RinMakoto. Pues sí, tengo que decir que fue un homenaje que le di al maestro, aun así, me gustó como me quedó.
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El Redentor 777. Jeje, espero que el maestro Toriyama esté orgulloso de los especiales que le he hecho, que en paz descanse.
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Sin más, comencemos…
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La derrota de Japón causó un poco de dudas en las personas sobre como los nuevos chicos de la selección juvenil fueron vencidos a pesar del esfuerzo hecho por estos.
Para levantar los ánimos, tanto Naomi como Riko decidieron ir de acampada con los gemelos Tsuzuki, esto el fin de semana luego del partido por lo que no tendrían que preocuparse.
- Esto les ayudará, dicen que un poco de aire fresco les va a hacer bien – Riko decía con los ánimos altos.
- Supongo que no hará mal.
- Aunque tengo que decir que tuve que sacar a Nao de la cama – al decir eso, la peli negra se sonrojó.
- N-No tenías que decir eso Rikorin.
- Igual es lindo ver que haces eso – Ayato decía, Naomi se sonrojó por eso.
- ¿Nos vamos?
- Sí, vamos a esperar el tren – el cuarteto se puso a la espera del transporte que los llevaría al sitio en donde acamparían.
Cuando se subieron, cada pareja iba hablando, disfrutando de la compañía del otro. Aunque no fueran pareja ninguno, parecían llevarse muy bien.
Pasó una hora hasta que bajaron en la estación. Una vez hecho eso, tomaron sus cosas y se fueron hacia la zona de acampada, esta era conocida por Riko.
- ¿Cómo conoces este sitio Saginuma-san?
- Con mi padre vinimos unas veces, aunque solo lo hacemos una o dos veces al año, así que sé perfectamente el camino para acá.
- Entonces hagámoslo – el grupo se fue siguiendo las indicaciones de la rubia hasta que minutos después llegaron a la zona indicada.
El sitio era bastante lindo, los árboles verdes adornando el lugar, así como un pequeño lago en donde podrían pasarla bien, y así, relajarse un poco.
- No te equivocabas con este lugar.
- Pues que les digo, otras veces hubiéramos venido con Nao, pero ella insistía en quedarse en casa y no podía hacer nada.
- Y-Ya estamos aquí Rikorin – Naomi desviaba toda la intención de eso.
- Vamos entonces.
Naomi y Ayato sacaron las tiendas, aunque en sí no tenían idea de cómo hacerlas, por lo que tuvieron que ver cómo es que Riko las hacía sin problemas.
- Guau, lo hiciste genial Sagimuna-san – el halago de Yato la sonrojó un poco.
- Bueno, entonces ¿vamos ir a nadar? – los demás asintieron por lo que cada dúo fue a las tiendas a vestirse.
Eran dos tiendas, una para chicas y la otra para chicos en donde no hubo problemas y salieron listos para nadar en el lago.
- Se nota que venimos listos – Riko decía, tanto ella como Naomi traían los mismos trajes de baño que usaron cuando fueron a la playa.
- Pero ellos… luces geniales – justo los chicos salieron y los dos dúos se quedaron viendo fijamente por unos momentos.
- Que linda es Saginuma-san, tiene un cuerpo atlético – pensó Yato.
- Takagi-san posee un hermoso cuerpo, sus pechos grandes y curvas – ahora fue Ayato que pensó.
- Ay papá… que cuerpazo tiene Yato-san / Ayato-san – ambas amigas tuvieron el mismo pensamiento. Estuvieron así un momento, pero Yato decidió romper el momento.
- E-Este… ¿vamos a nadar?
- S-Sí, es mejor – ya con eso, fueron al agua la cual se encontraba en una buena temperatura por el Sol que estaba saliendo.
Riko y Yato se lanzaban agua como si fueran niños jugando pro primera vez en el agua, ya en el caso de la otra pareja, estos solo se relajaban estando en sus flotadores.
- Pensé que te ibas a jugar – Naomi preguntó.
- No soy tanto de hacerlo en el agua, prefiero relajarme – el chico se estiró un poco en el flotador, Naomi solo sonrió por eso.
- Realmente siento que somos compatibles en ese sentido.
Mientras tanto, Riko y Yato seguían con lo suyo, los dos reían bastante, aun así, decidieron ir a otra cosa.
- ¿Una competencia de nado?
- Por supuesto, vamos a hacerlo – ambos fueron hacia la orilla alistándose un poco.
- ¿Lista Saginuma-san?
- Lista – ambos contaron hasta 3 y cuando llegó ese momento, se lanzaron al agua a nadar hasta llegar al otro lado lo más rápido que pudieron.
La competencia estaba igualada, pero llegando casi a la orilla del otro lado, Riko se detuvo de golpe, Yato la vio y se preocupó ya que miraba una expresión como de molestia en la rubia.
- ¿Pasa algo Sagimuna-san?
- C-Calambre… en mi pierna – la chica se sujetaba la pierna que le estaba molestando, esto era duro ya que no podía nada del todo.
- No te preocupes, te llevaré hasta la orilla – Yato el ofreció la espalda por lo que Riko se subió ahí para ser trasladada.
- Gracias – al hacerlo, el chico se sonrojó pues sintió los pechos suaves de la rubia sobre su espalda, intentó no pensar en ello. Por su lado, Riko se sonrojó por estar tan cerca de su amor platónico, piel con piel.
Ya en la orilla, el joven revisó la pierna de la chica la cual estaba más sonrojada, pero no ayudaba mucho que tocara su pie de ese modo.
- ¿Te sientes mejor?
- S-Sí… gracias. Lamento haberte asustado de ese modo.
- Si algo malo te pasa, estaré ahí para ayudarte – le susurró el chico, eso dejó un momento a los dos en silencio.
El ambiente se puso algo meloso entre ambos por lo que sin más aprovechando que estaban con esa cercanía, sus labios fueron acortando esa distancia.
- ¡Un pescadito de colores! – la voz de Naomi los sacó de sus pensamientos y ambos se alejaron estando algo sonrojados, parecía que ni Ayato ni Naomi se dieron cuenta de lo que estaban haciendo.
- Sí, parece que hay muchos de esos por acá.
- Son lindos de ver.
- De suerte no supieron nada de eso – susurró Yato sentándose al lado de Riko quien aún poseía el sonrojo en sus mejillas – lamento… lo de hace poco Sagimuna-san.
- N-No te preocupes, yo igual tuve culpa por dejarme llevar – la rubia igual dijo en modo de susurro. Ninguno hablaba por la pena vivida por ambos.
A diferencia de ellos, Naomi y Ayato seguían mirando los peces que llegaban cerca de ellos. La peli negra decidió bajarse del flotador y con la ayuda del chico, decidió ir en busca de los animales nadadores.
- ¿Cómo se siente el agua?
- Fría… pero rica a la vez – seguían nadando un poco mientras en un momento, el gemelo tomó de la cintura a Naomi.
- ¿T-Te molesta Takagi-san? E-Es porque no quisiera que… te hundieras… – susurró, pero Naomi solo estaba sin moverse.
- N-No me molesta… es solo un poco vergonzoso – estuvieron así un momento más sin decir nada, de suerte, los peces que vinieron alrededor les hizo olvidar como estaban.
- Mira, los peces.
- Sí, que lindos.
Mientras ambos seguían con lo suyo, Riko y Yato decidieron salir para distraerse, por lo que una excusa perfecta era ir a buscar leña al bosque cercano.
- Fue una buena idea traer malvaviscos para la fogata.
- Pues la verdad sí, no puede acampada sin una fogata – río la rubia tomando algunas ramas secas del suelo.
- No creo que sean suficientes, debería ir a buscar algunas ramas.
- Pero solo hay allá arriba – ambos vieron que en un árbol cercano había muchas ramas, pero estaba alto incluso para el chico.
- Demonios, eso era una buena opción.
- Lo tengo, ¿crees que me pueda subir a tus hombros? – la idea era buena, por lo que el joven asintió y así fue.
Riko se subió a los hombros de Yato y luego, manteniendo el equilibrio, esta se paró en sus hombros para tomar las ramas. Al final, lograron reunir varias ramitas para la fogata.
- Tíralas y te agarraré – Riko asintió, lanzó las ramitas y se dejó caer justo para que su chico la tomara en brazos.
- Uf, buena atrapada.
- Gracias, no por algo jugué béisbol un poco, pero mi pasión siempre será el hockey sobre hielo – río este bajando a la rubia, pero al hacerlo, este no se despegó, es más, Yato la pegó más a su cuerpo rodeándola con sus brazos – Saginuma-san.
- Yato-san – los dos se quedaron así un momento y de poco en poco se fueron acercando, ya sin nada que los interrumpieran, estos finalmente se besaron.
Y no ayudaba nada que estuvieran en traje de baño y solos, lejos de Naomi y Ayato.
De vuelta con los otros dos, se encontraban nadando junto con los peces, aunque en un momento, pensaron en si deberían agarrar algunos para cocinarlos como cena a pesar de haber traído bocadillos propios.
- No soy mucho de comer pescado.
- ¿No te gusta Takagi-san?
- No es eso, solo que no lo como muy seguido, prefiero más los dulces que otra cosa – el chico asintió.
- Bueno, en caso agarré algunos, tal vez a Saginuma-san le gusten, sé que a Yato le fascinan, más si los acompañas con arroz blanco.
- A Rikorin le gustan, tampoco es de comerlos muy seguido, pero igual es de su agrado.
- Está decidido, pero tendré que hacer la que usaban nuestros antepasados.
- ¿Y eso sería?
- Cazarlos con las manos, pero necesitaré tu ayuda Takagi-san.
Naomi asintió y le ayudaría a la caza de peces. La forma en que le ayudaría sería ahuyentándolos hasta donde estaba el chico al otro lado del lago.
Ayato usó su camiseta como si fuera una red. Cuando la peli negra los llevaba hacia donde estaba, este actuaba de forma rápida tomando a los animales. No tomó muchos debido a que se escapaban, pero si los necesarios para ellos 4.
- Buen trabajo.
- Gracias, tú también lo hiciste bien – ambos volvieron a la orilla, aunque si les extrañó no ver a Riko y Yato.
- Me pregunto a donde fueron.
- De seguro fueron a buscar leña, después de todo, Saginuma-san conoce mejor este lugar que nadie – la peli negra asintió y de ahí, solo se quedaron a esperar a que vinieran los dos, los cuales aparecieron a los minutos.
- Hasta que llegan.
- Lo siento, es que fuimos por leña – el chico señaló las ramas que traían con Riko.
- Rikorin, ¿Por qué vienes así? – preguntó Naomi. La rubia traía su cabello desordenado, así como sudado, no solo eso, notó que una parte del sostén estaba algo caído.
- E-Este… e-es que…
- Nos costó un poco bajar las ramas, subimos a los árboles a bajar algunas ¿verdad?
- S-Sí, es cierto, nos costó un poco, pero lo hicimos – ambos mintieron de buena forma, no había sospecha de lo que hicieron.
- Como sea, con Takagi-san ya hemos alistado el sitio para la fogata, además de que cazamos pescados – Ayato mostró los animales en su camiseta.
- Que ricos se ven.
- Solo espero que luego laves bien esa camisa Yato, olerás a pescado.
- Como tu ropa cuando la dejas apilada – eso causó risas, pero sin más, dejaron las cosas para cuando cayera la noche.
Riko y Yato volvieron al lago a nadar un poco, mientras tanto, Ayato y Naomi se quedarían a alistar algunas cosas como poner los pescados a secar un poco antes de alistarlos.
- Por poco nos descubren – susurró Riko lavándose el cabello – Nao se da cuenta de algunas cosas, pero no pensé que fuera a percibir mi cabello y mi traje de baño.
- Es porque de tanto movimiento suda uno.
- ¿Le contaremos a ellos sobre… lo que hicimos? – Yato se quedó en silencio un momento, lo que hizo con Riko fue maravilloso, ambos lo disfrutaron.
- Por el momento no, pero será nuestro secreto ¿verdad… Riko-chan? – el ser llamada por su nombre no se lo esperó, sus mejillas se sonrojaron, pero no le molestó para nada.
- Sí, será nuestro secreto Yato-kun.
- Oigan chicos, miren como están los peces – estos asintieron y volvieron a la orilla, eso sí, sin contar sobre que habían hecho en el bosque ellos solos.
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Continuará…
