El ACUERDO

.

.

.

.

*Inicio de 6to año*

Abigail jalaba su enorme baúl por la estación King´s Cross, detrás de ella, su padre caminaba siguiéndola, bastante divertido con la situación, desde hace algunos días la había visto inusualmente emocionada y ansiosa por regresar a Hogwarts (algo no común en los años anteriores), y suponía tenía algo que ver con las constantes visitas de una lechuza café a su habitación. Sonrió divertido, sacó su varita y con un suave movimiento hechizó el baúl haciendo levitar y que avanzara fácilmente.

– Es más fácil así ¿No? –le vio divertido, haciéndola sonrojar avergonzada

– Si… -murmuró sonrojada

- Bien, bueno al menos no hay tanta afluencia de personas, es muy temprano ¿Por qué querias llegar antes?

- ¡N-nada en especial! ¡Ya deja de interrogarme papá!

- Si, si, perdón –rio nuevamente

El baúl subió al vagón, Abigail volteó y abrazó a su padre, el le respondió revolviendo sus cabellos y besó su cabeza.

- Te voy a extrañar, te enviaré cartas

- También te extrañaré papá –le sonrió y después de un rápido abrazo trepó al tren

- ¡Salúdame a Severus! –la chica asintió, se despidió con la mano, mientras avanzaba rápidamente por los vagones con su baúl detrás de ella.

Se apresuró por los pasillos, justo en dirección a donde sabía la mayoría de griffindors se concentraba. Se ruborizó al recordar las últimas cartas de Remus, esas donde decía cuanto le extrañaba y que apenas la viera quería estrecharla en sus brazos y llenarla de besos.

Justo en el siguiente vagón pudo observarlo, subiendo al tren, con su capa desacomodada y cabellos alborotados, su corazón se aceleró de inmediato, durante todas las vacaciones había idealizado ese momento, había imaginado como apenas verlo correría y se acorrucaría entre sus brazos, inundándose de su calidez y su olor, dio un par de pasos hacia él, cuando los otros griffyndors, Black y Potter subían al vagón. Abigail se detuvo de inmediato, ambos chicos jugueteaban y entre risas tomaron a Remus del cuello jalándolo hacia su compartimiento.

Abigail se quedó de pie, estática en medio del pasillo, la escena fue un fuerte golpe a su realidad, no importaban los últimos besos en el tren el año pasado, ni todo todo lo que se hubieran escrito en sus cartas durante todas esas vacaiones, los dos seguían siendo polos opuestos. Remus, el buen gryffindor, rodeado de amigos, y ella, la solitaria de Slytherin, adoradora de la magia oscura. Y por lo visto, era más que obvio que los griffyndor no tenían ni idea de los últimos sucesos entre ellos, aunque tenía sentido que no lo supieran.

De pronto, la puerta, de dos compartimientos adelante, se abrió, por ella salía Severus, que pensativo mordía uno de sus pulgares, levantó la vista, encontrándose con la pelinegra, dio un respingo de sorpresa, abriendo grande los ojos.

- Braun…. –murmuró, nervioso volteó hacia el compartimento de donde había salido y cerró la puerta de inmediato –llegaste temprano

- Si, un poco –Severus se aproximó a ella rápidamente –Pensé tú ya estarías en el vagón ¿Qué hacías? –trató de espiar al compartimento, pero el pelinegro se interpuso contándole la visión

- Nada en especial, será bueno que vayamos a algún compartimiento para que acomodes ese baúl –señaló la pesada caja levitando tras ella

- Eh… de acuerdo –murmuró ella y caminó de regreso.

Severus soltó un suspiro, espió por última vez al compartimiento de donde había salido y siguió a la pelinegra directo al vagón que solía ocupar, dejando atrás la junta de los slytherin en la cual había participado hace apenas unos minutos. Por su parte, Abigail caminaba pensativa, había estado tan emocionada por las cartas de las vacaciones que había olvidado por completo a Severus, el chico y el grupo de gryffindors se odiaban y no esperaba su reacción al saber que salía con uno de esos chicos que lo atormentaban, definitivamente no resultaría bien y al parecer no solo Remus debería esconder lo que ahora tenían.

.

.

Se encontraban ya cerca de Hogwarts y Remus avanzaba rápidamente por los pasillos del tren, los prefectos debían reunirse antes de llegar al colegio para recibir indicaciones y eso solo podía indicar que al fín podría ver a la pelinegra. Había tratado de llegar temprano al expreso para encontrarse con ella, lamentablemente al resto de sus amigos también se les habia ocurrido la misma idea y fue arrastrado a su vagón sin poder verla, pero en la reunión con el resto de los prefectos, seguro podía verla, por lo que acudió algunos minutos antes.

Se adentró en la sala emocionado y sus labios esbozaron una enorme sonrisa en cuanto la vieron, sentada en uno de los sillones del compartimento, sin embargo ésta duró poco, ya que apenas unos lugares a su derecha, Rosier se encontraba observándolo. Además, al parecer no eran los únicos que habían pensado en llegar temprano, algunos alumnos de Ravenclaw también ya se encontraban ahí; ¿Qué demonios les pasaba a todos? ¿Acaso era le momento de ser puntuales y productivos por primera vez?

Abigail le escuchó entrar y dio una rápida mirada, antes de desviarla casi de inmediato, todo con tal de no atraer la atención de Rosier, a quien ya había encontrado en el vagón, incluso cuando trató de llegar temprano. El rubio Slytherin, por su parte, observaba a Remus con una sonrisa burlona.

- Llegas temprano Lupin… -pareció espiar detrás de él – ¿Dónde has dejado a la sangre sucia?

Remus gruñó ante el apodo con el que llamaban a Lily, ahora no parecía tan buena idea llegar tan temprano y tener que soportar por más tiempo al Slytherin.

.

.

.

Remus se encontraba sentado en el balcón en el que solían reunirse, tamborileaba sus pies impaciente mientras cada par de segundos volteaba a ambos lados, esperando ver una pequeña lucesita acercarse. Habian pasado ya cerca de tres semanas desde el inicio de curso y no había podido encontrarse en ningún momento con la chica de Slytherin.

Despues de una monótona reunión de prefectos, y donde tuvo que escuchar a Rosier y sus agrios comentarios, se dirigieron al gran comedor, donde la bienvenida preció totalmente normal, todos habían celebrado a los nuevos estudiantes que se unian a la casa, y durante el banquete apenas había logrado darle algunas miradas, muy a hurtadillas de sus amigos, encontrándola como siempre al lado de Severus.

Lamentablemente los días siguientes no mejoraron, había notado que las clases que compartían, que no eran muchas, también lo hacían sus amigos por lo que el contacto fue prácticamente inexistente, y precisamente la única clase en la que no estaban todos ellos, era en la que se encontraba Snape, quien tomaba toda la atención de la pelinegra. Bufó con molestia, recordando precisamente esa mañana.

.

.

Caminaba solo hacia su clase, sus amigos habían sido atrapados en una jugarreta, por lo que la profesora McGonagall les había retenido en la aula durante más tiempo para darles un sermón, giró por uno de los pasillos, solo para encontrarse a la pelinegra, acercándose justo frente a él, sus ojos se iluminaron y sonrió mientras se acercaban, pero Abigail no parecía interesada, la chica apenas si le dio una mirada antes de pasar a su lado de manera inexpresiva, como si no existiera.

.

.

Bufó exasperado, ¿acaso ya había terminado todo? Acaso la pelinegra se había aburrido ya de él, posiblemente las cartas dutante todas las vacaciones no fueron suficientes y ahora que lo había visto, había recapacitado, Remus Lupin, como siempre arruinando las cosas antes de que empezaran... la maraña de pensamiento se detuvo cuando una pequeña lucecita blanca se aproximaba por el pasillo

- Hola –Abigail soltó un suspiro mientras apagaba su varita –Lo siento tardé bastante en perder a Rosier –rodó los ojos con fastidio mientras se sentaba en la banca y rebuscaba en sus bolsillos –Esta vez traje unas galletas

Abigail le tendió las galletas, pero Remus no las aceptó ni tomó asiento a su lado, solo la observaba con una mueca combinada con confusión y molestia

- ¿Pasa algo? –la chica ladeó la cabeza confundida

- No me saludaste –soltó en un tipo de reclamo

- ¿Eh?

- Esta mañana, traté de hablarte y pasaste de largo...

La chica abrió los ojos con sorpresa y Remus se sonrojó por cómo había sonado, su reclamo parecía más bien el de un niño haciendo una pataleta por algo que no le dieron, y se golpeó internamente ante su inmadurez

- Lo siento…

El susurro de la chica lo sacó de sus pensamientos, Abigail desviaba la mirada y jugaba con sus cabellos incómoda.

- Yo… quería saludarte, pero… sabes tus amigos no son muy famosos por entablar una conversación con los Slytherin y estaban justo detrás de ti –suspiró sonoramente – y no sé como reaccionarían si se enteran de… d-de esto… -titubeó

- ¿Esto? –Remus le cuestionó sin dejar de observarla, Abigail pareció sonrojarse ante su mirada y mordió sus labios

- Si ya sabes, e-esto… l-lo que hay… entre nosotros… –murmuró apenas y Remus sonrió bobamente ante la confirmación de su relación aun existente, ella continuó –sé que tus amigos son sumamente importantes para ti y perderlos no está precisamente en tus planes –la chica continuó regresando a la realidad a Remus –y lo entiendo, si yo tuviera amigos asi, tambien lo pensaría mucho para perderlos –suspiró y volteó hacia él con una sonrisa –así que será mejor mantener esto aquí, solo entre nosotros –Remus la observaba sorprendido ante su acción y no pudo si no sentir coraje hacia sí mismo, por que él parecía un cobarde al contrario de ella, siembre ocultándose detrás de sus amigos.

- No me parece justo para ti –murmuró, pero Abigail sonrió y tomó su mano

- Para mí esta bien Remus, además es mejor tener este tiempo solo para nosotros –Remus suspiró y asintió levemente, mientras la chica le jalaba de la mano para que se sentara a su lado.

- Bien, pero en cuanto tengas alguna duda, debes decírmelo de inmediato ¿De acuerdo? –le vio preocupado

- Si, sí lo haré –la chica le restó importancia mientras se acercaba más a su rostro –ahora… aprovechemos de todo este tiempo que no hemos podido estar juntos –Remus se sonrojó ante su cercanía y con una mano sostuvo su mejilla, acariciándola tiernamente mientras se acercaba para besarla, como hace días quería hacer, como le decía que haría en todas esas cartas, sobre su relación ya hablarían después, podrían mantenerla en secreto un tiempo más, por el momento lo único que quería era seguirla besándola.