Supertroopers Renegados 1º Parte
En una carretera, iba circulando una lujosa limusina. Dentro de dicho vehículo había sentado en la parte de atrás un bien trajeado minotauro de piel amarillo oscuro y ojos negros. Por sus ropas estaba ya claro que era alguien importante.
Aquel minotauro era el ministro Taler, una entidad importante de la Liga de Planetas.
Taler: Vamos, chofer. Tengo que llegar cuanto antes y no quiero llegar tarde a mi reunión.
Ordenaba el minotauro al chofer donde este último acató la orden sin dudarlo.
Chofer: Como ordene, señor Taler. (Ahora llama reunirse con sus amigotes para el "lunch" "reunión").
En lo largo de la carretera, había un extraño yak de pelaje marrón muy oscuro y de prominente cornamenta. Lo curioso es que llevaba un traje como de trabajador de obras con camisa blanca sin mangas y sin casco.
El yak veía como se acercaba la limusina.
Yak: Martinete ver limusina de ministro ¡Martinete pulverizar carretera para detener limusina!
Gritó esto último el yak donde alzó su brazo donde comenzó como a vibrar. Acto seguido dio un golpe fuerte con su pezuña, provocando que se levantara y destrozara el suelo hacia delante.
El chofer que conducía tranquilamente, se alarmó al ver como el suelo se destrozaba en su dirección y rápidamente dio un volantazo.
Taler: ¿Pero qué….?
El minotauro se sobresaltó por el giro brusco del chofer.
Pese al intento del chofer por tratar de esquivarlo, el suelo explotó bajo el vehículo haciendo que saltara, diera unas vueltas bruscas por el aire y finalmente caer al suelo.
La limusina estaba destrozada y de medio lado. Taler estaba echado en el suelo con sangre en su cabeza (eso pasa por no ponerse el cinturón).
Taler: ¿Qué…Qué ha pasado?
De repente algo arranca el techo de la limusina de forma brusca. Lo primero que vio fue a un minotauro como él, pero más grande, de pelaje rojo oscuro y muy musculoso, llevando pantalones de camuflaje gris con negro y una chaqueta naranja.
El nuevo minotauro sonreía con perversidad mientras lanzaba muy lejos el trozo arrancado de la limusina donde cayó bastante lejos. En ese momento se escuchó una nueva voz.
¿?: Con cuidado, Pedregal. No queremos dañar la mercancía, o al menos no demasiado.
Hablaba la nueva voz con una sonrisa perversa. El ministro Taler ahí vio a varias figuras junto con el minotauro llamado Pedregal y por supuesto el yak, que previamente se presentó como Martinete.
El que habló era un ser humanoide de baja estatua de piel rosada y de cabeza algo prominente como ojos azules. Llevando un elegante traje blanco con pajarita. Tenía un puro en la boca mientras tenía las manos en los bolsillos. La otra era un leopardo hembra con los colores normales de una. Llevaba puesto un traje negro con una cazadora roja.
El ministro Taler se sorprendió en cuando vio a aquellos extraños individuos.
Taler: ¿Brainchild? ¿Quimera? ¿Martinete? ¿Pedregal? Pero ¿Cómo es que estáis aquí?
Preguntaba el minotauro donde parecía reconocer a los cuatro individuos mientras el llamado Pedregal lo agarraba de detrás del traje y lo alzaba en alto.
Quimera: Mira tú. Aún se acuerda de nosotros.
Hablaba con una sonrisa burlona la leopardo. El llamado Martinete contestó.
Martinete: Martinete enfadarse mucho si ministro se olvidase de nosotros ¡Y cuando Martinete se enfada, Martinete quiere destrozarlo todo!
Pedregal: Sobre todo porque en parte le debemos a él lo que somos ahora.
Completaba el minotauro con una sonrisa perversa. El ministro Taler trató de preguntar.
Taler: Pero ¿Qué queréis?
Brainchild: ¿En serio lo preguntas? A estas alturas ya deberías saber por qué te buscamos. De momento nos servirás de moneda de cambio para conseguir lo que queremos.
Hablaba el pequeño humanoide con una sonrisa perversa. Taler, pese a que estaba con miedo en el cuerpo, intentó sonar valiente.
Taler: ¡No lograreis sacar nada de mí!
Quimera: Je, je, je. Como se nota que eres tonto.
Dijo la leopardo donde de repente de su cabeza surgieron dos astas afiladas, que de inmediato apuntaron en el cuello del ministro, asustando a este último al tener aquellos afilados cuernos muy cerca de ensartarlos. Brainchild con tono educado trató de calmarla.
Brainchild: Cálmate, Quimera, querida. Lo necesitamos vivo para el intercambio.
Quimera: Como gustes….
Dijo la leopardo con intención de apartar sus astas, pero no antes de hacerle un leve corte en la mejilla del ministro donde corrió un poco de sangre. A los pocos segundos la cabeza de la leopardo volvió a la normalidad sin cuernos.
Taler: ¿Qué quiso decir?
Brainchild: Pronto lo sabrás, o más bien la Patrulla Galáctica.
Dijo el humanoide donde sacó de su bolsillo un spray y se lo echó al rostro del ministro, haciendo que este último se quedase dormido.
El chofer malherido, salía arrastrándose del vehículo. Cuando vio a los cuatro individuos teniendo como rehén al ministro, se preocupó y aún más cuando Brainchild se acercó a dicho chofer y le dijo.
Brainchild: Así que hay alguien vivo. Me alegro. Por un momento me preocupé que no hubiese nadie vivo. Muy bien. Quiero que le des un mensaje al comandante Walsh de nuestra parte.
Decía el pequeño ser entregando un sobre al chofer. A lo lejos se oía el sonido de sirenas, cosa que preocupó a la banda.
Pedregal: ¡Date prisa! Que viene la bofia.
Advertía el minotauro a su compañero donde Brainchild no parecía inmutarse y le dijo una última cosa al chofer.
Brainchild: No se te olvide llevar este mensaje. De lo contrario, la vida del ministro no valdrá absolutamente nada.
Pedregal y Martinete se fueron corriendo a toda prisa con el ministro, mientras Quimera hacía surgir unas alas grandes y se llevó con ella a Brainchild.
Pocos minutos después llegaron los coches de policía y algunas ambulancias, aunque para entonces ya era tarde, dicha banda había desaparecido con le ministro con ellos.
Horas más tarde, el comandante Walsh estaba en su despacho donde con él estaban Goos y el profesor Wilson. El comandante les había contado la noticia del secuestro del ministro Taler.
Goos: Entonces ¿El ministro ha sido secuestrado?
Preguntaba Goos donde el comandante asintiendo con la cabeza, contestó.
Walsh: Así es. Parte del grupo renegado de supertroopers que lograron escapar hace años, secuestraron al ministro.
Wilson: Supongo que lo harían para pedir un rescate ¿Qué han pedido éstos por la liberación del ministro?
Preguntaba el doctor desde su transporte. El comandante poniéndose de pie y acercándose a una ventana, respondió.
Wilson: Según el mensaje que me llegó a mis garras, han solicitado la liberación del resto de sus compañeros que siguen en criosueño.
Goos: Del resto de supertroopers.
Decía Goos donde en su mente se formaba un antiguo recuerdo, de hace muchos años.
Wilson: Esos supertroopers fueron encerrados debido a lo peligrosos que eran, sobre todo después del fracaso del programa. Dejarlos suelos por ahí sería una enorme temeridad. No sabemos de los daños que podrían ocasionar esos locos por ahí.
Hablaba el doctor con enorme preocupación con el tema.
Walsh: Han solicitado que, les indiquemos la ubicación de dónde están encerrados. Han puesto lugar de la cita en las antiguas instalaciones de pruebas y entrenamientos del programa Supertroopers. En otras palabras, en Wolf Den.
Goos: Pero, comandante. Esas instalaciones llevan cerradas desde que se canceló el proyecto.
Respondía Goos donde recordaba bien los detalles, ya que al fin y al cabo, él fue parte del programa Supertroopers. El comandante mirando a Goos, contestó.
Walsh: Posiblemente lo consideraron un lugar adecuado teniendo en cuenta lo que sucedió en ese lugar hace años.
Goos se puso a recordar el día en que él formaba parte del programa Supertroopers.
Flashback.
Hace Muchos Años Atrás
En una isla rocosa muy elevada del nivel de mal llamado Wolf Den, había unas instalaciones secretas del gobierno del planeta. En dichas instalaciones se utilizaban principalmente para crear y poner a prueba a los Supertroopers, un prototipo experimental de súper guardianes para usarlos en la protección del planeta y la Liga de Planetas.
Todos los reclutas eran de diversas especies, todos llevando un traje completo morado con bordes azules.
Entre ellos estaban Shane Gooseman, Killbane, Brainchild, Martinete y Pedregal.
También había otros tres. Una loba de pelaje negro muy claro con partes grises. Sus ojos eran completamente negros sin pupilas. Respondía al nombre de Darkstar. El segundo era un pegaso amarillo y crin blanca. Sus ojos eran de color rubí aunque no se notaban debido a unas gafas de sol. Respondía al nombre de Stingray. El último era un terrestre de pelaje azabache y crin color cobre. Ojos marrones. Llevaba una cinta blanca en la cabeza como un karatera. Respondía el nombre de Caster.
Todos ellos, empleando armas tipo fusiles, estaban realizando maniobras militares, cuyos adversarios eran diversas máquinas o robots de entrenamiento, incluyendo un enorme caminante de cuatro patas con láser incorporado en la cabeza, un especie de platillo volante donde podía disparar en todas las direcciones, algunos autómatas más.
Killbane: ¡Venid a mí! ¡Os haré pedazos a todos!
Gritaba el lobo negro desde lo alto de una roca, disparando su fusil contra los robots de entrenamiento. Stingray que estaba con él escondido tras la roca, trató de llamarlo.
Stingrey: Killbane. Ponte a cubierto. No te expongas tanto.
Killbane: No seas gallina y sal tú también a divertirte.
Respondía el lobo sin querer hacer caso al pegaso.
Stingrey: No seas loco. Goos nos aconsejó que actuáramos con cuidado.
Killbane: No me compares con el enano ¡Yo soy mejor que él en todos los sentidos!
Contestaba enojado el lobo hasta que rápidamente tuvo que ponerse a cubierto para esquivar un disparo del caminante gigante.
Killbane: Maldita cosa. Va a echar a perder mi racha.
Decía enojado el lobo mientras Pedregal y Martinete aparecían tras otra roca y desde el flanco empezaron a disparar contra la máquina asesina.
La llamada Darkstar estaba disparando contra el platillo intentando inhabilitarlo, pero un láser disparado por dicha máquina acertó en los pies haciendo que la loba perdiera el equilibrio y cayera al suelo.
Goos: ¡Darkstar!
Gritó Goos saltando hacia donde estaba Darkstar, la tomó en brazos y la alejó del lugar hasta ocultarlo tras una roca donde estaban Brainchild y Caster.
Goos: ¿Estás bien, Darkstar?
Darkstar: Sí…Gracias, Goos.
Agradecía la loba a su compañero.
Brainchild: ¡Esto es un infierno, maldita sea!
Gritaba enojado el ser humanoide. Caster le decía a este último.
Caster: ¿No se supone que tienes un cerebro súper desarrollado? Piensa en algo para salir de aquí.
Decía Caster saliendo por un momento de la roca para disparar con su arma, para rápidamente esconderse para esquivar los disparos del satélite. Brainchild enojado, respondió.
Brainchild: Lo haría si tuviera más recursos. Una cosa es tener un gran cerebro y otra distinta no contar con los recursos necesarios para actuar.
Goos: Calmémonos un poco. Si dejamos que los nervios nos dominen, perderemos.
Hablaba el lobo tratando de calmar al grupo. Luego mirando a Brainchild, le preguntó a este último.
Goos: Piensa con calma, Brainchild ¿Hay alguna forma de derrotar ese satélite?
Brainchild ante la pregunta, se quedó pensando hasta que finalmente respondió.
Brainchild: Bueno. Tras observar la forma de atacar de esa máquina, he comprobado que aunque pueda disparar alrededor, no puede hacer contra algo que esté justo encima de él.
Goos: Con eso me basta.
Darkstar: ¿Qué planeas hacer, Goos?
Goos: Tengo un plan. Vosotros distraed al robot. Yo lo atacaré por arriba a mi manera.
Contestaba el lobo armado con el arma. Caster con total confianza, respondió.
Caster: Cuenta con ello, compañero.
Caster, Darkstar, incluyendo Brainchild a regañadientes, disparaban contra el robot para mantenerlo ocupado mientras Goos se preparaba para atacar.
Logrando captar la atención del robot, el grupo pudo distraer al robot lo suficiente para que, Goos tras subirse a una pared rocosa, saltar y caer encima del robot. Desde ahí Goos comenzó a disparar por arriba logrando desactivar la máquina.
Rápidamente Goos tuvo que saltar para evitar estrellarse con el robot contra el suelo.
Darkstar: ¡Goos! Lo lograste.
Felicitaba la loba mientras se acercaba a Goos.
Desde un edificio, estaba el comandante Walsh, junto con un científico grifo de plumaje verde, marrón en la cabeza, ojos amarillos y llevando un traje de científico (siento este último el profesor Wilson). Ambos observaban los entrenamientos de los reclutas.
Walsh: ¿Qué opina usted, profesor Wilson? ¿Cree que estarán a la altura de las expectativas?
Preguntaba el comandante al profesor donde este último con una carpeta holográfica para tomar apuntes, le contestó.
Wilson: Cada uno de ellos fue creado para dominar un tipo de poder que será sin duda útil para las misiones más peligrosas. La Liga de Planetas tendrán por fin los súpersoldados que tanto desean tener.
Walsh: Ojalá los altos cargos del planeta estuviesen de acuerdo. Están presionando mucho para que obtengamos resultados.
Comentaba el comandante con cierto aire de preocupación. El gobierno quería que se creasen supesoldados, pero el problema es que muchas veces exigir resultados no garantizaba eficacia. El profesor le dijo para calmarlo.
Wilson: No me preocuparía por eso. Ya verá cómo darán buenos resultados estos reclutas.
Walsh: Ojalá tenga usted razón.
El comandante activó un altavoz donde dio la orden siguiente.
Walsh: ¡Se acabó el entrenamiento!
Nada más decirlo, todas las máquinas de entrenamiento se detuvieron al igual que los reclutas, salvo Martinete que seguía pateando un robot destrozado.
Quimera: ¿Quieres parar ya? El comandante ha ordenado que paremos.
Martinete: Yak está para destrozar máquina ¡Yak destroza máquina!
Contestaba con furia el yak hasta que finalmente dio un pisotón final donde destrozó los restos del robot. Al poco rato apareció el comandante Walsh con Wilson.
Walsh: Lo habéis hecho bien, reclutas.
Wilson: Tomad.
Decía el grifo ofreciendo unas extrañas capsulas transparentes, donde en su interior había como una extraña sustancia morada brillante. Todos los reclutas tomaron cada una de las capsulas se la tomaron, salvo Goos donde no quiso tomarla.
Killbane: ¿Qué pasa, enano? ¿Acaso no te gusta ser fuerte?
Hablaba el lobo negro con tono burlón a Goos. Darkstar salió en su defensa donde le llamó la atención a Killbane de forma enfadada.
Darkstar: Déjalo tranquilo, Killbane. Siempre le estás molestando.
Killbane: Él no es como nosotros y lo sabes. Deberías dejar a ese perdedor. Ja, ja, ja.
Respondía con una risa burlona el lobo antes de irse con los demás. Darkstar mirando a Goos, le dijo para consolarlo.
Darkstar: No le escuches, Goos. Solo es un idiota presumido.
Goos: Ya lo sé. No me molesta. No te preocupes.
Respondía Goos mostrando que no le afectaban en absoluto las palabras de Killbane. Darkstar se fue con los demás.
Goos se quedó mirando la capsula mientras Walsh y Wilson se acercaban a él.
Walsh: ¿No te lo vas a tomar, Goos? Forman parte del reglamento consumirlas.
Goos: Lo sé, señor. Pero no me gustan sus efectos. Siento que está cambiando a mis compañeros, sacando lo peor de ellos. Los vuelven más arrogantes como también cada vez más violentos.
Respondía Goos dando a entender que no se fiaban de las capsulas que les daban a los reclutas para potenciar sus poderes, debido a los efectos secundarios que provocaban en éstos.
Goos: Con su permiso, señor. Me voy con los demás.
Se despedía Goos yendo con el resto siendo seguido por la mirada del comandante donde había cierta preocupación en él. El grifo con cierta actitud optimista le comentó al comandante.
Wilson: No se preocupe. Creo Gooseman no toma las capsulas podría servir para comparar los resultados con o sin los efectos de dichas capsulas en sus sistemas.
Walsh: Me parece bien, doctor.
Más tarde, en el despacho que tenía el comandante en la isla, estaba reunido con nada menos que con el ministro Taler.
Taler: Le hemos dados tiempo más que de sobra para darnos resultados y hasta ahora no hemos obtenido nada. Los altos cargos están cansándose de esperar.
Hablaba con tono molesto el ministro al comandante. Walsh manteniendo el semblante tranquilo, le contestó.
Walsh: Comprendo, señor ministro. Pero tienen que entender que estos procedimientos llevan su tiempo si queremos al soldado perfecto.
Taler: Tiempo es el que se está acabando, comandante. Queremos supersoldados que estén a la altura del Guerrero Resplandeciente. Quizás de la Patrulla Harmony.
Respondía el minotauro notando su impaciencia. El comandante volvió a contestarle.
Walsh: Perdone, señor ministro. Esto es una instalación para entrenar a supersoldados. No la iglesia.
Taler: ¿Cómo dice?
Preguntó confundido el minotauro al no entender a lo que se refería el comandante, hasta que este último se explicó.
Walsh: Que aquí creamos supersoldados, no milagros.
El ministro se le hinchó una vena en la frente ante el intento de chiste del comandante.
Walsh: Tranquilícese, comandante. Solo lo dije para relajar la tensión. Entiendo que quieran tener supersoldados que sean comparables a los de la Patrulla Harmony. Pero cosas así llevan tiempo y no podemos forzar a los reclutas más de lo que ya hacen.
Taler: No se pase de listo, comandante. Sé que usted tiene un interés personal en este trabajo, sobre todo en el recluta Shane Gooseman ¿Acaso cree que no sé de dónde sacaron el material genético para crearlo?
Hablaba con cierta arrogancia el ministro mientras el comandante lo escuchaba.
Taler: Exijo resultados cuanto antes. Por eso es mejor que les suministre la sustancia Terracine en ellos.
Wilson: ¡Me opongo completamente a eso!
Interrumpió abruptamente el profesor entrando en la sala donde de inmediato quiso aplicar su negativa al ministro.
Wilson: El Terracine es una sustancia muy peligrosa. No sabemos qué efectos podrían tener en los reclutas.
Taler: Que yo sepa, los necron la consumen sin moderación y les ha ido bastante bien.
Hablaba con una sonrisa arrogante el ministro. Walsh estando de acuerdo con el profesor, le quiso advertir al minotauro con actitud en firme.
Walsh: Estoy de acuerdo con el doctor. Aunque el terracine tenga propiedades que aumentan el potencial psíquico o el de despertar ciertos poderes de un individuo, también producen un peligroso aumento de tendencias psicóticas e incluso asesinas en los individuos. No vamos a aplicar eso en los reclutas de ninguna forma. Y que yo sepa, usted no tiene dicha autorización para darnos una orden así.
El ministro gruñó molesto ante la negativa del comandante.
Taler: Lamentarán esta decisión.
Dijo esto antes de marcharse del despacho.
Wilson: Ha hecho lo correcto, comandante.
Walsh: Espero que tengas razón, profesor.
Mientras tanto, en una especie de sala de juegos donde los reclutas se distraían a las cartas, el billar, dardos y otros juegos. El único que no estaba en dicha sala era Goos.
Pedregal: ¿Cuánto tiempo deberemos estar aquí?
Preguntaba con cierta impaciencia el minotauro jugando a las cartas con Brainchild y Quimera.
Brainchild: Cuando terminemos las pruebas y nos den el visto bueno. Por supuesto.
Quimera: Si dependemos de los mandamases, quizás nos lleven años. Seguro que esos vejestorios no nos dejarán irnos así como así.
Respondía Quimera donde también parecía estar aburrida de estar en dicho lugar sin más.
Martinete: Yak estar encerrado por mucho tiempo en instalación ¡Yak quiere salir aplastando instalación!
Decía el yak pisoteando fuerte el suelo hasta dejar parte de la huella de sus pezuñas ahí. Caster intentó calmarlo.
Caster: Tranquilo, compañero. Es normal que estemos todos aquí. Somos el futuro de las fuerzas del orden de la Liga de Planetas.
Killbane: Que bonito lo ves todo, amigo ¿No has pensado que quizás tengan planeado algo más?
Respondía con indiferencia el lobo negro mientras lanzaba dardos a una diana. Caster mirando con curiosidad al lobo, le quiso preguntar a este último.
Caster: ¿A qué te refieres con eso, Killbane?
Killbane: Piénsalo. Para ellos no somos más que armas biológicas. Nos enviarán al campo de batalla sin importarles lo más mínimo si morimos o no, siempre y cuando logremos cumplir la misión. Para ellos no somos personas, sino simples herramientas.
Darkstar: ¿No estás exagerando un poco, Killbane?
Preguntaba la loba junto con su compañero Stingray sentados los dos en un sofá viendo la tele. Killbane sin retractarse en absoluto en sus palabras, contestó.
Killbane: ¡Por supuesto que no! ¿No os dais cuenta? Nos usarán como armas vivientes hasta que dejemos de serles útiles, para luego tirarnos por ahí como si fueras deshechos. Así son las cosas. No tenemos las mismas libertades que los demás idiotas que andan por ahí libremente.
Brainchild: ¿Y qué propones que hagamos?
Killbane: Que cuando podamos, nos largamos de aquí.
Pedregal: ¿Y cómo pretendes que hagamos eso?
Preguntaba el minotauro no muy seguro de poder escapar en las instalaciones. Killbane con actitud tranquila, respondió.
Killbane: Ya se me ocurrirá algo. Por cierto ¿Dónde está el enano?
Caster: ¿Goos? No está aquí. Se fue por ahí.
Killbane: Está claro que prefiere estar por ahí que con gente como nosotros. Que creído es.
Darkstar: ¿Hablas de Goos? Porque eso más bien te define a ti.
Respondía la loba ganándose la mirada molesta de Killbane.
Ignorando por todos ellos, estaba el ministro Taler en un laboratorio, con un contenedor de terracine dentro, donde lo colocó en el sistema de renovación de aire que llevaba justamente a la sala donde estaban los reclutas.
Taler: Un poco de esto, y el gobierno del planeta tendrá por fin los supersoldados que necesitan. Ni siquiera la Patrulla Harmony podrá compararse con ellos.
Hablaba el minotauro con una sonrisa arrogante mientras activaba el dispositivo.
Como una neblina, se filtraba el terracine en la sala donde estaban los reclutas donde no tardaron en darse cuenta de ello.
Stingray: ¿Qué es esa niebla?
Sin tiempo para nada más, los reclutas fueron inundados por el terracine, donde la mayoría empezaron a enloquecer.
Killbane: ¡Ahhh…! ¿Qué esta maldita cosa?
Gritaba enojado el lobo donde notaba que su cuerpo empezaba a cambiar, adoptando a la de un monstruo de piel verde, con dientes solo en la mandíbula de arriba y con cuerno en la frente.
Stingray: ¡Ahhh..! ¿Qué me ocurre?
Stingray de repente disparó un rayo por los ojos, quemando parte de la pared.
Pedregal: ¡Esto me quemaaa…!
Gritaba furioso el minotauro arreando un golpe contra la pared donde dejó una buena marca en ella.
Brainchild: Viene de la rendija del aire.
Advertía el humanoide señalando dicha rendija. Stingray enojado por ello, dijo.
Stingray: ¡Nos han traicionado! Van a pagar por ello.
Caster: Cálmate, Stingray. No te precipites.
Hablaba Caster donde, a diferencia de sus compañeros, no parecía haberse vuelto loco por los efectos del terracine. Lejos de calmarse, Stingray gritó.
Stingray: ¡No me digas lo que tengo que hacer!
Dijo esto disparando un rayo de energía, que impactó en el pecho del semental terrestre donde lo dejó en el suelo malherido.
Darkstar: ¡Stingray! ¡Cálmate! Piensa en lo que diría Goos si nos viera portarnos como salvajes.
Killbane: ¡Goos esto! ¡Goos esto otro! ¡Estoy harto de que solo tengas ojos para él, maldita loba mugrienta!
Decía furioso Killbane con intención de atacar a Darkstar. En ese momento los ojos de la loba brillaron y cegó a Killbane donde este no podía ver.
Killbane: ¡Ahhh..! ¡Mis ojos! ¡Maldita bruja! Me la pagarás.
Gritaba enojado el lobo mientras recobraba su aspecto normal. En ese momento Brainchild alzó la voz para llamar la atención de todos.
Brainchild: ¡Basta! Dejad de pelearos ¿No os dais cuenta? Ahora somos más poderosos que antes. Podemos hacer ahora lo que queramos sin que nada ni nadie nos lo pueda impedir.
Las palabras de Brainchild parecían tener efecto, ya que todos los presentes lo escucharon con interés.
Pedregal: Me gusta cómo suena eso.
Martinente: Martinete estar de acuerdo con hombrecito rosa ¡Martinete pulverizar paredes hasta salir de maldita instalación!
Dijo el yak donde comenzó a vibrar sus patas, provocando que el suelo se alterase y se destrozara parte de la misma.
Las alarmas no tardaron en sonar, captando la atención de Goos y Walsh que estaban en una sala de reuniones, donde al poco rato apareció el ministro Taler donde este último sorprendido de ver a Goos ahí, exclamó.
Taler: ¿Shane Gooseman? ¿Qué haces aquí? ¿Por qué no estás con los demás?
Goos: ¿Por qué me hace esa pregunta?
Preguntó extrañado el lobo donde el ministro sin pensarlo demasiado, respondió.
Taler: Deberías estar con los otros reclutas para recibir tu ración de Terracine.
Walsh: ¿Terracine? ¡Ministro Taler! ¿Qué ha hecho?
Preguntó sorprendido el comandante ante lo que dijo el ministro. Antes de recibir respuesta alguna, sonaron las alarmas y la voz de Wilson se escuchó por los altavoces.
Wilson: ¡Tenemos una emergencia! ¡Alguien ha echado Terracine a los reclutas y estos se han vuelto locos! ¡Lo están destrozando todo!
Goos mirando enojado al ministro, lo agarró del cuello del traje y con una mirada enojada le preguntó.
Goos: ¿Qué ha hecho?
Taler: ¡Suéltame inmediatamente o harén que te procesen!
Contestó enfadado el minotauro. Walsh tratando de calmar a Goos, le dijo.
Walsh: Olvídate de él. Tenemos que ayudar al profesor Wilson.
Goos soltó al ministro y se fue corriendo con el comandante. Mientras lo hacían, al comandante se le cayó una carpeta donde en ella tenía datos sobre Goos. Cuando la carpeta se abrió, se reveló un informe donde en ella aparecía una foto del comandante Walsh.
Mientras tanto en su laboratorio, el profesor Wilson trataba de retener a los reclutas renegados con los sistemas de seguridad de las instalaciones.
Wilson: Debo detener a esos reclutas locos antes de que tengan oportunidad de escapar.
De repente una parte de la pared comenzó a vibrar para luego derrumbarse, mostrando a Martinete.
Martinete: Martinete pulveriza pared metálica. Ja, ja, ja.
Hablaba con una risa malvada el yak. Killbane viendo al asustado doctor Wilson, dijo.
Killbane: ¡Eh, cerebrito! Usted vendrá con nosotros. Nos ayudará a potenciar nuestros poderes.
Hablaba el lobo negro acercándose con una risa malvada al profesor. Wilson intentó agarrar un aturdidor eléctrico que tenía a su lado, hasta que su brazo fue retenido por un tentáculo.
Quimera: Ni lo intente, profesor.
Decía la leopardo con una sonrisa maliciosa donde había convertido su brazo derecho en un tentáculo de pulpo.
Wilson: Pero…¿Cómo lo….?
Brainchild: Esperaba que usted supiera cómo nos hicimos tan poderosos. Aún así nos puede servir.
Antes de que alguien más hiciera algo más, un disparo acertó en el tentáculo, obligando a Quimera a soltar al doctor y se agarró el brazo adolorido donde volvió a la normalidad.
Ahí apareció el comandante Walsh armado con una pistola con Goos a su lado.
Walsh: Alejaos de él. He puesto el arma al máximo, así que nada de tonterías. O el próximo disparo os hará daño de verdad.
Advertía el comandante. El profesor Wilson fue corriendo hacia el comandante y Goos, hasta que Pedregal agarró un cacho de tubería de la pared donde la arrancó de cuajo y lo usó para lanzarlo contra el grifo.
El golpe impactó en el doctor donde lo mandó contra un panel eléctrico de la pared. Aquello provocó un cortocircuito donde prácticamente electrocuto al doctor donde este primero gritó y luego cayó al suelo.
Killbane: ¡Idiota! Lo has matado. Ahora no nos sirve de nada.
Gritaba enojado Killbane con Pedregal.
Stingray: Olvidaos del doctor. Larguémonos de aquí ya.
Decía el pegaso donde todos salieron corriendo, salvo Darkstar donde mirando a Goos, le pidió a este último.
Darkstar: Goos, por favor. Ven con nosotros. Abandonemos juntos este lugar.
Goos: No. Mi sitio está aquí.
Respondió Goos negándose a seguirla. Stingray agarrándola del brazo a Darkstar, la dijo a la loba.
Stingray: Olvídate de él. No es de los nuestros. Vámonos.
Decía el pegaso llevándose a la loba, donde esta última le dedicó una mirada de tristeza a Goos.
El comandante tratando de socorrer al profesor, llamó a Goos.
Walsh: ¡Goos! Ayúdame. El profesor está muy grave.
Goos fue a ayudar a Walsh a socorrer al profesor.
Aquel día varios supertroopers renegados escaparon, salvo Caster que estaba herido.
El cuerpo del profesor Wilson murió aquel día, pero pudieron salvar su cerebro donde estaría confinado en su máquina aerodeslizadora para el resto de su existencia.
El programa Supertroopers fue cancelado y todos los supertroopers que no escaparon en ese día, fueron criogenizados en sueño frío para el resto de su existencia o lograsen controlar sus poderes. Aquel proyecto fue considerado un total fracaso. Su localización era completamente secreta solo conocida por algunos altos cargos.
Goos estuvo a punto de sufrir el mismo destino que sus compañeros congelados, pero el comandante Walsh, explicando como Goos se negó a colaborar con sus antiguos compañeros en su huida, logró convencer a los altos cargos de que lo dejaran libre y unirse a la Patrulla Galáctica, con la condición de que ayudase a localizar y capturar a los supertroopers renegados que escaparon de Wold Den. Goos acabó convirtiéndose en el único Supertroopers legal en activo.
Fin del Flashback
Goos: Comandante ¿Qué deberíamos hacer? Si le entregamos la localización, no dudarán en ir allí para liberar a sus compañeros. Y al final nos acabaríamos enfrentándonos a toda una banda de supertroopers renegados.
Comentaba Goos a su comandante donde este último comprendiendo la preocupación de Goos, contestó con confianza.
Walsh: Te entiendo, Goos. No te preocupes. Tengo un plan. Pero vamos a tener que pedir algo de ayuda.
Más tarde, en las antiguas instalaciones abandonadas de Wolf Den, estaban Brainchild y su banda en la antigua zona de entrenamiento, teniendo con él al ministro Taler.
Martinete: ¿Cuánto patrulleros venir? Martinente se impaciente. Si Martinete se impacienta ¡Martinete lo destrozada todo!
Preguntaba el yak con ganas de destrozar algo. Pedregal donde tenía vigilado al ministro Taler, estando este último atado y colgado de un gancho de una especie de grúa, mostraba su acuerdo con él.
Pedregal: Estoy de acuerdo. Esto de esperar es verdaderamente molesto ¿Seguro que éstos saben que la cita es aquí?
Brainchild: Tranquilos, amigos. Un poco de paciencia. Saben perfectamente lo qué le pasará al ministro si no liberan a nuestros compañeros o al menos darnos su localización.
Respondía Brainchild mientras encendía otro puro. Quimera recostada sobre una roca, comentaba con una sonrisa maliciosa.
Quimera: Oh, sí. Cuando estemos todos libres, la vamos a liar parda. Seremos la banda criminal más temida del mundo. Ja, ja, ja.
Decía riéndose la leopardo, hasta que Brainchild la corrigió.
Brainchild: ¿Por qué conformarnos solo con el planeta, cuando podríamos ser por toda la galaxia? Ja, ja, ja.
Martinete: Martinete gustar ser temido por toda la galaxia. Martinete tendrá montones de planetas nuevos que destrozar con banda nueva.
La banda entera se rió malvadamente. El ministro harto de su situación, quiso decir algo a la banda.
Taler: No os saldréis con la vuestra. Liberadme inmediatamente y puede que logre acortaros la pena a un par de años.
Pedregal: Tú cállate, minotauro de pega.
Respondía el minotauro dando un golpe al ministro donde este último comenzó a dar vueltas y vuelvas por el cable, quedando dicho ministro bastante mareado.
Brainchild: Atención todos. Ahí vienen.
Avisaba Brainchild donde se veían venir al comandante Walsh junto con el profesor Wilson y Goos.
Brainchild: Por fin os dignáis a aparecer. Por un momento llegué a pensar que no os importaba mucho la vida del ministro.
Goos: Créeme. He intentado convencer al comandante de que se olvidase del ministro. Tampoco habríamos perdido demasiado con él.
Respondió bromeando el lobo, y le abría respondido el ministro si este no estuviera todavía mareado por las vueltas que había dado antes. Brainchild se acercó para hablar con el comandante.
Brainchild: Muy bien. Hablemos de negocios. A cambio del ministro Taler, tenéis que liberar a todos nuestros compañeros.
Walsh: Mucho me temo que no podemos hacer eso. Liberarlos provocaría el caos por toda la galaxia.
Pedregal: Esa es la idea. Je, je, je.
Respondía Pedregal con una sonrisa maliciosa.
Brainchild: Os conviene aceptar, si quieres que el ministro siga con vida para vivir un día más.
Walsh: Yo tengo otra idea mejor.
El comandante tenía en su garra una especie de mando a distancia con forma de mini cetro. Alzando dicho mando, pulsó un botón y de repente todos los robots de entrenamiento se activaron y comenzaron a atacar a los troopers renegados para sorpresa de estos últimos.
Quimera: ¡Nos atacan!
Gritaba Quimera pegando un salto para esquivar un disparo de un robot con fusil. La leopardo furiosa, hizo emerger un gran cuerno de su cabeza y la usó para empalar al robot.
Pedregal era atacado por un caminante enorme de cuatro patas con láser. El minotauro esquivaba los disparos hasta que placó contra las patas logrando pararlo. Con una enorme fuerza el minotauro lo levantó para luego estrellarlo contra el suelo.
Pedregal: Necesitaréis algo mejor que eso para detenerme.
Goos: ¿Qué tal esto?
Preguntó Goos saltando hacia Pedregal donde le propinó una patada en la cara, solo que el minotauro ni siquiera lo notó. Más bien simplemente se rió del lobo mientras decía.
Pedregal: Ja, ja, ja ¿En serio pensabas poder tumbarme con un golpe tan débil, Goos? Con razón Killbane te llamaba enano.
Decía el minotauro alzando su puño para intentar golpear a Goos. El patrullero rápidamente tocó su implante donde adoptó forma de robot y con sus garras detuvo con mucho esfuerzo el puñetazo del minotauro.
Goos: Sabes perfectamente que se me da muy bien adaptarme a las situaciones.
Respondía con una sonrisa burlona el lobo logrando levantar al minotauro por encima de su cabeza para luego estamparlo contra el suelo.
Martinete: Martinete enojado por engaño de patrulleros ¡Martinente pulverizarlo todo!
Gritaba el yak donde golpeó e hizo vibrar a los robots que iban a atacarlo, donde comenzaron a desmontarse y caer en diversas piezas contra el suelo.
Brainchild escondido tras unos restos de chatarra, enojado dijo.
Branchild: ¡Maldita sea! Lamentarán esta traición ¡Quimera! ¡Mata al ministro!
Quimera: Será un placer.
Quimera convirtió su brazo derecho en una enorme garra de dragón y estuvo a punto de atacar, hasta que algo se le cruzó en su camino.
Quimera: ¿Qué…?
Era el drom Gizmo, donde parado delante de la leopardo, soltó un montón de humo negro que oculto el lugar.
Quimera tosía sin parar hasta que optó por sacarse unas grandes alas emplumadas y las usó para apartar todo el humo del lugar. Cuando logró apartar dicho humo, se dio cuenta enseguida de que el ministro no estaba en su lugar. Aquello la dejó perpleja donde mirando por todos lados, preguntó.
Quimera: ¿Dónde está el ministro?
Light Sun: Aquí.
Todo el mundo miró arriba donde ahí vieron a Light Sun con el ministro, aún atado, junto con Eye Fox, Vulcania, Ghost, Mistic, Piro Fire y Black Wing.
Brainchild: ¿La Patrulla Harmony?
Preguntó sorprendido Brainchild al ver a la patrulla aparecer sin más.
Light Sun: La misma.
Vulcania: Y os vamos a machacar por malotes.
Contestaba Vulcania activando los cañones de su armadura.
La patrulla bajó de la roca para reunirse con Walsh y los otros.
Light Sun: Ha llegado la hora de que os entreguéis sin oponer resistencia.
Black: De lo contrario, os vamos a dar mil vueltas.
Completaba la bat pony con cierto aire presumido.
Pedregal: ¡Intentadlo!
Gritó el minotauro alzando una roca con una sola mano y lanzarla contra el grupo.
Light Sun viendo tranquilamente la roca ir hacia él, simplemente dijo.
Light Sun: Fénix Shinigami.
Reachell se fusionó con Light Sun adoptando así su forma avanzada. Con una garra cargada de fuego, arreó un puñetazo a la roca donde la rompió en pedazos como si nada.
Quimera: Mmm…Eso sí que es tener fuerza.
Decía Quimera donde la atraían los hombres fuertes. Brainchild la hizo bajar de la nube diciendo lo siguiente.
Brainchild: ¡Dejaos de tonterías y centrémonos en acabar con ellos! Tenemos que averiguar dónde están nuestros compañeros aunque tengamos que arrasar todo el planeta.
Light Sun: Patrulla. Preparaos. Nos toca pelear.
Fox: Vamos. Como siempre. Como si alguna vez no nos tocase pelear.
Respondía con sarcasmo la arquera donde ya estaba habituado a ese tipo de cosas.
El ministro que estaba en lo alto y todavía atado, miró por todos lados para acto seguido empezar a quejarse.
Taler: ¿Es que nadie va a desatarme de una vez? ¡Que soy un ministro!
Continuará.
No olvidéis comentar.
