El club de duelos

Después del incidente con Severus y los Gryffinfor las cosas se habían complicado. Si bien ambas casas nunca habían tenido especial simpatía entre ellas, ahora parecían buscar hasta el más pequeño percance para sacar sus varitas y amenazar con maldecirse. Por su parte los merodeadores tenían renuencia hacia una Slytherin en específico, y Sirius no dudaba en vigilarla en todo momento y fulminarla con la mirada cada que podía, aun recordando cómo le había hablado aquel día.

Remus había notado la renuencia de sus amigos hacia la prefecta, por lo que su convivencia se vio afectada, ya que estaban cada vez más pendientes de sus movimientos y su libertad para verse se limitaba nuevamente a las rondas nocturnas.

Abigail también notó el cambio, mas no le molestó, sabía perfectamente que Remus tenía bastante que perder y poco que ganar si ellos continuaban viéndose, por lo que optó por limitarse a sus encuentros nocturnos, donde nadie más podía verles. Dentro de su casa, las cosas no iban mejor, Severus la había pasado mal después de la discusión con Lily, las cosas no se habían arreglado, lo último que su amigo le había comentado es que Lily no había querido verlo y ahora ni siquiera compartía mesa con él durante las clases, además, había notado, con desagrado, que Rosier y su detestable grupo, había estado rondando al pelinegro más que antes, también limitando el tiempo que podía convivir con él y viéndose cada vez más sola.

– ¿Abigail? –la voz a su lado le trajo a la realidad

– ¿Eh? –volteó de inmediato, a su lado Remus le observaba curioso, mientras devoraba un panecillo

– ¿Pasa algo?

– No... lo siento Remus, solo… me distraje un poco –trató de restarle importancia –¿Qué decías?

– Nada importante –le observó con preocupación –sabes puedes decirme lo que sea ¿Verdad? –ella suspiró

– Lo sé –volvió su vista nuevamente hacia el balcón, donde solían reunirse y comer algo, sabía podía contarle todo a Remus, y aunque le preocupaba el interés de Rosier en Severus, no quería arruinar el poco rato que al fin podía estar con el gryffindor, por lo que desvió el tema de inmediato –Por cierto, el profesor Slughorn me avisó que este año el club de duelo solo se practicará entre Slytherins, me inscribí esta tarde

– ¿El club de duelos? También el jefe de Gryffindor abrió la convocatoria solo dentro de nuestra casa ¿Suena raro no?

– Supongo no quieren que practiquemos entre casas –levantó los hombros restándole importancia – más con las actuales tensiones… ¿Te has anotado?

– James y Sirius no dudaron y nos llevaron a rastras a mí y Peter –Remus le observó juguetear con sus pies –Ten cuidado, seguro los idiotas de tu casa entraron de inmediato –ella volteó y acercó su mano rozando apenas la de él

– Descuida, soy buena, mucho –sonrió altanera, el rio divertido

– Por supuesto que si

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El club de duelo era tradición en Hogwarts, a medio curso de quinto año la convocatoria se abría para los estudiantes de todas las casas que quisieran aprender este arte, sin embargo, este año, con las recientes tensiones entre Gryffindors y Slytherins, el profesorado decidió que los jefes de casa organizaran su propio club interno, para evitar más confortamientos de los necesarios.

Abigail estaba emocionada, desde sus primeros años había observado a los estudiantes más grandes practicar duelos y se entusiasmaba con el día en que ella por fin pudiera ingresar al club. Slughorn le había comentado que ya tenía contemplado su lugar, argumentando lo buena que era en hechizos y encantamientos, por lo que no había dudado en inscribirse en cuanto la convocatoria había abierto, sin embargo su primer día le demostraba que no debió estar tan emocionada. Apenas ingresó al aula que habían asignado a su casa notó un tenso ambiente, el grupo de Rosier eran quienes dominaban el lugar, con sus risas y murmullos al ver a sus contrincantes.

– Abigail

Volteó de inmediato hacia donde la voz, Snape le observaba recargado sobre una de las paredes con los brazos cruzados, ella sonrió y se aproximó acomodándose a su lado.

– ¿Llevas mucho aquí? –él negó con la cabeza

– Cuando llegué ya estaban ellos –señaló con la cabeza al grupo –Ponen a todos nerviosos

De momento la puerta fue abierta, dejando entrar al jefe de la casa, el profesor Slughorn quien lucía tan animado y despistado como siempre.

– Me alegra ver tanta afluencia de estudiantes por este club –sonrió animado –como saben este año tenemos 4 Clubs, uno por cada casa, por lo que ustedes solo competirán y practicarán entre ustedes, con todo aclarado iniciaremos

Aunque Abigail tenía un aprecio especial por el jefe de casa, el profesor Slughorn no era alguien que demostrara precisamente autoridad, él parecía más ocupado en charlar con algún estudiante que en ser mediador de los duelos, y aunque un chico de séptimo era quien hacía la función, Rosier y su grupo no dudaron en excederse con sus hechizos, en especial si sus contrarios eran mestizos o algún hijo de muggles. De pronto su nombre fue mencionado, Abigail se levantó de inmediato y trepó a la tarima que ocupaban para el duelo, pero un escalofrío recorrió su espalda cuando su contrincante tomaba su lugar, Greengrass le sonreía con superioridad y jugueteaba su varita con unas enormes ganas de deshacerse ella

– Bien, reverencia –el chico mediador inició, sin embargo ambos duelistas se observaban con atención, sin moverse –Chicos, reverencia –repitió más fuerte y esta vez ella se inclinó levemente, mientras Greengrass apenas movió la cabeza y de inmediato inició el duelo

Greengrass había tomado la delantera, lanzando hechizos aturdidores uno tras otro, sin embargo la pelinegra hacía lo propio evitándolos con encantamientos escudo, su duelo atrajo la atención de todos los presentes, incluso de los estudiantes mayores.

– Vamos, deja de correr mestiza –murmuró con sorna el chico, continuando su ataque –¡Desmaius!

¡Protego! –volvió a cubrirse

– Bien supongo que entonces yo debo de buscar un buen duelo –el chico se aproximó hacia ella y Abigail dio unos pasos hacia atrás tratando de conservar la distancia –¡Cuerda de fuego!

De la varita del mago apareció una llama larga y delgada de fuego, simulando un látigo que él movía de un lado a otro tratando de alcanzar a la chica, Abigail brincoteaba y se movía tratando de evitar ser tocada, sin embargo en un momento el fuego logró alcanzarle y se enredó en su brazo, como serpiente, quemándolo, ella soltó un gritito de dolor que alteró a todos, en especial a Severus que se acercó de inmediato.

Aqua Eructo –Abigail contratacó de inmediato

De la varita de la pelinegra emergió un chorro de agua, tan intenso que no solo apagó la cuerda de fuego, sino que logró alejar a Greengrass de ella, Abigail tomó su brazo revisándolo, notando como la quemadura se extendía por él y volteó hacia Greengrass con los ojos muy abiertos, asustada, él iba enserio, él quería dañarla.

– Duelistas, este es un duelo amistoso, se busca únicamente desarmar, aturdir o paralizar a su oponente, si no siguen las reglas…

Greengras se había levantado torpemente, debido al peso de su túnica al estar mojada por el hechizo de Abigail, lanzó un gruñido, echándose hacia atrás el cabello mojado y conjuró otro hechizo interrumpiendo al mediador

¡Expulso! –Abigail apenas pudo levantar su varita repeliendo el ataque –¡Expulso! ¡Expulso! –Volvió a conjurar uno tras otro haciendo trastabillar a la chica y que dejara una apertura en su defensa, al notarlo, Greengrass sonrió sádicamente –¡Asfixio!

De inmediato la túnica de la chica pareció cobrar vida propia, la jaló hacia el suelo mientras se rompía en tiras que se enredaban por su cuerpo impidiendo su movimiento, una de estas tiras llegó hasta su cuello, apretándolo, con intención de asfixiarla, Abigail jadeó en busca de aire mientras Greengrass se acercaba confiado y con una sonrisa, sin dejar de apuntarle con su varita. Severus, al igual que muchos de los presentes, veían impresionados la maldición que acababa de conjurarse, el abrupto fue tal, que incluso atrajo la atención al fin del jefe de casa, que se acercaba preocupado

– Jóvenes… –trató de interferir

S… slugulus… Eructo… –logró articular Abigail en un jadeo, apenas si logrando apuntar su varita a Greengrass, que se había acercado lo suficiente, el mago abrió los ojos sorprendido, jadeó y tomó su garganta dando pasos hacia atrás, deshaciendo su hechizo.

La túnica de Abigail dejó de hacer presión en su cuerpo, y la chica se desenvolvió de ella inmediatamente en busca de aire, tosiendo levemente, Greengrass por su parte cayó de rodillas mientras su cuerpo se contraía, de pronto de su boca emergió una enorme babosa, que fue seguida por otras más y una enorme cantidad de baba; Abigail se levantó, recomponiéndose y tomando su varita, volviendo a su posición, demostrando que ella era quien aún podía continuar el duelo, muy al contrario del chico, que seguía vomitando babosas.

– E–el duelo terminó –murmuró el mediador –Gana Braun

El chico observaba bastante sorprendido a ambos magos, para ser nuevos integrantes y apenas encontrarse en quinto año eran bastante buenos, incluso mejores que muchos de sus compañeros. El duelo también atrajo la atención de alguien más, Evan Rosier, que observaba sorprendido a la chica.

La noticia del club de duelo corrió rápidamente entre el resto de los estudiantes y la renuencia de muchos hacia los Slytherin aumentó. Mientras que los Club de duelos de las otras casas iban viento en popa, el club de la casa Slytherin disminuyó en su número de integrantes, muchos mestizos y los escasos hijos de muggles de la casa se dieron de baja, temerosos de que se ensañaron con ellos durante algún duelo. Sin embargo, los miembros que quedaron no parecían afectados por ello, durante los duelos era cada vez más mencionadas maldiciones y la magia negra, las palabras "sangres sucias" y "sangre pura" también eran comunes e incluso de vez en cuando el nombre de Voldemort se escuchaba y no precisamente con miedo.

Remus había escuchado los rumores y cuando tuvo la oportunidad se acercó a Abigail para preguntar si todo estaba bien y tratar de convencerla de que lo mejor era dejar el club, sin embargo ella se había visto renuente y argumentó que no temía a ellos y no iba a darles la satisfacción de verla fuera. Remus no insistió más, aunque cada vez que el club de Slytherin se reunía, se notaba más ansioso de lo normal, al menos hasta verla salir sana y salva.