Nota.- Pues aquí llegó el reencuentro. En realidad es una primera parte (me ha salido muy largo) Espero que os guste.
Gracias por leer, y por los comentarios.
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CAPÍTULO 30
A veces, las cosas no suceden como uno espera, no importa cuán preparado se crea estar. Emily estaba a punto de averiguarlo.
La primera que divisó al grupo de perfiladores que regresaban de Denver, fue García, que interrumpió abruptamente su cháchara con Emily para señalar hacia la zona de escritorios.
— ¡Ya han llegado!— Exclamó, y de inmediato se arrepintió al volverse hacia Emily y descubrir que se había quedado pálida— Oye, todo irá bien…— La tranquilizó rozándole el hombro para animarla.
Emily asintió, sin poder ocultar su evidente nerviosismo. Se asomó por la pequeña abertura entre las lamas de las persianas, parcialmente abiertas, y sintió un vuelco en el estómago al ver a Morgan por primera vez en casi un año, charlando con el resto de agentes.
Éste sin embargo, no reparó en la presencia de Emily, no porque no pudiera distinguirla desde allí, sino porque como el resto, estaba literalmente agotado. Pensaba saludar a Penélope e irse a casa.
Fue J.J. la que se percató de que algo ocurría en el interior de la sala de reuniones. Estrechó sus ojos, ignorando la pregunta que Reid acababa de hacerle sobre sus planes para el fin de semana. Era viernes, de hecho. García, estaba allí, y no estaba sola. Y era extraño que utilizara la sala de reuniones para recibir a nadie. Se fijó con más atención. Una mujer morena, que en un momento dado curioseó entre las persianas.
— ¡Oh Dios! ¡Es Emily!— Anunció con incredulidad. Su amiga no le había dicho ni una sola palabra de que pensara viajar a Estados Unidos. Notó que todos se quedaban en silencio, y se volvió hacia Reid, que se encontraba justo a su lado y que ahora, al igual que el resto, miraba hacia la sala de reuniones, perplejo— ¿Alguien sabía que vendría?— Preguntó, y sus ojos se desviaron hacia a Morgan.
Por su expresión desencajada, J.J. supo que no tenía la menor idea de los planes de Emily.
Y entonces la puerta de la sala de reuniones se abrió de par en par. En primer lugar, salió García, y justo detrás de ella, más rezagada, estaba Emily.
J.J. corrió hasta allí, invadida por la emoción del reencuentro.
Reid la siguió, con una sonrisa en los labios.
Hotch y Rossi se miraron entre sí, y luego a Morgan, que seguía petrificado en el sitio.
— Espero que no estés pensando en salir huyendo— Le advirtió Hotch.
Morgan frunció el ceño, bastante impresionado por el gesto serio de su superior, y a continuación recibió, por parte de Rossi, una fuerte palmada en la espalda que lo puso en movimiento.
— Vamos, Morgan… Es nuestra Emily.
Sólo que para Morgan, aquella había sido "su Emily".
La misma a la que le había colgado el teléfono hacía meses.
Con paso lento, como si soportara el peso del mundo sobre sus hombros, siguió al resto, que ya comenzaba a fundirse en abrazos con la recién llegada, saludándola con entusiasmo.
Cuando los saludos y las muestras efusivas de afecto terminaron, sólo quedaron ellos dos, frente a frente, rodeados del grupo de perfiladores que alternaban sonrisas de alegría con miradas inquietas, muy conscientes de que la situación entre la pareja no era la mejor.
¿Y quién hablaría primero? ¿Quién daría el primer paso? ¿Quién sería el primero que dejaría su orgullo a un lado?
No había duda. La persona cuyas prioridades habían cambiado drásticamente en los últimos meses.
— Hola…— Susurró Emily, mirándolo a los ojos.
Morgan fue incapaz de apartar sus ojos de los de ella. Y fue igual de incapaz de hablar. Era tan extraño volver a verla allí, ante él, como si nunca se hubiera marchado. Como si nada malo hubiera ocurrido entre ellos. Como si el tiempo no hubiera pasado.
Y sintió en su interior esa contradicción entre el dolor que aún sentía, y el deseo de estrecharla entre sus brazos.
Esa contradicción era lo que lo paralizaba.
— ¿Cuándo has llegado?— Logró preguntar al fin.
Una pregunta racional, políticamente correcta, sin implicaciones emocionales.
— Ayer— Confesó ella, sin atreverse a alzar demasiado la voz, algo cohibida por la falta de privacidad. Pero definitivamente no tenía tiempo para actitudes tímidas— Necesito hablar contigo… — Le pidió— Por favor… Es importante…— Añadió anticipando una posible negativa.
Morgan no contestó de inmediato. Claramente sopesaba sus alternativas, que no eran demasiadas. ¿Qué iba a hacer? ¿Salir corriendo? Por teléfono era más sencillo evitarla, pero ahora que estaba frente a él, no podía simplemente darse la vuelta y marcharse.
— Yo…
No tuvo tiempo de terminar la frase. Los ojos de Emily se ampliaron, su boca se entreabrió y jadeó con la mirada puesta, no en él, sino en algo que parecía suceder a espaldas de Morgan.
— ¿Olivia?— Balbuceó, sobresaltada.
Morgan no fue el único desconcertado al escuchar aquel nombre. Todos siguieron la dirección de sus ojos, hasta la zona de escritorios donde una muchacha de cabello largo y rubio, que parecía sostener un bebé en brazos, hablaba, bastante agitada, con uno de los agentes en prácticas.
Miraba a su alrededor, como si buscara a alguien.
Teniendo en cuenta que Emily conocía su nombre, estaba muy claro de a quién trataba de encontrar.
A la muchacha debió llamarle la atención el grupo de agentes, porque de pronto los señaló y se acercó con paso apresurado hacia ellos. Para ese momento, Emily se había adelantado a recibirla, muy consciente de que Olivia jamás se habría presentado allí si no hubiera ocurrido algo grave.
Se sintió descompuesta.
— ¡Emily!— Exclamó Olivia al encontrarse con ella. El resto de agentes continuaban perplejos, justo detrás de ellas, preguntándose qué demonios estaba ocurriendo— Lo siento… Pero es que… No sabía a dónde ir… Yo… — La joven comenzó a hablar a trompicones, claramente alterada—Me asusté mucho…Sophie…
La sola mención del nombre de su hija, despertó en Emily sus más profundos terrores.
Y el mundo a su alrededor se borró.
— ¿Sophie está bien?— Le preguntó a punto de entrar en pánico. La habría arrancado de los brazos de Olivia, si ésta se hubiera resistido lo más mínimo en cedérsela. Una vez en los suyos, comprobó con nerviosismo cada parte de su pequeño cuerpecito— ¡Olivia…!— Insistió Emily cuando la joven no respondió— ¡¿Sophie está bien?!
Finalmente Olivia reaccionó. Normalmente no se la habría podido acusar de impresionable, pero la situación lo justificaba.
— No, no… — Titubeó más calmada— Quiero decir, sí… está bien, no te preocupes… No le ha pasado nada…
¿No le ha pasado nada? Emily le dirigió una mirada horrorizada. Esa elección de palabras significaba que al menos podría haberle pasado. Y esa era la única explicación para el estado en que se encontraba la propia Olivia. Ahora podía darse cuenta, una vez que Sophie estaba a salvo en sus brazos.
Se acercó a la joven, y la tomó por el hombro, tratando de calmarla.
— ¿Y tú estás bien?...— Le preguntó con preocupación— ¿Te ha ocurrido algo?
Oliva hizo un gesto de negación, como si no quisiera recordar lo que le había sucedido durante su visita al centro comercial. Por primera vez se percató realmente de la presencia de los perfiladores justo detrás de Emily. Los reconoció a todos por las fotografías que Emily le había mostrado. Y allí estaba él, Derek Morgan, el padre de Sophie. La genuina imagen de la conmoción.
Lo que significaba que Emily no había tenido tiempo de revelarle la existencia de Sophie.
— Oh… Vaya…— Gimió, arrepentida de su impulsividad— Aún no lo sabe, ¿no?
Aquella pregunta devolvió a Emily a la realidad. Su realidad. La que tenía justo detrás de ella. Ni siquiera se atrevió a girarse para comprobarlo. Tenía a Sophie en brazos, con su rostro asomando por encima del hombro, en dirección a un grupo de perfiladores que no habrían tardado ni diez segundos en averiguar quién era aquel bebé, y qué papel jugaba en su vida y en la de Morgan.
Emily cerró los ojos, sabiendo que no le quedaba más alternativa que confirmar lo que era una evidencia.
Y finalmente se dio la vuelta, y se encontró frente a frente con la mirada incrédula de Morgan, como si aún no hubiera conseguido llegar a la misma conclusión que el resto, precisamente porque era él el implicado.
Maldita sea, se lamentó Emily en silencio. Aquello no podía haber salido peor.
Y fue en ese instante en el que Morgan captó la culpa en sus ojos cuando la verdad lo golpeó. Y entonces lo comprendió. En pleno shock, y sin apartar la vista de Emily, dio un paso atrás y chocó justo contra el marco de la puerta de la sala de reuniones.
— Lo siento, Derek… Intenté contártelo.
A Emily sus propias palabras le sonaron huecas, insuficientes. Habría preferido que Morgan se enfadara a soportar aquella mirada decepcionada.
— ¿Intentaste contármelo?— La cuestionó Morgan, sin fuerzas para alzar la voz— ¿Qué edad tiene? ¿Dos meses?— Añadió en tono recriminatorio.
— Dos y medio…— Respondió Emily con torpeza, como si aquel dato fuera de suma importancia.
— Dos meses y medio…— Repitió Morgan— Y no tuviste tiempo de contármelo…
Los otros cinco agentes se habían retirado a ambos lados de la pareja, conteniendo su deseo de tomar en brazos a aquella preciosa niña que Emily había traído al mundo en el más estricto secreto, pero con miedo a dejar sola a la pareja mientras no se calmaran.
J.J. estuvo a punto de abrir la boca para mediar entre ambos, pero Olivia se adelantó. La joven ya había escuchado más que suficiente, y no soportaba que nadie acusara a Emily de lo que quiera que la estuviera acusando Derek Morgan, el gran ausente durante los momentos más duros.
— ¡¿En serio?!— Exclamó colocándose junto a Emily— ¡Tal vez te lo habría dicho si te hubieras dignado a responder al teléfono!
— Olivia…— Le dijo Emily en tono de advertencia.
Derek desvió su atención desde Emily hacia su inesperada guardiana.
— ¡¿Y se puede saber quién diablos eres tú?!— Gruñó Morgan, exasperado por aquella intromisión de una desconocida.
Olivia, se encaró con él.
— ¡¿Que quién soy yo?! ¡Soy la persona que ha estado cuidando de tu novia mientras tú decidías ignorarla!
— ¡Olivia!
Emily estaba aturdida ¿En qué momento había perdido el control de toda la situación?
— ¡Que!— Replicó ésta, en plena indignación.
Emily resopló. Aquello no podía estar pasando. Respiró hondo, tratando de serenarse. Sophie comenzaba a revolverse contra su pecho, influenciada por el nerviosismo de los adultos.
— Basta ya… Por favor— Le pidió a la joven, y luego se volvió hacia el grupo, y hacia Morgan— Olivia es la sobrina de Clyde.
Los perfiladores estudiaron a la muchacha con interés y pronto detectaron el típico aire de familia en sus facciones.
— En realidad se parece mucho a él…— Señaló Reid, tal y como lo había hecho Emily en multitud de ocasiones antes que él.
— ¿Por qué no me sorprende?— Refunfuñó Morgan.
No era un secreto para nadie que a Morgan no le caía bien Clyde desde los tiempos de Doyle, pero con la marcha de Emily, literalmente su opinión sobre él se encontraba en el punto más bajo.
— Morgan, por favor… — Reiteró Emily con un suspiro de cansancio— Tú también no…
— Está bien…—Claudicó Olivia— Aunque como vuelva a hablarte así, le daré un puñetazo.
En esta ocasión no hubo ruegos por parte de Emily sino una genuina mirada de desaprobación. Tenía la impresión de que nadaba entre dos aguas, pero Morgan era el adulto, y Olivia era demasiado joven para entender que no todo en la vida era de color blanco o negro, que la mayor parte de los problemas entre las personas discurrían en zonas grises.
Y Derek en el fondo, era de la misma opinión.
Pero eso no lo hacía más fácil. Negó con la cabeza y cuando alzó la vista de nuevo se topó con la sonrisa infantil de Sophie.
Y toda su ira se esfumó de un plumazo, cayendo rendido ante la inocencia de la pequeña.
— Cierra la boca, Derek…— Se burló García a su lado, que inevitablemente recordó que sólo un poco antes había acusado a Emily de huir de los compromisos— Se te está cayendo la baba.
— No es tan fácil…— Replicó Morgan, negándose a admitir lo evidente. Simplemente se resistía a ceder sin luchar.
Frente a él, por fin los agentes se decidían a acercarse a la pequeña. Emily permitió que J.J. la tomara en brazos, algo que a Sophie no pareció importarle. Y luego acontecieron una serie de carantoñas a cual más afectuosa.
— Tiene tus ojos— Apreció J.J.
— Pero esa boquita perfecta es definitivamente de Morgan— Señaló García, mirando de reojo a su terco amigo que seguía enfurruñado junto a la puerta.
Rossi se acercó a Emily y le dio un beso en la mejilla.
— Felicidades, bella… Tienes una hermosa hija.
— Ambos la tienen— Sonrió Hotch. Emily se preguntó por qué Hotch no sonreía más a menudo. Su sonrisa le otorgaba un aspecto tierno a su expresión.
Reid, que había permanecido ensimismado observando la perfecta manita del bebé, se volvió entonces hacia Olivia, quien le había fascinado y aterrorizado a partes iguales, y recordó que su explicación había quedado interrumpida.
— ¿Qué fue lo que te ocurrió?
Olivia odiaba romper aquel momento de reencuentro. Sabía de primera mano, lo mucho que Emily había extrañado a su antiguo equipo.
— No sé… Una mujer intentó llevarse a Sophie en el Centro Comercial…— Les reveló para el horror de Emily— Me acorraló en el servicio… La empujé, cogí a Sophie en brazos y salí corriendo de allí… Dejé todo, el carro, el bolso con las cosas de la niña... Corrí hasta el estacionamiento y tomé el primer taxi que encontré — Se dirigió entonces a Emily— Te habría avisado pero me dejé el teléfono en el bolso de Sophie así que vine aquí directamente… No sé, Emily… Me dio la impresión de que me había seguido… Parecía perturbada.
La utilización de aquel término para describir a la mujer en cuestión, provocó el inmediato interés de los perfiladores. Emily no le había hablado a Olivia de Marjorie, a la que seguía refiriéndose con aquel nombre porque era con el que la había conocido, así que Olivia no supo interpretar sus expresiones más que preocupadas.
Incluso Morgan se acercó. En una gesto inconsciente que captaron todos los allí presentes, a excepción de él mismo y tal vez de Emily, se colocó justo al lado de Sophie, que seguía en brazos de J.J.
— ¿Qué ocurre?— Preguntó Olivia que repentinamente se sintió como un insecto objeto de estudio.
— No es posible…— Susurró Emily. Sus ojos se volvieron hacia Morgan, y éste le devolvió la misma mirada inquieta.
Había llegado justo el día anterior a Estados Unidos. ¿Cómo iba a saber Marjorie que estaba allí? ¿Y cómo iba a saber que tenía una hija cuando ni siquiera su padre lo sabía?
Fue Hotch quien tomó la iniciativa.
— ¿Puedes describirla?
Olivia hizo memoria.
— Era una mujer mayor… — Comenzó y luego rectificó— Bueno, quiero decir que parecía mayor… El cabello gris, gafas anchas, y ropa como de hace veinte años…— Les explicó. Dudó de nuevo— Pero en realidad, no era tan mayor, ¿sabéis?, parecía…
— ¿Disfrazada?— Completó la frase Reid.
Olivia estrechó sus ojos hacia él.
— Sí, exactamente eso…
Nuevos cruces de miradas. Olivia asumió que aquello era más grave aún de lo que había creído en un principio.
— ¿Podrías reconocerla si te enseñamos una fotografía?— Le preguntó Rossi.
Olivia asintió.
— García, Reid, acompañadla a que identifique a la sudes…— Les instó entonces Hotch. Una vez el trío se encaminó hacia la oficina de García, Hoch se dirigió a Emily— ¿Alguien sabía que venías?
— Sólo Olivia. Viajó unos días antes que yo para preparar el apartamento— Les informó, aturdida.
— Bueno, no adelantemos acontecimientos— La tranquilizó J.J. — Quizás no sea ella.
Pero en el fondo J.J. consideraba que aquello no podía ser una simple casualidad.
J.J. entendió también, que Morgan y Emily necesitaban privacidad para hablar.
— Voy a echarle una mano a Reid y García… - Anunció a modo de despedida, y alzó una ceja hacia Hotch, en un claro mensaje apremiante de que sobraban allí.
A continuación devolvió a Sophie a su madre.
Hotch carraspeó.
— Rossi, tengo que hablar contigo. Vamos a mi despacho.
Y así fue como finalmente, Morgan y Emily se quedaron a solas, con un bebé que comenzaba a mostrarse de nuevo inquieto.
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