se mostró comprensiva.

En cuanto Comet llegó con su grupo, cada potro quería saber qué era lo que la princesa le había dicho. Sin importar qué se tratara de Comet, estaban ansiosos por averiguarlo, no cualquiera podía decir que la princesa lo había llamado personalmente, sólo los más allegados a ella, por lo que debía ser algo importante si lo había elegido de entre todos ellos. Sin embargo, Comet no pudo responder nada, entre tantos ponies preguntando, no habría espacio para que pudiera hablar. Sumado a todo, la emoción no le permitía pensar con claridad, no tenía otra cosa en mente que no fuera a él con las demás princesas en el festival; mostrando una de las sonrisas más sinceras que sus compañeros alguna vez pudieron ver en su rostro.

De noche, en la posada, Comet no podía dejar de pensar en porqué la princesa querría usar su hechizo; aunque lo había usado para volver a entrar al castillo, realmente no era más que para hacer bromas y jugarretas. ¿Cómo podría usarse para un evento tan importante y serio como ese?

Sentado en la cama de su habitación, escribía ideas y notas de las posibles ideas que podía tener la princesa, así como algunas formas de pulir el hechizo y sus resultados, junto a la compañía de Button. Resultó ser mejor compañero de cuarto de lo que pensó. No hacía mucho ruido y era muy tranquilo. Jugaba un videojuego que había llevado y lo abstraía tanto de la realidad, como los libros a Comet.

El color no era difícil de cambiar, fue de lo primero que había descubierto tiempo atrás, el problema era que después de la explosión, lo que quedaba era una masa pegajosa muy difícil de limpiar. Debía corregir eso. Los minutos pasaron, pero no encontró nada. Esperaba que las princesas y su experiencia con la magia pudieran tener mejores ideas. Ya era tarde, debía descansar si mañana quería ayudar a las princesas, en lo que fuera que quisieran que ayudara. Apagó su luz y se recostó en la cama.


La mañana llegó. Tal como Celestia había dicho, luego de desayunar un guardia llegó a busca a Comet. Rápidamente, subió a su habitación por algunas de sus cosas y se fue con él en dirección al castillo ante la mirada estupefacta de sus compañeros, que no sabían qué estaba haciendo o por qué se llevaban a Comet; el viaje no había terminado, aún faltaba visitar los jardines y parques de Canterlot, ¿a dónde iba?

Al pasar de nuevo por la plaza central, Comet pudo observar que los preparativos estaban casi terminados, los ponies solo se estaban ocupando de meros detalles y arreglos de última hora. El escenario había quedado increíble, estaba completamente enmarcado por montones de flores de diferentes tamaños, formas y colores, ayer solo era una tarima con algunos ramos al igual que las calles, ahora todas tapizadas de flores, guirnaldas y montones de adornos muy coloridos y festivos. Aunque la iluminación no les hacía justicia a como se veían realmente. El sol apenas comenzaba a salir y la escasa luz no ayudaba a que toda esa parafernalia reluciera como debería.

Se encontró con las princesas, Twilight, Cadence y Shining Armor en el salón principal del castillo, donde estaban revisando algunos papeles o documentos, no estaba demasiado seguro de qué estaban haciendo en realidad.

-He traído a Comet cómo ordenó, majestad –dijo el guardia al entrar al salón.

Comet se sobresaltó un poco cuando el guardia habló. Estaba a punto de saludar a su familia y a las princesas cuando la potente voz del guardia lo tomó por sorpresa antes de que pudiera decir cualquier cosa.

La princesa Celestia le agradeció y le indicó que ya podía retirarse. El guardia salió de la habitación y cerró la puerta.

-Comet, hace tiempo que no nos vemos –lo saludó Cadence-. ¿Cómo has estado? –dijo acercándose a él para abrazarlo.

-Hola, tía Cadence. Bastante bien. Un poco aburridas las cosas en la escuela, al menos hasta hace unos días –dijo Comet, respondiendo el abrazo.

-Supe que unos potros te molestaban en la escuela, ¿qué hay con ellos? –preguntó Shining Armor.

-¿Les dijiste? –preguntó sorprendido, girándose hacia Twilight.

-Estaban preocupados por ti. ¿Qué podía hacer? –respondió Twilight.

-Entonces, eso significa que ya saben… —dijo con una expresión algo avergonzada

-¿Qué peleaste en la escuela? Sí –Respondió Cadence.

-Tengo que saber, ¿cuántos eran? –dijo Shining armor muy interesado en la conversación.

-Tres, y uno de ellos era enorme –dijo Comet compartiendo la emoción.

-No lo animes –regaño Twilight a su hermano-. Esa clase de comportamiento no es adecuado.

-Oh, vamos Twili. Tal vez no es lo mejor, pero valió la pena si esos potros aprendieron la lección –replicó Shining Armor.

-Puedes apostar a que sí. No volverán a ser un problema nunca más –dijo orgulloso Comet.

-Ves lo que haces. ¿Así cómo aprenderá Comet que no debe actuar de esa forma? –dijo Twilight, frustrada-. Cadence, ayúdame.

-¿Qué puedo decir, Twilight? Lo hecho, hecho está. No creo que nada de lo que diga pueda borrar lo que hizo Comet o lo que le hicieron a él –contestó calmadamente Cadence.

Twilight gruñó con frustración.

-Creo que lo mejor sería dejar este asunto atrás –sugirió Celestia.

-Además, tenemos asuntos más importantes por atender –añadió Luna.

-Es cierto, el Festival de las Flores –dijo Comet con mucho entusiasmo-. ¿Qué es lo que tengo que hacer? ¿Cuál es el plan?

-Como te mencioné ayer, tenemos planeado hacer de la celebración algo memorable –comenzó a explicar Celestia-. Y tu Bomba de Brillo me dio la idea de cómo hacerlo.

-Espere, Princesa Celestia. Comet no sabe usar ese hechizo –interrumpió Twilight.

-Ah… De hecho, Twilight… -dijo Comet un poco avergonzado mientras se rascaba la nuca con nerviosismo.

-¿Cómo es… ¿Cuando fue que tú… -balbuceó Twilight por la sorpresa.

-Seguí practicándolo en secreto porque dijiste que no querías seguir trabajando con él –dijo Comet apenado-. Puedo hacer que cambie de color. ¿Quieres ver?

-No. ¿Y cómo fue que la Princesa Celestia supo de él? –preguntó algo suspicaz.

-Ah… -balbuceó Comet, debía inventar algo para cubrir su escapada de ayer-. Yo…

-Él lo mencionó ayer –interrumpió Celestia-, después de preguntarle por su ayuda para hoy.

-Ya veo –dijo Twilight, sospechando que había algo que los dos no estaban diciendo-. ¿Es eso cierto, Comet?

Comet solo asintió nerviosamente. No quería hablar para evitar decir algo que lo delatara. Por suerte, Twilight lo creyó, aunque no del todo, y se dio la vuelta camino a una mesa donde tenían muchos papeles, seguida por los demás.

-Gracias –le susurró Comet a Celestia en un volumen apenas audible.

La princesa sólo le guiñó en respuesta y le dio una sonrisa al potro.

Celestia y Twilight explicaron el plan con detalle. No era muy elaborado, pensó Comet; hasta la broma que hizo cuando conoció a las amigas de Twilight fue más complicada. Pero al igual que en su broma, requería de coordinación.

Unas sugerencias por aquí y algunos ajustes por allá y la ceremonia de apertura ya estaba lista, al menos en papel. Ahora debían practicar los hechizos que necesitaban y aprender a sincronizar sus tiempos.

Comet, por su parte, ya dominaba el que necesitaba, pero aún tenía el problema de modificarlo para que hiciera lo que le pedían. Al estallar, su hechizo manchaba todas las paredes de una masa pegajosa de brillantina en lugar de caer lentamente como "polvo mágico", cosa que demostró haciéndolo en el salón, tapizando media pared, piso y techo.

-Intenta cambiar la consistencia, en vez de ser una masa, intenta con un polvo –sugirió Celestia.

-Intenta hacer las partículas más finas –le dijo Cadence.

-No concentres tanta magia para que no sea tan compacto –sugirió Twilight.

-No, mejor concentra más, así la explosión será más grande y vistosa –dijo Shining Armor.

-¿Por qué no intentas aumentar la fuerza de la explosión y disminuir la cantidad de brillo? –sugirió Luna.

Esas y muchas más ideas surgieron para intentar arreglar la Bomba de Brillo, pero ninguna parecía dar los resultados esperados. Si era demasiado fino, el polvo brillante se convertía en una nube que no caía con una explosión muy fuerte y, si era una más débil, se apelmazaba como harina y caía como un montículo a tierra. Si hacía más grandes las partículas, estas caían a plomo y no tenían el efecto que buscaban.

El modificar la concentración de magia tampoco ayudó mucho, disminuirla solo hacía una explosión pequeña y viceversa, pero los efectos eran los mismos que los anteriores con las modificaciones del polvo. Y jugar con la cantidad de polvo fue lo más cerca que estuvieron de lo que necesitaban, pero los resultados no fueron satisfactorios; una explosión grande y poca brillantina daba un resultado decente, pero era tan pobre que no era vistoso para nada y ya ni se diga con una cantidad mayor. Comet exageró con esa y dejó el salón como si una nevada brillante de colores hubiera caído ahí. Pobre del pony que tuviera que limpiar eso después.

Se les agotaban las ideas. El resto ya había logrado su parte, pero Comet aún no lograba descifrar que era lo que debía hacer para completar la suya, nada de lo intentaba funcionaba. Estaba comenzando a frustrarse.

-Hola Twilight. ¿Qué están haciendo? –saludó energéticamente una pony rosa que entró rebotando al salón, seguida de otras cuatro ponies más.

-Chicas, me alegra que hayan podido venir –dijo Twilight al ver a sus amigas llegar.

-¿Y perderme de la fiesta? No-oh –respondió Pinkie Pie.

-¿Cómo va todo? –Preguntó Rarity.

-Bien, aunque estamos teniendo un poco de problemas –respondió Twilight.

Applejack volteó hacia un lado, donde las demás princesas, Shining Armor y Comet, quien comía una galleta, descansaban.

-Espera, ¿no se supone que deberías estar con los demás potros visitando los jardines? –le dijo a Comet.

-Nos está ayudando con la ceremonia de apertura –dijo Celestia.

-¡Oh! Miren todo este polvo brillante. Parece nieve –exclamó Pinkie comenzando a saltar y a jugar.

-¿Para qué es todo esto? –Preguntó Rainbow.

-Es la parte de Comet, ha estado practicando todo el día… -explicó Twilight.

-¡Y me está volviendo loco! –Exclamó de la frustración-. No importa lo que intente o cuantas veces lo modifique, no funciona.

-Yo creo que ya lo dominas –dijo Rainbow un poco sarcástica levantando un buen puñado.

-Sí. Mira cuanto hay aquí –concordó Pinkie, aun jugando.

-Sí, puedo hacer mucho brillo, eso ya lo sé. Pero de nada me sirve si no hace lo que yo quiero –dijo Comet, algo molesto, pero no con las amigas de Twilight, más bien por su frustración-. Se supone que debe caer lentamente, pero en vez de eso…

Comet encendió su cuerno y disparó otra carga, cayendo el polvo nuevamente al suelo, y sobre las demás yeguas, enterrando a Pinkie. Todas se sacudieron lo que tenían encima, siendo Pinkie la última en hacerlo.

-Oh, eso es fácil. Todo esto es muy bonito, pero te estas complicando demasiado –aseguró Pinkie Pie con una sonrisa-. ¿Has pensado en usar confeti?

-Pinkie no creo que un poco de… ¿Qué fue lo que dijiste? –dijo Comet, pensando que la sugerencia de la pony rosa era ridícula.

-Confeti. Lo uso en todas mis fiestas…

-¿Tienes un poco? –preguntó apresuradamente Comet.

-Claro. Nunca salgo de casa sin una buena dotación –dijo al momento que sacaba una bolsa llena de su melena.

Comet rápidamente se la arrebató y la lanzó al aire. Inmediatamente le lanzó un rayo de su magia, haciéndola explotar. Los trozos de papel recortado se esparcieron por el aire debido a la fuerza de la pequeña explosión y comenzaron a caer de la forma que Comet había estado intentando durante horas.

-Claro. Confeti. ¿Cómo no lo pensé antes? Pinkie Pie, eres una genio –dijo Comet dándole un abrazo de la alegría que sentía, finamente tenía la solución.

-Lo sé –dijo Pinkie Pie juguetonamente.

-No lo entiendo, ¿por qué es un genio? –preguntó Luna.

-¿No lo ven? Ninguno de los intentos funcionó porque había intentado usar una partícula esférica –dijo Comet emocionado-. El confeti es plano, hace más resistencia con el aire y cae más lento. Puedo hacer una Bomba de Brillo grande con una gran explosión, esta se encargará de esparcirlo y no importa que tamaño use, siempre caerá lento.

-Es cierto –exclamó Twilight-. ¿Cómo es que no se nos ocurrió antes?

-Has el intento –lo animó Cadence-. No perdemos nada.


La tarde caía. La hora esperada estaba por llegar. Aún no se ponía el sol, pero el festival ya había dado comienzo, aunque no oficialmente. Por todo el pueblo se respiraba una atmosfera de regocijo y alegría, al menos en la manera en que lo hacían los estirados ponies de Canterlot.

Muchos puestos de comida rodeaban toda la calle principal, tanto locales como visitantes, incluso los Apple habían aprovechado la situación. Regalos, baratijas, obras de arte, entre muchas otras atracciones, se vendían por todo el lugar, pero los que más abundaban eran los agricultores.

Inicialmente, el festival se creó con el fin de celebrar la primera gran temporada de cosecha, la cual los Apple llamaban Temporada Applebuck, que coincidía con la primera floración de las plantas, es decir, la primavera, de ahí que ganó su nombre. Sin embargo, con el paso de los siglos, dicha temporada se había movido algunas semanas, pero el festival se mantuvo en la misma fecha. Ahora, se había convertido en una celebración para que los productores presentaran sus productos esperando conseguir contratos de compra y distribución; y un motivo para hacer una fiesta y gastar dinero. Muchos de los compañeros de Comet ya se encontraban inquietos entre los montones de puestos queriendo comprar cada producto que veían. Corrían de aquí por allá, siendo imposible para la señorita Cheerilee el poder controlarlos.

Poco antes de que el sol se ocultara completamente, se escucharon unas trompetas y varios ponies vociferaron por todo el lugar que buscaran un buen lugar en la plaza central, la ceremonia de apertura estaba a punto de comenzar. Cheerilee silbó para que todos sus alumnos le prestaran atención, indicándoles que se reagruparan y la siguieran. Los potros obedecieron sin rechistar, como parte de su viaje, les habían reservado un buen lugar cerca del escenario y donde las princesas harían su aparición. Estaban ansiosos de verlo.

Luego de unos ponies y guardias exigiendo orden y silencio, el sol se puso. Las farolas y cientos de luces que se habían colocado por toda la ciudad comenzaron a iluminar el lugar con una tenue luz anaranjada, resaltando todas las flores y adornos del lugar.

-¡Escuchad! –gritó el vocero real con una voz potente y clara-. Como marca la tradición, es deber de las princesas dar comienzo a la celebración en una ceremonia que traerá paz y alegría a los corazones de los ponies y buenas cosechas durante el año –declaró es un viejo discurso que se decía cada año. Era muy anticuado, pero el consejo y el alcalde de Canterlot insistían en mantenerlo-. Todos de pie y muestren respeto. Las princesas ya están aquí.

Unas cortinas hechas con hojas de sauce adornadas con flores y bayas que rodeaban todo el escenario cayeron grácilmente, revelando detrás de él a los seis ponies detrás. Junto detrás de ellos, la estatua se alzaba majestuosamente, iluminada por varias lámparas que con su luz resaltaban los detalles en dorado.

Todos los ponies presentes comenzaron a vitorear y pisotear aclamando a sus amadas princesas. Era una sorpresa que estuvieran ahí la cuatro, pero no importaba mucho, era mejor con todas ellas. Sin embargo, todos se preguntaban quién era el potro que estaba con ellos, jamás lo habían visto.

-¿Ese es Comet? –Preguntó uno de los potros compañeros del mismo.

-No, no puede ser él –dijo incrédula una potranca.

-Sí, es Comet —señaló Diamond Tiara.

-¿Qué está haciendo ahí? —dijo Scootaloo.

Muchas voces confusas se escucharon dentro del grupo de potros, cada uno viéndose con confusión, sorpresa o incredulidad, haciéndose la misma pregunta. ¿Por qué Comet estaba ahí arriba? No habían visto a Comet en todo el día desde el desayuno. Y ninguno sabía qué querían las princesas con él. Mientras tanto, Cheerilee trataba sin éxito calmar a sus alumnos.

-Sin embargo, esta es una ocasión diferente –continuó el vocero, recitando una parte del discurso recién agregada-. En este día nos honran con la presencia no dos, sino las cuatro Princesas de Equestria. La Princesa Celestia, que nos trae el sol todos los días; la Princesa Luna, quien nos trae la noche y vela por los sueños de todos los ponies; la Princesa Cadence y su esposo Shining Armor, gobernantes del Imperio de Cristal; y la Princesa Twilight Sparkle, quien procura mantener unidos a todos los ponies en un sentimiento de mistad y pertenencia, y su hijo, Comet Dust.

-¡¿Hijo?! –Gritaron todos los potros al unísono, siendo ahogados por las aclamaciones, gritos, aplausos y el ruido en general del lugar.

Los ojos de Comet se abrieron de par de en par por la desagradable sorpresa de haber sido presentado finalmente ante el público como el hijo de la Princesa Twilight. Giró lentamente la mirada para ver con horror las caras atónitas de sus compañeros. Boquiabiertos e inmóviles, estaban impactados por la noticia. Ahora todos los puntos de los últimos días se unían, más para las CMC, que habían convivido un tiempo con él en la granja.

Comet no podía creerlo. Haber guardado tanto tiempo el secreto para nada. Lo peor de todo, es que él lo había permitido; había estado tan emocionado con la idea de ayudar a las princesas que no cayó en la cuenta que todos sus compañeros iban a estar ahí, viéndolo.

-…sin más que decir, demos comienzo al Festival de las Flores –dijo Celestia con regocijo, terminando su discurso que Comet no pudo escuchar por estar sumergido en sus pensamientos.

-Comet ya es hora –le susurró Twilight al ver al potro distraído, volviendo a traerlo a la realidad. El secreto ya no importaba, se había ido, tenía algo más importante que hacer.

Comet avanzó al igual que todos ahí arriba, colocándose justo en medio y al frente de los cinco. Comenzaron a lanzar rayos de luz hacia el cielo nocturno de diferentes colores, siendo Celestia la primera, de color amarillo; luego Luna y Cadence, de color azul y aguamarina respectivamente; por último, Shining Armor y Twilight, de color rojo y rosa fuerte. Todos los haces de energía y luz se fusionaron en el firmamento con la imagen de una enorme flor multicolor que desprendía un cálido fulgor.

Esa era la señal. Fue entonces cuando Comet iluminó su cuerno, acumulando una gran cantidad de energía, lanzándola justo en el centro de la flor. Al tocarla, explotó, esparciendo magia y brillo a muchos metros a la redonda. Cientos de pétalos de diferentes colores y tamaños comenzaron a caer del cielo en cámara lenta dejando un pequeño rastro brillante a su paso, como si de diminutas estrellas fugaces se tratasen, haciendo del espectáculo uno realmente mágico.

Al poco tiempo, los fuegos artificiales comenzaron a estallar, manteniendo la luz y la magia en el cielo nocturno.

Twilight acercó cariñosamente al potro hacia ella, abrazándolo mientras ambos disfrutaban del espectáculo de luces, junto con el resto de su familia. Haciéndole olvidarse de sus compañeros y del secreto revelado.


Muchas gracias a todos aquellos que siguen la historia, a pesar de lo que tardo en actualizarla. Muchas gracias, de corazó. He estado trabajando en algunos capítulos, así que espero poder subir un poco más seguido.

Como siempre, un abrazo, un beso. Hasta la próxima.