Era un día tranquilo en la ciudad, el ambiente pacífico se veía interrumpido por un fuerte estruendo. Una gran máquina con aspecto humanoide había caído al suelo, su enorme cabeza eclipsaba toda la calle.

Los transeúntes observaban asombrados la imponente cabeza del ser mecánico, ahora inerte en el suelo. Sin embargo, la atención de todos se desvió hacia otro punto: un enmascarado había descendido triunfante sobre la cabeza de la criatura mecánica.

- ¡No teman, habitantes de la ciudad Fūto! - Declaraba la enmascarada con tono de triunfo y alegría - ¡Yo, La Kamen Rider Kumo, ¡he derrotado a la bestia mecánica!

- Oh, gracias, joven Kamen Rider Kumo. La ciudad de Fūto le agradece su valiosa ayuda - Decía un señor de aspecto formal y bigotes canosos. - Pero nos gustaría saber, ¿cuál es el nombre de nuestra heroína?

Todos los presentes aguardaban con expectación la respuesta de la enmascarada. La heroína vacilaba, pero finalmente decidió atender la solicitud del hombre. Con cuidado, se quitó el casco, revelando su rostro: una joven de piel morena, largo cabello castaño y hermosos ojos marrones.

- Mi nombre es Luz - Anunció la enmascarada, revelando su identidad.

Al escuchar su nombre, los espectadores estallaron en júbilo, coreando al unísono el nombre de la heroína: "¡LUZ, LUZ, LUZ, LUZ!" El eco resonaba en cada rincón de la ciudad, mientras Luz sonreía al escuchar el fervor de los habitantes.

Pero de repente, los gritos de las personas comenzaron a volverse más graves y lentos. Luz observaba desconcertada cómo los rostros de la gente parecían desvanecerse y los letreros de los edificios comenzaban a mostrar su nombre.

Aquello le resultaba extraño y un tanto aterrador a Luz, pero su atención se centró en la posición en la que se encontraba. La cabeza del robot giró hacia ella y de su boca surgió una voz grave: "LUZ, DESPIERTA".

Tras estas palabras, un eco se propagó por el mundo de Luz, las luces de la ciudad se apagaron lentamente y justo antes de sumirse en la oscuridad, se escuchó un último susurro: "Luz, despierta"

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- ¡Luz, despierta! - Susurró una voz femenina, pero de tono grave cerca del oído de la joven de piel morena.

Rápidamente, Luz abrió los ojos y levantó la cabeza de su mesa. A diferencia del aspecto que tenía en su sueño, su cabello estaba un poco desordenado, mostraba signos de ojeras bajo sus ojos y llevaba unos lentes de armazón de plástico color púrpura.

Sus compañeros comenzaron a reír, mientras Luz, aún aturdida, notó una señal que le hacía su compañera de al lado. Esta, con cabello azul marino oscuro, le indicaba que tenía algo en el rostro. Luz llevó su mano derecha hacia su cara y sintió la textura del papel.

Una hoja de su libreta estaba pegada a su mejilla debido a la saliva que se había acumulado cuando se quedó dormida.

- Qué fastidio - Dijo Luz, visiblemente molesta por las burlas y la saliva en su rostro.

Pasaron los minutos y Luz estaba en el gimnasio, vestida con su ropa deportiva, observando cómo el maestro de educación física organizaba los equipos para el juego de quemados, una actividad habitual de los lunes.

- Te dije que no era buena idea que siguieras desvelándote - Una voz a su lado llamó su atención.

Luz se giró hacia ella, era su compañera de pelo azul, quien la había despertado. Luz solo frunció el ceño antes de hablar.

- Y yo te pedí que me despertaras cuando llegara la maestra Kikimora - Dijo un tanto molesta.

- Lo hice, pero no despertabas - Respondió la compañera de Luz.

Luz suspiró al escuchar eso y bajó la cabeza resignada.

- De todos modos, gracias Willow - Dijo Luz levantando la cabeza y mirando a su amiga.

- No hay de qué, amiga - Respondió Willow sonriendo - Pero en serio, deberías dejar de desvelarte. Esta es la cuarta vez que te quedas dormida en clases.

- Pero los episodios de Kamen Rider Ryuki son tan adictivos. Me quedé en la mitad del capítulo 25, donde... - Luz fue interrumpida por el lanzamiento de un balón que casi golpea su rostro, pero afortunadamente logra esquivarlo.

- ¡Oye! - Exclamó Luz a la persona que le lanzó el balón.

La responsable resultó ser una chica de cabello violeta hasta la mitad de su espalda, recogido en un moño, que vestía ropa deportiva al igual que Luz. Esta sostenía otro balón en su mano y tenía una sonrisa maliciosa en el rostro.

- Disculpa, 'Losé', no te vi - Dijo la chica peli violeta en tono burlón.

- No tienes nada mejor que hacer, Boscha - Intervino Willow en tono defensivo.

- No te metas, Park - Replicó Boscha, mirando molesta a Willow. - Además, no es mi culpa que Luz se la pase dormida todo el tiempo. Tal vez si no se la pasara soñando despierta, no tendría que preocuparse por el balonazo - Añadió con una sonrisa de burla antes de girarse hacia otro lado.

Sin embargo, antes de que se fuera, Boscha recibió un balonazo en la parte trasera de la cabeza. Al voltearse, vio que la responsable era Luz, quien aún mantenía la pose de haber lanzado el balón junto con una sonrisa burlona.

- Maldita niña - Gruñó Boscha molesta mientras se acercaba a la morena.

Luz se apretó los puños, lista para la pelea que se avecinaba con la peli violeta, pero antes de que eso sucediera, el maestro de educación física interrumpió para comenzar con el ejercicio. Incapaz de hacer algo más, Boscha solo lanzó una mirada de odio a Luz, quien simplemente le apuntó con el dedo índice y le devolvió la mirada con igual desdén (aunque desafortunadamente a Luz no le salió el gesto). La peli violeta, molesta, solo suspiró y siguió con su camino.

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Terminada la clase, Luz estaba afuera de la escuela con su teléfono en la oreja, hablando con su madre.

- Hola, ma. Ya salí de la escuela - Dijo Luz con una sonrisa mientras escuchaba a su madre - Sí, voy a la cafetería. Te aviso cuando salga... Está bien, gracias, mamá. Cuídate y suerte en el hospital - Añadió Luz con un tono amigable antes de colgar la llamada.

Antes de dirigirse hacia su destino, fue interrumpida por una voz detrás suyo: "Luz". Se volvió y vio a un chico de tez morena y cabello corto castaño oscuro.

- Oh, hola, Gus. ¿Qué tal? - Preguntó Luz al chico.

- Todo bien. Acabo de terminar una exposición con mi maestra... Esa señora es muy difícil, quería que explicara cosas que supuestamente no había entendido en mi exposición - Se quejaba Gus.

Luz no pudo evitar sonreír y soltar una leve risa al escucharlo. Después de desahogarse, Gus miró a Luz y le preguntó - ¿Y a ti cómo te fue?

- Pues, la maestra me regañó por dormirme en clase, mis compañeros se rieron porque tenía una hoja de mi libreta pegada en la cara y casi me peleo con Boscha... Ah, y mi jugo de naranja estaba caducado - Dijo Luz con expresión de cansancio mientras ajustaba sus lentes - Pero estoy bien.

- Luz, no sé cómo lo tomas con tanta naturalidad - Dijo Gus, admirado por la manera en que su amiga manejaba las situaciones.

- "Neh", tengo algo de experiencia con los problemas. Soy un imán para ellos - Respondió Luz con una sonrisa burlona.

- Rayos, eso es genial. En serio, quisiera tener tu... - Pero Gus fue interrumpido por una alarma en su teléfono - ¡RAYOS! Perdón, Luz, tengo que irme. Tengo una cita con mi doctor. ¡Nos vemos, Luz! - Exclamó Gus antes de irse rápidamente hacia su destino.

Luz solo sonrió al ver la preocupación de su amigo y continuó su camino hacia la cafetería que mencionó durante la llamada con su madre.

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Luz ya había llegado a la cafetería. Era un restaurante pequeño con una fachada de colores blancos y azules, sus ventanas emanaban una cálida luz naranja.

La joven de tez morena entró en la cafetería, que estaba bastante concurrida. Había mucha gente disfrutando de sus comidas y compartiendo tiempo con amigos y familiares.

Varias personas saludaban a Luz mientras esta se dirigía a la cocina, y ella respondía cortésmente a los saludos.

- ¿Qué onda, Luz? ¿Cómo va la escuela? - Dijo una señora sonriendo con un tono latino en su voz

- Muy bien, señora Martínez, gracias. Me ha ido bien - Respondió Luz en español, agradeciendo el cumplido de la señora.

Después de pasar junto a las personas que estaban comiendo, finalmente entró en la cocina. Allí, vio a una mujer de cabello largo plateado y tez pálida, quien cocinaba de manera eficaz y rápida. Parecía que cada parte de su cuerpo estaba en armonía mientras trabajaba en la cocina; a esta mujer realmente le encantaba cocinar.

- Hola, Luz. ¿Qué tal tu día, pequeña? - dijo la mujer sin desviar la mirada de sus quehaceres en la cocina, mostrando claramente su destreza.

- Bien, estuvo bien - Respondió Luz con un tono cansado mientras dejaba su mochila en un casillero y se colocaba un delantal rojo carmesí.

- Ya veo. Supongo que te volviste a dormir y casi te peleaste, ¿verdad? - Comentó la mujer. Ella conocía la rutina de Luz, por lo que no le sorprendía su estado de ánimo.

- Sí... pero quiero olvidar eso. - Dijo mientras acomodaba los platos que ya estaban limpios - ¿Y Molly no vino hoy? Hay mucha gente aquí - Preguntó Luz mientras observaba nuevamente a las personas que comían en la cafetería.

- No, me dijo que iría a visitar a su abuela. Pero regresa el miércoles - Respondió la mujer, quien finalmente terminó de cocinar un gran platillo de Discada (una mezcla de res, cerdo, salchicha, tocino, chorizo, queso, pimientos y cebolla). Antes de decir algo, la mujer agregó unas últimas especias al platillo - Está listo, Discada a la Clawthorne" - Anunció con notable orgullo por su creación.

- Wow - exclamó Luz al ver el aspecto del platillo, era hermoso y su aroma era exquisito - Se ve delicioso.

- Gracias - Dice la mujer sonriendo con orgullo - Ahora, ayúdame a llevar los platos a la mesa 3, 4, 5 y a la mesa del señor Mauro - Dijo la mujer, entregándole los platos a Luz.

- Está bien, tía Eda - Respondió Luz, recibiendo los platos que Eda le había dado.