Al final, consiguió para ella, 15 días para la investigación (que nadie haría, de seguro).

Los que tomaría organizar el funeral, la convocatoria y la elección del nuevo soberano o soberana y su entronización.

Si para entonces no era declarada inocente, Rose sería ejecutada públicamente en la mañana de la coronación y el juguete seleccionado sería su propia estaca, que se limpiaría con su sangre.

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"¿Qué vamos a hacer, Ibrahim?", lloraba Janine, cuando vio que arrastraban a su hija a las celdas de castigo.

"Para salvarla... Nuestra Rose... debe morir".

"¡Ibrahim!". Gritó Janine, desesperada, rogando.

"Romeo y Julieta, mi amor. Pensaba en ellos... ¿recuerdas el ballet que vimos juntos?, Julieta Capuleto amaba a un joven con el que no podía estar. Que había sido expulsado de su ciudad. Y para reunirse con él, acudió a un hombre sabio, quien le dio una poción; ¿recuerdas?, una poción que simularía su muerte, tan perfectamente; que ese sabio la rescataría de la cripta el día del funeral...".

"¿Simularás su muerte?, ¡Pero cómo!".

"Es mi hija, y mi magia la protegerá. Lo usuarios de tierra somos los creadores de los conjuros, y nadie nos supera en eso... Oksana me enviará un simple anillo que bloqueará el enlace... Nadie puede impedirnos que nos llevemos su cuerpo, una vez que la declaren muerta para ellos...".

"¿Y la autopsia?, ¿cómo lo obviamos?".

"Por eso el veneno. Lo verán junto a su cuerpo. Uno tan peligroso, tan potente, que temerán tocarlo. Y nosotros, amor... no estaremos allí, obviamente. Estaremos haciendo Lobby en alguna parte, para ayudar a su causa, siendo más que visibles...".

"¿Y la investigación?, ¿se anulará?".

"NO lo permitiré, por lo contrario. Deberán hacerla de verdad. Y partiendo por reconocer sus errores al recolectar las pruebas forenses. Manada de ineptos, a la legua se notaba que tocaron todo con sus manos sucias. Habían más huellas que simplemente las obvias. Además, de que la estaca tenía -visiblemente- las iniciales de Belikov. Porque así lo pidió Rose al graduarse, ¿recuerdas?. Y él sí tiene autorización para entrar en la cámara real. No así Rose...".

"Si caen en eso, los distraerá un rato. Si Rose está... entonces, él será el primer sospechoso de todo, ¿verdad?. Lo merece. que sufra. Atestiguar en su contra, si es necesario".

"Ya veremos, Sihaya. Ya lo veremos".


Temporizaron perfectamente.

Oksana entró en los sueños de Rose, para explicarle todo lo que debía hacer.

Nada podía fallar.

Ibrahim había ido por el veneno y vuelto sin ser visto.

Lo preparó cuidadosamente, mezclándolo con apenas unas gotas de su sangre y la de Janine.

Y al estar listo, lo puso sobre un paño hecho de la seda más pura, y empezó a recitar en su lengua natal.

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Aslında Doğu Ülkesinden nefret ediyorum!

Beni almalarına izin verme

yeraltı işkencesine doğru!

Çünkü tanrıların nefret ettiği eylemlerde bulunmadım.

Ve Mesket bölgesinden geçtiğimde

Saf tanındım.

Cenazemin günü

tanrı Ver-er-djer bana kutsallaşmayı bahşediyor

Alemlerin Rabbinin huzurunda.


Janine lo observaba, intrigada.

Reconocía claramente el idioma y algunas palabras en él, pero claramente; no hacían sentido alguno.

"Al desvanecerse la magia protectora, cuando Rose lo bebiera; sólo quedaría el veneno en el frasco".

Le explicó Ibrahim.

"¿Y esa galimatía?, conozco un poco de turco. Recuerda que le enseñé a Rose cuándo vivimos allá. Pero no hacen el menor sentido.

"Y no deberían. No fueron escritas en turco en realidad. Son mucho más antiguas, Jani. Los moroi... somos tan antiguos cómo los humanos, y nuestra magia era muy valorada en otro tipo de civilizaciones... los de Espíritu no eran tan pocos, pero balbuceaban como la Dragomir o el muchacho Ivashkov. Y fuimos los de tierra que supimos encauzar esa magia en palabras. Nosotros diseñamos las palabras de estos conjuros; y no eran para lo que los humanos creían".

"¿Y es?".

"Un pasaje seguro en la muerte. En nuestra magia, esto era literal".

"¿Es del libro egipcio de los muertos?".

"Sip, el conjuro CLXXXVI en concreto. Y literal, para no morir por segunda vez. Genial, ¿cierto?".

"¿Y a qué suena en moderno?".

"Se pronunciaría así", y comenzó a recitar.

¡Yo odio, en realidad, al País del Este!

¡Que no me lleven hacia los subterráneos de tortura!

Porque yo no cometí acciones aborrecidas por los dioses.

Y cuando atravesé por la región de Mesket fui reconocido puro.

El día de mis funerales el dios Ver-er-djer me concede la santificación frente al Señor de los Mundos".

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"¿Y entonces?, ¿cómo evitamos que la manoseen?".

"Porque un guardián Mazur velará por el cuerpo de Rose, previo a su rescate. La guardiana Rose Hathaway dejará la corte en una bolsa de cadáveres, -o en un ataúd-, probablemente. La que aterrizará en Turquía será una completamente nueva".

"Sólo esperemos que tus conjuros arcanos y difíciles de entender si le sirvan".

"Ya lo veremos, Jani".


Un guardián de rango inferior -funcionario de la corte misma- le llevó a Rose una bandeja con comida.

Una botella de agua -cerrada- y una bolsa de pan -cerrado- ambos visados por los guardias de la entrada.

La botella iba en esa bolsa, pero no la vieron; gracias a la potente magia que la protegía.


Rose miró la pequeña botella sin miedo, sino con mucha pena.

Podía simplemente dejar que el veneno la matara, pero no lo haría.

No tenía más opción.

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El circo mediático ya la condenó a ser ejecutada, en 15 días más o menos. Y moriría, de igual manera.

Suspiró. Era el momento.

La corte comenzaba a despertar.


En la última visita de su madre, le había pasado el anillo sanador en secreto, de modo de que estaba absorbiendo la oscuridad a gotas.

Era clave, pues la muerte del SK implicaba que tomaba de golpe toda la oscuridad del usuario, para después caer en la oscuridad de la muerte.

Y Lissa debía percibirlo así.

O nada resultaría.


Cerró los ojos y obligó a toda la oscuridad de Lissa, a todos sus estados mentales oscuros, a venir a ella y cuando su ira y el odio crepitaban dentro de sí, tomó el frasco y lo bebió completo; dejándolo caer al suelo.

Y -poniéndose el anillo en el último segundo de su vida consciente-, cayó al suelo; muerta para el mundo que ella conocía y la conoció cómo era.

La magia de su padre la protegería el tiempo justo -para expulsar el veneno del cuerpo-, si todo salía bien.

Sino, como a Romeo Montesco, la mataría el veneno.

Sólo debía esperar.

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En el frasco se desvaneció la magia y sólo quedó su letalidad.

El veneno que contenía era de la serpiente Taipán australiana.

La más letal del mundo.


Lissa estaba de oyente en el Consejo, al no tener quórum.

A su lado, Adrián parecía cabizbajo y silencioso, cuando levantó la mirada hacia ella, sorprendido.

"¿Has... recargado su anillo, Lissa?", le susurró muy despacio.

"¿El anillo?, ¿dices el de Rose?, no desde que peleamos... ¿por qué?".

"Estás... perdiendo tu... oscuridad... va hacia ella, cada vez más y más rápido... ¿acaso no lo sientes?".

"¡Me siento tan bien!, tranquila, y más liviana, de hecho", lo miró; "como si estuviera feliz, como si todo fuera a arreglarse".

"A Rose la asesinarán en menos de 15 días, Lissa; ¿cómo puedes estar feliz?, ¡yo no lo estoy!".

"Todo se arreglará, Adrián", le tomó la mano y se la apretó.

"No lo hará. Nadie va a investigar. A nadie le importa. La Reina ha muerto, ¡que viva el rey!", dijo con amargura.

Él amaba a su tía, que lo adoraba a cambio.

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"¿Acaso no lo ves?, ¡todos esperan ver su ejecución, están contando los días, Lissa!".

Y ella lo miró de verdad. Y parpadeó.

Tenía una felicidad sin límites dentro de sí.

Más, incluso, que cuando en la Academia Rose tomó su oscuridad, cuando atacaba a Jessie con todo su poder.

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Y fue entonces que lo sintió.

Un vacío que comenzaba a expandirse. Frío en las venas. El corazón casi no latía y su garganta se cerró.

Era como morir, sin estarlo.

Un eco y un silencio que nunca había sentido antes.

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Adrián la miró, sorprendido y atemorizado ante su cambio.

"¿Lissa?", se aterró.

"¡La están matando ya!", gritó destempladamente; "¡lo prometieron!", se levantó, furiosa y aterrada; "¡lo prometieron, que tendríamos 15 días para buscar pruebas, pero la están matando ya!".

"Princesa Dragomir, si no se calma, deberá salir del Consejo", le recriminó el Príncipe Ivashkov, perdiendo la poca paciencia que nunca tuvo.

"¡Imbécil!, ¡Por qué no te Callas!, Ustedes LO prometieron!, ¡pero Rose está muriendo ya!"; y salió, como poseída, corriendo hacia las celdas.

El plan se cumplía.

Sería ella, su Usuario, quien la encontraría muerta.


Dimitri y los Guardias Reales corrieron tras ella.

Y entraron tras ella en las celdas, viéndola en el suelo, sobre el cuerpo frío e inerte de su enlazada, su amiga y salvadora, Rose Hathaway.

Él avanzó lentamente hasta ellas.

Se inclinó y recogió el frasco con un pañuelo que alguien le pasó -con muchísimo cuidado-, mostrándolo al Capitán de la Guardia Real.

"¡Quién ingresó esto aquí!", bramó y miró al guardián que llevó la comida.

"Señor, todo fue visado en la entrada. Estaba todo sellado, como se nos ordenó".

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El médico jefe llegó corriendo y apartó a Lissa y a Dimitri.

Tomó el pulso, revisó las pupilas, observó las vías aéreas y olió con mucho cuidado el letal frasco, que guardó en una bolsa y en una caja.

"Muerta. Quien lo organizó, lo hizo muy bien. No hay contraveneno, lo siento... no en esta mezcla. Murió de inmediato. Dosis perfecta, ajustada a su peso... ¿no tenían 15 días?, ¿por qué la mataron antes?... ¿y escogieron veneno?, qué inusual... cualquiera diría que estaban planeando silenciarla. Compulsión, probablemente. Y una muy brutal". Y miró a Lissa y a Adrián, para luego mirar al capitán de la guardia real, que asintió.

Los haría arrestar e interrogar.

Y a la cresta los convencionalismos.

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"El juicio sería en 15 días", dijo Lissa, entre sollozos; "ni siquiera habíamos empezado a reunir pruebas o nada... ¡y nosotros no fuimos!".

Intentó defenderse, pero nadie parecía creerle ya.

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"¡Déjenme pasar!", rugió Sergei- el guardián secundario de Ibrahim-, que llegaba para resguardar el cuerpo, mientras lo liberaban para retirarlo.

Se inclinó, la recogió, la dejó sobre el camastro y la cubrió con una manta.

"Soy Sergei, guardián secundario de su padre. Él y su madre ya vienen en camino. Nadie puede tocar el cuerpo. ¿Ya fue declarada muerta, doctor?"; y el médico asintió.

"Agradezcan que el Sr. Mazur no los demanda de asesinato, pero en una corte humana. ¿No habrás sido tú, Belikov?".

"¡Yo!, ¿y por qué yo?".

"Tú la ibas a ejecutar, ¿cierto?, ¡Oh, el más joven BM7!", dijo, sarcástico. "El último guardián real escogido y por La Reina misma. Eras el indicado... ¡Es obvio!, ella fue por tí, salvó tu miserable vida y ahora que no te servía, evitarías volver a mancharte las manos con su sangre, ¿verdad? y ese veneno puede ser ruso, ¿cierto, doctor?".

"En efecto, sí. Me recuerda los de la antigua corte rusa, de los que leí en mi especialización a medicina moroi. No sabía de dónde lo relacionaba, pero tiene lógica... Sé que nadie me ha pedido mi opinión, pero... ella podría haber sido inocente. Ella gritaba su opinión... ¿Strigois?, sí. Pero jamás la acusaron de matar personas".

"Yo no fui", se defendió Dimitri, sombrío; "la amenacé, sí. Pero yo era strigoi y casi lo logré. Ahora le debo mi vida... Jamás la tocaría".

"Tu amor se desvaneció, en tus palabras", le recordó Lissa. "¡Oh, Rose, por qué no confiaste en mí!", y se echó a llorar sobre su cadáver. "¡Por qué no estuve allí para tí!".

"Todos lo oímos, princesa; no necesita fingir ante nosotros"; le recordó Sergei. "Lo mal que la trató. La humilló. Y ahora pretende llorar sobre su cuerpo, ¡qué falsa suena ahora!".


El lugar quedó vacío. Sólo quedó Sergei, junto al cuerpo.

Tenía instrucciones precisas -antes de la llegada de Janine-; que la prepararía para llevársela.

Debía pegarle parches que inhibirían el veneno hasta que pudieran darle el suero, que sí existía; porque estaba preparado por Ibrahim mismo.

El tiempo estaba muy apretado, un minuto más de lo planeado y Rose comenzaría a morir de verdad.


Dimitri se fue a su habitación, pero no logró dormir ni un poco.

Sólo vio muerte y desolación.

Cuando peleó con Rose en Portland y la bloqueó, cayendo al suelo, de donde nunca se levantó.

La pelea con Natalie, mordida y muerta por su mano.

Spokane, su cadáver frío y con el cuello roto.

St. Vladimir, muerta y destrozada por los strigoi.

En Rusia, como strigoi.

En el rescate, muerta por su mano.

La ejecución, muerta por su mano.

Muerte, sólo muerte.


Rozando la muerte, caminando por sus bordes oscuros y estando apenas en el mundo de los vivos... Rose había estado tan cerca de la muerte, tantas veces, que daba miedo.

Y, al final, la muerte consiguió llevársela.

A Rose, a su Roza... Intentó imaginar su vida sin ella... y no pudo verla.

El vacío que ya sentía se expandía peligrosamente por todo su ser.

Su vida sin su Roza sería eso, un vacío exponencial que duraría por toda la eternidad... ¡Si tan sólo hubiera podido sentir algo por ella!, habría estado allí para ella.

Tal vez, eso nunca hubiera pasado.

Pero el amor infinito del otro Dimitri era sólo de él, al parecer.

Pero sí podía sentir pena, y dolor.

Muchísimo dolor. Un dolor que nunca sintiera en su vida.

Mayor que el de su resurrección.

El dolor de la pérdida de su otra mitad.


Ibrahim llegó a reclamar a su hija, mientras Janine iba por las cosas de Rose y a presentar su renuncia.

No se quedaría allí, pasara lo que pasara.

La recuperación de Rose sería lenta. Y el duelo por su pérdida, eterno.

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Visitó a Lissa en sus alojamientos, para darle un último mensaje.

"Vasilissa, a mi Rose le habría gustado que peleara por su escaño en el Consejo... incluso, la Corona, si lo desea".

"Gracias, Guardiana Hathaway".

"Sólo Janine. Renuncié formalmente a la guardia y a mi cargo. Me iré, con Ibrahim y mi hija y la enterraremos. No habrá más Hathaways, éramos las últimas. Todos han muerto por los morois. Que Rose sea la última".

"Entonces, ¿qué hará?".

"Lo que fui muy cobarde en hacer hace mucho tiempo atrás. Aceptar la propuesta de matrimonio de Ibrahim. Por Rose... Y por ella... limpie su nombre, si quiere o si puede. No deje que se vaya a la tumba con la mancha de un asesinato que sabemos que no cometió... Y hay otra cosa, antes de que se me olvide. Recuerde, no sabemos mucho, o casi nada, de su poder y de ese vínculo que las unió. No sabemos si ya está con las sombras que tanto temía o sólo en las penumbras, esperándola... No sabemos nada. Insista en intentar comunicarse con ella, de la manera normal".


Era una jugada muy peligrosa.

Pero Lissa ya había demostrado ser manipulable.

Era demasiado joven e inexperta.

Y debía mantenerse firme. Era vital.


Horas más tarde, el avión de Ibrahim aterrizaba en su natal Esmirna, en donde toxicólogos expertos en venenos -usuarios de tierra, todos ellos- se abocaron en traerla a la vida.

Rose estuvo en coma médico por 48 horas, mientras limpiaban su sistema del poderoso veneno; que estuvo a horas de matarla.

A su lado, trabajaba una ancianísima usuario de espíritu, una que el mismo Ibrahim había convocado: su abuela materna, Zultana.

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"Esta niña es fuerte, Ibrahim. La oscuridad no se quedará con ella, aunque lo ha intentado una y otra vez... Hay viejas leyendas, que cuando vas muy adentro por el túnel oscuro, ves a los Guardianes de la Puerta. Si vuelves, ellos vienen a buscarte... toman los cuerpos de alguien que ha muerto recientemente y te buscan para que vuelvas a cruzar... Piénsalo... ha estado tantas veces tan cerca de la muerte", susurró, acariciando su pelo; "los strigois matan por alimento y por placer, pero a veces son los mensajeros del túnel... ".

"Spokane, St. Vladimir, Rusia, y Pensilvania", susurró Janine; "dos en Spokane, demasiados en Montana, muchísimos en Rusia... Dimitri en Pensilvania... ¿quieres decir que... vio a demasiados guardianes?".

"Es SK. Sus guardianes son nuestros muertos, que la quieren con ellos, Hurrem".

"Los 3 Dragomirs", contó entonces; "Arthur y todos los Badica y sus guardianes, Su amigo Mason, los guardianes, los novicios y los estudiantes muertos de St. Vladimir, los guardianes muertos en el rescate, La Reina muerta... Dimitri, a quien ama con esa locura imposible de frenar...".

"Son demasiados muertos", susurró Zultana, asintiendo. "El SK los atrae, los invoca cada vez que absorbe la oscuridad de su enlazada y lo hizo por mucho tiempo sin saberlo".