Encuentro 4: Rey vs Súbdito.

Desde el inicio de los tiempos, el mundo ha visto desfilar variedad de reyes. Algunos surgiendo desde lo más humilde, otros naciendo en cunas de oro, atados a una línea de sucesión. Cada uno teniendo su forma cruenta o benevolente de disponer de su entorno y recursos.

Pero…

Así como el mundo se ha deleitado con tanta pompa y altivez, así los ha visto caer, imperios alcanzados por la inoperancia, la muerte o simplemente porque el tiempo no los deja ir más allá.

Esta cuestión no es extensa de clases elevadas y soberanos panzones, el mundo de la lucha ha tenido sus propios "reyes", gente más grande, más fuerte, más rápida, que se alza sobre el resto.

Entre toda esta paráfrasis hay otro factor: Los súbditos. Aquellos que agachan la cabeza de buena o mala manera, los que siguen a su señor hasta la tumba, o aquellos conspiradores que esperan el momento preciso para surgir.


Bajo el ciclo zodiacal de Cáncer, el día dos de Julio del año 1955, sin que el mundo se lo imaginara nació un rey, un rey que dominaría con puño de hierro los cuadriláteros. Nació en Tailandia, cuna de guerreros desde tiempos inmemoriales. No se sabe a ciencia cierta como vivió antes de ocupar el "trono" quizá fue uno de los tantos empobrecidos que vio en el Muay Thai una vía de escape, se hizo grande de prisa, no solo por la inusual anatomía que desarrollo, sino que en plena juventud conoció la dulzura de la victoria, al quitarle el asiento al que aquel entonces era rey del deporte insignia de Tailandia.

En aquella época un tal Ponchai era quien ostentaba el título de campeón, título que supo mantener durante una década; durante su "reinado" Ponchai rompió costillas, rodillas y desangro a muchos hombres, pero más que eso rompió las ilusiones de aquellos que deseaban hacerse un lugar entre las leyendas de esta categoría. La gente lo apodo el rey mono debido a sus movimientos agiles y patadas poderosas.

Se llego el día donde Ponchai debía enfrentar al prospecto de turno, según sus informantes, el retador era un muchachito que apenas había cumplido los 15 años. Ponchai tomo la información con extrañeza e indulgencia, ¿Cómo era posible que permitían semejante disparidad de categorías? Se le ocurrió que a lo mejor alguna promotora agarro algún chiquillo de los tantos que practican este deporte; normalmente en esa etapa, estos jovencitos se conformaban con pisar la misma lona que su héroe. De ser el caso, se comportaría como los monitos cachorro, jugaría con su hermano con arañazos y dientes, pero sin ninguna intensión fatal, a veces el rey podía permitirse ser condescendiente.

Lo primero que hizo Ponchai al entrar al cuadrilátero fue quitarse la bata y alzar el puño, al hacerlo el público se alboroto y coreo su nombre, por muy estoico que fuera un campeón, el clamor de los fanáticos es lo que alimenta el espíritu combativo y el ego. Ponchai estaba tan entretenido que no vio llegar al retador; grande fue su sorpresa al ver que no se trataba de un enclenque, si no de un muchacho tan alto como él, con una constitución bastante desarrollada ¿realmente se trataba de un joven de 15 años? rápidamente se replanteo la idea de tratarlo como un cachorro.

Como es costumbre en ese país, se debía hacer una pequeña ceremonia antes de comenzar el espectáculo, mediante una danza, donde involucraba patadas, codazos y puños al aire, cada uno debía rendir homenaje a sus antepasados, padres y maestros al compás del Sarama. Al terminar los protocolos tradicionales el árbitro hizo acto de presencia, presento a los contendientes, su peso, edad y categoría.

Así que se llama Sagat de 15 años de edad – Pensó Ponchai que no dejaba de mirarlo.

Cada luchador se retiró a su esquina a preparar los últimos detalles, entonces la campana sonó y el combate dio inicio.

La pelea comenzó entre dudas por parte del joven Sagat, con la guardia arriba estudio como pudo a su contrincante, Ponchai dejo que le estudiara todo lo que quisiera, a esta edad los peleadores no duraban mucho haciendo esto, normalmente les ganaba la pasión por atacar y esto los hacia cometer errores; no se equivocó. Sagat empezó lanzando patadas, patadas poderosas para alguien de su nivel, pero fáciles de esquivar. Sagat se detuvo y volvió al análisis, rápidamente concluyo que si las patadas no funcionaban los golpes y los codos si lo harían, se lanzó de nuevo al ataque, pero esta vez utilizando sus puños y codos, pero al igual que las patadas no obtuvo resultados, Sagat se alejó de un brinco, se quedó en una de las esquinas respirando agitadamente, mientras tanto Ponchai se mantenía fresco, con la guardia arriba sin quitarle la mirada de encima. No había pasado ni siquiera un minuto y aquello parecía una batalla perdida por parte del retador.

No lo entiendo – Pensaba Sagat – El maestro instaba a tener pacientes y dar un golpe certero en el momento indicado, he derrotado a varios de esta forma.

A los espectadores les parecía divertido ver al novato anonadado ante el poderío del rey, pero no estaban allí para ver a un muchachito miedoso, querían ver como Ponchai despachaba al prospecto y si era de manera sanguinaria mejor. Ponchai escucho la "petición" de sus súbditos y se lanzó al ataque, Sagat lo vio venir y levanto la guardia, pero antes de intentar un contraataque, sintió los nudillos del campeón estrellarse en su cien y su aliento salirse de su boca debido al impacto de un rodillazo en la boca de su estómago; Sagat se desplomó como un árbol que acababa de ser talado. La gente vitoreo ante tal proeza, Ponchai levanto el puño derecho y se dio la vuelta; a veces el rey podía permitirse ser benevolente.

El campeón apenas se había alejado unos pasos, cuando Sagat le insto a continuar el combate.

Tienes agallas chico – Pensó Ponchai.

Sagat se levantó, alzó los puños y pensó en ser más cuidadoso, pero Ponchai volvió a penetrar en su barrera, esta vez dos patadas bajas debilitaron las piernas de Sagat de tal forma que lo hizo tambalear, con las bases debilitadas, no fue difícil para el campeón propinar varios ganchos limpios a la mandíbula; intentar subir los brazos era prácticamente inútil, mientras Sagat recibía senda paliza, alcanzo a ver un hueco en la defensa de su atacante, entonces en su ansia de llegar a ese punto, Sagat esquivo uno de los golpes inclinándose hacia la derecha y conecto un puñetazo en el mentón del campeón tan fuerte que la cabeza se fue para atrás, Sagat aprovecho para lanzar un fuerte codazo que aterrizo en la nariz de Ponchai, para terminar con una patada frontal que lo mando a volar.

La gente quedo estupefacta, por primera vez veían al rey mono sentado en la lona, sangrando profusamente de la nariz. Mientras el campeón se levantaba, Sagat en medio de su estupor, entendió que su fortaleza no radicaba en la paciencia y estrategia que le habían enseñado, si no el ataque certero.

Ponchai se levantó, escupió la sangre que se le había ido a la garganta, admiraba la proeza del muchacho, pero él era el rey y no iba a permitir que un mindundi lo hiciera quedar en ridículo, así que se olvidó de toda compasión y se lanzó al ataque.

Aquello se volvió un despliegue de violencia, los golpes acertaban de manera estrepitosa en la cabeza, las rodillas, patadas iban a los costados y boca del estómago, a duras penas habían esquives y bloqueos, los golpes sonaban huecos, impactantes, como arietes que intentaban derrumbar puertas fortalecidas, las gotas de sudor y sangre salían disparadas y caían en la lona, aquella contienda era tan emocionante que el Sarama apresuro el ritmo y el público emocionado se habían levantado de sus asientos, el crujir de los golpes y el gruñido de dolor eran los sonidos dominantes; una batalla de titanes en apariencia igualada. No obstante, la igualdad se disipaba poco a poco, Sagat tenía la juventud de su lado, y una fuerza anormal para alguien de su edad; la balanza se inclinó hacia él, de tal modo que Ponchai paulatinamente se convirtió en un monigote que existía solo para recibir golpes, entonces Sagat salto y propino un espectacular rodillazo en el mentón del campeón, el impacto fue tan violento que el bucal ensangrentado salió disparado de la boca de Ponchai; el rey quedo enredado en las cuerdas totalmente derrotado.

Entonces todo se silenció, los presentes trataban de procesar lo que acababa de suceder; el reinado del mono había terminado.

A partir de ese momento una nueva era surgió, Sagat no tardo en dominar los cuadriláteros, la gente lo apodo el rey tigre por su manera fulminante de combatir, sin embargo, a medida que su carrera iba cuesta arriba, su camino se iba torciendo; a diferencia de su predecesor, este rey quiso más, su inconformidad creció a la par de su crueldad y arrogancia, fue así que extendió su dominio a otros cuadriláteros, sin ceremonias, ni campanas, pero sobre todo sin honor; Sagat paso de ser un rey a convertirse en un tirano.


Un problema recurrente que debían lidiar los soberanos era la sublevación, Sagat enfrento a varios, tontos que querían arrebatar la posición privilegiada o simplemente no estaban dispuestos a someterse al yugo. Entre estos rebeldes alguien surgió. Los motivos del por qué decidieron enfrentarse es bastante ambigua, pero según declaraciones del hijo del retador, fue una batalla entre héroe y villano.

El campo de batalla estaba refundido en varias avenidas, donde el brazo de la ley no podía o no quería llegar. El oponente en cuestión no podía ser más roñoso e irritante, era de esos bobalicones con aires de justicieros, se jalaba su keikogi color naranja como un caballero con su Smoking.

– No te saldrás con la tuya Sagat, yo Go Hibiki te detendré – Amenazo aquel hombre apuntándole con el dedo índice.

Pese a que este hombre había derrotado a varios de sus esbirros, Sagat no veía en él una amenaza, después de todo otros más imponentes habían caído ante él. Tomo la iniciativa del combate lanzando varios puñetazos, puñetazos que eran evitados por Go. Go podía sentir el amenazante airecito rozar sus mejías y alborotar unos cuantos pelillos de su cabellera, Sagat lanzo una patada recta que fue evitada cuando Go hizo un salto hacia atrás. Sagat sonrió, al parecer el combate sería más divertido y duradero de lo esperado. Aquella sonrisa burlona enfado a Go; Sagat no lo estaba tomándolo en serio, entonces Go se lanzó al ataque, esquivo de manera milimétrica y magistral varios puñetazos y al ver un hueco en la defensa del gigante, lanzo un puñetazo, puñetazo que fue visto por Sagat e interpuso su antebrazo para evitar el daño al estómago; al sentir el impacto reconoció que era fuerte el "viejecito".

El hijo de Go, espectador y único apoyo moral miraba entre emocionado y asustado, Sagat era una máquina, un Goliat en contraparte de su progenitor, pero al igual que el relato bíblico, el niño esperaba ver a su empequeñecido padre derribar al gigante. Lamentablemente aquella esperanza se esfumo cuando una patada impacto en el costado de su padre, doblándolo de dolor, luego recibió un puñetazo tan fuerte en la cabeza que parecía que se la iba a arrancar, Sagat agarro el keikogi de Go y le dio varios rodillazos en la boca del estómago, por ultimo y para no acabar tan rápido con su "diversión" Sagat lanzo a su oponente contra un auto, fue tan fuerte el impacto que rompió una de las ventanas y la alarma contra robos escandalizo la zona. Preocupado por el estado de su padre el muchacho corrió a socorrerlo, pero su padre interpuso su palma derecha de manera autoritaria para pararlo en seco; esto no había terminado. Luego miro como su oponente se burlaba de él, entonces escupió la sangre que estaba subiendo por su garganta y se levantó tambaleante, llevo su mano derecha a su costado izquierdo para chequear los daños; no rompió sus costillas, pero una más si lo lograría. Go tomo la iniciativa esta vez, lanzando puños rectos y fuertes patadas que pasaban de largo o eran bloqueadas por las gruesas extremidades del rey; cada golpe fallido era la prueba irrefutable de la superioridad que existía entre ambos, diferencia disfrutable para su majestad, pero desesperante para el retador. Entonces cansado de aquel desnivel, Go recurrió a una técnica que le enseñaron tiempo atrás, pero su codicia e indisciplina impidieron que la aprendiese en su totalidad, en medio del vaivén de bloqueo/evasión, alcanzo a ver una fracción de tiempo, que le permitió poner sus manos en forma de "garra" y una pequeña bola de energía de pulcro celeste se formó, Go la lanzo y esta fue a chocar al estómago de Sagat; esta técnica aunque escueta en comparación a otra que sentiría en el futuro, fue suficiente para sorprenderlo y doblarlo; esta falencia la aprovecho Go y empezó a propinar a placer varios puñetazos y patadas a las costillas, piernas, cabeza, hasta que una patada aterrizo en el ojo derecho de Sagat, el impacto fue tal que el ojo quedo destrozado, dejando a Sagat llorando de dolor con una copiosa hemorragia.

Su hijo vitoreó aquella proeza, Go devolvió aquella euforia con una sonrisa y un pulgar en alto. Luego se dio la vuelta, no tenía sentido arrebatarle la vida a un oponente aparentemente derrotado y encima lisiado de por vida.

Grave error…

De repente la sonrisa del jovencito se transformó en espanto al ver a Sagat ponerse de pie, su expresión enfurecida, más la abundante hemorragia de su ojo le daba un aspecto monstruoso, Go sintió la intención asesina deslizarse por su medula, intento voltearse y atacar, pero un puñetazo estrellarse violentamente en la sien lo paro en seco, aquel golpe lo tumbo al piso. Sagat no dejo que Go levantara la mirada cuando le dio una fuerte patada en el mentón.

– ¡Maldito! – Rugió Sagat mientras cubría la hemorragia con su otra mano.

A partir de ese momento Sagat propino la paliza más salvaje y brutal que jamás había dado, cada puñetazo en el estómago parecía que lo iba atravesar, las patadas lo doblaban y lo sacudían tal cual un saco de boxeo; su hijo estaba horrorizado, Sagat estaba matando a su padre. Se lanzó al ataque en un intento desesperado de ayudar, pero Sagat detuvo la intervención con un puñetazo que lo mando a volar. Sagat volvió a concentrarse en su presa, se convirtió en un tigre destajador, la sangre que Go expulsaba de la boca y de sus heridas enardecían su violencia, hasta que finalmente, Sagat saco su propio "truco" aprendido hasta hace muy poco tiempo, una ráfaga de energía que invocó con la palabra "Tiger"; fue el golpe definitivo para Go, que salió despedido y atravesó las ventanas de un local. Su hijo despertó en el momento justo que su papa atravesó el cristal, entonces se olvidó de Sagat y corrió a socorrerlo, pero era tarde, Go Hibiki yacía ensangrentado en medio de una ventana hecha añicos.

Sagat se quedó un momento a recuperar el aliento, no se preocupó por el niño, total cualquier denuncia que hiciera a las autoridades sería inútil. Cansado del lloriqueo del muchacho Sagat se marchó, herido y con un ojo menos.


Nada es para siempre, ni siquiera los reinados más poderosos son perpetuos. Al igual que su predecesor el reinado de Sagat llegaría a su fin, pero su arrogancia le hizo obviar este hecho innegable.

Para ese entonces Sagat había torcido totalmente su camino, ya no había honor en su arte, ya no le temblaba el pulso para matar; aquella línea se había cruzado hace tiempo. Acababa de terminar con otro incauto a la vista de un fúrico público. Un médico se acercó al peleador derrotado para examinarlo, luego hizo una seña con la mano, dos hombres salieron entre la multitud con el único propósito de sacar al sujeto así fuera a rastras, un procedimiento medicamente incorrecto, pero Sagat no era un hombre paciente y se debían tener el campo libre, para que otra víctima ingresara a alimentar el ego de su eminencia.

Con una mescla de desagrado y miedo el presentador entro, evitando pisar la mancha de sangre que quedo en el suelo, le concedió la victoria a Sagat e inmediatamente con fuerte voz, animo a alguien a enfrentar a su majestad. Aunque los ánimos del publico estaba por las nubes, ninguno estaría tan loco para plantarle cara a Sagat… o quizá sí.

De entre la multitud, un hombre apareció. Sagat lo miro con desprecio de pies a cabeza. Su nueva víctima no era nada sobresaliente, era un "enano" a comparación suya, vestía un karategi blanco algo descuidado, entre su cabello desordenado, una cinta roja resaltaba el aburrido conjunto, su mirada era estoica e imperturbable.

Mientras los fanáticos vitoreaban como un coliseo romano sediento de sangre, el presentador en un atisbo de buena fe entre toda esa decadencia humana, advirtió al retador entre temblorosos susurros lo peligroso que era Sagat; el retador le miro, deshizo su frialdad momentáneamente, sonrió y asintió dócilmente. Entendiendo que aquel sujeto había aceptado su destino el presentador acerco el micrófono y le pregunto su nombre; recibiendo como respuesta el nombre de: Ryu.

Ryu y Sagat se miraron a los ojos. Aunque Sagat no lo admitió en el momento, sintió un aura combativa sin igual. Ryu también lo sintió, sintió que esta batalla no sería como las demás.

El presentador (quien medianamente fungía como referí) explico las reglas del juego: no habría límite de tiempo, todos los golpes eran permitidos y el combate se detendría hasta que alguno de los dos quedara inconsciente o en su defecto muriera. Aclarado este asunto, el presentador se alejó con una jocosa carrerita y desde una posición segura dio el aval para el combate.

Ryu hizo una reverencia en señal de respeto, pero Sagat sonrió y lanzo un puñetazo a traición, puñetazo que Ryu evadió al hacer un salto hacia atrás. Esto fue un buen indicador para Sagat, su oponente tenía buenos reflejos. Ryu en cambio se molestó por esa acción tan deshonrosa, levanto sus puños y estudió a su oponente. Sagat rodo el único ojo que le quedo de la batalla con Go, la típica ridiculez donde el peleador cree que "estudiando" a su oponente adivinaría alguna falencia, pero estaba bien, sería como el tigre que juega con su presa, en medio de la faena le dejaría atinar un golpe, quizá dos o tres, pero cuando se aburra, y la sonrisa de confianza se asome, le daría esos golpes de realidad que lo despacharían al hospital o al otro mundo.

Sucedió tal como Sagat lo planeo, o al menos eso pensó. Ryu no era ningún tonto, no tardó en darse cuenta que aquellos bloqueos eran casi un descaro, parte de un tanteo absurdo, entonces decidido forzarlo atacar, salto y en el aire lanzo una patada a la cabeza, patada que fue bloqueada, pero lo que Sagat no espero fue que ese movimiento parecido a una "hélice" en movimiento salieran 3 patadas más, patadas que acertaron contundentemente.

La fuerza de esas patadas casi manda a Sagat al suelo, un hilo de sangre se deslizo por la comisura de su boca; sangre que limpio con el dorso de su mano, al ver esa mancha roja en sus vendas fue el aval para mandar su "amabilidad" al demonio. Sagat se lanzó agresivamente, lanzo una patada circular, patada que Ryu apenas esquivo cuando se agacho, esa misma patada que paso sobre la cabeza de Ryu, Sagat la recogió para convertirla en frontal, la patada conecto en el estómago de Ryu como una flecha atraviesa una manzana, inconscientemente Ryu se agacho coloco sus manos en su estómago para aliviar la "estocada" Sagat aprovecho para conectar un golpe descendente que lo mando al suelo, Sagat no espero a que se recuperara y lanzó una patada en la cabeza que lo hizo volar. Ryu quedo en el suelo aturdido, pero en medio del aturdimiento logro ver en los reflectores una enorme sombra cernirse sobre él, Ryu rodo para evitar que Sagat le cayera encima y se reincorporo rápidamente pero tambaleante.

Sagat se dispuso a terminar la pelea antes que ese tal Ryu hiciera otra cosa, pero antes de dar un paso, se detuvo, al ver a su oponente levantando los puños, mirándolo con una determinación que jamás había visto.

Aunque el favoritismo hacia Sagat era incondicional, el público se emocionó al ver que el "karateka" no solo no se rindió, sino que empezó a poner en aprietos a su majestad, por la mente de algunos "valientes" asomo una posible derrota para Sagat, una idea imposible de expresar enfrente a él. Pero… no se necesitaba ser un genio en las artes marciales para darse cuenta que varios de los golpes que estaba resintiendo Sagat ya no eran parte de su plan, los bloqueos ya eran una necesidad y no meros tanteos de fuerza como al principio. Desde que su rival se reincorporo los golpes penetraban más y más en la defensa, y el desgaste empezaba a notarse en ambos, moretones, sangre saliendo de los orificios de la nariz, comisuras de la boca y cortes, el Karategi blanco de Ryu ya tenia impregnadas unas cuantas gotas de sangre.

Ambos se alejaron para tomar una pausa. Sagat respiraba trabajosamente, incrédulo ¿cómo un Karateka miserable se atrevía a dejarle en tremendo ridículo? Pero ya era suficiente, entonces apretó los puños y se lanzó como un tigre iracundo. Sagat se abalanzo tan rápido y con un frenesí tal que Ryu no pudo esquivar uno de sus golpes, fue tan fuerte que lo mareo, Sagat tomo los hombros de Ryu de un jalón lo atrajo hacia el para conectar un rodillazo en su estómago, tan fuerte que lo hizo escupir sangre, Sagat lo agarro del cuello de su karategi, lo levanto para golpearlo a libertad, Ryu estaba inconsciente prácticamente colgando del agarre de Sagat.

– ¡Hasta nunca Gusano! – Dijo Sagat dispuesto a dar el golpe final.

Apunto estaba de dar el golpe, cuando Ryu levanto la mirada agarro con sus manos temblorosas la enorme mano de Sagat y en un rápido movimiento, se balanceo para darle una patada a Sagat en la boca del estómago que lo obligo a soltarlo, adolorido por la patada Sagat se apartó abrazando su estómago maldiciendo y preguntándose de que diablos estaba hecho este hombre. Ryu se derrumbó, herido y cansado. Sagat estaba harto de ese maldito japones, salto lo más alto que pudo, su plan era aterrizar con una patada y eliminarlo de una vez por todas. Ryu estaba en cuatro puntos, adolorido, pensando en su inminente derrota, levanto la mirada cuando una enorme sombra tapo los reflectores como un eclipse tapa el sol, inmediatamente supo que no podía ni debía perder, así que haciendo acopio de su voluntad se levantó, apretó su puño derecho con fuerza, se impulso con un pie hacia el cielo para encontrarse con su enemigo, el tiempo se ralentizo, Sagat estaba a punto de sacar la patada, cuando se escuchó:

– ¡Shoryuken!

Ryu le gano el movimiento.

Como si se tratara de una hoja afilada, el puño de Ryu impacto desde la costilla hasta el pecho de Sagat, fue tan violento el impacto que la sangre salió despedida por los aires; Ryu aterrizo sutilmente con las puntas de sus pies, pese a que el tambaleo le arruino la elegancia, Sagat cayo segundos después como un costal de papas y quedo tendido en un charco de su propia sangre.

Tal dramática escena dejo al público estupefacto, por un momento solo la respiración agitada de Ryu se escuchó; no hubo celebración, solo estoicidad y silencio de parte del nuevo campeón, solo se limitó a mirar a su oponente caído, el público también estaba confundido al no poder adivinar aquella reacción que divagaba entre la incredulidad, molestia, confusión o ninguna de las anteriores. Luego estaba el otro asunto, el dinero de las apuestas que se había perdido por culpa de ese japonés, pero nadie se atrevió a reclamarle; incluso se apartaron de su camino cuando se retiró.


Entonces… cuando un reino llega a su fin solo quedan dos caminos: resignarse a guardar esos días de gloria en los puntos suspensivos de la memoria, o luchar para recuperar el poderío.

Una enfermera se preparaba para iniciar su turno, se amarro su cabello con una cola como ultimo preparativo para iniciar su turno, luego tomo un expediente que estaba en su casillero, lo ojeo rápidamente para saber cuantos y el nivel de pacientes que estarían bajo su tutela.

– Entiendo – Dijo la mujer estoicamente, al ver que tenia uno de alta prioridad que según el reporte llevaba dos semanas inconscientes y no se esperaba que despiértese pronto. La enfermera camino despreocupadamente por los pasillos con el expediente bajo el brazo, hasta llegar al número de habitación del paciente prioritario. La mujer giro la perilla, abrió la puerta, pero al entrar ahogo una exclamación y dejo caer el expediente; el paciente ya no se encontraba, de su estadía solo quedaron unas vendas desparramadas en la cama.

Sagat no espero ni cinco minutos después de recobrar la conciencia, ya era suficientemente humillante haber sido derrotado como para compartir espacio entre debiluchos, enfermos y desahuciados, se escapó a duras penas, convaleciente y con la herida de su pecho aún fresca, un escape fácil y exitoso, pero sin un rumbo definido, después de todo, no hay lugar para quien lo ha perdido todo.

Sabrá buda que clase de fuerza misteriosa empujo a Sagat a ir a las ruinas de Ayutthaya, una zona turística muy afluente, pero descuidada por el gobierno. Sagat siguió avanzando en automático hasta llegar a uno de sus lugares favoritos cuando era niño el Phra buddhasaiyart, donde un imponente buda de roca yacía acostado. Realmente no recordaba haber sido tan devoto a la religión, pero en aquellos años lejanos, ofrecía inocentemente aquellas formas marciales como ofrenda, para que el misericordioso Buda iluminara su camino marcial, pero ahora otros motivos le atañen.

– Vaya, vaya, vaya… pero que tenemos aquí.

Sagat salió de su reflexión, suspiro fastidiado y se restregó la cien con sus dedos al reconocer ese tono burlón.

– Lárgate de aquí Adon, no estoy de humor para tus tonterías.

– ¿Humor? – Dijo Adon insolentemente – ¡Ja! Soy yo quien debería decir eso… "maestro".

– ¿Qué quieres? – Pregunto Sagat sin querer mirarlo.

– Hacerte pagar por poner en ridículo nuestro deporte nacional.

Sagat se volteo enfurecido, así no sucedieron las cosas.

Adon camino alrededor de su maestro y señalándolo con el dedo de manera irrespetuosa le reclamo– ¿Cómo pudiste permitir ser derrotado por ese mequetrefe? Pero no importa, yo me encargare de ese hijo de puta, pero primero me hare cargo de ti.

Adon levanto los puños, Sagat no estaba condiciones para luchar, pero no tenía opción. Adon tomo la iniciativa, corrió y salto, Sagat pensó a recibirlo con un puñetazo, pero no logro ejecutarlo, la rodilla de Adon fue más rápida e impacto violentamente en su mandíbula, Sagat se tambaleo y retrocedió varios metros. Adon apenas aterrizo cuando se abalanzo de nuevo, esta vez Sagat intento recibirlo con una patada circular, pero una vez más fallo cuando su oponente salto y en el aire lanzo una patada directo a su costilla.

– ¿Que pasa viejo? ¿eso es todo? – Se burlo Adon al ver a Sagat tambalearse una vez más.

Sagat se abrazo a si mismo por el dolor, rechino los dientes y atacó lanzando puñetazos, puñetazos que Adon evadía fácilmente, apartando la cabeza de la trayectoria del golpe y movimiento la cintura de izquierda y derecha. Adon vio una apertura en medio del frenesí, abertura que Adon aprovecho para conectar un puñetazo a las costillas.

– Aún recuerdo cuando me enseñaste a levantar la guardia y las veces que me hiciste sangrar para que aprendiera ¿quién es el maestro ahora?

Rápidamente Sagat se volvió un mero saco de boxeo, aguantando cada puñetazo y patada cargada de resentimiento… era verdad, jamás fue el mejor de los maestros; de los pocos pupilos que tomo bajo su tutela, Adon fue el único que soporto hasta el final la crueldad de sus métodos, verlo le asqueo, Adon se había convertido en una copia exacta de el mismo, arrogante, burlón, despiadado, confiado; esa maldita confianza que le hizo perder su reinado.

Adon salto alto, tan alto que interpuso su figura frente a un sol que estaba por irse "Jaguar tooth" se escuchó, una patada aterrizaba rápidamente como una saeta, Sagat estaba tan aturdido que no pudo esquivarla, la patada impacto violentamente en su tórax, fue tan fuerte que la herida se abrió, Sagat rodo violentamente hasta quedar boca abajo, y un pequeño charco de sangre lo rodeo.

– Tu tiempo se acabó, no eres más que un tigre que ha perdido sus colmillos y garras, pero no te preocupes, una nueva era se levantará después que mueras, un nuevo rey… ¡no! ¡seré un dios!

Al ver que Sagat no se movía sonrió burlonamente y se alejó.

Confianza… confianza

Adon se detuvo al escuchar tales palabras, se dio la vuelta y se sorprendió al ver a su "maestro" levantarse pese a la paliza que acaba de recibir.

Sagat escupió la sangre que venía de su garganta – Si mal no recuerdo te enseñe a fulminar a tus oponentes.

Lección que yo mismo olvide ese día… ahora entiendo lo que debo hacer.

Adon refunfuño ante la terquedad de Sagat, pero estaba bien, nada le daría más placer que acabar con su miseria, le daría a "probar" una técnica que había estado trabajando: el jaguar revolver. Adon corrió hacia Sagat a quien creía moribundo. Por primera vez en mucho tiempo, Sagat espero que su oponente se acercara lo suficiente; Adon estaba a punto de tomar impulso para ejecutar una patada, cuando sorpresivamente Sagat se adelantó en el momento justo y conecto un poderoso rodillazo al estómago, luego un segundo, un tercero, luego con su puño derecho conecto un violento golpe al estómago que "viajo" hasta la barbilla, aquello fue tan fuerte y sorpresivo que ambos se elevaron varios metros, la sangre de Adon salió disparada de su boca, su cuerpo voló y fue a caer pesadamente en un montón de roca.

Adon apenas quedo consciente, con varias costillas rotas y escupiendo su propia sangre para no ahogarse, su paupérrima conciencia le alcanzo para ver a Sagat acercarse y escucharle decir:

– Puedes llamarte como quieras Adon, ahora tengo un propósito más importante.

Cuando Adon perdió la conciencia Sagat se dio la vuelta, listo para emprender un viaje nuevo de venganza, fortalecimiento y recuperación. Tal vez el rey tigre haya perdido su trono, pero aún le quedaba fuerza suficiente para poner a sus lacayos en su debido puesto.


Notas de la autora:

Uffff… después de mucho tiempo un nuevo capítulo ha llegado.

La verdad no tenia pensado incluir a Sagat en esta pequeña sección, digo pequeña porque solo tenía pensado hacer unos cuatro a lo muchas cinco historias para practicar las escenas de lucha, y para hacer un spin off en paralelo con el Significado de la lucha, pero gracias a un fic de un escritor llamado Ynad Bond me inspiro a escribir acerca de este personaje.

Formar esta idea fue difícil, ya que "rivalidades" trata de explotar en una pelea (como su nombre lo indica) rivalidad entre dos personajes y el caso de Sagat si bien Ryu es el más recurrente, también tiene otros enemigos, jugué con la idea agregar un pequeño backstory y abarcar todo lo posible antes de Bison.

Debo ser sincera, pese a reconocer lo buen personaje que es Sagat, por mucho tiempo no estuvo entre mi top ten, pero ya observándolo con más detalle, creo que es de los mejores personajes y de los que más desarrollo ha tenido, de pasar a un malvado peleador, a alguien que busca redimirse y ser más humilde.

Hablando del autor Ynad Bond este fic esta dedicado a un fic que el escribió llamado El sendero del tigre, Rey vs Subdito es un homenaje, un regalo, ya que de lo poquísimo rescatable que hay de Street figther en cuanto a fics, es lo mejor que he leído, totalmente alejado de tanta porquería progre y romántica. Así que amigo mío si algún día vuelves por aquí, quiero que sepas que tu fic me hizo feliz y fue una gran inspiración; espero te guste (choque de puños). El sendero del tigre esta totalmente terminado y puede ser disfrutado sin temor a quedar a medias por abandono.

Bueno eso es todo, no se hasta cuando volveré a actualizar, pero por ahora disfruten de este nuevo capitulo y una vez más agradecer sus comentarios y visitas.

Fic actualizado 16/04/2024.