¡Bienvenidos al siguiente capítulo de esta historia! Estoy realmente emocionado de presentarles el siguiente capítulo de este inusual crossover que he disfrutado mucho escribirlo. Aunque me desilusionó un poco el recibimiento inicial, comprendo que es parte del proceso. Sin embargo, me siento profundamente agradecido por los favoritos y los follow que algunos lectores decidieron otorgar a mi historia. Así que a todos aquellos que le dieron fav y follow quisiera leer sus opiniones y comentarios. ¡Su apoyo y participación significan mucho para mí y me inspiran a seguir adelante con esta historia!
Vamos a las respuesta de los reviews:
Maximum Rhapsody: Emm no exactamente amigo, lo sabrás conforme avance la historia y con respecto a tu otra pregunta, seran justo como en el canon !Gracias por tu comentario!
Jon: ¡Y se pondrá interesante!
igniz1: ¡Aqui esta la continuación!
Bueno sin nada mas que agregar, empecemos con el capitulo.
Capítulo 1 .- Intrigas inesperadas.
[Universo 7, línea del presente]
El kiosko donde habían atendido a Trunks cuando llego al presente en condición grave, se habían reunido todos los miembros de la corporación capsula, pero el ambiente era sombrío y opresivo debido al acontecimiento reciente. Un silencio denso envolvía el lugar, solo interrumpido por los sollozos de Bulma y los murmullos de las voces que intentaban consolarla. Mai, Pilaf y Shu observaban con desconcierto, sin saber qué decir o hacer para ayudar, mientras el Trunks de esta línea temporal se aferraba a la mano de su madre, intentando comprender la profunda tristeza que los envolvía.
Goku y Vegeta se mantenían de pie, observando la escena con una mezcla de pesar y determinación en sus rostros. De repente, Bulma se tambaleó y cayó de rodillas, abrumada por el dolor de la pérdida. Vegeta, con reflejos rápidos, se apresuró a sostenerla en sus brazos, rodeándola con un abrazo reconfortante.
—Justo cuando los propulsores se iban a activar… su mano soltó la mía y luego… —Las lágrimas volvieron a brotar de los ojos de Bulma —no… noo…
—Bulma... —murmuró Vegeta con voz suave, sintiendo el temblor de su esposa mientras se aferraba a él en busca de consuelo —. Hiciste todo lo que estaba a tu alcance.
Bulma sentía como si su corazón fuera arrancado de su pecho, cada latido resonando con el dolor abrumador de la pérdida. Cada respiración era un esfuerzo agotador, como si el aire mismo se hubiera vuelto denso y pesado con la tristeza que la envolvía. Su mente estaba llena de recuerdos de su hijo desde el día en que lo conoció en aquel desolado paramo, ahora, esos felices recuerdos eran cortados de manera inmisericorde a través de su alma con una punzada aguda de desesperación.
Mientras se aferraba a Vegeta, Bulma se sentía abrumada por una mezcla tumultuosa de emociones, el dolor, la ira, la tristeza... todos se entrelazaban en una maraña confusa dentro de ella, amenazando con ahogarla en su desesperación.
El pequeño Trunks observaba la escena con ojos grandes y llenos de confusión, podía sentir la pesadez en el aire, la tristeza palpable que envolvía a su familia. Se sentía abrumado al ver el dolor de su madre, de la angustia que sentía la Mai del presente y, sobre todo, el ominoso destino que le sucedió a su yo del futuro.
Se aferraba a la mano de Bulma con fuerza, intentando reconfortar a su madre también. Sin embargo, la sensación de impotencia lo abrumaba, dejándolo inseguro y vulnerable. En su mente, aún resonaban las palabras de su yo del futuro, llenas de determinación y esperanza. Había creído que su yo del futuro regresaría con una sonrisa de triunfo, anunciando que el mal había sido derrotado. Pero ahora, con este impactante suceso hizo que esa esperanza se desvaneciera de golpe, dejándolo con una sensación amarga que nunca antes había experimentado.
Pero las cosas no salen como tu lo esperas, la realidad puede ser muy cruel.
—Si tan solo hubiera encontrado la solución antes, si tan solo los propulsores de la máquina del tiempo se hubieran activado más rápido…
—No fue tu culpa Bulma —susurró Vegeta con voz firme pero reconfortante.
Bulma enterró su rostro en el pecho de Vegeta, dejando escapar sollozos ahogados mientras se aferraba desesperadamente a él. Vegeta la sostuvo con firmeza, intentando tranquilizar a su abatida esposa y esperando que pronto encontrara fortaleza en medio del dolor.
Por un momento, el tiempo pareció detenerse mientras Vegeta y Bulma se aferraban el uno al otro, compartiendo su pena en silencio. Las palabras eran innecesarias en ese momento; la determinación y su conexión eran suficientes para consolarse de tan dolorosa perdida.
Finalmente, Bulma se separó ligeramente de Vegeta, mirándolo con ojos húmedos pero determinados. —Gracias, Vegeta —susurró con voz temblorosa pero llena de gratitud —. No sé qué haría sin ti.
Vegeta suavizo un poco su expresión tosca en sus ojos mostrando una mezcla de compasión y determinación.
—Hare lo que haga falta para traerlo de vuelta —, prometió, apretando sus puños con fuerza —. Es una promesa.
Con un suspiro profundo, Bulma asintió lentamente, dejando que la fortaleza de Vegeta se filtrara dentro de ella; Gōku quien se encontraba observando al horizonte, pero sin perder ningún detalle de la situación, se acercó a Vegeta con determinación, asomándose una chispa de optimismo brillando en sus ojos.
—¡Vamos! ¡No todo está perdido! —, exclamó Gōku con entusiasmo, tratando de levantar el ánimo. —Sé que esto ha sido realmente difícil, pero aún tenemos las Esferas del Dragón. Podemos usarlas para averiguar qué sucedió, y tal vez encontrar una forma de arreglar las cosas.
Vegeta frunció el ceño, su expresión escéptica. —¿Crees que las Esferas del Dragón pueden realmente ayudarnos en esta situación? —Preguntó con incredulidad.
—¡Claro que sí! —Gōku asintió con convicción —Siempre hemos confiado en las Esferas del Dragón en momentos de necesidad, y nunca nos han decepcionado.
Vegeta frunció el ceño, profundizando aún más mientras miraba a Gōku con una mezcla de frustración y desdén.
—Siempre tomando las cosas a la ligera, insecto —gruñó Vegeta con un tono de voz reflejando su amargura habitual —¿Qué pasa si no podemos resolver nada buscando las esferas?, ¿es que acaso esa cabeza hueca tuya, no dimensiona la realidad de la situación?
—Vamos no seas tan pesimista, si no funciona podemos consultar a las super esferas del dragón —respondió Gōku con tono ante la hostilidad del príncipe saiyajin —, después de todo el señor Bills dijo que estas podrían cumplir cualquier deseo entre todos los universos
Que podía decir Vegeta al respecto, ciertamente la mayoría de cosas que el dios de la destrucción decía eran más que verdaderas; Vegeta frunció el ceño ante las palabras de Gōku, aun mantenía ciertas reservas por la sugerencia de recurrir a las Super Esferas del Dragón. Sin embargo, a pesar de su reticencia inicial, no podía ignorar la lógica detrás de la idea.
—Las Super Esferas del Dragón... —Murmuró Vegeta con tono reflexivo mientras consideraba la propuesta de Gōku —. Si bien la idea es buena, hay mucho que juega en nuestra contra.
Bulma levantó la mirada, sus ojos rojos por el llanto, pero una pequeña chispa de esperanza brillaba en ellos. —Tal vez Gōku tenga razón —, dijo la científica con voz temblorosa —. No tenemos mucho más que perder en este punto. Aunque…
De repente recordó aquella aventura que vivió con Jaco cuando visitaron aquel planeta cuyo ser de destacaba en su omnisciencia como perversión y predilección de las mujeres jóvenes y hermosas, la idea de visitar aquel lugar le disgustaba de sobre manera pues Bulma sabia la jugarreta que le había hecho y estaba consiente de ello, pero la determinación de saber que paso con su hijo era mas fuerte y si obtenía las respuestas que necesitaba, podría determinar el curso de acción a tomar.
—Se quién puede darnos información al respecto.
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[Universo o dimensión desconocida]
Trunks despertó con un dolor agudo que parecía penetrar en cada célula de su cuerpo. Su mente luchaba por aclararse, mientras lentamente abría los ojos para encontrarse con el entorno desconocido de una habitación de hospital. El sonido rítmico de una máquina monitoreando su pulso llenaba la habitación, creando una atmósfera de inquietud en el aire. Cada latido resonaba en sus oídos, recordándole la fragilidad de su existencia en ese momento de vulnerabilidad.
Se esforzó por recordar cómo había llegado hasta allí, pero su mente era un torbellino de confusión y fragmentos borrosos de memoria. Recordaba destellos de una batalla intensa, la sensación de ser aplastado sin alternativa de salvación, la desesperación por alcanzar a la mujer que estuvo con el en sus momentos más difíciles… pero todo parecía distante, como si fuera parte de un sueño del que apenas podía recordar los detalles.
—¿En dónde… estoy? —murmuró para sí mismo, su voz sonando débil y distante en la quietud de la habitación. Se sentía como si estuviera flotando en un limbo entre la realidad y el sueño, sin saber qué era verdad y qué era ficción.
Trunks parpadeó varias veces, tratando de enfocar su visión mientras su mente se esforzaba por entender su situación. La habitación blanca y estéril del hospital parecía extrañamente familiar y desconocida al mismo tiempo, como si estuviera atrapado en un sueño confuso del que no podía despertar.
Una oleada de dolor punzante recorrió su cuerpo cuando intentó moverse, recordándole la gravedad de sus heridas. Además del brazo izquierdo envuelto en un grueso vendaje, sentía una sensación punzante en su costado derecho cada vez que respiraba profundamente. Sus costillas estaban vendadas y cada inhalación era un recordatorio constante de su fragilidad. Además, su pierna derecha estaba envuelta en un entramado de vendajes, indicando una lesión significativa en esa extremidad. Cada movimiento provocaba una nueva punzada de dolor, y Trunks luchaba por encontrar una posición cómoda en la cama del hospital mientras intentaba calmar las desagradables sensaciones que lo abrumaban.
El olor familiar de desinfectante y el zumbido constante de la maquinaria médica llenaban la habitación, envolviéndolo en una sensación de irrealidad. Por un momento, se permitió cerrar los ojos y concentrarse en el sonido regular de su propio pulso, encontrando un atisbo de tranquilidad en medio del caos que lo rodeaba.
Cuando intentaba ordenar sus ideas y saber en donde se encontraba para después tomar una decisión de lo que haría, fue entonces que escucho como una puerta se abría de repente una enfermera entró en la habitación, trayendo consigo una bandeja de medicamentos, así como otros antibióticos y vendas.
La enfermera era una mujer de mediana edad, con cabello oscuro recogido en un moño pulcro. Su uniforme blanco estaba impecablemente limpio, de una voluptuosa figura cuyos prominentes pechos eran su carta de presentación, poseedora de unos enigmáticos ojos de color lila y de una belleza indescriptible cuya expresión reflejaba una mezcla de profesionalismo y preocupación.
Trunks, aún en medio de su confusión, notó una anomalía en el aura de la enfermera mientras ella se acercaba. Su ki parecía envuelto en una esencia oscura, una sombra que se cernía sobre ella de manera sutil pero inquietante. Era como si hubiera algo oculto bajo la superficie de su apariencia tranquila y profesional, algo que no encajaba con la luz y la pureza del entorno hospitalario, y a pesar de eso dicho ki no reflejaba una esencia maligna y eso fue algo que le descoloco totalmente.
Esta contradicción solo le confundía más, haciendo que Trunks se sintiera aún más intranquilo y desorientado en medio de la situación.
—Es un alivio que hayas despertado —dijo la enfermera con tono amable, notando la expresión perdida de Trunks—. Tenias una contusión severa y habían pronosticado que tomaría varios meses en que despertaras.
—¿Cuántos días estuve inconsciente? —preguntó Trunks, su voz sonaba débil y distante, como si estuviera hablando desde un lugar lejano.
La enfermera consultó una carpeta en la mesita cercana antes de responder:
—Han pasado quince días desde que ingresaste al hospital. Tu recuperación ha sido asombrosa, considerando la gravedad de tus heridas —Decía la enfermera mientras aplicaba suero en la bolsa intravenosa que se encontraba unida al brazo sano del saiyajin —. Podría decirse a que es gracias a tener una constitución tan fuerte, lo cual también es algo que nos sorprendió bastante, tu constitución física podría describirse como algo… fuera de lo común.
Trunks asintió, aunque en su interior la confusión persistía. Quince días de su vida parecían haber desaparecido en un abrir y cerrar de ojos, y no podía evitar preguntarse qué había sucedido durante ese tiempo perdido. Sin embargo, decidió no abrumarse con preguntas en ese momento.
Trunks, aun sintiendo los efectos de su recuperación, levantó la mirada hacia la enfermera con una expresión preocupada y confundida.
—¿Dónde está Mai? —preguntó con voz débil, luchando contra la debilidad que aún sentía en su cuerpo.
La enfermera frunció el ceño levemente ante la pregunta de Trunks, como si estuviera considerando cómo responder a esa inquietud.
—¿Mai? —repitió la enfermera pensativa—. ¿Te refieres a la mujer que estaba contigo cuando te encontraron?
El guerrero del futuro asintió débilmente.
La enfermera noto a la perfección su angustia y le ofreció una sonrisa comprensiva para tratar de tranquilizarlo.
—Ella está en buenas condiciones, así que no te preocupes mucho por ello.
Trunks estaba a punto de interrumpir para obtener más información sobre Mai, pero la doctora nuevamente se adelantó a sus pensamientos.
—Entiendo que estés preocupado por tu amiga, pero ahora mismo necesitas concentrarte en recuperarte. —continuó la doctora, anticipando la reacción del saiyajin—. El doctor Abbader tiene una reunión importante con los Maōs y estará ocupado por un tiempo. Puedes esperar su visita más tarde. —Respondió mientras realizaba algunas notas —. Si quieres mi recomendación, deberías tomar una siesta, se nota que la necesitas.
Una vez que la enfermera realizo una respetuosa reverencia se retiró del lugar, Trunks se sumió en un estado de reflexión mientras seguía procesando la información, repasando en su mente los eventos que lo llevaron a estar postrado en una cama de hospital. Aunque estaba aliviado de saber que Mai estaba bien, seguía preocupado por su bienestar y se preguntaba dónde podría estar.
Pero lo que no se podía sacar de la cabeza fue aquel acontecimiento que ocurrió recién ¿De verdad el poder de Zeno-sama era tal que podría abrir diferentes dimensiones? De solo pensarlo era una locura, pues aún se mantenía reticente en creer que ese diminuto ser es capaz de destruir universos como si de planetas se tratase. Y que gracias a el se encuentre varado en un lugar diferente.
Tampoco podía sacarse de la cabeza las peculiares palabras de la enfermera antes de retirarse. La mención de "reyes demonios" resonaba en su mente, como un eco en un vasto abismo de incertidumbre. No era una expresión común en su mundo, lo que lo llevaba a preguntarse qué era lo que implicaba realmente. ¿Acaso había caído en el mundo de los Makaio-shin (1), o había sido transportado a una dimensión poblada por otros tipos de demonios? Y en caso de tratarse de una dimensión distinta, ¿qué papel desempeñaban estos seres en ella? Las preguntas se agolpaban en su mente, alimentando una creciente sensación de inquietud y confusión.
Sucumbiendo a la fatiga mental que le provocaba rememorar los eventos recientes, Trunks decidió que lo mejor para él era seguir el consejo de la enfermera y concentrarse en su recuperación. Cerró los ojos y se esforzó por descansar, permitiendo que la fatiga y la debilidad se disiparan gradualmente mientras su cuerpo se recuperaba.
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Sirzechs avanzaba con determinación por los pasillos del hospital, su presencia imponente llenaba el ambiente con un aire de autoridad que no pasaba desapercibido. Los doctores y el personal médico que lo veían pasar inmediatamente se inclinaban ante él en señal de respeto. Esta muestra de deferencia reafirmaba su posición como uno de los regentes del inframundo.
A su lado, Serafall Leviatán caminaba con él, su radiante sonrisa y actitud positiva estaban notablemente ausentes y en su lugar mostraba un semblante extrañamente serio y reflexivo, lo cual era poco común en ella. Estaba claramente preocupada, aunque nadie podría discernir exactamente qué la inquietaba, pues Serafall era experta en ocultar sus pensamientos más profundos detrás de una fachada infantil y bromista.
A pesar de sus preocupaciones internas, se esforzaba por mantener la compostura mientras acompañaba a Sirzechs en esta visita al hospital.
Sirzechs notó perfectamente el semblante de Serafall, lo cual resultaba peculiar considerando que, durante el tiempo transcurrido ella mostró poco interés en la recuperación del joven. Esta falta de atención despertaba un ligero escepticismo en él, descartando de inmediato que ella estaba preocupada por la recuperación del joven, lo cual genero la inquietud de querer conocer el motivo verdadero del estado de ánimo de su compañera.
Pero por el momento decidió dejar de lado esta observación, confiando en que podría averiguarlo más adelante. Había otras cosas más importantes de momento.
Sirzechs tocó la puerta que indicaba el despacho del jefe del hospital, observando el nombre grabado "Dr. Abbader" escrito con una caligrafía elegante y una pulcritud excelsa. Una vez que escucharon "adelante", ambos Maōs ingresaron al despacho.
Una vez dentro, con una mirada firme pero respetuosa, ambos manos se acercaron al escritorio del doctor.
—Bienvenidos, Sirzechs-sama, Serafall-sama. Gracias por venir tan pronto. Por favor, tomen asiento —dijo el doctor con amabilidad, indicando las sillas frente a su escritorio.
Sirzechs asintió con cortesía y luego se sentó frente al escritorio del doctor seguido por Serafall quien imito el gesto.
—Atendí su llamado lo más rápido posible Dr. Abbader, ¿puedo preguntar el motivo por el cual nos convocó?
El Dr. Abbader asintió con seriedad antes de responder:
—Claro, Sirzechs-sama. Los resultados de los análisis del joven que solicitaron han concluido. Hablo el doctor sin rodeos —. He convocado a ambos porque los hallazgos que encontramos son bastante interesantes y requieren su inmediata atención.
Sirzechs y Serafall intercambiaron una mirada, intrigados por las palabras del doctor. Sirzechs se inclinó hacia adelante, mostrando su interés:
—¿Podría explicarnos más detalladamente qué encontraron en los análisis, Dr. Abbader?
El doctor saca unas radiografías mientras prendía un monitor mostrando los estudios que mostraban los análisis realizados
—Según nuestros análisis, observamos que la anatomía de las células, los músculos y los huesos del joven presentan notables diferencias en comparación con la de un ser humano común. —Explicaba detalladamente el doctor mientras cambiaba las diapositivas que mostraban los resultados de sus estudios —Sus tejidos musculares parecen tener una densidad y resistencia excepcionales, lo que sugiere una adaptación singular. Esto podría implicar que su cuerpo está adaptado de manera inusual para resistir el estrés físico y mantener un rendimiento óptimo en situaciones de alta exigencia.
—Quieres decir que su cuerpo está hecho para… ¿pelear? —Pregunto Serafall mostrando un semblante de inquietud.
Sus sospechas aumentaron mas al oír la respuesta contundente del doctor.
—Exactamente.
Sirzechs escuchaba atentamente la explicación, intrigado por las revelaciones del doctor. Sirzechs reflexionó unos instantes antes de continuar:
—¿Podría profundizar más en estas diferencias y en cómo podrían influir en las capacidades del joven?
El doctor Abbader carraspeó antes de continuar:
—Mientras realizábamos estos análisis, no pude evitar hacer una comparación con la densidad muscular y ósea observada en distintas especies de primates del mundo humano. Curiosamente, descubrimos que existen similitudes sorprendentes con subespecies de gorilas y orangutanes en cuanto a la robustez y la densidad de los tejidos musculares, óseos y distintas composiciones celulares del joven.
Sirzechs y Serafall intercambiaron una mirada de preocupación ante esta revelación inesperada. Sirzechs frunció el ceño, no le gustaba el rumbo por donde iba esto.
—También quiero destacar que analizamos su aura y sus características espirituales a profundidad —dice el mientras toma una pausa para tomar un poco de agua —, y lo que encontramos ciertamente fue… extraño.
—¡¿A qué te refieres con extraño Tou-san?!
Para este punto, Serafall había dejado de lado las formalidades, su rostro reflejaba una profunda inquietud ante lo que estaba escuchando.
—Nuestros análisis también revelaron ciertos aspectos que lo distinguen de un humano convencional. Parece haber características únicas en su estructura genética y energética que lo diferencian, lo cual nos lleva a concluir que, si bien podría tratarse de un híbrido, su firma espiritual no coincide con la de ningún yōkai u otro ser sobrenatural conocido.
Los Maōs se encontraban en silencio, para este punto no sabían que decir.
—Teniendo en cuenta los resultados obtenidos, también decidimos analizar minuciosamente su grupo sanguíneo y de igual forma nos encontramos con un descubrimiento igualmente extraordinario. —El doctor volvió a carraspear —. Tras compararlo minuciosamente con los grupos sanguíneos comunes de las personas del mundo humano, descubrimos que no encaja en ninguna de las categorías convencionales. Parece poseer un tipo sanguíneo único y sin precedentes, lo que añade otra capa de misterio a su naturaleza.
La expresión de Sirzechs se volvió más seria ante las revelaciones del doctor Abbader. Cruzó los brazos sobre su pecho, meditando sobre las implicaciones de lo que acababan de escuchar.
—Entiendo... —murmuró Sirzechs, su voz cargada de preocupación—. Dada la naturaleza de lo que nos acaba de revelar, deberemos proceder de inmediato una vez que el joven despierte, determinar si es una amenaza o no es crucial en estos momentos.
Sin embargo, antes de que los Maōs se retiraran para poner en marcha su plan de contingencia, el doctor Abbader carraspeo una vez más llamando la atención de ambos regentes.
—Me gustaría hacerles una petición si no les molesta —Dijo el doctor mientras guardaba las hojas de los estudios —. Me gustaría un lapso de tiempo para poder interactuar y monitorear a ese joven. Creo que sería beneficioso para todos tener un avance preliminar con él antes de que se decida tomar medidas más drásticas.
Sirzechs y Serafall intercambiaron una mirada incrédula ante la petición del doctor Abbader. Sirzechs se mostraba intrigado por la información que el joven probablemente proporcionaría durante ese periodo, preguntándose internamente qué motivaba al doctor a hacer esa solicitud antes del interrogatorio planificado.
Serafall por otro lado…
—¡No! —exclamó, interrumpiendo a su padre de manera abrupta. El doctor ciertamente se mostraba sorprendido ante la repentina reacción de su hija mayor—. No estoy de acuerdo con eso.
Sirzechs parecía sorprendido por la respuesta tan tajante de Serafall. Si bien el propuso la idea de un plan de contingencia, ciertamente la reacción de su colega le descoloco enormemente, mas aun porque la naturaleza de ella era ser más flexible en cuanto asuntos serios se tratase.
—Serafall, ¿no sería mejor confiar en que el Dr. Abbader pueda hacer algunos avances? —dijo Sirzechs con voz calmada, tratando de calmar la tensión en la habitación—. Estoy seguro de que tiene razones válidas para solicitar esto.
—¡Dije que no! —Volvía a responder ella manifestando su decisión con marcado énfasis —¿Acaso no presenciaste el caos que ocasiono su llegada, los efectos colaterales de su aterrizaje y más aún ¡¿Con la información que escuchamos ahorita?! No sabemos de qué procedencia sea… y si... y si… —de repente la chica se quedó titubeando —, se trata de un ser… como "él"
Tanto el doctor como el satán carmesí tragaron en seco con la sola mención de "el"
—¡No saques conclusiones precipitadas! —Exclamo Sirzechs perturbado, como si la sola mención de, "el" hubiera causado una hecatombe en sus pensamientos—. No podemos asegurar nada aún.
—Exacto —replico ella —, no lo sabemos… ¡Y NO QUIERO AVERIGUARLO!
Tanto el doctor como Sirzechs volvieron a intercambiar miradas.
—Se que esto te preocupa, Serafall —respondió Sirzechs un poco más calmado—. Pero debemos abordar esta situación con precaución y determinar la verdad detrás de todo esto. No podemos ignorar la oportunidad de obtener respuestas directamente del joven.
El doctor Abbader intervino con calma, tratando de mediar entre las opiniones divergentes.
—Hija, por favor trata de entender —El doctor pauso unos momentos recuperándose de la impresión por lo que al parecer podría tratarse de un tema tabú—, esta conversación podría proporcionarnos información crucial para hallar una respuesta a la situación en la que nos encontramos. Además, sería injusto de nuestra parte juzgar a ese joven de manera arbitraria y sin ningún tipo de pruebas, ¿No crees que tiene derecho a ser escuchado y expresar su versión de los hechos?
Serafall se encontraba en una encrucijada emocional. Su instinto protector la impulsaba a rechazar cualquier posibilidad de interacción con el joven, cuya misteriosa naturaleza representaba una amenaza potencial para el inframundo y probablemente de todo el mundo sobrenatural. Su mente estaba clara en cuanto a rechazar cualquier interacción que pudiera poner en peligro la seguridad de su gente.
Pero, por otro lado, una pequeña voz en el fondo de su mente le recordaba la importancia de la verdad y la necesidad de comprender la situación en su totalidad. Aunque su instinto protector gritaba que mantenerse alejada era lo más seguro, una parte de ella se preguntaba si ignorar al joven desconocido sería la decisión correcta a largo plazo. La duda la atormentaba, creando una tensión interna que luchaba por reconciliar su deseo de protección con el anhelo de conocimiento y comprensión.
Serafall miró a ambos con desconfianza, pero finalmente cedió, reconociendo la lógica en sus argumentos.
—Sigo estando en desacuerdo —concedió, completamente resignada—. Solo asegúrate de tomar cualquier precaución.
Sirzechs continuó, su expresión seria pero comprensiva.
—Agradezco tu comprensión, Serafall —dijo Sirzechs mostrándose complacido de que Serafall no se opusiera tanto a la decisión que había tomado el —. Este joven podría tener respuestas que podrían ayudarnos a comprender mejor lo que está sucediendo. No podemos permitirnos pasar por alto esa oportunidad.
Y una vez que poso su mirada en el doctor, agrego:
—Está bien, doctor Abbader. Le daré un plazo de diez días para hablar con el joven y recopilar toda la información relevante. Espero un informe diario y detallado de cualquier progreso que obtenga en ese tiempo.
El doctor Abbader asintió con gratitud, agradeciendo la cooperación de Sirzechs.
—Por supuesto, Sirzechs-sama. Le informaré de inmediato cualquier avance significativo que surja durante nuestras conversaciones con el joven.
Serafall, mostrándose aprehensiva por la decisión tomada, observaba la conversación con expresión seria. Aunque había aceptado la decisión, su mirada reflejaba una leve duda y preocupación, como si no estuviera del todo convencida de las implicaciones de dejar al joven en manos del doctor Abbader. Sus labios se apretaron ligeramente, revelando su inquietud interior, mientras su mente evaluaba los posibles riesgos de esta decisión. Aunque confiaba en la sabiduría de Sirzechs, no podía evitar sentir una ligera sensación de intranquilidad ante lo desconocido que representaba este nuevo giro de los acontecimientos.
—Le agradezco por la información aportada —agregó Sirzechs, dando un paso hacia la puerta —. Esperamos noticias suyas pronto.
—Así será.
Dicho esto, Sirzechs se dirigió hacia la puerta, seguido de cerca por Serafall, quien permanecía en silencio, con la mirada fija en el suelo y sumida en sus pensamientos; cuando estaba punto de salir del despacho sintió una mano tocar su espalda.
—Hija, —dijo el doctor en tono suave, mostrando comprensión hacia la reticencia de Serafall—. Lamento que esto sea difícil para ti, pero te pido que confíes en que podamos manejar esta situación, y si todo se sale de control haremos lo que sea que este en nuestras manos para tranquilizar la situación.
Serafall levantó la mirada hacia su padre, encontrándose con sus ojos cálidos y comprensivos. Se tomó un momento para asimilar sus palabras, sintiendo un atisbo de alivio en medio de su preocupación.
—Gracias, Tou-sama —respondió Serafall con un susurro, reconociendo el apoyo que su padre le ofrecía en ese momento difícil.
Compartieron un breve intercambio de miradas, transmitiéndose mutuamente confianza y complicidad, antes de que Serafall se decidiera a salir de la habitación, lista para continuar con sus responsabilidades.
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Los rayos dorados del sol se colaron por la ventana entreabierta de su habitación, iluminando las paredes con sus coloridos fulgores, proyectando sombras danzantes que jugaban con la luz. Trunks se sumergió en la sensación reconfortante que traía consigo el suave calor del sol, sintiéndose temporalmente aliviado por la calidez que inundaba la estancia.
De pronto, el saiyajin escuchó el sonido de la puerta al abrirse, distrayéndolo de sus pensamientos e indicando la entrada de alguien en la habitación.
—Buenos días, joven —saludó el recién llegado con cortesía.
—Buenos días —respondió Trunks, observando al hombre con cautela. Su aspecto era elegante, con ojos violetas, bigote y barba cuidadosamente arreglados, y unas gafas redondas y ligeras que le daban un aire de autoridad.
—Parece ser que ya te encuentras en mejores condiciones —dijo el hombre con seriedad, cosa que no pasó desapercibida por Trunks.
—Si — respondió él con honestidad, dejando entrever un ligero gesto de alivio en su rostro mientras recordaba el dolor del día anterior —. Ayer me dolía mucho el brazo, apenas podía moverlo, pero ahora el dolor ha disminuido considerablemente.
El doctor asintió con comprensión, observando atentamente las expresiones de Trunks mientras hablaba, como si estuviera evaluando su estado físico y emocional. Trunks, por su parte, se sintió reconfortado por la presencia del médico, aunque seguía manteniendo una precaución instintiva debido a la situación en la que se encontraba.
—Me complace escuchar eso —. respondió el doctor con amabilidad —. Permíteme presentarme, soy el doctor Abbader Sitri, director de este hospital —añadió, extendiendo su mano en un gesto de saludo.
Trunks aceptó el saludo con un apretón firme, sintiéndose gradualmente más cómodo en presencia del doctor Abbader. La calidez en su voz y la tranquilidad en su mirada contribuyeron a disipar un poco la tensión que había estado experimentando desde su llegada al hospital.
—Mucho gusto, mi nombre es Trunks Brief.
—El placer es mío, Trunks Brief —respondió el doctor con una sonrisa amable, mostrando un gesto de cortesía genuina—. Lamento mucho la ausencia de ayer. Surgieron otros asuntos de última hora que requirieron mi inmediata atención.
—Si, si entiendo —respondió él con un gesto comprensivo—. No tiene por qué excusarse. La prioridad es siempre atender las urgencias que puedan surgir —Moviendo un poco el brazo para comprobar si el dolor bajo más añadió —; agradezco que haya encontrado tiempo para revisarme el día de hoy.
—Aprecio tu comprensión, Trunks —dijo el doctor, agradecido por la comprensión del joven—. Siempre es reconfortante encontrarse con pacientes tan comprensivos.
—También me gustaría agradecerle por habernos cuidado. —Menciono el genuinamente agradecido por las atenciones que el hospital tuvo para con ellos pese a que no tenían la obligación de hacerlo.
El doctor Abbader asintió con gratitud ante las palabras de Trunks.
—Es parte de nuestro deber atender a todos los pacientes que llegan a nuestro hospital, sin importar las circunstancias —explicó el, mientras se acercaba a la cama para revisar el estado del suero donde estaba conectado en el brazo de el—. Pero agradezco sinceramente tus palabras.
Trunks asintió sin decir nada, observando al doctor realizar su trabajo.
—Por cierto —dijo el llamando la atención del doctor—. Recuerdo que la doctora que me revisó ayer mencionó que usted tendría información sobre mi... amiga. Se llama Mai. ¿Sabe algo al respecto?
El doctor Abbader asintió con seriedad, reconociendo la importancia de la pregunta de Trunks.
—¿Te refieres a la joven que estuvo contigo cuando te encontraron? —Pregunto el doctor con calma, Trunks asintió lentamente—. Su condición es estable ahora. Afortunadamente, no sufrió lesiones graves, aunque estará bajo observación durante un tiempo más para asegurarnos de su completa recuperación.
Trunks sintió un peso levantarse de sus hombros al escuchar que Mai estaba bien, pero aún tenía preguntas.
—¿Puedo verla? —preguntó, esperanzado.
—Por supuesto —respondió el doctor Abbader, ofreciéndole una sonrisa tranquilizadora—. Pero primero, me gustaría discutir algunos detalles adicionales sobre tu propio estado de salud y las circunstancias que te llevaron aquí, debes entender que mi deber es anticipar cualquier posible cambio repentino.
Trunks asintió, comprendiendo la lógica detrás de la solicitud del doctor. Sabía que había muchas preguntas que necesitaban respuestas, y estaba dispuesto a colaborar para obtenerlas después de todo esta gente se tomo la molestia de ayudarlo, lo mínimo que podía hacer es colaborar con ellos.
El doctor Abbader se aproximó a Trunks, extrayendo una pluma de su bata para comenzar a anotar la información que obtendría de el en su tabla de notas, preparándose así para la revisión rutinaria.
—Ahora, Trunks, ¿Puedes contarme un poco más sobre cómo te sientes? ¿Has experimentado algún dolor adicional o alguno otro cambio que hayas experimentado durante tu estadía? —preguntó el doctor mientras sacaba un estetoscopio y comenzaba a escuchar los latidos de los pulmones y el corazón de Trunks.
Trunks se tomó un momento para considerar su respuesta, tratando de evaluar sus sensaciones físicas.
—Me siento mejor en comparación con ayer —Respondió Trunks, absorto como el doctor realizaba su labor—. El dolor en mi brazo ha disminuido, aunque todavía lo siento un poco adolorido. Mi cabeza también está mejor, no tengo mareos ni dolores intensos.
El doctor Abbader asintió mientras hacía sus anotaciones.
—Es bueno saber que estás experimentando una mejoría —dijo el doctor con una nota de optimismo en su voz—. Ahora bien, ¿podrías decirme si has experimentado algún otro síntoma aparte del dolor en el brazo y la cabeza? Por ejemplo, ¿has tenido problemas para respirar, mareos, náuseas, o algún cambio notable en tu apetito o estado de ánimo?
Trunks reflexionó por un momento antes de responder:
—No, no he experimentado ningún otro síntoma preocupante. Mi respiración ha sido normal, y no he tenido mareos ni náuseas, pero… —Trunks tomo una breve pausa llamando la atención del doctor —, aun no me puedo mover del todo siento que cuando hago movimientos bruscos el dolor vuelve de manera intensa.
El doctor Abbader escuchó atentamente la preocupación adicional de Trunks y asintió con comprensión.
—Entiendo. Basándome en tus síntomas y los exámenes que te hicimos, llegamos a la conclusión de que tu cuerpo sufrió una presión similar a la de un aplastamiento, lo que podría haber causado daño en los tejidos musculares y articulares. —Explico el haciendo que el guerrero del futuro tragara en seco —. Dada la naturaleza y la gravedad de tus lesiones, deberemos limitar las visitas con tu amiga por el momento. Necesitas tiempo para descansar y permitir que tu cuerpo se recupere adecuadamente.
—De acuerdo —dijo el en un susurro.
El doctor Abbader observó la reacción de Trunks con atención, notando la resignación en su expresión.
—Perfecto —dijo el doctor guardando su pluma —. En cuanto a la visita con tu amiga, tenemos horarios recreativos para los pacientes. Una de mis enfermeras te llevará al jardín del hospital, donde podrás ver a tu amiga y así ponerte al día con ella.
Trunks asintió, agradecido por la oportunidad de reunirse con Mai, aunque fuera bajo las restricciones del hospital. Estaba ansioso por verla y asegurarse de que estaba bien, pero entendía la necesidad de cuidar su propia salud en primer lugar.
—No lo menciones, joven —respondió el doctor con cortesía, reflejando en su mirada un genuino interés en el bienestar de Trunks—. Estaré monitoreando de cerca tu salud y realizaré visitas regulares para asegurarme de que te estés recuperando adecuadamente.
El doctor pausó por un momento antes de continuar, su expresión adquirió un matiz más serio.
—Y dada la aparatosa naturaleza de tu llegada… tengo algunas dudas que me gustaría que pudieras aclarar.
Trunks notó la expresión sombría que cruzó el rostro del doctor, pero decidió no hacer comentarios al respecto. En su lugar, se limitó a asentir con seriedad, mostrando su disposición para responder a cualquier pregunta que el doctor tuviera.
—Ayudare en lo que pueda —dijo Trunks con determinación, tratando de transmitirle confianza.
Con un gesto de asentimiento, el doctor salió del cuarto, dejando a Trunks sumido en sus pensamientos. Pero una vez que el doctor estuvo lo suficientemente alejado de la habitación del joven, se apresuró hacia el baño y se apoyó en el lavamanos, jadeando con exasperación y puro temor reflejado en su rostro.
Por primera vez en milenios, la personalidad estoica y profesional del director del hospital y cabeza del clan Sitri, se quebró cual frágil cristal cayendo por el suelo.
—¡Su po-poder! —balbuceaba el doctor, entre jadeos y temblores, su voz reflejaba un profundo desconcierto. Para tranquilizarse, abrió el grifo de agua y dejó que el líquido frío recorriera su rostro una y otra vez, buscando calmar la turbulencia de sus pensamientos.
—¿Cómo es posible que un ser de naturaleza humana sea poseedor de un inconmensurable poder? ¡No tiene sentido! —Se repetía en su mente una y otra vez, incapaz de encontrar una explicación lógica que justificara lo que acababa de presenciar.
Su naturaleza humana, eso era lo que más le llamaba la atención. Según lo poco que sabía y lo que había escuchado en los informes de los soldados que acompañaron a su hija y al Maō Lucifer, cuando trajeron a esos jóvenes a su hospital, rápidamente notaron que las heridas de Trunks fueron ocasionadas por proteger que a la mujer que venía con él.
Por lo tanto, no resulta descabellado concluir que ese joven está muy apegado a la raza humana.
Aunque demostró ser un joven comprensivo y educado, lo que verdaderamente le inquietaba era la inocencia del joven. Esta cualidad podría convertirse en el arma definitiva contra las facciones y la eventual alianza de paz que se estaba generando entre las tres.
Si la Khaos Brigade lo encontrara, podrían argumentarle que las tres facciones representan una amenaza para los seres humanos. La idea de que las facciones representarían un peligro para la humanidad, podría resonar poderosamente en la mente del joven y este decida tomar cartas en el asunto. Trunks podría ser fácilmente persuadido para creer en esta narrativa distorsionada, sin darse cuenta de las verdaderas intenciones de aquella organización. Desatando el peor de los escenarios.
Y eso era lo que le aterraba.
Además, la misteriosa fuente de su poder planteaba preguntas inquietantes. ¿Cómo era posible que un individuo poseyera tal cantidad de energía? ¿Qué eventos o circunstancias llevaron a este poder excepcional? ¿Acaso será el hijo de un dios de otra dimensión alterna? El doctor Abbader se encontraba desconcertado por estas interrogantes, consciente de que las respuestas podrían revelar un panorama aún más complejo de lo que había imaginado.
—Espero que tu llegada no traiga consigo ninguna desgracia para nosotros.
Pronunció estas palabras en un susurro, casi como un ruego silencioso. Aunque su mente le decía que Trunks solo es un paciente que necesita ayuda, una pequeña semilla de duda se había plantado en su interior. ¿Qué consecuencias traería consigo la presencia de este joven a futuro? Ahora la renuencia de su hija a seguir adelante con el plan propuesto por el. Quizás ella también había percibido la extraordinaria cantidad de poder que emanaba del joven guerrero, y eso había despertado en ella un profundo temor y desconfianza.
No tenía caso darle más vueltas al asunto, de momento continuaría monitoreando un poco más Trunks antes de dar su reporte a los Maōs.
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En las afueras de la prestigiosa Academia Kuoh se alzaba un antiguo edificio de piedra, cuyas paredes parecían guardar los susurros del pasado. Su arquitectura gótica, adornada con detalles en relieve, confería una atmósfera misteriosa y venerable al lugar, añadiendo un toque de intriga y encanto a la estructura. El edificio, imponente y majestuoso, parecía invitar a los curiosos a adentrarse en sus sombrías profundidades en busca de conocimientos ocultos y secretos ancestrales.
Este antiguo edificio pertenece al Club de Investigación de lo Oculto, una de las muchas opciones de clubes que ofrece la Academia Kuoh para actividades extracurriculares.
O esa es la fachada que pretendía dar.
Pues este es el punto de reunión de una de las dos familias demoniacas que ejercían su influencia en esta ciudad: El clan Gremory.
De acuerdo con el ars goetia, Gremory es un príncipe infernal que comanda un gran ejército de demonios. A menudo se le representa como una mujer hermosa y seductora, con una corona en la cabeza y montando un camello. Tiene una voz suave y encantadora que puede hipnotizar a quienes la escuchan. Se dice que tiene el conocimiento de las artes y las ciencias, así como la capacidad de revelar secretos ocultos y enseñar sobre el futuro.
Y no era para menos, el clan Gremory es uno de los clanes más poderosos y respetados. No por nada Sirzechs es uno de los regentes del inframundo perteneciente a este clan.
Pero volcando nuestra atención al club, se aprecian a dos jóvenes caminando por el sendero que conducía hacia el edificio antiguo, situado cerca de la prestigiosa Academia Kuoh. A medida que se acercaban, podían ver la imponente estructura del edificio, sus paredes de piedra gastada por el tiempo y las enredaderas que trepaban por los muros. Los dos jóvenes intercambiaban palabras en tono animado, anticipando lo que encontrarían dentro de aquel lugar.
Se trataban de Issei Hyodo y Asia Argento, dos jóvenes demonios reencarnados recientemente por la presidenta del club de investigación de lo oculto: Rias Gremory.
Issei Hyodo era un joven de pelo corto castaño, con varios flequillos que cubrían parcialmente sus cejas y dos extensiones de cabello que caían paralelamente a su nuca. Sus ojos marrones reflejaban una mezcla de determinación y curiosidad mientras observaba el edificio ante ellos. A su lado, Asia Argento destacaba con su larga melena rubia que llegaba hasta la espalda, con un flequillo dividido sobre la frente y un solo filamento que sobresalía de la parte superior, estilo ahoge, inclinándose hacia atrás. Sus ojos verdes brillaban con un brillo de anticipación y nerviosismo, pues Rias les había llamado de inmediato.
Al parecer se trataba de un asunto importante.
Justo al entrar al club, ambos jóvenes pudieron divisar a dos chicas desconocidas. Eran jóvenes extranjeras con un rosario colgando alrededor de sus pechos. Ambas parecían tener la misma edad que Issei. Una de ellas tenía el cabello castaño, mientras que la otra lucía el cabello azul con un mechón verde y unos ojos intimidantes. Ambas poseían una belleza cautivadora, pero por la forma en que se comportaban, era evidente que no eran personas comunes. Vestían túnicas blancas y ropas clericales, lo que sugería claramente que estas dos jóvenes eran exorcistas.
—Recientemente se robaron las espadas sagradas Excalibur que fueron guardadas por la Iglesia Católica, con Sede en el Vaticano, la Iglesia Protestante y la Iglesia Ortodoxa Oriental", —hablaba la joven de cabello azul, mientras Rias escuchaba atentamente.
La conversación sobre el robo de las espadas sagradas Excalibur captó por completo la atención de Issei. La joven de cabello azul hablaba con una seriedad que dejaba claro lo grave de la situación, mientras Rias Gremory escuchaba con atención cada palabra.
—La Excalibur en sí misma no existe —Concluyó la joven.
El desconcierto de Issei aumentó cuando la joven mencionó que la Excalibur en sí misma no existía. ¿Qué quería decir con eso? ¿Acaso se trataba de una metáfora o un símbolo más allá de su apariencia física?
—Entiendo la situación —dijo Rías mirando fijamente a ambas sacerdotisas —¿y que esperan de mi parte?
Su pregunta resonó en la habitación, llenando el aire con una sensación de expectativa. Issei observó con curiosidad, preguntándose cuál sería el papel que Rías jugaría en este intrigante y misterioso asunto.
—La Iglesia Católica estaba en posesión de dos Excaliburs, al igual que la Iglesia protestante y la Iglesia Ortodoxa Oriental. La última Excalibur de la Iglesia Ortodoxa Oriental se perdió durante la guerra anterior entre Dios, los demonios y los ángeles caídos. Ahora, una Excalibur de cada iglesia ha sido robada, y los culpables han escapado a Japón, trayendo consigo las espadas sagradas a esta ciudad —explicó la sacerdotisa de cabello naranja.
Rías Gremory, reflexionando sobre esta noticia, puso una mano en su frente y exhaló. Parecía que su territorio estaba lleno de incidentes y problemas. Volviéndose hacia las dos sacerdotisas, preguntó con curiosidad:
—¿Quiénes son los que robaron las Excaliburs?
La pregunta de la presidenta resonó en la habitación, creando una sensación de intriga y urgencia.
—Los que las robaron fueron los Grigori.
Rías abrió los ojos sorprendida por la respuesta. Ciertamente se mostraba impactada por la noticia.
—Nuestra solicitud... No. Nuestra demanda, es que ningún demonio se entrometa en la batalla entre nosotros y los ángeles caídos por las Excaliburs. —declaró Xenovia con determinación —. En otras palabras, hemos venido a decirles que no interfieran con este incidente.
Rias observó a las sacerdotisas con incredulidad, su mirada reflejaba sorpresa y desconcierto ante sus palabras. Sin embargo, esta expresión pronto dio paso a una mirada más intensa, llena de enojo y frustración, al escuchar la insinuación por parte de las sacerdotisas.
—¡¿Estás sugiriendo que nosotros podríamos colaborar con los ángeles caídos?! —Rías preguntó, su tono reflejando escepticismo ante la posibilidad planteada por Xenovia.
—La sede no descarta esa posibilidad.
Rias mostraba una profunda molestia ante la tajante respuesta de la sacerdotisa. El hecho de que un enemigo osara adentrarse en su territorio la dejaba visiblemente perturbada. Pero lo que más le irritaba era la orden de no participar ni intervenir en el asunto. La idea de que alguien pusiera en duda su autoridad o amenazara con consecuencias despertó una furia creciente en su interior, y su semblante se tornó serio y decidido mientras se preparaba para hacer frente a la situación con determinación.
—Permítanme informales algo. ¡Yo soy la hermana de uno de los cuatro grandes Maōs! ¡¿De veras creen que vamos a colaborar con los ángeles caídos?! —respondió Rías, con un tono de molestia en su voz—. Si bien nuestro clan tiene conexiones con los altos mandos la Iglesia, ¡Eso no significa que esté dispuesta a manchar el nombre de nuestra casa Gremory!
—No podemos darnos el lujo de tomar riesgos —respondió la sacerdotisa de cabello azul con firmeza.
Después de esas palabras, tanto la sacerdotisa de cabello azul como Rías se miraron fijamente, cada una evaluando la postura y la determinación de la otra. Rias respiro profundo para calmar sus decisiones y tener una respuesta en concreto.
—Después de considerarlo detenidamente, he decidido aceptar su propuesta —declaró Rias, con seriedad en su voz mientras sus ojos azules reflejaban determinación—. Pero tengan en cuenta que lo hago por razones estratégicas y para mantener la paz entre nuestras facciones.
—Agradecemos su cooperación. Vamos, Irina —respondió la sacerdotisa de cabello azul, lista para retirarse.
—Hai Xenovia.
—Esperen —intervino Rías, deteniéndolas antes de que se fueran—. Ya que están aquí, ¿no les gustaría tomar una taza de té?
—No lo necesitamos —declinó la oferta Xenovia, con una mirada decidida en su rostro. Antes de retirarse, la sacerdotisa observó a Asia Argento con un gesto que mostraba molestia —. Ya veo, así tú eres la bruja.
Asia quedo paralizada, sin saber cómo reaccionar al comentario soez de la sacerdotisa.
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Había pasado dos días después de que el doctor tuviera su primera charla con Trunks, una vez que termino su revisión rutinaria el doctor Abbader convocó a Sirzechs Lucifer para informarle sus hallazgos. La reunión tuvo lugar en el despacho del patriarca del clan Sitri, donde Sirzechs y el doctor se sentaron frente a frente.
—Doctor, me gustaría saber porque Serafall esta ausente. Es extraño que no esté presente en una reunión tan importante como esta —inquirió Sirzechs, su tono reflejando una ligera preocupación.
El doctor Abbader pareció un poco incómodo antes de responder.
—Me gustaría tratar este asunto específicamente con usted, Sirzechs-sama —explicó el con calma. —Así que quisiera mantener a mi hija fuera de esto de momento, si no le molesta.
Sirzechs reflexionó brevemente sobre la ausencia de Serafall. Sabía que su hija tenía sus propias reservas y preocupaciones, y decidió respetar su decisión de mantenerse al margen por el momento. Aunque intuía el por qué Abbader tomo esa decisión.
—Entiendo supongo que debe tener motivos personales para haber tomado esa decisión, así que concentrémonos en lo que desea informarme —dijo Sirzechs con determinación, enfocándose en el tema en cuestión y dejando la cuestión de Serafall para más adelante. —¿Qué es lo que lo llevó a convocarme tan repentinamente?
El doctor carraspeo por un momento, ciertamente no sabía por dónde empezar.
—Decidí hablar con el joven para conocerlo mejor y saber sobre su procedencia. Sin embargo, lo que escuché por parte de él fue inquietante y consideré que era necesario informárselo de inmediato —explicó sin rodeos.
Sirzechs frunció el ceño ante la dirección que estaba tomando la conversación, preocupado por lo que el doctor tenía que decir, esta charla prometía ser interesante por no decir menos.
—Muy bien —Sirzechs se acomodó en el sillón y de un círculo mágico de color rojo apareció una taza de té —. Lo escucho.
Fin del capítulo.
Aclaraciones
1.- Makaio-shin: Es una sub-especie de la raza de shin que gobiernan el Reino Demoníaco Oscuro en el exilio tras ser desterrados del Reino Celestial o del Núcleo del Mundo.
Son considerados como polos opuestos de los Kaio-shin y ejercen una autoridad mucho mayor que los Makaio raza a la que pertenece daburah.
Para este punto imagino que muchos de ustedes tienen una idea de a quién visitará Bulma en el próximo capítulo Por eso, me gustaría abrir una dinámica para cuando actualice el siguiente capítulo. ¿Cuáles creen que serán las revelaciones urgentes que el doctor Sitri tendrá que reportar a Sirzechs? ¡Descúbranlo en el próximo capítulo!
Me despido. ¡Hasta luego!
