CAPÍTULO 31
Los dos permanecieron en silencio, sólo interrumpido por los suaves gimoteos de Sophie.
— ¿Está bien?
Para Morgan, aquella niña era un auténtico misterio. Indudablemente era su hija, pero en realidad no sabía nada sobre ella. Había aparecido en su vida como si fuera producto de un truco de magia.
Le inspiraba tanta ternura como desconcierto.
— Sólo tiene hambre.
Derek señaló con la cabeza hacia el interior de la sala de reuniones.
— Ven… — La instó a seguirlo, tomándola con delicadeza del antebrazo.
Aquel contacto fugaz y espontáneo la estremeció. Era la primera vez que la tocaba desde que había regresado, y la sensación fue simplemente electrizante, como si alguien hubiera accionado un interruptor que llevaba demasiado tiempo desconectado.
Una vez lejos de miradas curiosas, Morgan cerró del todo las persianas, impidiendo la visión desde exterior. No quería que surgieran rumores sobre lo que pudiera suceder allí dentro. Necesitaba intimidad para hablar sobre Sophie y sobre lo que había ocurrido entre ellos.
No esperaba que las cosas se solucionaran sin más. El dolor de la traición era así de obstinado, pero ahora había una niña de por medio que no tenía la culpa de los errores de sus padres.
Sophie comenzó a lloriquear, devolviéndolo a la realidad.
Cuando Morgan se volvió hacia Emily, ésta ya se estaba acomodando en el sofá de dos plazas que había junto el rincón del café.
— ¿Necesitas que caliente agua o algo así?— Preguntó Morgan, bastante desorientado en todo lo que se refería al cuidado de un bebé. Básicamente su experiencia se basaba en haber ejercido de tío con Henry.
Emily, que ya había alcanzado el primer botón de su camisa, alzó la vista hacia él conteniendo la risa. No habría sido apropiado burlarse de él teniendo en cuenta la tensa situación entre ambos.
— No, le gusta a temperatura ambiente— Bromeó. Sonrió al percatarse de su confusión— Le doy el pecho— Le aclaró.
Morgan la miró como si de pronto hubiera descubierto que Emily se había convertido en madre.
— Oh…— Balbuceó— Claro…
Y se quedó allí de pie, frente a ella, sintiéndose la persona más torpe del mundo mientras Emily desenganchaba la copa de su sujetador de lactancia, y guiaba a Sophie hasta su pecho, cuyo llanto cesó en cuanto empezó a succionar con fuerza.
Aquella imagen de Emily amamantando a Sophie lo conmovió y lo sobrecogió al mismo tiempo.
Verla entregada a aquel acto tan natural le resultó extraordinariamente hermoso.
— Derek, ¿podrías sentarte?— Le pidió entonces Emily. La intensidad de su mirada, la había cohibido hasta el punto de que sus mejillas se habían teñido con un ligero rubor— Me estás poniendo nerviosa.
Algo perplejo, Morgan echó un vistazo a su alrededor sin acabar de decidir qué asiento escoger.
Emily dio un par de palmadas sobre el espacio libre que quedaba a su lado.
— Siéntate conmigo— Añadió, y se reacomodó mejor en el sofá para dejarle sitio.
Y allí acabaron los dos, uno junto al otro, observando cómo Sophie se relajaba a medida que llenaba su pequeño estómago.
— No parece real…— Dijo Morgan en voz baja, sin apartar sus ojos del bebé— Es…
A Morgan ni siquiera se le ocurrían las palabras para definir lo que sentía.
— Lo sé… — Emily sonrió, con aquella complicidad que Morgan tanto había echado de menos. Luego suspiró despacio— Derek… Te prometo que traté de decírtelo… — Se detuvo un instante para comprobar que él se mostraba receptivo a sus explicaciones. Morgan se mantuvo en silencio, escuchándola, así que continuó— Pero hubo un momento en que me di cuenta de que una conversación telefónica no sería suficiente… Quiero decir, necesitaba que la vieras… Y yo no podía viajar por el embarazo… Lamento que hayamos llegado a esto… Jamás tuve intención de dejarte al margen.
Derek se tomó su tiempo para reflexionar sobre sus palabras. No quería cometer más errores por culpa de su impulsividad. Tanto él como Emily, independientemente de lo que ocurriera entre ellos, tenían una responsabilidad con Sophie.
— Así que Sophie…— Dijo Morgan, optando por no entrar en aquel tema en profundidad. Sentía que aún le faltaban muchos detalles que conocer sobre aquella historia. Por lo pronto, prefería dejarse cautivar por la pequeña— Es bonito.
— Sophie Rose Morgan…— Puntualizó Emily— Bueno… En cuanto podamos registrarla con tu apellido… Ya sabes… Necesitaba un apellido así que por el momento lleva el mío.
Por primera vez, Morgan se atrevió a acariciar la cabecita de Sophie. Sintió su calidez y suavidad. Era imposible no enamorarse de ella. Era imposible no sentir amor por ella.
— No voy a exigirte que le pongas mi apellido sólo porque sea una costumbre…
Emily agradecía el gesto, pero hacía tiempo que lo había decidido.
— Me gustaría que lo llevara— Le aseguró ella— Si tú quieres… — Añadió con cautela. ¿Había alguna posibilidad de que Morgan no se sintiera a gusto con la idea de que llevara su apellido? Lo descartó de inmediato— Además, me gusta más tu familia que la mía… — Bromeó— Y yo he decidido el nombre… Así que… De veras, estoy bien con eso…— Bajó la vista hacia Sophie, que se había quedado dormida plácidamente. La apartó poco a poco de su pecho, acercándola hacia Morgan — ¿Te importa?
Derek la miró a los ojos, comprendiendo que le estaba pidiendo que la sostuviera en brazos. Y deseaba tanto hacerlo. Deseaba tanto acurrucarla contra su pecho. Y al mismo tiempo sintió miedo. Miedo porque sabía que en el mismo instante en que lo hiciera, aquella niña se convertiría en el centro de su universo.
Y entonces descubrió algo sobre sí mismo.
Que no había nada que anhelara más que eso.
Extendió los brazos formando un nido imaginario, y Emily se inclinó un poco para depositarla en ellos.
El contacto estrecho con su cuerpecito, lo abrumó. Y Morgan supo que jamás podría alejarse de ella. Quería estar en su vida cada día, viéndola crecer, dar sus primeros pasos, pronunciar sus primeras palabras.
Quería ser su padre.
Emily se recolocó el sujetador, y se abotonó de nuevo la camisa; y luego se tomó su tiempo para observar la interacción entre ambos. Ya había visto a Morgan sostener un bebé, a Henry en concreto, y siempre le había despertado ternura cómo su aparente rudeza se desvanecía ante la inocencia de un niño, pero ahora se trataba de su hija, y al verlo con ella en brazos, Emily tuvo la absoluta seguridad de que sería el mejor padre para Sophie.
Parecía magnetizado por la placidez del bebé. La conmovió el modo en que la acunaba, el amor con que la miraba, la calidez con la que le sonreía.
— Sophie Rose Morgan…— Susurró entonces Morgan a la niña— Soy tu papá… Soy tu papá… — Le canturreó—Creo que tú y yo haremos juntos cosas increíbles… ¿Qué te parece?...
Emily contuvo el aliento, mientras trataba de controlar las emociones que se agolpaban en su pecho al escucharlo hablar con ella de aquel modo tan dulce.
El momento se interrumpió por dos golpes en la puerta, justo antes de que alguien la entreabriera lentamente. Derek y Emily vieron entonces asomar la cabeza de J.J.
La rubia se sorprendió al contemplar la escena. Literalmente estaba contemplando una pareja absolutamente enamorada, que acababa de formar una familia. ¿Se habrían dado cuenta ellos?, se preguntó J.J. En cualquier caso, se alegró por sus amigos, independientemente de que las circunstancias externas no fueran las mejores.
—Siento interrumpiros, chicos— Se disculpó.
Emily se incorporó, dejando que Morgan se ocupara de Sophie.
— ¿Qué ocurre?
J.J. entró finalmente a la sala de reuniones y se acercó a la pareja.
— Es ella— Les reveló— Olivia la ha identificado.
Emily no podía creerlo. ¿No terminaría nunca aquella pesadilla?
Se volvió hacia Morgan. En algún momento se había levantado, y se había colocado justo detrás de ella.
— Derek…— Susurró, angustiada.
Morgan detestaba verla así. Compartía por completo sus miedos. La posibilidad de que la sudes le hiciera daño a Sophie, le provocaba auténtico terror.
— No va a pasarle nada— Le aseguró, acunando a la pequeña— No dejaré que eso ocurra— Luego se dirigió a J.J. — ¿Habéis averiguado algo más?
— Reid ha acompañado a Olivia al centro comercial. Van a revisar las cámaras para comprobar si ya la seguía al llegar.
Emily no olvidaba que la silla de paseo y el bolso de Sophie se habían quedado allí. ¿Se los habría llevado Marjorie? Sintió náuseas. No soportaba la idea de que pudiera tocar nada que perteneciera a la niña.
— Sé que aún tenéis muchas cosas que resolver— Continuó J.J., que lamentaba haber tenido que irrumpir de aquel modo— Pero debemos tomar algunas decisiones…
Morgan y Emily intercambiaron una mirada fugaz, conscientes de que la prioridad era capturar a la sudes.
— Por supuesto — Suscribió Emily.
— Bien… — Dijo J.J—Avisaré a los otros.
Unos minutos después el equipo, a excepción de Reid, se reunía de nuevo.
— ¿Ha llamado Reid?—Preguntó Hotch.
Permanecían en pie, a excepción de Morgan y Emilly que habían tomado asiento en la mesa.
— Sí. Han conseguido las cámaras. Ya vienen de camino — Les informó García.
Hotch asintió. Luego se volvió hacia Emily, que sostenía de nuevo a Sophie en brazos, y a Morgan, inamovible a su lado.
—Tenemos que hablar de tu seguridad, Emily… Y la del bebé.
Emily se sintió descompuesta. Se había sentido así desde que J.J. les había confirmado que Marjorie era quien había tratado de llevarse a Sophie.
— Se quedarán conmigo por el momento…— Anunció Morgan. No lo había consultado con Emily, pero en realidad, ¿qué otra opción había? Emily lo miró un instante, sorprendida por la convicción de Morgan de que ella aceptaría sin más— He reforzado las medidas de seguridad de la casa— Le explicó a continuación— Es imposible que se cuele nadie allí… Tú y Sophie estaréis protegidas…— Morgan suspiró. Podía entender qué Emily fuera reticente a compartir techo con él, que ni siquiera le había pedido aún disculpas por su propia conducta durante todos aquellos meses, pero era simplemente una cuestión práctica y debían anteponer el bienestar de Sophie— Oye, sé que no te hace feliz la idea, pero…
— Olivia también— Le interrumpió Emily— Olivia viene con nosotras.
Morgan se había olvidado por completo de la joven. No habían tenido el mejor comienzo, pero comprendía que para Emily su compañía era importante. Según la propia Olivia, había "cuidado de Emily" lo que resultaba una insólita elección de palabras. Tomó nota mental para preguntarle al respecto. Emily no había mencionado detalles sobre su embarazo y el parto de Sophie, quizás porque no habían sido momentos del todo felices, pero estaba seguro de que Olivia no guardaría la misma discreción.
— Claro— Aceptó Morgan— No hay problema
Hotch observó a la pareja y se dio cuenta de que, aunque no existían fisuras respecto a la niña, la grieta entre ellos seguía allí.
— Bien, resuelto este problema— Intervino Rossi— Tendremos que averiguar cómo descubrió tu presencia en el país… Durante meses tu edificio estuvo vigilado, al igual que la casa de Morgan…
— Pero no lo estaba actualmente— Puntualizó J.J. — La vigilancia se retiró hace tiempo. Se consideró que no había razón para prorrogarla.
J.J. omitió mencionar que aquella orden había venido, ni siquiera de Strauss, sino de más arriba. No podían seguir malgastando recursos en localizar a alguien que quizás nunca apareciera. No es que nadie en el equipo estuviera conforme, pero habían asumido que aquella habría sido una lucha que no podrían ganar.
— Ahora hay razones para hacerlo— Apuntó Hotch— Hablaré con Strauss… Asignaremos dos agentes en casa de Morgan— Se dirigió entonces a Emily— Y otros dos en tu apartamento por si decide volver.
—La pillaremos esta vez…— Dijo García. Aunque era más un deseo que una certeza.
Y entonces el teléfono de Emily sonó.
Se lo había dejado en el bolso, sobre la mesa de reuniones.
— ¿Puedes pasármelo?— Le pidió a Morgan. Con Sophie en brazos, su capacidad de maniobra se había reducido.
Morgan hurgó en su bolso, descubriendo un sinfín de objetos relacionados con el bebé, que fue extrayendo en su búsqueda del teléfono. Un chupete con forma de koala, otro más con el nombre de Sophie, ambos metidos en un porta chupetes, un paquete de toallitas húmedas, un babero, incluso un pañal. Morgan supuso que al margen del bolso del bebé, Emily había decidido llevar un par de añadidos en su propio bolso como reserva.
De pronto, la maternidad la había convertido en una persona extremadamente previsora.
— Podríais montar con eso un mercadillo— Bromeó Rossi contemplando el despliegue de objetos infantiles sobre la mesa, lo que hizo sonreír al resto.
Mientras, el teléfono seguía sonando insistentemente. Emily resopló, exasperada por la clara ineficacia de Morgan para encontrar un simple teléfono.
— ¡Derek! ¡El teléfono!— Exclamó para despertarlo del trance en el que parecía haber caído tras la apreciación de Rossi.
Finalmente Morgan dio con él y se lo entregó.
Emily contempló la pantalla, iluminada con el nombre de "Olivia". Al mismo tiempo, la invadió un mal presentimiento. Recordaba que la joven había mencionado que se lo había dejado en el bolso de Sophie. ¿Era posible que siguiera en el centro comercial con el resto de pertenencias de la niña?
— ¿Olivia?— Saludó con cautela.
Con tanta cautela, que consiguió llamar la atención del resto de agentes.
Primero hubo un silencio al otro lado de la línea.
Después, escuchó aquella voz.
— No debiste volver
Emily reconoció de inmediato la voz resentida de Marjorie, y fue precisamente eso lo que la enfureció. Si la sudes la había llamado para intimidarla, se había equivocado terriblemente, porque Emily Prentiss no estaba impresionada.
Su expresión cambió. Enderezó su postura, y sujetando contra su pecho a la pequeña Sophie, se puso en pie, dándole la espalda al grupo.
— Escúchame bien, maldita zorra perturbada, porque te lo diré sólo una vez— La amenazó con fiereza — Como vuelvas a acercarte a mi hija, te juro por Dios que te daré caza como a un animal… No me conoces… No sabes de qué soy capaz… Pero grábate en tu puta mente retorcida que cuando acabe contigo, en tu funeral van a tener que meterte en un jodido ataúd cerrado porque ni tu madre podrá reconocerte.
No esperaba respuesta alguna de Marjorie. No le interesaba lo que pudiera decirle. Sólo sentía una rabia visceral producto de su instinto maternal más exacerbado. Como una leona defendiendo a su cachorro.
En cualquier caso, la llamada se cortó. Claramente Marjorie no había previsto aquella furia.
Los agentes se quedaron en silencio. Aquella habría sido una buena oportunidad para intentar localizar a la sudes, pero claramente Emily no había pensado en ello. Su reacción había sido producto de la presión a la que estaba siendo sometida.
Nadie se habría atrevido a culparla, pero eso no significaba que no se preocuparan por su estabilidad mental.
— ¿Emily? — La llamó J.J. suavemente.
Finalmente Emily se volvió hacia el grupo de perfiladores, que la observaban con expresión inquieta.
— Lo siento…— Se disculpó ella. Había dejado la profesionalidad a un lado y no podía permitírselo. No si con ello ponía en peligro a Sophie— No sé qué me ha pasado… Yo…— Sintió una opresión en el pecho, y que el aire se negaba a llegar hasta sus pulmones— Yo… — Repitió, aferrándose a Sophie. Su cuerpo se quedó rígido, y sus ojos comenzaron a humedecerse— No puedo respirar…— Jadeó.
Morgan reconoció de inmediato los síntomas del ataque de pánico que Emily estaba sufriendo, y se apresuró a llegar hasta ella. Buscó a J.J. con la mirada, para que se encargara de Sophie, aprisionada entre los brazos de su madre, pero J.J. ya estaba a su lado, tratando de que Emily le entregara a Sophie, que sorprendentemente seguía dormida.
— Vamos, Emily…. Yo la sostengo…— Le dijo suavemente.
— Tranquila, todo va a estar bien…— Le susurró Morgan al oído, mientras la rodeaba por la cintura.
Abrumada por la situación, Emily cedió y finalmente le entregó la niña a J.J, que la acurrucó con afecto.
— Nada está bien…— Gimió Emily. Sus brazos estaban tensos, cruzados sobre su pecho, como si añoraran a la pequeña— Nada de esto está bien, Morgan…. Si le ocurre algo a Sophie…
Derek la miró a los ojos. Emily respiraba de forma agitada, sus pupilas estaban brillantes y su rostro enrojecido.
— Eso no pasará– Le aseguró Morgan en voz baja— Emily, escúchame bien— Insistió llamando su atención. Ella le dirigió una mirada perdida— Sophie está a salvo, y lo seguirá estando… Nadie va a hacerle daño... Pero vas a tener que confiar en este equipo, y vas a tener que confiar en mí— Luego le alzó el mentón con la punta de los dedos— ¿De acuerdo, princesa?— Terminó, sonriendo.
Emily abrió los ojos, reconfortada por el simple uso de aquel apodo que Morgan había comenzado a utilizar cuando sólo eran amigos.
— De acuerdo— Respondió ella en voz baja.
Luego se volvió hacia los agentes que se mantenían expectantes. Se sintió avergonzada por aquel despliegue de vulnerabilidad. Nunca se había considerado una persona dramática, pero lo cierto era que desde su embarazo, y especialmente desde que se había convertido en madre, le resultaba más difícil compartimentar.
— Llévatela a casa— Intervino Rossi, dirigiéndose a Morgan— Nosotros seguiremos trabajando.
Emily no tenía intención de oponer ningún tipo de resistencia.
— Las cosas de Sophie están en el apartamento— Recordó.
— No te preocupes...— Dijo J.J— Me encargaré de eso— Se acercó a Emily y le entregó a la niña— Ve con Morgan.
— Está bien— Aceptó Emily, dejándose guiar por Morgan que seguía manteniendo su mano sobre su cintura.
— Derek…— Lo llamó García antes de que cruzaran el umbral de la puerta. Éste se volvió hacia la analista— Cuida de ellas— Le pidió con una sonrisa cómplice.
Morgan asintió, y luego la pareja abandonó la sala de reuniones.
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