Kisspril 2024

Dia 8 Aunque ya no vuelvas

¡Hola a todos! Espero estén bien, hoy vengo a dejarles el último capítulo de la dinámica. Fue lindo haber participado y espero les haya gustado mi colección. Cómo despedida les regalo una historia sobre Neflyte x Molly. Seguramente tarde o temprano retome este ship.

Kisspril 2024 Dia 8

Aunque ya no vuelvas

La noche en Tokio, con sus calles misteriosas y rincones llenos de encanto, lucía maravillosa.Un grupo de amigas habían decidido salir a disfrutarla. Una de esas chicas, Serena Tsukino, se encontraba en vísperas de contraer matrimonio, pero antes de la boda sus amigas habían organizado su despedida de soltera. Podrían haber entrado a un bar exclusivo para celebrar ese gran momento, pero sabiendo que una de ellas ya no estaría tan presente debido a sus nuevas responsabilidades, deseaban compartir esa despedida. Así que pararon por cada local que les llamó la atención, colmando a Serena de pequeños detalles, haciendo que la princesa derramara algunas lágrimas de tanto en tanto. -No seas llorona, Serena ¿Cómo vas a casarte con los ojos tan hinchados? Menudo susto se llevará Darien y los invitados.- la regañó Rei, para luego burlarse de ella.- La rubia en respuesta le sacó la lengua, iniciando las riñas tan propias de ellas. Las otras chicas rieron, mientras que Unazuki Furuhata y Molly Osaka, unos pasos más atrás, seguían con diversión el enfrentamiento entre sus amigas. Si bien la hermana de Andrew y Molly no eran sailors senshis, tenían un lugar muy especial en el corazón de Serena, motivo suficientes para ser parte del festejo. Ambas estaban solteras, por lo que Unazuki no perdía la esperanza de encontrar a un chico especial. Molly en cambió no parecía interesada en conocer a nadie. Terminada la relación con Kelvin, la pelirroja se sentía cómoda con su soltería, y no tenía intenciones de iniciar un romance porque sí. -Dime, Molly ¿ Cómo es el hombre perfecto, para ti?- Molly parpadeó, algo avergonzada por no haber escuchado el monólogo de la chica. Aunque había querido mucho a Kelvin, su ex nunca había logrado desplazar el recuerdo de su primer amor, o como Unazuki solía decir, "esa persona especial". -No sé. Desde que me separé, no he ahondado en eso.- dijo pretendiendo sonar indiferente.- Pero Serena, que fingía estar ajena a esa charla, escuchaba con atención las respuestas de su primera amiga. La conocía muy bien, y conservaba en su memoria la trágica muerte de Neflyte, el gran amor de Mollty. Entonces, una idea inspiró el corazón de la joven. Si su futuro esposo la ayudaba, juntos podrían regalarle a Molly los momentos que nunca pudo vivir con su amado. La despedida de soltera fue un éxito. Al terminar el encuentro, Serena abrazó a Molly, feliz de haber restaurado su amistad. Entre lágrimas y risas, recordaron los momentos que pasaron juntas, cuando solo se tenían la una a la otra. La boda fue inolvidable para todos, los novios lucían hermosos, y más enamorados que nunca. Mientras los invitados disfrutaban de la recepción, Serena comunicó su plan a Darien, ya que era el único que podía ayudar a cumplirlo.

-De acuerdo, mi señora. Pero no podré sostener su estancia por mucho tiempo.- concedió el médico.- Su flamante esposa le regaló su sonrisa más radiante, feliz por lo que consideraba "su regalo de bodas". Días después,cerca del anochecer, Serena citó a Molly en una discreta heladería, un lugar retirado pero bonito. La pelirroja llegó al local, luciendo muy guapa según el pedido de su amiga recién casada. Su asombro fue muy fuerte cuando buscó con la mirada a Serena, pero la persona que esperaba por ella era otra. Sentado frente a una mesa, un hombre de cabello castaño ondulado y ojos azules la observaba con una sonrisa dulce y sincera. -¡No puede ser!- dijo Molly, sintiendo que su mente y corazón podrían estallar en cualquier momento.- Tú estás… Neflyte se acercó a ella, acariciando su rostro con delicadeza. Sus ojos azules se empañaron , contemplando a la joven que había acompañado sus últimos momentos en la Tierra. Ambos lloraban, Molly buscó el refugio de su abrazo. No se atrevía a hacer movimiento alguno, por temor a estar soñando.- -Supongo que ahora sí vamos a disfrutar esa famosa malteada.- diio con una sonrisa cómplice.- Todavía temblando, Molly se acercó a la mesa reservada por el castaño, dos copas de malteada esperaban por ellos. Ella necesitó ser guiada por los fuertes brazos del "Señor Sanjoy". -Tenías razón, la malteada es deliciosa.- dijo él con un guiño, disfrutando la bebida favorita de la pelirroja. -¿Has vuelto a amar, Molly?- quiso saber Neflyte. - - Bueno, yo… salí mucho tiempo con un compañero de la secundaria, es una gran persona. -le dijo, siendo sincera.-Pero terminé con él.- -Kelvin, un buen muchacho.- sonrió el joven alto.- Molly se sorprendió, porque no había mencionado el nombre de su ex novio. -Si fuiste feliz a su lado, no deberías callarlo, Osaka.- .Tomó su pequeña mano, recordando viejos tiempos.- Escucha Molly, yo…- Neflyte no pudo seguir hablando, porque la chica estaba nuevamente entre sus brazos. Podía imaginar lo que iba a decirle, no podía permanecer mucho tiempo en ese mundo. No quiso indagar sobre quienes habían obrado el milagro de traerlo a la vida nuevamente, si bien la llamada de Serena ofrecía una pista más que clara. -¿Cuánto tiempo te quedarás?- preguntó era lo único que necesitaba saber.- -Hasta él amanecer.- respondió, acariciando su cabello.- No hubo necesidad de decir más, ambos salieron con otra orden de malteadas y pronto llegaron al bosque donde su historia y la vida de Neflyte habían terminado. Sentados y disfrutando uno al junto al otro, bebieron la malteada y fueron felices a pesar de su inminente despedida, o tal vez por eso valoraron cada segundo juntos.

Cuando estuvo a punto de salir el sol, intercambiaron él último de los muchos besos que se habían dado. A pesar de que Neflyte estaba por despedirse nuevamente, solo podían sonreír entre lágrimas. Los ojos azules del joven la miraron con amor, besando su manos antes de partir, sin necesidad de decir algo que ambos sabían. -¡Neflyte! Fue maravilloso conocerte.- Le dijo con la certeza de que tal vez en otra vida, ambos se volverían a encontrar.- El joven sonrió, convirtiéndose en puntos de luz que partieron al firmamento.