Capítulo 19. Discordia en el castillo.

—Adiós, Twilight. ¿Segura que no quieres que te acompañemos? —Comet le dio un abrazo a la alicornio con un tono de súplica.

—Son asuntos reales. Aún res demasiado joven para eso —explicó al pequeño potro que se despedía de ella, devolviéndole el abrazo.

—Tal vez pueda ayudar en algo como en el Festival de las Flores —insistió.

—No será como en el festival. Esto es mucho más aburrido. Además, estaré de vuelta para el atardecer —respondió Twilight.

—Está bien —acepto el potro un poco decepcionado—. De todas formas, tengo que arreglar mi cuarto.

—Se supone que ibas a hacerlo hace tres días —dijo algo suspicaz Twilight.

—¿Más vale tarde que nunca? —Comet sonrió nerviosamente.

Twilight suspiro, de nada servía discutir por ello. Debía salir pronto o perdería su tren. Entonces se giró hacia Spike y le dio un pergamino. Comet estaba seguro que se trataría de una lista de pendientes por hacer. El dragón cogió el rollo y lo abrió para darle un vistazo rápido, pero cuidando de que Comet no viera nada. Acto seguido, volvió a enrollarlo y asintió hacia Twilight diciéndole que dejara todo en sus manos, pero en un extraño tono que hacía parecer que ambos estuvieran confabulados en algo o eso pensó Comet.

Debía ser solo su imaginación. ¿Qué podían estar planeando esos dos? La simple idea que ambos estuvieran ocultando algo era muy difícil de creer, no era el estilo de Twilight.

—Debo irme —señaló Twilight—. Te dejo a cargo Spike…

—No te preocupes. Todo está bajo control —le dio algunas palmadas al pergamino.

—Pórtate bien, Comet —le dijo con un tono como si supiera que ya se traía algo entre cascos—. Los veré en unas horas —se despidió una última vez de los dos y cerró la puerta tras de sí.

—Bien, será mejor que me ocupe de esto lo más pronto posible. Twilight me dio una larga lista de tareas. Quiero terminar antes de que regrese —dijo volviendo a desenrollar el pergamino, aunque no se escuchó rastro de preocupación o pesadez en su voz al decirlo.

—¿Qué es lo que tienes que hacer? Tal vez pueda ayudarte —a Comet ahora le picaba la curiosidad ahora que Spike había hablado—. Si dividimos las tareas a la mitad, terminaríamos más rápido —sugirió gustoso el potro, no tenía nada planeado por hacer ese día, así que cualquier cosa era mejor que nada.

—Oh, ya sabes… cosas… Muy aburrido. Nada de lo que debas preocuparte —dijo nerviosamente al ver que no debió abrir la boca. Comet lo miró fijamente, aumentando sus sospechas sobre el dragón. Spike cada vez se ponía más nervioso. Era muy difícil poder mentir cuando Comet te miraba de esa forma—. Mandados, algunas compras, muy parecido a la que te dio hace unos días. Y no te apures, puedo hacerme cargo yo solo —puso una sonrisa nerviosa, mientras comenzaba a sudar en frio.

—Bien —aceptó Comet, no estando muy convencido con la explicación de Spike. Definitivamente tenía algo entre manos… cascos… garras… lo que sea. El caso es que Spike actuaba más extraño de lo normal.

—No tienes problema en quedarte solo en el castillo por un tiempo en lo que salgo a hacer mis labores, ¿verdad? —dijo aliviado, aunque no por ello menos nervioso, de que Comet no hubiera preguntado más o le hubiera pedido ver la lista. Todo se habría ido a la basura. Pero olvidó un pequeño detalle, Twilight jamás había dejado sólo a Comet en el Castillo.

—Supongo que no, pero no creo que Twilight esté muy de acuerdo con eso —respondió algo extrañado—. Aunque, no creo que se moleste si no se entera —se respondió a sí mismo. Nunca había estado solo en el castillo. Además, si preguntaba, fue idea de Spike.

—Perfecto. Entonces, me voy. Nos vemos luego —se despidió rápidamente y salió muy apresurado del castillo, como si no quisiera darle tiempo a Comet de arrepentirse.

Comet subió las escaleras y caminó por los largos y altos pasillos del castillo en dirección de su habitación con algo de pereza. Ya dentro de esta, comenzó con ordenar mucha de su ropa que estaba amontonada en una esquina; una por una fue colgando sus chalecos en una percha, guardándolos en su ropero; la ropa sucia, la colocó en una cesta para después llevarla a la lavandería, el problema era que había puesto ambas en un mismo montón, entonces, no tenía la certeza de cuál estaba limpia y cual no, usando como único criterio si olía bien o mal. Sus libros los ordenó alrededor de cinco veces, pues ninguna forma le terminaba de convencer del todo, volviendo a sacarlos y reacomodarlos de manera distinta, una compulsión que había aprendido de Twilight. Algunos juguetes, colores y útiles escolares, partituras desperdigadas por todo el suelo y una especie de aparato ortopédico dental del cual no tuvo la menor idea de dónde había salido. No era suyo, no lo necesitaba, pero entonces, ¿de quién era? El hecho de pensar que eso estuvo en la boca de alguien le hizo hacer una mueca de asco y tirarlo a la basura para después lavarse los cascos.

Poco apoco, fue levantando y poniendo en su lugar cada cosa que encontraba, solo faltaba llevar algunos libros a la biblioteca y recordar cuál era su lugar para que Twilight no enloqueciera, algo que le llevó bastante tiempo de averiguar, pues solía inventar los métodos de clasificación más bizarros que ninguna biblioteca pública optaría por usar. Una vez colocado el último libro en su lugar miró el reloj. Apenas y había pasado hora y media. ¿Cómo era posible? Comet sentía que había sido mucho más. Aprovechando que estaba en la biblioteca, pensó que sería buena idea leer algo para pasar el tiempo, como muchas otras veces había hecho.

—Este no… Este tampoco… —decía mientras desechaba el enésimo libro que hojeaba. No entendía que pasaba. Nunca se aburría de tener un libro en frente, a veces llegando a pensar que le faltaba tiempo para ello, pero ahora era todo lo contrario, pareciera que éste le sobraba; no podía concentrarse y ninguno de ellos le llamaba le atención lo suficiente. Apenas unas cuantas páginas y lo hacía a un lado. Por extraño que parezca, no tenía ánimos de leer.

Con pereza, regresó a su habitación, cerró la puerta y se tumbó pesadamente boca abajo en su cama. Quería hacer algo, pero no tenía ganas de hacer nada. Nada de lo que había le resultaba lo suficientemente entretenido

—Estoy aburrido —dijo desesperadamente apoyando el mentón en su almohada.

Frustrado, giró cabeza hacia la derecha y con apatía sostuvo la mirada fijamente en su violín. Tenía un par de días que no practicaba nada. Luego de unos segundos, se levantó y caminó hacia él con muy poco entusiasmo. Comenzó a tocar unas notas.

Genial. Está desafinado. Pensó con desgana. Comenzando a girar las clavijas hasta encontrar la frecuencia adecuada, cosa que se estaba convirtiendo en una misión imposible; Comet podía afinar su violín en poco tiempo con tan solo el oído, pero, por alguna razón, ese día simplemente no lograba encontrar la nota

—He escuchado mejores interpretaciones —se escuchó una extraña voz con un tono algo burlón detrás de él.

Comet gritó por el susto. No se suponía que alguien estuviera en su habitación. Por la sorpresa, dejó caer su violín y este golpeó el suelo, astillándose por uno de los bordes. Afortunadamente, en su aburrimiento, había cogido el barato en lugar del Chords, el cual estaba en su estuche y no en el pedestal donde solía ponerlo.

Poco le importó lo que le pasara al violín cuando estaba aterrado de ver una extraña criatura de figura serpentina saliendo del espejo de su tocador. Retrocedió un poco hasta chocar contra la pared. Comet permaneció observando con horror a la criatura más bizarra que había visto en su vida como para ser real. Una garra de león y otra de águila formaban sus patas delanteras, mientras que una de cabra y otra de dragón las traseras; tenía dos alas, una de murciélago y otra de pegaso. Su cabeza la coronaban un cuerno retorcido y unas astas de ciervo. Lo observaba fijamente con dos penetrantes ojos amarillentos y una astuta y burlona expresión en su rostro.

—¿Qué estás haciendo aquí? —exclamó con voz trémula—. No te tengo miedo.

—¿Entonces por qué estás temblando? —se acercó al potro con una expresión que podría indicar que encontraba la situación bastante divertida.

Aunque el potro lo intentara, no podía controlar sus nervios, estaba demasiado asustado de ver a esa cosa dentro de su habitación.

—Debes de estar pensando: "¿Será posible?" "¿Realmente es él?" —se burló, comenzando a dar vueltas alrededor de él—. ¿Por qué no despejas tus dudas y lo dices de una vez? Dime, ¿sabes quién soy?

—He leído sobre ti —dijo con algo de seriedad, pero aun podía notarse el nerviosismo en la voz de Comet—. Eres la encarnación del caos, Discord.

—Vaya, así que tenemos a un pequeño genio aquí —le hizo aparecer una peluca blanca con los pelos de punta y un poblado bigote falso a Comet, parodiando a un viejo físico que vivió antes del regreso de Nightmare Moon—. ¿Cómo te llamas? —le pregunto mientras Comet se quitaba su broma de encima con cierta molestia.

—Comet Dust —dijo con algo más de seguridad—. ¿Qué estás haciendo aquí? Según recuerdo, te habían convertido en piedra.

—Quise darle una visita a una amiga, pero solo te encontré a ti. Tal vez las conozcas, es una alicornio de color lavanda. Suele rondar por este lugar —el tono de Discord cada vez le era más molesto a Comet, parecía que solamente se estaba burlando de él.

—¿Twilight? Ella jamás sería amiga de alguien como tú —aseguró Comet algo inquieto, no queriendo creer que eso fuera cierto—. Ella te derrotó y lo volverá a hacer. Solo espera a que se entere. No permitirá que conviertas Equestria en… ¡OYE! ¡BAJAME! –chilló el potro al ser elevado por la magia del daconequus.

—Eres muy impertinente para estar frente al Señor de Caos en persona —le dijo Discord algo entretenido, mientras el potro se retorcía tratando de liberarse de su magia, viéndolo con una severa mirada, cogiendo todo el coraje que pudo encontrar para encararlo—. Pero estás equivocado —Discord chasqueó los dedos haciendo que Comet apareciera sobre su cama, cayendo sobre ésta—. Estoy reformado, ya no buco apoderarme de Equestria. Soy de los buenos ahora —apreció un halo de ángel sobre su cabeza mientras ponía una tierna mirada muy similar a la de Flutershy, cosa que Comet solo vio con extrañeza y algo de confusión. No podía creer esa mentira.

—¿Por quién me tomas? —dijo Comet levantándose, arreglando su ropa. Se sentía ofendido de que creyera que era tan ingenuo para caer por tal tontería—. Eres malvado…

—Parece que alguien se ha saltado sus clases de Historia Contemporánea de Equestria. He sido reformado. Fueron Twilight y sus amigas quienes me liberaron. Aunque debo decir que Fluttershy se lleva gran parte del crédito —reafirmó Discord más insistente—. Si quisiera conquistar Equestria, ¿por qué estaría perdiendo el tiempo contigo? —Comet igual no parecía convencido—. Eres más testarudo que Twilight —dijo con molestia, chasqueando sus dedos para mostrarle varias escenas del pasado. Comet miró atentamente. Aún dudaba. Podía estar mintiendo.

—Si es cierto lo que dices, Twilight no está aquí —dijo suspicazmente—. Así que puedes irte —dijo regresando a su violín, preocupándose un poco con el agujero que se le había hecho con la caída.

—Vaya modales. Para ser el Hijo de Twilight, creo que te falta ser más amistoso —comentó Discord de forma burlona, dándole una astuta sonrisa a Comet.

—Gracias, me lo dicen mu… ¿C-cómo supiste que…? —dijo atónito, girándose boquiabierto.

—No vivo bajo una roca, aunque podría —respondió sagazmente—. Toda Equestria lo sabe —Comet se quedó en silencio con una mueca de disgusto, Discord tenía una respuesta para cada una de sus preguntas y no podía atreverse a echarlo del castillo, la diferencia de poder era abismal.

Algo frustrado, Comet volvió a su violín, intentando nuevamente afinarlo, aunque en su disgusto, otra vez no pudo encontrar la nota, girando la clavija hasta que la cuerda se rompió. Comet gruñó. Dejó de nuevo el violín en el pedestal para sentarse en su cama.

Discord no pudo evitar ver esto con cierta intriga.

—¿Qué hace un potro de tu edad dentro de casa en un día soleado como este en vez de estar afuera con sus amigos? —le preguntó mientras el potro le daba la espalda.

—No puedo salir. Estoy solo en el castillo —le respondió Comet con un cierto tono de aburrimiento y algo triste—. Y no hay nada qué hacer aquí dentro. Aunque, tampoco tengo mucho que hacer afuera —no quería decirle que no tenía amigos.

—¿Y qué hay de la potranca con la que estabas hace una semana? —preguntó.

—Ella solo estaba siendo amable… ¿Estabas espiándome? —preguntó molesto.

—No. Fui a comprar nuestro té favorito para mi próxima reunión con Fluttershy cuando casualmente te vi paseando con la hermana de Rarity —dijo con un tono poco creíble—. Creí que formabas parte de su pequeño grupo de autobusqueda.

—¿Por qué estaría con ellas? Yo no les agrado. De ser así no estaría encerrado aquí —dijo con escozor.

Era curioso, pero Discord comprendió cómo se sentía Comet. Incluso podría decirse que empatizaba con él.

—Eso se arregla fácilmente –-en el acto, Discord chasqueó los dedos y de la nada el cuarto de Comet se convirtió en una extensa playa.

—¡¿Q-qué?! ¿Pero cómo…? —Comet estaba estupefacto. En menos de un segundo a su alrededor había cambiado.

—¿Acaso el título de "Señor del Caos" no te dice nada? —le respondió Discord ante la incredulidad del potro.

—Discord, te dije que no podía salir —le reclamó con preocupación.

—Lo sé. No has dejado el castillo. Míralo por ti mismo —señaló hacia una solitaria puerta en medio de toda la arena. Cuando Comet la abrió, no podía creer lo que veía, era el pasillo del castillo. No tenía sentido, la arena se extendía hasta donde la vista alcanzaba y el sol se imponía sobre el cielo. ¿Cómo es que todo eso cabía en su habitación? Ni siquiera había muros, era un espacio abierto.

—¿Cómo es esto posible? —dijo Comet rodeando la puerta intentando ver del otro lado de esta. Desde atrás, tan solo era una puerta solitaria que daba a la misma playa, pero por el frente, se veía claramente el castillo.

—No es posible. Hola. "Señor del Caos" —exclamó Discord algo molesto por la densidad del potro, señalándose a sí mismo—. Lo imposible es mi especialidad —Discord se puso en una pose algo arrogante, pero en su voz se escuchaba aun molestia.

—Debes volverlo a la normalidad. Spike no tardará en llegar. Si se entera de esto, él… —Comet se detuvo cuando una alocada idea cruzó su mente.

—Él ¿qué?... —repitió con una mirada astuta y un tanto siniestra, sabiendo que planeaba algo.

—…él se volvería loco —murmuró para sí mismo, poniendo una maliciosa sonrisa. Tal vez podría sacarle algo de provecho a la visita de Discord. El aburrimiento se había acabado—. ¿Qué más puedes hacer? —preguntó finalmente a Discord, viéndolo con astucia. El draconequus le dio la misma mirada en respuesta y con varios chasquidos, decenas de objetos y lugares aparecieron en el castillo.


—Comet, ya llegué. ¡Pero qué de…! —Spike no podía dar crédito a lo que veía. ¿Se habría equivocado de dirección? Había una jungla entera en el vestíbulo del castillo. Había animales, insectos, lianas, todo el paquete completo.

El pequeño dragón avanzó por entre los cientos de árboles que tapaban parte de la luz haciendo el trayecto más tortuoso. Tuvo que atravesar un río, trepar por varios troncos para cruzar un pantano y huir de tigres, mantícoras y otras tantas fieras más hasta llegar a las escaleras.

—Comet, ¿estás ahí? —abrió la puerta de la habitación del potro, tan solo para encontrarse la playa y un inmenso castillo de arena tamaño real, pero ningún rastro del potro—. Comet, si estuviste practicando hechizos nuevamente sin Twilight, esta vez no te cubriré —refunfuñaba el dragón, saliendo de la habitación de Comet y dirigiéndose a otra puerta. Sin embargo, casi le da un infarto al acabarse el suelo frente él. La puerta daba hacia un risco de al menos treinta metros de altura. Aferrándose solamente al picaporte, logro salvarse de la caída; balanceándose sobre éste, alcanzó de nuevo la orilla, cerrando con fuerza la puerta detrás de sí con la respiración agitada y el corazón latiéndole a todo lo que daba. Una tras otra, cada puerta que abría lo llevaba a un sitio distinto. Un lago, una montaña nevada, una interminable tormenta, el cráter de un volcán activo, hasta el fondo del océano, donde encontró peces y criaturas de pesadilla. Spike ya estaba de los nervios. Temía de lo que pudiera encontrar en la siguiente puerta que abriera.

Tras varias vuelas y decenas de puertas, escucho unos ruidos cerca. Buscando el lugar del que parecía provenir, se topó frente a la biblioteca. Prestando más atención, los ruidos eran realmente voces y una era la de Comet.

—¡Muy bien, será mejor que me digas qué está pasando aquí o…! ¡Whoaa! —El grito de Spike quedó ahogado, literalmente, cuando una columna de agua salió por entre las puertas de la biblioteca cuando las abrió, tragándose al pequeño dragón y a todo el pasillo. Tosiendo, intentando recobrar el aliento, Spike salió a la superficie tan solo para ver un enorme galeón emerger por la puerta junto a una feroz tormenta mientras ambos eran arrastrados por la fuerza del agua.

—¡Comet! Será mejor que tengas una buena explicación para esto —gritó el dragón desde el agua cuando vio al pequeño potro chocando espadas con un grupo de piratas de caricatura.

—¡Ahoy! Spike —exclamó Comet al ver al a Spike en el agua—. ¿Cómo va todo? Y es Capitpan Comet para ti.

—¡Deshaz esto en este instante! —le ordenó el furibundo dragón intentando acercarse al casco de la nave para trepar por él, pero todos sus intentos se veían frustrados debido a la fuerza del agua y la estela del mismo barco.

—No puedo. No sé hacerlo —dijo el potro sin darle importancia—. Además, nos estamos divirtiendo.

—Estamos, ¿quiénes? Si invitaste a alguien… —dijo Spike aún más molesto, creyendo que Comet había invitado a alguien a la casa sin permiso.

—Hola, Spike. Amigo. ¿Vienes a la fiesta? —le saludó una burlona voz al lado suyo. Al voltearse, no se topó con otro que el draconequus flotando sobre el agua con un envase lleno de palomitas de maíz.

—¡Discord! Debí suponer que estabas detrás de todo esto —reclamó furioso—. Devuelve todo a la normalidad.

—Mmm… No —le dijo burlonamente-. ¿Cómo va todo allá arriba, Capitan Comet? —volteó hacia el potro, ignorando por completo a Spike que estaba lanzando pestes desde el agua.

—Bastante bien, pero no me vendría mal un poco de ayuda —le respondió muy entretenido, entre la pelea con espadas y el dragón refunfuñando desde el agua, no sabía qué era más divertido.

—La ayuda va en camino —con un chasquido de sus dedos, hizo aparecer una tripulación completa, que comenzó a pelear contra la banda de piratas.

—En cuanto Twilight se entere de esto… —una ola cayó momentáneamente a Spike— …lo lamentarán.

—Que aguafiestas eres —se volvió a mofar Discord—. Te daré algo para que te entretengas —y tras chasquear sus dedos, una enorme serpiente marina salió del agua queriendo comerse a Spike. Al verse en la mira del monstruo, Spike comenzó a nadar lo más rápido que pudo para salir del alcance de esa cosa. Pero era imposible ganarle a un animal que era decenas de veces más grande que él y mejor adaptada para el agua, terminando por alcanzarlo.

—¡Discord! ¿Te haré pagar por esto! —le gritó mientras forcejeaba contra las mandíbulas de la serpiente. Discord, por su parte, solo agitaba su brazo despidiéndose del dragón que se alejaba de ellos arrastrado por la bestia, dándole una pícara mirada a la vez. Una vez estuvo fuera de vista, le guiñó un ojo a Comet, quien le devolvió el gesto con la misma expresión astuta y maliciosa sonrisa de hace rato.

Spike se movía por el castillo escurriendo agua, cubierto de arañazos a causo de los colmillos de la bestia. No sabía ni cómo había logrado deshacerse de ella. Ahora, se encontraba en busca de Comet y Discord. Tenía cara de pocos amigos, había tenido suficiente por un día, o mejor, para toda la semana. Encontró el barco encallado en lo que sería el comedor, desde donde se extendía un bosque a mitad de la noche, pero nuevamente, ninguno de los dos se encontraba en por la zona.

—Ya se divirtieron. Ahora regresen todo a la normalidad —reclamó gritando al aire, esperando a que lo escucharan. Tenía la sensación que aunque lo hicieran no lo obedecerían.

Poco después de adentrarse en la arboleda, fue sorprendido por una jauría de lobos de la cual, como no podía ser de otra manera, Comet era el líder, montado sobre el lomo de uno. Por órdenes del potro, la manda comenzó a darle caza al dragón, quien salió despavorido del lugar. Si la lucha contra la serpiente lo había dejado exhausto, la carrera contra los lobos fue peor. No podía creer lo rápido en que cambiaron las tornas. Se supone que él estaba a cargo y ahora huía del potro que se supone debía obedecerle, pues, en cierto modo, Spike era como su hermano mayor.

Sin embargo, todo estaba lejos de terminar. Bioma tras bioma, habitación tras habitación, Comet lo perseguía o azotaba con quién sabe qué cosas inesperadas y alocadas se le ocurrieran. Un tornado, una caída libre, en la cual Discord simuló ponerle un paracaídas, pero cuando intentó abrirlo, sólo salieron útiles escolares; huir de una quimera, entre muchas otras.

Spike ya no podía más. Desesperado por descansar un poco de las jugarretas del potro y las bromas pesadas de Discord, salió del castillo, cerrando la puerta esperando que ninguno de los dos lo hubiera visto.

—Spike… ¿Qué te ocurrió? —le preguntó una voz consternada a unos cuantos pasos de él.

—¡Twilight! Gracias al cielo —gritó Spike con emoción y cierto alivio. Por estar ocupado huyendo de Comet, no reparó en el paso del tiempo. Ya estaba atardeciendo. Los rayos del sol extinguiéndose en el horizonte pintaban el cielo de un tono anaranjado rojizo. Pero lo que más le importaba en ese momento, Comet estaba en problemas en cuanto Twilight entrara al castillo—. ¡Rápido, tienes que entrar! —le indicó.

—¿Por qué tanta prisa? —dijo una confundida Twilight al ver la desesperada actitud de Spike.

—Es Comet. Se volvió loco. El castillo es un desastre. Intenté hacer que parara, pero no me escucha. Discord está… —le explicó brevemente, pero omitiendo demasiados detalles.

—¡¿Discord?! —exclamó Twilight entre confundida, molesta y asustada.

Twilight abrió la puerta sin demora, sorprendiéndose al entrar.

—¿Lo ves? Te lo dije. Es un desastre —quiso darse razón el dragón entrando detrás de ella con una expresión de satisfacción.

—Veo que todo está como siempre —le respondió con algo de fastidio y confusión.

—¡¿Cómo?! —exclamó Spike, volteando a ver el lugar. Todo estaba en orden. Nada de selvas, desiertos o rastros de la rapsodia que había vivido—. Pero… no lo entiendo. La selva, los animales, el barco, una serpiente marina casi me traga… —intentó explicarse. Toda esa pesadilla no pudo ser falsa.

—¿Es acaso una especie de broma? —le preguntó inquisitivamente—. Porque estoy demasiado cansada para juegos.

—A la biblioteca… —ordenó Spike pesando en voz alta.

—¿Disculpa? —exclamó Twilight con molestia.

—Vamos a la biblioteca, rápido —empujó a Twilight para apresurarla.

Siguiéndolo, pero muchas dudas, Twilight siguió al dragón hasta las grandes puertas de su biblioteca personal.

—No respires —le indicó pensando que nuevamente saldría una marejada de ahí, pero…

—¡Jaque Mate! —se oyó el grito de Comet en cuanto Spike abrió la puerta.

—Ya van veintiséis a dieciocho —dijo Discord con fastidio y frustración-. ¿Al mejor de setenta y cinco? —añadió animadamente.

—Discord… —Exclamó Twilight al ver al susodicho jugando ajedrez con el potro.

—Hola, mamá —saludo el potro a la alicornio al voltear a verla cuando la escucho hablar. Ya solía decirle mamá algunas veces, pero solo cuando estaban a solas.

—Hola, Princesa Twilight —saludó discord con su tono burlón usual. Gracias a eso es que siempre era difícil saber si estaba ocultando algo o no.

—Hola, Comet. Ya estoy de vuelta —dijo algo extrañada, no pudiendo quitarle la vista de encima al draconequus.

—¿Cómo estuvo tu viaje? ¿Qué tal Canterlot? —preguntó inocentemente el potro, intentando no prestarle atención a Spike, quien tenía una tonta y divertida expresión en su cara.

—Algo aburrido, pero así son los asuntos reales —resumió Twilight.

—¡Acaso es una broma! —chilló el dragón no pudiendo contener más la frustración—. Confiesen. ¿Qué paso con la jungla, el barco pirata y la manada de lobos? ¿Cómo se deshicieron de todo tan rápido?

Comet y Discord se miraron con extrañeza.

—¿De qué estás hablando, Spi…? —preguntó el potro, confundido.

—¡No! No te hagas el inocente conmigo —interrumpió el dragón, furioso-— Convirtieron el castillo todo un caos. Casi me traga una serpiente marina y luego me perseguiste con una manada de lobos.

-—Comet, ¿tienes algo que decir al respecto? –le preguntó Twilight con un tono muy serio. Lo que decía el dragón era una locura. Pero conocía lo que podía maquinar la mente de Comet y con Discord ahí, todo era posible.

—Para nada —Comet negó con la cabeza—. Luego de regresar de hacer sus tareas en el pueblo, se quedó dormido. He estado jugando con Discord desde entonces.

—¿Estás seguro de eso? —inquirió Twilight.

—Eh… Sí —dijo Comet un poco nervioso. Era obvio que Twilight sospechaba.

Spike no podía creer lo que oía. Se negaba a creer que todo fuera un sueño. Todo eso era real, debía ser real.

—Pero… Eso es imposible… Yo… Tú… Discord fue… Agh, olvídenlo, me voy a la cama —balbuceó intentando encontrar explicación, pasando por alto el poder de Discord y finalmente dándose por vencido. Se retiró, estando completamente exhausto y molesto como para seguir discutiendo.

—¿Y qué hay de ti? ¿Qué estás haciendo aquí, Discord? —preguntó algo irritada.

—Oh nada… Solo vine a conocer al potro que adoptaste hace meses. Algo que claramente no fue lo suficientemente importante para que me lo dijeras en persona. Después de todo sólo somos amigos y tuviera que enterarme por Fluttershy en nuestra reunión semanal del té hasta hace unos días —dijo ofendido.

—Ups… —exclamó Twilight en un volumen casi imperceptible—. Lo siento, Discord. Creo que me olvidé por completo.

—No me digas —le recriminó sarcásticamente.

—Bueno, más vale tarde que nunca —intentó excusarse poniendo una nerviosa sonrisa. Algo a lo que el draconequus respondió alzando una ceja esperando alguna clase de explicación. Sabiendo que no había escapatoria, Twilight suspiró—. Perdón por no haberte presentado a Comet. Debí de haberte tomado en consideración. Estaba nerviosa de cómo podría tomárselo Comet o tú –habló sinceramente, con lo que Discord relajó su expresión y le dio una sonrisa aceptando la disculpa de Twilight.

—No voy a decir que no se impresionó un poco al verme. Digo, quien no lo estaría en presencia del Señor del Caos… —dijo pedantemente.

—Sin mencionar que saliste desde mi espejo —reclamó Comet.

—Como sea, tienes a un pequeño talento de caos aquí. Tal vez considere tomarlo como mi discípulo. Podría convertirse en el nuevo Señor del Caos—bromeó a Twilight.

—Yo no lo creo —rio Twilight—. Y a gradecería que me avisaras la próxima vez que vengas al castillo.

—Lo tendré en consideración.

—Voy a ordenar algo para cenar, Comet; no creo que Spike esté de humor para cocinar. ¿Discord, nos acompañas?

—Bueno, si insistes —dijo con un falso tono de rendición, haciendo un gesto como si no tuviera alternativa.

—Comet, ¿qué quieres para comer? —se giró hacia el potro.

—¡Pizza! —exclamó el potro, pues entre tanto juego y bromas, se habían saltado la comida.

Twilight asintió y salió de la habitación, cerrando la puerta, dejando a ellos dos solos. Empezaron a reír a carcajadas, chocando su casco con su garra; su broma había salido a la perfección. Spike ya no sabía qué creer y Twilight, aunque sospechaba, no podía estar segura. Ese día no pudo haber salido mejor.


Gracias a todos quienes siguen mi trabajo a pesar que tardo siglos en actualizar. Espero les guste.

Un abrazo y un beso, hasta la próxima.