Gales por supuesto, se sonroja más, apretándose la zona en cuestión para que se le baje, pensando que... es que ¿Cómo coño se ha dejado engatusar?
Ahí da la vuelta Luxemburgo subiéndose al coche.
—W-Well... no me distraigas —el británico le sube un poco al aire acondicionado y trata de no mirar a Luxemburgo ni de reojo.
—¿Distraerte? —mano a la rodilla
—Tengo las piernas todas huesudas... —Gales traga saliva y la mira de reojo.
—Todo tu eres huesudo —se encoge de hombros y le hace un dibujito con el dedo índice.
—Un poco —Gales se sonroja
—Aunque hay partes que no —Luxemburgo sonríe y sigue dibujándole con el dedo.
—A-Ah, ¿no? —Es que le pone la piel de galliiiiinaaaaaaa.
—Las que... no tienen huesos dentro.
Gales se sonroja pensando en una en concreto, baja la mano para cubrirse.
—Esa, exactamente —se ríe.
—Ugh... creo que no pasé desnudo tanto tiempo con Galia con todo y los años que estuvimos casados.
—¿Por qué no?
—Porque tú tienes una habilidad especial para desnudarme. ¿Haces esto con Mónaco?
—Ella no suele estar tan predispuesta. Insisto que tú... tienes una facilidad especial.
—¡No la tengo! ¡Ni siquiera estoy especialmente predispuesto!
—Sí que lo estás —acerca el dedo hacia la zona de peligro.
—¡Si ni siquiera puedes tocarme! —pega un saltito.
—No lo hago... —se defiende.
—E-Esto es tocarme. ¡Quítate los pantalones!
—¿Esto? —mueve más el dedo—. Es inocente.
—N-No parece...
—A lo mejor eres tú el que está... pensando cosas raras —le levanta un poquito el borde de la camiseta dándole un escalofrío.
—No tienes IDEA de la cantidad de cosas raras que estoy pensando.
—Pues compártelas.
—No, no las quieres oír...
—A lo mejor sí...
—Tiene que ver con el... asiento de atrás del coche y tu... propio asiento trasero.
Luxemburgo se ríe
—Y lo mucho que te... comería completo.
—¿Y cómo harías eso?
—Ahora vamos a describir pornografía...
—Ah, nada de dirty talk, es verdad.
—P-Podemos hacerlo, en realidad... me gusta.
—No creo que sea apropiado de momento —le mira de reojito. Gales suspira con eso y se sonroja.
—Hablemos del clima, entonces —acelera un poco.
—Vaya, que dócil. Supongo que... hace calor aquí —comenta Luxemburgo.
—E-ES que de verdad estoy intentando no ser intenso —Gales le mira de reojo.
El flamenco le mira de reojo apoyando la mano en la mejilla.
—No es ser dócil propiamente, es... ser encantador —sonríe el británico pensándoselo mejor.
—Parecen sinónimos en este contexto.
—Verás... es que sí que podría... —estira la mano y se la pone el en la pierna—. Contarte cómo podía buscar un sitio solitario, entre los árboles de la carretera y suavemente ocuparme de estacionar el coche entre la maleza para luego girarme a ti y darte un beso contra esa puerta. Uno intenso y profundo.
Luxemburgo se humedece los labios con eso, imaginándolo, no vamos a mentir.
—Y aquí... ¿quién nos iba a encontrar? podría hacerte el amor una y otra y otra vez...
—No es muy cómodo eso —inclina la cabeza
—Seguramente... no —Gales se sonroja y traga saliva—. Vamos, que... todas las desventajas del lugar y de...
—Pareces decepcionado —sonríe.
—No, solo... —hace una mueca y se encoge de hombros.
—Estoy molestándote. No creo que me diera cuenta de si es o no incómodo.
—Sospecho que si te darías cuenta, señoritingo —le mira de reojo.
—Probablemente al acabar, una vez ya tuviera el cuello contracturado y algo roto.
—Igualmente era una fantasía un poco idiota —se encoge de hombros otra vez.
—¿Por?
—Habitualmente uno puede esperar hasta llegar a un lugar normal y no es necesario, como en los libros, tener sexo desordenado una y otra vez en la parte trasera de un auto.
—Hombre, bueno, claro... aunque es la gracia de una fantasía.
—Bueno, sí. Uno no se suele enterrar el freno de mano o palanca de velocidades en las fantasías. Ni suele besar a alguien en la realidad hasta que se le olvide su nombre... a veces creo que he leído demasiadas historias —sonríe un poco
—Es como que yo te contara que... buscaría algún carmín de tu ex mujer en la guantera y me pintaría los labios una y otra vez hasta que tuvieras tu... asunto completamente rojo mientras conduces.
—Ya, bueno, eso... s-sería i-incómodo —Gales aprieta los ojos.
—Y no lo haría porque probablemente provocaría un accidente.
—Vale... ugh... ganaste —Gales le mira de reojo otra vez.
—¿Gané? —le mira
—Sí me molestaste, yo estaba... intentando ser todo sexy con mi fantasía —Sonríe de lado.
—Puedo pintarme los labios si encuentro un carmín. Solo los labios —advierte señalándole.
—Es verdad, solo... se una cosa que te gusta —Gales se ríe un poquito—. Bueno dos, pero una está prohibida.
—¿Cuál es la otra? —inclina la cabeza.
—Bueno, de hecho las dos están prohibidas. Te... te gusta que te diga cosas bonitas sobre el amor. Pero eso también está prohibido... y tú estás siendo mucho más hábil para sacarme fantasías eróticas y me tienes agarrado de las bolas con ese asunto de no jugar contigo, me has puesto del todo contra la pared.
—La verdad, tengo que confesar que también me excita excitarte y que estés incómodo y desnudo así que... no lo haces tan mal —confiesa mirando por la ventanilla.
—Incidentalmente la torpeza te agrada... hallelujah!
—Yo no lo diría torpeza. Hay que ser muy hábil para ponerse naturalmente en esta situación tantas veces, que de hecho, es un rol que me gusta en mi pareja, supongo que por eso es un poco recurrente.
—Me gusta que... lo intentes. Quizás me estoy dejando demasiado fácil —Gales se ríe un poco, bajito y se mueve en el asiento Porque los... asientos de piel y el culo desnudo se pegan.
—No lo sé —se encoge de hombros—. Es decir, es divertido y creo que me sigues muy bien, pero habría que probar si pones más resistencia como sale.
—No quiero... poner más resistencia y que deje de interesarte.
—¿Pero a ti cómo te gusta? —Le mira.
—Esto así es... insostenible. Eventualmente tendré que poner más resistencia.
—¿Por?
—Porque como me vea alguien haciendo eso así, me COMEN.
—Ah, esa parte —hasta sonríe el muy cínico.
—Pues ¡es una parte importante! Además, creo que... si es demasiado fácil también se te hará aburrido.
—Bueno, por probar... —se encoge de hombros.
—¿Por probar?
—Pues vemos cómo va.
—Ahora en este preciso instante no tiene ningún sentido, darling. Pero probaremos.
—Hombre, ya sé que conduciendo y con todo al aire no es un buen momento para hacerte el difícil —se ríe.
—Thank you —se sonroja igual, moviéndose un poco—. Hay una... cosa que si puedo hacer.
—¿Cuál?
—Relajarme y... bueno. Echarte la culpa de todo. Si esto se vuelve pornográfico, será tu culpa.
—¿MI culpa? ¿Quién es el que lleva el pajarito al aire?
—Yo, por tu culpa —se sonroja pero... se lo descubre. Pasándose una mano por el pelo.
—Eso... ¿también ha sido mi culpa? —sonríe de ladito refiriéndose a la erección como "lo otro".
—¿Quién me ha robado los calzoncillos, y los pantalones? Y luego me ha agarrado el culo a media calle. No es de extrañar que estemos así.
—Lo de los calzoncillos ha sido una negociación y lo de los pantalones ha sido por el coche.
—Deslindarse de responsabilidades parece ser una de tus habilidades —estira un brazo y con un dedo, le pica las costillas.
—No lo es, pero tengo coartada para todo —se ríe y salta un poco.
—De eso ya nos damos cuenta. Aun así, todo esto es tu culpa... podríamos incluso decir que por ser guapo y bastante adorable.
Luxemburgo se ríe y se sonroja un poco.
—Quítate los pantalones —le imita en francés con su tono mesurado y diplomático—. No pasará nada.
—¿Así es como sueno? —sonríe.
—No podemos hacer eso. Ni eso. Ni eso —sigue imitándole.
—¡Anda ya! —se ríe porque es bastante bueno imitando.
—Tengo que trabajar, no me distraigas —sonríe.
—¿Así que esto va así ahora? ¿Cambio de roles? —entrecierra los ojos.
—Toooodas las reglas me favorecen —sigue.
—Sí que lo hacen.
—Lo admites, además —Gales le mira de reojo.
—Pues a ti, oui.
—Claro, es imposible negármelo a mí —Gales le mira de reojo otra vez, sonriendo y relajándose un poco.
—Pues es que todas las normas son para ti.
—Mais oui... porque soy el más listo y el más guapo —sigue exagerando el acento francés.
—Nah, yo lo soy más —Luxemburgo se encoge de hombros.
—What? No!
—Mais oui. Más que tú.
—A-A... ¡No puedes ser tú en la dos versiones! —protesta Gales.
—Yo soy yo —Luxemburgo se ríe—. ¿Tengo que ser tú?
—No puedes ser tú contra... mi siendo tú.
—Vale, vale, a ver —carraspea un poco—. Me quejo de todo pero al final todo me parece bien.
—¡No te quejas tanto! —le mira de reojito.
—Para muestra...
—Que exagerado —Ojos en blanco.
—¡Pero si tú mismo lo estás haciendo!
—¡No es verdad! El que se está quejando de que me estoy quejando eres tú... quejando.
—Pero yo no me quejo.
Exacto, el que se queja soy yo, Monsieur Luxembourg.
Parpadea un poco perdido y Gales se ríe.
—¿Yo me quejo de que tú te quejas de que yo me quejo de que tú te quejas?
—Vale, no más quejas —el británico se ríe más.
—A ver si es verdad —le mira de reojo y sonríe de lado.
—Casi lo dices suponiendo que no puedo cumplirlo —Ojos en blanco.
—Y sigueeen las quejas.
—¡No es queja!
—Pues lo parece
—Bueno... —Gales carraspea y Luxemburgo se ríe—. Para ser yo el que se queja tú te quejas de mi bastante.
—Estaba haciendo de ti.
—Yo no me quejo de ti. Ugh... ¡Es que no puedo no quejarme!
—¿Literal? ¿No puedes?
—Pues casi, ¡sí! Estoy empezando a replantearme el futuro de esto si es que es sin quejas! —bromea.
—Vaya, sabía que tarde o temprano iba a encontrar el problema —finge suspirar pesadamente.
—¿Lo estabas buscando? —le mira de reojo un poquito preocupado.
—No propiamente, pero era inevitable —se encoge de hombros.
—¡Que va! —protesta.
—Ha sido divertido mientras ha durado... —suspira de nuevo. Gales parpadea y le mira.
—Eh, no. ¡Que es broma!
—No, no... es evidente. Ahora viene el discurso del no eres tú, soy yo... aunque como tú estabas siendo yo supongo que sí soy yo... o algo así.
Gales se ríe y Luxemburgo sonríe de ladito.
—Va a costarte más trabajo deshacerte de mi que este.
—¿Disculpa? ¿Crees que yo le temo al trabajo?
—No, pero este es tedioso y aburrido —Gales se ríe otra vez.
—A veces pasa, siempre puedes convertirlo en un juego... como una contrarreloj —se encoge de hombros.
—Eso haría que yo tuviera que hacer esto como una carrera de resistencia —Gales arruga la nariz.
—Me parece que tengo las de ganar otra vez, al final el trabajador soy yo.
—Y yo el insoportable grano en el culo. Pensé que ya te lo habían advertido lo suficiente.
—Pues mira que no, eso lo cambia todo.
—Ah ¿si? ¿Ahora eres tú el que se rinde? —Gales sonríe un poco—. JA!
—No es de rendirse, es de poner condiciones.
—¿Cuáles condiciones?
—Pues como tú, que si quieres quejarte tengo que aguantarme—explica.
—¿Y cuáles son las mías?
—Por lo visto, ser un grano en el culo
—¿Y eso es lo que es un deal breaker?
—Je suis desolé. Esto me duele más a mí que a ti.
—Si hace dos semanas me hubieras dicho que iba a estar aquí, así y con... un chico misterioso salido de no sé dónde, no habría creído que fuera posible —Gales se ríe y estira una mano hacia él.
—Disculpa, pero fuiste tú el que... vino —igual se la toma.
—Tú llamaste —Gales se ríe.
—Yo llamé a mi hermana —se defiende.
—Y luego fuiste el chico más... atractivo posible.
—¿Cómo iba a ser atractivo por teléfono?
—Pues me has atraído con tus chistes tontos y tu risa.
—Espera, ¿seguimos jugando a que yo soy tú y tú eres yo? —se ríe.
—No, ¡Tú lo has hecho! —Gales se ríe—. Yo... ¿también?
—¿Hacer qué?
—Los chistes tontos y encantadores.
—Bueno, lo de encantadores... Eso lo has añadido tú de quién sabe dónde.
—Será que a mí me pareces encantador... —Gales se ríe otra vez, olvidándose de que va semi desnudo.
—¿Tus propios chistes?
—No, ¡tú! Vale, parcialmente encantadores... solo los tuyos son encantadores.
Luxemburgo vuelve a reírse.
—Los míos son malos y con cero encanto... —sale de la autopista.
—¿Eso es falsa modestia o cómo?
—Es lo que tú has dicho, que no tienen encanto alguno.
—Pero tú no parecías estar de acuerdo.
—Bueno, sí, claro... Que yo me sienta encantador no me hacer ser encantador, como es absolutamente evidente.
—Mais oui, pero... podrías defenderte usando las opiniones de otros para avalarte.
—¿Te estas burlando de mí? ¿Qué opiniones de otros que me consideren un encanto?
—No lo sé, alguna habrá... ¿Galia?
—Galia me llama... ba su príncipe —Gales se sonroja un poquito—. Que quizás era un poco ridículo para todo mundo, pero me hacía sentir bastante encantador.
—Como... prince charming.
—Ya, ya, búrlate tú también —pone los ojos en blanco pero sonríe.
—Pues es que... —se defiende.
—¿Cómo te llama Mónaco?
—Normalmente, por teléfono.
—Venga... ¿te llama de alguna forma? ¿Luxi? ¿Lulu? —Gales se ríe.
—Me llama "mon dieu" pero solo en la cama. Luego ya se le pasa toda la fe.
Gales se ríe de nuevo, sonrojándose un poco y pensando que... no le extraña que le llame mon dieu en la cama, en lo absoluto.
—No creo que seas tan bueno en la cama
—Eso ya ha quedado más que demostrado —hace un gesto señalando sus regiones vitales con la cabeza.
—¡Que va! —Gales se sonroja—. Nada ha quedado demostrado... ¿Cuándo demostraste algo?
—Cuando podrías haberme apuñalado con ella —se ríe.
—Ugh! ¡Eso te hace bueno para excitarme, no en la cama!
—Justamente esa es la definición intrínseca de ser bueno en la cama o ¿qué te crees que es? ¿Dormir ocho horas seguidas y despertar descansado?
—No, es saber qué hacer en... e-el acto sexual.
—Básicamente a mí me parece que si consigo excitarte y que acabes hay bastante terreno ganado.
—¡No es como que yo no consiga lo mismo! —chillonea un poco, mirándole de reojo.
—Nadie está hablando de ti, mon cher.
—Wh-what? —Gales le mira de reojo y se sonroja.
—Quoi?
—¡Yo estoy hablando de mí!
—Estábamos hablando de mis habilidades, no de las tuyas.
—Estaba yo... diciendo que... no sabré si eres bueno en la cama hasta que me acueste contigo.
—Vaya, mira que forma más conveniente de ponerlo.
—Pues... desde luego —sonríe cínicamente.
—Bueno, será un misterio hasta entonces.
—Sospecho que eres... dedicado.
—¿A qué te refieres? —parpadea.
—A que te gusta hacer que el otro disfrute.
—¡Eso ya lo has visto!
—Bueno, me imagino que... en la cama eres dedicado a que el... otro REALMENTE disfrute —es que recuerda el asunto de los dedos en su... se sonroja
—¿Estás intentando decirme algo?
—¡No! ¿Algo como qué?
—Pues no sé, como que haya algo específico o algo.
—Hablaremos de ello cuando se dé el momento —Gales se sonroja.
Luxemburgo levanta las cejas porque eso es casi un sí.
—Ya hablaremos —insiste.
—El... misterio.
—Como tantos otros —se encoge de hombros.
—Por lo visto
—Al menos no ha sido esto TAN incómodo.
—¿Qué pensabas que iba a ser?
—Pues que todo el camino ibas a... ser terrible.
—Oh, ahora resulta que el señor quería más marcha.
—Maybe —Gales se ríe un poco.
Le va a meter la mano encima. Así, directo ahí.
—Q-Quehacesesoestsprohibidisimo —Gales pega EL SALTO.
—Oui —sonríe pero no quita la mano.
—¡Puesnolopuedeshacer!
—Non —mueve los dedos sin quitar la mano un milímetro.
—Voyachocaryseraruculpa —Gales traga saliva.
—Pues... no lo hagas.
—¡Tanfácil!
—Parece serlo... —no para.
—Estasmasturbandomeenelcoche —es que... se le levanta
—A mí me parece que esa es una palabra muy fuerte...
—Esmasfuerteloqueestashaciendoooo.
—Y suena un poco a dirty talk. No estarás haciendo eso... Porque mira que está prohibido —mueve la mano un poco más deprisa.
—L-Lux... —Es que suelta un gemidito.
—Oui?
—R-Really? —Baja la mano y le toma de la muñeca.
Ooojos en blanco y vale, vale... le suelta.
—Noooo! Novasasoltarmeahoraaaaaaaa.
—¿Cómo no? Con el drama que estás haciendo —vacila.
—Noesdramaaa —lloriquea.
—Lo es, claramente, hasta lloriqueas.
—Valeretirolodocho —Le mira de reojo, voy a decir que está circulando por las calles de Luxemburgo sin rumbo.
—¿Lo dicho de qué? No has parado de hablar en un buen rato.
—Todo. Sigue.
—No me vale que digas que todo...
—¡Tocándome!
—Pero es que quiero aclarar esto primero.
—No me estoy quejando, ¡ya sé que dije que no!
—Pues es que si dices que no, lo lógico es que no.
Gales vacila y Luxemburgo le mira de reojo sonriendo de ladito.
Gales se sonroja porque es que...Ya está rogandoooo.
—V-Vale, vale... a-admito que... vale —le suelta la muñeca para que quite la mano si quiere.
Luxemburgo se ríe con eso y sí que va a volver a ello. Gales traga saliva poniendo las dos manos al volante.
—Por cierto, parece que vayas a querer seguir dando vueltas por toda la ciudad hasta que acabes.
—Wh-What?
—Hace como... horas que solo sigues el tráfico —señala fuera.
—E-Estoy yendo a tu casa... ¿N-No? —Gales se sonroja porque ni siquiera lo había notado.
—No del todo.
—Ohh… M-Me puedes decir a dónde...
—Te lo puedo indicar, oui. En la próxima calle... —le hace un gesto con los dedos sobre el asunto.
—Oh, God...
Luxemburgo se espera a ver si hace la maniobra correcta. Pues sí que nada, nervioso y rojo como tomate
—Muy bien... ahora en la próxima... —otro gesto.
Suelta un sonidito gutural pero se da vuelta.
—Nooo! Era al otro lado, te he hecho así... no así —hace los dos gestos, pero miente.
—B-But...
—Ves... asiiiii, no asiiii —otra vez más lentamente ambos gestos.
—C-Cielos —Gales le mira de reojo sin creerse del todo lo que está... o sea... ¡es que está ahí con el asunto excitado al aire! Y se lo menea a un lado y a otro como si nada.
Luxemburgo se ríe con la cara que pone.
—Ugh... voy a vengarme de todo esto, que lo sepas —medio protesta—. ¿Dónde es que está tu casa?
—Ahora que te has equivocado vamos a tener que dar una vueeeelta —otro gesto para indicar eso.
—Así todo en esta relación —Gales se ríe, nervioso y excitado, ahora lamentando/agradeciendo que pasara lo qué pasó en la mañana, porque como no hubiera pasado... habría terminado ya con el "martirio", sin duda.
—¿Por la venganza o por la vuelta?
—La vuelta, la vuelta... aunque no has protestado por lo de la "re... ahhh... relación" e-eso es un avance
—Bueno, es una relación... aún no definida.
—Es una relación.
—Amistosa, por ejemplo.
Gales hace los ojos en blanco.
—Ya ni France hace eso —mira de reojo la mano—. Con sus "amigos"
—MUY amistosa —se ríe Luxemburgo.
—Muy poco amistosa diría yo, muy... amorosa.
—Oh... ¿te sientes amado? —sonríe sinceramente. Gales se sonroja y toma unos segundos en contestar.
—L-La verdad... u-un p-poco, sí.
—Eso... está bien, supongo —Luxemburgo sonríe más y le suelta, lo siento.
—¿Supones? —Gales traga saliva y le mira, nerviosito.
—No sé si lo esté para ti —se encoge de hombros. Gales traga saliva y sonríe de lado.
—Sí que lo está. By all means —le sonríe un poco más... y se acomoda ahí abajo un poco.
—Entonces todo bien. Es esa calle, ya estamos.
Gales suspira... humedeciéndose los labios.
—Me vas a prestar algo para cubrirme para bajar o...
Luxemburgo mira alrededor, abre la guantera y saca de ahí el librito de instrucciones del coche. Se lo tiende
—Buff... con ese librito no me tapo el tamaño de paquete que me cargo —bromea riendo y girando para meterse a la casa, deteniéndose para tocar el timbre del garaje si es que no le abren.
—Anda. Ya.
—Pues no es mentira... anda, pide que nos abran —Gales se ríe.
Ahí va, sacando la cabeza.
Gales aprovecha para apretarse otra vez un poco ahí y que se le baje, sonrojándose. Ahí les dejan pasar igual y les tengo una mala noticia porque está el coche de Mónaco con el chofer estacionado afuera de la casa.
Uuuuh. Luxemburgo palidece un poco.
Oh, sí. No nos extraña.
