Las siguientes historias participan en la actividad Kisspril de la pagina "Es de fanfics", decidí escribir sobre una de mis parejas favoritas Ekko x Jinx ya que nunca hay suficientes cosas sobre ellos y porque presiento que en Arcane las cosas no terminara tan bien para mi amada pareja.

El tema del día es primer beso.

Como siempre espero que disfrutes la lectura de esta pequeña historia.

Azul

Ekko escuchaba los desanimados suspiros de Powder mientras deseaba ver una sonrisa en el rostro de su mejor amiga, y no los deprimentes resoplidos que había lanzado durante los últimos minutos mientras se limitaba a garabatear figuras sin sentido en una vieja libreta.

- Oye Powder ¿Y si revisamos la caja musical que encontramos el otro día en la basura? –dijo el niño buscando una manera de animar a su acompañante– ese es un objeto con el que podría estafar a un pilti.

- No tengo ganas –contesto Powder sin levantar la vista de su dibujo– y no soy buena negociando –"no soy buena haciendo nada" quería agregar, aunque no menciono aquellos pensamientos a su amigo.

Si algo sabía Ekko mejor que nadie, era la manera de sacar a Powder de aquellos estados taciturnos, sonrió con malicia mientras silenciosamente tomaba una de las almohadas de uno de los viejos camastros del sótano de The las Drop y la lanzo sin contemplaciones contra la espalda de la niña.

- ¡Hora de la guerra! –grito animadamente con gestos exagerados– me debes una revancha.

Powder se estremeció al sentir el golpe en su espalda, levanto la mirada hacía el chico el cual la miraba con una sonrisa en la cara y otra almohada en la mano listo para atacar nuevamente, ante lo cual la chiquilla lo miro con molestia antes de tomar el arma con la que había sido atacada y correr tras Ekko para iniciar una guerra de almohadas.

Los sonidos apagados proveniente del bar acompañaban al de las risas infantiles de Ekko y Powder quienes habían descartado el juego mas violento tras quedar totalmente agotados y con sus armas casi destruidas y listas para un arreglo.

- Oye Ekko –dijo seriamente Powder– si vamos a la guerra debemos tener marcas adecuada para que nuestros enemigos nos teman y nuestros amigos nos reconozcan.

- Eso suena interesante –contesto el chico.

- Tengo algo de pintura para la cara que me trajo Vi, si quieres puedo hacer algo genial para ti.

El silencio reino mientras que Powder comenzaba a pintar la forma de un reloj de arena sobre el rostro de Ekko, los dedos llenos de pintura verde se deslizaron con delicadeza mientras el corazón del chico latía cada vez mas fuerte.

- No te muevas tanto –reprendió con seriedad Powder cuya expresión era de concentración absoluta, mientras se acercaba cada vez mas al rostro de Ekko revisando su obra.

Ekko no pudo hacer demasiado para controlar sus desbordados sentimientos y por primera vez deseo algo mas que tomar la mano de su mejor amiga cuando huían de los Enforcers, o la calidez de su cuerpo cuando caían dormidos entre la chatarra tras un arduo día de trabajo.

Tomando toda la determinación que poseía Ekko cerro la escasa distancia que lo separaba de su amada y sin siquiera cerrar los ojos junto su boca a la de la chica, deseando tomar todo lo que pudiera de aquel momento y grabar cada pequeño detalle de una muy sorprendida pero receptiva Powder.

Azul el mundo de Ekko se reducía al azul, a los profundos ojos de Powder que lo miraban con sorpresa y el cabello de la niña que rosaba gentilmente su rostro. Aunque la sensación que mas lo consumía era la suavidad de aquellos labios que tocaban los suyos.

Los acelerados pensamientos de Ekko quedaron totalmente paralizados en la sensación de aquel suave roce, la música apagada que provenía del bar sobre sus cabezas desapareció totalmente y solo podía escuchar los acelerados latidos de su propio corazón.

En aquel momento el mundo se redujo a solamente ellos dos no importaban Vander, ni los clientes de The last Drop, ni Vi y los otros chicos que aquella noche los habían dejado atrás "ya que no estaban preparados para trabajos más serios y peligrosos", lo único verdaderamente importante para Ekko era la presencia de Powder y la calidez de sus labios.

Si alguien le hubiera dicho que besar se sentiría de aquella manera no se hubiera reído mientras hacia bromas de lo asqueroso que era que dos personas se pegaran de aquella manera, ahora varias cosas comenzaban a tener sentido…

El niño deseo alargar el tiempo y extender ese instante para siempre, deseaba perderse eternamente en aquella inesperada suavidad y en los ojos azules de Powder que en medio de su sorpresa lo miraban como si nadie más existiera en el mundo.

Pensar que minutos antes solo estaban jugando mientras saltaban sobre el viejo sillón del sótano y ahora en aquel pequeño instante el orden natural de las cosas se había alterado para ellos dos, ya que si de algo estaba seguro Ekko era que Powder era la chica indicada para él.

Inesperadamente la puerta fue abierta por Vander quien llevaba unas bebidas para los chicos y aquel extraño hechizo se rompió, con una velocidad sobrehumana Powder separo su rostro del de Ekko intuyendo que su padre podría malinterpretar todo, aunque ella misma no estaba segura de que pensar al respecto, ¿por qué su corazón latía de aquella manera? ¿por qué no golpeo a Ekko tras robarle su primer beso? ¿qué era aquel cálido sentimiento que calentaba su pecho?

Ekko era consiente que las cosas podían descontrolarse y no quería ser golpeado por el hombre mayor mientras recibía algún tipo de charla por tocar a la menor de sus hijas, el que fuera joven no lo hacia tonto. Ahora solo tenía que convencer a todos de lo serias que eran sus intenciones y sobre todo asegurarse de que Powder entendiera sus sentimientos.

- ¿Interrumpo algo? –Pregunto el hombre mirando con suspicacia a los chicos tratando de determinar si estaba sucediendo algo fuera de lo normal, los niños crecían tan rápido…

- No –contesto apresuradamente Powder, desviando su mirada de Vander y centrándose en Ekko.

- Para nada –dijo con seguridad y mirada arrogante Ekko, mientras se preguntaba si sobreviviría a los puños de Vander.