Capítulo 21. Enmendando las cosas.

La mañana transcurría con normalidad. El pueblo tenía su bullicio normal: los adultos trabajaban y los potros no iban a la escuela. ¿Por qué? Te preguntarás. La respuesta es muy sencilla. Ese día iba a haber reunión del consejo escolar para conocer al nuevo presidente escolar y ponerlo al tanto de los planes futuros; y, conociendo a los adultos en esos asuntos, solían explayarse demasiado con sus explicaciones ocupando todo el horario de clases.

Para los potros era casi un regalo caído del cielo, pues un día sin clases significaba otro día más para jugar, divertirse u holgazanear. Obviamente, las crusaders no iban a desperdiciar la oportunidad. Aprovecharon el día para reunirse y pensar en una manera de conseguir sus Cutie Marks. Decidieron dejar los problemas con Comet de lado por un rato, darle su espacio para que tuviera el tiempo de pensar sobre su disculpa sin sentirse presionado.

Como era costumbre, quedaron de verse en su casa club, donde ideaban todos sus planes y proyectos; era su mejor lugar para pensar. Sin embargo, esta vez fue diferente. Estuvieron pensando toda la mañana y no pudieron llegar a nada. Por alguna extraña razón, a ninguna de las tres se le ocurrió algo. Estaban en blanco. Normalmente ya tendrían un plan A, B y hasta C, pero en esta ocasión, ninguna sabía qué estaba pasando, simplemente, su cerebro se negaba a trabajar.

Algo frustradas, las crusaders decidieron dar un paseo por el pueblo a la espera que el distraerse un poco les ayudara. A veces, las mejores ideas llegaban de improvisto. No había peligro de encontrarse con Comet, pues no salía mucho y no tenía amigos, por lo que tampoco tenía motivos para hacerlo, él mismo lo había dicho; y después de la emocionante pijamada en casa de Fluttershy, lo más seguro es que estuviera muy cansado. Probablemente estaría encerrado en su habitación o en la biblioteca de Twilight. Por lo que podrían tener todo el pueblo para deambular sin riesgo y sin la posibilidad de topárselo.

—¡Cutie Mark Crusaders! —las llamó una voz acercándose rápidamente por la calle mientras caminaban hacia la plaza del pueblo—. Necesito su ayuda —pidió al momento de llegar junto a ellas.

—¿Qué sucede, Pip? —preguntó Apple Bloom al agitado potro que apenas y podía recuperar el aliento.

—Estaba con el consejo estudiantil… Les presenté mi propuesta para el nuevo mobiliario del patio… La rechazaron… Dicen que no hay fondos suficientes… —jadeaba entre frases por lo cansado que estaba, siendo notable su desesperación.

—Eso sí es un problema —comentó Scootaloo algo consternada.

—Intenté ver si podía conseguir algo de dinero, pero no pude encontrar nada. Mi alcancía está vacía —dijo tristemente al mostrar que solo había pelusa dentro de ésta.

—Regresa con el consejo y nosotras… —le indicó Apple Bloom, siendo interrumpida por Scootaloo al darle unos toques, viendo hacia el otro lado de la calle con preocupación—. ¿Qué sucede?

Sin decir nada, la pegaso señaló a una potranca de color rosado y melena lavanda con blanco al otro lado de la calle. Diamond Tiara, quien había escuchado la conversación de pura casualidad mientras deambulaba por ahí. Tenía una expresión de asombro en su rostro, no estaba segura de qué hacer. Si quería una oportunidad para reivindicarse, esa era. Con la misma expresión, comenzó a correr en dirección a la escuela, tornándose a una de seguridad y con una maliciosa sonrisa en el camino.

—Oh no —murmuraron los otros cuatro ponies al verla. Conociéndola, aprovecharía la situación para sacar ventaja.

—¡¿Qué vamos a hacer?! —gritó histéricamente Pipsqueak, intuyendo lo que tramaba Diamond Tiara.

—Tu adelántate. Intentaremos detenerla lo más que podamos —indicó rápidamente Apple Bloom. Pipsqueak asintió con preocupación y salió corriendo lo más rápido que pudo, planeando tomar todos los atajos que conociera.

—¡Diamond Tiara, espera! —gritaron las tres al emprender carrera en su persecución.

Por más que intentaron detenerla, la potranca las esquivaba con agilidad. Estaba decidida a llegar a la escuela y "solucionar" el problema, a costa de la desgracia de Pip. Pudieron frenarla y cortarle el paso algunas veces, pero no el tiempo suficiente. Le llevaba ventaja a Pip y si no hacían algo pronto, todo estaría perdido.

—¡No lo hagas! —le suplicó Apple Bloom, siendo su último recurso para detenerla.

—¡Estas cometiendo un error! —gritó Scootaloo tratando de convencerla.

—¡No hagas algo de lo que te puedas arrepentir! —le advirtió Sweetie Belle, quedándose algo rezagada.

—¡Déjenme en paz! —gruñó Diamond Tiara al no poder quitárselas de encima, eran demasiado persistentes—. ¡Ustedes no entienden!

La escuela estaba muy cerca, ya podían verla. No habían logrado detenerla y Pipsqueak no parecía estar por ninguna parte. Todo indicaba a que obtendría su venganza y siendo su madre la tesorera del consejo, no podrían hacer nada al respecto. Había ganado.

Mientras Diamond Tiara ya saboreaba su victoria y su nuevo puesto, volteo hacia la escuela e inevitablemente al patio escolar. Ahí vio a un potro que estaba peleando contra una cometa luchando por desenredarse. Comet. Llegó a su mente la última conversación que tuvieron los dos antes de despedirse, justo el día en que se hicieron amigos.

Flashback

—¿Volar cometas? —exclamó la potranca.

Estaban comiendo en un restaurante de comida rápida al que Comet ya había ido anteriormente. A Diamond Tiara se le había hecho muy extraña la petición del potro, pues no le veía la emoción a eso.

—Nunca he volado una y he querido hacerlo desde hace mucho —explicó el potro.

—La señorita Cheerilee nos enseñó a construirlas, pero no soy muy buena en ello —mencionó—. La mía terminó estrellándose en el suelo todas las veces.

—No creo que eso sea importante —dijo el potro. Diamond Tiara no entendía, si no era importante, entonces por que tomarse la molestia de pedírselo—. No hay escuela este lunes, pero no creo que al consejo le importe si usamos el patio —sugirió el potro.

—No estoy segura —dijo realmente sin saber que pensar al respecto. Pues su madre estaría furiosa luego de haberse fugado después de su última discusión, por lo que pasara en los próximos días sería incierto.

—Si cambias de opinión, estaré ahí mientras el consejo no me eche —dijo el potro, divertid—. Espero puedas ir.

Fin del Flashback

Había olvidado que Comet estaría ahí. ¿Qué debía hacer? Si veía que estaba ahí, no para estar con él, sino para robarle el puesto a Pipsqueak, podría sentirse herido y decepcionado. Ambos se habían abierto hacia el otro, y habían visto que ninguno era tan malo como creían.. Comet confiaba en que ella cumpliría su parte del trato como para darle el boleto de la gala. Había dejado su orgullo atrás y le había ofrecido su casco cuando más lo necesitaba, incluso prometió ayudarle a recuperar a Silver Spoon ¿valía la pena perder todo eso por algo tan banal? Por una parte, su madre dejaría de estar sobre ella y, quizás, la perdonaría, pero por el otro, perdería la esperanza de recuperar a su amiga; volvería a estar sola.

Incluso ese día, Comet había pensado en ella. Había un segundo cometa por si se animaba a ir. ¿Realmente estaba interesado en ser su amigo? ¿Habría problema en defraudarlo? No quería meterse en más líos con su madre. Estaba en un dilema. Podía verse la duda en su rostro. Miraba frenéticamente a Comet y al salón una y otra vez muy pensativa sin poder decidir qué era lo correcto. No podía tener las dos cosas, debía sacrificar una de ellas, el problema era saber cuál. ¿Que valía más, el puesto de presidente o Comet? El tiempo se acababa. Cada vez estaba más cerca de la escuela. Si llegaba a la puerta, no había vuelta atrás. Gruñó frustrada de tener que tomar tan difícil decisión.

Odiándose en parte por lo que iba a hacer, finalmente tomó una decisión.


Aun corriendo tras ella, las crusaders solo podían esperar por un milagro; solo les quedaba que Diamond Tiara cambiara de opinión, cosa que dudaban mucho. Viendo su derrota, tan solo siguieron corriendo hasta el final. Cuando pensaron que ya todo estaba perdido, Diamond Tiara frenó bruscamente y giró inesperadamente en U hacia el patio escolar.

La crusaders se vieron obligadas a frenar tan repentinamente como ella, clavando sus cascos lo más que pudieron para no terminar estrellándose contra ella.

Aún agitadas y con el corazón latiéndoles rápidamente, siguieron a la potranca con la mirada sin poder comprender por qué el rápido cambio de parecer. Fue colosal la sorpresa cuando la vieron acercarse a Comet y a éste saludándola fervientemente al verla, aún enredado en la cuerda de la cometa. Su impresión fue aún mayor cuando vieron a ambos abrazarse afectuosamente.

Las crusaders estaban en shock. ¿Qué diablos acababa de pasar? ¡¿Desde cuando esos dos se llevaban tan bien?! Apenas había pasado día y medio desde la fiesta, cómo era eso posible. Estaban anonadadas.

A los pocos segundos llegó un potro corriendo, casi tan cansado como ellas.

—¿Qué sucedió? ¿Dónde está Diamond Tiara? —preguntó preocupado. Extrañándose ante la expresión de las crusaders.

Boquiabiertas, las tres señalaron hacia donde se encontraban ella y Comet, dejando a Pipsqueak igual de perplejo. Tal parecía, la habían juzgado mal. Pero, entonces, ¿por qué actuar tan extraño como lo hizo? Sin mayores preocupaciones, Pip regresó a la reunión, pensando que todo había sido un malentendido, dejando a la crusaders para que ordenaran sus pensamientos.

—Ahh… Yo no… —balbuceó Apple Bloom.

—¿Cómo fue que…? —dijo atónita Sweetie Belle sin poder creerlo.

—Creo que Comet se ha unido al lado oscuro —pensó Scootaloo en voz alta.


—Adiós, mamá. Te veré luego —gritó el potro al momento de salir del castillo.

Twilight estaba muy confundida. Comet estaba extrañamente de buen humor a pesar del fiasco en la fiesta de cumpleaños. Actuaba como si no hubiera pasado nada. Sabía que tenía algo que ver con haberlo visto con Diamond Tiara, pero el potro no le decía mucho al respecto. Y justo el día anterior, le había pedido permiso de salir, cosa que nunca hacía. Ya intuía que tenía algo que ver con esa potranca. ¿Qué había pasado entre ellos dos para que estuviera tan entusiasmado? Le alegraba ver a su potro feliz, pero le preocupaba que hubiera toma do una decisión apresurada en sus amistades. Diamond Tiara no era la potranca más amable.

Comet caminaba muy animado hacia la escuela. No había clases ese día, había reunión del consejo escolar con el nuevo presidente, Pipsqueak. Pero eso no le concernía. Sus motivos eran muy diferentes. La razón era más simple: volar cometas.

Siempre había querido hacerlo, pero en Canterlot no había mucho espacio y no tenía tiempo de hacerlo, puesto que pasaba casi todo el tiempo encerrado leyendo. En cambio, Ponyville contaba con grandes espacios abiertos y buenos vientos para volar cometas de cualquier forma y tamaño casi todo el año, aunque él optó por la clásica en forma de rombo.

Estaba solo en ese momento. Invitó a Diamond Tiara a pasar el rato con él y, aunque no se negó, lo dejó en un "tal vez", inclinándose hacia el "no", pero le había dado buenas razones: su madre podría estar molesta y castigarla. Aun así, se mantuvo optimista, esperaba que su amiga se animara y lo acompañara después, habiéndose escapado una vez podía volver a hacerlo, razón por la cual le compró una cometa a ella también.

Llegó después de que la reunión ya hubiera dado comienzo. Podía escuchar las voces de Cheerilee, Pipsqueak, creyó haber oído a Rarity y demás miembros dentro del salón, entre ellos una yegua de vos petulante y muy mandona, hablando de quién sabe qué cosa, no presto suficiente atención para entenderles.

Era buen momento para volar cometas, había un buen viento proveniente del este y el cielo estaba despejado, daba la impresión de que los pegasos habían arreglado el clima para él. Tomó una y dejó la otra atada a una roca para que el viento no se la llevara. Desenredó un poco del hilo de la suya y la arrojó al cielo con mucho entusiasmo. Segundos después, la cometa cayó a plomo al suelo, dejando al potro incomprensivo sobre qué había pasado. Había viento, tenía la cometa y el hilo, ¿qué faltaba? Una y otra vez, Comet lanzaba la cometa, corría con ella o intentaba darle el impulso necesario con su magia para que se elevara, pero nada funcionaba.

En algún momento, creyó haber visto a alguien salir, pues escuchó la puerta abrirse y cerrar se con prisa, pero no alcanzó a ver de quién se trataba.

En su último intento, estaba corriendo lo más rápido que pudo, haciéndola elevarse un poco. Creyendo que ya lo había logrado y distraído en ver cómo ésta se elevaba cada vez un poco más, Comet tropezó y comenzó a dar vueltas por el suelo hasta detenerse al estrellarse contra la roca donde había atado la otra.

Se levantó. La cabeza de dolía donde se había golpeado y no podía moverse. Mientras rodaba por el suelo, el hilo se había enredado por todo su cuerpo, atrapándolo. Finalmente, la cometa cayo nuevamente, esta vez sobre su cabeza, enganchándose en su cuerno. Comet puso una expresión de frustración y fastidio. Intentó desatarse, pero estaba tan ajustado que no podía salir de ahí, mientras más se movía intentando quitarse todo el hilo de encima más se enredaba y apretaba sus ataduras.

Por un momento creyó escuchar unas voces, pero decidió ignorarlas por seguir luchando por salir de ese enredo. Entonces, por el rabillo del ojo, vio a alguien acercarse hacia él. Al voltear, pudo ver con alegría de quién se trataba. Diamond Tiara apareció entrando en el patio escolar; se había animado a pasar tiempo con él. Alzó su único casco libre para saludarla ávidamente mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro. Por obra del destino sus ataduras se soltaron un poco, permitiéndole ponerse de pie y abrazarla en cuanto estuvieron al lado.

—Creí que ya no ibas a venir —dijo con alegría en forma de broma.

—También yo… —exclamó Diamond Tiara algo avergonzada.

—¿A qué te refieres? —quiso saber el potro, algo confundido.

Diamond Tiara le contó toda la historia sobre Pipsqueak, la oportunidad para recuperar el puesto y que estuvo a punto de elegir esa opción, haciendo énfasis en que, al verlo, ya no estuvo tan segura de ello.

Comet escuchó muy atento a su explicación. Se preocupó un poco al escuchar que no estaba ahí por él, pero en cuanto escuchó lo siguiente, sus nervios se calmaron. Tal parecía que Diamond Tiara lo valoraba. No se habían hecho amigos hasta hace unos días y Comet tenía sus dudas respecto a ella, pero eso fue suficiente para que estas se disiparan. Ya lo estimaba lo suficiente para no quererlo perder. Eso puso a Comet muy feliz.

Ambos potros se abrazaron nuevamente.


Diamond Tiara le explicó lo que pudo recordar sobre volar cometas a Comet. Ambos intentaron elevar las suyas, pero casi siempre terminaban en el suelo, y cuando finalmente lo lograban olvidaban soltar más hilo y volvía a caer. Sin embargo, no era lo importante en ese momento. Diamond Tiara finalmente entendió a qué se refería con que no era importante. El volar cometas sólo era una excusa para pasar el rato y divertirse. Tanto así, que Diamond Tiara se olvidó de las crusaders y Comet no se enteró su presencia. De haberlo hecho, habrían encontrado muy divertidas sus expresiones de incredulidad.

Entre risas y bromas, no se percataron que la reunión del consejo había finalizado. Estaban muy entretenidos viendo sus cometas en el aire —por fin habían logrado mantenerlas a flote— cuando los ponies comenzaron a salir. Sin darse cuenta, una pony se les acercó por detrás y los interrumpió una no muy grata voz.

—Diamond Tiara, ¿qué estás haciendo aquí? —preguntó la voz de una yegua con un tono muy enfadado.

Un escalofrío recorrió la espalda de la potranca mientras que Comet se sobresaltaba de la impresión. Como si el ambiente se hubiera hecho más pesado, ambas cometas cayeron al suelo como si estuvieran hechas de piedra en cuanto el bramido de que aquella voz se escuchó. Ambos ponies se voltearon muy nerviosos, especialmente Diamond Tiara, pues sabía perfectamente de quién era esa voz.

—Creí haberte dicho que no salieras de casa. Estas castigada —dijo de nuevo en cuanto ambos la vieron de frente.

Diamond Tiara tragó saliva, sintiendo la garganta seca.

—Papa me dio permiso… —dijo con una actitud sumisa que nunca se había visto en ella, notándose el nerviosismo que sentía en ese momento, esperando no molestar más a su madre.

—Filthy Rich… Siempre ha sido muy blando contigo —pensó en voz alta la yegua.

—¿La yegua mandona es tu mamá? —le susurró Comet al oído, impresionado y algo temeroso. No conocía mucho a Spoiled Rich, pero se decía una yegua con la que debía tenerse cuidado.

—*Chist* Silencio —le indicó frunciendo el ceño y más nerviosa, propinándole un ligero golpe con el codo para apartarlo, volviendo rápidamente a su pose de niña buena con su madre.

—¿Y qué estás haciendo con ese flanco en blanco? —señaló despectivamente a Comet—. Te he dicho que no debes juntarte con los de su clase. Sólo míralo —dijo con desprecio.

—¿Disculpe…? —exclamó Comet, sintiéndose ofendido. Comenzó a avanzar hacia la yegua muy molesto, no le importaba quien fuera, no permitiría que algún otro pony se burlara de él.

Diamond Tiara debía hacer algo rápido. Si su madre continuaba, podría arruinar todo con Comet. Así que lo detuvo antes de que pudiera pronunciar cualquier otra palabra y escalara más el asunto. Hizo lo más indicado que le pareció en ese momento, darle por su lado.

—Madre… ¿Qué estás diciendo? —exclamó interponiéndose entre ambos para llamar la atención de la yegua, sonriendo nerviosamente. Entonces se acercó a ella y le habló en voz baja—. ¿No sabes quién es él? —Spoiled Rich quiso responder algo, pero Diamond Tiara continuó hablando sin darle oportunidad de decir ni una sola palabra—. Es Comet Dust; es hijo de la Princesa Twilight —le susurró.

Comet se vio aún mpas perplejo al escucharla.

—¿Acaso él…? —dijo sorprendida Spoiled Rich, echándole un vistazo rápido al potro.

Diamond Tiara asintió.

—Será mejor que te disculpes o lo echarás todo a perder —añadió la potranca.

Recobrando la compostura y separándose un poco de su hija, Spoiled Rich, se giró hacia Comet, quien seguía disgustado, ya no solo por como lo había señalado la yegua, si no lo que había dicho Diamond Tiara. ¿A caso todo era un engaño? Con una mirada seria y que aún denotaba algo de enfado, Spoiled Rich se dirigió al potro con una voz algo más tranquila.

—Me disculpo por lo anterior. Veo que mi hija no ha perdido el tiempo con sus amistades —dijo la yegua y acto seguido, se marchó dejando a los potros solos.

Diamond Tiara suspiró aliviada. Logró hacer que su madre se calmara y evitar nuevamente un castigo. Sin embargo, una sensación algo extraña recorrió su cuerpo, la cual la hizo estremecerse, como si un aire helado la hubiera tocado. Cuando se giró, notó la fría y suspicaz mirada que Comet le estaba dando. No estaba muy feliz con todo el asunto.

—¿Qué fue todo eso? —preguntó Comet.

—Mi madre es fácil convencer —explicó para calmar a Comet tornando los ojos—. Es muy superficial. Si cree que algo pertenece a la clase alta o le dará estatus, aceptará sin protestar. Créeme, es mejor así. Si sabe que eres el hijo de Twilight, no evitará que estemos juntos.

Comet no parecía muy convencido. Alzó una ceja en señal de que no creía del todo la historia.

—Lo dije sólo por eso, lo prometo —reafirmó, dándole una sincera sonrisa al ver la inseguridad del potro.

Comet respiró hondo para calmarse. Aún dudaba un poco, pero le daría el beneficio de la duda. Si era verdad lo que decía, se vería tarde o temprano.


-¡¿Es en serio?! –gritó Silver Spoon ofendida-. Fuimos amigas por tanto tiempo y así de fácil te olvidas de mí.

Estaban en el almuerzo. Diamond Tiara y Comet se habían juntado para pasar el tiempo, algo que sorprendió a todos sus compañeros que no sabían cómo tomar la noticia. Ambos se habían hecho mala fama por ser entrometida y agresivo, respectivamente. No querían ni imaginarse de qué eran capaces esos dos juntos. Una combinación sin duda que los había temblar. Sin embargo, contrario a lo que el resto pensaba, estaban platicando y riendo calmadamente sin prestarle atención a lo demás. Pero Comet intentaba tratar un tema más serio, ayudar a Diamond Tiara a reconciliarse con Silver Spoon. Si tan solo dicha potranca hubiera prestado más atención a la conversación antes que a sus celos no se sentiría tan traicionada de ver a ambos juntos.

—Creí que intentarías arreglar las cosas —continuó—. Encima, me cambias por Comet.

Comet se sintió ofendido por la forma de señalarlo, pero sabía que solo eran palabras producto de las emociones de la potranca, por lo que prefirió no entrometerse o empeoraría las cosas.

—No, Silver Spoon. No es lo que crees —intentó defenderse la potranca sin éxito, pues esto solo pareció enfurecer más a Silver Spoon.

—No intentes engañarme. No soy tan ingenua —respondió Silver Spoon—. Si todo lo que pasamos juntas no significó nada, está bien. Yo tampoco quiero saber nada más de ti. Ya veo que solo fui otro más de tus juegos. Espero que Comet te sea de más utilidad que yo —se dio media vuelta sintiéndose herida.

—¡Silver Spoon, espera! —gritó Diamond Tiara empezando a correr para alcanzarla, dejando a Comet detrás.

Comet se sintió un poco culpable después de eso. Solo pudo quedarse como un espectador mientas ambas discutían por el malentendido que había causado; pero era un asunto entre ellas dos, no podía inmiscuirse más de lo estrictamente necesario, era algo que debían resolver solas. Su intención había sido ayudar a Diamond Tiara a que ambas estuvieran juntas de nuevo, como lo prometió, pero su presencia no había hecho más que empeorar la situación. Silver Spoon lo malinterpreto como si la hubieran cambiado por él, sintiéndose infravalorada y desechada. No la culpaba por estar molesta, pero debió dejar que Diamond Tiara se explicara, aunque no arreglara el asunto, podría haberlo tornado para bien.

Poco tiempo después, Dimond Tiara volvió cabizbaja y muy deprimida.

—No quiere escucharme —se lamentó.

—Creo que solo empeoré las cosas —también se lamentó Comet.

—No es tu culpa. Solo querías ayudar.

El plan que estaban maquinando se había ido a la basura en cuestión de segundos. Aun así, eso no impidió a Diamond Tiara a seguir intentando hablar con ella cada vez que podía, y por varios días no dejó de seguirla e intentar explicarle, pero fue rechazada cada vez. Diamond Tiara perdía la esperanza con cada negativa que le daba Silver Spoon y ya estaba a punto de darse por vencida. Comet quería ayudar a como diera lugar, por lo que secretamente ideó un plan de respaldo. No era nada seguro y no podía hacerlo solo. Necesitaba de ayuda y, aunque lo odiara, sabía perfectamente a quien recurrir.

—Cutie Mark Crusaders —escucharon las tres potrancas una voz llamándolas desde fuera de su casa club. Era una voz un poco insegura, pero al mismo tiempo demandante, no estaban muy seguras de quién podría ser.

Al abrir la puerta, se sorprendieron de ver al potro que estaba frente a ellas. Les alegraba que no estuviera lo suficientemente molesto para ir a visitarlas, pero les preocupaba los motivos por los que decidió acudir a ellas. Aun así. Comet mantuvo una actitud sería.

—Comet. ¿Qué estás haciendo aquí? —dijo Apple Bloom sorprendida.

—Dijeron que si necesitaba algo podía contar con ustedes —entró sin esperar una invitación.

—Ah… Sí —dijeron las tres incomprensivas, mirándose con confusión entre ellas desde el umbral de la puerta.

—Bien. Porque necesito su ayuda.


—¿Comet, a dónde vamos? —preguntó Diamond Tiara persiguiendo al potro. No sabía que estaba tramando, simplemente le pidió que lo acompañara, que necesitaba ayuda y simplemente empezó a correr. Ya habían salido del pueblo y se aproximaban a los huertos de los Apple.

—Rápido, es una emergencia —indicó el potro para mantener su atención sin revelar nada.

Rápidamente, llegaron a Sweet Apple Acres y la guio entre los huertos. Se le hizo demasiado extraño que la llevara a la granja de los Apple, muy pocas veces había estado allí y sabía que no era un lugar que Comet frecuentara. Comenzaba a sospechar, pero la actitud seria de Comet la hacía dudar. Llegaron hasta una casa del árbol en una zona algo apartada, la casa club y cede de las Cutie Mark Crusaders. ¿Por qué la había llevado ahí? Comet no se llevaba muy bien con ellas, por lo que debía ser algo grande.

Subieron hasta la puerta y Comet la abrió inmediatamente. Ahí dentro, había una única potranca, que los observó con confusión, Silver Spoon; misma expresión que puso Diamond Tiara al verla.

—¿Qué es lo que…? ¡Oye! —intentó preguntar Diamond Tiara, pero Comet la empujó dentro de la casa club, cerrando la puerta y trabándola para que no pudieran salir, pudiendo ver una sonrisa victoriosa por un segundo antes de quedar a oscuras dentro de la casa, pues todas las ventanas estaban cerradas para evitar que cualquiera de ellas escapara. Las dos estaban encerradas. Por detrás de la casa, salieron otras tres potrancas que se pusieron al lado de él con expresiones triunfantes.

—Fase uno, completada —dijo Apple Bloom con orgullo.

—Ahora todo depende de ellas —dijo Comet muy serio, esperando que funcionase.

En el interior, el ambiente no era tan alegre. Ambas potrancas no estaban muy congratuladas con lo que estaba ocurriendo, en especial Silver Spoon.

—¿Que rayos estas intentando? Sea lo que sea, no va a funcionar —dijo Silver Spoon, molesta.

—No sé qué está ocurriendo. Esto no es idea mía —respondió Diamond Tiara confundida, ignorando la molestia de Silver Spoon—. ¡Comet, déjanos salir! —ordenó comenzando a enojarse también por el engaño.

—No lo haré —respondió desde detrás de la puerta—. Ninguna de las dos saldrá de ahí.

—¿De qué se trata todo esto? —demandó Silver Spoon.

—Debe ser el plan de Comet —murmuró Diamond Tiara viendo que era la oportunidad perfecta.

—¿De qué estás hablando? —dijo Silver Spoon, tardando un poco más en comprender—. Oye, a mí no me metas en tus asuntos — le reclamó reclamó—. No quiero tener nada que ver con ella.

—Una lástima. Porque no saldrán hasta que ambas hablen —dijo Comet.

—¿Y ustedes tres, por qué le ayudan? —se dirigió hacia las crusaders, quienes la habían engañado.

—Se lo debemos a Comet —explicó Scootaloo.

Intentaron las dos empujar la puerta, pero era más resistente de lo que parecía, no pudieron hacer nada. Silver Spoon gruño completamente enojada, pero ahora dirigido hacia Comet y las crusaders, olvidándose de Diamond Tiara, parte del plan de Comet. Si algo le había enseñado Cary era que cuando era demasiado necio para abrirse a algo, había que dejarlo sin opciones; justo lo mismo que hizo en la entrevista con Twilight. Esperaba que funcionase también con ellas.

—Ese potro me las va a pagar cuando salga de aquí —exclamó Silver Spoon.

—Tranquila, Silver Spoon, no es para tanto —intentó tranquilizarla Diamond Tiara, también molesta, pero no queriendo desperdiciar la oportunidad.

—Ah, ahora te preocupas por él —respondió ofendida—. Claro, como ahora son tan "amigos".

—Claro que me preocupo por él, así como me preocupaba por ti —continuó ahora que finalmente estaba dirigiéndole la palabra.

—Por favor, Diamond Tiara. No intentes engañarme. Si te preocuparas por mí, no estaríamos aquí en primer lugar —refunfuñó.

—Sé que me equivoqué, pero he intentado arreglar las cosas…

—¡Me cambiaste por Comet! Debí suponerlo. No puedo competir contra el hijo de la princesa o sí.

—Todo es un malentendido.

—Y las cosas que me dijiste en día de las elecciones, ¿también es un malentendido? ¿Qué hayas decidido dejarme de lado para pasar tiempo con Comet es un malentendido?

—¡Lo siento! ¡¿Me escuchaste?! —gritó Diamond Tiara, en un tono que era dificil decir si era de arrepentimiento o enojo. Fue un poco agresivo.

—¿Qué dijiste? —Silver Spoon estaba perpleja. En todo el tiempo que conoció a Diamond Tiara, jamás la había escuchado disculparse. Era demasiado orgullosa para eso, por lo que no daba crédito a lo que estaba escuchando.

—Dije: lo siento —repitió más tranquila, volviendo a tragarse todo su orgullo para decir esas palabras—. Lamento haberte perdido. Nada de lo que dije era cierto.

—Pero tú dijiste…

—Yo sé lo que dije. No debí hacerlo. No debí desquitarme contigo —alzó su rostro hacia Silver Spoon, entonces pudo ver que estaba llorando, haciendo un enorme esfuerzo por decir esas palabras—. La verdad es que te necesito más de lo que tú a mí. Eras mi mejor amiga… mi única amiga… y te extraño.

—Entonces, ¿por qué intentaste reemplazarme por Comet? —preguntó más calmada.

—No intentaba reemplazarte —aseguró—. Comet me estaba ayudando a recuperarte. Todo este tiempo estuvo intentando que volviéramos a ser amigas.

—¿Él intentó volver a unirnos? —estaba incrédula.

Diamond Tiara asintió.

—¿Por qué? —dijo completamente confusa.

—Es un pony agradable una vez lo conoces —dijo con una sonrisa volteando hacia la puerta. No pudo responderle, porque ni ella conocía las razones del potro.

Ambas permanecieron en silencio por un buen rato. Diamond Tiara no sabía si interpretar eso como algo bueno o algo malo, pero ya lo había dicho todo. Ahora, todo dependía de Silver Spoon

—También lo siento —dijo finalmente—. Creo que exageré las cosas —se disculpó también Silver Spoon.

—¿Amigas? —preguntó esperanzada.

—Amigas —asintió Silver Spoon, dándose un abrazo.

—Aw, ¿no es eso tierno? —una voz las interrumpió, Sweetie Belle, mirando junto a sus amigas desde una de las ventanas.

Habían estado tan concentradas en sus asuntos, que no se percataron cuándo las habían liberado, ahora todas las veían con una expresión de ternura y Comet con una de orgullo y satisfacción. Todo había salido bien. Misión cumplida. Ambas ponies se sonrojaron al verse en tan embarazosa situación, desprendiéndose inmediatamente de la otra, intentando ocultar sus lágrimas, ya no de tristeza, sino de alegría.

—Si le dicen a alguien sobre esto… —intentó amenazar Diamond Tiara sin ningún efecto.

—Vamos, no pongas esa actitud conmigo, ambos ya pasamos por esto —dijo Comet.

Fue entonces que los tres se reunieron para conocerse mejor, especialmente Comet y Silver Spoon, pues no se habían presentado formalmente hasta ahora. Mientras tanto, a unos pasos de ellos, afuera de la casa club, tres potrancas se veían inquietas, pues no sabían qué pensar de todo el asunto. Comet parecía más relajado con ellas ahora y les alegraba haber podido ayudarlo, pero no sabían que esperar de esos tres. Diamond Tiara y Silver Spoon no eran las potrancas con los mejores historiales, podrían "corromper" a Comet. Esperaban equivocarse, pero no había nada seguro.


—¿Creen que sea buena idea que esos tres estén juntos? —preguntó Apple Bloom lo que todas estaban pensando, una vez se habían ido y la casa club volvía ser sólo para ellas.

Las otras dos la observaron con caras de ignorar la respuesta, pues no sabían qué esperar. Los tres ya se habían hecho su fama, pero por lo que habían visto, todo parecía ser lo contrario a lo que habían mostrado ser, al menos Comet. Diamond Tiara se había comportado diferente por algunos días, pero aún era difícil confiar en ella.

—Si Comet está con ellas, creo que estarán bien —dijo Sweetie Belle un poco más tranquila que las otras dos—. Además, se ve feliz.

—Sabes, estaría más feliz si le dices lo que sientes por él —le dijo pícaramente Scootaloo.

Al momento, Sweetie Belle se ruborizó tanto que hacía parecer que su tono de pelaje era rojo en lugar de blanco.

—Scootaloo, dijimos que no íbamos a hablar más de eso —Sweetie Belle se abalanzó sobre Scootaloo y comenzó a perseguirla dando vueltas por toda la casa club.

—Yo nunca acepté eso —dijo riéndose, pues sabía que nunca la alcanzaría—. Además, no niegues que es cierto. Te gusta Comet. Imagina como sería si él se enterara —siguió molestando, aunque no lo decía en serio, solo era una broma para hacerla enojar.

—No te atrevas —la retó la unicornio.

—¿Tu que dices Apple Bloom? —le preguntó a su amiga que tan solo se entretenía viendo a esas dos.

—Pues, no lo sé. A Comet le gusta Silver Spoon así que… —dijo algo distraída, inmediatamente se tapó la boca con ambos cascos, con una expresión de sorpresa y horror de haber metido la pata. No era su intención revelar el secreto de Comet, habló sin pensar. Esperaba que Comet se apareciera en cualquier momento desde el suelo con una demoníaca apariencia. Obviamente, eso nunca paso, pero el temor estaba ahí

—¿Que Comet qué? —Scootaloo paró en seco de la impresión, siendo arrollada por Sweetie Belle, igual de asombrada, no pudiendo parar a tiempo.


Gracias a todos los que apoyan mi trabajo.

Un abrazo y un beso. Hasta el próximo capítulo.