Este capítulo quedó un poco más corto que los demás, pero lo quise dejar ahí, porque se me ocurrió que lo siguiente de la historia estaría mejor si fuera desde la perspectiva de otro personaje. Ya sabrán quien es.


CAPÍTULO 5

Jason

¿Magos? Magos. Wow. Ahora sí que lo había visto todo. Podría fingir estar sorprendido como el resto de los campistas, que se encontraban alrededor de él con la boca abierta, pero la verdad era que ya había visto suficientes cosas raras en su vida como para sorprenderse en ese momento.

Y si, Jason había sido dado como regalo por su madre a una diosa loba gigante, que prácticamente lo había criado. Luego, llegó a un campamento donde lo entrenaron desde que era un niño pequeño. Después, había sido líder de ese campamento, solo para ser secuestrado por la Reina de los Cielos, quien le borró la memoria y lo arrojó con un grupo de semidioses griegos — de los cuales no tenía idea de que existieran—. Y, por último, había decidido renunciar a toda esa locura y de ser elegido para profecías, para un constructor de templos de dioses olvidados, y yendo de un campamento a otro cuando quería.

De hecho, podría imaginar su vida como un pacífico anciano dedicándose únicamente a ese trabajo. Pero, como decía Percy a veces, la vida de un semidiós nunca acababa. Así que ya no se sorprendía, porque eso no era ni de lejos lo más raro que le había pasado.

Pero, si estaba confundido. Sabía que en algún momento aparecería algún otro adolescente diciendo que era parte de una mitología diferente a la romana — tal como sucedió cuando llegaron los griegos —, pero no se imaginaba que se enteraría ahí mismo en el campamento, y en medio de tanta gente.

¿Había mencionado la chica a Annabeth y a Percy? ¿Qué tenían que ver ellos con los magos? La chica rubia con mechas de colores, parecía ser la semidiosa recién llegada de la que le habían hablado, y ya llevaba puesta una camiseta del Campamente Mestizo, aunque con el emblema de la Cabaña de Atenea.

La verdad era que Jason también estaba curioso de que era lo que sabían exactamente sus amigos, y de dónde habían venido todo ese grupo de chicos mágicos.

— Percy. Annabeth — dijo el centauro dando un paso adelante, y ambos chicos mencionados bajaron la cabeza — Creo que tienen muchas explicaciones que darnos.

Annabeth suspiró y miró a Quirón a los ojos.

— Quirón, todo esto es culpa mía — miró a los demás —De verdad, lo siento muchísimo, yo…

— No. No es cierto — dijo Percy levantando la mirada — Ella no sabía quiénes eran ellos, está tratando de encubrirme por haberlos metido al campamento.

Todos los demás murmuraron.

— Lo siento — dijo el chico mago de piel morena.

Todos lo miraron estupefactos, y retrocediendo un poco.

No era para menos, cuando Jason escuchó el alboroto que sucedía cerca de las cabañas, había corrido para averiguar de qué se trataba y si tenían que defenderse de un ataque. Y en efecto, había una especie de holograma azul de un ave con accesorios egipcios, el cual era controlado por el chico moreno.

— Percy y Annabeth no tienen nada que ver en esto — aclaró — Yo ataque su campamento por error porque pensé que estaban atacando a mi hermana — señaló a la chica junto a él.

Era una niña rubia y blanca, la cual no tenía ningún parecido con su hermano. Pero, Jason no era nadie para juzgar. Muchos en el campamento le habían hecho comentarios similares sobre Thalia.

— Pero yo no estaba en peligro — murmuro la chica viendo el piso — Solo estábamos jugando, y…Yo puedo defenderme sola — se cruzó de brazos.

— ¿Y cómo es que conocen a Percy y a Annabeth? — exclamó uno de los campistas que estaba a la izquierda de Jason.

— ¡Sí! Y, ¿quiénes son ustedes? — dijo Leo.

Jason no se había dado cuenta de que Leo estaba en el piso muy cerca de los magos. Se preguntaba qué rayos estaba haciendo ahí, pero no era el momento de preguntar.

— Permítanme explicar — el joven mago dio un paso adelante — Mi nombre es Carter Kane y ella es mi hermana Sadie. Somos descendientes de faraones egipcios y magos de la Casa de la Vida en Brooklyn.

El chico hablaba despacio, como si quisiera que todos alrededor analizaran bien la información que les estaba brindando.

— Nosotros defendemos a los mortales de desastres provocados por magos o demonios provenientes del Antiguo Egipto. No solemos meternos con nadie de manera agresiva. —la chica llamada Sadie rodó los ojos — Solo que pensé que mi hermana estaba en peligro y vinimos a rescatarla. No sabía que eran…inofensivos — aclaró su garganta — Pero ahora ya lo sé, y solo puedo ofrecerles una gran disculpa de mi parte. Con respecto a Percy y Annabeth, nosotros los conocimos cuando un mago llamado Setne intentó utilizar magia antigua combinando hechizos griegos y egipcios para volverse inmortal. Ellos aparecieron por casualidad y nos ayudaron a derrotarlos — los señaló.

— Así es — dijo la chica llamada Sadie — Yo llegué al campamento por error cuando luchaba contra un monstruo, y me reencontré con Annabeth. Pero, las cosas se nos salieron de las manos.

Los murmullos de la gente se incrementaban y señalaban a Percy, Annabeth y a los hermanos.

Leo se levantó del suelo.

— Bien —dijo sacudiéndose la ropa — Supongo que eso explica por qué la chica fuego trataba de asarme a la parrilla.

Jason lo miró confundido.

Los hermanos Kane se miraron entre sí incomodos, y Percy y Annabeth desviaban la mirada hacia abajo.

— Supongo que…— dijo Quirón mirando a todos los campistas — un encuentro como estos era inevitable.

— ¿Puedo sugerir…— intervino Jason alzando la voz. Los demás voltearon a verlo — una junta con los líderes de las cabañas? Creo que así nos podrían contar un poco más sobre su gente.

Todos lo miraron estupefactos, pero asentían. Tal vez en un lugar más cómodo los hermanos les podrían contar un poco más sobre sus orígenes. Ciertamente, también le intrigaban los poderes que podían llegar a tener esos hermanos. No había visto jamás que ningún semidiós, ya sea griego o romano, pudiera invocar a un avatar de tal tamaño. Lo más parecido que había visto, era cuando a su amigo Frank le habían otorgado la bendición de Marte. Era un resplandor de poder similar, aunque el de Frank era rojo, y el del chico Carter, azul.

Quirón pareció meditarlo un poco, pero finalmente se volvió hacia el resto de los campistas, y les dijo que esperaran en sus respectivas cabañas mientras resolvían este otro problemita.

Había más magos de los que Jason no se había dado cuenta, y se encontraban mezclados entre los otros campistas. Ambos grupos parecían incomodos entre sí, pero después de que Carter y Sadie les dieran indicaciones de espera, ellos de mala gana decidieron pasearse por el campamento en lo que ellos volvían.

La gente no era muy amigable con ellos, sobretodo Leo, que por alguna razón miraba con rencor a una chica de cabello corto y ojos color ámbar.

Así fue, cuando Jason, Percy, Annabeth, Carter, Sadie, Quirón, y el resto de los líderes de las otras cabañas ingresaban a la Casa Grande para discutir los hechos recientes, alrededor de una mesa de ping-pong.

Habían agregado dos sillas más para los hermanos, mientras que Quirón permanecía de pie, y el resto se miraba entre sí sin saber cómo comenzar la conversación.

Carter rompió el hielo. Se disculpó una vez más por haber entrado al campamento a la fuerza y comenzado un ataque, y por haber sido tan paranoico sobre la desaparición de su hermana. Sadie también explicó con más detalles cómo es que había terminado en el límite del campamento, y su preocupación de que era un monstruo griego el que la había atacado.

Todos escucharon atentos su historia. También explicaron algunas cosas sobre sus orígenes. Era bastante fascinante poder escuchar cómo ellos habían crecido separados de niños, y descubrieron que tenían poderes hasta que su padre los llevó a una exhibición a un museo de cosas egipcias, y que ahí en ese lugar liberaron a varios dioses que después los habían poseído, o algo así.

Describieron un poco de sus poderes y qué senda de los dioses seguían ellos. Después, Sadie explicó lo que Annabeth le había dicho cuando la encontró en la enfermería, y que probablemente un cruce mágico como este, sea el plan de algún dios lunático.

— Pero, ¿cómo es que ambos pudieron cruzar la barrera mágica del campamento? — intervino Piper en una ocasión.

— No lo sé — respondió Carter — Llegamos junto con Freak. Tal vez el escudo no lo haya detectado.

— No— dijo Annabeth. Todos la miraron — Ustedes mencionaron que seguían la senda de los dioses, y que ellos estaban algo así como que dentro de su cabeza, ¿no?, así podían prestarles sus poderes.

— Básicamente— dijo Carter.

— El escudo del campamento detecta cosas con media sangre. Nosotros somos mitad humanos, y mitad dioses. Ustedes, tal vez compartan las mismas características, pero de diferente manera. No son precisamente seres mortales comunes.

— Supongo que es la ventaja de compartir cuerpo con dioses— dijo Sadie alzando las cejas.

Después de un largo interrogatorio, en donde los hermanos Kane repitieron una y otra vez la historia de su vida, todo el salón se había quedado en silencio.

Jason miró hacia una esquina, en donde estaba Quirón pensativo, mirando a la nada y con una mano en la barbilla. Finalmente, levantó la mirada.

— Es difícil cuando se entrecruza la magia — dijo — Hay líneas de sangre que no deberían mezclarse.

— Pero nosotros somos líneas de sangre diferente — dijo Jason — Yo soy romano, y todos en el Campamento Júpiter están bien con los griegos, a pesar de que somos diferentes.

— Sí, pero por poco iniciamos una guerra contra ustedes — contestó Clarisse LaRue— Estuvimos a punto de matarnos en una ocasión. Se supone que deberíamos estar separados. ¿Qué pasa si ahora que llegaron ellos algo cómo el despertar de Gaia vuelve a suceder?

— Eso era lo que les dijiste, ¿no, Annie? — dijo Piper.

Annabeth levantó la cabeza y suspiró.

— Eso es justo lo que pienso. Quien quiera que haya mandado a Sadie aquí, debió ser por una razón. No es coincidencia que llegaran más magos a buscarla. Ahora que estamos todos juntos en este lugar debe de pasar algo importante.

— Quizá la señorita Dare nos ilustre con un poco del futuro — comentó Quirón — Temo que un destino terrible nos depare. Cuando las mitologías se entrelazan, cosas malas suceden.

Como si hubiera sido una especie de orden, al instante, se oyeron gritos provenientes de afuera de la Casa Grande.

Jason y los demás salieron a ver lo que ocurría, y se encontraron con dríades, ninfas y demás criaturas del bosque corrían despavoridas hacia los límites del Campamento Mestizo. La conmoción mantuvo a los demás petrificados, mientras eran empujados por las criaturas que se dirigían hacia ellos.

El resto de semidioses y magos que se encontraban ahí, miraban confundidos a las criaturas, preguntándose qué es lo que las había hecho huir de esa manera.

De pronto, todas las personas y criaturas que estaban alrededor se doblaron de dolor.

Jason sintió una punzada en el estómago, el cual lo desplomó hasta llegar al piso. Después una serie de visiones comenzaron a mostrarse en su cabeza de manera rápida. Se vio a él de pequeño jugando con su hermana; a su madre rompiendo cosas mientras le daba uno de sus ataques de ira por la bebida; vio a Lupa llevándolo hasta una cueva oscura; vio sus primeros años en el Campamento Júpiter; y luego vio el futuro. Estaba él con la camiseta morada de los romanos y una lanza que le atravesaba el pecho. Esa era su propia muerte. Así terminaría.

Después de ver toda su vida pasar frente a sus ojos, se agarró la cabeza con las manos al no soportar más el dolor que le estaban causando esas visiones.

Todo se volvió oscuro, Y de pronto, observó frente a él a una criatura que lo miraba fijamente. Sus ojos eran rojos, y su cuerpo parecía no tener forma. Detrás de la figura, había un cielo estrellado, pero la luz de las estrellas producía un brillo tan intenso que sentía que los ojos acabarían por derretírsele.

Aquellos ojos rojos siguieron mirándolo, produciendo que el cuerpo le temblara.

Se había enfrentado a gigantes, titanes, y a diosas locas de la tierra, pero por primera vez en mucho tiempo, había sentido terror.

Jason abrió de golpe los ojos. El dolor en su pecho parecía haberse esfumado, pero el cuerpo no dejaba de temblarle. Estaba de rodillas sobre el césped, y respiraba entrecortadamente.

Miró alrededor para buscar a Piper, preguntándose si ella también había tenido aquella alucinación. Pero lo que encontró fue a personas desmayadas o gritando. Todo el campamento estaba hecho un caos.

¿Qué rayos había sido aquello? ¿Acaso los dioses les estaban jugando alguna mala pasada?

Trató de incorporarse sin mucho éxito, hasta que alguien lo tomó del brazo y lo ayudó a levantarse.

— Te tengo, amigo. — dijo Leo — Todo está bien.

— ¿Qué rayos fue eso?

— No tengo idea, pero parece que afectó a todo el mundo. — dijo Leo mirando alrededor.

— ¡Quirón! — gritó una voz.

Jason notó como Rachel Elizabeth Dare se acercaba a ellos corriendo.


Ok, entonces el villano es más poderoso de lo que pensabamos, ¿verdad? ¿Qué opinaron del capítulo? Quería seguir con la perspectiva de Jason, pero surgió una oportunidad para contar el punto de vista de Rachel Elizabeth Dare. Y me di cuenta de que en ningunooo de los libros del Tio Rick está la perspectiva de Rachel. Creo que sería interesante. Ahí vamos a descubrir las visiones que tuvo Rachel y su plática con Grover (que fue mencionada en uno de los capítulos).

Revieww please.