CAPÍTULO 14

Hotch estudió las reacciones de su equipo.

Los rostros de todos ellos reflejaban inquietud, sorpresa y confusión en diferentes grados. Morgan y Emily además, se miraban como si mantuvieran algún tipo de diálogo silencioso entre ellos.

A veces a Hotch le daba la impresión de que bien habrían sido capaces de leerse el pensamiento. Era obvio para todos que desde que Emily había regresado, Morgan no la perdía de vista, siempre preocupado por su seguridad. Por supuesto, todos lo achacaban a las secuelas del trauma de haberla perdido. Se sentía culpable, aunque no lo fuera en absoluto.

Emily, por su parte, se esforzaba demasiado por demostrar que seguía siendo la misma persona fuerte y segura de sí misma que era antes de que Doyle casi acabara con su vida, cuando era evidente para los demás, que era imposible que hubiera superado todo aquel infierno tan pronto.

Cada vez pasaban más tiempo en mutua compañía. Para nadie era un secreto, que algunos días quedaban en el campo de tiro o en el gimnasio para entrenar, y Hotch comenzaba a preguntarse si sólo se trataba de que Morgan se sintiera más confiado en cuanto a las capacidades de Emily en el campo o de si había algo más.

Sí, Morgan habría hecho cualquier cosa para garantizar que ella seguiría con vida después de perseguir a un sudes, pero Hotch tenía el convencimiento de que Emily también habría hecho cualquier cosa para protegerlo a él.

Y por eso precisamente, Hotch necesitó cerciorarse de que ésta había sido del todo sincera.

— Así que estuviste en casa de Morgan esa noche…

Ella asintió.

— Así es. Sólo fue una cena. Teníamos cosas de qué hablar— Explicó la morena con tranquilidad mientras soportaba las miradas del resto. Sonrió— ¿No me crees? ¿Crees que me lo estoy inventando para protegerlo?— Añadió, descubriendo así la intencionalidad de la pregunta.

Hotch se encogió de hombros.

— ¿Lo harías?

Ella se mantuvo en silencio en una admisión tácita de que tampoco habría tenido ningún problema en mentir si hubiera sido necesario.

A nadie le sorprendió. Emily era de aquellas personas que no se sentían culpables por saltarse las normas si el fin lo justificaba. Lo había demostrado con Doyle, por si a alguien aún le quedaba alguna duda.

— Es verdad, Hotch, estuvo en mi casa— Intervino Morgan en su defensa— No quería venir, pero yo insistí.

Ella frunció el ceño, desconcertada por aquella última precisión.

— Tampoco me obligaste— Añadió con naturalidad.

— Bueno… Supongo que con esa coartada la policía te dejará en paz— Apuntó Rossi en tono relajado. Estrechó sus ojos hacia Hotch, que balanceó la cabeza— ¿No?

— Supuestamente el ataque sucedió poco antes de que el local cerrara… — Informó éste, con su atención puesta en Emily. Era la primera vez que ponía en conocimiento del resto, incluido Morgan, aquel detalle— Estamos hablando de casi las cuatro de la madrugada…

— Oh…— Balbuceó Emily, comprendiendo a dónde pretendía llegar Hotch. Normalmente las cuatro de la madrugada no era una hora razonable para terminar una cena entre amigos. Le dio una mirada fugaz a Derek que simplemente parecía haber perdido su capacidad de reaccionar, y se dio cuenta de que ella era su única salida— No veo el problema. Me quedé a dormir.

A Hotch le resultaba difícil aceptar algo así. Y no era el único. De pronto todo eran expresiones escépticas.

— ¿Te quedaste a dormir?— Preguntó con cautela García.

Y entonces Morgan finalmente dio señales de vida.

Concretamente con un resoplido. No podía afirmar si le molestaba más que desconfiaran de Emily o que asumieran que hubiera ocurrido algo entre ellos sólo porque ésta hubiera pasado la noche en su casa.

Y ni siquiera sabían lo que había ocurrido en Maine.

— En la habitación de invitados, por supuesto— Les aclaró— Cuando Emily iba a marcharse nos dimos cuenta de que alguien había rajado los neumáticos de su coche…

— Así que me quedé a dormir con la idea de llamar a la grúa al día siguiente a primera hora— Continuó ella, rescatándolo de un momento incómodo.

— Yo insistí— Precisó él por segunda vez.

Y de nuevo Emily lo interrogó en silencio.

— Sí, y de nuevo… No me obligaste… ¿Qué estás haciendo?— Añadió exasperada— ¿Crees que lo importante ahora es mi reputación?

Aquel reproche levantó varias risitas contenidas a su alrededor.

— No… Yo sólo…— Titubeó Morgan, pero lo cierto era que no tenía nada interesante que decir. La situación aún era tensa entre ellos. Por culpa de aquella falsa acusación, no habían podido zanjar el tema de la cabaña, y la realidad era que su empeño en dejar claro que no había habido nada entre ellos comenzaba a resultar contraproducente.

Rossi acudió entonces al rescate.

— Está bien. Volvamos al tema de tu coche… ¿Puede estar relacionado con la denuncia?

— Me resulta difícil pensar en ello como una casualidad— Expuso Emily— Pero no se me ocurre qué motivaciones tendría nadie para hacer algo así...

— ¿Morgan?— Continuó Hotch. Ni siquiera necesitaba hacer la pregunta concreta. Era evidente que le estaba dando la oportunidad de explicarse en primer lugar, teniendo en cuenta de que todo parecía estar relacionado principalmente con él.

— No tengo la menor idea de quién ha sido— Se defendió éste— Te lo juro, Hotch.

— Al menos sabemos que hay una mujer implicada, independientemente de que sólo haya sido un peón y detrás de esto esté otra persona— Determinó Reid— Alguien que puede ser cercano a cualquiera de los dos. Primero tu vehículo— Dijo señalando hacia Emily— Y luego sitúa un hecho delictivo a la hora en la que estáis juntos. Diría que trataba de exponeros— Añadió estrechando sus ojos hacia Morgan— ¿Has cabreado a alguien últimamente?—Bromeó.

Morgan entornó los ojos, y hundió la cabeza entre las manos. Habría dado cualquier cosa por estar en cualquier otro lugar, lejos de miradas escrutadoras.

— Quizás esto se trate de Emily, no de Morgan— Sugirió J.J., no demasiado contenta con la idea de que su amiga pudiera volver a estar en peligro— ¿De verdad no sospecháis nada? No quiero parecer indiscreta, pero... os habéis estado comportando de un modo muy extraño. ¿Va todo bien?

Aquella verdad se convirtió en un verdadero bochorno para Emily. Todo el equipo se había percatado de que entre ella y Morgan ocurría algo de lo que era evidente que no querían hablar.

— No es nada de eso— Morgan zanjó las dudas de modo contundente— Emily y yo no tenemos ningún problema.

El hecho de que ella apartara la vista hacia la mesa, no ayudó demasiado. Y menos aún que todos los ojos se volvieran hacia ella.

— Prentiss, ¿Hay alguna posibilidad de que esto tenga que ver con Doyle?— La interrogó de nuevo Hotch.

No se sentía bien haciéndole aquella pregunta, pero era una obviedad que debía hacerla y necesitaba una respuesta sincera, sólo para poder descartar esa teoría.

Sólo que era un error que Morgan ya había cometido. Éste se dejó caer con los codos sobre la mesa, y las manos en la frente. No tenía ganas de escuchar la respuesta de Emily, porque ya sabía lo molesta que debía estar sólo con la pregunta.

— ¿Creéis de verdad que si esto tuviera relación con mi pasado no os lo habría dicho?— Los cuestionó.

Por sus caras, era evidente que no. La confianza de Emily cayó bajo mínimos. Nunca se iba a librar de su trayectoria anterior.

Sólo Reid se atrevió a balbucear una explicación.

— La lista de mujeres relacionadas con Doyle era bastante impresionante— Le recordó— Y no hace tanto que has regresado ¿Crees que alguien querría vengar su muerte? Exponeros a ambos dando a entender que hay algo entre vosotros podría implicar consecuencias negativas a nivel laboral… Al fin y al cabo aún estamos bajo supervisión.

Emily estaba atónita. En su cabeza no podía comprender cómo sus compañeros habían relacionado los daños en su vehículo, y una denuncia contra Morgan con Ian Doyle. Era una idea delirante.

— Sí, claro... Ian provocaba ese efecto en las mujeres... — Dijo con sarcasmo— Su especialidad era dejarles recuerdos indelebles, pero no precisamente de los que nadie querría conservar...— Añadió para sí misma, aunque todos la oyeron.

J.J. carraspeó, sorprendida de que Emily hubiera hecho aquel comentario que, por supuesto, se refería al recuerdo físico que Doyle había dejado en su cuerpo.

— ¿Qué quieres decir?— La cuestionó Hotch. La estudió detenidamente. Toda la postura corporal de Emily revelaba su incomodidad y su mortificación.

— Quiero decir exactamente lo que he dicho. ¿Queréis investigar el pasado de Doyle? Bien, hacedlo. No contéis conmigo para eso. Sé exactamente cómo era él, desconfiado, posesivo, controlador, y nunca aceptaba un no como respuesta, así que su muerte sólo habrá supuesto un alivio para cualquier mujer que hubiera tenido la desgracia de cruzarse con él. Te aseguro que ninguna querría vengarse.

En circunstancias normales, Emily no habría revelado detalles escabrosos de su relación, y mucho menos delante de Morgan, pero se negaba en rotundo a que toda su vida siguiera girando en torno a Doyle.

Derek, sintió como si un martillo golpeara su corazón a cada nueva revelación, pero no se atrevió a indagar sobre aquello. Tenía miedo del alcance de aquella descripción, especialmente porque al pronunciar la frase de "nunca aceptaba un no como respuesta", Emily había evadido sus ojos. Temió que en la intimidad, Doyle se hubiera comportado del mismo modo. Ya habían tenido esa conversación la noche en que habían cenado juntos. Emily había dejado entrever que se había sentido atraída por Doyle, pero en ningún momento había mencionado que éste la coaccionara. Y menos aun sexualmente. Morgan ni siquiera era capaz de imaginar una situación así, sin sentir náuseas.

Por lo demás, si alguien más allí compartía su espanto, había decidido mostrar cautela. Sin embargo, Morgan reconoció en sus expresiones que se estaban planteando las mismas dudas.

Emily, por su parte, parecía comenzar a arrepentirse de su confesión. Morgan no comprendía qué la había motivado a insinuar delante de un grupo de perfiladores algo así. Era probable incluso, pensó Morgan, que ella misma no fuera consciente de sus propias vivencias hasta que las había expresado en alto. Se la veía mortificada, y Derek sintió que debía desviar la atención hacia otra posibilidad que no tuviera ninguna relación con Doyle.

Más plausible, en realidad.

— ¿Y Murphy?— Recordó Morgan— Te ha estado molestando, ¿no?

No era una mujer, por supuesto, pero sí un agente del FBI con muchos contactos y dudosa moral. ¿Podría haberse tratado de un intento de venganza por lo ocurrido en el gimnasio?

Emily, aun recuperándose de los recuerdos invasivos que la asaltaban, lo miró aturdida.

— ¿Murphy? ¿Qué tiene que ver Murphy con esto?— Lo cuestionó ella. Más allá de un par de miradas incómodas, prácticamente no había cruzado una palabra con él.

— Oh... Vaya...— Exclamó García en voz baja. Acababa de encajar otra pieza del puzle— Así que la mujer en cuestión eras tú.

Las expresiones del resto de agentes, cambiaron de nuevo. Todos estaban al tanto del incidente de Morgan con Murphy en el gimnasio. Ahora el motivo había sido revelado. No podían estar más sorprendidos y al mismo tiempo, implicaba que para Morgan, Emily era al menos, intocable.

— En todo caso la tomaría contigo, Morgan. ¿Por qué iba a rajarme las ruedas del coche? ¿Y cómo iba a saber que estaba en tu casa? Además, eso ocurrió antes de que decidieras salir en defensa de mi honor. Me extraña que no lo hayas retado a duelo…— Masculló.

Su tono sarcástico arranco risas entre los agentes. Morgan, por su parte, resopló entre avergonzado y resignado a que, en realidad, Emily tenía bastante razón en lo que decía.

En cualquier caso, el nombre de Murphy ya había sido puesto sobre la mesa.

— ¿Deberíamos investigarlo de todos modos?— Sugirió Reid.

Emily entornó los ojos, y se dejó caer sobre el respaldo de la silla con desgana.

— O quizás podrías preguntarle a Morgan si se ha acostado con alguna psicópata en los últimos meses...— Le espetó Emily, para asombro del resto. No es que hubiera tenido intención de insultar a Morgan, pero estaba harta de que el foco siempre se pusiera en ella teniendo ante ellos al que, según García, era un dios entre los hombres.

La respuesta de Morgan no se hizo esperar.

Un jadeo de absoluta incredulidad.

— No es que quiera dar la razón a Reid...— Apuntó Hotch.

— No— Lo detuvo categórico Morgan— No es eso.

— Por supuesto, porque siempre investigas los antecedentes psiquiátricos de tus ligues— Se burló Emily. El hecho era que Morgan no tenía fama de ser demasiado selectivo siempre que la mujer en cuestión fuera lo suficientemente atractiva.

Derek deseó conocer algún truco de magia que lo hiciera desaparecer de aquella emboscada. Miró a Emily de reojo, con un gesto de negación. Para haberlo rechazado tenía excesivo interés en conocer su vida sexual.

Se tuvo que morder la lengua para no repetir el comentario mental en voz alta.

— Porque no ha habido nadie a quien investigar — Replicó Morgan en un alarde de sinceridad, lo que viniendo de alguien que arrastraba su fama, era más que sorprendente— Estaba demasiado ocupado buscando a Doyle…— Le recordó, dolido por el escepticismo que leyó en el rostro de Emily— Tú mejor que nadie deberías saberlo.

Emily se quedó lívida, avergonzada de sus recriminaciones. Sí, lo debería haber sabido mejor que nadie. J.J. le había contado sobre la obsesión de Morgan por atrapar a Doyle, pero lo cierto era que ella estaba a demasiados kilómetros de distancia como para comprenderlo. No era lo mismo que vivirlo día a día.

— Derek, lo siento...— Se disculpó, apesadumbrada— No sé qué decir.

Él no respondió. No había pretendido hacerla sentir mal. Se reprochó a sí mismo su falta de tacto. Era ella quien estaba pasando por un trauma reciente, y tenía todo el derecho a sentirse insegura. Y él debía estar allí para ella, para ayudarla, no para ponerla en evidencia delante del resto.

Fue por eso por lo que se limitó a asentir en silencio para, a continuación, dirigirse a Hotch

— Tal vez nos estemos precipitando. Estamos haciendo demasiadas suposiciones, y salvo que podamos identificar a esa mujer, si es que es realmente una mujer quien está detrás de todo esto, sólo cabe esperar.

El resto de agentes tuvo que admitir que, lamentablemente, Morgan tenía razón.

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