Desde siempre Helga acaparó su corazón, tal vez no fue por completo, pero sí era un constante, ya que nunca salía de él del todo. Puede que no se haya dado cuenta en un inicio, pero cuando esa bien conocida debilidad en las piernas que le causaba no desapareció al dejar de tenerle miedo, simplemente supo que se debía a algo más allá de su comprensión. Así que comenzó a prestarle atención a cualquier acción de Helga. No importa lo pequeña que fuese, de hecho, estas eran de las mejores, porque grandes eran sus muestras de ira, fuertes e imponentes ante cualquier transeúnte. El contraste se hacía obvio cuando una avalancha de emociones se apoderaba de ella cada vez que se leía un poema de "anónimo". O esa mirada desconcertada que a menudo portaba solo para enmascararla rápidamente con el omnipresente ceño fruncido.

Incluso cuando más personas se unían o alejaban de la pequeña pandilla, el grupo de alguna extraña manera nunca se separó desde su inicio en "urban tots". Crecieron juntos, fueron a todas las escuelas juntos, así que sin esperarlo, se mantuvieron cerca y así fue que vio cómo la rubia nunca cambió. Al menos no significativamente.

Espontáneas, muestras de emociones intensas, rápidamente escondidas tras una máscara. La forma en que el disfraz se presentaba fue el único cambio aparente a lo largo de los años, primero con ira incontrolable, después una mezcla de desprecio y desdén y, más recientemente, con apatía. Fue curioso cómo el chico le prestó atención, y la observaba, inconscientemente.

Nunca ocultó el hecho de que la encontrase atractiva, mientras no frunciera el ceño, por supuesto, pero tampoco lo gritaba a los cuatro vientos. Sin embargo, cuando aceptó ser su novio de alquiler, bueno, sorprendentemente se encariñó mucho con su amplia y profunda gama de emociones, incluso con ese ceño fruncido. Lástima que Helga rechazara todas y cada una de sus declaraciones de amor con palabras tan cínicas e hirientes.

-Escucha, Stinky, no va a funcionar ni ahora, ni nunca.

Es curioso cómo el tiempo desmintió las dos pequeñas palabras al final de su declaración. Actualmente, el chico está sacando su suéter debajo de la almohada de Helga, el mismo que lo llevó a donde está ahora. A su vez, reconociendo lo cursi que era en realidad. No solo por haber guardado el suéter; después de todo, había sido el primero de muchos obsequios, sino por mantenerlo cerca de ella en un lugar tan íntimo como lo es su cama. Doblando la prenda y colocándola de regreso a su lugar, la mente de Stinky divago hasta recordar el desarrollo de su relación.


Por supuesto que lo escuchó, incluso lo vio, el comienzo del final de "Arnold y Helga". De la superpareja que surgió después de ese viaje a San Lorenzo en las vacaciones después del quinto año. Sin embargo, reconoció las posibles consecuencias de preguntarle directamente y simplemente optó por no entrometerse. Resultando en únicamente saber aquello con lo que todos los demás estaban familiarizados.

Después del noveno grado, Helga fue a un lujoso campamento de artes y Arnold fue a San Lorenzo con sus padres. Si bien no era inusual que pasaran tiempo separados, especialmente durante el verano dados sus viajes, campamentos y amigos, lo que era inusual es lo que pasó con Arnold. Toda la familia no volvió cuando lo acordaron.

Se suponía que Arnold estaría de vuelta dos semanas antes del décimo grado. Y actualmente se acercan las vacaciones de verano del décimo año y la única señal de que Arnold todavía está vivo es la postal mensual que Gerald y sus abuelos reciben y mencionan en escasas ocasiones. Bueno, por lo menos al parecer de Stinky.

Después de esos cuatro años de relación que fuese interrumpida de esa manera, esperaba que Helga estuviera disgustada, era lo natural. Él lo vio en la forma en que el brillo en sus ojos disminuyó, o como ella tenía un arrebato de ira con más frecuencia e intensidad.

Noviembre del décimo grado, para ser específico o por lo menos Stinky suponía; fue en ese entonces cuando lo vio por primera vez. Él estaba familiarizado con las costumbres de la chica, tal como el resto de la pandilla original de P.S.118. Quienes sabían cuando distanciarse o cuando era seguro acercarse. Así que se alejó, asegurando su bienestar lejos de Helga durante este tiempo. Hasta que un fuerte frente frío llegó a la ciudad de Hillwood un mes después, a principios de diciembre. La helada llegó de la nada para todos, excepto para él, presintió que esta llegaría pronto. Se convirtió en un sexto sentido para él desde que la agricultura se convirtió en su mayor interés. Así que cuando se despertó esa dichosa mañana sabía qué temperaturas lo esperaban. Ese día, colocó algunas camisas formando capas que lo mantendrían caliente, finalizando su atuendo del día con una cálida sudadera con capucha verde y comenzó su caminata a la escuela. Solo que, se detuvo cuando vio a Helga muy irritada caminando del otro lado de la calle, con solo una blusa y unos pantalones de mezclilla. Lo único de su atuendo que parecía encajar con el clima era el gorro en su cabeza. Sin dudarlo, comenzó a tomar acción apenas y le llegó la idea. Se quitó la sudadera y comenzó a caminar hacia ella, para luego detenerse cuando tomó en cuenta lo que sabía de la rubia. Ella era alguien demasiado orgullosa como para aceptar la sudadera de esa manera tan abnegada. Ella no era una obra de caridad, solamente podía ayudarla por mera casualidad, así que la escondió torpemente en su mochila y la llamó. Cuando comenzó a sacar el suéter de su mochila para dárselo, la expresión en su cara indicaba saber hacia dónde apuntaban sus intenciones.

-Tome, señorita Helga, seguro que se congelará si se queda así-

Estaba a punto de lanzarle un 'lárgate, déjame en paz', cuando una fuerte ráfaga de viento helado la detuvo. Aceptando su sudadera de capucha con un inusualmente suave -Gracias, Stinky-, ella se la puso e inmediatamente supo lo que realmente hizo él, las mangas estaban un poco metidas, y el calor y el olor que la envolvieron lo delataron. Sin embargo, ella decidió no mencionarlo para mantener algo de dignidad. No solo eso, había descubierto algo sorprendente, lo mucho que le gustó todo al respecto. La colonia que llevaba, era deleitable, casi embriagadora, y la sensación de ser cuidada era agradable, por decir lo menos. Sin embargo, la ligera sensación de culpa que de repente sintió no fue agradable, y le trajo de vuelta su mal humor y la hizo continuar su caminata a la escuela con pasos pesados; con Stinky caminando en silencio a su derecha, poniéndose entre los autos circulantes y ella.

Stinky, a pesar de no tener ningún compromiso hacia la chica enojada, nunca se despegó de su lado, de hecho fue a su primera clase, donde se despidió. El joven del campo no lo habría dicho entonces, pero descubrió que le gustaba la forma en que la sudadera con capucha se veía en Helga, que fue en parte la razón por la que se quedó con ella hasta que no tuvo más opción que retirarse, mirando a hurtadillas lo grande que quedaba y por ende adorable. Definitivamente, no es algo que le diría si le gustaba respirar por la nariz. Siendo lo suficientemente inteligente, se mantuvo callado todo el tiempo. Cuando se volvieron a ver, fue al final del día, ella estaba en camino a él para devolverle su suéter.

-No voy a dejar que lo devuelvas mientras todavía hace frío ahí fuera. Quédate el suéter- mientras su ceño fruncido empezaba a formarse en su cara, continuó: -Iré contigo a tu casa y cuando lleguemos allí puedes devolverlo. ¿Qué tal?-

Ella levantó un dedo amenazante hacia su cara, pero se detuvo con un suspiro derrotado. Últimamente, no tenía energía para involucrarse en ningún tipo de pelea y era Stinky, el inofensivo, Stinky. Ella sabía lidiar con él, se habían conocido durante toda su vida y nunca había sido más que una ligera molestia cada vez que hacía un comentario coqueto. Ella no era ajena a ellos, pero sabía que él no la había estado persiguiendo durante años. Después de todo, frecuentaban el mismo círculo de amigos y las múltiples citas en las que había estado eran de conocimiento público, al igual que el hecho de que nunca resultó en algo serio. Helga casi se sintió mal por él, ya que el no era un idiota y podía ser una buena pareja, mientras que otros, como ella, podrían ser difíciles de tratar, y aun así tenía una larga y satisfactoria relación con el objeto de sus jóvenes afectos, Arnold. No es que actualmente estuviera viviendo el 'y fueron felices por siempre' pero aun así ella solo contaba los días a que llegara Arnold y todo sería como antes.

Y vaya que la rubia no quería equivocarse con eso.

Lo que no era de conocimiento público eran las extrañas similitudes en las que a Stinky se le rechazó. Tan dulce y tierno como era Stinky, él compartía poca o ninguna química con ninguna de las chicas con las que había salido. El resultado, nunca recibir el título de 'novio' a pesar de la cantidad de citas y castos besos de despedida. De una manera, entendió, después de todo, él nunca 'amó' a ninguna de las niñas con las que se encariñaba y salía. Él pensaba que el amor era algo que crece con cuidados y atenciones especiales al igual que con su primera calabaza. Al menos, eso es lo que aprendió después de la primera vez que le lanzó esa palabra a alguien. Aun así, aquí se encontró empezando a cuidar y ofreciendo apoyo a esa misma persona. Y sin esperar realmente que algo surgiera de eso, maldita sea, ¿era ella su debilidad?

Así es cómo comenzó ese día, en la caminata a casa de Helga, se enteró de por qué no llevaba una chaqueta. Al parecer, ella había salido corriendo de su casa después de una discusión con Miriam luego de que Helga encontrará una botella de licor sin abrir en el gabinete del baño, su madre, que le explicó a Helga que solo la había comprado, no había bebido de ella y tenía la intención de devolverla. Si hubiese sido hace tres años, podría haberle creído a su madre, pero con los deslices que Miriam ha tenido, ya no podía creerlo. Y Helga, en un ataque de cólera, lanzó la botella al suelo rompiéndola, después del intercambio emocional salió corriendo. Las recaídas que Miriam experimentó no fueron frecuentes, pero fueron capaces de poner a Helga en el estado de ánimo más irritable conocido por el hombre. Por lo general, Arnold, siendo el tipo siempre amable y considerado, se aseguraba de que la gente se mantuviera a salvo y también haría algún gran gesto que provocaría la envidia de todas las chicas. Sin embargo, lo que parecía más efectivo para llevar a Helga a un mejor estado de ánimo fue simplemente una presencia ofreciendo apoyo. Algo que el gran observador que era Stinky notó y decidió hacer precisamente eso. Los días posteriores a ese incidente, se aseguró de distraer a Helga con cualquier salida que se le ocurriera, comenzando con las reuniones navideñas entre el grupo. Sin embargo, a pesar de todo su esfuerzo, cuando llegaron las vacaciones de invierno y se acercó el 25, Helga se puso aún más irritable, llegando a su límite, por lo que él se esforzó más, simplemente estuvo presente y no pidió ningún detalle.

La temporada de fiestas y reuniones finalmente terminó, lo que lo llevó a asumir la responsabilidad de crear estas salidas que naturalmente eran más íntimas, ya que ahora eran solo los dos. Él estaría mintiendo si dijera que era solo por preocupación, su presencia era agradable incluso cuando se quejaba, o refunfuñaba y a finales de enero ciertamente se habían convertido en grandes amigos. De hecho, eran tan cercanos que su círculo de amigos se había acostumbrado a verlos juntos en todas partes y no pensaban nada de ello. Lo que ayudó a mantener el cambio repentino en su relación en privado, incluso para sus respectivos mejores amigos. El cambio se produjo entre ellos cuando sus reuniones semanales en el cine les presentaron unas opciones inusuales para ellos. Después de todo fue, el mes de febrero y las opciones se limitaron al romance dramático, sus variaciones y en el mejor de los casos, al romance de acción, de cualquier manera se podría decir que 'el amor estaba en el aire'. El siguiente conjunto de eventos ocurrió tan rápido que no había un orden claro de lo que ocurrió exactamente. De cualquier modo, hubo un intenso contacto visual compartido entre ellos, uno que llevaba tensión, algunas caricias y mejillas rojas, después de un inevitable beso mutuo.

Ninguno de los dos se atrevió a reconocer lo que sucedió, sin embargo, no evitó que sucediera de nuevo, una y otra vez, incluso sin la excusa de una película o actividad.

Ya sea atracción, familiaridad, hormonas o sentimientos, no podían dar una explicación de por qué estaba sucediendo. Sin embargo, Helga fue la primera en mencionarlo, unas dos semanas antes de su cumpleaños reunió el valor de hacer una pregunta con el poder de cambiar su dinámica. Fue durante una 'salida', está un pícnic en el parque.

-Stinky, esto... ¿Es una cita?

Su pregunta tenía razón de ser, después de todo, desde su primer beso compartido, ambos se sorprendieron poniendo un poco más de esfuerzo en su apariencia. Además, los comentarios más atrevidos se hicieron recurrentes por parte de ambos, algo que solo se describe como coqueteo desvergonzado, sin mencionar sus espontáneas muestras de afecto. Ahora, en lo que respecta al pícnic actual, todo parecía exagerado, especialmente con el ramo de flores que su 'amigo' le había traído. En cuanto a Stinky Peterson, era un tipo atrevido, pero no estúpido, respondió de una manera que transmitía sus recién nacidas esperanzas, pero de una manera lúdica si necesitaba un plan de escape.

-Claro que sí, mi reina- terminando con un guiño.

Helga parecía aceptar esta respuesta sin objeciones. Por lo tanto, al final de la ahora 'cita', la 'pareja' ya había establecido entre sí su nuevo estatus de relación.

Eran una pareja privada, no estaban interesados en las muestras públicas de afecto, sin embargo, tampoco lo evitaban a toda costa. Cuando finalmente sucedió, la primera reacción de la gente fue ser escéptica, después de todo, ambos son ávidos bromistas y fue el 1 de abril. Excepto que el incidente se repitió y la especulación comenzó a reemplazar el escepticismo inicial. La confirmación vino de Peterson, él era la parte más accesible, era la opción más segura y razonable. Las noticias viajaron tan rápido como lo confirmó, al igual que la aprobación colectiva de dicho desarrollo. No es que lo necesitaran, su relación solo los involucra a ambos y todos los demás pueden 'irse al demonio' como Helga lo expresó tan amablemente.


Sin embargo, el mes desde la gran revelación, había sido agradable no lidiar con el rechazo y el posible drama posterior, si la situación se hubiese desarrollado de manera diferente. La feliz pareja estaba disfrutando del aire acondicionado en la casa de Helga en este caluroso día de mayo. Sonriendo ante los recuerdos de los últimos meses, Stinky se dio cuenta de que Helga estaba tardando demasiado en volver a su habitación. Pensando que ella podría necesitar un poco de ayuda, comenzó a bajar las escaleras, cuando sonó el timbre mientras se acercaba a la planta baja. Helga, sosteniendo un tazón de palomitas de maíz y algunas bebidas, estaba ahora en el pasillo principal a la vista de la puerta y ahora, Stinky. Él sonriéndole, casi como si leyera sus pensamientos, dijo.

-Yo abriré, cielito

Helga puso los ojos en blanco ante el uso del apodo cursi, pero no dio ninguna otra señal de desaprobación y simplemente respondió.

-sí, sí, muévete Stinko

Cuando la puerta principal se abrió, un tipo con cabeza de balón se observaba del otro lado y la mirada esperanzada que portaba al inicio, se transformó rápidamente en una de disgusto. Los ojos de Arnold se estrecharon y, con un desdén poco característico, solo pudo soltar una sola palabra.

-Stinky