Capítulo 10: El Jefe de Slytherin tiene una cita.

La semana había pasado intolerablemente lenta para Severus y Nimue…pero sus ratos de deporte y momentos a solas pasaban increíblemente rápido, el tiempo volaba cuando estaban juntos. Habían notado antes las miradas cómplices de sus compañeros de trabajo, pero desde la pequeña fiesta de chicas de Minerva, había más sonrisas y comentarios llenos de doble sentido.

Severus se despertó ilusionado como un niño la mañana de Navidad…algo que no le pasó ni siquiera cuando era pequeño. Corrió a ducharse y vestirse, no se puso su ropa de trabajo, optó por vestirse con su ropa muggle habitual, pantalón vaquero oscuro, en esta ocasión una camiseta de manga corta que compró en un concierto de los Rolling Stones al que fue unos años antes, botas de cuero para ir en moto y una cazadora de cuero. No le importaba que lo miraran sus compañeros de trabajo o sus alumnos, no quería perder ni un minuto de su tiempo con Nimue buscando un sitio donde ponerse ropa muggle antes de ir a su casa.

Cuando llegó al gran salón, se produjo un silencio que parecía retumbar en las paredes de la enorme estancia. Todos lo miraban boquiabiertos, adultos y niños. Nimue llegó detrás de él y rompió el silencio:

-¡Buenos días! – Lo miró con una sonrisa.

-Buenos días, señorita Nimue.

Severus entonces carraspeó, algunos intentaron apartar la mirada.

-Para que dejéis de mirarme como a un extraterrestre, hoy tengo que hacer unas gestiones en una zona muggle, no puedo cambiarme antes de llegar y por eso voy así vestido, ya lo sabéis, así que ya podéis seguir con vuestros desayunos.

Se sentó en su silla habitual junto a Nimue y Remus que empezaron a reír.

-Buenos días, Severus, has causado sensación, tienes revolucionado a todo Hogwarts.

-Buenos días, Remus, no será para tanto, mañana ya estará todo olvidado. Si me disculpas sólo quiero desayunar e irme de aquí. – Bajando la voz dijo: - Tenemos un poco de prisa.

Remus rió y dijo:

-Te entiendo. No os molestaré más.

Nimue sabía que Severus le contó a Remus que hoy tenían una cita, él sería el que los disculparía con Albus y Minerva en caso de que preguntaran por qué no fueron a cenar o a desayunar al día siguiente…aunque las miradas y risitas que soltaban el director y la subdirectora mirándolos les decían que no necesitaban que los cubrieran.

Cuando terminó el desayuno y todos se fueron a sus habitaciones, quehaceres o a disfrutar del sábado, Severus y Nimue fueron a sus habitaciones, él cogió su mochila donde guardó un conjunto de su ropa de trabajo para el día siguiente, no quería que se repitiera la escena del desayuno al día siguiente en el almuerzo. Guardó ahí también sus cosas de aseo porque no tenía nada en casa en ese momento. Rápidamente fue a la habitación de Nimue y llamó a su puerta, ella le abrió mientras se ponía una cazadora de cuero negro, llevaba un vaquero ajustado claro, un top negro sin mangas y escotado, con unas botas similares a las suyas, un poco más femeninas, se maquilló discretamente, menos los labios, que se los pintó rojo pasión, se dejó el pelo suelto. Cuando la vio dijo:

-Estás preciosa, muy bien vestida para ir en moto.

La besó brevemente y ella dijo mientras recogía su propia mochila.

-Tú también estás muy guapo, voy a tener que vigilar a esas jovencitas…se te comían con los ojos.

-Lo siento por ellas, sólo tengo ojos para una bruja.

Se abrazaron y se fueron sin perder tiempo hacia la puerta de las mazmorras. Salieron a los terrenos y había algún que otro alumno paseando por allí, que los miraron asombrados, pero les daba igual. Decidieron ir a Hogsmeade y coger el tren a Londres, salía en media hora, se aparecieron en Las Tres Escobas y de allí a la estación llegaron en pocos minutos. Unas horas después estaban en Kings Cross, habían considerado aparecerse en casa de Severus para coger la moto, pero siendo un barrio muggle era mejor que llegaran en un taxi.

La calle donde vivía Severus no estaba muy lejos del centro de Londres, pero sí un poco alejada. Cogieron un taxi y no tardaron en llegar a la casa, una de las vecinas más cotillas estaba por allí paseando a su perro, un chihuahua chillón y con mal genio que ladraba como loco cada vez que veía a Severus y tiraba de la correa histérico. Se bajaron del taxi y Severus pagó. Cuando bajó Nimue, la señora Smith se acercó un poco más y saludó.

-Buenos días, señor Snape, ¿tiene descanso en el internado?

Severus suspiró exasperado.

-Buenos días, Señora Smith, es que de vez en cuando me tomo el fin de semana para venir a casa y pasear en moto, creía que lo sabía.

-Sí, creo recordar que me lo dijo, pero nunca te había visto tan bien acompañado, sólo había visto al tipo ese larguirucho.

Nimue se aguantó la risa, en ese momento el perrito empezó a tirar de la correa y a intentar morder la punta de la bota de Severus.

-¡Panchito! ¡Quieto!

La mujer cogió al perrito y Severus le dijo:

-Bueno, Señora Smith, nosotros tenemos prisa y su perrito seguro que debe seguir haciendo sus cositas, hasta otro día.

Cogió la mano de Nimue y entraron a la casa, Nimue observó la decoración.

-Vaya, me encanta tu casa, tienes buen gusto, por cierto, ¿Qué le pasa a ese perro psicópata?

Severus se reía.

-Que me odia, se pone así cuando me ve a mí, le he preguntado a otros vecinos y parece que sólo se pone así cuando ve a ciertos vecinos… y a estas alturas, debe saber todo el barrio que el profesor rarito del número 48 ha engañado a una chica preciosa para llevársela a su casa.

Nimue se reía.

-Pues no has tenido que engañarme… sólo has necesitado decirme que me traerías para que me volviera loca de ganas por venir.

Se besaron y Severus le dijo que dejara sus cosas en el dormitorio, fueron allí y ella sacó un pantalón y un top más elegante, por si esa noche iban a un sitio elegante, sus cosas de aseo y un bolso pequeño donde guardó su maquillaje y su cartera. Él mientras fue a sacar la moto del garaje, la llevó a la puerta. Se pusieron las chaquetas y los cascos y se montaron y se fueron de allí.

Pasaron el resto de la mañana paseando por Londres, a la hora de almorzar fueron a una hamburguesería en la zona muggle, comieron y charlaron, se divirtieron, después fueron a hacer un poco de turismo, Nimue quería ver el palacio de Buckingham y el Big Ben. Pasearon por Londres cogidos de la mano, besándose y pararon a mirar algunos escaparates. Fueron al museo de la Torre de Londres y después volvieron a casa, Nimue se puso el otro pantalón que era negro, ajustado y más elegante, unos tacones de tamaño medio y un top de manga larga y cruzado creando un escote muy favorecedor en color verde oscuro, se dejó la misma chaqueta. Se maquilló igual que esa mañana y se hizo una elegante trenza. Severus se puso el mismo pantalón y unos zapatos de vestir, se puso una camisa blanca y se dejó la misma chaqueta de cuero. Irían a un buen restaurante, pero no era un sitio excesivamente elegante, era agradable y romántico, pero sin código de vestimenta.

Salieron de nuevo y cogieron su moto, a Nimue al principio le asustaba un poco, pero Severus era un buen conductor y la tranquilizó pronto. Aún quedaban casi tres horas para su reserva y Severus la llevó a un multicine donde ponían reestrenos, sorprendentemente aún estaban poniendo allí Una Habitación con Vistas, que estaba a punto de empezar y decidieron verla. Severus compró las entradas y Nimue insistió en pagar las palomitas, un paquete mediano para los dos y un refresco para cada uno, no querían perder el apetito.

Se sentaron en sus butacas, en una de las últimas filas, disfrutaron de la película, Severus la rodeó con su brazo y de vez en cuando se besaban y se daban palomitas el uno al otro…y entre beso y beso, alguna mano vagaba…pero aunque la sala no estaba muy concurrida no querían que su primera vez fuera un sitio público.

Cuando terminó la película cogieron los envases de las palomitas y los refrescos para tirarlos en las papeleras de afuera. Iban saliendo junto con gente de otras salas, Severus tenía su brazo alrededor de los hombros de Nimue y ella rodeaba su cintura con su brazo, los dos estaban distraídos hablando y riendo porque una de las actrices protagonistas se parecía mucho a Minerva cuando de pronto Severus notó que algo chocó contra su pierna, cuando miró abajo se sorprendió al ver a la pequeña Leah Longbottom agarrando su pantalón con sus pequeñas manitas.

-¡Señor Sev! – Gritó la niña alegremente.

Detrás de ella apareció Alice corriendo seguida por Frank que llevaba al pequeño Neville de la mano.

-¡Severus! – Dijeron Alice y Frank al unísono, luego siguió hablando Alice. – Disculpa, no te había visto, Leah ha salido corriendo y no he podido pararla.

-Yo quería saludar a Sev. – Dijo la niña, que miraba a Nimue y Severus con una tímida sonrisa.

-Hola, Frank, Alice, pequeños. Yo tampoco os había visto con la gente saliendo. - Había muchas familias con niños, estaban reponiendo Pinocho de Disney y acabó también hace unos minutos. – Aunque por lo que veo esta señorita tiene mejor vista que todos nosotros juntos.

Frank intervino.

-Lo siento mucho, Severus, creo que os hemos interrumpido. – Frank los miró con una amable sonrisa.

Nimue apretó el costado de Severus y a él no le quedó más remedio que presentársela, aunque no le importó, Frank y Alice le caían bien.

-Frank y Alice, esta es mi novia, Nimue McGonagall, Nimue ellos son Frank y Alice Longbottom, su hijo Neville y su hija Leah, fuimos compañeros de clase en Hogwarts y ahora trabajan formando aurores.

A Nimue le encantó que la presentara como su novia, los Longbottom se sorprendieron pero le sonrieron sinceramente felices y saludaron con amabilidad a Nimue.

-Encantados de conocerte, Nimue.

-Igualmente, Frank, Alice, Neville, Leah.

Neville dijo:

-¿Cómo es que te llamas igual que la profesora Minerva?

Sus padres estaban tan impactados por conocer a la novia de Severus que no se dieron cuenta de su apellido. Nimue se agachó para hablar con Neville y le dijo:

-No se lo digas a nadie, pequeño, ella es mi tía.

Alice la miró con atención:

-¿Cómo no me he dado cuenta? Os parecéis mucho.

Leah dijo:

-¿Por qué hablas raro?

Nimue sabía que aún tenía un marcado acento francés y empezó a reírse aunque Alice empezó a regañar a su hija.

-No le regañes, es un encanto de criatura. Pequeña, yo nací en otro país llamado Francia donde todos hablamos más o menos sonando así. Quizás cuando seas mayor tus papás te puedan llevar allí.

Entonces la niña le sonrió y le dijo:

-Me gustas. Eres simpática.

Estaban hablando en la entrada del cine de que se conocieron porque ella estaba terminando su aprendizaje con Severus y surgió algo más, que en un rato tenían reserva para cenar a solas no muy lejos de allí, cuando Alice dijo de pronto:

-¡Ah, por ahí vienen!

Entonces vieron salir del cine a Lily y James Potter con sus hijos. Severus ya estaba resoplando y Frank y Alice entendieron que no le hacía gracia la presencia de la otra pareja. James y Lily se reunieron con ellos. Lily dijo:

-Disculpad, hemos tardado un poco, había mucha cola en el baño. – Entonces reparó en Severus y que tenía a una chica abrazada a él. – ¡Severus! ¿Qué haces aquí?

Él la miró y dijo:

-Hola Lily, James. Obviamente he estado viendo una película.

Entonces Leah dijo:

-Sí, con su novia Nimue.

James y Lily se quedaron mirando a la pareja sorprendidos. Severus dijo:

-Bueno, la señorita Longbottom se me ha adelantado, James y Lily Potter, esta es Nimue McGonagall, mi novia. Y no quiero ser grosero, pero tenemos una reserva para cenar y tenemos que ir a buscar la moto. Hasta otro día, me alegra haberos visto, Frank Alice, pequeños. – Acarició la cabeza de la pequeña Leah y dijo dándose la vuelta abrazando aún a Nimue. – Adiós.

-Adiós. – Dijo Nimue.

Ambos se fueron, no muy lejos de allí habían aparcado la moto de Severus, se pusieron los cascos aún bajo la atenta mirada de las dos parejas. Leah les hizo un gesto de despedida con la mano cuando los vio darse la vuelta y le devolvieron el gesto. Frank y Alice los miraban sonriendo y felices por ver a Severus contento. Lily y James aún no salían de su asombro, Severus Snape tenía una novia preciosa y una moto enorme. James lo miraba más sorprendido que otra cosa e impactado por lo que había visto y más aún después de saber que era sobrina de Minerva. Pero Lily, aunque miraba a la pareja con sorpresa se veía en sus ojos su envidia, no podía evitarlo, cuando él la rechazó hace poco más de un mes, sabía que tenía razón que no era buena idea que volvieran a verse, que ella tenía a James y que él merecía encontrar a alguien, pero ¿Tenía que encontrarla tan pronto? ¿Ella era tan fácil de olvidar? Él estuvo loco por ella desde que eran pequeños y se acuesta con ella una sola vez y en poco tiempo encuentra a alguien y es como si ella nunca hubiera significado nada para él. Reaccionó cuando Harry le dijo que tenía hambre. Se fueron a cenar con Alice y Frank a una pizzería cercana e intentó apartar a Severus de su cabeza.

Severus y Nimue llegaron en poco tiempo al restaurante, era un sitio pequeño, limpio y agradable, bastante romántico y decorado con buen gusto, les pusieron en una mesa cerca de un ventanal, tenía un mantel a cuadros blancos y rojos, como en muchos restaurantes italianos, la familia dueña del local lo llevaba desde hace tres generaciones, tenían la mejor pasta fresca que había probado Severus en Inglaterra, además Remus llevó allí a Francesca semanas antes y dijo que le encantó, que se notaba la receta italiana tradicional, Severus sabía que podía confiar en el criterio de Francesca.

Después de que les sirvieron su cena y se quedaron a solas, Nimue le dijo a Severus:

-Te veo un poco raro desde que nos encontramos con tus amigos, ¿te arrepientes de haberme presentado como tu novia?

Severus sonrió un poco y dijo:

-De eso no me arrepiento, me ha gustado mucho llamarte mi novia, me encanta cómo suena. Pero lo que no me ha gustado es que nos encontráramos con los Potter.

-No sé por qué, pero sospechaba que eso era lo que pasaba. Los Longbottom me parecieron encantadores y sus niños eran muy educados, aunque la pequeña es un poco descarada, es graciosa y simpática y parece que le gustas, me cae bien.

-Sí, la única niña del mundo a la que le gusta Severus Snape. – Entonces le contó lo que pasó al final del curso pasado.

-Bueno, mi novio es un héroe y tiene una fan de 3 añitos. – Le guiñó un ojo y le dijo: - ¿Y qué te pasa con los Potter? No hablé con ellos pero no parecen desagradables.

-No son lo que parecen…no sé si contarte esto, no quiero estropear nuestra cita con historias desagradables.

Nimue cogió su mano.

-Severus, se supone que una cita sirve para conocer mejor a tu pareja.

-Si quieres te lo cuento, pero después cambiamos de tema y terminamos de cenar.

-Está bien.

Entonces le contó su historia con Lily, que la conoció antes de Hogwarts, que desde siempre la quiso, o eso creía, que tuvieron una pelea estúpida en quinto año y que ella nunca lo perdonó del todo, que ella luego se casó con James, el matón que le hizo la vida imposible con su grupo de amigos. Él le había hablado de ese aspecto de su vida escolar y sabía que Remus pertenecía a ese grupo pero que una vez fueron adultos se hicieron amigos. Entonces ella cayó en la cuenta de quienes eran los Potter, Minerva le habló de ellos y de su hijo mayor que estaba destinado a ser un gran mago. Lo que no sabía es que Severus había estado enamorado de Lily, que durante muchos años fue su primer y único amor. Entonces Severus la notó un poco triste.

-Nimue, ¿Estás bien?

-Creo que sí, ¿Aún la quieres? A Lily.

Severus dijo inmediatamente.

-No, creo que nunca la he querido de verdad, de joven estaba deslumbrado por ella, era mi única amiga y yo un niño mestizo y solitario en un colegio donde se metían conmigo día sí y día también, después tuve un enamoramiento de adolescente con ella y más tarde una obsesión un tanto malsana, pero poco después me di cuenta que era sólo lujuria…ella sola se cayó del pedestal donde la puse…y ahora no significa nada para mí.

-Yo creo que nos miraba enfadada.

-Normal, me di cuenta de que es bastante vanidosa y le gusta ser el centro de atención, aunque ni siquiera quería mi amistad, estaba encantada sabiendo que me tenía comiendo de la palma de su mano, saber que ya no soy su perrito faldero y que nunca lo seré debe haberle cabreado. Es como un crío que ni quiere su juguete pero no quiere que nadie juegue con él. No sé si me explico.

-Sí, Severus, entonces ¿no hay ninguna posibilidad de que tú quieras estar con ella?

-Por supuesto que no, ¿Tú me ves de padrastro de dos niños? Además son igual de idiotas que su padre… yo la genética no la puedo cambiar y dime ¿para qué la querría a ella si tú me haces más feliz?

Nimue se levantó de su silla y se sentó en su regazo:

-¡Oh, Severus! Tú también me haces muy feliz. – y lo besó apasionadamente. Estaban junto al ventanal ajenos al mundo y no se dieron cuenta de que los Potter iban de vuelta a casa buscando un punto de aparición, Lily llevaba a Harry de la mano y James llevaba en brazos a Violet que se había quedado dormida, James no lo vio con la niña en brazos, pero Lily sí los vio y volvió a sentir la misma envidia, aunque tuvo que dejar de mirar cuando Harry le preguntó por qué iba tan lenta. Sacudió su cabeza y siguió caminando como si nada hubiera pasado.

Tras zanjar el tema de Lily, la cena transcurrió agradable y divertida. Severus le propuso volver a casa…y ella estaba ansiosa por volver. Antes de montarse en la moto Severus le preguntó si le apetecía ir a un pub de por allí cerca, solían poner buena música. Ella negó con la cabeza, se acercó a él y lo abrazó.

-Quiero volver ya a casa y, aunque estás muy guapo con esta ropa, estoy deseando verte por fin completamente desnudo… - Las dos últimas palabras las dijo muy despacio mientras subía su mano hasta la nuca de Severus para que bajara la cabeza y lo besó con pasión.

Severus se apartó tras casi un minuto.

-Será mejor que nos vayamos o daremos un espectáculo indecente en medio de la calle.

Le dio un último beso, se abrocharon las chaquetas y se pusieron los cascos. Se subieron en la moto y Severus arrancó con Nimue fuertemente agarrada a su cintura.

Cuando llegaron a casa dejaron la moto en el garaje y Severus cogió su mano. Entraron en la casa, Severus le dijo a Nimue:

-Sabes que ésta se puede considerar la primera cita de mi vida.

-¿En serio?

-Sí, en Hogwarts no fui muy popular entre las chicas y tan sólo tuve algún rollo sin importancia y ninguna de las chicas quería que nadie supiera que se enrollaron con "Snivelus".

-¿Snivelus?

-Así me llamaban James Potter y Sirius Black para burlarse de mí durante toda mi adolescencia. ¿Recuerdas que te conté que tuve una gran pelea con Lily? Empezó porque James me hizo levitar y me dejó en calzoncillos delante de toda la escuela, ella me defendió, pero siguieron burlándose de mí porque me defendió una chica, yo arremetí contra ella, porque a esa edad se es básicamente un memo y la llamé "sangre sucia" me arrepentí en ese mismo momento pero sé que nunca me terminó de perdonar aunque, como seguro que te contó Minerva, yo participé activamente en la caída de Voldemort y la salvé a ella y a su familia… la cuestión es que muchas chicas querían estar conmigo porque, bueno, se adivinaban cosas a través de mi ropa interior, pero se avergonzaban de enrollarse conmigo y no querían que se supiera y mucho menos salir conmigo a pasear o a tomar algo a Las Tres Escobas…así que sí, puede decirse que ésta ha sido mi primera cita oficial con alguien.

-Ya, pero, ¿Y después de Hogwarts y la caída de Voldemort?

-Sólo rollos sin importancia con chicas muggles o brujas extranjeras.

-Mi tía dice que te ha visto con alguna chica en algún evento o baile…

-Sólo porque tenía que llevar a alguien, normalmente eran mujeres que no me gustaban realmente y no volví a verlas tras esas noches, las llevaba a casa y no volvía a verlas. Esas "citas" no pueden considerarse como tal, porque no las disfruté tanto como esta noche.

Se besaron profundamente. Se quitaron las chaquetas y las dejaron sobre el sofá de la sala de estar. Entonces Severus agarró las nalgas de Nimue y ella saltó y rodeó su cintura con sus piernas, sin dejar de besarlo. Cuando pararon un momento para coger aire, Severus le preguntó:

-¿Vamos al dormitorio?

-Ya está tardando, profesor.

Le mordió el lóbulo de la oreja y Severus la bajó por un momento. Se quitó las botas y ella también se descalzó. Cogió su mano y subieron corriendo al dormitorio. Antes de entrar, Severus la besó y, sin que ella lo viera hizo un gesto y cuando entraron el dormitorio estaba lleno de pequeñas luces mágicas, estaba suavemente iluminado. Nimue estaba impresionada.

-¡Oh, Severus! ¡Está precioso!

-No, tú sí que estás preciosa, pero algo falla.

Ella lo miró extrañada y él le respondió besándola mientras soltaba su pelo y usaba un hechizo para quitarle el maquillaje.

-Así estás perfecta, me gustas más al natural.

Se besaron y ella empezó a abrir los botones de su camisa. Podrían haber usado un hechizo, pero prefirieron desnudarse el uno al otro. Cuando estuvieron en ropa interior, Severus la cogió en brazos y la tumbó en su enorme cama, no solía tener compañía en esa casa pero estaba acostumbrado a la cama king-size que tenía en Hogwarts, así que decidió comprar una del mismo tamaño para su casa. Severus la besó y ella rodeó su cuello con sus brazos. Él acarició su cintura y subió su mano hasta llegar a su pecho, lo apretó ligeramente por encima del sujetador, ella gimió un poco y él se apartó para mirarla bien.

-Eres tan hermosa, Nimue.

Ella llevaba un conjunto de ropa interior de seda y encaje negro, sabía que a él le gustaría. Severus recorrió su cuerpo con sus manos y después empezó a besar su cuello, su clavícula, la curva de sus pechos que sobresalía de su sujetador, eran más grandes de lo que parecía con ropa, vio que el sujetador tenía cierre delantero y no dudó en abrirlo rápidamente y quitárselo, eran aún más bonitos de lo que imaginaba, sus pezones eran pequeños, de un suave tono rosado y estaban erectos, él empezó a besar y lamer sus pechos y areolas, después pasó a sus pezones y los chupó, succionó y mordió ligeramente, provocando unos deliciosos gemidos de placer de Nimue. Entonces empezó a bajar por su abdomen, llegó a la cintura de sus braguitas tras besar su ombligo, miró hacia arriba y la vio mordiéndose el labio inferior con anticipación.

-¿Puedo? – Dijo Severus, estirando ligeramente el elástico de la cinturilla de sus braguitas.

-Ya estás tardando.

Él sin perder tiempo le quitó las bragas deslizándolas lentamente por sus piernas largas y suaves. No podía creer que por fin estuviera viéndola allí, desnuda y lista para hacer el amor con él. Severus la miró desde sus bonitos pies subiendo por sus piernas, sus muslos, su sexo con vello de color castaño claro, cuidadosamente recortado formando un pequeño triángulo, su vientre, sus pechos, su elegante cuello, su hermosa cara. La miró a los ojos y dijo:

-Eres aún más bonita que en mis sueños, mi imaginación no te hace justicia.

Ella sólo lo agarró por el cuello y lo besó profundamente.

-Hazme el amor, Severus.

-Sólo un momento…

Él volvió a bajar por su cuerpo, besándola y acariciándola tiernamente por todas partes, llegó a su pubis y lo besó, ella se arqueó y él la miró al notar un ligero temblor en ella.

-¿Qué pasa? ¿No te gusta que te hagan sexo oral?

-No lo sé, no me lo han hecho nunca, sólo querían que yo lo hiciera pero no me devolvían el favor…

-¿En serio? Es tan bonito tu pequeño coñito, es imposible que alguien pueda resistirse a probarlo… Tus novios han debido ser todos unos niñatos idiotas…

-Sí, pero por suerte, acabo de encontrar un hombre de verdad…

Entonces Severus sin perder tiempo empezó a lamer la entrada de su vagina, de arriba abajo y de vuelta a su clítoris, abrió bien sus labios y empezó a besar, lamer y penetrarla con su lengua, ella estaba gritando y gimiendo como loca, nunca había sentido tanto placer. Luego introdujo uno de sus dedos dentro de ella y la vio suspirar, después introdujo un segundo dedo y tembló ligeramente, estaba bastante apretada, empezó a bombear sus dedos rozando su clítoris con el pulgar mientras besaba la piel suave de sus muslos y su vientre. Siguió bombeando sus dedos y entonces lamió su clítoris y lo succionó con un poco de fuerza y ella se corrió en pocos segundos cuando él dio con su punto G. Cuando a ella se le pasó un poco él subió de nuevo por su cuerpo y la besó apasionadamente, sacó sus dedos de su vagina aún sensible y los chupó con la mirada más indecente que ella había visto jamás. Ella volvió a besarlo y le dijo:

-Ahora me toca a mí…

Ella lo besó y él se tumbó sobre su espalda y la dejó hacer. Ella lo besó por todas partes, su cuello, su clavícula, le hizo un chupetón en el cuello y él cuando lo notó le preguntó:

-¿Qué haces?

-Marcar mi territorio… ¿o crees que después de lo que me has hecho disfrutar sólo con tu lengua te dejaré escapar?

-¡Qué posesivo de su parte, Señorita Nimue!

-Y que no se te olvide, tú eres mío… y yo soy tuya…

Se besaron apasionadamente. Nimue besó su pecho y estimuló sus pezones, bajó por su abdomen hasta llegar al enorme bulto aprisionado en sus calzoncillos.

-Ahora me toca a mí probarte…

-Sólo si quieres, preciosa, pero te advierto, no quiero correrme en tu boca, prefiero hacerlo aquí… - Entonces acarició suavemente su coñito y metió un poco un dedo. – Sigues muy mojada…

-Siempre me pasa cuando estoy cerca de ti…

Volvieron a besarse y Severus la ayudó a quitarle los calzoncillos, cuando lo miró se quedó impresionada, nunca había visto en persona una polla de ese tamaño, debía medir algo más de 20 cm, casi 25. Él tenía su vello púbico bien recortado. Ella lo miraba un poco intimidada.

-¿Qué te pasa, Nimue? ¿Estás arrepentida? ¿No quieres?

-Sí quiero, lo deseo mucho, pero es muy grande y si me hace daño.

-Tranquila, lo haremos con cuidado, puedes empezar por ponerte tú encima, así marcarás el ritmo, tendré cuidado, te lo prometo.

Ella sonrió y lo besó. Después decidió devolverle el favor y así lubricarlo con su saliva. Empezó a chupársela desde la punta, lentamente, con cuidado y introduciendo cada vez un poco más de su polla en su garganta, él gemía de placer… cuando Nimue llegó a su límite para no tener arcadas, paró y le dijo:

-Ahora quiero tenerla dentro de mi coñito… creo que estoy lista.

Sin que él la viera ella estuvo acariciando su coño, sacó sus dedos y le dijo:

-¿Tú qué opinas? ¿estoy lista? – entonces metió sus dedos en la boca de Severus, que los lamió mientras ella seguía bombeando su polla con la otra mano.

-Estás deliciosa… y no puedo aguantar más sin estar dentro de tu bonito chochito.

Él la agarró y la besó, la subió encima de él, ella abrió sus piernas y se restregaba contra él con desesperación por sentirlo dentro. Él agarró la base de su polla y la cadera de Nimue mientras ella buscaba la posición adecuada, ella introdujo su glande y fue bajando poco a poco, estaba muy excitada, muy húmeda y mientras bajaba gemía y jadeaba, él también, su carne se sentía apretada y elástica a su alrededor, húmeda y caliente, ella empezó a subir y bajar lentamente, él se sentó en la cama y la besó apasionadamente y luego empezó a besar su cuello, su clavícula, sus pechos, ella aumentó el ritmo y él profundizaba cada vez más hasta que de una profunda embestida ella estuvo completamente empalada en él. Ella se corrió con un fuerte grito de su nombre. Él la agarró y la tumbó sobre su espalda sin salir de ella. Empezó a embestir de nuevo desde ese nuevo ángulo, ella lo besó y él la acarició por todas partes, ella se agarró a sus hombros, agarró su espalda, clavó sus uñas y rodeó sus caderas con sus piernas largas y bonitas, animándolo a profundizar y a ir cada vez más rápido, ella lo besó de nuevo, disfrutó incluso del roce de sus pezones con el suave vello de su pecho. Severus no podía aguantar mucho más, así que acarició con su dedo el clítoris de Nimue y la llevó a un nuevo e intenso orgasmo, entre gemidos de placer y gritando el nombre de Severus. Pocos segundos después él mismo se corrió dentro de ella, gritando su nombre con fuerza. Se quedó un momento encima de ella, cuando recuperó un poco el aliento, volvió a besarla y la miró a los ojos con cariño, verla agotada, sudorosa, con el pelo pegado a la frente y una expresión feliz en su cara iluminada por el suave resplandor de las luces mágicas era un espectáculo que guardaría para siempre con sus recuerdos más preciados. Volvió a besarla aún dentro de ella, se apartó para no aplastarla y se tumbó sobre su espalda, ella se dio la vuelta y se acurrucó contra él. Se abrazaron y se besaron dulcemente durante unos minutos hasta que Nimue dijo:

-Ha sido maravilloso, Severus, nunca me había sentido así.

-A mí me pasa lo mismo… dices que eres mía y yo soy tuyo… lamento informarte de que no te librarás del "murciélago grasiento de las mazmorras" jamás.

Nimue sonrió mientras acarició su pecho jugueteando con su vello y le dijo:

-Sabes te iba a decir lo mismo, no te librarás de mí tan fácilmente.

Se besaron de nuevo y Nimue empezó a notar sueño, Severus apagó las luces con un gesto, y con dos gestos más de su mano, los limpió y arropó con su suave edredón. La abrazó muy fuerte y la besó en la frente, luego vio cómo se quedaba dormida, le acarició el pelo y miró al techo pensando en que hacía años que no pasaba un día tan perfecto, excepto el encuentro con los Potter, fue un gran día, no le molestó encontrarse con los Longbottom, aunque podía parecerlo, se sintió orgulloso de presentar a Nimue como su novia ante ellos y sin usar legeremancia podía decir que la alegría que mostraron era sincera, estaba tan feliz que incluso podría llegar a admitir que le gustó ver a la pequeña Leah Longbottom, Severus decía que era la única niña pequeña del mundo a la que él le caía bien, pero en su euforia también admitiría que era la única niña pequeña que podía soportar, sobretodo porque notó que Sirius Black le caía incluso peor que a él. Sonrió levemente y miró de nuevo a la mujer en sus brazos. El día antes le preparó una dosis de poción anticonceptiva con efectividad para 6 meses, pero pensó que algún día le gustaría tener una niña como Leah… aunque eso sí le gustaría que se pareciera a Nimue. Ese pensamiento le asustó por un momento, pero no por miedo al compromiso, se acababa de dar cuenta de cómo se sentía el amor de verdad, no era como lo que sintió por Lily, y era demasiado intenso…pero pronto se le pasó ese sentimiento de miedo, porque se dio cuenta de que nunca había sido más feliz en su vida. La estrechó un poco más en sus brazos, la besó de nuevo en el nacimiento del pelo y poco después también se durmió.