Capítulo 22. Pijamada con las crusaders.

—Tengan cuidado. No vayan a romper... —se escuchó algo quebrarse— ...nada. Ay, no debí aceptar tenerlas a todas aquí —exclamó Fluttershy al tener a las tres traviesas niñas corriendo y saltando por toda la casa.

Por azares del destino, la pijamada que tenían programada en Sweet Apple Acres estuvo a punto de cancelarse, pues la abuela Smith había salido a visitar a Goldie Delicious y Applejack había olvidado que tanto ella como Big Mac saldrían a hacer algunos repartos de Pies. Al no haber nadie que cuidara a las niñas y vigilar que no se metieran en problemas o se lastimaran, no habría otra opción. Así era hasta que se les ocurrió ofrecer la casa de dicha pegaso.

Sin previo aviso y sin explicarle nada a Applejack, las tres se dirigieron a su cabaña en las proximidades al bosque Everfree. Fluttershy se quedó atónita al ver que el trio de potrancas sorpresivamente aparecía en su puerta, luego de una apenada Applejack que no había podido convencerlas de postergar su reunión para otro día. Mostrándose tan comprensiva como siempre, Fluttershy aceptó hospedar a las potrancas. Ya estaban ahí, a fin de cuentas. Poco se podría hacer para dar marcha atrás.

Por lo improvisto de la situación, está de más decir que Fluttershy no tenía nada preparado para recibir a las niñas. Fue una fortuna que ellas mismas hubieran llevado bolsas para dormir, algunas mantas almohadas y hasta una tienda de acampar. El plan inicial era acampar en la granja en algún lugar entre los huertos, sería casi lo mismo que en el exterior, pero con total seguridad. Sin embargo, aquí era muy diferente. Fluttershy se negó rotundamente a dejarlas acampar incluso en las proximidades de su cabaña. Al estar tan cerca del bosque Everfree era demasiado peligroso dejar a tres potrancas afuera durante la noche. Cualquier depredador hambriento podría aparecer para hacerse con una cena fácil.

Jugaron varios juegos, como charadas, escondidas, mientras aún era de día, y vistieron y maquillaron al conejito Angel de muchas y diferentes maneras, con moños, accesorios y hasta maquillaje que Sweetie Belle había tomado "prestado" de casa de Rarity. Al pobre conejo no le quedó de otra más que rendirse, pues huir de una pony era relativamente sencillo, pero hacerlo de tres energéticas potrancas era otra cosa. En cuanto lo soltaron, Angel había buscado un lugar dónde esconderse para que no volvieran a usarlo de juguete. Entre otras cosas, ayudaron a Fluttershy a cuidar y alimentar algunos animales y hornearon galletas, intentando obtener sus Cutie Marks de paso, dejando un desorden por toda la casa

Comenzaba a atardecer. En un par de horas sería de noche. Fluttershy estaba exhausta. Cuidar de una potranca ya era suficiente trabajo, no se diga de tres; pero las potrancas no parecían tener intenciones de parar, aún tenían mucha energía. Tal vez las galletas no habían sido tan buena idea después de todo. Fluttershy se recostó en su sillón para descansar, mientras las tres aún seguían gritando por toda la casa. Era un cuento de nunca acabar.

*Toc* *Toc* Alguien toco a la puerta.

Esto llamó la atención de todas, pues no esperaban más visitas. Ya era tarde y nadie se alejaba del pueblo para esa hora, por lo que era demasiado extraño que alguien fuera hasta su casa. Inclusive las crusaders se detuvieron para ver quién podría ser cuando Fluttershy se levantó a abrir la puerta.

Fue una gran sorpresa ver a cierto potro ahí parado.

—Comet. Qué sorpresa —exclamó Fluttershy—. ¿Qué estás haciendo aquí tan tarde?

—Hola, Fluttershy. Perdón por la molestia. Solo estoy de paso —dijo amablemente y con un tono de voz que daba a entender que estaba aburrido—. Twilight me pidió que te entregara esto —levitó un pequeño paquete frente a ella.

—Oh. Es el tomo de criaturas mágicas y misteriosas que le pedí prestado —dijo con emoción al desenvolver el paquete—. Sabía que lo tenía. Por cierto, ¿dónde está…?

—Fue con Zecora a conseguir más de su té favorito —respondió sabiendo de quién hablaba.

—Oh, entiendo. ¿Quieres pasar? —le ofreció la pegaso—. Es mejor si esperas a Twilight aquí dentro, es un poco peligroso afuera cuando oscuroce.

—Gracias —dijo amablemente con una sonrisa, atravesando el pórtico. Le agradaba Fluttershy, era una pony muy amigable y tranquila—. No será mucho tiempo, no creo que tarde demasiado.

—Siéntete cómodo. ¿Quieres algo de beber? También horneamos galletas —exclamó.

Comet avanzó unos pasos hasta que vio a las tres potrancas observando desde el umbral de la puerta de la cocina, viéndolo fijamente. Comet se tensó momentáneamente, haciendo una expresión de desagrado al verlas. Pero finalmente decidió ignorarlas y siguió hasta el sillón, donde se sentó, aún con una actitud de disgusto, pero con una expresión de indiferencia.

Fluttershy dejó el libro en una mesa frente al sillón en el que estaba Comet y se dirigió a la planta superior. Bajó a los pocos minutos con otro libro, también de Twilight, uno que le había prestado algunas semanas atrás.

—¿Puedes devolverle este a Twilight? —le preguntó, tendiéndoselo.

—Claro. Se lo daré en cuanto llegue —dijo con una amable sonrisa, haciendo como que las demás no estaban ahí.

—Es una lástima que no vinieran antes. Zecora vino de visita hace unas horas —explicó Fluttershy—. Es curioso, me preguntó si tenía un gallo cantor —dijo no pareciendo darle mucha importancia. Sin embargo, el comentario causó que Comet alzara una ceja. Zecora era una cebra misteriosa, siempre daba la intención de saber más de lo que decía, por ello nunca hacía una pregunta sin razón.

Entonces Fluttershy se dirigió a la cocina.

Los minutos pasaban. Twilight aún no regresaba y Comet comenzaba a aburrirse; Fluttershy tarareaba una canción mientras cocinaba algo que olía delicioso desde la cocina, probablemente espagueti; y las crusaders mantuvieron su distancia de Comet dándole uno que otro vistazo rápido al potro. Varias veces, el potro cambió de posición en el sillón cuando se entumía o se cansaba. Poco después, al no tener nada más que hacer, cogió el libro que había llevado a Fluttershy y comenzó a leer.

—¿Por qué no le ofreces galletas a Comet? —le dijo Fluttershy a Scootaloo al oído cuando ésta estaba distraída espiando qué hacía.

—No creo que sea buena idea. ¿Ya olvidaste lo que sucedió la última vez? Dudo mucho que quiera verme siquiera —rechazó la idea, mientras las otras dos también la miraron con inseguridad por la propuesta. Pero Fluttershy, aún optimista, no parecía preocuparse por ello.

—Es cierto que la fiesta no salió muy bien... —concordó Fluttershy.

—¿No muy bien? —exclamó Apple Bloom con ironía por lo corto que se quedaba esa frase.

—Fue un completo fiasco y todo por nuestra culpa —dijo Sweetie Belle.

—...pero evitarlo tampoco ayudará a enmendar las cosas —continuó—. Quieren enmendar las cosas con él, ¿no es así? Muéstrale algo de hospitalidad. Que vea que te interesas en él. Eso hará que se sienta más tranquilo. Además, no hay mejor manera de romper el hielo que con algo delicioso, eso lo animará. Mientras más lo atrases, más se aburrirá y será más difícil hablar con él.

—No estoy segura. Comet estaba muy molesto —dijo Scootaloo.

—Inténtalo —insistió Fluttershy—. ¿Qué es lo peor que puede pasar?

Aún no muy seguras de la idea, Scootaloo tomó el platón de la mesa y se dirigió hacia la sala de estar esperando que todo saliera bien. Se acercó con cautela, aunque estaba segura que no haría nada, no con Fluttershy ahí, pero era mejor ser precavida. Se detuvo a unos pasos de él, Comet parecía no haber notado su presencia. Tragó saliva antes de hablar, sentía la garganta seca.

—Comet... —lo llamó, haciendo que éste bajara el libro y la mirara con indiferencia—. Hicimos galletas, puedes comer las que quieras —puso el platón sobre la mesita—. Mamá está haciendo chocolate, te puedo traer una taza, si quieres.

—Gracias —dijo solo por cortesía. Tomo una galleta con su magia y se dispuso a comerla. Se detuvo cuando estuvo a pocos milímetros de dar el primer bocado, poniendo una expresión de extrañeza al terminar de procesar lo que acababa de escuchar.

Al ver que Comet no estaba dispuesto a hablar, como ya se lo esperaba, Scootaloo se dispuso a volver, pero fue detenida antes de mover un solo casco.

—Espera un segundo —dijo Comet confundido—. ¿Como la llamaste? —levantó la vista para ver hacia la cocina y darle un rápido vistazo a Fluttershy.

—Ah… sí. Fluttershy es mi mamá —dijo algo extrañada, pues no era un secreto para nadie.

—¿Acaso tú también...? —preguntó Comet incrédulo, sintiendo un ligero esbozo de empatía hacia la potranca que despareció en segundos.

—No, ella es mi verdadera mamá —dijo Scootaloo.

—La vida es muy irónica —pensó en voz alta de saber que una de las potrancas que había sido más cruel con él era hija de la pony más linda y amable de todo Ponyville.

—Sé que no me parezco a ella, no tienes que recordármelo —dijo con algo de disgusto. No le gustaba que la compararan.

—Hipócrita —murmuró Comet, volviendo al libro y comenzando a mordisquear la galleta. Fue apenas perceptible, pero las tres pudieron escucharlo. Scootaloo puso una expresión de culpa, pues ella había hecho lo mismo hace apenas unos días y le había dicho cosas peores, como decirle que Twilight debería deshacerse de él.

Comet no se veía molesto, no del todo, y estaba medianamente relajado. La galleta realmente había funcionado, sorprendentemente. Tenía una oportunidad para hablar con Comet nuevamente, no debía desperdiciarla, no de nuevo. Cerrando con fuerza los ojos y apretando los dientes mientras intentaba dejar su orgullo a un lado y buscar el valor necesario para lo que iba a hacer.

—Lo siento, —dijo sorprendiendo a todo el mundo. Inclusive a Comet. Tanto así que desactivó su magia inconscientemente, dejando caer la galleta y el libro.

—¿Qué dijiste? —preguntó aún sin poder creer lo que había escuchado.

—Que lo siento. Lamento todas las cosas malas que dije de ti —dijo nuevamente.

—Las tres lo sentimos —corrigió Apple Bloom.

—Tienes todo el derecho de estar molesto con nosotras. No te ayudamos cuando debimos hacerlo —dijo Sweetie Belle apenada—. Rumble no te habría hecho tanto daño de haber hecho algo. Pero le teníamos tanto miedo que no nos atrevimos a hacer nada. Echamos todo a perder.

—No, yo lo eche a perder —dijo Scootaloo—. Fui yo quien dijo todas esas cosas horribles. Fui yo quien se negó a aceptar a Comet. Soy la única culpable. Ustedes querían darle una oportunidad a Comet, pero yo... —se lamentó—. Fue más fácil para mí el pensar que eras un bravucón y un... —comenzó a sollozar, sintiendo el peso de su error—. Me negué a creer que podrías ser alguien diferente. Que no eras realmente así. Si hay alguien con quién debes estar molesto, es conmigo. Ellas intentaron hacerme cambiar de opinión, pero no quise escucharlas. Yo… —comenzó a enjugarse las lágrimas. Sorprendiendo a todos, era la primera vez que veían a Scootaloo llorar— ...te dije cosas terribles. Haciendo que mis amigas pagaran también por mi necedad. Lo... Lo siento. Lamento cada palabra que te dije. No me di cuenta del daño que te estaba haciendo. Fui yo quien arruinó todo. Soy la única culpable —repitió—. No quise ver que en el fondo realmente querías hacer amigos. Por eso fuiste a nuestra casa club; por eso nos diste una oportunidad a nosotras también. Y yo... yo te alejé de la manera más cruel. Por favor... perdóname —dijo ya con un llanto bastante profuso y con la voz muy cortada—. Es mi culpa.

Comet estaba muy sorprendido. No esperaba una disculpa tan sincera y emotiva. De hecho, no esperaba ninguna disculpa. Mucho menos de Scootaloo. De Sweetie Belle, tal vez. Pero está era más de lo qué habría imaginado. No sabía cómo responder. Una parte de él entendía, incluso podía ver que no era tan diferente a Fluttershy como había creído en un principio; pero la otra no quería creerles, aún sentía la herida muy abierta y llevaría su tiempo que cerrara.

Luego de sopesarlo un poco, se acercó hacia la pegaso, que ahora estaba sentada sin poder parar de llorar, le alzó el rostro haciendo que ésta lo mirara fijamente. Por alguna razón, esto logró calmarla un poco. El ver que se había acercado a ella y que le preocupaba. Era como dar un primer paso. Significaba que no estaba todo perdido. La ayudó a ponerse de pie.

—Yo... no puedo perdonarlas. No aún —dijo seriamente, pero no estaba molesto. Las crusaders pudieron ver que en había una lucha interna dentro del potro. Aun así, esto las desanimó un poco—. Necesitaré tiempo para pensarlo.

—Está bien. Lo acepto —respondió Scootaloo, algo triste de escucharlo, pero queriendo mantenerse positiva.

—También nosotras —afirmó Sweetie Belle. Apple Bloom solo asintió—. Pero, si necesitas cualquier cosa, lo que sea, no dudes en pedirlo. ¿De acuerdo?

Comet solo asintió.

Desde la cocina, cierta pegaso los observaba conmovida con tal situación y orgullosa de las tres potrancas que se habían armado de valor para hacer lo correcto.

El reloj que Fluttershy tenía colgado en la pared que separaba la sala de la cocina sonó al marcar las ocho de la noche, justo a tiempo para interrumpir la conversación; llamando la atención de dos ponies en especial.

—Cielos, ya es muy tarde —exclamó Fluttershy viendo su momento para salir, volteando a ver el reloj.

—Twilight aún no llega —dijo Comet con algo un tono de preocupación.

—Tranquilo. Seguramente está habñlando con Zecora y perdió la noción del tiempo —intentó reconfortarlo Fluttershy, ocultando su propia preocupación—. Seguramente ya viene en camino. Mientras tanto, ¿por qué no nos acompañas a cenar? El chocolate ya está listo y...

Un gran escándalo se escuchó afuera en ese momento. Las gallinas de Fluttershy estaban alborotadas, gritando y aleteando.

—Es ese zorro otra vez —exclamó Fluttershy con una faceta disgustada que Comet nunca había vito antes. Se dirigió a la puerta—. Ha estado intentando llevarse a mis gallinas desde hace semanas. Iré a revisar. Ustedes quédense adentro —indicó.

Rápidamente, la pegaso fue a calmar a sus aves y a alejar al intruso. Sin hacer caso, las crusaders salieron, pero no se alejaron mucho de la casa. Lo hicieron justo a tiempo para ver una sombra alargada alejarse rápidamente volviendo al bosque.

—Ay no, falta Henrietta —exclamó una vez terminó de contarlas.

—Aquí hay unas huellas y un agujero en la malla —dijo Scootaloo a unos pasos al lado de ella.

—Creí haberles dicho que se quedaran adentro —dijo molesta, pues sus advertencias sobre los peligros de la noche no eran un juego, Scootaloo debía saberlo mejor que sus amigas—. Regresen de inmediato a la casa.

Las tres regresaron adentro, seguidas de Fluttershy, quien las miraba con reproche por su desobediencia.

—¿No vas a ir a buscarla? —preguntó Scootaloo.

—Es muy tarde y está muy oscuro. Iré por la mañana —dijo con preocupación, pues era muy probable que su gallina no sobreviviría para mañana—. Es hora de cenar. Vayan a asearse.

Rápidamente los cuatros potros se dirigieron al baño, empujándose y amontonándose mientras peleaban por ocupar el lavabo, al menos las crusaders. Comet se mantuvo más calmado detrás de ella. Normalmente lo era, pero en esta ocasión lo era aún más; su mente estaba demasiado ocupada en otras cosas.

—Hay otro baño arriba —indicó Fluttershy—. Es la segunda puerta a la izquierda.

—Vamos, Comet —exclamó Apple Bloom, siendo a la que dejaron atrás las otras dos.

—¿Por qué tanta prisa? La comida no irá a ninguna parte —dijo sin emoción alguna el potro.

—No conoces a esas dos —dijo Apple Bloom burlona.

Apple Bloom comenzó a correr escaleras arriba, siendo seguida por Comet, quien caminaba con más tranquilidad e indiferencia en general. Al no fijarse por dónde pisaba, Apple Bloom pisó uno de los accesorios con los que estaban vistiendo a Angel hace rato, un collar de cuentas para ser exactos, haciendo que se resbalara, cayera y rodara escaleras abajo. Fluttershy les había pedido que recogieran todo hace mucho tiempo, pero ninguna le había hecho caso, ahora estaba pagando la consecuencia de no hacerlo. Comet apenas había subido un par de escalones cuando Apple Bloom le cayó encima, siendo tan súbito que no tuvo ni tiempo de gritar.

El golpe se escuchó por toda la casa, alarmando a los demás ahí dentro. Las demás ponies dejaron de hacer lo que hacían para ir a revisar que estaba pasando y cerciorarse que ambos estuvieran bien.

—Niños, ¿se encuentran bien? ¿Qué ocurri…? —preguntó Fluttershy un poco preocupada que alguien se hubiera lastimado—. Oh, cielos.

—Apple Bloom, Comet, ¿están bien? —preguntó Sweetie Belle, gritando de la sorpresa.

Todos miraron con sorpresa, y Sweetie Belle con horror, lo que tenían en frente. La caída al parecer no había sido muy fuerte, ambos potros estaban bien, pero lo que los dejó impactados, fue ver a Apple Bloom encima de Comet, ambos besándose. Los dos tenían los ojos cerrados con fuerza, más que nada por la caída, se habían golpeado la cabeza uno contra el otro. Apple Bloom dándole al cuerno de Comet, no lo suficientemente fuerte para romperlo, pero sí para causarle mucho dolor.

—¡Apple Bloom! ¡¿Qué crees que estás haciendo?! —gritó furiosa una pony que, para sorpresa de todos, no era Fluttershy, sino Sweetie Bella, con la cara completamente roja, no sabían si por vergüenza o por rabia.

Ambos entreabrieron un poco los ojos con algo de confusión, rápidamente abriéndolos completamente de golpe con gran sorpresa al verse en ese estado sintiendo los labios del otro contra los suyos. Inmediatamente Comet empujó a Apple Bloom hacia un lado, haciendo que ésta se quejara por la rudeza.

Ambos potros se pusieron de pie y Comet comenzó a escupir y a intentar limpiarse la boca con desagrado mientras aun sentían la sensación de ellos dos juntos en sus labios. Apple Bloom también hizo lo mismo, pero no con tanta urgencia como el potro, a fin de cuentas, había sido un accidente.

—¡Agh! Qué asco —chilló el potro mientras aun frotaba su lengua contra su casco intentando limpiarla.

—Gracias —dijo Apple Bloom sintiéndose ofendida por alguna razón.

Sin decir nada más, Comet fue escalera arriba en dirección al baño para intentar quitarse la sensación de la boca, dejando a Fluttershy intentando contener sin mucho éxito su risa al igual que Scootaloo, que no encontraban la situación más que cómica.

—¿Te importaría explicaría explicar que rayos fue eso? —espetó una iracunda Sweetie Belle.

—Cielos, tranquilízate, Sweetie Belle. Fue solo un accidente —dijo algo extrañada Apple Bloom.

—Oh, claro. Accidentalmente besaste a Comet —refunfuñó Sweetie Belle.

—¿Por qué te molesta tanto? —dijo suspicaz Scootaloo.

—No estoy molesta —negó Sweetie Belle, pero su tono de voz decía todo lo contrario.

—Podrá ser... Sweetie Belle, ¿acaso estás celosa? —sugirió Fluttershy.

—¿Celosa? ¿Por qué estaría celosa? —dijo Sweetie Belle, intentando negarlo.

—Es cierto. A Sweetie Belle le gusta Comet —recordó Scootaloo.

—No es cierto —negó nuevamente la potranca.

—Si, es cierto —dijo Apple Bloom de forma burlona.

—Que no —volvió a negarlo.

—Entonces lo que escribiste de Comet el otro día, ¿qué era? —dijo astutamente Apple Bloom recordando el día en que Comet fue a su casa club—. ¿Qué era lo que decía? Comet es lindo, tierno, considerado, talentoso... Había algunos corazones si no mal recuerdo.

—No estoy celosa y no me gusta Comet —finalizó la potranca, completamente roja de vergüenza por haberse dejado llevar por sus emociones, caminando hacia otro lado mientras las otras tres se quedaron riendo otro rato.


El resto de la noche siguió con cierta normalidad; Twilight aún no llegaba, cosa que preocupó aún más a Comet y a Fluttershy. Sweetie Belle desviaba la mirada de Comet y de sus amigas. Luego de cenar, ya estaba muy oscuro y la hora de dormir se acercaba; Fluttershy le ofreció una cama a Comet para que pasara la noche ahí. Mañana irían a investigar qué había pasado con Twilight, pues era demasiado extraño que no apareciera después de tanto tiempo. Pero él se negó. Prefirió esperar un rato más a que llegara. Mientras tanto, las demás subieron a dormir. No pasaron más de veinte minutos cuando Fluttershy fue a revisar al potro. Comet había caído dormido en el sillón en una posición bastante incómoda a la vista, por lo que Fluttershy le quitó el libro de encima con cuidado, el cual se había quedado abierto en la página de una singular criatura que el potro había marcado —Fluttershy alcanzó a leer ...atriz... antes de cerrarlo. Lo recostó con mucha delicadeza y lo arropó con una manta. Antes de subir a dormir, apagó las luces, dejando la casa en total oscuridad, llevándose el libro consigo.

Mientras tanto, las crusaders, todas compartiendo la habitación de Scootaloo, aun no estaban lo suficientemente cansadas para dormir. No hacían mucho ruido para no despertar a nadie y para no enfurecer a Fluttershy, pero no paraban de hablar de todo lo ocurrido. La repentina aparición de Comet, Twilight olvidándose de él y, lo que las mantenía más entretenidas en ese momento, el zorro ladrón. Como había mencionado antes Fluttershy, había estado causando problemas desde hace algunas semanas y, por más que lo intentó, no lograba convencerlo de alejarse de sus gallineros. Fue entonces que Apple Bloom tuvo la brillante idea de salir a cazar al zorro y encontrar a la gallina perdida. Fluttershy estaría muy feliz de recuperar a su gallina y tendría más tiempo para convencer al zorro una vez lo hubieran capturado. Era un plan libre de fallas. ¿Qué podría salir mal? Hasta podrían obtener sus Cutie Mark de cazadoras de zorros, uno nunca sabe.

Logrando convencer a las demás, las tres se levantaron de la cama, cogieron algunas redes, sogas, una linterna y bajaron listas para salir de casa. Caminaron sigilosamente intentando hacer el menor ruido posible, cosa difícil en un piso de madera, en especial en las escaleras que rechinaban en cada peldaño. Una vez estuvieron abajo, un movimiento las hizo quedarse completamente inmóviles, incluso mantuvieron la respiración, a la espera que nadie las hubiera descubierto.

Al ver que todo estaba en calma, se acercaron a donde lo habían visto. Primeramente, pensaron que se trataba del conejito Angel, lo cual sería malo, pues no dudaría en delatarlas como venganza. Al acercarse, vieron que era otro de los "invitados". Comet. Profundamente dormido en el sillón.

—¿Está dormido? —preguntó Scootaloo.

—Voy a comprobarlo —indicó Apple Bloom.

Entonces acercó su casco hacia la cara de Comet, dispuesta a tocarlo para ver si solo estaba fingiendo. Cosa que igualmente no tenía sentido si estaba fingiendo, no se movería.

—¿Qué haces? No —intentó detenerla Scootaloo, pero ya era tarde.

—Comet... —susurró Apple Bloom intentando llamarlo al momento de darle un ligero toque en una mejilla. Sin embargo, sus ojos se abrieron con sorpresa, inmediatamente pasando a una expresión de disgusto—. Agh, que asco —exclamó la potranca, pero en un tono más alto. Siendo silenciada casi al instante por sus amigas.

Como siempre, Comet solía babear cuando dormía, y mucho. Apple Bloom había tocado justamente en la parte en la que estaba recostado hace apenas unos momentos, por lo que toda su mejilla estaba llena de saliva, tan viscosa que un hilo colgaba del casco de Apple Bloom y la mejilla de Comet, el cual no se caía sin importar cuanto lo agitara.

Sin embargo, el ruido fue suficiente para que el potro comenzara a dar señales de despertar. Esto hizo entrar a las tres potrancas en pánico, haciendo que caminaran lo más rápido que pudieron sin hacer ruido hasta la puerta y salir de ella. Comet se sentó justo en el momento exacto para escuchar la puerta cerrarse y verla de reojo, pero estaba tan soñoliento que no logró entender qué había pasado.

—¿Mamá? —dijo aún modorro limpiándose por reflejo la saliva de la cara con su brazo.

Las crusaders corrieron a toda velocidad hasta adentrarse algunos metros en la espesura. El follaje era tan frondoso que la luz de la luna no alcanzaba a penetrarlo para iluminar su camino. Sacaron la linterna y comenzaron a caminar siguiendo el rastro de huellas que había dejado la gallina. Lo siguieron por algunos metros, pero pronto estas desaparecieron frente a unos arbustos. Intentaron buscar dentro de ellos, pero nada. Continuaron por algunos metros más y se toparon con otro rastro, el del zorro. Rápidamente intuyeron que éste último la había atrapado y por eso las huellas habían desaparecido. Sin embargo, cerca de ahí, Scootaloo encontró otras huellas, también de ave, pero un poco más grandes que las de una gallina normal, pero por la oscuridad y la emoción ninguna se percató de ello.

—¿Qué están haciendo las tres aquí? —las sorprendió una voz detrás de ellas.

Las tres se sobresaltaron dejando caer la linterna, creyendo que Fluttershy las había descubierto, pero la voz era diferente a la de ella. Cuando voltearon hacia dónde había provenido, no vieron a nadie, solo un ojo. Un tenebroso ojo color celeste con turquesa brillando entre toda la oscuridad del bosque. No era el ojo de un pony, su pupila era vertical y alargada, más parecida a la de un gato, pero los ojos de un gato no brillan.

Las tres se miraron temerosas de que esa fuera una criatura peligrosa del bosque. Fue aún peor cuando comenzó a aproximarse hacia ellas. Intentaron alejarse, pero sus patas no respondieron, por lo que se quedaron temblando aterrorizadas. Su miedo se convirtió en asombro y extrañeza al ver a quién le pertenecía dicho ojo. En cuanto se acercó a un pequeño rayo de luz de luna que se filtraba por entre la maleza, apareció Comet. Ninguna podía entender qué clase de magia usaba, pues su cuerno no estaba activado.

—Fluttershy estará muy molesta si se entera que las tres se escaparon —dijo severamente el potro. Como si realmente tuviera autoridad sobre ellas.

—Bueno, tú también estás aquí —dijo Scootaloo, intentando defenderse—. ¿Y qué es lo que le pasa a tu ojo?

—Así es como se ve en la oscuridad. Siempre ha sido así. Durante el día sólo se ve blanco —explicó brevemente—. Vine aquí a llevarlas de vuelta a la casa y evitarles problemas. Es peligroso estar aquí afuera. Pero si quieren, puedo regresar a despertar a Fluttershy.

—No me digas que te da miedo la oscuridad —dijo Apple Bloom burlonamente.

—Y con tu ojo así, ¿puedes ver mejor en la oscuridad? —dijo Sweetie Belle al mismo tiempo que Apple Bloom.

—Sí —dijo Comet, pero no especificó a qué pregunta—. Ese no es el caso, regresaremos a la cabaña ahora y nadie tiene porque enterarse de esta excursión. Hay un camino cerca de aquí, llegaremos más rápido —dijo comenzando a caminar de vuelta.

—Espera, aún no encontramos a la gallina perdida —dijo Scootaloo.

—Ni al zorro —añadió Apple Bloom.

—No nos iremos hasta encontrarlo —declaró Sweetie Belle

—Tenemos unas huellas —añadió Scootaloo.

Sin decir nada más, Comer encendió su cuerno, haciendo levitar a las tres, que intentaron por todos los medios librarse de su magia, pero su fuerza y control eran muy buenos por lo que no pudieron hacer nada.

—Oye, bájanos —ordenó Apple Bloom al verse elevada por su magia.

—Aún creen que esa gallina sobrevivirá una noche aquí afuera. Fluttershy lo dijo para que dejaran de preguntar —dijo comenzando a caminar cargando con ellas detrás—. Y en cuanto al zorro, no lo encontrarán, son muy... —se tropezó con algo, haciendo que se desactivara su magia y las tres cayeran también.

—¿Oye qué te pasa? —se quejó Scootaloo sobándose el trasero.

Comet no respondió. Volteó a ver con que se había tropezado. Parecía haber sido una raíz, pero era extraña. Parecía tener alguna especie de pelo y por la forma, resultaba más semejante a una cola peluda tallada en piedra. Intrigado, comenzó a hurgar en el arbusto desde dónde salía llevándose una gran sorpresa.

—¡Whoa! —dio un brinco hacia atrás por el impacto.

—¿Qué sucede? —preguntó Sweetie Belle, preocupada.

—C-creo que encontré al zorro —dijo Comet aturdido sin poder quitarle los ojos de encima con una expresión de asombro y terror.

Al acercarse, las tres pudieron ver la razón. Realmente era el zorro. Quien sabe si era el mismo de hace rato, pero lo tenebroso es que estaba completamente petrificado. Literalmente estaba convertido en piedra. Había una expresión de miedo en la cara del animal, mientras su pose indicaba que había tratado de retroceder de su atacante justo en el momento en que fue capturado en el acto.

—¿Qué fue lo...? —intentó preguntar Apple Bloom.

Entonces algo llegó a la mente del potro.

—Las huellas que encontraron, ¿cómo eran? —preguntó Comet temeroso.

—Como las de una gallina o un ave. ¿Por qué? —respondió Scootaloo algo confundida.

—Las huellas, el zorro convertido en piedra, Zecora preguntando por un gallo cantor —recapitulo Comet con vos temblorosa.

Sus ojos se abrieron rápidamente con terror al reconocer perfectamente qué estaba pasando. Acababa de leerlo justo hace unas horas en casa de Fluttershy. Una nefasta e incomprendida criatura que no se había visto en cientos de años. No solían acercarse a los extremos del bosque Everfree.

—Tenemos que irnos ahora —dijo con mucho miedo, poniéndose de pie rápidamente.

—¿Por qué? ¿Qué ocurre? —preguntó Apple Bloom incomprensiva, al igual que sus otras dos amigas.

—Hay un Cocatriz —exclamó Comet histérico.

—¿Un qué? —preguntó Scootaloo aún más confundida.

—Una criatura mitad dragón mitad gallina. Sólo sale de noche y convierte en piedra a todo al que ve a los ojos. Debemos irnos ahora —volvió a decir con más desesperación.

Se giró para emprender su camino, sin embargo, frente a él ahora había una tenebrosa figura con la misma descripción que acababa de dar. Soltando un grito por la sorpresa, inmediatamente cerró sus ojos con fuerza y retrocedió tapando su rostro con su brazo.

Las crusaders también lo vieron, girando sus rostros para no verlo, pero la criatura se movió rápidamente para quedar frente a ellos. En varias ocasiones intentaron salir corriendo, pero el cocatriz siempre se les adelantaba, gruñendo en lo que parecía una macabra risa. Desesperados por salir de ahí, cuando el cocatriz volvió a posarse frente a ellos, Comet giró rápidamente, arrojando tierra a la criatura con su cola, que gruñó adolorida cuando ésta le cayó en los ojos.

—¡Corran! ¡Rápido! —indicó el potro pasando corriendo al lado de la criatura.

Sin vacilar, las tres hicieron lo mismo y emprendieron carrera de vuelta a casa de Fluttershy. En cuanto se recuperó, el cocatriz lanzó un espectral rugido/graznido, comenzando la persecución de los cuatro.

Comet las guio hasta el camino, bastante amplio, el cual era más fácil de correr al no haber tantas plantas de por medio. Pero también era más fácil para el cocatriz encontrarlos, alcanzándolos rápidamente.

Se les adelantó y con su cola los hizo tropezar. Nuevamente se les acercó para petrificarlos también, pero Comet lanzó un hechizo que lo hizo retroceder. Entonces, Comet comenzó a lanzar uno tras otro todo su repertorio de hechizos para intentar alejar a la criatura, entre ellos, unos hechizos que lanzó al aire y estallaron en luces de muchos colores con un fuerte estruendo. Las crusaders intentaron también pelear, pero dado a que no podían verlo directamente y que era increíblemente ágil, prácticamente ninguno de sus ataques, lanzarle piedras, estaba dando en el blanco.

Sin embargo, pese a todo el esfuerzo y gracias a un descuido, Comet cayó. Intentando proteger a las crusaders, su mirada se cruzó con la del cocatriz y comenzó a convertirlo en piedra.

—¡Comet…! —gritaron con horror al verlo lentamente transformarse en una estatua.

Sin embargo, Comet les dio una última oportunidad de escapar. Al terminar de petrificarse, tomó a la bestia por la cola con fuerza para detenerla. Las tres potrancas, viendo esto, emprendieron nuevamente carrera sintiéndose culpables por abandonar a Comet, pero ahora debían buscar ayuda.

Unos metros más al frente, vieron una figura. Un pony. Comenzaron a gritar y a pedir que las socorriera, pero éste simplemente permaneció estático. En cuanto se acercaron descubrieron el por qué. La figura era nada más y nada menos que Twilight, convertida en estatua al igual que Comet y el zorro. Desesperadas, comenzaron a correr el escuchar nuevamente el grito de la criatura. Si ni una princesa alicornio había podido evitar ese destino, que oportunidad tenían tres potrancas.

La casa de Fluttershy no estaría muy lejos, pero aún le faltaba un buen trecho y la criatura era rápida. Entonces, escucharon una voz llamándolas a la distancia de entre los árboles. Una voz que llenó de alegría sus corazones, pues quien más podría hacerle frente a esa bestia además de Fluttershy. Cambiaron su rumbo hacia donde escucharon la voz y a los pocos metros se toparon con la pegaso amarilla, buscando con desesperación a los cuatro potros.

—¡Fluttershy!/¡Mamá! –gritaron las tres al verla.

—Niñas, qué les dije de salir al bosque —dijo con alivio, pero con severidad—. Debemos irnos, hay un…

—Lo sabemos... —dijo asustada Apple Bloom.

—Está detrás de nosotras —dijo Sweetie Belle histérica.

—Un momento, ¿dónde está Comet? —dijo preocupada al percatarse que le faltaba un potro.

—Comet se fue... —dijo Scootaloo aterrada.

-Él y Twilight fueron convertidos en piedra —dijo Sweetie Belle del mismo modo.

—¿C-cómo? —exclamó Fluttershy asustada.

Un tenebroso gruñido se escuchó a su alrededor, haciendo que las potrancas se pusieran a temblar nuevamente.

—Detrás de mí —ordenó Fluttershy, siendo obedecida inmediatamente por la tres.

De entre los arbustos, el cocatriz volvió a emerger, listo para atrapar a sus siguientes víctimas. Pero, contrario a lo que se esperaría, Fluttershy no desvió la mirada, en su lugar, le lanzó una mirada muy penetrante de vuelta al cocatriz, quién retrocedió un poco en el momento. Era difícil saber que veían o sentían las criaturas cada vez que Fluttershy les daba "la mirada" pues ninguna quería hablar de ello. Era conocimiento de todos que era una de sus mejores habilidades para desarmar a cualquier criatura, por más grande y aterradora que fuera, las sometía y las hacía mansas y dóciles en cuestión de segundos, había amedrentado incluso a un gigantesco dragón adulto con ella, pero ¿sería suficiente para un cocatriz?

Nuevamente, el cocatriz le lanzó una mirada a la pegaso, esperando que se convirtiera en piedra, pero empezó a hacerlo demasiado lento. Ambos mantenían un concurso de miradas muy cerrado, pero poco a poco Fluttershy se terminaría convirtiendo en piedra también.

—¿Cómo te atreves a hacerle esto a criaturas inocentes? —preguntó severamente Fluttershy a cocatriz—. Ellos no te han hecho nada para que los trates de esta manera.

El cocatriz dudó por un segundo, intentando lanzar una mirada aún más penetrante que la suya en un intento desesperado por derrotarla.

—Más te vale que devuelvas a la normalidad a todos a los que has convertido en piedra y te alejes de nosotros o de lo contrario te arrepentirás —dijo amenazadoramente Fluttershy.

Justo cuando la conversión ya estaba llegando a la cabeza de Fluttershy, el cocatriz cedió, rompiendo con su hechizo sobre ella, liberándola. Agazapado en el suelo, el cocatriz desvió ahora una tímida mirada de ella.

—¿Y bien? —le dijo autoritariamente la pegaso.

Con la cabeza baja, rápidamente el cocatriz se puso de pie y fue hacia el bosque. Las cuatro comenzaron a seguirlo y uno a uno, fue liberando a todos. Cuando Twilight estuvo fuera del hechizo, estaba confundida y con un fuerte dolor de cabeza. Poco después, fue el turno de Comet, Twilight no pudo evitar sentir el corazón encogiéndosele al verlo en ese estado. Sin embargo, a los pocos segundos el potro volvió a la normalidad, tomando una gran bocanada de aire al hacerlo. Volteó a todos lados y sus ojos se posaron inmediatamente en la alicornio lavanda frente a él.

—¡Mamá! —gritó de emoción al verla de nuevo. Ambos se dieron fuerte abrazo como saludo.

Poco después, apareció la gallina, pero ni rastro del zorro. Quizás volvió a las profundidades del bosque.

Cuando todo termino ya estaba amaneciendo. Las aves volvían a cantar y los cálidos rayos del sol volvían a bañar todo el bosque.

—Twilight, ¿podrías llevar a Apple Bloom y a Sweetie Belle a sus casas? —dijo Fluttershy algo encrespada con una sonrisa forzada, haciendo que Scootaloo se pusiera nerviosa, tragando saliva cuando su madre le lanzó una fugaz mirada. Fluttershy estaba molesta, muy molesta.

—Antes que nada, no te enojes con Comet —intervino Apple Bloom.

—Él no escapó para encontrar a la gallina como nosotras. Vino aquí intentando hacer que volviéramos a casa, pero no lo escuchamos —dijo Sweetie Belle.

—Vámonos niñas, es hora de ir a casa —indicó Twilight. Llevándose a los potros restantes con ella—. Nos vemos Fluttershy —se despidió de su amiga mientras ella solo sonreía "amablemente" y agitaba el casco en respuesta.

Cuando todos se fueron, Fluttershy volteó hacia Scootaloo con una expresión totalmente diferente. Para Scootaloo la mirada que tenía en ese momento sólo podía describirla como ojos asesinos. Atrapó a la potranca intentando escabullirse de ella mientras veía oportunidad.

—No creas que he terminado contigo —dijo seriamente y cogió a la potranca de una oreja para llevarla de vuelta a la cabaña, mientras esta solo se quejaba nerviosa por el castigo que le esperaba.


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Un abrazo y un beso. Hasta el próximo capítulo.