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*la verdad sale con una cerveza de mantequilla con jengibre
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Era fin de semana y Lily caminaba por las frias calles de Hogsmeade, el invierno acababa de llegar y la primera nevada del año se hacía presente en Hogwarts, la chica iba bastante bien cubierta, con ropa abrigadora, guantes y bufanda, y aunque hubiera preferido quedarse en la cálida sala común, Mary y Marlene habían insistido en que podrían aprovechar el día para ir al pueblo mágico a comer algo y así evitar el ambiente tan denso que se vivía en ese momento en Hogwarts.
Apenas unos metros antes de llegar a las tres escobas, se detuvo en seco, afuera del establecimiento se encontraba Abigail Braun sentada en una de las bancas, la chica lucía unas mayas negras, botas para nieve y una falda larga gris, un abrigo negro y en su cuello una bufanda plata y verde, mientras su cabello se decoraba con pequeños copos de nieve. Lily la observaba con curiosidad, eran pocas las veces que podía verla afuera del castillo o usando algo diferente de su uniforme, pero desde hacía algunos meses la pelinegra solía verse por Hogsmeade, paseando por los jardines y con una sonrisa en los labios, por supuesto, casi siempre acompañada de Remus.
A la pelirroja le parecía más que curiosa esa relación, ahora formal, que mantenían ambos prefectos. Abigail siempre había sido bastante reservada, jamás le había visto interactuar más que con Severus y algunas palabras con otras chicas de su dormitorio, misma casa o con ella, no más, por lo que le tomó por sorpresa ver a ambos chicos juntos en la fiesta del club de eminencias, a Abigail aferrada a su mano, con esa comunicación muda y por supuesto no podía olvidar como ellos se habían besado al finalizar la noche. Y aunque en un principio pensó que solo había sido un desliz de una noche, la frecuencia de sus encuentros en el castillo, donde caminaban juntos tomados de la mano, sus largos ratos en la biblioteca o en los jardines y que, en más de una ocasión, los había descubierto por accidente intercambiando algunos besos por un solitario pasillo, le habían hecho entender que no era un simple encuentro pasajero, lo que también explicaba las constantes ausencias del prefecto durante las rondas nocturnas.
Ella tenía un tipo de aprecio especial por Remus, era un chico tranquilo y agradable, el más cuerdo de su ruidoso grupo de amigos, además ambos habían sido elegidos prefectos, lo que lo hacía aun más cercano y no podía negar que muy dentro de ella, le preocupaba la relación. No era que Abigail fuera una mala chica, en lo absoluto, pensaba que el hecho de ser una Slytherin no definía si una persona era buena o no, y tampoco la conocía lo suficiente para afirmar que ella podía ser capaz de hacer una jugarreta a Remus, pero no podía negar que la preocupación estaba presente.
Remus no era de relaciones, de hecho, prácticamente nunca lo había de manera más íntima con alguna chica… o chico, parecía mantenerse al margen en el tema, muy al contrario de James y Sirius que parecían capaces de cambiar de pareja una y otra vez como si fuera una competencia. Estaba más que segura que la falta de relaciones no era porque Remus no fuese atractivo, porque vaya que lo era, era un chico dulce, inteligente y guapo, y sabía más que de sobra que algunas chicas habían y aún estaban interesadas en él, un claro ejemplo era su amiga Mary, pero era precisamente el chico quien jamás demostró interés por alguna de ellas. También podría comprenderlo, Remus era un caso especial, tal vez demasiado, su condición frente a la Luna llena era lo que lo volvía precisamente complicado, ella lo había descubierto hace ya algún tiempo, no había que ser un genio para encajar todos sus extraños comportamientos una vez al mes, sin embargo, para ella eso no reflejaba problema alguno, Remus siempre sería Remus, sin importar en que se transformara ante la luna llena; sin embargo no podía asegurar que Abigail actuaría de la misma manera. La maldición era algo complicado, la pérdida de conciencia no era algo trivial, podría resultar peligroso, y si la relación de Remus y Abigail continuaba, era más que obvio que pronto todo se descubriera, pero entonces… ¿Qué pasaría cuando Abigail lo supiera? Tenía dos claras opciones, la primera era ser tolerante, aceptarlo y adaptarse; y la otra, era huir y romper el corazón de su amigo, claro, todo dependía de cuan enamorada estuviese de él, porque podía notarlo, Remus si estaba perdidamente enamorado de ella.
- Braun, hola –Sin pensarlo, Lily ya había llegado hasta ella y Abigail pareció dar un salto ante el sorpresivo saludo
- Evans… -contestó la pelinegra
- ¡Oh lo siento! ¿Te he asustado? –Abigail negó
- No, solo estaba distraída –Lily sonrió y asintió
- ¿Esperas a Remus?
- Si
Y tan fácil como lo había roto, el silencio volvió a apoderarse de ellas. Lily la observó nuevamente bajar la mirada a sus botas de nieve, de las que sacudía los pequeños copos de nieve, soltó un suspiro, tal vez no sería lo correcto, después de todo no debería meterse en asuntos que no eran suyos, además de que a Mary y Marlenne no les agradaba mucho la Slytherin, había que ver las muecas de Marlenne cada que la veía pasar, pero estaban ahí, con tiempo libre y con todas aquellas dudas y preocupación rondando por su cabeza.
– Quedé de verme con Mary y Marlene, pero aun no llegaban –interrumpió nuevamente la pelirroja –¿Por qué no entramos y bebemos algo para esperarlos? Hace frío aquí –Abigail pareció sorprenderse con la invitación, espió a ambos lados, esperando ver a Remus, pero ante su ausencia, asintió con la cabeza.
- Si, esta bien
Lily sonrió, mientras Abiagil se levantaba de la banca, sacudiéndose los copos de nieve que habían caído sobre ella, y juntas, entraron al lugar. Dentro, los clientes ya se habían retirado los gruesos abrigos ante la calidez ofrecida por las chimeneas, las chicas se acercaron a una de las mesas, cerca de un perchero, donde Abigail se deshizo de su abrigo y bufanda, dejando a la vista una bonita blusa a juego de su falda y su maquillaje sencillo, Lily la observó con atención mientras se quitaba su propio abrigo y se sentaba frente a ella; definitivamente la pelinegra lucía muy diferente a aquellos años cuando la conoció. Casi de inmediato llegó uno de los meseros y Lily dirigió su mirada a la pelinegra.
- ¿Quieres…? –preguntó Lily
- Una cerveza de mantequilla está bien, con jengibre –añadió. Lily abrió los ojos sorprendida y soltó una risita
- ¡A mí también me gusta así! A las chicas para nada –volteó al mesero con una sonrisa –Que sean dos entonces
El joven muchacho asintió y en menos de un parpadeo ya tenían un par de tarros frente a ellas. Lily inició la conversación, a sabiendas que la chica no lo haría, sin embargo, se sorprendió ante lo fácil que podía ser hablar con ella ahora, la slytherin participaba activamente y apenas su plática se desvió hacia los últimos dolores de cabeza que le habían causado Potter y Black, la escuchó reír divertida y contribuyó resaltando sus malas virtudes.
-¡A veces me sacan tanto de mis casillas! –Gruñó la pelirroja –No sé cómo puedes estar a su lado sin querer maldecirlos
- Son agradables, en algunas ocasiones –rio –Además son amigos de Remus, supongo vienen en el paquete
- Seguro que si no fuera por Remus, ni siquiera pensarías en tenerlos cerca –bufó
- Son… peculiares –sonrió levemente mientras bebía de su cerveza –Pero creo son buenas personas, a su extraña manera, todos ellos
Lily la vio curiosa, recordando aquel momento en el que notó cuanto se había adentrado en aquel grupo.
Caminaba apresurada entre las mesas, que se encontraban prácticamente repletas de estudiantes, ansiosos por que el Festín de Halloween iniciara. Se había retrasado con un pergamino y había estado en la biblioteca durante todo el día, aunque ahora tendría todo el fin de semana libre. En la mesa de Griffyndor el ambiente era festivo, y solo quedaban espacios libres en la parte de en medio, cerca del pesado de Potter y sus amigos, soltó un suspiro, quizá no hubiera sido tan mala opción hacer la tarea el fin de semana y haber llegado a tiempo. Se sentó justo al frente de James, resignada a sus insinuaciones, que llegaron casi inmediatamente que se sentó.
- ¡Lily! ¡Al fin has llegado! –Expresó emocionado mientras la observaba con una boba sonrisa –Y qué suerte que solo hubiera sitio aquí –Black, a su lado, rio entre dientes, ahora parecía cada vez menos una casualidad que ese fuera el único sitio libre
- No molestes Potter –le gruñó y espió a su alrededor, buscando a su par de amigas, Mary y Marlenne, que por supuesto, aún no llegaban, por lo que tenía que tolerar a ese par sola.
-Pff… ahí vienen –escuchó murmurar a Sirius con molestia
Volvió su vista a ellos, que miraban hacia la puerta principal, por donde entraban Remus y Abigail de la mano, apenas había notado que Remus no los acompañaba. El griffyndor y la slytherin caminaban juntos, intercambiando algunas palabras y con una sonrisa en el rostro. Los vio detenerse en medio del salón, la pelinegra espiaba hacia su mesa, que estaba adornada de verde y donde los estudiantes la observaban mientras murmuraban entre ellos y se reían burlonamente. Remus pareció notar su incomodidad, porque volteó hacia la misma dirección, frunció el ceño y apretó su mano con más fuerza.
Los observó murmurar entre ellos, Remus agachándose y susurrando en su oído, mientras ella negaba y trataba de sonreírle, seguramente tratando de no preocuparlo. De pronto escuchó un suspiro al frente, James se había levantado de la mesa y levantó la mano
- ¡Hey! ¡Remus! ¡Braun! ¡Aquí hay espacio!
Abrió los ojos con sorpresa, casi tanto como Sirius, que boqueaba como pez fuera del agua. No era para nada inusual que algunos chicos de diferente casa compartieran la mesa, Dorcas Meadowes de Hufflepuf siempre era bien recibida y Mary solía comer con ellas casi todo el tiempo, pero entre griffyndor y slytherin, jamás había ocurrido. Volteó hacia el par de chicos, que aún se tomaban de las manos, Abigail lucía aún más sorprendida que ella, pero Remus soltó una sonrisa enorme y jaló a la chica hasta la mesa.
-¡¿Qué demonios crees que haces James?! –escuchó "susurrar" a Sirius, pero su amigo levantó únicamente los hombros
- Es por Remus –respondió simplemente, antes de que la pareja llegara entre ellos.
Remus sentó a Abigail justo al lado de James, para después él tomar asiento a su lado, la chica había bajado la cabeza incomoda y ligeramente cohibida ante la situación.
- Gracias –logró escucharle
Sin embargo, James pareció no tomar atención a ello y comenzó una amena plática con los chicos, siendo secundado por Peter, que no parecía para nada renuente a la pelinegra, muy al contrario de Sirius que soltó un bufido y volteó a otro lado. Abigail levantó por fin la mirada y se encontró con la suya, estaba segura que se había sonrojado porque la chica le hubiera pillado verla tan curiosamente.
- Hola Evans… -Abigail le había saludado y por su voz pudo percibir lo incómoda que se encontraba
- Hola… y bienvenida
Atinó a decir lo primero que se le vino a la mente, pero al parecer había dado al clavo, puesto que la pelinegra sonrió un poco y asintió levemente la cabeza, mientras parecía relajarse.
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Ese día había marcado una gran diferencia, por primera vez en toda la historia de Hogwarts una Slytherin se había sentado en la mesa de Griffyndor. Y más importante a ello, a partir de ahí, había notado a la pelinegra mucho más cercana al grupo, o la menos a James y Peter, ya que Sirius aun parecía ser el más renuente, sin embargo, los otros dos la saludaban siempre que se acerca a ellos, incluso aunque Remus no la acompañase, y había notado como en algunas clases le dejaban un lugar para que pudiera sentarse al lado del chico. Soltó un suspiro, si la pelinegra había superado la enorme barrera que los protectores amigos de Remus habían impuesto a su alrededor, no tenía mucho sentido que ella interfiriera, sin embargo la pregunta se encontraba ahí, como una espina molesta clavándose constantemente.
- Yo… -murmuró indecisa, pero soltó un suspiro –bueno, supongo es una pregunta personal –jugueteó con su tarro –y no tienes que responderla si no quieres hacerlo, pero… –Abigail ladeó la cabeza curiosa –¿Quieres a Remus?
Fue directo al grano y observó cómo los ojos ambarinos se abrían con sorpresa, Lily se golpeó internamente, la pregunta había sido demasiado personal y entendería si la chica se molestaba y simplemente daría la vuelta para irse, pero por muy al contrario , Abigail desvió la mirada hacia la chimenea cercana que les calentaba
- Quiero a Remus –afirmó, sin un atisbo de duda en su voz –En realidad, creo nunca he querido a nadie como lo quiero a él –murmuró sin apartar la mirada del fuego. Lily la observaba, a pesar de no poder verla a los ojos, su voz sonaba tan natural y tan segura, que ella hubiera creído cualquier cosa que dijera. – Evans –le llamó, atrayendo su atención, ahora la miraba con esos ojos brillantes y un sonrojo en las mejillas –Sé que no muchos lo entienden, es muy raro ¿No? Un Griffyndor y una Slytherin… yo misma me lo cuestioné cuando todo inició, pero Remus es… la mejor persona que he conocido, es agradable, inteligente y sincero… Y en verdad estoy enamorada de él.
Lily tenía la boca abierta, ante tal derribe de verdad que había salido de la pelinegra, Abigail pareció notar al fin su ataque de sinceridad y se sonrojó violentamente.
- Yo... bueno yo… –Lily soltó una risotada
- No te preocupes, me queda muy claro que él te gusta –la pelirroja le sonrió dulcemente y soltó un suspiro, Abigail había hablado sin ninguna duda, sin notarse cohibida o incomoda, ella realmente parecía querer decirlo, y quería asegurarse de que entendiera lo enamorada que estaba de su amigo y de lo orgullosa que estaba de quererlo –Eso me hace feliz, Braun
- Abigail –corrigió la pelinegra, permitiéndole por primera vez hablarle por su nombre –y si, mucho –Lily sonrió
- Remus es buena persona y merece ser feliz, me alegra que lo esté siendo contigo –bebió de su cerveza –él... tiene partes complicadas pero…
- Me gusta todo –le interrumpió –me gusta absolutamente todo de él…
Y Lily nuevamente volvió a sorprenderse, porque ahora estaba prácticamente segura la slytherin tenía conocimiento de su gran secreto, y muy al contrario de lo esperado, parecía no importarle o afectarle en lo más mínimo, y lo que decía era verdad, en verdad amaba a Remus, a él y cada una de sus facetas. Tal vez se había adelantado en juzgar mal a la chica.
- ¿Te puedo preguntar esta vez yo? –Nuevamente la chica llamó su atención, sacándola de sus pensamientos –Una pregunta personal –aclaró, con sus enormes ojos dorados sobre ella
- Claro –accedió –sería muy tonto si dijera que no, después de lo que yo te he preguntado –Ella pareció meditarlo apenas un segundo
- ¿No te gusta Potter?
La pregunta la tomó por sorpresa, Abigail le observaba atenta y Lily no pudo más que enrojecer tanto como la pelinegra lo había hecho antes.
- ¡¿Qué!? ¡C-claro que no! –Tartamudeó –¿Acaso él te pidió preguntarme? –ella negó de inmediato
- No, creo aún no somos lo suficiente cercanos
- ¿Por qué me gustaría ese tonto arrogante?
- Bueno –Abigail tocó sus labios con su índice, meditándolo por un momento –Él es muy bueno en Quiddittch, creo es buen amigo, muy inteligente, incluso sin esforzarse mucho, también es hábil en la magia, sus hechizos siempre son muy certeros. Además creo es atractivo ¿No crees? –enlistó más fácil de lo que podía imaginar, enrojeciendo a Lily con cada característica
- ¿Enserio Abigail? Pensé no tenías ojos más que para Remus –murmuró sonrojada con un ligero puchero
- Los tengo –aseguró –pero no puedo negar el atractivo de Potter y Black –levantó los hombros restándole importancia – Además es más que obvio que está interesado en ti –la pelirroja soltó un bufido, cruzándose de brazos
- Solo es un idiota arrogante que está encaprichado porque lo rechacé –Lily soltó un suspiro
- Tienes razón, es un idiota arrogante –concedió –pero es buena persona cuando le conoces, a pesar de ser muy protector con Remus, me dio el beneficio de la duda y no me trata tan indiferente, así que creo no es tan malo como aparenta ser…
Abigail bebía de su tarro de cerveza tranquila, pero había revuelto totalmente la cabeza de Lily, la pelinegra parecía que hablaba muy enserio, y aunque le costara admitirlo, debía aceptar que coincidía con ella, James era realmente atractivo. Al inicio, cuando recién ingreso de Howarts el de las gafas le había resultado bastante molesto, fastidiando a ella y a Severus cada que podía, prácticamente desde que se conocieron en el tren, molestia que persistió los años siguientes, cuando se volvió inseparable de Sirius y ahora eran dos los que se pavoneaban con su varita por delante o sobre una escoba. Aunque apenas hace un año las cosas habían cambiado, el castaño ya no le resultaba tan indiferente como antes, incluso podría decir que parecía ser mucho más maduro que antes, además, aunque le costara admitirlo, el hecho de que siempre le coqueteara la hacía sentirse bien en cierto sentido, aunque tal vez en uno muy frívolo. Y aunque hubiera querido dejarse guiar por ese frívolo sentimiento, tampoco estaba segura en que tanto James iba enserio o si solo sería una más en su larga lista de conquistas.
- Creo él no juega –Abigail había estado en silencio todo ese tiempo, pero nuevamente volvió a traerla a la realidad –creo en verdad le interesas
Lily enrojeció totalmente, maldita sea la voz y la actitud de Abigail, que precian hacer que nada de lo que dijera podría ser mentira, porque ahora su cabeza daba vueltas sobre lo que James quería de ella y aún más importante, lo que a ella le interesaba de él. Abigail soltó una risita al ver su debate interno, iba a añadir algo más cuando dos personas se detuvieron justo detrás de Lily.
- ¿Que hace la Slytherin aquí, Lily? –Detrás de la pelirroja, Marlenne le observaba con cierto recelo, con el ceño fruncido y viéndola desde arriba, mientras Mary se ocultaba ligeramente detrás de ella, desviando la mirada.
- ¡Marlenne! –le regañó, pero la pelinegra, que había cambiado su actitud a una indiferente, se levantó de la silla
- Esta bien, Remus no tardará mucho en llegar –tomó nuevamente su abrigo –Gracias por compartir la bebida conmigo Evans…
-Lily –corrigió casi de inmediato, haciéndola sonreír
–Nos vemos, Lily
La chica hizo una pequeña despedida y colocándose el abrigo se dirigió hacia la puerta, bajo la atenta mirada de las tres chicas. Por suerte, justo en ese momento, Remus se adentraba, bastante agitado, se acercó de inmediato a ella, azorado, pero la pelinegra solo sonrió negando con la cabeza, mientras se ponía de puntas y daba un rápido beso en las labios. Remus se encendió como un farolillo y tomó su mano para dirigirse a otra mesa, cerca de las chimeneas. Escuchó el bufido de Marlenne, mientras tomaba asiento a su lado, acomodándose el cabello con gracia, mientras Mary se sentaba a su otro lado, tratando de no ver a la pareja.
- No debiste de decirle de esa manera Marlenne –le regañó, Marlenne soltó un gruñido
- No sé qué hacía contigo en primer lugar ¿Acaso no lo recuerdas? La odiamos, después de lo que le ha hecho a Mary
- A mí no… -trató de interferir la castaña, pero fue callada de inmediato por Marlenne
- ¡Claro que sí! ¡Tú estabas enamorada de Remus! Y esa ha venido a metérsele por los ojos. Además no es como si fuera muy guapa, solo hay que verla…
Marlenne despotricaba contra la pelinegra, mientras Mary se veía cada vez más incómoda. Lily soltó un suspiro, por supuesto que sabía del enamoramiento que Mary tenía por Remus, sin embargo no podía odiar a la pelinegra, Abigail se había ganado a Remus con creces y lo amaba enserio. Además, una pareja iba de dos y después de todo, por mucho que pesara, Remus la había elegido a ella y no a su amiga.
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