CAPÍTULO 8
— ¡Ríndete!— Exclamó Morgan riendo.
Emily, aprisionada bajo el peso de aquel, sopesó sus posibilidades, que no eran demasiadas. No había recuperado del todo su forma física, y por eso mismo había esperado un poco de clemencia por parte de Morgan.
Al parecer, él no opinaba lo mismo.
— ¡Ni en tus sueños!— Se revolvió, tratando de quitárselo de encima.
Inútil.
— Ahora definitivamente soñaré con eso...— Dijo él riendo, y presionó un poco más su cuerpo sobre ella.
Básicamente, Emily se hallaba de espaldas contra el suelo, y Derek había acabado tendido encima ésta, con las piernas de ambos entrecruzadas en un amasijo. Cuando Emily había tratado de empujarlo, Morgan la había inmovilizado del todo sujetándola por las muñecas a ambos lados de la cabeza.
— Derek... Me estás aplastando...— Se quejó, aunque en ningún momento salió de sus labios el verbo "rendir" en ninguna de sus conjugaciones.
Él apartó el rostro, pero mantuvo firme en su agarre.
— Esa es la idea... Se trata de que no puedas escapar.
Emily suspiró.
— ¿Y a dónde se supone que iría?...— Le preguntó, moviéndose de nuevo sin éxito.
Morgan se echó a reír. Le sorprendía y divertía al mismo tiempo ese afán por conservar su orgullo.
— ¿Por qué eres tan obstinada? ¿No ves que no puedes ganar? Es fácil... Sólo tienes que decir la palabra correcta...
— No me voy a rendir...— Replicó ella— Derek Morgan, deberías saberlo...
— ¿Entonces qué?— Sonrió él de oreja a oreja— ¿Nos vamos a quedar aquí hasta que Hotch envíe a alguien a buscarnos? ¿Qué crees que diría si nos encontrara en esta posición?
Por la forma en que Emily contuvo el aliento, Morgan se dio cuenta de que quizás no fuera una broma demasiado apropiada. Claramente había conseguido instalar en la mente de ambos una imagen poco profesional y muy sexual.
Una pequeña sonrisa malévola asomó a los labios de Emily.
— No sé lo que diría Hotch, pero lo que diría yo es que ésta no es la mejor manera de conquistar a una chica... ¿Te da resultado esta técnica?
Morgan abrió la boca para contestar, pero en el último momento decidió que no tenía ningún interés en adentrarse en semejante jardín. Finalmente se apartó a un lado, liberándola. Luego se puso de pie y le tendió la mano para ayudarla a levantarse. Emily, ahora sentada, lo miró vacilante.
Derek cabeceó, resignado.
— ¿Tablas?— Le propuso a modo de tregua.
Emily sonrió y aceptó su mano, incorporándose hasta quedar frente a él.
— De ningún modo... Yo gano... — Dijo con un guiño— A veces no se necesita tanto músculo para vencer— Se burló.
Por primera vez, Emily se percató de las pequeñas gotas de sudor que brillaban en el cuerpo de Morgan. Pensamientos carnales la asaltaron sin que pudiera hacer nada para evitarlo. Desde su regreso, y especialmente tras la cena en casa de Morgan, Emily había comenzado a notar que su relación con éste había cambiado. Era innegable que Morgan era atractivo, pero hasta ahora no le había costado controlar esos pensamientos invasivos que ahora la desconcertaban. Afortunadamente sus mejillas ya estaban sonrosadas por el ejercicio físico, por lo que su rubor pasó desapercibido. Dio gracias a que Derek había tomado la precaución de ponerse una camiseta que, al menos cubría sus abdominales.
En lugar de responder, Morgan se agachó y después de recoger del suelo un par de toallas le lanzó una a la cara. Los pensamientos impuros se desvanecieron de inmediato.
Y de nuevo eran sólo amigos.
— Sólo por eso tú invitas al café...— Bromeó Morgan, mientras se secaba el sudor del cuerpo.
Más pecado en la mente de Emily, que disimuladamente apartó la vista a un lado.
No se reconocía a sí misma, y lo que era peor, se cuestionaba que aquello se tratara únicamente de una simple atracción física, y eso era lo que realmente la asustaba.
— Claro...— Susurró, nerviosa.
Sólo en ese momento reparó en que tenían espectadores. Se topó de frente con la sonrisa lujuriosa de Chris Murphy, un agente asignado a delitos fiscales que tenía fama de mujeriego, incluso más que Morgan. Por lo poco que Emily sabía de él, el bueno de Chris carecía de la mayor parte de las virtudes de Morgan, especialmente cuando se trataba del respeto hacia el sexo contrario. Derek siempre era atento y considerado, y se aseguraba de que la mujer en cuestión buscaba exactamente lo mismo que él antes de compartir la cama con ella. La forma en que recorrió su cuerpo con la mirada, sin ningún tipo de pudor, la repugnó. No era la primera vez que lo sorprendía, pero había optado por no darle mayor importancia. Sin poder evitarlo apartó la vista hacia el suelo, con expresión de asco.
— ¿Ocurre algo?— Se interesó Morgan. Había notado la incomodidad de Emily aunque desconocía los motivos— Te has puesto tensa.
Ella asintió. Conocía a Morgan, y no quería ser la causante de un problema entre él y Murphy.
— No, nada— Respondió ella— Voy a ducharme— Añadió esbozando una sonrisa forzada.
Morgan la observó mientras se alejaba y sólo entonces se percató de la presencia de Murphy. El área de servicios masculino estaba junto a la de mujeres, por lo que Emily tuvo que pasar cerca de dónde aquel se encontraba para acceder a las duchas. De nuevo, Murphy, no tuvo reparos en mirarla con descaro a pesar de que ella claramente lo estaba ignorando.
Derek contuvo su primer impulso de intervenir. No le gustaba Murphy. Sus comentarios sobre sus devaneos amorosos siempre resultaban desagradables. Y había visto cómo actuaba en las ocasiones en que coincidían en uno de los locales cercanos a Quántico, al que acudía con cierta frecuencia el personal de las oficinas. Por supuesto, Emily era lo suficientemente inteligente como para no caer en sus trampas, y no pretendía inmiscuirse en sus asuntos cuando además, ella había evitado mencionar qué ocurría. Aun así le disgustaba profundamente la situación, porque sabía exactamente en qué estaba pensando Murphy.
Sin darle más vueltas al asunto, Derek se encaminó hacia la zona de duchas. Junto a la puerta, seguía Murphy.
— Oye, Morgan...— Lo retuvo antes de que entrara.
Derek se detuvo en seco. No había tenido intención alguna de interactuar con él, pero al parecer no le iba a quedar más opción.
— ¿Qué hay Murphy?— Saludó con desgana.
— ¿Sabes si Prentiss está con alguien?
Morgan apretó la mandíbula. Por lo que podía adivinar, Murphy seguía sin conocer lo que era la prudencia. Aun así, intentó mantener la calma.
— Mira Murphy, te voy a dar un consejo... Olvídate de ella... No está a tu alcance.
No estaba seguro de si resultaba demasiado sobreprotector, pero Emily aún estaba en una situación vulnerable, y no quería que tuviera que lidiar con alguien como Murphy.
—No ha nacido la mujer que no esté a mi alcance— Se vanaglorió— Y ese caramelito de ahí— Añadió señalando hacia el servicio de señoras, aunque Emily no estuviera ya a la vista— Es todo un reto... Apuesto a que es puro fuego en la cama... —Le guiñó un ojo a Morgan en lo que se suponía que debía ser un gesto cómplice— Aunque sospecho que ya lo sabes... Os estaba viendo... Parecía disfrutar mientras la inmovilizabas.
Morgan tragó en seco. Realmente tuvo que contenerse para no presentarle su puño.
En lugar de eso, dio un paso hacia Murphy, acercando su rostro, decidido a que a éste le quedara claro lo que opinaba sobre sus comentarios. Sí, Emily podía defenderse sola; y sí, no tenía ningún derecho a inmiscuirse en sus vida privada.
Pero aun así. Simplemente no pudo evitarlo.
— Ten cuidado, Murphy— Le advirtió, sin ocultar ya su enfado— Ese "caramelito", como tú la llamas, es capaz de patearte el culo, pero que no te quepa duda de que si ella no lo hace yo estaré más que encantado de hacerlo— No necesitó ni tocarlo, simplemente dio un paso hacia él, retándolo con la mirada y Murphy lo rehuyó hasta dar contra el marco de la puerta de la zona de duchas— Que sea la última vez que te escucho hablar de ella de ese modo... La próxima vez no seré tan amable ¿lo entiendes?
A Murphy le había llegado el mensaje tan alto y claro, que enmudeció. Derek Morgan no era alguien con quien quisiera enfrentarse. Sabía que en una pelea, no tendría ninguna opción con él. Al mismo tiempo, estaba sorprendido. Derek tenía fama de mujeriego, básicamente Murphy lo consideraba su igual en ese aspecto y no entendía por qué había reaccionado de esa forma.
— Vamos, Morgan...— Se excusó con una sonrisa nerviosa.
Pero Morgan lo empujó aún más contra la pared.
— ¿Lo entiendes?— Repitió amenazante.
— Claro... No hay problema— Dijo al fin Murphy, más aterrorizado que lo que quería reconocer— No sabía que tenías algo con ella.
Derek frunció el ceño. ¿Cómo era posible que Murphy fuera tan bocazas?
— Lo que tengamos no es asunto tuyo— Le espetó al tiempo que se apartaba de él— Aléjate de ella— Añadió para terminar.
Se dio cuenta de que Murphy miraba por encima de su hombro. Derek se volvió hacia atrás, y vio a dos agentes de nuevo ingreso, cuyos nombres no recordaba. Eran muy jóvenes y aún estaban en prácticas. Estaban allí, de pie, contemplando atónitos la escena, como si estuvieran decidiendo si debían intervenir o no.
Habría preferido no tener testigos, pero al menos, no era Emily. No habría sabido cómo explicar su comportamiento.
Sin más, Morgan le dirigió una última mirada intimidante a Murphy y entró en el área de duchas.
Emily, ajena a aquella conversación sobre su persona, salió del servicio después de asearse y cambiarse. Buscó a su alrededor, pero no había rastro de Morgan. No sabía si aún estaba en las duchas o si ya se había marchado. En cualquier caso, era tarde, y se dirigió al ascensor para subir a la planta de oficinas.
Las puertas comenzaron a cerrarse y corrió hacia él. Justo cuando creyó que ya no llegaría a tiempo, alguien desde el interior del ascensor las detuvo antes de que lo hicieran. Y de nuevo, se abrieron.
Maldijo su mala suerte cuando se dio cuenta de que Murphy estaba en el interior. Se preparó para soportar un momento desagradable. Murphy no era precisamente de los que dejaban pasar la oportunidad de alardear de sí mismos y de flirtear con una mujer si la consideraba lo suficientemente buena para él. Sin embargo, nada de eso sucedió. Murphy la saludó con un escueto "buenos días" y se apartó hasta el panel posterior del ascensor, rehuyendo su mirada.
Después de cómo la había mirado en el gimnasio, Emily no entendía absolutamente nada, pero en cualquier caso, suspiró aliviada.
Una vez en la planta de oficinas, se sentó en su escritorio y se dispuso a terminar los informes que aún tenía pendientes. Quería dejar todo listo antes de la reunión que Hotch había fijado para aquel día, esta vez sin Strauss. Ya estaba enfrascada cuando vio a Morgan dirigirse hacia su despacho. No se había detenido a hablar con ella, así que supuso que también tendría su propia pila de informes por terminar. Aún bajo supervisión, todos los agentes se estaban esforzando al máximo para que no dar lugar a ningún tipo de queja, a pesar de lo que opinara Strauss, especialmente de ella.
Un par de horas después, cerró el último expediente, el caso Allen, y lo dejó delante de ella, sobre el resto. Se reclinó en la silla, resoplando. Miró hacia el fondo y vio a García que, acompañada de J.J. entraban en la sala de reuniones. La analista le hizo un gesto para que se uniera, al tiempo que cuchicheaba con J.J.. Volvió la vista hacia el despacho de Morgan. Tenía la puerta cerrada, así que asumió que todavía estaba trabajando. Supuso que García ya le habría advertido, así que se encaminó hacia la sala de reuniones. Así podría charlar con García y J.J. antes de que llegara el resto.
Quería proponerles retomar las noches de chicas. Durante su estancia en Francia era una de las cosas que había echado más de menos, y necesitaba recuperar el tiempo perdido. Además, estaba convencida de que a las dos les entusiasmaría la idea. De hecho, le extrañaba que García aun no lo hubiera propuesto.
Casi había llegado a la puerta de la sala de reuniones, cuando Emily se percató de que finalmente Morgan había salido de su despacho. La saludó con un gesto de la mano en cuanto reparó en su presencia, y Emily le devolvió el saludo con una sonrisa.
Lo esperó hasta que Morgan llegó hasta ella.
— ¿Ya están dentro?— Preguntó Derek señalando hacia la puerta cerrada. A través de las persianas vislumbró un par de figuras.
— Sólo J.J. y García— Le informó Emily— Aún no ha empezado la reunión.
Dicho esto empujó la puerta y ambos entraron.
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