Capítulo 23. Nuevos comienzos.

Había pasado poco más de una semana desde la reconciliación de Silver Spoon y Diamond Tiara. Como era de esperarse, al resto de potros no les hizo ni pizca de gracia el que los tres ponies más pesados del salón estuvieran juntos, mientras que, a otros, la minoría, no les daba importancia. En cuanto a las crusaders, aún no estaban seguras de qué pensar al respecto, pues si sabían que Comet no era del todo malo, no podían creer lo mismo de las otras dos.

Comet no habían vuelto a hablar desde aquella vez, eso las ponía un poco nerviosas. No parecía que las odiara realmente, pero tampoco le simpatizaban, no del todo. Sin embargo, aún tenían esperanza. Con el tiempo todo se sabría.

—¿En serio te dio el boleto para la gala? —preguntó Silver Spoon incrédula, luego que le contaran como terminaron siendo amigos mientras ellas dos estaban peleadas.

—Sí. Me lo ofreció como oferta de paz ese día. Le dije que no era necesario, pero él insistió —explicó Diamond Tiara.

—Baya suerte la que tuviste, Tiara. No perdiste tu tiempo mientras yo no estuve contigo —dijo burlonamente Silver Spoon, dándole un ligero golpe con el codo. Comet no entendió a qué se refería.

—No me refería a eso —dijo Diamond Tiara sonrojándose.

—¿A qué se refiere? —preguntó Comet algo despistado.

—A nada —respondió rápidamente Diamond Tiara mientras Silver Spoon contenía la risa.

—Dime, Comet. ¿No tendrás otro boleto extra guardado en alguna parte? —se acercó Silver Spoon juguetonamente a Comet, poniéndolo muy nervioso, comenzando a sudar en frio.

—N-no. Lo siento Silver —dijo intentando mantener la compostura—. Ese era el único que tenía. Intenté pedirle otro a la Princesa Celestia, pero ya es muy tarde, no le queda ninguno.

—Pues, es una lástima —dijo Silver Spoon fingiendo sentir pena—. Nos habríamos divertido mucho.

—Supongo —dijeron los otros dos, mirándose con algo de sospecha. No se escuchaba realmente triste por ello.

—El lago que mencionaron. ¿Podrían llevarme ahí? Quisiera verlo —cambió rápidamente de tema para evitar que le hicieran más preguntas.

—Claro. ¿Cuánto tiempo nos queda? —dijo Diamond Tiara.

—No el suficiente, el almuerzo está por terminar. Pero podemos ir después de clases. Ya tenía ganas de ir de todas formas, hace tiempo que no paso por ahí —mencionó Comet.

—Hablando de después de clases, ¿qué te dijo la Princesa Twilight? —preguntó Diamond Tiara.

—Fue difícil convencerla, Twilight hizo muchas preguntas. Pero logré convencerla —Comet respondió orgulloso.

—Estupendo —dijeron las dos chocando cascos.


—¿A dónde van esos tres? —preguntó curiosa Apple Bloom al ver a los tres levantarse y alejarse un poco del resto de potros. Había estado observando al trio desde hace tiempo, más por curiosidad que por otra cosa.

—Ni idea —dijo Scootaloo sin darle importancia.

—¿Quieren ir a ver que hacen? —intentó animar a las dos.

—No creo que vayan a hacer nada —dijo Scootaloo—. Mejor podríamos pensar en nuevas formas para conseguir nuestras Cutie Marks. Hace mucho que no lo hacemos.

—Opino lo mismo —concordó Sweetie Belle—. Nos hemos desviado un poco por intentar simpatizar con Comet, que terminó en un total fracaso. Creo que ahora sería prudente darle su espacio y dejar que las cosas sigan su curso.

—Vamos, Sweetie Belle. Como si de verdad no te interesara saber que está haciendo Comet. Tal vez está hablando de ti —dijo juguetonamente Apple Bloom.

—No empieces otra vez —dijo Sweetie Belle molesta al mismo tiempo que se sonrojaba notoriamente. Desde que leyeron lo que había escrito durante el día que estuvieron espiando a Comet ninguna de las dos dejaba de molestarla al respecto y ahora con lo ocurrido en la pijamada, no podía quitarse a ninguna de las dos de encima.

—Vamos, Sweetie Belle, sabes que es inútil que lo sigas negando. Por qué no admites de una vez que te gusta Comet —le sugirió Scootaloo.

—¡No me gusta Comet! —dijo poniéndose cada vez más roja.

—Mira, viene hacia acá —señaló Apple Bloom.

—¿Dónde? –exclamó con emoción, dándose cuenta inmediatamente que Comet no estaba donde apuntaba Apple Bloom, poniendo una cara de fastidio.

Ambas potrancas comenzaron a reír por haberse dejado engañar tan fácilmente. Además de que sus intentos por negarlo no servían de nada, pero aun así ella seguía tratando.

—¿Qué decías? —dijo burlonamente Apple Bloom sin poder dejar de reír.

Sweetie Belle gruñó.

—De acuerdo. Lo admito. Me… —dijo Sweetie Belle rendida y harta de que fuera el centro de sus burlas, si eso hacía que ambas se callaran, que otro remedio había.

Pero Justo en el momento en que Sweetie Belle decía esas palabras, se escuchó una explosión a unos cuantos metros de ella, a donde se habían ido Comet, Diamond Tiara y Silver Spoon, llevándose su voz, haciendo que ninguna de ellas la escuchare. Se vio un resplandor en el cielo y un montón de brillantina anaranjada comenzó a caer del cielo lentamente como si de nieve se tratara. A esta le siguieron una y otra más. Todos los potros alzaron la vista hacia el cielo por reflejo, pero se maravillaron inmediatamente al ver el despliegue de magia.

Todos reconocieron inmediatamente quien era el responsable de ello, solo conocían a un pony que sabía hacer eso, lo habían visto utilizarlo en el Festival de las Flores. ¿Por qué lo estaba usando ahora? Tal vez solo estaba practicando o divirtiéndose. La razón realmente no importaba, pues no le hacía daño a nadie y era muy entretenido verlo de nuevo.

Las tres se levantaron rápidamente para ver dónde estaban esos tres. Los encontraron en la parte más remota del patio escolar donde casi nadie iba. El mejor lugar para practicar un hechizo sin que nadie salga herido.

"¿Puedes hacerlo azul?" "Ahora rosa." "Qué tal con forma de estrella." Gritaban las dos cada vez antes que Comet volviera a lanzar el hechizo sin rechistar. Le agradaba que alguien disfrutara de sus habilidades mágicas.

—Ahora uno muy grande —dijo Silver Spoon muy entretenida, tanto que ninguno se dio cuenta de la pony que se les acercó por detrás.

Comet comenzó a cargar magia y prepararse para lanzar el hechizo.

—Comet, ¿qué te he dicho…? —los sorprendió una voz desde detrás.

Los tres gritaron del susto y dieron un brinco. Se dieron la vuelta para descubrir a su maestra. No se veía muy contenta, aunque tampoco enojada, pero eso no duraría por mucho. De la sorpresa, Comet perdió el control de su magia, soltando el hechizo antes de tiempo y fue a darle de lleno en la cara a Cheerilee.

Los tres potros vieron horrorizados. Su maestra estaba cubierta por un fino polvo brillante de color azul celeste. Ahora sí que estaba molesta. Sonrieron nerviosamente cuando ella los miró con una mirada fulminante.

—Comet. ¿Qué te había dicho de practicar tus hechizos en la escuela? —dijo lentamente Cheerilee, intentando mantener la calma lo más que pudo.

—Bueno, técnicamente este hechizo ya lo domino, por lo que no es realmente una práctica —dijo poniéndose cada vez más nervioso al ver que lentamente Cheerilee entrecerraba más los ojos. No parecía un buen momento para jugar con la semántica.

—Nosotras le pedimos que lo hiciera —dijo Diamond Tiara, sorprendiendo a Cheerilee y a las crusaders unos pasos a lo lejos pues jamás se habrían echado la culpa por algún otro pony.

—Solo nos estábamos divirtiendo —añadió Silver Spoon.

—Es por eso que nos alejamos de los demás. Así podrían verlo también sin riesgo a que salieran lastimados —dijo Comet, algo más confiado gracias al apoyo de las dos.

—¿Y esto que es? — Cheerilee se señaló a sí misma.

—En nuestra defensa, todo estaba saliendo bien hasta que apareció. Fue su culpa al distraerme lo que hizo que perdiera el control —dijo Comet arrogantemente, exaltándola aún más—. Es solo una bomba de brillo No lastimaría a una mosca. Se le quitará en una semana, espero —intento excusarse.

Finalmente, Cheerilee suspiro. Se sacudió toda la brillantina que pudo y respiró lento para tranquilizarse. Luego, se giró hacia los tres potros, quienes se veían algo temerosos.

—Quiero que se queden después de clase.

Dicho esto, se marchó de vuelta adentro del salón. Los tres se miraron con preocupación.


—No puedo creer que Cheerilee los haya dejado ir sin más —exclamó Diamond Tiara saliendo del salón terminadas las clases.

—Ah, claro, porque tener que quedarnos a limpiar el salón después de clases hasta la siguiente luna no es castigo, ahora súmale que tenemos que entregar un recado a nuestras familias y deben firmarlo —dijo Comet algo molesto, casi todo el regaño había sido para él.

—No es tan malo. Digo, no es que me guste, pero podría ser peor —dijo Silver Spoon,

—Para ustedes. Ahora tengo prohibido tener usar cualquier hechizo, ni siquiera los más básicos. Ya no voy a poder escribir, tomar o hacer cualquier cosa con magia, ¿cómo voy a sobrevivir con eso? —dijo Comet

—Sí, debe ser horrible —dijo Diamond Tiara con sarcasmo.

—Solo no puedes usar magia dentro de la escuela, aun tienes el resto del pueblo —dijo Silver Spoon.

—Ajá, ¿y qué crees que va a hacer Twilight en cuanto vea esto? —señaló el aviso que le envió Cheerilee—. Seguramente me va a dar de nuevo el sermón sobre seguridad y responsabilidad con la magia y bla, bla, bla… Tendré suerte si me permite usar magia nuevamente en la vida.

—El pueblo es muy grande, encontrarás un lugar en donde puedas practicar. Twilight no puede tenerte vigilado en todo momento —dijo Silver Spoon creyendo que Comet estaba exagerando.

—Y está nuestro escondite secreto —dijo Diamond Tiara intentando animarlo—. Y, por lo que has dicho, a Twilight también le gusta practicar magia contigo. Así que no tienes nada de qué preocuparte, no puede estar molesta para siempre.

—Hablando del escondite, dijeron que iban a llevarme —mencionó Silver Spoon.

—Cierto, ya lo había olvidado. Comet, ¿podrías llevarnos? Olvidé como llegar hasta ahí —dijo Diamond Tiara algo avergonzada.

—Tendrá que ser una visita corta, este asunto con Cheerilee nos quitó mucho tiempo Comet aceptó.

—Llegamos — Comet exclamó apartando unos cuantos helechos para abrir paso y que Silver Spoon pudiera ser la primera en pasar—. Bienvenida a Silent Willow.

—No sabía que tenía nombre —comentó Diamond Tiara detrás de Silver Spoon, quien poca atención les estaba prestando.

Silver Spoon quedó embelesada por la belleza natural que había en ese lugar, al igual que lo habían hecho Comet y Diamond Tiara en su momento. Era increíble la paz y la tranquilidad que se respiraba en ese lugar. Pensar que el pueblo estaba a unos cuantos metros y nada del ruido llegaba a este lugar.

—No lo tiene. De hecho, no aparece en ningún mapa; lo he revisado —explicó Comet—. Así que decidí darle uno. A menos que tengan otra sugerencia.

—Creo que Silent Willow le queda muy bien —dijo Silver Spoon.

—Si no aparece en ningún mapa… Creo que eso está bien. Quiero decir, así nadie sabe de su existencia y se mantendrá en secreto —comentó Diamond Tiara.

—¿Cuántos más conocen este lugar? —preguntó Silver Spoon.

—Nadie además de nosotros —dijo Comet.

—Hemos estado haciendo algunas reglas, de hecho —dijo Diamond Tiara—. Número uno: no hay mapas con la ubicación. Tenemos que memorizar el camino.

—Así como tú —bromeó Silver Spoon levantando una ceja, a lo que Diamond Tiara solo rio nerviosamente.

—Número dos: no puedes traer a nadie ajeno a este lugar, no sin que todos estemos de acuerdo —dijo Comet.

—Que les parece una tercera; no hablar de este lugar fuera de los que sepan de su existencia, eso ayudará a mantener el secreto —añadió Silver Spoon.

—Me agrada —dijeron los dos en concordancia.

—Ya pensaremos en otras luego —dijo Comet.

—Si no está en ningún mapa, ¿cómo dieron con este lugar? —inquirió Silver Spoon.

—Lo encontré por accidente. Inicialmente, este era mi escondite secreto. Venía aquí cuando quería pensar o estar solo. Ahora es de todos nosotros, son libres de ir y venir cuantas veces quieran —comentó Comet—. Solo manténganlo limpio y cuiden el lugar.

—Entendido —asintieron las dos.

—Será como nuestro jardín secreto —dijo Silver Spoon—. Podemos poner algunas flores, adornos y decorarlo a nuestro antojo.

—Nada llamativo. No queremos que los pegasos lo vean cuando sobrevuelen la zona —dijo Diamond Tiara—. Esa puede ser otra regla.

Comet vio su reloj.

—Ya es tarde. Twilight debe estar esperándonos —indicó Comet.


Twilight no sabía cómo sentirse en ese momento. Había estado tan ansiosa como nerviosa todo el día. Luego de un par de lunas desde su desastrosa fiesta de cumpleaños, Comet le había pedido por primera vez permiso para invitar a unos ponies al castillo. No se engañen, realmente eso la ponía muy feliz. No sabía cuántos vendrían, solo sabía que uno de ellos sería Diamond Taira, a hija de Filthy Rich, ellos dos se habían hecho muy unidos en las últimas semanas. ¿Cuántos más vendrían? ¿Qué iban a hacer? ¿Cómo debía actuar con ellos? ¿Había hecho suficiente comida para todos? ¿Le agradarían? Todas esas preguntas la estaban volviendo loca. Cuando le preguntó a Comet por más información, solo respondió que eran unas amigas, pero no quiso decir nada más para no arruinarle la sorpresa. Inmediatamente supuso que se trataría de las crusaders.

Si uno lo miraba desde cierto punto de vista, tenía lógica. Quizás habían hablado con Comet luego de la fiesta y habían solucionado todo el asunto o el tiempo que habían convivido en casa de Fluttershy les había dado la oportunidad de conocerse bien y habían arreglado las cosas. Ahora eran buenos amigos y querían pasar tiempo juntos. Eso debía ser.

—Comet ya se retrasó —interrumpió sus pensamientos Spike.

—Un poco —concordó Twilight, golpeando constantemente la mesa del comedor con su casco por la ansiedad—. Pero…

—Ya llegué —dijo una voz desde el vestíbulo.

—Hablando del diablo —mencionó Spike con una risa.

—Guau. Es enorme —exclamaron las potrancas al ver el castillo. Estaban impresionadas.

Era extraño que Comet las haya invitado al castillo. Apenas llevaban unas cuantas semanas de conocerse.

—¿Nunca habían entrado? —preguntó Comet un poco extrañado. Muchos ponies entraban y salían constantemente, en especial en las fiestas.

—No, nunca —dijo Silver Spoon, mirando con asombro hacia el techo. Era altísimo.

-—Bienvenido, Comet —dijo Twilight apareciendo por la puerta que conducía al comedor—. ¿Cómo estuvo la escuela?

—Hola, ma… Twilight —se corrigió Comet. Por alguna razón, no solía decirle mamá cuando había más ponies cerca. Por alguna razón se sentía incómodo—. Más o menos. Mi cerebro se niega a entender las matemáticas.

—Buenas tardes, Princesa. Gracias por recibirnos —dijeron las dos potrancas cortésmente, al mismo tiempo que hacían una reverencia.

Twilight estaba estupefacta al momento que vio a las acompañantes de Comet. No tanto por la acción de ambas potrancas, sino porque eran menos de las que esperaba y las crusaders no estaban ahí.

—Les dije que no hicieran eso —se quejó Comet.

—H-hola, niñas —saludó Twilight forzando una sonrisa, no sabiendo como sentirse en ese momento—. Bienvenidas. Comet, tienes un momento —le dijo al potro, haciéndole una señal para que se acercara.

Ambos se apartaron unos pasos para poder hablar un poco más en privado. Twilight se agachó un poco para estar a la altura de Comet y le susurró.

—¿Va a venir alguien más? —preguntó.

Comet negó con la cabeza, luego le dio una mirada confundida a Twilight.

—No es que no me agrade que tengas amigas, estoy muy feliz por ello, pero creía que vendrían más ponies. Tal vez las crusaders —se explicó.

—Yo nunca dije que eran las crusaders —dijo Comet algo extrañado por su actitud hacia ellas.

—Tampoco dijiste que no eran ellas —respondió Twilight entre dientes, como si le reprochara el hecho de que había invitado a ellas dos—. No me dijiste quienes venían.

—Las crusaders y yo no somos amigos, creí que lo había dejado en claro durante la fiesta —le recordó Comet.

—Bueno, sí. Pero creí pudieron haberse arreglado y…

—¿Tienes algún problema con ellas? —preguntó Comet algo suspicaz.

Twilight se detuvo a darles un rápido vistazo a las dos potrancas que seguían admirando el lugar, sin percatarse de su acción. Era algo decepcionante ver que solo eran dos. También había escuchado muchas cosas de ellas por parte de las crusaders y no eran buenas. Sin embargo, ahora que estaban frente a ella, no parecían tan malas y quizás Comet se sentiría herido si no las aceptaba. Eran sus primeras, Comet podría volver a cerrarse si creía que no lo apoyaba. Probablemente lo estaba pensando demasiado. Una vez lo meditó un poco, suspiró y sonrió.

—No, ninguno —se alzó y se giró hacia las visitantes—. Muy bien, ¿quién tiene hambre?

Ambas potrancas, voltearon hacia ella, emocionándose por escuchar la palabra comida. Obviamente, ambas alzaron el casco.

—Vayan a asearse antes —indicó Twilight—. Comet les mostrará el camino.

—Vengan. Pueden dejar sus cosas en mi habitación —dijo Comet comenzando a correr escaleras arriba. Ambas lo siguieron inmediatamente, deteniéndose frente a Twilight.

—Gracias, Princesa —volvieron a hacer otra reverencia.

—Qué no hagan eso —Comet les reprochó.

—Por favor, llámenme Twilight —les pidió—. Y no es necesario que hagan eso.

—¡Se los dije! —exclamó Comet desde arriba de las escaleras.

—De acuerdo —asintieron y volvieron a seguir a Comet


Twilight se sorprendió para bien cuando comenzó a convivir con ambas potrancas. Ninguna se comportaba de la manera engreída de la que solían quejarse las crusaders y tampoco hablaban de la forma petulante en que las había llegado a escuchar en lagunas ocasiones. Tal parecía que sus prejuicios le habían hecho creer mal de las potrancas, pero juraría que no había notado ningún cambio hasta ese día, especialmente en Diamond Tiara. Era de quien más había oído hablar y no de la mejor manera. Las pocas veces que llegó a hablar con su padre, Filthy Rich, y que ella estaba a su lado tenía mucho de las actitudes de su madre, y ella era una yegua de mucho cuidado. Sin embargo, se mostraron educadas y sus sentimientos hacia Comet parecían sinceros. Era un poco extraño, pero, como dije antes, no las conocía muy bien.

—Prin… Twilight, si no es muy indiscreto, ¿quién es el padre de Comet? —preguntó Diamond Tiara.

—Oye —se quejó el potro.

—No lo sé. Realmente no comparto ese tipo de relación con Comet —dijo algo ruborizada por la pregunta.

—Lo siento, no entiendo. Creímos que eras… —dijo Silver Spoon confundida.

—Soy adoptado, ya lo sabían —respondió Comet un poco molesto—. Mis padres me abandonaron en el orfanato al poco tiempo de nacer. Así que no sé quiénes son.

Ambas potrancas se observaron con remordimiento. Sintieron que tocaron alguna fibra sensible; un tema que era mejor no sacar a la luz por la manera en que Comet lo dijo, tal parecía que no le gustaba hablar de ello.

—Tal vez esa no fue la razón. Quizás ellos… —intentó animarlo Twilight.

—No necesitas suavizarlo, mamá —dijo Comet secamente—. Ambos sabemos lo que realmente paso. No querían a alguien como yo así que se deshicieron de mí.

—Lo sentimos, no debimos haber preguntado —se disculparon ambas potrancas cabizbajas, creyendo que habían arruinado la animada comida que estaban teniendo.

—No tienen por qué. Tengo una familia, Twilight es mi mamá y las tengo a ustedes. Así que supongo que valió la pena —dijo algo pensativo.

—Es cierto. No lo había pensado hasta ahora. Si eres el hijo de Twilight, eso te convierte en un príncipe —comentó Diamond Tiara, siéndole un poco extraño el comentario a Twilight, pues no tenía nada que ver con el tema en cuestión.

—Quien diría que nos haríamos amigas de un príncipe —añadió Silver Spoon

—No se confundan, no soy un príncipe —negó Comet.

—¿No lo eres? —preguntó Diamond Tiara confundida.

—Eres su hijo, eso te convierte a ti en príncipe, ¿no es así? —indagó Silver Spoon.

—Soy adoptado. No creo que sea así de simple —respondió Comet.

—De hecho, sí, es así de simple —dijo Twilight algo confundida de que Comet no lo supiera y divertida por la situación.

—¿Tengo título? —Comet se sorprendió.

—Así es. Desde el día que firmé los papeles de adopción. Eres el Príncipe Comet Dust Sparkle —explicó Twilight—. ¿En serio no lo sabías?

—No. Todo este tiempo creí que tenías que ser hijo de sangre para heredar el título —respondió Comet impactado.

—Todo el pueblo te reverencia cuando caminas por las calles, ¿eso no te dijo nada? —dijo Spike incrédulo.

—Pensé que lo hacían por respeto a Twilight —Comet se encogió de hombros. El resto solo chocaron su casco contra su cara. Para ser un potro muy inteligente, a veces era muy cabeza dura.

—Solo qué no se te suba a la cabeza —le advirtió Twilight.

—Créeme, puedes meterte en un buen lío —confirmó Spike.

—Sparkle —dijo Silver Spoon a Diamond Tiara. Ambas contuvieron la risa, creyendo que era un poco cómico que Comet tuviera ese nombre.

—Me dieron su apellido cuando me adoptó —explicó Comet—. Y esa es la razón por el que no lo uso.

—Vamos, no es tan malo —dijo Twilight un poco divertida, tomando la situación con gracia en lugar de ofenderse.

—Comet Dust Sparkle, ¿es en serio? —dijo sarcásticamente hacia Twilight—. Suena a la culminación de un mal chiste.

—No te enfades —dijo Diamond Tiara—. Yo tampoco uso mi segundo nombre.

—Ni yo mi apellido, al igual que tú —añadió Silver Spoon.

—Y esos serían… —quiso saber Comet.

—Diamond Amelia Tiara Rich. ¿En qué rayos pensaban mis padres? Tengo nombre de personaje de novela—dijo Diamond Tiara, algo avergonzada.

—Silver Spoon Melody.

—¿Melody? ¿Cómo Octavia Melody? La chelista más joven en la orquesta real —dijo Comet sorprendido al reconocer el apellido.

—Es mi hermana. No me gusta que me relacionen con ella —dijo con algo de disgusto.

—¿Por qué? Tu hermana es famosa y muy buena pony —dijo Twilight algo desconcertada.

—Exacto. Siempre que la menciono es Octavia esto, Octavia aquello… Quiero a mi hermana, pero a veces es frustrante. Siempre termino opacada por ella —dijo con disgusto.

—Entiendo que sea difícil el destacar cuando tienes un hermano que es famoso, pero tú puedes brillar por tu cuenta. No dejes que eso te desanime —dijo Twilight.

—No lo hace. Sé tocar el piano y no soy mala. La música es parte de mi familia. Solo es molesto que siempre salga Octavia a la conversación cuando estábamos hablando de otra cosa —explicó Silver Spoon.

—Oh, entiendo —dijo Twilight—. Entonces, hablemos de otra cosa.

—Yo tengo una pregunta —Diamond Tiara alzó el casco—. ¿Cómo conociste a Comet? —preguntó.

—No quieren saber eso —dijo Comet un poco nervioso. No es que considerara que era algo malo, pero sí era una historia cursi. Ambas no lo dejarían olvidarlo.

—Claro que sí, por eso pregunté —dijo Diamond Tiara con obviedad.

—No, no quieren —insistió, clavando la mirada en ellas.

—¿Qué tiene de malo, Comet? Es una historia muy bonita —dijo Twilight algo extrañada.

—Lo ves. Si la Princesa no ve problema en ello, entonces no tiene nada de malo —dijo Silver Spoon con una sonrisa burlona al ver que era una situación que incomodaba a Comet.

Comet Gruño a la vez que la alicornio comenzaba a narrarles lo ocurrido con mucho gusto.


—¿Por qué Cheerilee tuvo que dejar tarea hoy? —se quejó Diamond Tiara mientras hojeaba un libro en la biblioteca con desgana.

—Vamos, permitió que la hiciéramos en equipo. Con todos los libros que hay aquí, lo terminaremos muy rápido —dijo Comet, no tan aburrido como ellas dos. De hecho, disfrutaba de la escena. Después de la vergüenza que le hicieron pasar hace rato y todas las burlas disimuladas que le hicieron después, era como una pequeña venganza ver que ya no se divertían tanto.

—¡Auch! — Silver Spoon se quejó luego que un libro le cayera en la cabeza intentando tomar otro.

—Cuidado. Hay tomos que se enganchan con otros cuando intentas sacarlos —le advirtió Comet.

—Gracias por avisar –respondió la potranca frotando su adolorida cabeza en un tono que indicaba que quería matarlo en ese momento.

Tal como dijo Comet, habrían terminado rápido de no ser porque el potro seguía y seguía investigando y agregando más información al trabajo que Cheerilee les había asignado, un corto ensayo sobre la importancia de las estaciones en el equilibrio de Equestria. No se supone que debiera ser tan extenso. Ahora entendían por qué sus tareas eran tan grandes. No era que les molestara del todo, pues eso les aseguraría una buena nota, pero ese no era el mejor momento para ser obsesivo. Si no lo detenían, desperdiciarían la tarde solo haciendo un reporte en lugar de divertirse, que era la razón principal por la que estaban ahí.

Ante su insistencia, Comet terminó cediendo a dejar de lado el ensayo y dirigirse a su habitación con ellas. Ambas se asombraron al ver, no el tamaño porque las suyas eran parecidas, sino la cantidad de cosas que tenía. Hace un par de horas solo habían arrojado sus alforjas y bajaron a comer sin entrar u observar realmente todo lo que había ahí dentro. Tenía más juguetes y demás objetos que Diamond Tiara y Silver Spoon juntas, y a la primera la consentían mucho, en especial su padre, cualquier cosa que le pidiera, él se lo daba, pero Comet llegaba a otro nivel. Había un brillante telescopio, libreros repletos de libros, un tocadiscos con muchos vinilos cerca y juguetes por montones, la mayoría de esos que uno puede armar y desarmar a gusto en diferentes formas, incluso una consola de videojuegos, un poco más nueva que la de Button.

—Tienes muchas cosas —dijo asombrada Silver Spoon.

—Tienes el nuevo sistema de sonido Decibel —señaló Diamond Tiara la tornamesa con las diferentes bocinas esparcidas por toda la habitación—. ¿Cómo lo conseguiste? Yo no he podido convencer a mi padre para que me lo compre.

—Mi mamá puede ser muy generosa con los regalos, hay veces en las que ni siquiera tengo que pedirle nada. Si ve algo que le gusta para mí, lo compra —explicó Comet algo avergonzado—. Me gusta la música, así que creyó que un buen sistema de sonido sería buena idea. Y no se equivocó. ¿Han escuchado a Coltzart en esta cosa? Es simplemente increíble.

—¿Dónde está tu violín? Recuerdo que una vez lo llevaste a la escuela —dijo Silver Spoon con anticipo.

—Ah, no está aquí. Vengan, síganme —les indicó.

Las llevó fuera de la habitación y por algunos pasillos algo enrevesados. No sabían cómo es que Comet hacía para orientarse en ese lugar. Todo el castillo era idéntico por dónde se le mirase.

Comet se detuvo frente a una habitación y abrió la puerta. Diamond Tiara estaba sorprendida, pero Silver Spoon estaba boquiabierta. Toda la habitación estaba repleta de instrumentos de toda clase. Desde el simple triángulo hasta un gran piano de cola. Entró emocionada como potrilla que acaba de entrar a una juguetería por primera vez.

—Bienvenidas a mi estudio de música —exclamó Comet.

—Asombroso —dijo Silver Spoon embelesada.

—Pensé que solo tocabas el violín —señaló Diamond Tiara.

—Así es, pero comencé a… —Comet trató de explicarle.

—No puedo creerlo, Tienes un Chords —–exclamó Silver Spoon.

—¿Un qué? —dijo Diamond Tiara sin saber a qué se refería. Cuando volteó a verla, estaba admirando el violín de Comet.

—El violín —explicó brevemente Silver Spoon.

—¿Los conoces? dijo Comet un poco pedante.

—¿Conocerlos? El violoncello de mi hermana es un Chords. Cuestan una fortuna, Octavia tardó años en poder comprarse el suyo. ¿Cómo lo obtuviste? —dijo atónita.

—Es una historia graciosa en realidad. Lo encontré en la basura —dijo riendo un poco.

—Es una broma, ¿verdad? —exclamó incrédula.

—No, lo digo en serio. Se sorprenderían de lo que tiran en Canterlot —negó entretenido al ver sus caras.

A petición de ella, Comet les contó la historia de cómo encontró su violín y todo lo que tuvo que hacer para mantenerlo en secreto mientras vivió en Canterlot. Después, cuando Twilight lo encontró y de Bass Chords y su emoción por reencontrarse con el instrumento.

—Ok, entiendo que sean caros, pero entonces deberías cuidarlos más —dijo Diamond Tiara viendo el otro violín, señalando el agujero que tenía en uno de sus costados.

—Ah, no ese fue un accidente. Resbaló de mis cascos cuando Discord me sorprendió. De haber sido el Chords, Twilight me había matado —dijo Comet sin darle demasiada importancia.

—¿Discord? -—exclamaron las dos algo temerosas.

—El dragón raro que solo esparce el caos. ¿Ese Discord? —preguntó Silver Spoon.

—Draconequus —corrigió—. Viene en ocasiones. Le jugamos bromas a Spike o solo pasa a saludar. Es sorpresivamente agradable —explicó Comet.

—Claro —dijo Diamond Tiara sin estar convencida. No recordaba mucho acerca de él o cuando se liberó, pero por algo lo habían convertido en piedra.

-Recuerdo que tocabas muy bien el violín cuando lo llevaste a la escuela. ¿Podrías darnos otra demostración? —pidió Diamond Tiara.

Comet tocó algunas melodías para ellas mientras seguían platicando de muchas frivolidades o historias graciosas que no viene a cuento recordar. Comet era el que menos hablaba, pero intentaba mantener la conversación con ellas mientras trataba de no equivocarse en las notas por estar distraído.

—Cuando yo toco esa melodía, lo suelo hacer más despacio —dijo Silver Spoon después de que Comet terminara de tocar una de sus piezas favoritas, una melodía algo melancólica—. Creo que le da un toque aún más triste.

—No sabía que tocabas también —exclamó Comet, tendiéndole el otro violín para animarla a que se le uniera.

—Ah, no. Te dije que yo toco el piano —dijo rechazando el instrumento—. No sé nada de violín. No quise que creyeran que sigo los pasos de mi hermana. Si me prestas el tuyo, podríamos…

—Adelante —dijo Comet con gusto.

—¿Qué otros instrumentos sabes tocar? —preguntó Silver Spoon mientras ambos improvisaban un poco. Diamond Tiara solo podía mantenerse sentada escuchando. Al no saber nada de música, no podía unírseles. Se sintió un poco desplazada.

—Además del violín, he estado practicando guitarra, piano, aunque no soy tan bueno como tú, las percusiones no han sido mucho reto, al menos en cuanto a platillos tambores y campanas, y he incursionado un poco en instrumentos de viento, flauta y clarinete —dijo Comet con orgullo.

—¿Alguno que puedas enseñarme? —preguntó Diamond Tiara apenada.

—¿Quieres aprender? —se sorprendieron los dos.

—Bueno, es que los dos saben tocar muy bien y yo solo puedo quedarme mirando —dijo sintiéndose desplazada.

Al instante los dos se emocionaron de que quisiera compartir algo con ellos, en especial Silver Spoon. Había tratado de convencerla de aprender a tocar un instrumento desde hace tiempo y hasta ahora se animaba. Comenzaron a pasarle muchos instrumentos de lo que tenía Comet para ver cuál le interesaba.


—Adiós, Comet —-se despidieron las dos cuando llegó el momento de partir. Se acercaron para tratar de darle un abrazo, sin embargo, terminó siendo un momento incómodo, puesto que se detuvieron estando a punto de hacerlo, tal vez por vergüenza o por no saber si lo aceptaría. Terminó siendo muy corto y un tanto robótico. Luego de eso se marcharon hacia sus casas.

—Adiós. Nos vemos mañana —exclamó el potro.

—La próxima vez será en mi casa, ¿de acuerdo? —indicó Silver Spoon.

—Oye, creí que habíamos acordado que sería en la mía —reclamó Diamond Tiara.

Twilight miró con alegría a Comet. Finalmente había logrado forjar un lazo con alguien más. No eran exactamente las ponies que esperaba. Creía que había algunas mejores opciones que ellas dos, tomando en cuenta su comportamiento anterior, pero parecían interesadas en Comet, a su manera, y los tres se habían divertido todo el día, incluso habían logrado sacar a Comet de la biblioteca para pasar el rato, algo que jamás había podido hacer ella. Los amigos podían llegar de quienes menos te lo esperas, eso era algo que conocía muy bien. Y si ellas hacían feliz a Comet, entonces no había nada de qué preocuparse. Solo el tiempo diría lo que sucedería después.


Gracias a todos a los que siguen y apoyan esta historia.

Un abrazo, un beso, hasta el siguiente capítulo.