Loonatics Unleashed no me pertenece, y esto es un pobre intento de Fanfic.
La estrella caída (Primera Misión)
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Capitulo 1
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La conciencia de Rev se instaló en su cuerpo, solo para brindarle la experiencia más dolorosa de su vida. Todos sus músculos se tensaron debajo su plumaje, sus huesos crujían suavemente y su cabeza palpitaba dolorida. En el mar del dolor en el que se encontraba sumido, escuchó el llanto y los gritos de desesperación de las personas a su alrededor. El ajetreo le obligó abrir los ojos, y tratar de entender lo que había pasado.
Repasó en su cabeza, demasiado rápido, todos los hechos sucedidos hasta el momento. Había llegado tarde a una entrega, y el cliente se negó a pagarle por la garantía que tenía el negocio en el que trabajaba, de llegar siempre en treinta minutos o menos. Estaba tan aterrado de perder su trabajo, sin saber cómo pagaría las facturas de ese mes, que apenas se percató de la explosión en la que se vio envuelto. No tenía idea de la fuente de aquella onda expansiva, no sabía si había estallado una bomba, si estaban bajo un ataque terrorista o si el cielo se estaba cayendo.
Ahora mismo se dio cuenta que preocuparse de sus deudas era ridículo, tal vez tenía un daño interno masivo e iba a morir pronto, completamente solo y lejos de su familia. El dolor de sus músculos era insoportable y la migraña que estaba sufriendo, competía por su atención.
Trató de levantarse y el mareo le obligó a vomitar, a pesar de que su estómago estaba vacío. Por algún motivo, el ácido láctico se estaba acumulando en su interior, como si sus músculos estuvieran trabajando a toda marcha ¿Por qué? No se había movido de aquel sitio en lo que parecía ser una eternidad.
El malestar estomacal mejoró lentamente, aunque sentía un desagradable sabor en su buche. De a poco el dolor de su cuerpo fue mitigando, pero la migraña solo empezó a empeorar. Se tambaleo un poco al incorporarse, y notó que la gente a su alrededor estaba histérica, corriendo de un lado a otro, algunos pidiendo auxilio, otros exigiendo ser atendidos por los pocos paramédicos que habían alcanzado la zona de conflicto.
Rev sentía que no formaba parte de esa realidad, su migraña ahora estaba volviéndose un ruido sordo en su mente, la sensación de cómo debería visualizar el mundo fluctuó, y su percepción del espacio que lo rodeaba, se expandió de tal forma que podía decir exactamente dónde estaba cada edificio, cada persona, ya sea humano o antropomorfo.
Cada calle, camino, callejón o pasillo, estaban marcadas en el fondo de su mente como si se hubiera extendido un mapa que abarcara a toda la ciudad, y más allá.
El negocio de comida rápida donde trabajaba estaba a dos kilómetros, la universidad en la que estudiaba, estaba a diez. Una distancia de cien kilómetros y medio le separa de su antiguo hogar, donde sus padres habían construido una casa en la cima de un acantilado. Y a una distancia de doscientos kilómetros, un punto brillante y colorido, brotó como una flor de cactus al caer la lluvia en el medio del desierto.
No sabía lo que era, no tenía idea porque sentía que le estaba llamando, en su mente, que parecía un mapa trazado por un GPS, captó toda su atención. Sin saber que más hacer, decidió dirigirse hacia la pequeña luz que titilaba a lo lejos, sintiendo una terrible urgencia por alcanzarla, como si tuviera todas las respuestas de lo que le estaba pasando.
Se quitó los patines cohete que quedaron destrozados por la explosión, pisó con sus garras el concreto y comenzó a caminar. Al poco tiempo estaba trotando, luego, corriendo...
...Corriendo sin cansarse, corriendo mucho más rápido que nunca, porque todo a su alrededor parecía ir tan lento, que se sentía como si el mundo hubiera sido detenido.
Finalmente, alcanzó la luz, pequeña y colorida, que había dentro de su mente. Su dueña estaba en medio del desierto. Sus ojos verdes eran demasiados inteligentes y sabios para una niña de apariencia humana (su cara era rara), le miraron expectante. Ella extendió sus manitas hacia él (una niña en medio de la nada es muy sospechoso) y le sonrió, como si fueran viejos amigos (no hay nada humano en esta niña).
La ropa que llevaba le quedaba muy grande, como si le perteneciera a un adulto, su cabello rubio estaba enmarañado y estaba parada en medio de un cráter chamuscado, que aún estaba desprendiendo humo por el impacto...
"Es como una estrella, caída del cielo" Pensó el correcaminos.
Si Rev no hubiera recorrido esos doscientos kilómetros en menos de un par de minutos, no supondría semejante locura. La niña era alienígena, su rostro no era lo que aparentaba y no parecía que fuera hablarle.
—¿Estás bien?— La voz de Rev salió rasposa, demasiado ronca, por lo que trató volver hablar, por si no le había entendido —¿Necesitas ayuda?—
La niña le miró con intensidad y asintió, moviendo su cabeza de arriba abajo. Rev tragó saliva, sintiéndola demasiado espesa. El suelo árido del desierto a sus pies, le exigía que corriera y escapara de la niña (cuyo rostro no coincide con su apariencia), pero no iba a dejarla sola.
—¿Quieres ir a casa con tu familia?—
La niña lo pensó por un momento, pero negó levemente. Señalo hacía una dirección, al otro lado del desierto, de donde Rev presentía o su mente detectaba, que se encontraba la fuente de la explosión.
Ese punto era como un enorme espacio vacío en su mapa mental ¿Algo estaba haciendo interferencia allí?
—Está bien— El correcaminos no sabía cuánto podría seguir corriendo, la mayor parte de su ropa estaba destruida, estaba descalzo y sus músculos no dejaban de crujir y doler, pero tenía deseos de ayudar a la niña —Puedo llevarte—
Se arrodilló al lado de la pequeña, y esta se prendió a su cuello con sus brazos regordetes, subiendo a su espalda, mientras sujetaba su enorme vestido color magenta. Rev se percató que no despedía calor, su pequeño cuerpo se sentía como si fuera un trozo de porcelana fría. Eso lleno de terror el corazón del correcaminos, pero se esforzó en ocultar el miedo a lo desconocido en el fondo de su mente.
—¿Lista? Ahí vamos— Dijo de repente Rev.
Sin esperar respuesta, volvió a correr.
(...)
Tech despertó dentro de su departamento, sintiendo una espantosa migraña y sus músculos agarrotados por haberse quedado dormido sobre una silla. El espacio a su alrededor estaba desordenado, como si alguien hubiera entrado y sacado su caja de herramientas, para esparcir todos sus destornilladores y llaves para tuercas a su alrededor, describiendo en suelo unas líneas que simulaban un campo magnético.
Más allá de aquella extraña situación, no recordaba cómo llegó a casa, ni porque se quedó dormido en la silla del comedor. Seguía vistiendo su bata de laboratorio, la cual estaba chamuscada y ennegrecida, por la destrucción total de su invento en Acme-Lab y la onda expansiva que provino de la misteriosa explosión en la ciudad, que sucedieron casi al mismo tiempo.
Esperaba que Acme-Lab no lo culpe del altercado en la ciudad de Acmetropolis, últimamente parecían buscar cualquier excusa para despedirlo.
Con cierta amargura, se levantó de la silla, haciendo crujir sus articulaciones. Sin embargo, a los pocos segundos, el dolor se disipó por completo y pudo pensar mejor. Observó sus herramientas esparcidas en el suelo, y resopló ante la idea de organizarlas. Cuando finalmente consiguió enfocarse, recordó que la onda expansiva provocada por la explosión qué ocurrió en el centro de Acmetropolis, lo empujó hasta las paredes de un edificio, destrozando su columna vertebral por completo.
Debería estar parapléjico, tener múltiples laceraciones en el cuerpo, con su hocico aplastado y deformado, de manera horrible. De alguna forma, en ese estado deplorable se levantó y caminó hasta su casa, como si nada le hubiera pasado. Un poco asustado, se acercó al baño para mirarse al espejo, y un coyote en sus veinticuatro años le devolvió una mirada cansada, llena de ojeras, pero con el rostro en perfectas condiciones.
Un poco preocupado por la falta clara de heridas, Tech revisó la cicatriz que se había hecho en la cabeza a su edad de ocho años, cuando intentó probar su prototipo de jetpack sin la supervisión de su madre. La horrible cicatriz que recorría la mayor parte de su frente, había desaparecido y el pelaje creció de nuevo, suave y denso.
—Esto es muy extraño— Tech murmuró para sí mismo, viendo como las luces alimentadas por el generador de respaldo de la casa, parpadeaban levemente, dándole a la situación un ambiente antinatural.
Se rascó los ojos, sintiéndose demasiado cansado para asustarse, y decidió prepararse un café, mientras trataba de entender cómo se había recuperado de todo el daño que recibió y le dejó inconsciente, como llegó a su casa y porque la cicatriz que le acompañaría para toda la vida, se había esfumado al parecer para siempre.
La cafetera trabajó lentamente mientras los segundos se escurrían en el silencio de su departamento. Debido a la sorpresiva explosión que destrozó gran parte de la ciudad, todas las vías de comunicación, incluido el Internet, no funcionaban, posiblemente no había electricidad y se había cortado el suministro de agua en la zona. La electricidad de su casa era proporcionada por el generador de respaldo que instaló, y estaba seguro que la comunicación satelital estaría disponible, pero demandaba demasiada energía intentar utilizarla.
Sin embargo, su madre de seguro le llamaría apenas tenga acceso a las redes satelitales, así que debía mantener la calma...
El sonido del picaporte de la puerta principal hizo un ligero clic que hizo levantar sus orejas, escuchando claramente como alguien la había abierto. Tech esperaba que no fuera un vecino tratando de robarle aprovechando la catástrofe, y caminó hacia la entrada para ver lo que estaba pasando. En la pequeña sala donde estaban desordenadas sus herramientas, vio a una niña de cabello rubio, de enormes ojos verdes, piel de porcelana, arrastrando por el suelo un vestido color magenta, que le quedaba demasiado grande.
—¿Hola? ¿Estás perdida?— Tech preguntó esto, haciendo que la pequeña salte y salga corriendo, llevándose uno de sus destornilladores —¡Espera! ¡No corras con eso! ¡Vas a lastimarte!—
El coyote consiguió perseguir a la niña, en medio del barrio abandonado por la falta de electricidad y agua. Era probable que las familias de la zona fueron reubicadas en los centros de evacuados, cuando ocurrió la terrible tragedia, pero él se quedó atrás por haberse quedado inconsciente.
Alcanzó a la niña en un callejón a la vuelta de su casa, y se percató que había un correcaminos en el suelo, completamente inconsciente y descalzo.
—¿Un amigo tuyo?—
La niña asintió, le enseñó el destornillador y luego al antropomorfo inconsciente.
—¿Me regresarás mi destornillador si lo ayudo? —Tech trató de no reírse, era la situación de rehenes más extraña en la que había estado, y eso que tuvo que detener a su propia pupila antes de que robara las ondas cerebrales de sus profesores y colegas —No es necesario que tomes mis cosas para convencerme, veré que puedo hacer—
A pesar del espantoso hedor del callejón, con su fino olfato, Tech pudo percatarse de que el correcaminos no presentaba heridas mortales, solo ligeros cortes en sus piernas y brazos. La ropa del pobre estaba hecha jirones, sus plumas desarregladas y llenas de tierra roja, como si hubiera estado en medio del desierto.
Con cuidado trató de levantarlo, pensando que sería sencillo, pero noto que su masa muscular era demasiado densa para un ave. Resopló por el esfuerzo y con ayuda de la pequeña, cargó al correcaminos de plumaje violáceo en sus espaldas.
—No debería ser tan pesado, se supone que sus huesos son huecos, pero yo no debería curarme tan rápido, ni perder cicatrices, esto es muy extraño— Protestó Tech, caminando con el antropomorfo a sus espaldas. La niña lo guiaba de regreso a su casa con curiosa facilidad. Era curioso que se aprendiera el camino tan rápido, a pesar de aparentar tener unos cinco años, tenía buena memoria.
Tech estaba seguro de que la niña no iba a poder brindarle mucha información, debido a que no había pronunciado palabra alguna cuando se conocieron, por lo que tenía que esperar que el correcaminos despertara, y tratar de hablar con él.
No tenía idea como iba ir esa conversación, sus habilidades para tratar con gente eran nulas. No le sorprendería que el correcaminos termine exasperándose ante sus fallidos intentos de socializar.
(...)
La forma en que Rev despertó fue muy diferente a la primera vez que lo hizo en ese día. El cuerpo ya no le dolía, no tenía náuseas y sentía que estaba sobre algo suave y mullido. Abrió los ojos lentamente, y notó como la luz de la mañana se filtraba por las rejillas de la ventana, reflejándose en las motas de polvo que había a su alrededor.
A juzgar por la cantidad de polvo, aquel sitio no había sido limpiado ni ventilado hace mucho. Por algún motivo, agradecía tener un olfato tan malo.
De repente, su estómago rugió, exigiendo comida y en grandes cantidades. Jamás en su vida se había sentido tan hambriento, ni siquiera en los últimos días del mes, cuando solo podía permitirse semillas para aves.
Al tratar de levantarse, se percató que lo habían arropado en una cama con colchón ortopédico, demasiado cómodo y versátil. Supuso que era la razón por la que se levantó un poco menos dolorido. Las sábanas estaban ligeramente tiesas y almidonadas, como si hubieran sido sacadas recién de su empaque, pero la camiseta y pantalón chándal que llevaba puesto eran viejos, de algodón y bastante suave por el constante lavado a máquina.
Miró la vieja estampa de aquella camiseta, y el logo de la universidad de Acmetropolis estaba a punto de borrarse. Al parecer, el dueño no dormía mucho en su habitación, apenas usaba su cama, y asistía o asistió a la universidad en la que él mismo estaba intentando terminar sus cursos de informática y programación.
¿Será un compañero que le reconoció e intentó ayudarlo? No recordaba nada, solo la niña que encontró en el desierto, y…
¡¿Dónde está la niña?!
Rev desesperado comienza a revisar toda la habitación, pero no encontró nada. De inmediato, decide salir de esta y ve un diminuto pasillo que comunicaba al baño, y más adelante, a una cocina-comedor. La casa era muy pequeña, abarrotada de estantes con libros, cables, circuitos, placas y un sinfín de cajas llenas de tornillos, tuercas y tarugos. Había demasiado metal en aquel pequeño espacio, no tenía idea como, porque tenía un pésimo olfato, pero el olor a hierro y acero era lo que primaba en aquel lugar, junto con el polvo.
El sonido de unas cacerolas lo sobresaltó, y algo parecía estarse friendo. Entró a la cocina, y encontró a la niña, mordisqueando un trozo de tocino crujiente, masticándolo con demasiada concentración. Ella le miró con sus enormes ojos verdes, y sonrió animada.
—Ah, Despertaste ¿Te encuentras bien?— La voz que llamó su atención era bastante tranquila y suave, pero el correcaminos se quedó tieso al darse cuenta que pertenecía a un coyote. Todo su cuerpo se tensó y sus piernas se prepararon para correr lejos de allí, pero la niña le miró extrañada por su actitud, como si estuviera juzgándolo. Mientras tanto, el canino siguió hablando como si nada extraño estuviera pasando —Siéntate, terminé de hacer el desayuno y la comida se enfría—
El coyote era muy alto, desgarbado y delgado. Llevaba una bata blanca de laboratorio que había visto mejores días, sobre un cárdigan de punto y botones, tan inofensivo como los pantalones de mezclilla que cubrían sus piernas. El correcaminos no esperaba que los caninos salvajes y maliciosos con los que su padre le amenazaba cuando no hacia lo que él quería, se vistieran como un bibliotecario promedio.
—Si, yo…— Rev trató de hablar, pero el miedo le impidió seguir. Iba a decir que debía a retirarse y escapar de allí antes de que el coyote decida devorarlo, pero su estómago gruñó, y al ver los panqueques recién hechos, con deliciosa miel encima, se armó de valor para sentarse —¿No tienes problema que coma?—
—Adelante, cociné todo lo que había en el refrigerador porque el generador dejará de funcionar en una hora, y hay que comerlo todo antes de que…— El coyote dejó de hablar, de seguro porque comenzó atacar la comida que tenía enfrente sin dudarlo, famélico por el hambre que le invadía —…Se eche a perder—
Rev comenzó a comer apenas tuvo oportunidad, y no se percató de lo rápido que lo hizo, hasta que notó que varios de sus platos estaban vacíos. El coyote le miró un poco sorprendido y le pasó un vaso con agua, temiendo que se atragante. Al ver esto, el correcaminos comenzó a reducir la velocidad con la que tragaba su comida.
La niña parecía estar impresionada, y de inmediato trató de imitarlo, intentando tragar un panqueque entero de una sola vez, pero el coyote la reprende.
—Detente. Corta el panqueque en pequeños trozos y mastica, no eres un ave— El coyote dijo esto con severidad, y la niña dejó su panqueque en el plato, viendo como el canino lo cortaba por ella.
—Lo siento— Musitó Rev. No sabía porque se estaba disculpando, pero no quería ser una mala influencia para la pequeña.
—No te preocupes, ella aprende rápido— El coyote dejó que la niña coma, y comenzó a atacar sus huevos y tocino, con bastante rapidez. Parecía estar tan hambriento como él, pero al menos comía un poco más lento.
El silencio se instaló entre ellos, llegó un momento que solo se escuchó el permanente golpeteo de los cubiertos en los platos, y se sorprendió al notar que no era tan incomodo como parecía. Sin embargo, Rev sentía la necesidad de hablar, por lo menos, para agradecer la comida.
—Gracias por ayudarme, por la ropa limpia y por la comida— Rev se percató que no había tenido una buena comida en días. El dinero de sus trabajos de medio tiempo apenas le alcanzó para cubrir la cuota de la universidad y el alquiler de su habitación. Este desayuno completo era mucho más de lo que podía permitirse.
El coyote se detiene y asiente levemente, mientras termina de masticar y tragar sus panqueques. No se veía muy acostumbrado a interactuar con personas, porque parecía pensar que iba a decirle.
—No hay problema, además es menos incomodo comer tanto solo, nunca he tenido tanta hambre en mi vida— El comentario fue extraño y sin duda fuera de lugar, pero el correcaminos estaba de acuerdo. Algo raro le pasó a su cuerpo, porque ahora demandaba más proteína de la estaba acostumbrado a comer.
—Lo mismo digo, por un momento sentí que, si no comía algo, moriría…— Rev se detiene al percatarse que no tenía más tocino, y se sintió un poco desanimado, porque seguía estando hambriento.
Parecía que el coyote se dio cuenta de su predicamento, y con cuidado, le pasó su tocino directo de su plato. El correcaminos sintió como su cara se volvía roja al darse cuenta de lo que estaba pasando. Aquel canino no solo cocinó para él, le sentó a su mesa y le sirvió el desayuno, sino que también, le dio comida de su propio plato.
Era como un sueño febril. Nunca en su vida pensó que llegaría el día que le pasaría esto. Al ser el correcaminos más lento de su comunidad, ningún miembro de su especie querría casarse con él, ni siquiera darle comida de su propio plato. Sentía como si su corazón se aceleraba de solo percatarse de la situación. Pero el coyote no era un correcaminos, y de seguro no se ha dado cuenta que está actuando como si estuviera interesado en aparearse con él.
No debería sobrepensar demasiado…
—Escucha, no quiero que te sientas incomodo con el tema de la comida— El coyote le miró con tanta severidad que le hizo saltar de la silla. No se percató que se quedó mirando su tocino como si fuera lo más precioso que haya visto en su vida —Realmente te ves hambriento y quiero ayudarte, no lo tomes como si quisiera seducirte o algo parecido—
—¿Cómo te diste cuenta…?— Rev se sonrojó mucho, y tapó su cara con sus manos para poder concentrarse, evitando aquellos curiosos ojos color almendra ¿Sabía lo que significaba compartir su comida de esa forma? Claro que sí, a juzgar por la ridícula cantidad de libros y planos esparcidos por toda la casa, además de la camiseta de la universidad de Acmetropolis que llevaba puesta, podía deducir que este coyote podría ser un erudito.
Un estudiante fracasado y quebrado como él le iba a ser difícil hablar con alguien así, y de por sí, le ponía nervioso que fuera un coyote. Se sentía tan patético y estúpido, que podía escuchar en su cabeza a su padre diciéndole que solo se merece ser devorado por ser tan inútil.
Finalmente, Rev abrió la boca y no pudo parar de hablar.
—Me disculpo, todavía estoy muy asustado por la explosión en la ciudad, mi cuerpo está cambiando, mi cabeza es un desastre, y lo peor de todo es que estás siendo muy amable conmigo, haciendo que me sienta culpable por tener miedo de que me comas, porque eres un coyote, y mi padre siempre me dijo que los coyotes devoran a los inútiles como yo, pero sigo siendo un maleducado, ni me he presentado, me llamo Rev ¿Cuál es tu nombre?—
—Tech— La voz del coyote sonó un poco exasperada, mientras trataba de llevar su tenedor a la boca con un generoso trozo de panqueque. El utensilio se dobló antes de llegar a su destino, tirando la comida sobre su plato.
—Eso es nuevo— Contempló Tech. Su expresión de exasperación desapareció y ahora sus ojos color almendra, adquirieron un brillo de curiosidad.
La niña rio, llamando la atención de los dos y golpeo sus manos, como si quisiera que Tech doblara su tenedor de nuevo. El coyote pasó su mano sobre el tenedor, sin tocarlo, y este volvió a su estado original, ganándose unas risotadas de parte de la pequeña.
—Es como el truco de los psíquicos con las cucharas ¿Tienes poderes psíquicos? ¿Por qué se activaron?— Rev estaba asombrado, sin embargo, Tech movió su cabeza negando a unas de sus preguntas, y agregó lacónicamente.
—Me enfadé— Tech no dijo porque se había enojado, porque ahora se estaba rascando la barbilla, pensando en silencio. Se levantó de la silla, revisó los anaqueles de la cocina y sacó un tenedor de plástico. Trató de doblarlo sin tocarlo, al igual que hizo con el de acero.
No tuvo éxito.
—Rápido, dime algo que me moleste— Dijo de repente el coyote.
Rev se le quedó mirando boquiabierto, sin saber que hacer exactamente. No quería insultar a la persona que había sido tan amable con él, a pesar de sus obvias diferencias.
—Yo no creo q-que pueda hacerlo… Insultarte como lo harían en mi familia estaría mal, fuiste muy amable conmigo— Rev se sentía incómodo al respecto, además la niña no debería ser expuesta a ese tipo de violencia verbal.
Él ya la paso muy mal en su casa como para replicar eso.
—No es necesario que me insultes, prueba criticarme— Tech dijo esto con total naturalidad ¿Se tomaba mal las críticas? Debía ser un poco inseguro.
—Este... bueno, creo que deberías limpiar tu cuarto, es una trampa mortal para los asmáticos y alérgicos— Rev notó la niña se rio, al menos no estaba asustada, y eso levantó su moral —Hay tanto polvo que hasta yo pude olerlo y eso que mi olfato es muy malo, no entiendo como alguien con un olfato tan fino como el tuyo soporta vivir así... ¡Tech!—
—¿Que?— Preguntó el coyote casi gruñendo de la molestia, pero la cuchara de plástico no se movió, sino todas las herramientas y utensilios de metal que había alrededor del cuarto, comenzaron a rodearlo, flotando de manera sobrenatural.
—Afecta solo a los metales…— El coyote no terminó de decir esto, que todos los destornilladores, llaves de tuercas y utensilios de cocina se pegaron a su cuerpo. Rev se había movido muy rápido, tanto que sintió que el tiempo se detuvo y sujetó a la niña para alejarla de Tech, y taparle los ojos.
La escena era dolorosa y violenta, algunos tenedores y cuchillos habían apuñalado al coyote en sus piernas y pecho por la falta de control. La sangre, por algún motivo, no brotaba de las heridas.
—¡Tech! ¿Estás bien? Por supuesto que no estás bien, pareces un alfiletero ¿Cómo puedo ayudarte? Debo llevarte al hospital...—
—Rev, tranquilo, estaré bien— Tech dijo esto en un quejido doloroso y todo el metal que tenía encima cayó al suelo, quedando solo los que estaban enterrados en su carne, que fueron retirados lentamente con la misma habilidad que los atrajo. Las heridas del coyote se cerraban a medida que los objetos punzantes abandonaron su carne y su pelaje volvió a crecer, dejando el lugar intacto.
Rev dejó a la niña detrás suyo, y se acercó al coyote para comprobar si realmente estaba bien. Revisó cada punto donde había sido apuñalado y su cuerpo estaba intacto, cuando paso la mano por su pecho, noto que el pelaje de la zona era demasiado suave.
—La regeneración de mi cuerpo es sesenta por ciento más rápida con las heridas punzantes y lacerantes, es posible que tarde mucho más en curar daños internos y quemaduras— Tech comenzó hablar con suavidad, posiblemente porque no quería asustarlo, pero Rev estaba más que aliviado de verlo recuperado. Dudaba mucho que consiguieran asistencia médica a tiempo para tratarlo.
—¿Rev?— Tech le llamó la atención, y el correcaminos se percató que estaba encima del coyote, tocándole demasiado para el grado de confianza que se tenían.
Aterrado, Rev se apartó de él, levantando sus manos como si el cuerpo de Tech quemara al contacto.
—Lo siento, lo siento, realmente pensé que ibas a desangrarte por las heridas, pero estás completamente recuperado, esto es una locura, yo estoy corriendo a más velocidad de lo que un correcaminos normal debería, y eso que desde que nací era el más lento de mi comunidad, y ahora tú tienes poderes magnéticos y te puedes regenerar como una estrella de mar ¿Me volví loco o todo esto es real?— Rev sentía que si no hablaba, se moriría de la vergüenza, y se percató que dejó de temerle al coyote demasiado rápido, tanto que ya estaba invadiendo su espacio personal.
En su defensa, era demasiado fácil interactuar con él, porque no se parecía en nada a como su padre había descrito aquellos caninos…
—¿Corres más rápido? Eso explicaría porque tus músculos son tan densos, literalmente tu masa muscular es muy diferente a la de un ave normal, ya desde que te traje aquí me di cuenta de que no eras como los demás— Una enorme sonrisa apareció en la cara de Tech. Los ojos del coyote se iluminaron con una emoción extraña, que era bastante contagiosa, porque Rev podía sentir como sus plumas se erizaban al ser observado por aquellos ojos tan curiosos —Deberíamos hacer pruebas de velocidad, comprobar tu tiempo, cuanto puedes correr antes de cansarte y comparar...—
—Tech, para, por favor— Rev se sentía mal en pedir esto, porque era el primero en desviarse por la tangente, pero había cosas más importantes que hacer al respecto —Realmente me gustaría averiguar cómo funciona nuestras habilidades, pero la niña necesita regresar con su familia—
El coyote bajó sus orejas, pegándolas en su cabeza y escondiendo su cola en la entrepierna, como un cachorro al que había pateado, haciendo que Rev se sienta demasiado culpable por ser un aguafiestas ¿Cómo era posible que el ser con que le habían amenazado desde pequeño para que corra más rápido sea tan adorable? Quería gritar de la indignación, pero uno de los dos debía centrarse en la pobre niña que estaba con ellos.
—Pero… ella no es de este mundo ¿Cómo la enviaremos a su casa si no tenemos idea de que parte del universo proviene?— Protestó Tech con cierta molestia, señalando el verdadero desafío que debían enfrentar para ayudar a la pequeña —Sería de gran ayuda si pudiera hablar—
La niña se paró delante de ellos, acomodando su vestido y comenzó a mover sus manos delante de ella, para tratar de comunicarse con los dos mediante lenguaje de señas. Sus pequeños dedos, intentaban hacer los signos, y los movía lentamente para que la entendiera. Rev estaba en aprietos porque no tenía idea de cómo funcionaba aquella forma de comunicarse con personas hipoacúsicas, pero Tech parecía poder entenderla.
—Ella dice que alguien la atacó— El coyote tradujo a medias las señas de la niña, de seguro había mucho más, pero esa debía ser la información más importante ¿Deberían preocuparse de la persona que la atacó?
—¡La encontré en un cráter! Pero ¿Quién sería tan desalmado como para hacerle daño a una niña tan pequeña?— Rev estaba horrorizado, tal vez deberían llevar al hospital a la pequeña, temiendo lo peor, pero ella continuo tratando de comunicarse.
—Dice que fue el mismo que lanzó el meteorito en Acmetropolis…— Tech abrió la boca para replicar, pero la cerró, y comenzó a caminar de un lado a otro, rascándose la barbilla murmurando para sí mismo —¡Cayó un meteorito en la ciudad! ¡La explosión que presenciamos fue ocasionada por un meteorito!...—
De repente, la computadora que estaba tapada en planos y papeles, sobre caótico escritorio de la pequeña sala, se encendió por si sola y comenzó a cargar todos los programas del inicio. Rev miró a Tech, muy preocupado, pero este hizo una mueca de exasperación.
—Esa debe ser mi madre—
(…)
Desde que podía recordar, Tech había sido criado solo por su madre, con todo lo que ello conlleva. Su padre había fallecido en el extranjero, poco tiempo después de que naciera, sirviendo como soldado en una guerra ridícula, por los pocos recursos que quedaban en el planeta.
A diferencia de la formación militar que recibió su padre, su madre era una excelente programadora, y tenía un gran intelecto, pero era demasiado despreocupada y le gustaba mucho los juegos de cualquier tipo, así que decidió enfocar su talento en el mundo de la programación de videojuegos. Era bastante frustrante lidiar con ella, porque desde su punto de vista, todo era un juego, y si no le resultaba divertido, perdía el interés fácilmente.
Tech se había vuelto mucho más severo de lo normal, porque su madre nunca se tomaba las cosas con seriedad, hasta que era demasiado tarde. Pero sabía que su curiosidad era casi tan enfermiza como la pasión de su progenitora por los juegos. Así que, esperar a que hackeara las computadoras del gobierno, para contactar a su hijo a través de una señal satelital, solo por mera diversión, era cosa de todos los días.
—¡Tech! ¡Dime que estás ahí!— La pantalla de la computadora estaba encendida, con una llamada de su madre desde el otro lado del mundo. Seguramente se encontraba en una convención de videojuegos, presentando su última producción.
—Si mamá, aquí estoy— Tech sacó los papeles y planos que tapaban la pantalla de la computadora, la cual mostró en una ventana de video, a un coyote hembra, de ojos color almendra, gafas de pasta color negro y sonrisa socarrona, luciendo su traje de negocios, con una corbata desarreglada —Me alegra ver que estás bien, espero que no estes hackeando al gobierno—
—¿A quién le importa nuestro gobierno de mierda? Lo más importante es que estás bien, pero era de esperarse, sabiendo lo inteligente que eres— Ella se rio sin permitirle replicarle. Como era de esperarse, su madre estaba haciendo cosas ilegales, aprovechando el caos reinante. Tech solo esperaba que se aburriera pronto, y vuelva con sus videojuegos —¿Tienes algo de información sobre la situación? Estando al otro lado del mundo, solo captamos las réplicas de los sismos, aunque un maremoto casi tapa un archipiélago completo a pocos kilómetros de aquí—
—A decir verdad, he perdido la conciencia por unas cuantas horas y no he podido investigar casi nada, pero acabo de enterarme de que un meteorito cayó sobre Acmetropolis— Tech suspiró tranquilo, al menos donde estaba su madre solo sufrieron un sismo. A pesar de eso, tardó demasiado en comunicarse, así que la situación debió ser peor de lo que ella quería admitir ¿Debería decirle de los cambios que estaba sufriendo su cuerpo? Tal vez no, cuando se reúnan…
—No fue un meteorito, Tech, fue solo un fragmento, tuvimos mucha suerte…— Ella interrumpió sus pensamientos, y parecía estar muy seria al respecto. Pudo notar como los ojos de su progenitora se llenaron de lágrimas. Tech se alegraba de que su cuerpo haya resistido a la onda expansiva y pueda regenerarse, para no hacerla sufrir más ¿Notaria la falta de su cicatriz? Posiblemente el video no fuera de buena calidad del otro lado de la comunicación.
—…Si ese cuerpo celeste se hubiese estrellado contra el planeta, todos estaríamos muertos—
¿Su madre estaba hablando en serio por una vez en su vida? El coyote miró a la niña, que parecía un poco asustada y luego el rostro de Rev, que había palidecido. Había escuchado muy bien, esto era mucho peor de lo que imaginaba.
—¿Qué tan grande era?— Tech maldijo su curiosidad, pero sí estuvieron a punto de morir, debía saber de lo que se habían salvado. Notó que la niña se había separado del correcaminos y se acercó a la computadora, con deseos de ver de cerca las imágenes que su madre comenzó a compartir durante la llamada. Por otro lado, Rev parecía temer acercarse.
Sospechaba que el correcaminos no había superado su temor a los coyotes, aunque temerle a su madre era una buena estrategia. No es que fuera a lastimarlo físicamente, pero no era una persona agradable con la gente que le caía mal. Lo mejor era mantenerse alejado de ella.
—Tenía el tamaño de un continente— La voz entrecortada de su madre fue acompañada por las imágenes en tres dimensiones del meteorito, que de seguro obtuvo hackeando la base de datos del gobierno.
Ese pedazo de roca era gigantesco. Tech era consciente que no había meteoritos de ese tamaño registrados en su sistema solar, y era posible que lo hayan traído desde otro punto de la galaxia. Si impactaba contra la Tierra, podría haberla destruido por completo, provocando la extinción de la vida como se la conoce. De solo hacer los cálculos en su cabeza, viendo las dimensiones y la composición del cuerpo celeste, el coyote estimaba que el planeta entero se hubiese convertido en fragmentos de roca espacial en cuestión se segundos.
Sin embargo, el video rudimentario de los viejos satélites que rodeaban el planeta, captó que "algo" brillante y gigantesco, destrozó aquel meteorito en pedazos, antes de que llegue a la atmósfera. Sin que pudiera detenerla, la niña tocó la pantalla, señalando como aquel ser se dividió en cuatro partes, y solo una pequeña estela cayó en la Tierra junto con un fragmento del meteorito, después de realizar la hazaña de hacerlo pedazos. Con la voz de su madre de fondo, Tech pudo reunir las pistas que faltaban
—Un ser de procedencia desconocida salvó a la Tierra, destruyendo el meteorito en pedazos, pero algo salió mal y uno de aquellos fragmentos se estrelló cerca de donde te encuentras, provocando que el planeta se salga de su órbita habitual y los campos magnéticos se alteren por completo—
—Este mundo ya no será el mismo— Tech se percató de varias cosas. Que todos ellos estuvieron a punto de morir, de un momento para otro, sin siquiera darse cuenta, y que posiblemente, la pequeña amiga de Rev los haya salvado.
—Esa eras tú— Rev se acercó a la computadora con cierto cuidado, y tomó a la niña en brazos, que ocultó su cara en su pecho, tal vez asustada al recordar lo que había vivido —Pero en la imagen eres enorme ¿Por qué eres tan pequeña ahora?—
—Algo la atacó cuando destruyó el meteorito, y puede que la haya dejado así, ya que no sabemos cómo es la fisiología de su especie… Eso explicaría que lleve ropa de adulto encima y que no pueda hablar— Tech se sintió demasiado responsable, debía averiguar cómo podía ayudarla y devolverle este favor. Le debían la vida a esta pobre criatura…
—¡Tienes un amigo en casa!— Su madre gritó de repente con emoción, casi haciendo que salte por la sorpresa. Rev parecía estar a punto de salir corriendo y la niña se giró para ver la pantalla, con cierta curiosidad —No puedo creer que el día llegaría, nunca me presentaste a ningún amigo, Tech—
—Porque no los tengo, madre— Protestó por lo bajo el coyote. Miró de reojo a Rev, que estaba aterrado al ser descubierto, a punto de escapar —Este es Rev, lo conocí esta mañana, Rev te presento a mi madre, Susan—
—Mucho gusto señora, mi nombre es Rev Runner, solo puedo alcanzar los treinta kilómetros por hora— Se presentó mecánicamente el correcaminos.
Tech sintió como se le crispaban los nervios al escuchar esto. Tenía la horrible sensación de que su familia le obligaba a decirle eso a todo aquel que Rev conocía, porque no había manera que importe que tan rápido sea. Su madre captó que algo extraño pasaba con el correcaminos, porque ella simplemente saludó de manera amistosa.
—Vaya, me has derrotado por completo, yo apenas alcanzo los veinte kilómetros por hora para evitar perderme mi café matutino ¿Estás en la universidad?—
—Si señora, estudio programación e informática en la universidad de Acmetropolis— Rev dijo esto con una sonrisa un poco más animada. Tech se percató que no le había preguntado al correcaminos a que se dedicaba, lo cual considero que fue una verdadera pena, porque se le hacía cada vez más interesante. Él no tenía remedio, era muy lo malo interactuando con las personas y jamás podría hacer un solo amigo.
Esperaba al menos ayudar a Rev en todo lo que pueda antes de que deban separarse para no verse nunca más.
—Eres de los míos, lo sabía, esos bonitos dedos que tienes son ideales para picar códigos ¿Desde cuándo comenzaste a programar?— Su madre estaba entretenida con Rev. Por suerte, ella era mucho más simpática que él, más cuando captaban su interés.
—Desde la secundaria, programe unas aplicaciones para ayudarme con mis problemas de atención, sin ellas no hubiese podido terminar a tiempo el instituto para comenzar la universidad— Reveló Rev, haciendo que Tech se pregunte si sus padres le ofrecieron alguna ayuda adicional. Tenía la extraña sensación de que, si no los mencionó, ninguno de ellos se interesó en sus dificultades de aprendizaje.
No conocía a la familia del correcaminos, pero había algo podrido detrás de la forma en la que hablaba de sí mismo. Algo desagradable pasaba con la familia de Rev, y Tech estaba seguro que apenas sacie su curiosidad, se molestaría tanto como con aquel desagradable comentario de que se lo iba "comer por ser un inútil".
—Uy, me agrada tu amigo Tech— A Susan se le iluminó la cara al escuchar al correcaminos. Especializada en cazar talentos para su compañía de videojuegos, estaba seguro de que apenas la catástrofe termine, contrataría a Rev. Trabajar para su madre era una pesadilla, pero de llegar a suceder, le aconsejaría como soportarla si el correcaminos se atrevía aceptar el desafío —¿Y la pequeña de cabello rubio? Parece que está un poco asustada—
—La encontré en medio del desierto, a exactamente doscientos treinta y ocho kilómetros de aquí— Rev contestó automáticamente y Tech notó que la niña parecía animarse un poco —Ella no habla mucho, pero creo que las imágenes del meteorito la asustaron—
—Siento eso— Susan se veía preocupada por la niña, pero la pequeña salió de su escondite, la saludo con su manita derecha, y una sonrisa tímida —Creo que a cualquiera de nosotros nos asustaría algo así- Rayos, se me está acabando el tiempo, Tech ¿Guardaste los datos del meteorito?—
—Si, analizaré esto en cuanto pueda, lo voy a necesitar para futuros proyectos...— Tech se percató que dijo esto en voz alta, pero Rev no parecía tan preocupado como su madre. Ella le llamó la atención de inmediato.
—Eso sonó sospechoso hijo, no asustes a Rev con tu ciencia loca y sé amable con él—
—Tech ha sido muy amable conmigo, señora— Rev no dudó en defenderlo delante de su madre, haciendo que Tech suspire molesto. Él no había sido tan amable, simplemente hizo lo que pensaba que cualquiera haría en su lugar ¿Qué clase de vida tuvo el correcaminos para considerarlo "amable"?
—Y que siga así, cuídense las espaldas, la gente se pone extraña cuando pasan este tipo de catástrofes— Su madre cortó la comunicación, mientras Rev miró a Tech con cierta preocupación.
—¿Ella estará bien sola?—
—Si, no te preocupes, de seguro conseguirá hospedarse en un hotel de lujo hasta que pueda regresar a su casa— Tech no iba agregar que de seguro su madre se la pasaría jugando videojuegos hasta que vuelva acordarse de sus responsabilidades, pero lo que Rev no sepa no iba a dañarlo.
—Es cierto, nunca te pregunté ¿A qué te dedicas? Es obvio que terminaste la universidad, a pesar de lo joven que eres— Rev le sonrió con simpatía, y Tech asintió satisfecho ante su acertada deducción. Debía admitir que era agradable charlar con el correcaminos, no tenía que explicarse demasiado y sus conversaciones resultaban ser más estimulantes. Tener apenas veinticuatro años y tantos doctorados en su haber, hacía que la gente se escandalice demasiado y se vuelva aburrida de tratar.
—Estoy tratando de hacerme un nombre como inventor, así que llevo como seis años valiéndome por mí mismo, mi madre solo se aparece por aquí en caso de emergencia, cuando trabajo demasiado o me olvido de comer— Mientras revela esto, Tech comienza a trastear con todas sus cajas, buscando algunos de sus prototipos para poder utilizarlos cuando ellos salgan a buscar pistas sobre la identidad de la pequeña niña.
La pequeña comenzó ayudarlo diligentemente, ordenando con cuidado cada aparato que sacaba de las cajas apiladas en la pequeña sala.
—Impresionante, y ¿Cómo te está yendo?— Rev le sonrió con cierta expectativa, y Tech podía admitir que deseaba mentirle para impresionarlo, pero descartó de inmediato la idea. Por más que la verdad fuera humillante para él, no quería que sus interacciones sean mancilladas con mentiras. No sabía cuánto iban a durar sus conversaciones y deseaba disfrutarlas hasta entonces.
—No muy bien, justo hoy iban a echarme de Acme-Lab, pásame tu muñeca izquierda— Tech se acercó al correcaminos con un aparato con forma de brazalete, de un tamaño considerable. Rev le obedeció, pero hizo un gesto de confusión al ver como el aparato se encendía en su muñeca.
—Lo siento mucho, yo también estaba por quedarme sin empleo…— El correcaminos dejo de hablar, al ver que Tech se colocó un brazalete parecido en el brazo de la niña, y luego en el suyo.
—Presiona el botón verde para encenderlo— Tech había creado unos comunicadores con su propio canal de frecuencia para una presentación en Acme-Lab, pero lo consideraron muy caros de reproducir ya que, media los signos vitales no solo del que los llevaba puesto, sino también con los que comparte la misma frecuencia, siendo una tecnología demasiado avanzada. Consideraron que era una invasión a la privacidad, pero ahora mismo, era indicado para asegurarse de que los tres estaban en plenas condiciones físicas.
—¿Tiene un GPS?— Rev preguntó de repente, haciendo que el coyote gruña por lo bajo, porque fue la misma pregunta que le hicieron en su presentación.
—No— Dijo con sequedad Tech. No quería enojarse, porque no entendía cómo funcionaba sus poderes magnéticos, y lo que menos quería era lastimar al correcaminos o a la niña al perder el control, así que se preparó mentalmente para la crítica.
—Genial, no lo necesitamos— Rev le sonrió, tomando al coyote por sorpresa (era raro que su sonrisa le pareciera bonita), haciendo que olvide su amargura.
(…)
TBC
N/A: No mucho que decir, este fanfic será largo y llevará un par de meses terminarlo. Espero que todos esten listos para este viaje, la próxima actualización estará disponible la semana entrante.
