CAPITULO 16
Emily fue la penúltima en llegar al avión. Morgan tardó unos veinte minutos más, que son los que había necesitado para pasar por su casa, darse una ducha y cambiarse de ropa.
Al subir al jet, localizó los pocos asientos vacíos, y finalmente se sentó junto a Reid.
— ¿Una noche complicada?— Señaló Rossi.
Derek carraspeó. Era evidente que habían estado cuchicheando sobre los motivos de su tardanza.
— Me dejé el teléfono en la sala. Estaba agotado, lo siento.
Lo cual era estrictamente cierto.
Evitó por todos los medios mirar a Emily, que parecía haberse fundido con su asiento y que debía haber completado la frase en su cabeza del mismo modo que lo había hecho él.
"Agotado, pero no precisamente por el trabajo, más bien por practicar sexo durante toda la noche en unas cuantas posturas altamente creativas"
— Toma la copia de tu informe, Bella Durmiente— Le espetó J.J., entregándole un dosier.
Morgan lo ojeó. En lo primero que se fijó fue en que las víctimas eran todas mujeres de clase alta, cultas y morenas. Inevitablemente su atención se dirigió hacia Emily, que se encogió de hombros con una sonrisa resignada.
— Sí, ya nos hemos dado cuenta de la similitud— Apuntó Hotch— La policía de Atlanta tiene un sospechoso. Aprovecharemos la coincidencia para que Emily lo interrogue, a ver cómo reacciona
— ¿Sola?— Lo cuestionó Morgan.
Derek ni siquiera habría podido explicar por qué había preguntado algo así. Había expresado su inquietud sin reflexionar lo más mínimo, sólo por su instinto natural de protegerla. El parecido físico con las víctimas, le había puesto los pelos de punta. Emily abrió la boca, atónita, mientras el resto intercambiaban miradas curiosas.
— Sí, sola. ¿Algún problema?— Lo interpeló Hotch, que no encontraba sentido a sus dudas. Emily había demostrado ampliamente que el tiempo que había estado alejada no había afectado a sus capacidades como perfiladora.
Por la forma en que Emily lo fulminó con la mirada, Morgan comprendió que sólo lo había empeorado.
— No sé, Derek. ¿Te sentirías mejor si me tomaras de la mano?— Apostilló la morena con ironía.
Su réplica arrancó risas entre los agentes, y Morgan tuvo que pensar rápido en una justificación razonable.
— Le gustan las mujeres poderosas, quizás si Emily entra acompañada de alguien que se comporte como su subordinado, eso aliente al sospechoso a hablar...— Luego le hizo un guiño— Pero no tengo ningún problema en tomarte de la mano cuando quieras...— Añadió con una sonrisa desvergonzada.
Emily rodó los ojos, dejándole claro que había descubierto su juego, y cuando lo hizo, se topó con el ceño fruncido de J.J.
— ¿Estáis flirteando?— Preguntó ésta, entre divertida y sorprendida. No era extraño que Morgan y Emily jugaran a lanzarse indirectas, pero era la primera vez que había sentido realmente que no era fingido. Después de haber negado tajantemente cualquier relación entre ellos, de pronto allí estaban, como si nada hubiera sucedido. No quedaba ni rastro de la tensión del día anterior. Se había prometido a sí misma no inmiscuirse, pero la pareja no se lo estaba poniendo fácil.
— Corrección— Se apresuró a responder Emily, antes de que Morgan abriera la boca— Él está flirteando... Y no le culpo, es su naturaleza. No todos pueden luchar contra su lugar en la cadena de la evolución... Es puro Darwinismo— Terminó con fingida indiferencia.
Indiferencia que arrancó sonrisas, incluida la de Hotch. Con todo lo que se les venía encima, era agradable comprobar que al menos la relación entre los agentes seguía intacta. Las pesquisas de la policía para averiguar la identidad de la mujer misteriosa, no habían dado resultado.
Derek alzó una ceja, y balanceó la cabeza.
— Darwin, Vonnegut, Baudelaire...— Recitó, y suspiró aburrido— Y luego te preguntas por qué tus citas salen huyendo...
Emily abrió los ojos de par en par. Aquel había sido un golpe bajo. Había utilizado una confidencia de hacía cinco años para dejarla en evidencia delante del equipo.
De nuevo miradas curiosas.
— Seguís flirteando...— Señaló Reid— Al menos volvéis a la normalidad.
— ¿Desde cuándo reconoces un flirteo?— Se burló Morgan haciendo sonrojar al joven— Y por cierto, por si a alguien le sigue interesando el caso, Reid sería una buena opción para el interrogatorio.
Por las expresiones del resto, Morgan notó que al menos habían tomado en consideración su propuesta.
— Quizás no sea mala idea— Reflexionó Rossi.
— No estoy seguro de si debo sentirme ofendido— Refunfuñó Reid. Comenzaba a estar harto de que siempre le tocara el papel del agente inofensivo.
— Está bien— Concluyó Hotch— Interrogadlo los dos... Aunque tengo la impresión de que la policía se ha equivocado de sospechoso.
El departamento de policía de Atlanta había detenido a un hombre que había trabajado para dos de las víctimas. Hotch creía que en este caso, no había sido sino una casualidad, puesto que no encajaba en el perfil preliminar que habían elaborado con los datos que tenían. Aun así, para descartarlo tendrían que dar motivos que fueran razonables para la policía.
Mientras Morgan y J.J. acudían a la oficina del forense, Hotch y Rossi observaban desde fuera de la sala de interrogatorios la actitud del sospechoso al que Reid y Emily entrevistaban, siguiendo la sugerencia de Morgan. Ella había desplegado todas sus armas, y se suponía que con ello debía cohibirlo. Sin embargo, a pesar de que era evidente su nerviosismo, eran más achacable a que se encontraba detenido desde hacía horas que a la presencia de Emily.
— No es él— Dijo Rossi aún sin terminar el interrogatorio.
Hotch estuvo de acuerdo. El sospechoso no había mostrado por Emily una atención más allá de la esperable en una situación como aquella.
Emily y Reid salieron un par de minutos después.
— Es imposible que ese hombre haya asesinado a nadie— Afirmó ella con un suspiro— Diría que siente más atracción por Reid que por mí— Añadió mirando de reojo a su compañero.
Reid abrió la boca para replicar, pero resultó que en esencia estaba de acuerdo.
— Id al escenario del primer crimen— Decidió entonces Hotch. El primer asesinato siempre era el más relevante, el que más detalles aportaba sobre el sudes.
Hasta el momento había tres cadáveres, todos abandonados en zonas de vertederos de basura, lo que decía mucho sobre lo que el sudes opinaba sobre las mujeres.
A última hora de la tarde, ya habían visitado los escenarios de los crímenes, la oficina del forense y habían dado el perfil a la policía de Atlanta. Buscaban a un hombre de clase alta, o que al menos supiera desenvolverse bien en ese ambiente. Sabían también que no las asesinaba en el vertedero sino que sólo dejaba sus cuerpos allí. Por desgracia, no contaban con nuevas pistas y, aunque odiaban que fuera así, todos eran conscientes de que probablemente no avanzarían en el caso salvo que hubiera otro asesinato.
Así que Hotch, los envió a descansar al hotel.
Emily y Morgan no habían vuelto a coincidir a solas y éste esperaba poder hablar con ella después de cenar. Todos se hospedaban en la misma planta, así que los seis agentes se despidieron a medida que se retiraban a sus respectivas habitaciones. Justo cuando Morgan iba a dejar su habitación para visitar discretamente a Emily, recibió un mensaje en su móvil.
"Ni se te ocurra venir. Estamos trabajando"
No pudo menos que sonreír y obedecer.
A la mañana siguiente, se despertaron con una nueva víctima. El cuerpo había sido descubierto de madrugada. Hotch había acudido, acompañado por Rossi, a la escena del crimen y el resto había regresado a primera hora a la comisaría. Sobre la mesa les esperaba una bandeja con un surtido de bollería y café recién hecho. Café de comisaría, pero café al fin y al cabo.
— Gracias a Dios...— Resopló J.J. agarrándose al líquido oscuro como si le fuera la vida en ello.
Los agentes intercambiaron risas, y se sentaron alrededor de la mesa para desayunar mientras comentaban las nuevas pistas.
Todo lo que Hotch y Rossi habían encontrado no hacía más que confirmar el perfil que habían facilitado a la policía, pero aún no tenían un nuevo sospechoso.
Emily contempló las fotografías de las víctimas. Aquel malnacido las había estrangulado, y luego las había desnudado y dejado tiradas como si fueran basura, sólo porque su propia vida resultaba demasiado miserable.
Resopló con fuerza, frustrada, y apartó las fotografías a un lado.
— ¿Todo bien?— Preguntó Hotch
Ella asintió.
— Yo podría ser una de ellas...
Sintió la mirada inquieta de Morgan, pero afortunadamente fue lo suficientemente cauto como para no intervenir. Tenía la experiencia del caso anterior. En aquella ocasión, los tatuajes de las víctimas la habían hecho revivir sus propios traumas. Se preguntó durante cuánto tiempo más ella seguiría identificándose con las víctimas de los casos.
— Pero no lo eres— Le recordó Hotch
No, no lo era, pero una vez lo había sido. No víctima de este sudes, pero sí víctima a fin y al cabo, sólo que su monstruo tenía nombre. Y todos allí sabían ese nombre porque todos allí además, sabían también que Emily estaba pensando en él. En Doyle.
Emily soportó sus miradas compasivas. Trabajar entre perfiladores no siempre era agradable. Era prácticamente imposible compartimentar sin que al menos alguno de ellos se diera cuenta de lo que realmente sentía. Y en este caso, Emily era como un libro abierto.
— Ya... Sólo me gustaría poder atraparle— Añadió ella en voz baja.
No habían terminado ni siquiera el café, cuando el jefe de policía, Jones, entró a la sala.
— Tenemos un problema— Anunció.
Su rostro circunspecto anunciaba malas noticias. El equipo entero temió lo peor.
— ¿Otra víctima?— Se aventuró a preguntar J.J. Si era así, el sudes estaba comenzando a perder el control.
— No, un sospechoso. Esta mañana hemos recibido una llamada anónima de una mujer contando que tuvo un incidente con un tipo hace unos meses. Dijo que intentó estrangularla. No le habría dado credibilidad si no encajara con el perfil.
Los agentes se miraron entre sí.
— ¿Cómo va a ser eso un problema?— Preguntó Rossi.
— Maxwell Lennox.
Los agentes seguían sin comprender, hasta que Reid cayó en la cuenta.
— ¿El hijo del senador Lennox?
El jefe de policía asintió.
Mierda. Murmuró Emily. Efectivamente, eso era un problema.
— Además, alguien se ha ido de la lengua, y ya tiene contratado al mejor bufete de la ciudad, y ni siquiera lo hemos llamado para interrogarlo. Estoy harto de los políticos— Se lamentó.
— No es el único...— Coincidió Emily, compartiendo su disgusto — Supongo que no podemos relacionarlo con ninguna de las víctimas...
El jefe Jones negó con la cabeza.
Morgan se volvió hacia Hotch.
— ¿Lo interrogamos?
— No funcionará— Expuso Hotch— Ya no tenemos el factor sorpresa.
Emily notó entonces que Jones la miraba insistentemente.
— ¿Qué?
— Usted se parece a las víctimas— Apreció Jones. No es como si no se hubiera dado cuenta antes, sólo que ahora le encontraba utilidad— Podríamos tenderle una trampa... Él no la conoce... Y sabemos por qué locales se mueve... ¡Diablos!— Exclamó— Ustedes dijeron que las asesina en un lugar en el que se sienta cómodo, ¿no es así? seguramente las lleva a su casa, pero ningún juez nos concederá una orden de registro con sólo una llamada anónima.
Y si Morgan había saltado en el jet sin motivo alguno, ahora tenía una razón más que justificada.
— Espere, espere... ¿Quiere utilizarla de señuelo?
Buscó apoyo en Hotch, pero contra todo pronóstico, su jefe parecía estar considerándolo. Luego se volvió hacia Emily, y jadeó con incredulidad. Lo había visto en sus ojos. Haría cualquier cosa para atraparlo.
— Hotch, no me digas que estás de acuerdo con esto— Le recriminó.
— Me gusta tan poco como a ti, Morgan— Se justificó Hotch— Pero estoy seguro de que su padre ya le habrá proporcionado una coartada— Se volvió hacia Emily— En cualquier caso es tu decisión. Te pondremos un micro y nos mantendremos cerca.
— Lo que estáis proponiendo es dejarla a solas con un asesino, y básicamente desarmada... — Se volvió hacia el resto de compañeros— ¿No veis que es una temeridad?
Ninguno se atrevió a mirarlo a los ojos. A nadie le gustaba que Emily se arriesgara, pero tampoco había demasiadas alternativas y el tiempo se acababa. Probablemente, si se sentía lo suficientemente protegido, volvería a matar en breve.
Y era peligroso, sí. A nadie se le escapaba, pero todos se preguntaban si Morgan lo habría calificado como temerario tiempo atrás, antes de que Doyle hubiera vuelto a la vida de Emily. No era la primera vez que realizaban operaciones encubiertas, y no era la primera vez que un agente iba desarmado.
Emily, que había permanecido en silencio durante la discusión, suspiró hondo.
— Puedo hacerlo, Morgan— Dijo ella con voz calmada— He trabajado encubierta antes.
Morgan le dirigió una mirada escéptica.
— Sí, claro. Y mira cómo acabó.
Aquel había sido un golpe bajo, pero Emily no tenía ni fuerzas ni tiempo para discutir sobre lo que había ocurrido con Ian Doyle. Tampoco tenía argumentos para negarle que, efectivamente aquello no había terminado bien.
— Morgan...— Rossi llamó su atención en un gesto de advertencia— Es decisión de ella.
— Por supuesto... — Gruñó Derek— Emily siempre dirá que sí sin importar poner su vida en riesgo, ¿es que no la conocéis?
Lo obvio habría sido recordarle que aquel era un rasgo de su personalidad que compartía con el propio Morgan, pero estaba tan ofuscado que no habría atendido a ningún tipo de razones.
— Derek, deja de referirte a mí como si no estuviera aquí— Le reprochó Emily con determinación— Ese hombre ha matado a cuatro mujeres. Sabes muy bien que es la única forma de detenerlo.
Sí, Morgan lo sabía muy bien, pero su mente no solía funcionar coherentemente cuando se trataba de Emily. Ya la había perdido una vez. La sola idea de volver a perderla, le revolvía el estómago.
Se dirigió a su supervisor, en un último intento de impedir aquella locura.
— Entonces vas a consentirlo, ¿no? ¿Hotch? ¿Así de fácil?
Hotch lo miró con severidad. Últimamente le estaba costando mantener la autoridad sobre el equipo, especialmente en lo que se refería a Morgan. Aún podía notar que todavía no le había perdonado su implicación en todo el tema de la "muerte" de Emily.
— Nunca es fácil— Replicó Hotch. Morgan no esperó más. Refunfuñando, salió de la sala en que estaban reunidos— ¡Morgan!
J.J. intervino para detener a Hotch.
— Déjalo, Hotch. Deja que se calme.
Hotch optó por seguir el consejo de J.J, y se volvió hacia Emily.
— Tú decides.
Ella no tuvo dudas. No iba a permitir que muriera nadie más. Podía comprender los miedos de Morgan, pero en algún momento éste tendría que aceptar que no era objetivo, y no sólo porque ahora estuvieran implicados emocional y físicamente, sino porque desde que había vuelto la vigilaba como un halcón. No era la única que se había dado cuenta, pero en general los agentes habían comprendido que no sólo Emily tenía que readaptarse al equipo, también Morgan necesitaba su tiempo para recuperar su confianza en ella, al fin y al cabo, era el peor que lo había pasado tras su pérdida.
— Estoy dentro.
Así de simple.
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