CAPITULO 9

— ¡Así que aquí estás!

Emily y Morgan se miraron entre sí sin comprender absolutamente nada. Tan pronto habían entrado a la sala de reuniones, García se había abalanzado sobre Morgan sin darle oportunidad a resistirse. Le apuntó con el dedo en tono acusador, dejándole claro que no tenía opción. Emily intercambió una mirada con J.J., en vista de que Morgan parecía tan perplejo como ella misma, sin embargo, la rubia, que había tomado ya asiento, sólo resopló con un gesto de negación.

— Sí, aquí estoy— Replicó Morgan, algo asustado por el ímpetu de la analista. Emily continuaba de pie, junto a él, con expresión confusa— Y espero seguir estándolo... — Señaló hacia el dedo índice de García— ¿Piensas dispararme con eso?

Emily se echó a reír, y se sentó junto a J.J. decidida a contemplar el espectáculo.

Derek trató de escapar, pero García interceptó cualquier intento de que pudiera llegar hasta la mesa.

— ¿Sabes qué ocurre?— Le preguntó Emily en voz baja a J.J.

Ésta se encogió de hombros y le dirigió una mirada traviesa.

— Corre un rumor...— Contestó crípticamente.

Emily alzó una ceja hacia su amiga, cada vez más confundida y decidió seguir el ejemplo de J.J. limitándose a seguir observando la escena.

— ¡Oh, sólo si es necesario!— Exclamó García— ¡Derek Morgan!, ¡Con los problemas que estamos teniendo y a ti no se te ocurre otra cosa que pelearte con Murphy en el gimnasio! ¡¿En qué estabas pensando?!

Emily contuvo el aliento, estupefacta, ¿En el gimnasio? ¿Con Murphy? ¿En qué momento había sucedido algo así? Y peor aún, no pudo evitar sacar la conclusión de que ella tenía algo que ver. Buscó respuesta en Morgan, y lo supo con certeza cuando éste le dirigió una mirada de disculpa. Ahora comprendía el comportamiento esquivo de Murphy en el ascensor.

"Mierda, Derek", susurró para sí misma, aunque no lo suficientemente bajo como para que J.J. no lo oyera. La rubia se inclinó sobre ella.

— No es para tanto. Además, Murphy es un imbécil— Le susurró.

Emily no podía estar más de acuerdo, al menos en la segunda parte de su comentario.

— No me he peleado con Murphy— Se defendió Morgan— ¿De dónde has sacado eso?

Era evidente para Morgan que el rumor había salido no tanto de Murphy sino de los dos agentes novatos. No habían podido mantener la boca cerrada. Por fortuna, era imposible que relacionaran el incidente con Emily, aunque no tenía dudas de que ésta sí lo había hecho.

A pesar de los intentos de Morgan por eludir el tema, García estaba dispuesta a llegar hasta el fondo del asunto.

— Derek Morgan— Lo amenazó con determinación— No me mientas. Te vieron en el gimnasio mientras agarrabas por el cuello a Murphy.

Emily jadeó, ¿agarrarlo por el cuello? ¿En serio?

Derek, por su parte, no podía creer cómo crecían las habladurías. Si no cortaba aquel asunto acabarían afirmando que le había dado una paliza.

Aunque ganas no le habían faltado.

— Espera, espera...— Alzó las manos y miró a las tres mujeres, un poco más de forma insistente a Emily— No lo agarré del cuello, sólo mantuvimos una conversación, eso es todo... Si a Murphy no le gustó lo que escuchó es su problema, no el mío...— Añadió y acto seguido tomó asiento, evitando hacerlo cerca de Emily, que no podía apartar la mirada de él.

Derek era incapaz de descifrar si estaba atónita, molesta o avergonzada. O las tres cosas a partes iguales.

— Por supuesto, ¿qué se podía esperar del enfrentamiento de dos machos alfas?— Se burló García, cruzándose de brazos.

— Oh, vamos...— Refunfuñó Morgan— No me estarás comparando con ese imbécil...

La curiosidad de Emily iba en aumento. Y a decir verdad, le divertía un poco ver a Morgan tan acorralado, aunque no se atrevió a intervenir.

— ¿Y se puede saber de qué conversabais?— Le preguntó J.J., intrigada— Sólo se me ocurre una cosa que tú y Murphy puedan tener en común...

— Mujeres— Concluyó García— ¿Me equivoco?

Derek habría querido que la tierra se lo tragara, pero no sucedió. Inconscientemente miró hacia Emily, que le respondió con un casi imperceptible gesto de negación. Morgan resopló, enfurruñado, y apartó la mirada hacia sus manos. Sabía que podría eludir el interrogatorio de J.J., pero no el de Emily. Temió que su desafortunado enfrentamiento con Murphy afectara a su relación con ella, después de todo, Emily era demasiado fuerte e independiente como para soportar que ningún hombre la defendiera como si fuera una damisela en apuros.

— Tuve una buena razón, y eso es todo lo que voy a decir— Zanjó el asunto.

Afortunadamente para él, se vieron interrumpidos por la llegada del resto del equipo. El silencio se hizo en la sala de reuniones, y cuando Hotch preguntó si ocurría algo, todos respondieron con negaciones evasivas. Morgan nunca había agradecido tanto que durante el resto de la reunión, sólo se hablara de temas laborales.

Al terminar, Morgan se escabulló a toda prisa hacia su despacho, nada dispuesto a que J.J. y García continuaran con el interrogatorio, pero muy consciente de que Emily no tardaría en llamar a su puerta. Se preocupó de cerrar las persianas de su oficina, para que no hubiera testigos indiscretos y luego, simplemente volvió a sus informes mientras la esperaba. Emily, sin embargo, no apareció. Casi una hora después, se asomó por la cristalera, desde donde podía ver el escritorio de ésta, y se extrañó al no verla allí. Era más de media mañana, y decidió hacer un descanso, así que se acercó al office dispuesto a tomarse su tercera taza de café del día.

— ¿Queda café?

La voz de Emily a sus espaldas lo sobresaltó, pero no hasta el punto de derramar el café que acababa de servirse. Se volvió hacia ella con la taza en la mano y se la ofreció. Emily la aceptó con una sonrisa condescendiente, y Morgan suspiró aliviado al darse cuenta de que no estaba enfadada.

— Asumí que vendrías a pedirme explicaciones— Le dijo él, en tono de disculpa— No te lo reprocharía.

Emily asintió, y se quedó en silencio. Derek conocía ese gesto. Sabía que a continuación le diría algo inesperado que lo desconcertaría por completo.

— Sabes que cerrar las persianas nos dejaría más en evidencia ¿verdad? Da la impresión de que tienes razones para que nos ocultemos del resto.

Ahí estaba. Algo inesperado.

Y sí, probablemente si Emily hubiera corrido a su despacho justo después de salir de la sala de reuniones, y alguien se hubiera dado cuenta de que además habían cerrado las persianas, habría activado todas las alertas de los perfiladores.

— Supongo que no pensé en ello...— Se lamentó Morgan, sintiéndose un poco estúpido.

Derek se preparó para un rosario de recriminaciones, pero en lugar de eso, Emily se colocó a su lado, junto a la encimera del office y dejó la taza sobre ésta. Buscó el azúcar y le echó dos cucharadas y un poco de leche. Luego tomó la cafetera y vertió café en una segunda taza.

Dudó un momento. No era el primer café que compartía con Morgan, e incluso ella misma le había preparado alguno, pero no estaba segura si realmente él lo seguía tomando igual que lo recordaba. Sólo había asumido que algo tan nimio no habría cambiado.

— Sin azúcar, ¿no?

— Sí...— Balbuceó Morgan. Frunció el ceño, confuso— ¿No vas a preguntarme qué ocurrió?

Emily se volvió hacia él y le entregó el café y aún se tomó su tiempo para saborear el primer sorbo del suyo antes de contestar. Sintió un ligero aguijonazo en su estómago, pero lo ignoró igual que había ignorado los anteriores desde que había regresado a la cafeína.

— Ya sé lo que ocurrió, Morgan— Replicó ella. Sonrió con indulgencia cuando Derek la miró, cada vez más perplejo— Murphy te dijo algo de mí que no te gustó, y decidiste dejarle claro lo que opinabas al respecto... A juzgar por cómo se comportó en el ascensor cuando me lo encontré, debiste asustarlo un poco. Supongo que utilizó algún tipo de expresión denigrante típica de alguien que se cree un macho alfa y que tiene a todas las mujeres rendidas a sus pies... Ya sabes... ese tipo de apelativos como "dulce de Halloween"... — Añadió con sorna, segura de que Morgan recordaría que ese término lo había usado él mismo— Es normal que te enfadaras.

Derek no supo qué contestar. Emily le había disparado con toda su artillería, recordándole que si había alguien con fama de mujeriego, ese era él, que además solía alardear de sus conquistas aunque sólo fuera para bromear.

— No es lo mismo...—Se defendió.

— ¿Porque era yo?— Replicó ella alzando una ceja.

Derek vaciló, ¿por qué de pronto se sintió como si Emily le estuviera apuntando con su glock?

— ¿Crees que no lo habría hecho por J.J. o por García?

Tan pronto formuló la pregunta, se dio cuenta de que no sabía cómo pero acababan de entrar en un tema delicado. Lo leyó en los ojos de Emily, que había contenido la respiración. Ella abrió ligeramente los labios, y luego se pasó la lengua por el inferior. Derek lo supo. Estaba decidiendo cómo ser sincera, pero sin comprometerse.

— Sé que lo habrías hecho por J.J. y por García...— Dijo ella al fin— Lo que no sé es por qué lo has hecho por mí. No es la primera vez que ocurre algo así y nunca habías intervenido. Y no lo has hecho porque me conoces, y sabes perfectamente que si yo hubiera querido le habría parado los pies sin problema. Estoy segura de que incluso asumiste que me molestaría esa sobreprotección, y aun así, no pudiste contenerte. Entonces, Morgan, ¿qué ha cambiado?

Derek no acababa de comprender cuál era la intencionalidad de su pregunta. ¿Qué quería escuchar? Ni siquiera él mismo sabía por qué le había molestado tanto la actitud de Murphy, pero sintió que Emily de repente le estaba acusando de actuar movido por motivaciones ocultas.

Y por supuesto que no podía dejar que pensara algo así.

— Emily, no me hables como si hubiera actuado como un novio celoso... No se trata de eso...

Ella lo miró, sorprendida.

— Bueno, supongo que esa sería la segunda opción...— Estrechó sus ojos sobre él, en silencio. ¿De dónde había sacado Morgan aquella idea? — Pero me refería a que tal vez me veas más débil y sientas la necesidad de protegerme para que no me ocurra nada... — Explicó, repentinamente consciente de que tal vez aquella conversación no había sido buena idea— Ya sabes... Un amigo protegiendo a una amiga que ha pasado por un mal momento... Es por eso por lo que has estado cuidando de mí todo este tiempo, ¿no?

Emily esperó por su respuesta. Sin embargo, Morgan parecía haber enmudecido, como si algo hubiera encajado en su mente.

— ¿Derek?

Morgan la miró, con una inseguridad impropia de él. Prácticamente había amenazado a Murphy con agredirlo físicamente algo que, a pesar de su fama de impulsivo, no se le habría ocurrido hacer si lo hubiera razonado mínimamente.

— No sé por qué lo hice... Pero sé que no fue porque creyera que eras débil y...- Hizo una pausa tratando de poner en orden sus sentimientos— Tal vez las cosas sí han cambiado... Así que... Supongo que necesitamos otra conversación para averiguarlo...— Se sinceró, para su propia sorpresa.

Y sin decir nada más, Emily lo supo. Cuando Morgan se había encarado con Murphy, no estaba pensando en ella sólo como amiga. Y eso era un gran problema.

Se miraron el uno al otro, a cual más aturdido.

— Oh...— Balbuceó ella en un susurro.

Y de nuevo se quedaron en silencio.

— ¿Qué os pasa? ¿Os habéis quedado congelados?

La voz astuta de Rossi, irrumpiendo entre los dos para alcanzar la cafetera, los hizo saltar a los lados. Justo acababa de coger una taza para servirse, cuando se fijó en las tazas que en algún momento Morgan y Emily habían dejado abandonadas sobre la encimera. Prácticamente el líquido estaba intacto.

Los miró alternativamente y las señaló.

— O el café es terrible o la conversación muy interesante — Bromeó.

Emily jadeó.

Morgan carraspeó.

Rossi se echó a reír mientras se servía el café. A continuación, tomó un sorbo, saboreándolo a conciencia como si estuviera tratando de llegar a una conclusión.

— Apostaría lo segundo.

Emily rehuyó los ojos de Morgan, que la ponían más nerviosa. Recuperó su café y bebió. Se había enfriado y derramó su contenido dentro del fregadero con expresión de asco.

— No eres muy bueno apostando— Bromeó, aunque sabía que poco podía hacer para engañar a Rossi.

Derek, que no tenía el talento de Emily para fingir, cogió el suyo aunque no lo probó y se volvió hacia ellos.

— Tengo que terminar unos informes...— Se excusó a modo de despedida, y acto seguido se marchó en dirección a su despacho.

Rossi observó a Morgan mientras se alejaba, y luego a Emily, que había decidido prepararse otro café, aunque en realidad ya no le apetecía en absoluto.

— ¿Qué?— Preguntó Emily, ante la insistente mirada de Rossi. La estaba perfilando, y claramente Rossi era la última persona que uno quisiera que le hiciera un perfil.

Rossi tomó otro sorbo de café. Parecía que no tenía prisa por terminárselo.

— Escuché que Morgan y Murphy tuvieron un incidente desagradable en el gimnasio— Le espetó repentinamente.

Estupendo, pensó Emily. Era justo lo que no necesitaba. ¿Había alguien en todo Quántico que no se hubiera enterado de lo sucedido? Aun así, fue lo suficientemente hábil como para mantener su taza en perfecto equilibrio entre sus manos.

— Mmmm... ¿Sólo eso? — Murmuró de forma distraída— Si esperas a última hora de la tarde seguramente Murphy tendrá tres costillas rotas y una fractura en la nariz...— Añadió con sarcasmo.

Rossi se echó a reír.

— Es posible. Nunca se debe subestimar la rumorología, especialmente si García está por medio.

Emily entornó los ojos. García no era precisamente el paradigma de la discreción.

— Espero que Hotch no se lo haya tomado en serio— Declaró. Había asumido que ya estaría enterado. Si lo sabía Rossi, también lo sabría Hotch— No son más que habladurías, Rossi. Conoces a Morgan, no haría nada que perjudicara al equipo. A la gente le gusta hablar.

Rossi asintió.

— Lo sé. Estoy seguro de que no pasó de unas palabras... Pero tengo curiosidad por el motivo...

— ¿También estáis haciendo apuestas sobre eso?— Le preguntó Emily entre risas— Teniendo en cuenta que Murphy es un capullo integral puede haber mil motivos razonables...

— No te cae bien, ¿verdad?

Emily captó claramente las segundas intenciones en aquella aseveración, pero no pensaba caer tan fácilmente en su trampa.

— ¿Un engreído que cada vez que se mira al espejo se enamora más de su reflejo?— Se burló— Sí, es justo el tipo de persona que uno desea conocer...— Dejó la taza ya vacía dentro del fregadero, y luego miró directamente al italiano— Rossi, no tengo ni idea de por qué Morgan y Murphy discutieron – Añadió, encogiéndose de hombros como si realmente aquello no tuviera que ver con ella.

En ese momento, Emily vio a García dirigirse a toda prisa hacia el despacho de Hotch. Señaló hacia allí, advirtiendo a Rossi.

— Un caso— Sentenció éste.

Sonrió cuando escuchó que Emily susurraba un apenas audible "gracias a Dios".