*Consecuencias*

Se encontraba en clases de Defensa contra las Artes oscuras, una de las menos agradables en este momento, era de las pocas clases que no se compartía entre casas, por lo que se encontraba sola, en una de las bancas al frente. Tal vez en algún otro momento, su lado, ahora vacío, se hubiese encontrado ocupado por Severus, su amigo, que ya no lo era más.

Volteó hacia atrás, notando las miradas acusadoras de resto de Slytherin a su alrededor, ahora que estaba con Remus y con grupo de Gryffindor rodeándole, había olvidado lo que era ser repudiada y no bienvenida, pero definitivamente esa clase era un recordatorio de cual era su lugar. Al fondo de la clase, sentado en una de las bancas, se encontraba Severus, siendo flanqueado por Rosier a su derecha y Greengrass a su izquierda, mientras en la banca consecutiva, platicaban Mulciber y Avery.

El grupo lucía cada vez más unido, los solía observar caminando por el castillo, sentándose juntos en clase o en el gran comedor, y murmurando entre ellos, mientras observaban con desprecio y burla a todos aquellos que no coincidieran con su estatus de sangre, a todos, excepto Severus, que ahora se veía en medio de todo, actuando exactamente como uno de ellos.

Severus. Recordaba aquel fatídico día, donde cada uno había elegido su lado y su amistad se había roto. Había momentos, justo como este, donde por su cabeza no paraba de rondar la idea de que ella era el origen de todo, ella había sido quien le había dado la espalda y quien prácticamente lo había arrojado a las garras de Rosier y compañía. Porque ella había sido lo suficiente egoísta, eligiendo el amor y la luz que Remus le ofrecía, aunque dejara a Severus solo, a la deriva, aferrándose a las únicas personas que tenía disponibles.

Sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, giró ligeramente, encontrando un par de ojos grises sobre ella, Greengrass la observaba con el ceño fruncido, con esa mirada de odio y repulsión que siempre tenía hacia ella. Mordió sus labios y regresó su vista al frente, desde que regresaron de vacaciones todos ellos lucían diferentes, aún más arrogantes de lo que eran antes, como si tuvieran un tipo de protección que nadie veía, pero que aún así todos sabían que existía. Incluso podía percibirla en Severus, aquella arrogancia y osadía de sentirse intocable.

Recordó las palabras de su padre en las vacaciones, no se lo había dicho directamente a ella, pero lo escuchó hablar con sus abuelos en la cocina, mientras suponían ella se encontraba en su habitación, al Hospital San Mungo cada vez llegaban más personas heridas, por supuesto hijos de muggles y mestizos. También había escuchado la palabra mortífago, acompañado de un par de nombres ya bastante conocidos para ella, Avery, Mulciber, Rosier y Greengrass, entre otros.

Era lógico que no eran los estudiantes sentados detrás de ella, pero no dudaba que sus padres fueran aquellos mortífagos que se encargaban de mancharse las manos y orquestar todos los ataques en lugar de su líder, Voldemort. Ataques, como el que había presenciado en Londres, la reunión con Remus y sus amigos había sido perfecta, hasta ese momento, los encapuchados los habían tomado por sorpresa, dejándolos en medio de todo, en medio del desastre, el fuego envolviendo el bar muggle, los gritos, los hechizos volando sobre sus cabezas, el terror de no ver a Remus a su lado y luego, la enorme serpiente y la calavera surcando en los cielos…

- ¿Abi?

Se detuvo de golpe, antes de chocar contra el cuerpo posicionado frente a ella, Remus le había bloqueado el paso y ahora se agachaba levemente hacia ella, observándola curioso.

- Rem –murmuró reconociéndolo. Había estado tan sumergida en sus pensamientos que no había notado cuando la clase había terminado, ni cuando había abandonado el aula para caminar por los pasillos, hasta que Remus le había encontrado.

-¿Pasa algo? –preguntó curioso, mientras acariciaba sus cabellos llevándolos detrás de su oreja

Remus, el amable chico frente a ella, su tacto, su calor y la delicadeza con la que acariciaba su mejilla, parecía ser un fuerte anestésico o un tranquilizante, que era capaz de borrar todo en su cabeza, todas las preocupaciones, todos los temores parecían simplemente esfumarse en su presencia, solo tenía que enfocarse en él, en sus ojos azules, tan cristalinos que parecían incapaz de mentirle, solamente debía dejar de pensar y comenzar a sentir.

- No, no pasa nada –sonrió y se acercó a él, abrazándole, inundándose de su aroma, él le correspondió, aún un poco confundido

-¿Segura? –acarició sus cabellos

- Muy segura

- De acuerdo –Remus sonrió, mientras Abigail se separaba ligeramente, aun con sus brazos alrededor de su cintura

- ¿Tienes tareas? –preguntó la chica, disfrutando las caricias de Remus en sus cabellos

- No, ninguna y ¿tu?

- Solo una –soltó un suspiro con cansancio, divirtiendo al chico

- ¿Quieres ir a la biblioteca entonces? –preguntó

- No, en realidad… quisiera pasar tiempo contigo –sonrió subiendo sus manos a su cuello y comenzando un beso que él por supuesto respondió

- ¿Qué tanto tiempo? –murmuró divertido entre el beso, mientras tomaba su cintura

- El suficiente –soltó una risita, mientras jalaba al chico del cuello hacia el aula vacía detrás de ellos y cerraba la puerta con un hechizo.

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Amaba a Remus más que a nada en el mundo, adoraba sus ojos vivaces y claros; adoraba sus labios y la forma en que la besaba y los paseaba por su piel, por su cuello y sus clavículas; le encantaba sentir su calor, como su cuerpo chocaba contra el de ella, como era tan alto que estaba segura que prácticamente desaparecía cuando estaba debajo de él; sus manos, grandes, que le tomaban firmemente de la cintura apretándola contra su cuerpo; le encantaba como se encorvaba buscando sus labios, besándola cada vez más intenso, antes de que estallara; y por supuesto, adoraba como caía sobre ella, sentir su peso y como sus cabellos cosquilleaban en su nariz, mientras él jadeaba por aire.

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Estrellas, estrellas rosas y azules le nublaban la vista, su pecho trataba de hincharse buscando aire, antes de sentir como un cálido cuerpo se recargaba sobre ella, temblando. Pronto su vista volvió, llegando la imagen de los castaños cabellos de Remus que acariciaban su barbilla y su nariz, sonrió, satisfecha, feliz, subió sus manos, pasando sus dedos por su espalda, en una caricia.

- L-lo siento... –trató de levantarse de encima de ella

- Estoy bien… Estoy bien –volvió a murmurar, ligeramente entrecortada, tratando de recuperar su respiración, abrazándolo contra ella –siempre estoy bien contigo, Remus… -el chico soltó un suspiro y se acorrucó más sobre ella.

- Te amo –susurró sobre su pecho

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- No deberíamos hacer cosas como estas, aquí. Vamos a meternos en problemas –murmuró Remus abochornado, abrochando sus pantalones, mientras ella se acomodaba las bragas y buscaba su blusa.

- Siempre dices eso y aun así terminamos haciéndolo –comentó con burla

- ¡E-es por tu culpa! –Trató de defenderse –Tú me incitas a hacer esto ¡Yo queria ir a la biblioteca!

- ¿Prefieres la biblioteca a lo que acaba de suceder aquí? –volteó con una sonrisa cerrando los últimos botones de su blusa, Remus la observó de arriba abajo, tragó saliva y desvió la mirada

- ¡P-por supuesto que no! –Abigail soltó una risotada

Desde que habían estado juntos por primera vez en casa de James, no habían podido detenerse, era como si su mente, antes cavilosa, ahora pasara por alto las miles de consecuencias que pudieran suceder y solo se limitaba a enfocarse en Abigail, en sus manos, en sus labios y en su cuerpo. En algún momento Sirius y James le habían platicado lo que adictivo que era sentir una mujer, para él era algo sin sentido tal necesidad, pero ahora la conocía, necesitaba a Abigail y para su suerte, nunca había tenido que insinuarlo, por que ella parecía necesitarlo de la misma manera. Tanto que buscaban cualquier momento para poder tocarse, besarse y sentirse uno parte del otro, escondiéndose en algún sitio oscuro como aulas vacías o armarios, cualquier lugar, excepto su dormitorio, por respeto a sus compañeros y en especial, para evitar otro vergonzoso encuentro como el que había ocurrido con Canuto.

Unos minutos después, Abigail al fin abría la puerta, espió por ambos lados, asegurándose de que no había nadie y salió del aula, siendo seguida por Remus acomodándose la túnica.

- Te dije que no había nadie –le sonrió, mientras se ponía de puntas y le arreglaba el cuello color rojo

- Aun así, no deberíamos tentar nuestra suerte –suspiró Remus, dejándola hacer

- Tienes razón –concedió la chica –al menos hasta la siguiente vez –insinuó con una sonrisa que hizo Remus enrojeciera

- ¡No comiences! –le regañó, tomando su mano y arrastrándola por el pasillo –llegaremos tarde de nuevo –se quejó, mientras ella reía divertida. Lamentablemente Abigail se había equivocado y alguien si les había pillado.

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Abigail caminaba tranquilamente, llevaba una linda falda roja larga, balerinas, una blusa blanca con plumas doradas bordadas y una diadema a juego, tenía que comprar unos pergaminos y un poco de tinta en Hogsmeade y aunque Remus había insistido en acompañarla, le había visto tan atareado con tareas atrasadas que le había preferido ir sola y verlo a su regreso. Caminaba por el largo pasillo que daba hacia uno de los patios, estaba por salir, cuando alguien le cerró el paso, un chico alto de cabellos pelirrojos.

- Hola Abigail –la pelinegra detuvo su andar, ligeramente sorprendida ante el chico frente a ella.

- Hola –le saludó de vuelta

- ¿Vas a algún lado? –preguntó el chico

- Si –contestó secamente y ladeó ligeramente los pies –Permiso –murmuró, mientras caminaba, dispuesta a pasar a su lado, sin embargo, el pelirrojo volvió a moverse, nuevamente cerrando su paso

- Espera ¿Por qué tan rápido? –Abigail se detuvo y el chico paseó su mirada por ella –Te ves muy bien hoy –suspiró –Bueno, últimamente te ves bien todo el tiempo, has dejado tu uniforme y tus túnicas para ahora vestir con todas esas faldas y vestidos. Algo que conmigo no hacías –Abigail frunció el ceño

- Bueno, ahora me place usarlos –contestó con molestia, nuevamente caminó, tratando de pasar a su lado, pero esta vez él tomó su brazo, evitando que se fuera.

-¿Qué te ha dado Lupin para tenerte? –Murmuró bajo, pero lo suficiente para que ella lo escuchara, abrió los ojos con sorpresa y volteó hacia él, que sonreía –dime ¿Qué te ha dado Lupin para que ahora luzcas así? Para que incluso cambies el color de nuestra casa por ese estúpido color rojo de Gryffindor –Abigail soltó un gruñido

- Suéltame –exigió, pero el chico únicamente apretó más su agarre

- Vamos, te he visto –le aseguró –Saliendo de algún "escondido" lugar, acomodándote la falda y la blusa, y al estúpido de Lupin subiéndose el pantalón –su sonrisa desapareció –Así que dime ¿Qué hizo Lupin para que le abrieras las piernas donde sea?

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Sirius acababa de salir del castillo, al fin Dorcas le había concedido una pequeña cita, después de un par de semanas de conquista y habían quedado de verse en uno de los jardines, caminaba por el patio cuando algo llamó su atención, justo a su derecha en uno de los pasillos, pudo distinguir los rebeldes cabellos blancos de Braun, se detuvo por un momento, tenía razón, Abigail se encontraba escondida en uno de los pasillos, junto con otro chico de Slytherin, que la tomaba del brazo. Frunció el ceño con molestia ante la cercanía que el chico tenía con ella, su mente empezó a trabajar rápidamente, imaginando cientos de escenarios que llevaron a la chica a estar ahí y todo se resumía simplemente, a que al fin, Abigail Braun le daba la razón, ella jugaba con su amigo. De pronto, toda esa idea se esfumó, y Sirius abrió los ojos grande. Abigail levantó su mano y acababa de darle una fuerte bofetada al chico que la tomaba.

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- Lo que Remus me da o no, no te interesa –Abigail había levantado la cabeza altiva y casi escupió las palabras al chico, que había soltado su brazo para tomar su mejilla, sorprendido –Ahora, no quiero vuelvas a llamarle estúpido de nuevo o si no… –No le dejó terminar cuando el pelirrojo soltó una risotada

- ¿Eso es lo que te ha molestado Abigail? ¿Cómo le he llamado? –Volvió a reír –¿Enserio todo tiene que ser en torno a él? Quieres aparentar ser como antes, la chica indiferente y sin sentimientos, pero no es así, ya no más. Ahora pareces más un cachorrito, dando vueltas alrededor del Gryffindor, moviendo la cola desesperada por su atención –Abigail guardó silencio y dio un paso atrás, pero el chico nuevamente tomó su brazo –Así que dímelo de una vez, que hizo Lupin para lograr obtener de ti, lo que nunca me diste…

- Braun

Una voz detrás de ellos les interrumpió, el pelirrojo volteó, observando a Sirius acercarse a ellos, Abigail, que era prácticamente oculta por el chico espió por uno de sus costados, observando al pelinegro acercarse. Sirius pudo distinguirla al fin y su mirada confusa y asustada le alertó, por lo que apresuró el paso.

- ¿Estas bien? –preguntó sin dejar de verle a los ojos

- Lo está –interfirió el Slytherin soltando su brazo y volteando para encararlo –Así que puedes irte Black –Pero Sirius hizo caso omiso

-Se lo pregunté a ella –prácticamente lo ignoró, pasando a su lado para llegar hasta la chica, le observó un momento e inmediatamente tomó su mano –¿Nos vamos? –el pelirrojo frunció el ceño, pero dio un suspiro

- Ah era eso –soltó una risa con burla –Así que ibas a verte con Black –dirigió su mirada esta vez al pelinegro –¿Te importan tan poco los sentimientos de tu amigo con tal de estar con ella? Vaya que tienes que ser muy buena en eso Abigail

Abigail iba a interferir, molesta de que involucraran a Sirius en algo como eso, pero el pelinegro fue más rápido, sacó su varita y la apuntó directo al rostro del Slytherin

- ¡Oscausi!

La maldición le dio de lleno, su boca se esfumó de su rostro, siendo cambiada por piel que únicamente se movía pero no emitía ningún ruido. El chico volteó asustado hacia Sirius que un le apuntaba con su varita, viéndolo con molestia.

- Escucha bien, serpiente. No voy a permitir que hables de la novia de mi amigo de esa manera –tomó la mano de la chica con más fuerza –Braun no ha hecho ninguna de esas cosas que insinúas conmigo y no importa cuánto te fastidie, simplemente no quiere estar con alguien como tú, así que si veo que te atreves a tocarla nuevamente… la maldición será peor.

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Abigail observaba sorprendida la maldición del pelinegro, en primer lugar jamás imaginaría alguien le ayudaría, siempre se las había arreglado sola, pero que fuera precisamente Sirius quien interfiriera, sí que había sido una sorpresa, aunque una muy grata. El Slytherin dio un par de pasos atrás temerosos, antes de dar vuelta y correr alejándose de ellos y solamente cuando el chico desapareció de su vista, Sirius soltó el aire y bajó su varita, volteó hacia Abigail que le veía curiosa, bajó su mirada hacia sus manos, que aún se mantenían unidas y la soltó rápidamente, como si quemara.

-¿E-estas bien? –le preguntó desviando la mirada y ligeramente sonrojado ante su precipitada acción de tomarla de la mano

- Sí, estoy bien –contestó ella –No es nada, podía solucionarlo yo sola –Sirius volteó, frunciendo el ceño ofendido por la poca gratitud de la chica, sin embargo ella no lucía arrogante como esperaba, ella arreglaba su falda y lucía tranquila, al parecer acostumbrada a acciones como esa, Sirius soltó un suspiro nuevamente

- Sé que podías sola, pero eres novia de Remus y eso… creo te hace mi amiga, así que debía darle su merecido –Abigail volteó sorprendida, Sirius no la miraba pero parecía muy seguro de sí mismo, por lo que soltó una risita

-Bueno, podría estar de acuerdo esta vez, gracias Black –Sirius asintió

- Bien ¿A dónde ibas?

- A Hogsmeade, tengo que comprar algunas cosas

- ¿Sola? –Arqueó una ceja curioso -¿Y Remus?

- Tiene algunas tareas, se atrasó un poco por la Luna llena, así que le dije que iría sola. Bueno, será mejor que vaya a comprar eso o Remus se preocupará si tardo mucho –le sonrió –de todos modos gracias por lo de hace un momento…

- Te acompañare –soltó de golpe, sorprendiéndola

- ¿Eh?... No, no hace falta –negó de inmediato –Además apuesto a que tienes planes ¿No es así?

- No en realidad –mintió –Solo salí a caminar, así que tengo tiempo para acompañarte por si esa idiota serpiente quiere otra dosis de esto –levantó su varita divertido, sacándole una sonrisa

- Bien, solo porque quiero ver eso

Así, ambos chicos reanudaron su camino fuera del castillo, directo a Hogsmeade.

- Oye Braun –Sirius al fin decidió romper el silencio entre ellos –Sé que no me importa, y me da igual si no quieres decírmelo, pero… ¿Quién era ese tipo? –Abigail guardó silencio por unos segundos, en los que Sirius pensó que seguro se había molestado, pero le escuchó soltar un suspiro

- Era mi novio –Sirius volteó hacia ella sorprendido

- ¿Tu novio? Pero es un Slytherin –ladeó la cabeza confundido –pensé que no eras muy popular en tu casa –ella sonrió divertida

- No lo soy, pero supongo el quiso arriesgarse un poco –la chica guardó silencio por unos segundos, observando a Sirius y mordió sus labios indecisa, no estaba muy segura de poder platicar de algo como eso con Black, después de todo era con quien más altercados había tenido, aunque por otro lado, le había defendido, por segunda vez, después de lo de Londres y hoy le había llamado amiga. Después de unos segundos de análisis, al fin decidió hablar –Él fue mi novio hace un tiempo, no era nada parecido a como es ahora, claro, era agradable y supongo me hacía sentirme no tan sola, pero jamás sentí, bueno… algo más –suspiró –Es complicado, no sé si tú lo entiendas

- Lo hago –le aseguró, poniendo toda su atención en ella, Abigail correspondió con una sonrisa

- Entonces comprendes que simplemente no fue nada especial, y no tenía sentido seguir juntos, así que simplemente terminó, aunque creo no se lo tomó nada bien.

- Bueno las relaciones son así después de todo, uno siempre sale lastimado ¿no?

- ¿Acaso el gran Black ha salido lastimado alguna vez? –Abigail sonrió burlona

- No bromees Braun, jamás pasa eso conmigo –bufó divertido –Aunque creo se ha excedido, no debió decirte nada de eso, mucho menos tomarte de ese modo –Abigail soltó un suspiro

- Lo sé, creo solo fueron celos, nos atrapó a Remus y a mí saliendo de algún lugar… así que supongo eso empeoró todo –Sirius se detuvo de golpe, obligándola a detenerse, ella lo volteó a ver confundida –¿Sucede algo?

- Espera un momento, como es que los atrapó saliendo… ¿Acaso estaban…?

Ella enrojeció completamente, se había sentido tan cómoda con el chico que había hablado de más, bajó la mirada avergonzada y empezó a caminar apresurada. Sirius se sonrojó levemente y casi rio al verla tan avergonzada, soltó un suspiro y se apresuró para volver a su lado.

- Bueno es un idiota después de todo –atinó a decir, tratando de aligerar el ambiente –Lo bueno es que ya no estas con él ¿no? – Abigail volteó hacia él –Remus es mejor que él –ella volvió a sonreír y asintió

- Mil veces mejor –le aseguro, Sirius se atragantó una risa

- Aunque… ¡Cielos Braun! Eres demasiado audaz sabes… -la chica volvió a colorearse y esta vez el no pudo ocultarlo y soltó una carcajada, no como burla, sino de pura diversión.

Caminaron juntos por Hogsmeade, acompañó a la chica a las tiendas, todo bajo una plática amena y divertida. Extrañamente para Sirius, Braun era una agradable compañía, si bien había notado que la chica no era muy común, el rato juntos le había hecho conocerla un poco mejor y cada vez retirarle más dudas sobre ella. Regresaron al castillo y al estar a unos cuantos metros de la entrada, la chica tomó el control de la plática.

- Oye Black –comenzó, Sirius volteó hacia ella –¿Podrías no contarle nada de esto a Remus? De lo que sucedió con ese chico –Sirius la observó confundido –Por favor, solo lo preocuparía y no vale la pena

- Yo creo Remus debería saber cuándo su chica está en problemas –le aseguró

- Si, pero conociéndolo se culparía por no estar ahí, por tener demasiados deberes atrasados y todo se resumiría a la Luna llena –suspiró –Yo puedo defenderme por mi misma y lo que menos quiero es que él se preocupe por mi cuando no debe hacerlo –murmuró, Sirius la observaba atento y soltó un suspiro

- Bien, bien. No diré nada –Abigail le sonrió

Caminaron un poco más y justo en la puerta del castillo, Remus esperaba caminando de un lado a otro. Al verlo, los ojos de Abigail se iluminaron y una sonrisa enorme cruzó su rostro, Sirius notó cada cambio en su expresión, Abigail no era poco atractiva, tenía que admitirlo, aunque la verdad le quemara la lengua, pero en definitiva, la pelinegra podía lucir aún más guapa en cuanto Remus estaba frente a ella. Abigail estaba a punto de correr, dejando atrás a Sirius, pero apenas unos cuantos pasos se detuvo, volteó a ver a Sirius y sonrió.

- Gracias, en verdad gracias por todo… -el pareció sorprenderse ante la sinceridad de sus palabras y desvió la mirada

- No hay de que, Braun.

- Abigail –interrumpió –puedes llamarme Abigail… -Sirius volteó hacia ella y después de examinarla con la mirada por menos de un segundo, sonrió

- Entonces tú tendrías que dejarme de decir Black

- ¿Canuto está bien? –la chica le observaba divertida

- Déjalo en Sirius, Abigail

- Gracias por todo, Sirius –recalcó su nombre

La pelinegra soltó una risita y entonces apresuró el paso para encontrarse con Remus que salía a recibirla, tomándola en sus brazos

- Tardaste, me preocupé –bufó –estaba a punto de ir a buscarte

- No tenías por qué preocuparte, solo fui por algunas cosas –levantó la bolsa –Además Sirius me hizo compañía –Remus levantó la ceja curiosa al escuchar el nombre de su amigo salir de su boca, levantó la mirada para ver como el pelinegro ya les había alcanzado.

- Hey –saludó Sirius con la mano, Remus levantó una ceja

- Pensé tenías planes –le observó curioso –Pero gracias por acompañarla –le dio una pequeña sonrisa y tomó la mano de la chica, empezando a caminar con ella por el pasillo –¡Vamos! Tenía un plan para hoy y creo aún tenemos tiempo –Abigail sonrió y asintió –¡Nos vemos Sirius! –Se despidió el más alto, mientras la chica a su lado solo le sonrió y continuaron su camino.

- Si… nos vemos –murmuró y volteó hacia el jardín al lado, al fin recordando que él también había tenido un plan para ese día – Mierda, Dorcas no volverá a hacerme caso…

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