Capítulo 9: Un Slytherin ilusionado.

Severus se levantó de un salto al día siguiente, ni siquiera fue necesario que sonara su alarma. Estaba loco de ganas de verla, quería volver a abrazarla, a besarla, no podía olvidar el tacto de sus labios cálidos y suaves. Nimue estaba igual de emocionada por verlo, cada día se levantaba contenta por volver a verlo, pero hoy era más especial, por fin le confesó que le gustaba, podría dejar de reprimir sus ganas de besarlo cada cinco minutos… por lo menos mientras estuvieran a solas…el resto del tiempo tendrían que ser discretos, no estaba prohibido, pero no querían bromas estúpidas por el momento.

En cinco minutos se encontraron en la puerta de la habitación de Nimue, ella se lanzó a su cuello en cuanto abrió la puerta, lo besó apasionadamente, tenía que aprovechar el momento en que todo el castillo dormía. Se separaron por un momento y siguieron abrazados.

-Buenos días, Severus.

-Buenos días, Nimue. ¿Qué tal has dormido?

-Muy bien, feliz…pero hubiera dormido mejor abrazada a ti… ¿Y tú qué tal?

-También he dormido bien, aunque te he echado de menos. Esta mañana no llueve y no hace demasiado frío…pero me apetece nadar, ¿Qué me dices? ¿Vamos a la sala de los menesteres?

Ella sonrió seductoramente.

-Iba a sugerírtelo…no vamos desde la primera vez que me llevaste allí…y llevo un bañador bajo mi ropa… llévame allí contigo. – Hizo un ligero puchero y le acarició el pecho con la punta del dedo.

Severus sonrió y le dio un beso suave y breve en los labios.

-Por supuesto, Nimue, tus deseos son órdenes para mí.

Protegieron sus habitaciones, como cada mañana y se fueron allí sin perder tiempo. Cuando llegaron y Severus abrió la puerta, después de entrar y protegerla para que nadie los molestara y poner un aviso a las 7 y media, para no llegar tarde al desayuno, Nimue se colgó del cuello de Severus y lo besó de nuevo, él la abrazó por la cintura y ella rodeó su cintura con sus piernas. Cuando estaban casi sin aliento, Severus se apartó y dijo:

-¿Qué te parece si dejamos la carrera por hoy y vamos directamente a nadar?

-Me parece perfecto, profesor… - Mordió ligeramente su cuello y bajó de sus brazos. – Yo te iba a sugerir lo mismo, quizás es cierto que las grandes mentes piensan igual… - Le guiñó un ojo y se quitó la camiseta de deporte naranja, dejando al descubierto la parte superior de un bikini de triángulo color verde Slytherin que lo dejó con los ojos como platos.

Después procedió a quitarse las zapatillas y los calcetines, él aún se quedó quieto mirándola fijamente. Se quitó los pantalones de deporte negros y dejó al descubierto unas braguitas de bikini con forma de triángulo atadas a los lados de sus caderas.

-Severus, ¿Te vas a quedar ahí parado? – Se acercó a él seductoramente y le dijo: - ¿Me vas a dejar nadar solita?

Entonces Severus se desvistió rápidamente y se quedó con su bañador habitual. Ella empezó a correr hacia la piscina, él la alcanzó y la agarró de la cintura.

-¿Dónde te crees que vas corriendo tanto?

-Al agua.

-No sin mí.

Entonces la cogió en brazos y se lanzó al agua con ella. Se abrazaron y besaron bajo el agua y después salieron a la superficie casi asfixiados.

-¡Estás loco! Un segundo más ahí abajo y nos hubiéramos ahogado.

-No lo hubiera permitido, además, no podía dejar de besarte, no sé si lo sabes, tus labios son adictivos.

Volvió a besarla y estuvieron así unos minutos más.

-Por cierto, si llego a saber que tenías un bikini tan atrevido hubiera sugerido venir aquí cada día.

Ella reía.

-Tengo más bañadores, tres de una pieza y 5 bikinis…éste es el más atrevido que tengo, no me lo hubiera puesto antes de lo que pasó ayer.

-Puede ser…pero tarde o temprano te lo habrías puesto, no soy el hombre más paciente del mundo, pero habría esperado para verte así.

Nimue tenía el pelo recogido en una coleta alta, algunos mechones se escaparon y los tenía mojados y pegados a sus mejillas, Severus los despegó y los puso con delicadeza tras una de sus orejas.

-Eres tan hermosa, Nimue.

Nimue sonrió tímidamente y le dijo:

-Tú también eres muy guapo, Severus.

-No mienta, señorita McGonagall.

-No lo hago, me encanta tu pelo negro. – Acarició su pelo. – Tus ojos son preciosos. – Pasó un dedo alrededor de ellos. – Y tu nariz es un poco grande, pero te hace más atractivo, tiene personalidad. – Besó la punta de su nariz. – Y tus labios también son adictivos… - Lo besó con pasión.

Tras unos minutos de besuqueos en la piscina, Nimue empezó a nadar y le dijo que la atrapara estuvieron jugando un rato. Pero de pronto apareció una tumbona enorme y unas toallas cerca del borde de la piscina. Severus al ver la expresión interrogante en la cara de Nimue dijo:

-He pensado que podríamos tener un rato tranquilo y relajado antes de irnos de aquí.

Salió de la piscina y la ayudó a salir, se secaron con las toallas blancas y esponjosas que les facilitó la habitación, que debían estar encantadas porque se les secaron los bañadores por completo. Severus se tumbó y Nimue se acurrucó con él.

-Me encantaría dormir así contigo esta noche, Severus.

Él besó su coronilla.

-A mí también, pero si te quedas conmigo esta noche tu tía hará preguntas y si se entera que he mancillado a su queridísima sobrina, probablemente me castre.

Nimue empezó a reír.

-No debes preocuparte por la tía Minnie, ella estará encantada cuando lo sepa. Cuando llegué aquí me preguntó qué me pareciste y no pude negar que me gustabas ya entonces…me dijo que ánimo, que tenía su bendición.

-Vaya, quién lo diría. Minerva McGonagall dándome su permiso para cortejar a su sobrina predilecta…y yo que creía que me odiaba.

-No te odia. Y habla muy bien de ti, además conoce mi tipo ideal de hombre. Alto, moreno, inteligente, atractivo de manera peculiar, que entienda mi sentido del humor y que me apoye profesionalmente. Recuerdas que te conté que mi exnovio me dejó en abril por otra mujer. – Severus asintió acariciando su pelo. – No me dolió tanto que me dejara por otra, yo sabía que no tendría mucho futuro con él, no paraba de decir que yo dejaría de trabajar en cuanto me casara con él…si no me llega a dejar él, lo hubiera hecho yo. – Severus acarició su mejilla y después volvió a tocar su melena antes de besar su coronilla. – La cuestión es que se fue con otra y se casaron enseguida…y no me importó. Lo que más me gusta de ti es que me apoyas y ayudas y crees que haré un gran trabajo. Yo quiero casarme y tener hijos y también trabajar, quiero hacerlo todo y sé que puedo, pero no es necesario casarse a los 25 años con el primero que te lo pida como va a hacer mi hermana, claro que ella ha tenido suerte y ambos se adoran, pero yo no he tenido esa suerte de encontrar a alguien que me guste de verdad y que entienda mis aspiraciones… hasta ahora.

Severus sonrió y le levantó la barbilla para besarla suavemente.

-Yo te entiendo, no te creas que sólo a las mujeres las presionan para casarse y tener hijos, en Francia quizás no, pero en Reino Unido si un hombre no desea casarse en cuanto sale de Hogwarts o termina su educación lo miran mal. A mí eso me da igual, sólo me plantearía el matrimonio con alguien lo suficientemente especial, inteligente y maravillosa… además yo no quiero que mi mujer sólo sea esposa y madre, me gustaría que tuviera una profesión fuera de la casa, así ninguno de los dos se aburriría. No me importaría tener hijos en algún momento, no se me dan muy bien los niños, cómo viste ayer, pero tengo tiempo para aprender, además esos no son mis hijos…siempre he pensado que de estar casado nos repartiríamos sus cuidados, lo justo es repartir la responsabilidad entre los dos padres. Tampoco tengo prisa por tenerlos, pero eso puede cambiar si encuentro a la persona adecuada.

Entonces Severus la besó y ella sintió un hormigueo recorrer todo su cuerpo y su corazón latir con fuerza, él sintió algo similar. Pero empezó a sonar la alarma y tuvieron que apresurarse para no encontrarse a nadie por los pasillos. Se vistieron rápido y volvieron corriendo a las mazmorras. Cuando llegaron a sus habitaciones, se separaron a regañadientes y quedaron en verse tras el desayuno para corregir unos exámenes de cuarto año y preparar el que Severus planeó el lunes para los de sexto año.

Cuando llegaron al comedor para desayunar se sorprendieron al ver llegar a Francesca cuando estaban a punto de terminar de comer. Francesca corrió a abrazar a Remus, cuando los alumnos los vieron besarse empezaron a vitorearlos, incluso un descarado Gryffindor gritó:

-¡Enhorabuena profesor Lupin! ¡Así se hace!

Remus dijo un poco avergonzado:

-¡Galloway por favor!

-No es nada malo profesor, ahora mismo, es la envidia de todo Hogwarts.

Albus se echó a reír y presentó a Francesca y dijo a los chicos que visitaría al profesor Lupin de vez en cuando, les pidió discreción porque no querían periodistas husmeando en los alrededores de Hogwarts. Los chicos tenían mucho cariño por el encantador profesor Lupin y Albus sabía que no harían nada que lo perjudicara.

Francesca se sentó con Remus, Severus y Nimue, las dos jóvenes se llevaron muy bien casi al instante. Resultó que la amiga de Nimue conoció a Francesca en su estancia en Florencia. Además tenían mucho en común. Severus y Remus se miraron con resignación, sabían que tendrían citas dobles quisieran o no. Cuando pararon un poco de hablar, Remus le preguntó a su novia:

-Francesca, querida, no me quejo, para nada, me encanta que vengas por sorpresa, pero, ¿No habíamos quedado en que iría a buscarte después del desayuno?

-Sí, caro mio, es que Minerva y Albus me han invitado a pasar el día aquí y esta noche Minerva quiere que vaya con ella y las mujeres a tomar algo a sus habitaciones. ¿Te parece mal?

-No, cariño, lo único que no me gusta es que esta noche te echaré de menos.

-No te preocupes por eso, le he dicho a Minerva que a las 11 de la noche me voy a tu habitación… no tardaré, espérame despierto.

-Pensaba hacerlo.

Pasaron la mañana los cuatro juntos, Nimue y Francesca hablaron mucho sobre la investigación para el título de Nimue, Francesca le ofreció su ayuda si la necesitaba y Nimue le dijo que, en la medida de sus posibilidades, contara con ella para lo que hiciera falta. Por la tarde, tras el almuerzo, Nimue y Severus fueron a hacer lo que tenían planeado por la mañana y que pospusieron para estar con Remus y Francesca, la pareja iba a pasar la tarde paseando por los jardines aprovechando que no llovía y que no hacía mucho frío. Remus no tenía nada que corregir porque lo hizo el día anterior para tener tiempo para estar con Francesca.

Severus y Nimue pasaron la tarde terminando las correcciones y tratando de evitar besarse cada vez que se miraban. Cuando terminaron con el trabajo, Severus cerró a cal y canto la puerta y silenció el despacho y Nimue lo miró con curiosidad, él apartó su silla del escritorio y ella lo entendió sin palabras, se sentó en su regazo y lo besó apasionadamente.

-Llevaba desde esta mañana deseando hacer esto, Severus.

-Yo también, pero sabes que debemos ser discretos delante de los alumnos y el personal. Además tenemos obligaciones laborales...Aún es demasiado pronto para decir nada…aunque por las miradas de algunos de ellos creo que lo sospechan.

-¿Te parecería mal que supieran que estamos juntos?

-Es demasiado pronto, Nimue, aún ni siquiera hemos tenido una cita… contigo quiero hacer las cosas bien, si fuera sólo sexo, lo haríamos aquí, ahora mismo, y sería sólo eso, un polvo de vez en cuando y nada más… Contigo quiero que sea algo más, eres especial para mí. Nunca me ha pasado con otra mujer desde… bueno no lo recuerdo.

Nimue simplemente lo besó y para aligerar el ambiente dijo:

-Y porque mi tía sabe que me gustas en serio y si sospechara de que soy sólo un rollete te cortaría las pelotas… - Nimue le guiñó un ojo.

-Sí, también está eso. – Severus tenía una mano en su cadera y con la otra empezó a acariciar su pelo suelto. – Además, como te he dicho hace mucho que no he sentido esto, no quiero meter la pata contigo, no quiero que vuelvas a mirarme como ayer, creo que no te dije nada cuando me echaste la bronca porque no soportaba pensar que me pudieras odiar.

-Severus, no te odio, no podría hacerlo nunca, pero vi a esos niños tan asustados por tu furia irracional que sólo podía pensar en hacerte ver que yo también estaba enfadada, contigo, no con los niños.

-Lo sé, pagué con esos niños mis propios miedos, me asustaba tanto pensar que resultaras herida o que te perdiera para siempre, la sola posibilidad me aterra hasta niveles que ni siquiera sospechas.

Volvieron a besarse, era la hora de ir a cenar. Severus le dijo:

-Te echaré de menos esta noche, Nimue.

-Yo también, pero sabes que mi tía no me perdonará que me pierda una de sus reuniones, afortunadamente Sybill no vendrá porque tiene que hacer unos cálculos en la torre de astronomía y Francesca vendrá a tomar algo, podría escaparme un rato para venir a verte con la excusa de acompañar a Francesca a la habitación de Remus.

-Mejor no tentar a la suerte, seguro que alguna de ellas insistirá en acompañaros, ¿qué tal si mejor quedamos mañana para ir a nadar a nuestro jardín, esta vez haremos ejercicio de verdad…por lo menos un rato y después podemos jugar un rato en la piscina y te puedes poner ese bikini tan bonito…¿Te he dicho que he pasado todo el día evitando pensar en ti con ese bikini? Hubiera tenido que darme más de una ducha fría… quizás me hubiera pillado un enfriamiento.

Nimue se reía.

-¡Qué exagerado eres! Sabes, yo también he tenido que evitar acordarme de ti en bañador…también estabas muy sexy, te hubiera arrancado ese bañador en la piscina y hubiera hecho cosas bastante traviesas allí mismo…pero tienes razón, esto es especial, yo también quiero que la primera vez sea en una cama, lejos de Hogwarts y tras una cita adecuada.

-Ya estoy deseando que llegue el próximo sábado.

Se besaron por última vez ese día y fueron a cenar. Nimue pasó antes por su habitación para recoger un pijama y el cepillo de dientes, su tía le dijo que por lo general se quedaban a dormir allí todas si se pasaban de copas, no era buena idea usar las escaleras de Hogwarts con unas copas de más.

La cena transcurrió con normalidad, Nimue y Francesca prometieron no beber demasiado, aunque era posible que no pudieran cumplir su promesa… Minerva y Pomona no eran muy de fiar en esas ocasiones, según Severus. Se despidieron y Remus invitó a Severus a una copa en su habitación. Cuando llegaron fue directo al grano:

-Bien, Severus, ¿Me lo vas a contar? ¿Se lo has dicho por fin?

Severus pareció sorprendido, pero sabía que no podía engañar a Remus, lo conocía demasiado bien y ya le admitió que Nimue le gustaba mucho.

-Creo que si te has dado cuenta, no es necesario que te lo confirme.

-¿Y? Tenía razón, ¿Verdad? A que a ella también le gustas.

-Sí, tenías razón, pero no me digas "Ya te lo dije" o te hechizaré y cuando venga Francesca no se te levantará ni con mi poción de lujuria más potente.

-Está bien. – Dijo Remus riendo, aunque sabía que Severus era capaz de hacerlo. - ¿Cómo fue que te lanzaste? ¿Lo habéis hecho?

-No, aún no, hemos quedado en que lo haremos el próximo sábado, la llevaré a mi casa, cogeremos la moto e iremos de paseo, he pensado llevarla después al cine y a cenar a un buen restaurante, ya he reservado mesa, y después iremos a mi casa, a dormir y lo que surja…volveremos el domingo por la mañana.

-Severus, amigo mío, sí que debe gustarte, nunca has llevado a una mujer a tu casa.

-Lo sé. Pero ella es especial.

-Bueno y cómo fue que por fin le pediste una cita y que pasara la noche en tu casa.

Severus le contó lo que pasó en la última clase del viernes, la bronca que tuvieron y lo que pasó después y lo que estuvieron haciendo y hablando en la sala de los menesteres esa mañana.

-Severus, si pudiste resistir a quitarle el bikini y hacerlo con ella en ese mismo momento, voy a terminar creyendo que estás enamorado.

-Es pronto para decirlo Remus… pero es muy probable. Sólo con besarla siento más excitación y cariño que cuando me acosté con Lily.

Remus le dijo:

-Menos mal que no es sólo un capricho, si fuera así, sabes que Minerva convertiría tus partes en un rollito de salmón y se lo cenaría en su forma animaga.

Ambos se rieron pero sabían que era verdad, Minerva era protectora con sus cachorros de Gryffindor, sabían que sería feroz cuando se tratara de su sobrina favorita. Severus se quedó allí con Remus hasta que llegara Francesca.

Mientras Severus y Remus estaban charlando tranquilamente en la habitación del profesor de Aritmancia y Runas Antiguas, en la habitación de la subdirectora las mujeres del personal se estaban divirtiendo bastante, Pomona y Poppy estaban intentando preparar cócteles siguiendo las recetas de un manual de coctelería muggle. Allí estaban también Charity, la profesora de Estudios muggles, que intentaba ayudarlas con los cócteles, y, sorprendentemente, Irma Pince, Minerva la convenció cuando le dijo que aún le quedaba vino del que fabricaba su hermano.

Minerva convirtió su sofá, su sillón y unos cojines en unas cómodas camas y se pusieron sus pijamas. Irma se puso un camisón victoriano y, al verla, Pomona le dijo a Poppy al oído que debía tener ese camisón desde la adolescencia, en ese momento Poppy estaba bebiendo un sorbo de su margarita y por poco le salió por la nariz. Ellas llevaban pijamas de franela a cuadros muggles, no soportaban los camisones, Poppy sólo los usaba a solas con Alastor y no le duraban mucho puestos, pero para ir allí no iba a ponerse uno de sus camisones de seda. Francesca, Nimue y Charity llevaban pijamas muggles también, se decidieron por un pantalón corto de pijama y unas camisetas amplias de manga corta, Charity llevaba trabajando allí desde el curso anterior y se divertía bastante con sus compañeras, cuando era estudiante en Hogwarts no se imaginaba que los profesores se divertían así. Minerva se puso su pijama de seda negra, llevaba un pantalón largo, una camisola de tirantes finos escotada con encaje por el escote y una bata a juego. Charity le dijo al verla:

-Siempre me sorprende verte así vestida, Minerva, recuerdo que cuando era estudiante todo el mundo pensaba que usabas camisones anticuados y batas de abuela.

-Claro, porque es lo que me puse la noche que hubo epidemia de gripe y tuve que ayudar a Poppy en la enfermería con el personal que no cayó enfermo y no me dio tiempo a ponerme la ropa de trabajo, transfiguré mi pijama en eso porque creo que no era adecuado pasearme así por el colegio…y porque por aquel entonces aún tenía un tipazo y no quería ir provocando.

Nimue dijo:

-Aún tienes muy buen tipo, tía Minerva.

-Gracias, cariño, ahora entenderéis por qué es mi sobrina favorita, no ve los defectos de su anciana tía.

Charity dijo:

-Tiene razón, Minerva, sigues estupenda, ojalá tuviera tu cuerpo cuando llegue a tu edad.

-Bueno, dejad de halagarme o me lo terminaré creyendo y cambiemos de tema. Francesca, querida, estoy tan contenta de que hayas venido. Estoy tan contenta de lo tuyo con Remus, nunca he visto a ese chico tan feliz y lo conozco desde que era un niño. Le has hecho mucho bien.

-Él a mí también, es un hombre muy especial, Severus me habló de Remus en sus cartas, pero no me podía imaginar que era tan maravilloso.

Todas estuvieron de acuerdo y estaban felices por ellos, después Poppy le preguntó a Nimue por su investigación.

-El profesor Snape, me está ayudando a ordenar mis ideas y estoy leyendo unos libros que me ha prestado, no sé si os he contado lo que me hizo la profesora O'Donnell.

Nimue les contó lo que le pasó con ella y su proyecto de investigación. Todas se asombraron de su mezquindad. Pero Pomona dijo descaradamente:

-Me sorprende que sigas llamándolo "Profesor Snape"…por cómo te mira pensé que ya lo llamabas por su nombre de pila, al resto del personal nos llamas por el nombre de pila, ¿Por qué no a él?

Nimue se sonrojó hasta las orejas.

-Es que es mi mentor sería un poco inapropiado hacerlo.

Pomona entornó los ojos:

-No seas anticuada, pequeña, eso era en el siglo pasado… además sólo es unos años mayor que tú, mi mentor tenía unos 90 años cuando estuve en mi aprendizaje… y me dijo que no lo llamara "Profesor Miller", que no quería sentirse aún más viejo, un gran tipo, el viejo Angus, se portó conmigo como un abuelo, él y su esposa no tenían hijos y eran muy cariñosos conmigo, yo lo pasé fatal cuando murieron, Angus me legó su biblioteca personal, sabía que no aceptaría su dinero. Bueno, vamos a hablar de algo más alegre, ¿cuándo seguirás el ejemplo de Francesca y convertirás a nuestro Severus en un hombre decente, Nimue?

Nimue escupió lo que estaba bebiendo.

-¿Qué?

-Vamos no te hagas la inocente, aquí todos nos hemos dado cuenta, os gustáis mucho, se ve a kilómetros…No estamos ciegos, querida.

-Yo…no sé, aún no hemos concretado nada. No sé si llegaremos a algo, pero, que no salga de aquí, me gusta mucho.

-¿Y aún no lo llamas Severus? – Preguntó Minerva.

-Sólo cuando estamos a solas.

Nimue se atrevió a hablar porque Irma ya estaba dormitando, le gustaba mucho el vino del padre de Nimue, pero le daba mucho sueño. Todas dieron gritos de aprobación y Poppy dijo:

-Sólo espero que no os distraigáis demasiado y apruebes tus exámenes cuando llegue el momento.

Nimue se sonrojó.

-Lo primero es lo primero y él dice que nada de distraerse en el trabajo o de los estudios…

Francesca dijo:

-Pero cuando acaba la obligación, empieza la diversión.

Todas rieron y de pronto escucharon a Irma roncando y provocó un ataque de risa general.

Pasaron el resto de la noche bromeando sobre Nimue y Severus, eso sí, la chica les hizo prometer que no bromearían sobre ello delante de Severus, no quería que se enfadara y que su historia terminara antes de empezar…todas prometieron comportarse y ella sabía que podía confiar en ellas, podían ser un poco descaradas, pero no eran unas insensatas y sabían que los dos serían felices juntos.

Francesca se fue en busca de Remus sobre las 11, las demás vitorearon y le desearon que lo pasaran muy bien…y que lo disfrutara mucho.

Cuando Francesca llegó a la habitación de Remus, Severus se estaba despidiendo de su amigo, Francesca le deseó buenas noches y le dijo que Nimue contó que él le gustaba mucho, pero que no se preocupara que sólo dijo que aún no tenían nada serio…

-Severus, querido, no te enfades, porque ella no sacó el tema, las demás lo han notado, hay cosas imposibles de disimular.

-¿Tanto se nos nota?

Remus dijo:

-Te lo he dicho, amigo, se ve a simple vista.

Severus suspiró, les deseó buenas noches y se fue a dormir.

Al día siguiente, las mujeres despertaron un poco más tarde de lo habitual. Nimue les repartió un remedio para la resaca. Todas se lo agradecieron. Le preguntaron de donde lo sacó y les contó que era una creación propia, después de pillar una borrachera tras su graduación de Beauxbatons y pasar tres días sin poder levantarse de la cama por la resaca, creó su propia poción, tenía pensado patentarla cuando terminara su aprendizaje, mientras era una fórmula secreta.

Cuando volvió a su habitación, se encontró a Severus en la puerta.

-Buenos días, Nimue.

-Buenos días, Severus.

-¿Qué tal la noche?

-Bien, te eché de menos.

-Supongo que no te dejaron olvidarte de mí.

-No les conté todo, pero no sé cómo, ya sabían que me gustas.

-Creo que no somos tan discretos como creemos, vi a Francesca cuando llegó a la habitación de Remus y me contó que todas estaban seguras de que nos gustamos…pero que no dijiste mucho más.

-No quiero contar nada hasta ver qué tal va nuestra cita el próximo sábado. Estoy impaciente.

-Yo también.

Se dieron un breve beso y ella entró a ducharse y vestirse, dejarían el deporte para la mañana siguiente. Ese día Nimue tenía trabajo que hacer en su investigación y Severus en la suya.

El resto del día lo pasaron enfrascados en sus investigaciones, Francesca se tuvo que ir antes del almuerzo y prometió volver a la próxima noche de chicas. Remus la acompañó al campus de la universidad de Edimburgo, quería ir a visitar a Tim, Dumbledore y el resto de personal que lo conocía les mandó saludos a Tim, todos lo recordaban con mucho cariño.

Cuando llegó la noche, Nimue y Severus se despidieron en la puerta de la habitación de ella y, aprovechando que no había nadie cerca, se besaron. Al día siguiente volverían a correr por la mañana temprano. Ya esperaban con ansias su tiempo a solas.