Loonatics Unleashed no me pertenece, y esto es un pobre intento de Fanfic.
La estrella caída (Primera Misión)
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Capitulo 3
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(…)
El silencio a su alrededor indicaba que había quedado completamente solo, lo cual calmó aún más los nervios de Ace. Había recuperado el conocimiento hace poco, y se percató que estuvo inconsciente por más de ocho horas, al ver como estaba amaneciendo. Lo único que el conejo recordaba fue que se había desmayado justo después de la explosión que afecto al set de filmación, y estaba seguro que sus ojos se quemaron por la misma.
Sin embargo, cuando Ace despertó, se percató que no solo podía ver, sino que su miopía se había curado, ya que no tenía sus lentillas que llevaba puestas para su trabajo de doble de riesgo, y ahora mismo su visión era tan nítida que estaba seguro que podría distinguir cualquier cosa a cientos de metros a la redonda.
¿Cómo era posible? Estaba seguro que sus ojos se habían quemado, porque sintió como un calor abrazador hizo arder sus retinas, pero ahora estaba bien. Trató de levantarse del suelo, mirando el suelo y preguntándose porque nadie le ayudó. Vio la máscara que le obligaron a usar para reemplazar al actor principal en las escenas peligrosas, y rechinó sus dientes frustrados, detestando ese pedazo de utilería...
De repente se comenzó a quemar, el olor a caucho quemado le hizo arrugar la nariz, y sus ojos hicieron algo extraño y quemó no solo la máscara por completo, sino que hizo estallar el asfalto, dejando un cráter humeante y de color negro.
Cerró los ojos, y el calor que emanaba de sus retinas, se disipo. El olor a asfalto quemado, le hizo sentirse un poco mareado.
—Tranquilo, sea lo que sea, solo dañó el suelo, no lastimé a nadie— El conejo seguía con los ojos cerrados, y trató de no asustarse cuando sus ojos dispararon aquel rayo láser. Porque era un láser, y no uno de los que se usa para jugar con los gatos, sino uno demasiado fuerte capaz de quemar y destruir cosas.
"Genial, me estoy asustando a mí mismo, debo calmarme y entender que está pasando" Pensó Ace, tratando de tomar el pulso de su cuello, como su maestro le enseñó.
—Respira, relájate, debes calmarte y enfocarte— El conejo se dijo esto a sí mismo, tratando de recordar cómo fue la sensación de disparar por primera vez. Su pulso bajó un poco, pero aún no tenía la certeza si sus ojos dispararían de nuevo aquel rayo láser. No estaba seguro que lo había provocado, por lo que necesitaba encontrar, como su maestro lo llamaba, el punto de ignición de la habilidad para poder controlarla.
No era como desenvainar una espada, pero debía concebirla de esa manera, porque si no tendría que caminar entre los escombros con los ojos cerrados, y nunca podría regresar a su casa. Iba a tener que volver abrirlos y sentir la sensación cuando dispare aquel láser de nuevo.
Se aseguró de mirar al suelo, para evitar disparar sin control en todas direcciones. Para su suerte, nada pasó. Aún le asombraba lo buena que era su vista, pero el láser no volvió a dispararse en aquellos expectantes minutos. Aún así, no iba a confiarse, y a pesar de que estaba molesto la producción por dejarlo a su suerte, estaba tranquilo de que no podría lastimar a nadie si llegaba a perder el control de nuevo.
Ace levantó la vista lentamente, y visualizó el remolque de lujo del actor principal completamente abandonado en el set de filmación. Debía admitir que era agradable ver todo tan claro sin necesidad de usar sus gruesas gafas, pero la sensación de calor volvió a sus ojos, haciendo que se asuste y anticipe lo que iba a pasar. Disparó nuevo su láser sin poder evitarlo, haciendo que remolque vuele en pedazos.
—Detente— Ace dio la orden en voz alta y el rayo láser se detuvo, sin que necesitara cerrar los ojos. Se quedó horrorizado al ver la destrucción que causó, el remolque se prendió fuego y el olor a humo hizo que tosiera, alejándose de aquel desastre que provocó.
—Creo que entiendo un poco cómo activarlo— Murmuró Ace para sí mismo, sintiéndose un poco miserable y con deseos de regresar al dojo donde vivía, hacer sus katas y que su maestro le prepare miso ramen para la cena. Si no tenía cuidado, podía lastimar a alguien por error, así que debía desviar la mirada de inmediato si se encontraba con otra persona.
Comenzó a caminar por la ciudad, revisando finalmente sus bolsillos en busca de su smartphone, pero de percató que estaba muerto. Al parecer había dejado de funcionar por completo, y dudaba mucho que pudiera cargar su batería pronto. Miró en todas direcciones y se percató que no veía una sola alma alrededor, ni un sonido a parte del metal rechinando levemente y los escombros de los edificios desprendiéndose de vez en cuando.
La explosión fue sorpresiva, sucedió justo cuando estaba por grabar una escena de acción como doble, y no recordaba nada más a partir de eso. Era posible que le hayan dado por muerto, pero no entendía porque no le habían llevado a una morgue en algún hospital cercano.
Vio al otro lado de la calle, y notó a una mujer de cabello rubio, aplastada por unos escombros. Corrió hasta ella, y trató de hablarle, pero se dio cuenta que estaba demasiado pálida y tiesa. Antes de intentar levantar los escombros, le tomó el pulso y se percató que estaba muerta. Cayó al suelo por la impresión, era la primera vez que veía un cadáver, y no sabía cómo reaccionar.
Temblando por los nervios, Ace se levantó para seguir su camino, y noto que había varios cadáveres abandonados, algunos desmembrados, muchos otros aplastados. Al parecer las autoridades no habían podido disponer de los cuerpos, porque eran demasiados y dieron prioridad a los heridos y sobrevivientes. Extraño, pero la situación era muy inusual y le dio la sensación que la explosión fue más grande de lo que creía, y tuvo demasiada suerte de estar con vida.
Debía encontrar la forma de contactar con su maestro, y asegurarse de que este bien. Era un conejo mucho más grande y fuerte que el promedio, pero no podía negar que los años le estaban pasando factura, y un desastre de esta magnitud podría ser contraproducente para su salud.
Realmente estaba preocupado por su viejo maestro cascarrabias.
Las calles estaban completamente destruidas, caminar solo entre tantos muertos le hizo desear ver borroso de nuevo. Una extraña aflicción le hizo sentir un nudo en su garganta, y trató de mantener la calma porque estaba seguro que iba a disparar su visión láser si se estresaba demasiado.
Eventualmente encontraría ayuda, o si no, iba abandonar a pie la ciudad.
(...)
Cuando Tech encontró el primer cadáver destrozado por un cartel publicitario, en la entrada de la ciudad, tomó la decisión de que no iban a continuar a pie, y para su suerte, Rev estaba de acuerdo. No podían arriesgarse más, no tenían idea hasta qué punto el cuerpo de Zadavia podía ser expuesto a los gérmenes y patógenos de los cuerpos sin vida, y no deseaba que Rev se traumatice aún más. Aunque no iba a decirle esto en voz alta, lo menos que deseaba es hacer sentir menos "capaz" al correcaminos.
—¿Qué idea se te ocurre?— Preguntó Rev cuando mencionó su deseo de utilizar un vehículo para desplazarse.
—Un vehículo aerodeslizador sería lo ideal, por suerte modificar uno me llevará poco tiempo, pero necesitaré una buena estructura y algunos materiales— Tech hizo una carrera corta calle abajo, revisó un par de vehículos abandonados, hasta que se decidió por una camioneta. Rev y Zadavia se acercaron a él mientras levantaba el capó para revisar el motor, la batería estaba muerta y la fuente de poder descargada por completo, pero el sistema de propulsión y de levitación estaban intactos.
Esto serviría.
—Necesitaremos una batería y una fuente de poder para moverlo, pero esto servirá...— Tech sintió una ligera brisa mover sus orejas, y después de unos segundos, Rev le habló al oído, tan cerca que hasta pudo sentir su cálido aliento en su cuello.
—¿Te refieres a esto?— La voz del correcaminos le hizo saltar de la sorpresa y golpear su cabeza contra el capó de la camioneta. Dolorido, Tech se quejó bajito, notando que Rev encontró una batería en buenas condiciones y una fuente de alimentación cargada. El pobre se veía mortificado por el daño provocado, pero no era su culpa, él no estaba acostumbrado a que le hablen de cerca.
Por regla general, la gente no solía acercársele tanto, pero el correcaminos estaba demasiado cómodo invadiendo su espacio personal.
—Lo siento, Tech, no quise asustarte— Rev parecía apenado y tal vez un poco ansioso, pero el coyote le sonrió animado, mientras el dolor mitigaba.
—No te preocupes, estoy bien, gracias por encontrar lo que necesitábamos— A Tech le importaba muy poco aquel golpe, estaba feliz de poder modificar aquel vehículo. Estuvo un poco alicaído después de su enfrentamiento, entendiendo que pelear no era para él. Tomar en sus manos maquinaria y hacerla trabajar, iba a levantar mucho sus ánimos.
—¿Vas a repararlo?— Zadavia vio como el coyote hizo flotar las piezas que no le servían con su poder magnético, abrió su mochila y sacó sus herramientas para comenzar armar el motor del vehículo.
—Solo mejorarlo un poco, para que nos sirva en un terreno menos estable— Reveló Tech.
—¿Dónde aprendiste a modificar camionetas con sistema de levitación integrado? Parece que estás muy acostumbrado— Rev parecía estar de mejor humor, tal vez porque él no tuvo una reacción violenta. Tech se preguntaba si alguien en su familia llego a golpearlo, pero puede que solo haya sido maltrato verbal.
Las palabras crueles no dejaban marcas en el cuerpo, pero si en la mente… Era mejor pensar en otra cosa.
—Mi madre es programadora de videojuegos, y cuando era más pequeño, en las épocas de crunch, me dejaba con mi abuelo el cual tiene un taller autos—Tech no mencionó lo desafortunado que fue en su infancia, sufriendo un montón de accidentes culpa de sus inventos. No era necesario hablar de cicatrices que ya no podría mostrar. Movió la batería para acomodarla en su lugar, y miró a Rev, particularmente sus manos —¿Quieres ayudarme? Como tus manos son más finas, podrás instalar la batería más rápido—
—Yo... no lo sé ¿Y si fallo y termino rompiéndola?— Rev se sentía inseguro, pero su pulso era perfecto y su postura firme. Era curioso como su cuerpo no se comportaba como su mente lo cual, en el futuro, ayudaría en la recuperación de la confianza del correcaminos a pesar de los años de maltrato.
—Buscaremos otras, no te preocupes, es ridícula la cantidad de vehículos abandonados— Tech dejó que el correcaminos instalara la batería, le mostró como funcionaba la conexión con la fuente de poder, como conectar los cables y ajustar los transistores. Rev lo hizo tan bien, que Tech se sintió molesto de no haberlo conocido en otras circunstancias. Sería un excelente compañero de laboratorio.
—Tienes mucha paciencia para enseñar— Zadavia notó el avance de Rev, mirando con interés como el ave seguía sus instrucciones. Pero enseñar no solo dependía de la habilidad del maestro, sino del aprendiz. Mallory no quería aprender nada de él y la había ignorado por eso... hasta que fue demasiado tarde, y tuvo que detenerla antes de que robe las ondas cerebrales de los científicos de Acme-lab.
Debería haberle prestado más atención, al menos para evitar que se lastime a sí misma y su cabeza no sufras esa terrible deformación. Sin embargo, muy dentro suyo sentía que obtuvo exactamente lo que se merecía.
No era el momento de pensar en eso.
—Tengo paciencia para las personas que quieren aprender, y por desgracia el mismo carácter de mi madre, detecto de inmediato cuando no me necesitan para nada, ya sea porque no les interesa lo que sé o tienen malas intenciones— Reveló Tech sin mucho problema. Se dio cuenta que hace mucho no hablaba tanto de sí mismo, era desconcertante pero no desagradable.
—Curiosa habilidad— Comentó Zadavia. Agradecía que no dijera que era su instinto, él estaba seguro de que carecía de este.
—A la mayoría no le genera confianza, se supone que debo ser amable o al menos simpático con todos— Tech era consciente que la gente no se daba cuenta de que algunas personas tienen malas intenciones y otras no. Por eso, cuando veía su reacción negativa delante de personas con malas intenciones, lo tachaban de antisocial y maleducado.
—¿De qué hablas? Eres muy amable— Rev parecía estar ofendido en su nombre, lo cual le resultó entrañable. No lo vio pelear con el nerdluck, mucho menos cuando lo hirió de muerte. Él era muy desagradable con la gente malvada, pero no tanto como su madre, ella era mucho más cruel.
—Es fácil ser amable con ustedes dos, son buenas personas— Tech dijo esto terminando los últimos ajustes y bajó el capó. Miró a Zadavia y Rev, que le estaban sonriendo de una forma curiosa, al parecer estaban felices estar con él.
Eso era nuevo.
—¿Puedo conducir?— Dijo de repente Zadavia, haciendo que Rev se crispe por completo y la mire alarmado.
—No, eres una niña—
—Te aseguro Rev que soy mucho más vieja que tus propios abuelos— Zadavia dijo esto con altanería, tratando de pararse más recta y con una actitud sobria, que resultaba hilarante en el rostro de una niña de doce años. El correcaminos no sabía que decir, pero años de experiencia de Tech lidiando con su madre, le preparó para este momento.
—Nah, eso no importa, tus pies no llegan a los pedales— El coyote descartó esto de inmediato, y vio como la niña frunció su carita, cruzándose de brazos. La ignoró, abrió la puerta trasera y señaló los asientos para pasajeros —Arriba, y abróchate el cinturón de seguridad—
Rev suspiró aliviado, y ayudó a Zadavia acomodarse en el asiento de atrás y ajustar el cinturón de seguridad para que no le pase nada mientras conducen. Tech asintió satisfecho y cerró la puerta.
—Gracias, no tengo idea como lidiar con preadolescentes— Rev parecía aliviado de que le apoyara en esto, pero era lo mejor, si llegaban a dudar con Zadavia, ella iba a mandonearlos sin dudarlo.
—Cuando alcance la adolescencia será insoportable— Respondió Tech, haciendo que Rev se ría con suavidad, y Zadavia proteste —¿Cuántos kilómetros nos queda para llegar al fragmento?—
—Unos treinta, creo que cayó cerca de la bahía— Rev hizo una mueca, como si le doliera la cabeza, pero señaló hacia una dirección —Hay un vacío en el mapa de mi GPS interno, algo o alguien debe estar provocando la interferencia—
—Más bien alguien...— Tech dijo esto con seriedad, rascando su mentón —...Posiblemente como Vitrax, con una habilidad especial—
—¿Por qué no permiten que se localice el meteorito en GPS?— Rev parecía estar genuinamente preocupado, ya era consciente de que esto era más grande que ellos.
—Tal vez tienen planes para el fragmento— Zadavia dijo esto desde el asiento trasero, olvidando que no iba a poder conducir, y recordando el problema con el que debía lidiar —No tengo idea que puede ser, pero no debe ser nada bueno—
—Por supuesto, si no pueden matar a Zadavia directamente, posiblemente busquen otro método para hacerlo…— Tech no se animó a completar la frase, pero el correcaminos le miró por un momento.
—¿Cómo destruir el planeta?— Rev después de ver su cara por unos instantes, rápidamente subió a la camioneta para evitar seguir viéndolo a los ojos.
Tech se agarró la cabeza, sintiéndose frustrado, y caminó de un lado a otro mientras su pelaje se erizaba y su cola se tensaba, en señal de estar en alerta de peligro. Podía sentir la amenaza de la muerte inminente cada vez más cerca y al parecer Rev también, por eso estaba más esquivo y silencioso. Sus instintos ante el peligro estaban presentes, instándolo ir en dirección contraria a donde estaba el meteorito.
Pero debían ir, nadie más parecía que podría intervenir.
¿Iban a poder hacer algo ellos solos? Tech cada vez estaba más inseguro y terriblemente preocupado, sintiendo la espada de Damocles pendiendo sobre sus cabezas en ese preciso momento.
(...)
Slam removió los escombros que había atrapado a un par de hombres que se encontraban en la arena de lucha libre, posiblemente espectadores. El escombro era del tamaño de una pared de más de dos metros, pero no le costó trabajo removerlo.
Si no estuviera tan preocupado por las personas atrapadas y los posibles heridos, notaria que su fuerza aumentó drásticamente desde que despertó. No sabía cuánto tiempo había pasado desde que recuperó la conciencia, tenía algunas heridas y su traje de lucha se había desecho por completo al recibir la onda expansiva de la explosión. Lo único que recordaba de ese entonces, es que todo se volvió demasiado brillante y caliente.
Su pelaje estaba intacto, y solo tenía unos cortes en los brazos, era extraño que su ropa se haya quemado pero su pelo no. Slam gruñó por lo bajo cuando su fino olfato detectó que los humanos estaban muertos, y dejó de lado los pensamientos que podrían confundirlo. No valía la pena preocuparse de cosas que no podía controlar. Aún así, estaba apenado por los fallecidos y el silencio en aquel lugar, diseñado para estar cargado de sonidos y gritos de algarabía, era ensordecedor.
Necesitaba salir de allí pronto.
A medida que caminaba hacía la calle y despejaba los trozos de escombro, el metal y las estructuras de vidrio reforzado, solo encontraba cadáveres. No había sobrevivientes cerca de allí, no escuchaba un solo sonido o pedido de auxilio ¿A dónde fue toda la gente? ¿Por qué no había nadie que disponga de los cadáveres? Las calles estaban completamente vacías y la cantidad de fallecidos era muy pequeña en comparación a la cantidad de habitantes en la ciudad.
Esto era muy extraño.
Su estómago comenzó a rugir, y lamentó mucho no haber conseguido la comida diaria por su trabajo en el ring. No sabía dónde iba a conseguir algo de comer, porque era el único pago que le daban, y no tenía dinero disponible para comprar algo en las tiendas. Tal vez deba probar suerte hurgando en la basura, hasta que los dueños del ring de lucha libre vuelvan...
—¡Doc!
Slam levantó la vista del suelo al escuchar ese grito, y vio derrapar por un muro caído a un conejo de pelaje gris, pantalones de mezclilla, camiseta roja y un chaleco azul, que se dirigía hacia él. Era curioso que se sintiera intimidado por él, y por algún motivo, este parecía estar un poco preocupado de verlo directamente, porque desvío sus ojos a otro lado cuando comenzó hablarle. Por alguna razón, que evitara verlo directamente a los ojos, le dejaba más tranquilo.
Esperaba que no quiera hablarle, eso no se le daba muy bien.
—¿Sabes que ha pasado con toda la gente? La ciudad parece estar desierta— Declaró el conejo.
Slam suspiró resignado al ver al recién llegado delante suyo. No sabía si podría comunicarse, porque desde que había nacido, tenía dificultades para articular palabras, debido a que una parte de su cabeza relacionada con el lenguaje no funcionaba bien. Pero debía intentar hablar, tal vez podría entenderlo si tenía suerte, así que abrió la boca.
—(No. Solo ver personas muertas)— Slam se sorprendió al darse cuenta que pudo decir exactamente lo que pensaba. Era curioso, a pesar de sus gruñidos sus palabras se formaron correctamente, porque el conejo movió sus orejas en señal de haberle entendido. Era la primera vez que podía hablar, a pesar de los gruñidos, que podían hacer sus palabras menos entendibles y lo grueso de sus cuerdas vocales, pudo expresar lo que pensaba.
—Lo mismo digo, todo está muy silencioso, y es extraño que no hayan recuperado los cuerpos— El conejo se percató exactamente de lo mismo, los cadáveres eran pocos y no había sobrevivientes, ni personas recuperando los cuerpos.
—(Faltan personas)— Señaló Slam con preocupación.
—...— El conejo iba a abrir la boca para hablar, pero de repente, el estómago de Slam rugió de nuevo —Será mejor que busquemos algo de comer, vi una tienda de veinticuatro horas cerca de aquí—
—(Sin dinero)— Expresó el demonio de Tasmania, bastante deprimido.
—No te preocupes, no hay electricidad por lo que hay alimentos que se echaran a perder de los refrigeradores, no creo que haya problema que los comamos antes de que eso pase— Señaló el conejo con suma tranquilidad. A Slam no le agradó la sugerencia, se sentía como robar.
—(No me gusta robar)—
—¿Y si dejamos un pagaré para después?— Sugirió el conejo luego de pensarlo detenidamente.
—(Puede que funcione. Podré buscar un mejor trabajo ahora que puedo hablar)— Slam estaba muy emocionado con esto, a pesar de que la lucha profesional era su pasión, debía admitir que le gustaría que le paguen algo de dinero. De seguro podría aplicar para otro tipo de actividades de ahora en más.
Sin embargo, ahora estaba un poco preocupado ¿Qué le pasó a su cuerpo que podía hablar como cualquier otra persona?
—Okey grandote, vamos a ver que encontramos y luego salgamos de la ciudad, estar rodeado de cadáveres me está poniendo nervioso— Reveló el conejo con una expresión de desasosiego.
—(¿Miedo a los zombis?)— Preguntó Slam con una sonrisa más animada, mientras acompañaba al antropomorfo de largas y peludas orejas.
—Detesto a los zombis, espero que no toparme con alguno, pero me han pasado cosas muy raras hoy, así que no lo descarto— Reveló el conejo con una media sonrisa.
Slam asintió al oírlo. A él también le han pasado cosas extrañas desde que despertó. Mientras acompañaba al conejo en busca de la tienda, continuaron charlando. Era un poco desconcertante hablar con alguien y ser entendido, pero debía admitir que también era muy agradable. Para su suerte, su compañero estaba demasiado entusiasmado por hablar, tal así que estuvieron charlando sobre sus respectivos trabajos, y noto como se tensó cuando le explicó que solo le pagaban con comida y alojamiento en el ring de lucha libre. El conejo trató de cambiar el tema, y se dio cuenta que no sabían sus nombres.
—Perdona por no presentarme grandote, soy Ace Bunny, el apellido es muy común en Acmetropolis, así que seguro que debes conocer algún primo o prima lejana mío— Sonrió animado el conejo, a pesar de que sonaba un poco molesto de que su apellido sea tan mundano.
—Slam, vengo de Nueva Zelanda, demonio de Tasmania— Cuando llego a Acmetropolis, Slam se percató que su especie no era habitual de aquel lugar, pero estaba demasiado decidido a cumplir su sueño de ser luchador profesional, como para regresar con los suyos.
—Ese nombre te queda, parece que podrías ganarle a cualquiera en una pelea— Ace dijo esto con una enorme sonrisa, mientras Slam sube los hombros, evitando falsa humildad.
—(Suelo ganar, pero no me confío)—
La risa del conejo le levantó mucho la moral. Era agradable hacer reír a alguien a pesar de las circunstancias. Supuso que le pareció gracioso lo que dijo, porque no le cree, pero fue completamente sincero.
—Suenas como mi maestro, se llevarían muy bien, eso seguro...— El conejo se detiene delante de una tienda, y nota que la entrada estaba bloqueada, por un par de autos deslizadores, completamente aplastados —...Esto es un problema—
—(Deja, yo me encargo)— Slam se acercó a los autos, y antes de que el conejo le advirtiera que no se esfuerce demasiado, los tomó por el chasis deformado, y los lanzó en dirección contraria de donde se encontraban, con tanta facilidad que cayeron a varios metros lejos de ellos.
Era demasiado fuerte. Debía aprender controlarlo o se volvería un problema.
—¡Eres muy fuerte! No puedo creerlo, moviste esa chatarra como si no pesara nada— Ace estaba saltando de la emoción, al menos no se asusto por la demostración de fuerza. Tal vez estaba acostumbrado a este tipo de cosas.
—(Creo que algo aumentó mi fuerza…)— Slam se quedó callado, y sintió como todo su pelaje se erizaba ante la presencia de inminente peligro. Algo o alguien los estaba observando, y comenzó a mirar hacia todas las direcciones, esperando el inminente ataque.
De repente, Ace le tomó del brazo izquierdo y tiró con fuerza de él (su agarre firme le llamó la atención, el conejo era más fuerte de lo que parecía). Le hizo señas para que guarde silencio y se ocultaron detrás de los anaqueles de snacks y frituras. Desde el ventanal que daba hacía el otro lado de la calle, Slam vio algo moverse a los lejos. No pudo distinguir que era.
—(¿Amigo?)— Preguntó esperanzado Slam, pero dudaba mucho que lo sea. La sensación de peligro era palpable.
—Te aseguro que no se ve para nada amistoso, muy grande, piel roja, con armadura negra y orejas puntiagudas, definitivamente no es amistoso— Ace pudo distinguir muchos detalles de la criatura a pesar de estar tan alejados, su vista era muy buena ¿Los estarán invadiendo los aliens?
Esperaron unos segundos en silencio, hasta que Ace perdió de vista a la criatura.
—(¿Qué crees que sea?)— Por la expresión aterrada del conejo, no debía ser inofensivo. Slam era fuerte, pero no tenía deseos de pelear con algo que siquiera sabía de qué planeta venía. Por suerte, Ace era de la misma opinión.
—Ni idea, pero será mejor que no nos vea— El conejo dijo esto mientras se levantaba y se giró hacia el lugar —Bien, busquemos solo lo que necesitemos y nos vamos, la ciudad no es segura—
Slam asintió y olisqueo el ambiente. Al parecer Ace tenía razón, la mayor parte de la comida que necesitaba estar refrigerada, ya estaba empezando a oler mal. Los helados y postres congelados habían hecho un charco debajo de las neveras de exhibición y los sándwiches estaban atrayendo moscas. Los que se encontraban empaquetados estaban burbujeando de una forma extraña, por la acumulación de calor.
Acmetropolis siempre había sido calurosa, por los enormes índices de smog en el ambiente, pero hoy parecía particularmente caliente.
—Hace más de medio día que estuve inconsciente, sabía que la comida se dañaría por el calor, pero no pensé que tan pronto— Ace descarta las bebidas con azúcar y le pasa una botella de agua —Supongo que serán solo frituras y snacks para nosotros, hasta que encontremos algo mejor—
—(¿No podemos comer nada de esto? Que desperdicio)— Slam estaba un poco contrariado al respecto, pero Ace negó levemente, mientras le pasaba un paquete de galletas y varios de papas fritas.
—Sería arriesgado sufrir de intoxicación alimentaria, lo mejor es mantenernos hidratados, no sabemos qué pasará— Ace abrió la botella de agua y comenzó a beber, mientras Slam decidió atacar las galletas y las papas, no sería una comida adecuada, pero le daría energía para el resto del día —Salir de la ciudad sería lo mejor, puede que haya energía en otro lugar—
—(Y personas)— Al demonio de Tasmania le parecía muy incomodo que un sitio que había estado tan poblado, donde miles de personas abarrotaban todos los días las calles de la ciudad, habían desaparecido.
Algo extraño estaba pasando, y parecía que Ace también lo presentía.
—Tal vez encontremos a alguien que sepa a donde fueron todos— El conejo buscó un par de mochilas en la tienda, y le pasó una a Slam —Saldremos dentro de poco, y descansaremos cuando se haga de noche—
—(Claro. Sin electricidad, no hay luces)— Era casi desconcertante pensarse la ciudad a oscuras, pero deberían adaptarse. Al parecer el frío no iba a ser mucho problema, porque hacía demasiado calor.
Slam sentía que todo su pelaje se estaba mojando por el sudor, y cuando trató de tomar su agua, noto que estaba demasiado caliente.
—¿No crees que hace demasiado calor?— Ace dijo esto con una expresión de agobio, y Slam agrandó los ojos cuando notó como la tienda comenzó a quemarse a su alrededor. Los anaqueles, los aparatos, todos los alimentos que les rodeaban comenzaron a arder en llamas. El humo les hizo toser, antes de que las llamas chamusquen su pelaje, ambos huyeron de la tienda que comenzó arder de forma indiscriminada.
Al salir a la calle, notaron que el fuego seguía expandiéndose a su alrededor, hasta rodearlos por completo, en una especie de semicírculo. Estaban atrapados.
—¿Pensaban que no iba a notar que un par de ratas peludas andan hurgando por mi ciudad?— Una voz plana y nasal se alzó entre el repiqueteo de las llamas, y un sujeto que les superaba por casi medio metro de altura, de piel roja y armadura negra, atravesó aquellas llamas sin que le afecten. Ace, por algún motivo que no entendió, se movió hacia delante, tratando de protegerlo. Slam apreciaba el gesto, pero podía defenderse sin problemas. El sujeto comenzó a reírse de manera cruel y despiadada.
—Una pena que no me dejaran matar a todos los terrícolas que quisiera, pero me desquitaré con ustedes dos—
—¿Te da miedo atravesar el fuego?— Dijo de repente Ace. Slam lo pensó un poco, y al ver la cara sádica del extraño alíen de orejas puntiaguda y dientes de tiburón, supuso que enfrentarlo directamente no era una buena idea.
—(Para nada)—
—A la cuenta de tres, corremos— Dijo Ace de repente, haciendo que el sujeto comience a reírse de manera desagradable. Slam no se inmutó, y confió en el conejo, asintiendo levemente —Uno…—
—¿Piensan escapar? Voy a volverlos cenizas en este preciso instante, ratas asquerosas— El enorme sujeto extendió sus brazos, y de sus enormes manos, con garras negras, brotaron llamas ardientes, que aumentaron su tamaño a medida que se acercaba a ellos.
—…Dos…— Ace parecía estar forzando su vista, porque sus ojos se fijaron por completo en el sujeto que estaba delante de él. Slam pudo notar como la cara del conejo comenzó a brillar, y terminó entendiendo porque le dejaba tranquilo que no le mire directamente cuando hablaba con él.
Este día no paraba de ser extraño, pero se preparó para correr.
—No van a escapar ¡MUERAN!— El alienígena extendió su manos hacia ellos, listo para dispararles un lanzallamas monumental.
—¡TRES!— Gritó Ace, y un rayo laser salió de sus ojos, dándole de lleno al enorme alíen, tomándolo por sorpresa y arrojándolo hacia el otro lado de la calle. Sin dudarlo, Slam tomo al conejo en sus brazos, y salió corriendo, atravesando las llamas y escapando de aquel lugar.
(…)
Rev no pudo evitar mover su pierna derecha tan rápido, de arriba abajo, demasiado rápido por culpa de su velocidad aumentada. A Tech no parecía molestarle, pero notaba como se estaba mordiendo la lengua para no acribillarlo con preguntas. Era entrañable, pero se alegraba que se contuviera para hacerle sentir cómodo. Aun no estaba listo para asumir ser el correcaminos más veloz del mundo.
No sabía si algún día lo asumiría.
Aburrido por lo lento que iba la camioneta, trató de entretenerse, y vio por el espejo retrovisor como a unas pocas cuadras, una enorme columna de llamas se elevaba entre los edificios de la ciudad. Se preguntó si Tech lo había visto, pero estaba demasiado ocupado tratando de no colisionar con cualquier otro pedazo de escombro que encuentre en el camino.
—Tech ¿Puedes dar la vuelta?— Rev habló de repente, y se alegró de que el coyote no se asustara por su voz. El pobre a veces se concentraba tanto que olvidaba a los que le rodeaban, era demasiado adorable-
Basta. Debía calmar sus sentimientos, o iba a empezar a erizar las plumas de su cola, y no era el mejor momento para cortejar al coyote.
Por suerte, al escucharlo, Tech terminó frenando el vehículo sin protestar. Era extraño que alguien le prestara tanta atención y respetara sus sugerencias, sin tratarlo con condescendencia. Tuvo demasiado de eso en su corta vida para no ser encantado por aquel rasgo del canino.
—¿Tu GPS detectó algo?— El coyote terminó dedicándole una mirada vehemente con sus lindos ojos color almendra, haciendo que el rostro de Rev se sonrojara y se le trabara la lengua, sin poder responder de inmediato. Mientras tanto, Zadavia aprovecho a desabrochar su cinturón de seguridad, para poder ver hacia atrás, a través de la ventanilla.
—Eso es fuego, pero ¿Por qué hay tanto? ¿Es un incendio accidental?—
—No, es imposible, no hay energía eléctrica en la ciudad, por lo que tuvo que ser ocasionado por una fuente completamente externa…— Tech se quedó mudo por unos instantes, permitiendo que Rev llene los espacios vacíos.
—…Es un nerdluck, y de seguro está utilizando los poderes de Zadavia para ocasionarlo— Rev notó que el coyote estaba de acuerdo con su conclusión, y su corazón aleteo dentro de su pecho por la emoción. Era la primera vez que estaba en sintonía con los pensamientos de otra persona, y podía entenderla tan fácilmente, al punto de completar sus ideas.
Esto solo iba a empeorar su loco enamoramiento por Tech. Debía cambiar el tema.
—¿Qué hacemos? Debemos ir por el meteorito, pero ese sujeto seguro tiene una de las partes de Zadavia— El correcaminos habló rápidamente, notando como los otros dos comienzan a mover los engranajes dentro de sus respectivas cabezas, pensando en una posible respuesta.
—Definitivamente tiene parte de mis poderes, pero no estamos en condiciones de enfrentarlo— Zadavia parecía estar tensa y preocupada por su bienestar. Tal vez porque sabía que Tech no podía recuperarse tan rápido del fuego, y él apenas había comenzado a controlar su supervelocidad. Enfrentarse a alguien así iba a ser muy difícil.
—En realidad, corremos con ventaja— Tech dijo esto con total seguridad, haciendo que Rev comience a plantearse que tan loco estaba coyote. Este los miró con cierta seguridad —Tenemos más información respecto su posición, hasta Rev podría rastrearlo, sabemos cómo son sus posibles poderes, hasta podemos observarlo para tenderle una trampa y derrotarlo—
—Es una locura Tech, y si realmente tiene poderes pirokinéticos ¿Cómo podríamos derrotarlo? Al menos que podamos quitarle todo el aire a su alrededor, dudo que logremos acercarnos lo suficiente como para noquearlo… Deja ya de escribir, esto es serio—
Tech le sonrió mientras terminaba de apuntar en su libreta, rasgando el papel con su bolígrafo al decidir qué hacer.
—Bomba de vacío— Reveló el coyote.
—¿Bomba de vacío?— Rev parpadeo confundido —Pero debería ser enorme ¿Cómo piensas que podrías hacerla?—
—Yo no lo haré, la harás tú— Tech dijo esto con una enorme sonrisa la cual Rev no entendió. La chispa de ingenio en los ojos del coyote brillaba con intensidad, y cuando el correcaminos miró a Zadavia en busca de ayuda, y la jovencita simplemente subió los hombros sin saber que decirle.
Rev se limitó a suspirar abrumado, a medida que Tech revelaba su loco plan. Debía admitir que su ingenio era demasiado atractivo, pero estaba seguro que solo se metería en problemas en el futuro. Era aterrador y emocionante al mismo tiempo darse cuenta que no le importaba.
De todos modos ¿Qué es llevar una vida sin problemas?
(…)
TBC
N/A: Lamento la tardanza, pero la inspiración llegó, me dio un besito en la frente y pude conseguir terminar el capitulo. Nos vemos la semana que viene.
