Capítulo 18. Segundo acercamiento.

Fieles a su palabra, Apple Bloom y Scootaloo no le quitaron el ojo de encima a Comet en ningún momento. Fuera en clase, en el almuerzo, de regreso a casa. No lo dejaban solo. Siempre estaban detrás de él. Al principio no creyó que fuera la gran cosa. Pensó que se cansarían al segundo día luego que descubrieran que no había nada que pudieran usar en su contra porque en realidad no lo había; sin embargo, la constante presencia de ellas dos comenzaba a incomodarlo. Aún dentro del castillo se sentía observado aun cuando sabía que ellas no podían entrar ahí. Era admirable la dedicación y entrega que ponían l querer proteger a Sweetie Belle, aunque estuvieran apuntando su casco hacia el pony equivocado. En general, nada de eso le habría molestado más de lo normal de no ser porque casi lo meten en problemas con Twilight porque se les ocurrió preguntarle sobre hechizos de borrado de memoria y cómo saber si alguien estaba bajo el efecto de uno. Comete recibió un regaño injustificado y un sermón de hora y media sobre la responsabilidad al momento de aprender y utilizar a hechizos que no venía al caso. Le costó mucho trabajo convencerla de que no lo había usado desde antes de llegar a vivir a Ponyville—no mencionó el incidente con el guardia real, obviamente—. Todo ese asunto le estaba causando más problemas que evitarlos, el cual había sido su plan.

Sin embargo, tenía un pequeño alivio. Como cada tarde, después de salir de clases, Comet se dirigió hacia el hospital. Sweetie Belle le había pedido de favor que le llevara las tareas y trabajos que dejara Cheerilee ya que la los doctores decidieron mantenerla en observación algunos días hasta asegurar que su cuerno sanara correctamente, y porque había olvidado pedírselo a sus amigas. Sinmebargo, también fue una suerte de plan para poder intentar acercarse al potro. Comet aceptó, después de todo era algo demasiado sencillo, sólo debía entregarle la tarea de ese día y recoger la del pasado para llevársela a Cheerilee;, le quedaba de camino a casa. También le ayudaba a calmarse el escuchar que Sweetie Belle se recuperaba bien. Y como un extra, el que Rarity también estuviera ahí y que confiara en él hacía que las crusaders mantuvieran un poco la distancia. Una vez él salía, ellas entraban a ver a su amiga y finalmente lo dejaban en paz.

Por fortuna, este día Comet pudo adelantárseles un poco; logró salir primero del salón aprovechando que todos sus compañeros se amontonaron en la puerta y dejó a las crusaders atrás. Como ese día no había tarea, tan solo recogería la del día anterior y se iría rápido al castillo. Sucediendo tal como lo había planeado, solo se topó con las crusaders saliendo de la habitación de Sweetie Belle. Ambas estaban claramente molestas con él, algo que obviamente no le ayudaba en su defensa con ellas, pero esos minutos sin tenerlas pegadas detrás de él como lapas había sido sumamente relajante.

Pero su suerte se erminó poco después de entrar al castillo. A Twilight le había llegado mucho papeleo de Canterlot y a él se le había ocurrido mencionar que tenía la tarde libre. Mala idea. Twilight decidió encomendarle algunas tareas que ella iba a hacer, pero que con tanto trabajo por hacer ahora le era imposible. Sin ver una forma de escaparse, no tuvo otra opción que aceptar sin mucho ánimo; era lo que tenía ser el hijo de la princesa, de vez en cuando tendría que ayudar a su madre con sus labores "reales".

Llevar algunos pergaminos importantes al ayuntamiento, listo; ir a la tienda de Plumas y Sofás por plumas nuevas, listo; entregarle un libro a Fluttershy, listo —tuvo qué preguntar dónde vivía porque no sabía, sorprendiéndose de tener que salir del pueblo para llegar hasta su casa, muy cerca del bosque Everfree—; ir a Sweet Apple Acres por más Pie de Manzana, listo; Comet fue tachando algunas de las tareas que Twilight le había escrito convenientemente en una lista, había todavía muchas que le faltaban por completar, entre ellas asistir a una inauguración, pagar algunos impuestos, una conferencia con la alcaldesa e ir con Zecora por algunas cosas, entre muchas otras. ¿Realmente estaba permitido que él pudiera realizarlas? Él no era Twilight, no era una princesa —príncipe en su caso—. ¿Aceptarían que la sustituyera?

Ir por más té con Zecora. Era lo siguiente en la lista.

¿Quién rayos es Zecora? Pensó Comet.

Durante toda la tarde estuvo yendo y viniendo de aquí para allá por todo el pueblo tratando de completar todas las labores que podía, quedando sólo algunas, entre ellas la de Zecora no porque tuviera que preguntar dónde vivía, ya lo había hecho, sino a dónde debía entrar para llegar con ella. Debía entrar al bosque Everfree. Twilight le había advertido no entrar ahí. Era demasiado peligroso. Comet no recordaba haber caminado tanto nunca, realmente le faltaba condición física. Lo siguiente en la lista era hacerle una visita a Rarity, una buena noticia; le agradaba estar con ella y el parque le quedaba de camino a su casa, podría hacer lo que le pedía Twilight y descansar por un momento bajo la refrescante sombra de algún árbol antes de volver al castillo.

La reunión con Rarity se extendió más de lo previsto, pero valió la pena; le ofreció galletas y té y pudo finalmente descansar sus cansados cascos de tanto caminar. Desde que se enteró que Comet había sido invitado a la gala, Rarity se empeñó en darle lecciones de etiqueta y protocolo, algo a lo que no le veía mucho sentido, toda esa ceremonia no tenía razón de existir, pero no lograría nada con discutir con ella; razón por la cual salió de la Boutique Carrusel poco antes de la puesta del sol.

Pasando por el parque, que no le servía de atajo ni de nada, pero quería dar un pequeño paseo para distraerse antes de regresar a casa, aprovecho para comerse uno de los pastelillos que había comprado en Sugarcube Corner (estaba en la lista), a Twilight no le molestaría. Una vez terminado, se quedó sentado un momento mientras se bañaba en los cálidos rayos anaranjados del sol del ocaso. Quizás su día no había sido como lo había esperado, pero fue entretenido de una manera u otra.

Se levantó. Ya era hora de regresar. No quería volver después del anochecer, Twilight podría preocuparse. Cogió sus cosas y emprendió el camino de vuelta al castillo.

—Comet, espera —lo llamó una voz detrás de él, una voz que no había escuchado desde hace ya unos días.

Algo desconcertado, Comet se giró para encontrarse con Diamond Tiara y Silver Spoon. Las potrancas lo habían estado evitando desde el incidente con Sweetie Belle; se las veía algo avergonzadas y cabizbajas, algo contrastante con su actitud petulante y altanera usual.

—Ah. Son ustedes —Comet estaba algo suspicaz, pero el cansancio que sentía le ganaba a su curiosidad de saber que se traían entre cascos, por lo que se volvió a girar, creyendo que lo que sea que fueran a decirle no sería realmente importante. Nunca lo era.

—Hemos estado tratando de hablar contigo toda la semana —comenzó a hablar Diamond Tiara, persiguiendo a Comet, seguida muy de cerca por Silver Spoon—. Pero no encontrábamos el momento.

—Apple Bloom y Scootaloo no se alejaban de ti ni por un segundo —añadió Silver Spoon.

—¿Me lo dices a mí? —dijo sarcásticamente Comet—. Pero pudieron ahorrarse todo eso y acercase directamente.

—Queríamos hablar a solas contigo —aseguró Silver Spoon.

—¿Por qué? ¿Tienen miedo a que averigüen qué pasó en realidad? —dijo Comet mordazmente.

Ninguna contentó, pero hicieron una mueca que daba a entender que Comet había dado en el clavo. Al ver esto, Comet siguió su camino.

—Queríamos agradecerte por ayudarnos —señaló Diamond Tiara.

Comet paró en seco, no sabiendo como sentirse exactamente en ese momento; estaba atónito.

—¿Qué? —murmuró en un volumen apenas perceptible, incrédulo por lo que estaba escuchando, volteando a verlas con una mirada de incredulidad, extrañeza y algo de enojo.

—Luego de que nos descubrieras con Sweetie Belle, no sabíamos que hacer; estábamos asustadas de lo que pudiera pasar —explicó Diamond Tiara, un poco más alegre por creer que habían podido captar su atención.

—Pero cuando la señorita Cheerilee contó la historia que le dijeron, todas nuestras preocupaciones desaparecieron. Nos ayudaste a las tres, aunque eso significara que toda la culpa cayera sobre ti —continuó Silver Spoon con cierto alivio en su voz.

—Te debemos una muy grande —dijo feliz Diamond Tiara, dándole unos pequeños golpes con el codo como si ambos estuvieran compinchados—. Si necesitas algo alguna vez, solo…

—Cierren la boca de una vez —bramó Comet, poniéndole fin a la alegría de las dos de golpe, captando su atención—. Darme las gracias, ¿es en serio? ¡Esto no se agradece!

—Pero si tú… —intentó objetar algo Silver Spoon.

—¡Cállate! —la detuvo inmediatamente Comet—. Esto no es nada más que penoso. Nada de esto tenía que pasar. Ustedes hicieron algo terrible y yo las encubrí. Dejen de hablar como si hubiera sido algo bueno. Tuvieron suerte que el cuerno de Sweetie Belle se pudo salvar, si no estarían en verdaderos problemas. No me den las gracias por arreglar sus estropicios. En estos momentos, ustedes deberían estar camino al hospital a pedirle disculpas a Sweetie Belle en lugar de estar diciendo tonterías.

—Entonces, ¿por qué lo hiciste? —preguntó Silver Spoon algo ofendida y molesta con Comet, pues tenía razón.

—¿Cómo? —preguntó confuso Comet.

—Pudiste decir la verdad. Pudiste ahorrarte todos los problemas con las crusaders, pero no lo hiciste. ¿Por qué nos encubriste? —inquirió Diamond Tiara.

—Sí. ¿Por qué no nos delataste? —la secundó Silver Spoon.

—Yo… No lo sé… —Comet bajó la mirada, pensativo y desconcertado. No tenía respuesta, dejando a las dos potrancas atónitas. Ninguna de las dos esperaba esa respuesta y tampoco la encontraban satisfactoria. Pero la mente de Comet estaba en blanco; si decía que lo había hecho para protegerse si mismo, puesto que también había entrado a la arboleda, sería una verdad a medias. No le había dado importancia hasta que ellas lo mencionaron, ni él mismo encontraba las razones del por qué había encubierto a esas dos y había incitado a Sweetie Belle a hacer lo mismo.

—¿A qué te refieres con que no lo sabes? —preguntó Diamond Tiara suspicazmente. Pero Comet no respondió. Se limitó a darse la vuelta y continuar con su camino con una expresión pensativa en el rostro, dejando a las dos potrancas completamente confundidas detrás de él, quienes ahora volvían a estar nerviosas. No sabían si eso significaba que Comet mantendría el secreto o lo revelaría. Muy inquietas, las dos también comenzaron su camino a casa, murmurando y susurrando sobre cómo manejarían todo el asunto.

Una vez abierto el tema, Comet no podía sacárselo de la cabeza. Le daba muchas vueltas intentando entender qué había hecho ese día y por qué, pero por más que lo meditara no llegaba a nada concluyente. No sabía que motivó sus acciones ese día y eso lo atormentaba.


—Comet, ¿te sientes bien? Te noto algo… distante —dijo Twilight al notar que el potro se encontraba algo distraído, ni siquiera había tocado su cena; el comedor se sentía un poco extraño sin él bromeando o hablando como de costumbre.

—Has estado muy callado desde que regresaste —concordó Spike.

—Mamá… —dijo el potro tímidamente. Poco a poco se fue acostumbrando a decirle mamá, pero no lo hacía en público, aún se sentía un poco cohibido—. ¿Alguna vez has hecho algo que no estas seguro si es algo malo y no logras recordar el por qué? —preguntó el potro confundido.

—¿A qué te refieres? —respondió Twilight extrañada ante tan rara pregunta y tan fuera de contexto, volteando a verse con Spike, quien compartía la misma expresión que ella.

—Es… sobre el accidente de Sweetie Belle… Hay algo que no te dije —explicó Comet un poco avergonzado, animándose a decirle la verdad sobre ese día. Sabía que, si había alguien podía ayudarle a resolver su dilema, esa sería Twilight —No fue realmente un accidente…


Sentado bajo el árbol en el patio escolar, Comet aún meditaba sobre el mismo asunto. La conversación con Twilight no había sido de tanta ayuda como habría esperado. Aunque lo escuchó atentamente intentando no sacar ninguna conclusión acelerada, la decisión sobre qué debía hacer se la había dejado a él; pero si ni él mismo comprendía del todos sus propias acciones, ¿cómo sabría qué era lo correcto? Por el momento, decidió que no diría nada hasta encontrar una respuesta, tome el tiempo que tome. Sorpresivamente y por suerte, las crusaders mantuvieron su distancia y aparentemente habían perdido un poco de interés en él, algo que le servía para estar un poco más tranquilo.

—Hola Comet —lo distrajo una alegre voz que le hablaba dulcemente delante de él.

Comet bajó su libro para ver a quien lo estaba llamando, aunque ya sabía quién era; realmente no estaba leyendo nada, había terminado hace ya tiempo, pero mantener el libro arriba ayudaba a que sus compañeros no lo molestaran y así poder pensar más tranquilamente.

—Hola Sweetie Belle —le regresó el saludo sin ninguna emoción en particular. Luego de varios días, la potranca había vuelto a la escuela. Su cuerno aún conservaba un pequeño vendaje para evitar que alguno de los fragmentos se saliera de su lugar en lo que terminaba de sanar y mantendría el inhibidor por algún tiempo para evitar que usara magia que pudiera provocarle algún daño. Comet ambos pensaron que era algo innecesario ya que todavía no sabía cómo utilizarla.

—¿Puedo sentarme? —preguntó sonriente la potranca.

Comet asintió, moviéndose un poco hacia su izquierda para hacerle espacio. Sweetie Belle tomó asiento, sentándose muy pegada a él, sin embargo, en lugar de incomodarlo, Comet parecía algo distraído.

—Te traje algo —desenvolvió una pequeña caja que, al abrirla, contenía poco más de una docena de galletas, algo chamuscadas y deformes, pero que olían increíblemente bien—. Yo las hice, con un poco de ayuda de mi hermana.

—Gracias… —tomó el regalo—. ¿Por qué? —preguntó algo intrigado, resultándole la situación extrañamente familiar, solo que, a diferencia de la vez anterior, Rumble no se atrevería a interrumpir otra vez.

—La última vez que intenté darte algo, Rumble lo arruinó; puedes tomarlo como un remplazo de ese almuerzo —explicó sonriente Sweetie Belle— y como un gracias por haberme ayudado.

Comet asintió amablemente, dibujando una pequeña sonrisa en su rostro, ofreciéndole de las galletas para que comieran juntos.

Platicaron durante algún tiempo. De música más que nada, ya que Comet tocaba el violín y a Sweetie Belle le gustaba cantar —teniendo una melodiosa y linda voz como la suya, a quién no le gustaría—. Sin embargo, mientras más avanzaba la conversación, se le veía cada vez más nerviosa, como si quisiera decirle algo a Comet, pero no se atreviera a hacerlo.

—…y es así como ahora tengo dos violines —termino de relatar Comet.

—No conocía a esa marca, aunque no conozco mucho sobre instrumentos —comentó Sweetie Belle—; no sé tocar ninguno.

Después de eso, hubo un corto silencio de algunos segundos que a Sweetie Belle se le hicieron eternos y mucho más incómodos que a Comet, quien no solía hablar realmente mucho. Al menos no con ellos.

—Comet, ¿estas libre este sábado? —finalmente se animó a preguntar Sweetie Belle al no encontrar otra cosa de qué hablar.

—No tengo planes, si es lo que preguntas —respondió Comet sin entender el por qué preguntaba.

—En ese caso, ¿te gustaría salir conmigo a algún lado? Podríamos ir a comer o al cine… —Sweetie Belle se giró hacia Comet un poco más alegre y segura, pues veía una pequeña oportunidad mientras un ligero rubor se mostraba en sus mejillas, apenas perceptible que Comet no lo notó.

—Supongo que sí —respondió Comet sin poder compartir el entusiasmo, creía que Sweetie Belle sólo lo hacía por pura amabilidad, pero rechazar una invitación sería muy descortés, o al menos eso le había dicho Rarity.

—Muy bien. Te veré en la fuente frente al ayuntamiento a las once en punto —se puso de pie emocionada, recibiendo solo un asentimiento por parte de Comet como respuesta—. *Muac* Nos vemos Comet —se despidió dándole un beso en la mejilla, cosa que dejó al potro perplejo; las únicas ponies que le habían dado besos anteriormente habían sido Twilight, Cary y Rarity. Esta última a modo de saludo. Sabía que Sweetie era hermana de ella, por lo que probablemente era una costumbre que había aprendido. Aun así, fue muy sorpresivo de su parte ya que jamás había visto que lo hiciera con otros potros o sus amigas.

No tuvo mucho tiempo para pensarlo, pues, apenas unos cuantos minutos después de que Sweetie Belle se retirara y antes de que terminara el recreo, dos sombras se acercaron a él.

—Comet, tenemos que hablar —dijo la primera sombra, que, al subir la mirada, Comet pudo ver que pertenecía a Apple Bloom.

—Cuántas veces debo decirles que yo no… —respondió Comet, anticipando la conversación que esas dos comenzarían.

—Lo sabemos —interrumpió Scootaloo con la mirada fija en Comet, odiando tener que reconocer que, esta vez, Comet tenía razón.

—¿Qué cosa? —dijo Comet sorprendido y algo confuso.

—Sabemos que tú no lastimaste a Sweetie Belle —continuó Scootaloo sin dejar de clavar los ojos en él—. Y sabemos quiénes son las verdaderas responsables —añadió muy seriamente.

—¿Cómo lo…? —exclamó algo nervioso.

—Ayer en el parque… te escuchamos hablar con ellas. No oímos la conversación completa, pero sí lo suficiente —dijo Apple Bloom, algo avergonzada—. Creo que te debemos una disculpa.

—Te juzgamos mal —complementó Scootaloo, con la diferencia que no sentía tanto arrepentimiento como su amiga.

Fue curioso pensar que de una manera u otra las dos cumplieron su promesa. Lograron llegar a la verdad, aunque no era una que esperaban.

—Ya no importa. Yo mismo me lo busqué, en parte —le restó importancia.

La campana sonó y Comet comenzó a recoger sus cosas y a caminar de vuelta al salón de clases.

—Aún nos queda una pregunta —lo detuvo Apple Bloom—. ¿Por qué no dijiste nada? ¿Por qué las protegiste? ¿Qué hizo que te preocuparas por ellas? —estaba confundida, más que molesta.

—Créeme, me gustaría saberlo —les hablo de espaldas, notándose la confusión y frustración en su voz—. Bueno, ya saben toda la historia. ¿Qué van a hacer ahora? —quiso saber.

—Nada —habló Apple Bloom luego de pensarlo unos segundos.

—Por ahora… —aclaró Scootaloo—. No tenemos pruebas contra ellas y sin tu palabra o la de Sweetie Belle, no podemos hacer nada. Igualmente te mantendremos vigilado, no lo olvides.

—Bien… —Comet dijo sin emoción alguna y siguió con su camino.


—¡Comet! ¡Por aquí! —le indicó Sweetie Belle agitando su casco sentada desde la orilla de la fuente en cuanto vio llegar al potro.

Comet se acercó a ella, saludándola tomando gentilmente y besando uno de sus cascos, tal como Rarity le había dicho que debía saludar a una yegua, en este caso, a una potranca.

—Hol… —interrumpió su saludo Sweetie Belle, ruborizándose notoriamente al ver la acción del potro, pues solo la había visto en las ilustraciones de los cuentos de hadas.

Sin saber si estaba soñando, se dio vuelta hacia la fuente y salpicó agua a su rostro. Volteó de nuevo hacia Comet, quien ahora la observaba con una expresión confundida, ¿había hecho algo mal? Sweetie Belle se veía incómoda.

—¿Te sientes bien? —le preguntó a la boquiabierta potranca que lo miraba con incredulidad, tal vez no era tan correcto como Rarity le hizo creer, Sweetie Belle se veía incómoda.

—Eh… Sí, estoy bien —Sweetie Belle agitó su cabeza para volver a la realidad.

—Muy bien… ¿Qué es lo que tienes planeado?

—Oh, te encantará. Tengo un día lleno de diversión para nosotros dos —dijo sonriente—. Sígueme.

Comet siguió a Sweetie Belle hasta una modesta cafetería no muy lejos del centro del pueblo, pero que Sweetie aclamaba tenían muy buena comida. Ambos entraron y se sentaron en una mesa con dos sillas en el exterior del edificio. No sin antes recibir una reverencia por parte de la mesera que los llevó a sus asientos. Una atención a la que Comet aun trataba de acostumbrarse. Durante el camino a su asiento otros comensales también comenzaron a hacerle caravanas; la euforia inicial de cuando se reveló que Comet era el hijo de la princesa ya había pasado, pero algunos ponies continuaron tratándolo como de la realeza por respeto, educación o incluso porque ya se les había hecho costumbre. Al menos ya nadie se atrevía a verlo de forma despectiva. No en su cara.

¿Por qué es todo esto? preguntó Comet luego de que la mesera tomara su orden. Estaba algo curioso de las intenciones de Sweetie Belle.

Es mi forma de agradecerte por todo lo que hiciste por mí respondió felizmente la potranca.

Solo arreglé tu cuerno Comet estaba algo confuso, pues se supone que las galletas que le había dado hace unos días ya habían cumplido esa función.

Sweetie Belle negó con la cabeza.

Hiciste más que eso. Me defendiste de Diamond Tiara y Silver Spoon aclaró Sweetie Belle.

Y las encubrí señaló Comet.

Eso no es importante. Sé que debiste tener una buena razón para ello lo corrigió.

No es cierto. Pensó Comet.

Después de que Rumble arruinara el almuerzo que te hice y te… se interrumpió. No sabía si era buena idea traer esos recuerdos de vuelta.

…golpeara terminó Comet la frase, alzando una ceja suspicazmente.

…pensé que me odiabas. Nos engañó a ambos y te hizo creer que yo había formado parte. Tenía miedo que aún estuvieras enojado conmigo intentaba hablar con cierto tacto. Aunque sabía que Comet no iba a enojarse por lo que le estuviera diciendo, era mejor no arriesgarse. Aun así no quitó el tono alegre y calmado de su voz . Pero ese día, dijiste que no guardabas rencor hacia mí, eso me hizo muy feliz y fue un gran alivio.

Al principio si lo creí reveló el potro con algo de pesar . Pero luego descubrí que tú no eras amiga de Rumble. Ni siquiera se hablaban lo suficiente; entendí que tú también fuiste parte de su engaño, pero no de la forma en la que pensé. Creí que ya no querrías hablar conmigo después de eso Comer rascó su nuca mientras un silencio algo incómodo se hizo presente . Vaya malentendido, ¿eh?

Y pensar que todo se habría arreglado si tan solo uno de los dos se hubiera animado a hablar.

Albos comenzaron a reír por lo ridícula que resultó ser toda esa situación y lo fácil que pudieron haber arreglado todo ese asunto, pero que tontamente ambos habían decidido evitar. A Sweetie Belle le dio mucho gusto ver a Comet reír tan tranquilamente, era muy difícil el tan solo verlo sonreír en la escuela que el que riera con ella era una excelente señal. Significaba que estaba tranquilo a su lado. Era curiosa la forma muy diferente en la que el potro actuaba en la escuela a como lo hacía fuera de ella, aunque ella ya lo sabía. Lo había visto en algunas de las ocasiones que iba a la casa de Rarity junto con Twilight y le sorprendió el ver que junto a ellas Comet era más alegre y abierto; le agradaba poder verlo en ese modo con ella.

Al poco tiempo volvió la mesera con sus bebidas y unos cuantos minutos después, les trajo su comida. Sin importar cuantas clases de etiqueta Rarity le diera, sus modales en la mesa aún daban mucho que desear. Después de todo, era un niño y, sin importar qué tan vanidoso pudiera llegar a ser, cuando se trataba de comida, todo rastro de decencia o modales desaparecía.

He querido preguntarte algo desde qué fuimos a Canterlot mencionó al recordar el viaje escolar, aprovechando para sacar tema de conversación.

¿Qué cosa? Comet alzó el rostro hacia ella toda la boca y nariz cubierta con salsa de tomate.

La pony que fuiste a visitar cuando te… nos fugamos del castillo corrigió , ¿quién era?

Ah, ella… Comet se limpió el rostro con la servilleta de tela que venía junto con el servicio . Es Cary. Ella cuidó de mí antes que Twilight durante el tiempo que viví en Canterlot dijo melancólicamente con una tierna mirada de solo recordarla.

Supongo que es muy importante para ti si te arriesgaste para ir a visitarla supuso Sweetie Belle.

Sí, ella fue como una primera madre para mí puso una tierna sonrisa.

¿Qué hay de tu verdadera mamá? preguntó inocentemente. Se percató pronto que fue un error. El ceño de Comet se frunció en una expresión de enojo.

Jamás la conocí. Me bandonó en el orfanato cuando nací repondió con rencor.

¿Y qué los demás ponies que saludaste…? preguntó rápidamente para destensar el ambiente y evitar que todo se echara a perder.

A ver… el pony del la frente a la fuente es Double Bass Chords, ya sabes quién es… explicó Comet.

Sí, el de los violines. Me lo dijiste hace unos días asintió Sweetie Belle.

La de la plaza es Inkheart, tiene una librería en Canterlot y tambien escribe buenos cuentos; los trabajadores de la biblioteca, iba muy seguido allí, por eso los conozco; y la princesa, pues creo que está de más decirlo.

Vaya, tienes muchos amigos se sorprendió Sweetie Belle, más que nada porque la mayoría eran ponies adultos . Debió ser difícil mudarte hasta Ponyville.

Conozco algunos ponies en Canterlot, es cierto, pero ninguno es mi amigo dijo con un apenas perceptible tono de tristeza . En realidad…

¿Todo en orden? interrumpió la mesera. Era normal que preguntara a los clientes por si necesitaban algo, pero con ellos estaba exagerando un poco; era entendible que quisiera darle un buen servicio al hijo de la princesa, pero se estaba extralimitando.

Ambos asintieron y negaron necesitar cualquier cosa en ese momento, a lo que la mesera asintió e hizo una reverencia antes de retirarse, recordándoles que estaba a su servicio.

Creí que preguntarías por mi ojo dijo Comet volviendo a la conversación, pero cambiando de tema . Es lo que todos preguntan.

Sí tengo curiosidad confesó , pero no quiero ser grosera. Sé que puede ser difícil para un pony de nuestra edad no poder ver.

Y he ahí lo la razón dijo irónicamente Comet.

Lo siento. ¿Dije algo malo? Sweetie Belle estaba apenada, no pretendía ofender a Comet, pero también estaba confundida, no sabía que era exactamente lo que lo había molestado.

No dijiste nada malo, es solo que todos asumen que porque mi ojo se ve así no puedo ver bien aclaró Comet . Entiendo el por qué, pero es un poco cansino tener que explicarlo a cada vez que conozco a alguien.

Y… ¿puedes ver con él? aprovechó Sweetie la oportunidad.

Puedo ver perfectamente con ambos ojos respondió después de rodar los ojos.

Una vez terminada su comida, ambos decidieron dividir la cuenta por insistencia de Comet; Sweetie Belle estaba dispuesta a pagarlo todo, al fin y al cabo, ella fue quien lo había invitado, pero Comet fue muy inflexible, argumentando que no sería correcto debido a que él comía mucho realmente buscaba una excusa para gastar el dinero que Twilight le daba.

Del restaurante, ambos partieron en dirección al cine, lugar al que Comet nunca había ido. Había varias películas, muchas de ellas con títulos demasiado cursis, incluso para Sweetie Belle, que era una romántica empedernida; se decidieron por ver una de fantasía, sin embargo, no habían llegado ni a la mitad de la película cuando Comet se quedó dormido y, eventualmente, su cabeza terminó apoyándose en el hombro de Sweetie Belle, quien se sonrojo al pensar que el potro había aprovechado la situación para mostrarse algo más cariñoso con ella, pero pronto se dio cuenta que estaba equivocada. Situación que habría quedado hasta ahí, de no ser porque Comet tendía a babear mientras dormía, dejando el hombro Sweetie Belle pegajoso, Cosa que le recriminó cuando despertó al final de la película, haciendo gestos de desagrado de tan solo recordar cuando toco su hombro todo empapado, embarrándose su casco también.

De ahí, fueron a los bolos. Ninguno sabía jugar realmente y ambos eran terriblemente malos en ello; ninguno era muy atlético o fuerte, y teniendo que jugar al estilo de un pony terrestre, es decir, sin magia, terminaban fallando cada uno de los lanzamientos, haciendo que la bola se fuera por la canaleta sin siquiera tocar un pino. Sin embargo, ambos se divirtieron riéndose de sus fracasos y que, en lugar de ir mejorando con cada intento, parecía lo contrario, aumentando más su risa.

Por último, se dirigieron al parque, no sin antes que Sweetie Belle hiciera una parada inesperada en la Biblioteca Golden Oak. Quería que Comet la conociera, siendo el lugar donde Twilight vivió antes del castillo y un lugar que posiblemente le gustaría a Comet. La biblioteca de Canterlot era mucho más grande, pero ésta también tenía su encanto. ¿Qué tan seguido puedes ver una edificación dentro de un árbol vivo?

En el parque, no hicieron mucho, se limitaron a dar un paseo ya que Comet estaba renuente a ir a los juegos o hacer algunas actividades argumentando que no quería ensuciarse en realidad no quería decir que no sabía jugar a nada . Aunque no vaciló ni un segundo en mostrarle nuevamente su bomba de brillo a petición de Sweetie Belle, quien había quedado encantada cuando lo vio en Canterlot y quería volver a verlo de nuevo, llamando la atención de otros tantos más que se encontraban por ahí que también querían ver el espectáculo que estaba dando.

- ¿Te puedo hacer una pregunta algo personal? Sweetie Belle comía un helado junto a Comet en una banca del parque. Ambos estaban muy silenciosos disfrutando de la calma del lugar.

No es sobre el ojo, ¿verdad? Bromeó.

Claro que no ambos rieron. Esperó a que los dos se calmaran para poder preguntar . ¿Por qué nunca estás con otros potros? Siempre que te veo, estás leyendo o con alguien mayor, nunca con otros niños.

El rostro de Comet se volvió en ensombrecer y su sonrisa desapareció pasando a una expresión más fría y algo triste.

No me interesa convivir con los de mi edad repitió lo mismo que le había dicho a Apple Bloom cuando estuvo con ella en la granja. Bajo la mirada . Prefiero estar solo le dio un bocado a su helado.

Pero, ¿por qué? Sweetie Belle estaba curiosa, algo en las palabras de Comet le decía que no era del todo verdad . Si tuvieras unos amigos…

Pero no los tengo. No me interesa Comet intentaba contener su frustración, desviando la mirada y modulando su voz, pues sabía que Sweetie era más sensible que las otras dos crusaders-. Todos son iguales –murmuró.

Si tan solo les dieras una oportunidad… insistió.

¿Con qué propósito, Sweetie Belle? Solo estaría perdiendo el tiempo. Tal vez no lo has notado, pero a nadie le interesa –aseguró Comet queriendo poner fin a esa conversación.

Claro que sí… Bueno, tal vez no por ahora. Pero si te mostraras más amable, tal vez…

Ya lo intenté hace mucho. ¿Yqué gané? Burlas, insultos y muhcos golpes. ¿Qué hizo el resto? Sweetie Belle se quedó en silencio . Exacto. Nada. A nadie le importó lo que Rumble me hiciera mientras a ellos los dejara tranquilos.

Pero las cosas ya no son así. Todos le tenían miedo a Rumble. Pero él ya no es un problema para nadie. Puedes intentarlo…

Entonces, si nada de eso hubiera ocurrido… si me presentara ahora como si fuera por primera vez… ¿sería aceptado por todos? ¿Todo el mundo lo haría? dijo con apenas una vaga esperanza en su rostro.

Sweetie Belle se le quedo viendo por unos instantes. Quería decirle que sí. Pero sabía que sería una mentira. Una terrible mentira. En su lugar, bajò y desviò la mirada.

Lo sabía murmuró Comet para sí mismo . Todos los ponies son iguales. De qué sirve intentarlo.

Eso no significa que algunos no lo hagan insistió Sweetie Belle

Nadie ha querido hasta ahora replicò Comet.

Pero…

Quiero dejar esto muy claro, Sweetie Belle hablo firmemente . No tengo amigos porque no los quiero. No los necesito. Me gusta estar solo.

Un muy incómodo silencio se hizo presente por el resto del tiempo en que los dos terminaron con sus helados. Sweetie Belle sabía que no todo era cierto. No podía creerle que prefiriera estar solo, de ser así, por qué habría disfrutado tanto de su compañía durante todo ese día; rieron y se divirtieron juntos sin que él protestara. Pero ahora, tambien comprendía un poco más cosas desde el punto de vista de Comet. Y especialmente estendía las cosas que no dijo explicitamente, pero que se entendían entre sus palabras.

Cuando se despidieron y cada uno partió para su casa, Sweetie Belle planeó su siguiente movimiento. Pudo ver a través de la fachada de Comet, sabía que no estaba siendo del todo honesto, pero, para hacerle ver lo contrario, necesitaría ayuda.


Gracias a todos por apoyar mi trabajo.

Un abrazo y un beso. Hasta la próxima.