Disclaimers: Harry Potter, los personajes, los nombres y los signos relacionados son marcas comerciales de Warner Bros. Entertainment Inc., los derechos de autor de la historia "Harry Potter", pertenecen a J.K. Rowling; por lo tanto, son usados sin intención de lucro alguno, la historia paralela, al igual que los personajes originales, me pertenece en su totalidad, y no pueden usarse sin mi autorización, cualquier tipo de adaptación de esta historia está prohibida.


Lily observó con la boca ligeramente abierta a causa de la maravilles que era aquel lugar, había telas tan finas que jamás había visto antes, vestidos hermosos que jamás hubiese podido si quiera imaginar, la mujer que la acompañaba la sujetó del brazo y le indicó que fueran a una de los hombres que estaban revisando un par de cosas.

—Buenos días –saludó en tono neutro la mujer.

—¡Oh! ¡mi señora Parkinson es un placer verla! ¿Qué llevará el día de hoy? –Sonrió.

—El día de hoy, creo que nos tomará demasiado tiempo –observó a la chica flacucha a su lado, haciendo que el hombre pusiera una cara de sorpresa y un poco de disgusto.

Lily se llevó las manos al pecho, completamente intimidada por aquella actitud, ella sabía que no lucía ni elegante, ni fina, ni de alta cuna, su cabello no era nada bonito, y ella en general, no era la chica más bonita que pudiese existir, sin duda la gente la vería así.

—Me temo, mi señora que… -guardó silencio, meditando sus palabras –que incluso, si es usted quien le acompaña, esta vez, no podemos atenderla, tenemos pedidos, demasiados, supongo que usted que es cercana al palacio lo sabe, se ha esparcido el rumor de que el Rey James, hará un baile para recibir a la princesa Druella Malfoy, y las mujeres han comenzado a… bueno, venir, mujeres mucho más…

—Oh, descuide –le restó importancia, observando a Lily de reojo –la llevaré a otro lado, donde tengan un poco más de tiempo para ello.

—Todos estaremos ocupados –observó a la chica de arriba abajo y sonrió socarrón.

—Oh, de ser así, entonces llamaré al sastre del Rey –se encogió de hombros –él no tendrá nada que hacer…

—Bueno, mi señora, es el sastre principal del rey, dudo que eso pase, incluso si el rey James no lo ocupa para algo tan…

—Tomando en cuenta, que el mismo rey ha sido quien ha mandado a Lily, a que compre todos los vestidos que quiera, incluso si deja vacío el lugar, y con la indicación de que le mandaran a hacer a su justa medida, creo que él comprenderá que su sastre tendrá mucho que hacer.

—Pero, mi señora, si es orden del rey, no puedo…

—Descuida –levantó el abanico, para evitar que dejara la tela que sostenía y se acercara a ellas –la princesa comprende que, está muy ocupado, después de todo, los lugares mediocres donde se viste la gente común, no es digno de la hermana del rey, vamos, Lily, a un tenemos mucho oro que gastar en otras cosas, además, el rey no pensará en mandar a los mejores por telas mucho más finas y bonitas, si se trata de ti.

La pelirroja le dedicó una mirada de disculpa al hombre y se alejó con Pansy, ella dudaba que el rey hiciera algo como lo que había dicho la mujer, y más si precisamente, se trataba de alguien como ella, avanzó un poco incómoda por las calles, todos las observaban con curiosidad, así que se encogió un poco más, incluso con los soldados cuidando de ellas, no le hacía sentirse del todo segura, estaba inquieta.

El resto del día para Lily fue bastante incómodo, no es como si la trataran como una sirvienta, pero sabía que el mediano buen trato que tenía debía agradecerlo a Pansy Parkinson, que iba con ella, sin embargo, a los hombres encargados de mostrarle los vestidos más bonitos que tenían, no les agradaba mucho que fuese ella la encargada de usarlos.

El regreso al castillo fue en silencio completo, la mujer había dejado de intentar que hablara y diera su opinión respecto a los vestidos, así que ella había elegido todo, lo único que sí hizo, fue salir usando uno completamente nuevo.

Al llegar al castillo, Pansy fue recibida con alegría, le informaron que la princesa Druella había decidido dar un largo paseo por lo que se suponía eran los jardines del palacio, aunque Lily ya había notado que aquel lugar carecía de flores o de adornos "femeninos", y al final de cuentas, era un Rey soltero quien reinaba ahí, la joven pelirroja no dudaba que cuando contrajeran nupcias la princesa y el rey, todo aquello cambiaría, o eso quería creer.

—Está en el jardín oeste –le informó la criada a Pansy.

—Está bien –sonrió divertida –lleven las cosas a los aposentos de la princesa Lily –ordenó –ella y yo, nos reuniremos a la futura reina en su hora del té.

La mujer de cabellos oscuros le dedicó una mirada para que la siguiera, por el brillo en la mirada verde esmeralda, suponía que aquello era más una provocación que una reunión pacífica, aun así caminaron a un ritmo tranquilo, la mujer de cabellos rubios casi blancos, estaba sobre una vista completamente desolada, la maleza había alcanzado niveles inexplicables, para Lily, eso era sorprendente, era el castillo, si bien, podía no ser un jardín como tal, no creía que la maleza debería tener aquellos alcances.

—La señorita Parkinson –informó el guardia.

La mujer se puso de pie y se giró hasta ellas, con una sonrisa brillante que fue acompañada de una reverencia educada, sin duda era una mujer hermosa y elegante, una que nadie se hubiese negado a venderle un solo vestido, pensó Lily, sin duda le daría herederos hermosos y fuertes al rey.

—Es un placer conocerla –informó la rubia –mi padre me habló de usted antes de venir aquí.

—Sí, supongo que el rey Draco lo hizo –sonrió de lado –pero ¿nos invitas a unirnos a ti al té? –cuestionó con una sonrisa educada.

—Desde luego –indicó que se sentara con un ademán adecuado y observó detrás de la mujer, esperando por alguien más –pero… ¿Quién más se nos unirá? –cuestionó.

—Es que ya viene conmigo –informó Pansy –la princesa Lily.

—La princesa Lily –repitió Druella confundida –lo siento, no…

—Princesa Druella, le presento a la princesa Lily –sujetó el hombro de la pelirroja.

—Oh –sonrió con una mueca extraña –desconocía que alguno de los ex reyes…

—El Rey Harry Potter es su padre –le informó –pero supongo que el rey James no lo mencionó antes –rió por lo bajo.

—En realidad nadie creía que quedara algún pariente significante vivo del rey James –aceptó.

—Su hermana sobrevivió –aceptó –la mantuvo en un muy bajo perfil estos años, pero es momento de que se una a la familia real.

—Lo lamento en ese caso –observó a Lily, pero en lugar de hacer una reverencia fue hasta ella y la sujetó de las manos, acercándola más a ella –espero que podamos llevarnos bien –sonrió dulce –como hermanas, después de todo, voy a desposar a tu hermano el rey.

—Sin duda lo haremos –aceptó Lily, pondría todo de ella para que eso pasara.

—Pero ven, toma asiento ¿el rey se unirá a nosotros? –observó a las mujeres con una sonrisa.

—Me temo que no, el rey salió por la mañana, no creo que vuelva pronto.

—Oh, comprendo, tiene que estar muy ocupado –sonrió incómoda.

El té que le sirvieron a Lily era un poco amargo para su gusto, pero no se quejó, suponía que eso sería de muy mala educación, después de todo, la princesa les informó que era muy popular en su reino, y que aparte de eso, era su favorito.

—Y dime, Lily, ¿has visto a tu hermano desde que volvimos? –Sonrió.

—Oh, sí –aceptó, ocasionando una mueca de disgusto de Druella –cuando llegó, solo en esa ocasión –mintió.

—Ya veo –comentó recuperando la sonrisa –me ha tenido bastante abandonada desde el viaje, pero comprendo que quería asegurarse de que el camino fuese seguro para mí –sonrió encantada.

—Sí, es muy típico de él –comentó Pansy, tomando de su té.

Druella observó a Pansy, pero en ese momento, su semblante se volvió bastante impenetrable, posiblemente las cosas que su padre y madre le informaron de ella, eran cosas no muy buenas, pensó Lily, pero no conocía a ninguna de las dos mujeres, hasta el momento ninguna de las dos se había comportado mal con ella, solo lo normal, como cualquier miembro de la nobleza o realeza, al saber que alguien de muy baja cuna, se unía de la nada a ellos.

La charla fue más entre Pansy y la princesa Druella, Lily solo estaba atenta a lo que ellas decían, no le quedaba más que aprender lo más pronto que pudiera sobre todo lo que pudiera, no quería que el rey James quedara mal por tener una hermana estúpida, como ella.

—Princesa Druella –habló un mozo –sus cosas han terminado de ser colocadas en los aposentos que se han dispuesto oficialmente para usted.

—De acuerdo –sonrió y observó a las otras dos mujeres –supongo que tu hermano me quiere más cerca –comentó halagada –dispuso que mis aposentos estuvieran cerca de los suyos –comentó encantada.

—Solo espero que el rey pueda mantenerse quieto con usted, princesa, al menos hasta que contraigan nupcias –sonrió Pansy.

Después de un rato, las mujeres se despidieron, Lily avanzó guiada por una de las jóvenes de servicio hasta sus nuevos aposentos que no eran muy lejos de ahí, la vista de una de las ventanas principales daba al mayor índice de maleza crecida, sonrió, incluso aquella vista tenía algo de bonito, observó las cajas con los vestidos, se acercó a la cama y las abrió para verlos perfectamente doblados.

Se giró asustada cuando alguien se aclaró la garganta, la mirada de Lily fue hasta el hombre que había interrumpido su charla con el rey en su primer encuentro, él bajó la vista al suelo y se acercó un poco a ella.

—Aun no nos presentan formalmente, pero lo haré yo, mi nombre es Edward Lupin –hizo una reverencia –soy parte del consejo de su hermano, el rey.

—Lily Luna Potter –repitió, aunque su apellido sonaba raro, se sentía extraña al pronunciarlo.

—Lo sé, princesa –sonrió él, levantando la vista hasta ella –he venido a disculparme con usted por tener que mover sus aposentos de lugar, debí hablarlo con la señorita Parkinson para que no hubiese…

—Ah, descuide, no tengo problema, incluso algo más pequeño hubiese sido…

—Es la hermana del rey –informó Lupin, descartando la idea como si fuese algo ridículo –incluso merece algo más grande que esto.

—No es necesario…

—Lo mismo dijo el rey cuando ordenó las cámaras que se le otorgaron –observó el vestido dentro de la caja –veo que Pansy la ha llevado de compras ¿cómo fue eso? ¿Encontró todo lo que necesitaba?

—Oh, sí, incluso son demasiados vestidos, lavar cada uno de los…

—No debe de preocuparse por cosas tan banales, princesa –le sonrió –bueno, yo venía con usted por otros asuntos –avanzó hasta ella, la sujetó de la espalda y la guio hasta la mesa circular al otro extremo del lugar, y la hizo sentarse.

Delante de la chica quedaron un montón de pergaminos, con tanta tinta en ellos que se mareo, no entendía absolutamente nada, observó asustada a Lupin que le sonrió y negó.

—Descuide, sé que es demasiado, pero verá que avanzaremos muy rápido con los preparativos, solo tiene que echar un vistazo y decirme qué le parece.

Lily observó de nuevo a los pergaminos, su respiración se agitó un poco, no quería quedar como una imbécil, al menos no tan al inicio, la puerta se abrió después de un golpe, los dos se giraron, la pelirroja vio a un soldado rubio, le costó un momento distinguir los ojos azules bastante fríos, para saber que se trataba de Lysander.

—Lupin, no creo que al rey le agrade mucho que te reúnas con su hermana en sus aposentos.

—Pero sí que un soldado entre a sus aposentos como si nada –se burló –ya dime Lorcan, ¿qué quieres en los aposentos de la princesa Lily?

—Lysander –respondieron la pelirroja y el rubio al mismo tiempo.

Los dos hombres la observaron, ambos sorprendidos que supiera correctamente cuál de los dos hermanos idénticos era, al final, Lysander mantuvo su semblante aburrido de siempre y observó a la mesa y al hombre restante, avanzó hasta los documentos y sonrió de lado, la pelirroja se puso roja ante la mirada del rubio.

—Voy a ahorrarte tiempo, Lupin…

—Sí –intervino Lily poniéndose de pie –yo justo iba a decir que esto deberías tratarlo con la princesa Druella –comentó.

Los dos hombres se observaron entre sí, y después a la chica, como si hubiese perdido la cabeza, pero una vez con la certeza de que el soldado no podía burlarse de ella con tanta libertad como antes, frunció el cejo.

—¿Qué? –Lo atacó.

—Perdiste la cabeza, princesa –negó el chico –es obvio que el rey mandó a Lupin a ti por algo, esto es para ti, por lo tanto, solo te concierne a ti.

—A mí… yo…

—El rey ha dejado claro que el baile es por y para usted y su presentación en sociedad –informó Lupin.

—Pero… la princesa Druella…

—Lo sabemos –informó Lysander –pero como lo ha dicho Lupin –se encogió de hombros –el rey no ha querido que esto involucre a la princesa.

—Señor Lupin –lo observó –digo, ¿hay forma de que mi presentación sea ante los nobles sin necesidad de un baile? –Cuestionó.

—Bueno, mi padre sugirió que sí, se hiciera un llamado a la corte y fuese donde se presentara a ellos como la princesa Lily, la hermana legítima del rey, y que el baile fuese para presentar a la princesa Druella y se informara el matrimonio y la adhesión del reino de Malfoy al del Centro, pero el rey…

—Bueno, entonces hagamos las cosas como su padre dijo.

—Princesa…

—Bueno, creo que todos están de acuerdo que las cosas tienen que ser de esa manera ¿no es así? Pues que se hagan de forma correcta.

—Bien –aceptó Lysander viendo los pergaminos –pero ¿quién se lo informará al rey?

—Nadie –se encogió de hombros Lily –los planes del baile siguen, y mi presentación a la corte como tiene que ser.

Los tres se quedaron callados, ni siquiera Lily sabía de donde había sacado aquello, era como si siempre hubiese estado al tanto de las cosas y como se hacían, pero la realidad es que solo se le había ocurrido, así ella no tendría que decidir nada, y fingir que sabía lo que hacía.

—Pero, de cualquier forma, esto involucra al rey, y si crees que el hecho de estar rodeado de nobles nos librará de su ira, eres demasiado ingenua –habló Lysander.

—Bueno, entonces, ¿podría hablar con su padre, señor Lupin? –Lo observó.

—Sí, no creo que haya problema.

Lysander observó a la pareja y le indicó a Lily que volvería después para tratar lo que tenía que tratar con ella a solas, y Lupin y ella fueron hasta el despacho de Remus Lupin, que estaba bastante ocupado, aun así, al tratarse de ella, dejó de lado lo que hacía.

—Vaya que eres idéntica a tu madre –informó anonadado al verla –ahora comprendo por qué tu hermano no dudó que fueses la verdadera Lily Luna.

—Si cree que estoy haciéndome pasar por ella, le diré que…

—No, Pansy me ha informado que eres realmente tú –aceptó –pero el hecho de verte, viva, vuelta toda una jovencita –sonrió –nunca pensé que algo así pudiese ser posible, para ser honesto.

—Estamos aquí por otro asunto, padre –interrumpió Ted.

—Claro, ¿a qué debo su visita?

—Es sobre los planes del rey con lo del baile de presentación de la princesa –habló Edward.

—Claro, la discusión de hoy ¿Qué con eso?

—Mi hermano quiere que el baile y los detalles los vea yo, porque será donde me presenten a mí y no a su prometida, la princesa Druella –informó Lily.

—Rayos –gruñó Remus –más problemas con él por eso, ya había…

—Perdón que le interrumpa –murmuró Lily –pero no creo que sea lo mejor.

La chica le explicó todo, claro que sin decirle que era su forma de que se estaba librando de tener que decirles a todos que hacía eso porque no entendía absolutamente nada sobre lo que le estaban enseñando en los pergaminos.

—Los nobles estarán aquí en dos días –informó Remus –hay un par de cosas que tratar, usaré esa reunión para la presentación.

—Pero el rey, padre…

—No hará nada –comentó Remus –si les preocupa su ira, descuiden.

—Bien –aceptó Lily tranquila.

—Lleva los preparativos a Druella –habló Remus a Ted –que todo sea a su gusto, envía la invitación a las familias para el festival.

—Bien, con permiso.

Lily avanzó hasta la puerta, siguiendo a Edward Lupin, pero el hombre mayor la detuvo, así que tuvo que regresar hasta el escritorio y tomar asiento, como se le indicó.

—A pesar de que estoy al tanto de que eres la verdadera Lily –habló Remus, con una mirada seria –tengo que saber, si vas a ser un problema para la corona.

—Yo, no sé a qué se refiere –aceptó Lily.

—Quiero saber si tu lealtad estará para con tu hermano y rey, o solo estás buscando una oportunidad para traicionarlo.

—¿Me lo pregunta para saber si estoy del mismo lado que usted para contra él? –Se levantó ofendida –quizás no tenga recuerdos, pero no soy una traidora –infirmó saliendo ofendida.