Advertencia: Este capítulo tiene contenido +18 y algunas escenas fuertes. Personas sensibles o que no gusten de leer este tipo de contenido, favor de abstenerse con su lectura.

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*Imaginación*

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Los jadeos aumentaban rápidamente, sobre la cama se veían dos figuras moviéndose frenéticamente, Sirius jadeaba mientras sus manos se aferraban a la cadera de su acompañante, que se encontraba a cuatro pies sobre la cama, el pelinegro deslizó su mano por su espalda, perlada por el sudor, y la empujó contra el colchón, la chica soltó un gemido y obedeció, levantando aún más su trasero; Sirius relamió sus labios y lo apretó firmemente, haciendo las embestidas más profundas y que los gemidos de la chica aumentaran, inundando sus oídos, excitándolo aún más.

- ¡Ahhh! ¡Ahhh!

- ¿Te gusta? –jadeó –¿Te gusta así?

- S-si –murmuró entre jadeos –Me gusta… m-mucho…

Sonrió arrogante y aumentó el ritmo de las estocadas, bajó su mano hasta su cabello, enredándolo en su mano y jalándolo, haciendo que ella se levantara, hasta que su espalda chocara contra su pecho, sin dejar de moverse, paseó su mano por su cuerpo, acariciando su vientre hasta llegar a uno de sus pechos, que estrujó con fuerza. La mujer soltó un sonoro gemido, que le hizo estremecer, se aferró a su cuerpo, moviéndose salvaje y mordió su cuello cuando sintió venirse, vaciándose dentro de ella.

La chica gimió fuerte y su cuerpo se estremeció, Sirius tomó su mejilla, volteándole y uniendo sus labios con los de ella, forzó su lengua en su boca en un beso demandante, del que ella apenas si pudo seguir el paso, separándose hasta que el aire les hizo falta, dejando un hilo de saliva entre sus bocas. Sonrió satisfecho al ver rostro sonrojado y la respiración agitada de la mujer, le soltó, dejándola caer sobre la cama, mientras su cuerpo aún tenía ligeros temblores, y se recostó despacio sobre ella, con cuidado de no aplastarla, repartiendo pequeñas mordidas por su hombro y su cuello

- ¿Te ha gustado?… serpiente… –susurró a su oído, la mujer soltó un jadeo

- S–si… Sirius….

Se estremeció al escuchar su nombre salir de sus labios, la tomó del brazo y la giró bruscamente, dejando a la vista sus labios rojos por los besos y los ojos ambarinos llorosos de placer, su cabello negro se desperdigó por la almohada, mientras él apresaba sus muñecas a los lados de su cabeza, acercó a su rostro donde el par de mechones blancos se pegaban a causa del sudor, como un depredador acorralando a su presa.

- Dilo de nuevo… –lamió sus labios –di a quien perteneces… –la chica sonrió y mordió sus labios traviesa

- Soy tuya… Sirius…

- Abigail…

Se despertó de golpe, jadeando. ¿Qué demonios había sido eso? Se levantó lentamente y su vista se dirigió de inmediato a su entrepierna, donde el pantalón de pijama se alzaba como una carpa, bufó dejándose caer de nuevo sobre la cama tratando de tranquilizarse. Las extrañas reacciones de su cuerpo iniciaron el día que había atrapado a Remus y Abigail en el dormitorio, donde, por primera vez, pudo apreciar el cuerpo de la pelinegra sin la estorbosa túnica, y se dio cuenta lo atractiva que podía lucir; como consecuencia, en ocasiones, y sin pensarlo, desviaba su vista hacia la pelinegra, cosa que le ponía nervioso, esperando que alguno de sus amigos no lo pillara en ello, en especial Remus. Sin embargo, todo había empeorado cuando los lazos entre ellos se habían estrechado y se permitió conocerla mejor, dándose cuenta del lado picante y atrevido que esta tenía, como en aquel momento, en el que la chica le insinuó el uso que le daría al baño de prefectos, y a partir de ahí, su mente le empezaba a jugar malas pasadas, primero soñando con una mujer sobre él en la cama y ahora, esa mujer ya tenía nombre y rostro, Abigail Braun, la chica con la que soñaba esas cosas imposibles de hacer, en especial porque era la mujer de uno de sus amigos, este último pensamiento fue el que apagó su excitación por completo.

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Rodaba por la cama, tratando de conciliar el sueño nuevamente, cuando escuchó la puerta de la habitación abrirse, soltó un suspiro, seguramente la ronda nocturna de Remus había terminado y volvía para dormir, sin embargo, un pequeño tropiezo, cosas caerse y una risita cantarina le hizo abrir los ojos de golpe, Remus no venía solo.

- ¿Estás bien? –escuchó un susurro

- Si, lo siento Rem

Chasqueó la lengua y frunció el ceño, una cosa era que se acostara con ella cuando no había nadie, una muy diferente era meterla mientras todos dormían. Se sentó en la cama, desabotonó rápidamente su camisa de pijama arrojándola a un costado y abrió de golpe la cortina que rodeaba su cama.

- ¡¿Qué fue ese ruido?!

Ambos chicos dieron un salto y jadearon sorprendidos, mientras veían con los ojos abiertos de par en par a Sirius, el pelinegro no dudó en pasear nuevamente su mirada sobre la chica, ella ya no llevaba su túnica, en su lugar, usaba un jersey de quidditch de Gryffindor, el cual llevaba el apellido Black a su espalda y su número en el equipo, aquel jersey que él le había regalado a Remus como broma en su cumpleaños; la prenda era tan grande que cubría gran parte de su cuerpo, solo dejando ver sus largas medias que siempre llevaba bajo la falda.

- ¿Q–qué demonios te pasa Canuto? –El regaño de Remus lo trajo a la realidad, por lo que desvió la mirada rápidamente lejos de la pelinegra –¡Nos asustaste! ¡¿Y por qué no tienes camisa?!

- Es mi habitación, puedo andar en pelotas si quiero Lunático, además no sabía que habría chicas… –Remus se sonrojó ante su cinismo, pero la chica a su lado soltó una pequeña risa divertida.

- Lo siento Sirius, pero acabamos las rondas y Rem me dijo podía dormir aquí hasta que entremos a clases –la chica desvió su mirada al castaño sonriéndole, que de inmediato le correspondió, mirándola como un bobo enamorado, según Sirius, haciéndolo rodar los ojos

- Dormir, si, seguro… –murmuró entre dientes

- ¡Canuto! –Remus le regañó nuevamente, pero la chica solo negó con la cabeza bastante divertida –no le hagas caso Abi, y metete a la cama

- Esta bien Rem –la chica asintió –siento haberte despertado Sirius, descansa –le sonrió antes de trepar a la cama y con un movimiento de su varita correr la cortina

Sirius le observó hasta que desapareció de su vista, volteó hacia Remus que le veía con los brazos cruzados y un escalofrío recorrió su cuerpo, tal vez había observado demasiado a la pelinegra.

- Ella se quedará hoy, no le molestes –Remus le veía con advertencia, mas no molesto, lo que le permitió volver a respirar –¡Y ponte algo de ropa!

- Si, si –murmuró, internamente aliviado

El pequeño barullo al fin pudo despertar a James, que movió la cortina y les espió adormilado y aún más despeinado de lo normal.

- ¿Que sucede? –murmuró en un bostezo

- ¡Oh nada! solo que Lunático quiere montarse una fiesta –James le vio confundido –ha traído a Abigail

- ¡Canuto! –Remus le reclamó sonrojado

- Oh vale… –murmuró Cornamenta sin tomarle importancia, iba a regresar a su cama cuando Remus le habló

- Espera James ¿Podrías prestarme tu capa mas tarde?, ya sabes… para salir sin problemas

- Seguro, sabes donde esta… –bostezo –que descansen –y sin más corrió su cortina

Remus sonrió animado y comenzó a cambiarse la ropa por su pijama, Sirius lo observaba atento y frunció el ceño nuevamente, que tonto, con ella en la cama, lo que menos usaría sería un pijama, pero sacudió la cabeza, tratando de alejar esos pensamientos. Remus volteó hacia él.

- Perdona despertarte Sirius, descansa

- Claro…

Remus le dio una última sonrisa antes de desaparecer entre las cortinas de su cama, Sirius se quedó un momento quieto, observando, mientras algunos murmullos y unas leves risitas provinieron de la cama, antes de que todo se quedara en absoluto silencio, un hechizo silenciador, pensó de inmediato, antes de chasquear la lengua y cerrar de golpe su cortina, molesto consigo mismo por ofenderse ante el hechizo, se hecho nuevamente a la cama, sería una larga noche, porque justo ahora, no podía quitarse de la cabeza a Abigail, vestida solo con su chándal de Quiditch, solamente con eso.

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El desayuno había comenzado, uno de los más incomodos que Sirius habían tenido, Abigail y Remus no había llegado a su primera clase, pero alcanzaron al resto en el gran comedor, sentándose justo frente a él. Sirius observa con atención a Abigail, que lucía una sonrisa reluciente hacia Lily, con quien platicaban, y aunque cada quien se encontraba más atento a su desayuno, observaba como claramente la pelinegra trataba de mantener contacto, con su hombro pegado al de Remus, que parecía más atento en su número del profeta y sus huevos revueltos. Sirius rodó los ojos exasperado ante su nivel de melosidad.

- Hey Braun ¿Dormiste algo? –preguntó Sirius, pinchándole

- ¿Eh?... Si –sonrió y volteó hacia Remus –Muy bien, de hecho –el chico se sonrojó y Sirius rodó los ojos ante su avergonzamiento. Lily lo observó curiosa, Sirius pareció notarlo

- Que sucede Evans?

- Nada, solo imaginaciones mías –le aseguró- Bien, me voy a clase, no tarden mucho, todos ustedes –les advirtió

- por supuesto que no Lily –James fue el primero en contestar, la chica sintió y salió del comedor –Bien chicos, ya oyeron a Lily ¡Es hora de ir a clases! –James se levantó de la mesa y prácticamente corrió para alcanzar a la pelirroja, jalando de la túnica a Peter, que apenas le seguía el paso.

- Desde que James entró a la misma clase que Lily, se adelanta con ella –murmuró Abigail, acabándose su jugo de calabaza

- Si –Remus soltó un suspiro –A veces tengo un poco de pena por Lily que tiene que soportarlo –murmuró divertido Remus

- Yo no veo que le moleste tanto –Abigail sonrió divertida

- Bien debo irme también, tengo que ver al profesor Bean hoy –soltó un suspiro derrotado, haciendo que la chica riera

- Que divertido –le aseguró

- No te burles –Remus sonrió y revolvió sus cabellos–pero con la velocidad con la que habla, seguro perderé esta clase y tal vez la siguiente –eso causó más risa en la chica

- No te preocupes, tomaré los apuntes por ti –Abigail le sonreía divertida y Remus sonrió también, se gachó ligeramente, dándole un beso en la coronilla

-Te veré más tarde –se levantó de su lugar y volteó hacia Sirius, que les observa atento – También a tí, Canuto – se despidió de su amigo y tomando sus libros salió por la puerta, dejando al par de pelinegros solos.

- Bien, entonces… ¿Nos vamos ya? –preguntó la pelinegra con una sonrisa

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No era la primera vez que tenían que irse juntos y solos a clases, recordaba perfectamente la primera vez que tuvo que hacerlo. Remus había tenido su primera noche de luna llena, Abigail, en forma de cuervo le había acompañado durante sus primeras horas, para después regresar al castillo y dejarlo a cargo de los tres animagos el resto de la noche. A la mañana siguiente los chicos se levantaron ya entrada la mañana y se dirigieron al gran comedor, donde Abigail ya se encontraba ahí, junto con Lily Evans.

- Hola Lily –saludó el de las gafas, somnoliento

- Potter –contestó la pelirroja y observó cómo los tres chicos se sentaban cansado a la mesa –¿Qué estuvieron haciendo anoche? –les preguntó con una ceja levantada y Abigail casi se atraganta con un panecillo que comía

- Solo es un poco de insomnio, Evans –contestó Sirius con un bostezo y sirviéndose un poco de jugo –¿O acaso estas buscando como quitarnos puntos? –sonrió divertido, mientras Lily rodaba los ojos

- Petulantes como siempre –se levantó –Me adelantaré, el profesor quería hablar conmigo antes, nos vemos Abigail, nos vemos problemáticos –se despidió y se levantó de la mesa. Sirius la observó irse y volteó hacia James, que la observaba embobado.

- En verdad a veces no entiendo como te gusta tanto –bufó observando a su amigo con lástima

- ¿Acaso no la ves? –James ni siquiera volteó a verlo –Es guapísima –Sirius rodó los ojos y bebió de su jugo

- Remus… ¿está bien? –la voz de Abigail llamó la atención de los chicos –¿Cómo lo paso anoche? –la chica jugaba su fruta con el tenedor, y lucía ligeramente apagada ante la ausencia de Remus

- Bien –contestó Peter mientras devoraba un trozo de tarta –Lo de siempre. Ahora está en la enfermería

- Tuvo una noche tranquila –le aseguró James, con una sonrisa, tratando de tranquilizarla –solo un poco larga

- Bueno, entonces lo dejaré descansar un poco

- ¿Acaso no puedes estar un momento sin él, Braun? –Sirius la veía divertido y levantó las cejas, insinuante, haciendo ella se sonrojara, causándole risa.

- Vamos, déjala Canuto –James golpeó amigable su brazo –Bien, Colagusano y yo vamos a la clase de Hechizos, Lunatico tenía que acomodar algunas cosas para el profesor, así que lo haremos nosotros, tú Canuto ve a clase con Abigail

- ¡¿Qué?! ¿Por qué yo debo ir a clase?

- No hay problema –intercedió Abigail –Yo puedo tomar los apuntes para él.

- Esa clase es muy aburrida –James soltó sus suspiro –El tiempo pasará más rápido si Sirius te acompaña, además, hay demasiado verde ahí –Sirius soltó un bufido y se cruzó de brazos, pero no pareció replicar de nuevo, James soltó una sonrisa, su amigo había entendido que lo mejor era no dejar a la chica sola con los de su casa. Y tras una rápida despedida tanto James como Peter se adelantaron a la clase, dejando al par solos.

- Bien Braun, parece nos han dejado botados aquí –suspiro- ¿Nos vamos?

- Si…

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Ambos chicos caminaban juntos a clase, Sirius muy de cerca de ella y aunque después de lo de anoche, lo menos que quería era verle a la cara, no podía evitar observarla de reojo a cada tanto, notando fácilmente que ese día lucía diferente, frunció el ceño, y repasó nuevamente sus facciones y sus cabellos, esta vez con mayor insistencia, al punto de que ella parecio notarlo y volteó hacia él

- ¿Que sucede? –sus ojos, enormes y rasgados lo veían con curiosidad

- Estás diferente –le confirmó, recorrió su mirada nuevamente sobre ella –Acaso… ¿Te has cortado el cabello? –la pelinegra abrió los ojos con sorpresa y luego soltó una sonrisa

- Si. Lo he cortado un poco –pasó sus dedos por sus cabellos, que ahora estaban apenas un poco por debajo de sus hombros –No puedo creer lo hayas notado

- Claro que lo noté, te ves diferente –se acercó y pasó una de sus manos por sus cabellos –Y te ves muy bien, por cierto –le aduló, ella volvió a sonreír

- ¿Quién diría que tú pudieras decir algo lindo?

- ¡Oye! No soy un patán –fingió una mueca de molestia

- No pensaba eso –la chica soltó una risa y se acercó más a él, colgándose de su brazo.

Sirius sintió un escalofrío y un estúpido sonrojo le asaltó al sentir el roce del busto de la pelinegra, logrando que su mente volviera al evento de esa madrugada, y que su imaginación de nuevo volara hacia Abigail Braun vistiendo con su jersey de Quidditch, únicamente con su jersey.

- ¿Sirius?... Hey Sirius –escuchó al fin

- ¿Eh? –La pelinegra le observaba curiosa

- ¿Todo bien? Te estaba hablando –Sirius pareció avergonzarse y sacudió la cabeza, alejando todas esas ideas

- Lo siento, es solo… –murmuró, desviando la mirada –Estaba recordando… que olvidé hacer una tarea

- Eso es tan propio de ti –soltó una risa divertida –Si quieres, puedo ayudarte con tu tarea más tarde –Sirius la observó nuevamente y suspiró, la chica podía ser tan dulce como linda

- ¡Hmp! –sonrió de lado y revolvió sus cabellos –Siempre haciéndote la linda ¿No? –se burló, mientras se soltó del agarre de la chica, para ahora, pasar su brazo sobre los hombros de la chica, acercándola a él, en un abrazo, para continuar caminando

- No me hago la linda –bufó divertida, mientras caminaba a su paso –estas muy cerca, Sirius –le recordó

- ¿Te molesta acaso? –sonrió pegándose más a ella

- Apestas –le molestó, con una sonrisa

- Lo dudo mucho –le aseguró

- Si como a… -la chica hizo ademán de olfatear a su alrededor –A perro –rio. Sirius se sonrojó involuntariamente, recordando un evento de hacía unos meses

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Los merodeadores caminaban hacia su clase de pócimas, la penúltima del día. Se adentraron al aula, donde ya se encontraba la mayoría de estudiantes que parloteaban sentados en las mesas, esperando que iniciara la clase. El profesor Slughorn, quien no era precisamente el profesor más ordenado, platicaba amenamente con un par de alumnos en una mesa a la derecha, mientras, al frente Abigail se encontraba en puntas, revolviendo y mezclando cosas en un caldero.

Remus sonrió al verla pero no le interrumpió, se dirigió a su asiento junto con el resto y desde ahí le observaba, recargando su mejilla sobre su mano, como bobo enamorado, como Sirius siempre le llamaba. Por su parte, Canuto se sentó en la mesa de al lado, junto con James, y dirigió su mirada a la pelinegra, Abigail no parecía darse cuenta de lo que sucedía a su alrededor, más concentrada en ver de reojo el libro de pociones y cuantas veces revolvía el caldero a la derecha y cuantas a la izquierda, sin pensarlo, ahora Sirius estaba en la misma posición que Remus, observando como el ceño de la chica se fruncía con concentración y como olisqueaba cada frasco antes de agregarlo a su caldero, finalmente casi metió la nariz en el caldero y sonrió satisfecha, había terminado, Abigail levantó la mirada y al darse cuenta de su presencia sonrió y levantó la mano como saludo, ambos chicos respondieron.

- Listo profesor, terminé –Abigail se acercó al profesor Slouhord, quien dejó su plática y asintió, dirigiéndose al par de mesas con los calderos al frente, inspeccionándolos, olfateando el contenido de cada uno y asintió satisfecho

- Gracias señorita Braun, tan perfectas como siempre… -Abigail asintió con una sonrisa mientras el profesor se dirigía al resto –Acérquense jóvenes, la señorita Braun es de mis mejores alumnas de pociones avanzadas y me hizo el favor de hacer las siguientes pócimas. Señorita Braun ¿Podría decirme cuales son?

- Si, son Poción de despertares, Crecehuesos, Veritaserum, Poción multijugos y Amortentia –las aclamaciones emocionadas de algunas chicas se escucharon al mencionar esta última

- Gracias señorita –se dirigió nuevamente a sus alumnos –Estas pócimas son especialmente difíciles de hacer, y tan útiles como peligrosas, en especial Amortentia –comenzó el profesor –debo decir que a mi parecer es una de las pócimas más peligrosas que hay en esta sala, un buen pocionistas es capaz de generar un poderoso enamoramiento, pero solo es eso, enamoramiento, una obsesión, pero jamás amor –sonrió al ver el brebaje dentro del caldero –Hay algunas formas de poder identificar esta pócima ¿Alguien sabe cuáles son? –Por supuesto ninguno de sus alumnos contestó, por lo que su vista se dirigió a Abigail, quien esperaba le dejara irse –Señorita Braun puede decírnoslas

La chica pareció sorprenderse y después de notar como todos a su alrededor le observaban soltó un suspiro y asintió, dando unos pasos para acercarse al caldero, haciendo que Sirius soltara una risa divertida ante su incomodidad.

- La Amortentia tiene un brillo nacarado, el humo que emana de ella asciende en forma de espirales y para cada persona, tiene un olor diferente.

- Así es, 10 puntos para Slytherin –exclamó el profesor complacido, haciendo que algún otro Gryffindor bufara –Señorita puede decirme ¿A que huye para usted? –nuevamente la chica pareció incomodarse, pero asintió y se acercó más al caldero, olisqueando el borde

- Para mi huele… a ciprés, a libros y… –ella pareció titubear y sus mejillas se colorearon levemente – A perro mojado…

Muchos a su alrededor comenzaron a reír ante el inusual aroma que la chica percibía, en especial al fondo del aula donde James y Peter reían y codeaban las costillas a un muy sonrojado Remus, que se había cubierto la cara con su libro de pócimas. Sin embargo no era el único sonrojado, en la banca de al lado, Sirius también observaba a la chica, con los ojos bien abierto y las mejillas ligeramente coloreadas "¿A perro mojado había dicho?... No a lobo"

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El pelinegro tragó saliva, y volvió a pasar su mirada por la bajita chica, que caminaba a su lado con una sonrisa, mordió sus labios titubeando por apenas un segundo, antes de su boca se abriera sin pensarlo

- ¿Huelo a perro? Entonces será a perro mojado ¿No? Porque estoy seguro de haberme bañado esta mañana –Abigail volteó hacia él y comenzó a reír, totalmente divertida, iba a abrir la boca para contestarle, cuando el profesor pasó a su lado.

- Señor Black, señorita Braun, por favor entren

Abigail asintió al profesor y volteó hacia Sirius dándole una pequeña sonrisa antes de adentrarse al aula. Sirius por su parte soltó un gruñido ante el profesor, pero algo seguía en su cabeza, ella no había negado su olor.

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Terminando la clase se dirigieron a otra y otra más, al parecer las actividades de James, Peter y Remus se habían extendido y les habían dejado prácticamente solos. Caminando juntos por los pasillos, moviéndose entre aulas, sentándose juntos y sobre todo divirtiéndose mucho más de lo que Siris esperaba, al menos hasta que llegaba la hora de la comida y finalmente todos se reunirían en el comedor.

Sirius caminaba al lado de ella, con la pelinegra seguía sostenida de su brazo derecho, Sirius caminaba animado, sonriendo y haciéndole pequeñas bromas que la hacían reír. Sirius se encontraba encantado, le gustaba verla y escucharla reír, además, se regocijaba de las miradas que muchos a su alrededor le mandaban, seguramente queriendo estar en su lugar, al lado de la chica de Slytherin. Entraron por la puerta del comedor, Sirius acababa de contarle una broma, ella rio nuevamente y de pronto… la burbuja que había creado se reventó. En la mesa de Griffyndor se encontraban ya sentados James, Peter y por supuesto Remus, la pelinegra apenas lo vio, se soltó del agarre que mantenía en el brazo de Sirius y corrió hacia Remus, llegando hasta él y abrazándolo por la espalda, mientras besaba su mejilla, haciéndolo sonrojar. Sirius observó todo desde la puerta, con la mano al aire, perdiendo el calor de la chica que hasta hace unos segundos sostenía.

Sirius mordió ligeramente los labios y se dirigió a su lugar, al lado de James y justo enfrente del par de tortolos que platicaban, Remus observaba a la chica mientras ella le platicaba de su día, el más alto parecía centrar toda su atención en ella y acomodó uno de sus cabellos cuando éste cayó sobre su mejilla de manera desordenada, Abigail sonrió sonrojada, observándolo con los ojos brillantes, y Sirius gruñó.

- ¿Pasa algo Sirius? –James fue quien llamó su a tención, el chico lo observaba con curiosidad

- Nada –le aseguró -¿Por qué lo preguntas?

- Bueno no te has servido nada… -Sirius bajó su mirada a su plato, notándolo vacío, gruñó nuevamente y comenzó a servirse –Canuto –siguió James –¿Sucede algo con Abigail? –murmuró bajo, lo suficiente para que solo él lo escuchara y Sirius sintió un escalofrío

- ¿De qué hablas? –contestó en el mismo tono

- Es solo… -el pareció dudar, pero aun así continuó –Hoy llegaron… muy cercanos, no mal entiendas, es solo, que antes se supone no te agradaba tanto, pero ahora parecen bastante unidos, en especial tú pareces estar muy pendiente de ella

Sirius volteó hacia la pareja, ambos comían tranquilos, pero mantenían una charla bajita, privada, como si solo ellos pudieron entenderla, la pareja perfecta, ellos dos conformaban la pareja perfecta y él, había tratado de interferir, de aparentar que la pelinegra era de él y no de su amigo, gruñó nuevamente, esta vez de molestia hacia sí mismo.

- Pensé habías dicho me llevara bien con ella, por Remus. Bueno ahora lo hago… –De pronto volteó la mirada hacia la derecha, donde Lily se encontraba sentada, comiendo de su sopa, a su lado Marlenne platicaba hasta por los codos, de pronto la rubia sintió su mirada y al notar que era Sirius sonrió con coquetería, Sirius le correspondió –Sabes, creo volveré a salir con Marlenne…

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