¡Hola!
¡Estoy emocionado de anunciar que esta historia está llegando a más personas cada día! De verdad muchas gracias a todos ustedes, me siento satisfecho de que este proyecto poco a poco este creciendo, les aseguro que entre más vaya actualizando, la trama será más épica y emocionante. No puedo esperar para ver cómo esta historia continúa evolucionando y cómo ustedes, siguen formando parte de ella.
¡De verdad muchas gracias por su apoyo y espero que sigan disfrutando de la historia tanto como yo disfruto escribirla!
Respuesta a reviews
Gabrielgamer27: ¡Que genial tenerte seguido amigo! En efecto, la situación de Ophis es sin duda un golpe para ella, considerando su posición como una de las entidades más poderosas en ese momento. Explorar cómo reacciona y cómo la llegada de Trunks afecta el equilibrio de poder en el universo será sin duda parte importante de la trama.
Respecto a Trunks, tu sugerencia de desarrollar un nuevo poder no es algo muy probable que digamos, pero lo que si te puedo asegurar es explorar su potencial oculto y otorgarle mejoras la Espada Z, podría ser una dirección emocionante para la historia; Y creo saber a quienes podría utilizar, pero lo dejare en secreto para no dar spoilers, pero si estas familiarizado con las mitologías, supongo que te podrás dar una idea de a quienes pretendo usar, te estaré leyendo para ver si aciertas.
Y conforme a enfrentarlo contra oponentes como Vali o Gran Rojo, es algo que esta seriamente considerado, pero necesito desarrollarlo mejor.
¡Tomaré en cuenta tus sugerencias mientras continúo desarrollando la historia! ¡Gracias nuevamente por tu apoyo y por compartir tus ideas! Si tienes alguna otra sugerencia o comentario, ¡no dudes en decirme!
Maximum Rhapsody: Entiendo tu desánimo por la discontinuación de la historia de Dragon Ball x Fairy Tail, pero enserio; odie al autor, odie el final de su obra y odie su spin off y sus películas, eso mermo los ánimos como para hacer algo relacionado con ese Cross. Ahora me gustaría ser franco, por el momento me concentrare en escribir esta historia, es un poco desafiante escribir a este ritmo y no pretendo hacer mas historias por el momento, así que solo estará esta historia que trabajare a mi máxima capacidad.
Con respecto a Trunks y Mai podrían optar por vivir una vida semi normal en el mundo humano, manteniendo un perfil bajo mientras se enfrentan a las amenazas que surjan o quizás tengo preparada otra sorpresa, nunca se sabe, podrían ser acogidos por alguna de las facciones en High School DxD y residir en sus territorios, donde podrían recibir protección y apoyo. Pero como dije las probabilidades son infinitas.
En cuanto a otros personajes de db… por el momento eso está descartado solo estarán Mai y Trunks
Ahora pasemos al harem; esto estará interesante: los personajes como Rossweisse, Serafall, Gabriel, y posiblemente otros más pueden encajar, podría añadir elementos interesantes a la trama y a las interacciones entre los personajes. Nunca he escrito un Harem y la idea me es atrayente, creo que te voy a tomar la palabra.
Como siempre agradezco tus sugerencias y preguntas, espero ver tu comentario en este capitulo también.
Guest: Quizás lo haga, no prometo nada.
Capítulo 3.- Sombras del Pasado.
Los Maōs estaban sumidos en una profunda preocupación, pues las recientes perturbaciones en el mundo sobrenatural auguraban tiempos turbulentos. Conscientes de las implicaciones que esto podía tener para el mundo humano, comprendían la urgencia de tomar medidas preventivas antes de que la situación se saliera de control.
El robo de las espadas sagradas era un golpe devastador para la estabilidad de las tres facciones. Sabían que los responsables eran los ángeles caídos, liderados por Kokabiel, uno de los cadres de Grigory. Sin embargo, desconocían si este acto contaba con el respaldo de toda la facción o si se trataba de una acción independiente.
La incertidumbre era palpable en las discusiones entre los líderes de las facciones. La posibilidad de que Azazel estuviera involucrado planteaba un escenario aún más delicado, ya que podría desencadenar una guerra a gran escala si no se manejaba con cautela.
Pero actuar precipitadamente sin tener toda la información podía ser aún más peligroso. Los Maōs entendían la importancia de ser pacientes y meticulosos en sus investigaciones, evitando tomar decisiones apresuradas que pudieran desencadenar un conflicto mayor. La clave estaba en recabar la información necesaria para tomar medidas informadas y evitar así una escalada de violencia que podría tener consecuencias catastróficas para todos los involucrados.
Por el momento estarían en alerta, por si una eventualidad ocurriera. Sabían que, además del robo de las espadas sagradas, otras fuerzas estaban en movimiento en el mundo sobrenatural. Entre ellas, la llegada anunciada de dos sacerdotisas con la misión de destruir las espadas sagradas robadas.
Esta nueva información agregaba una capa adicional de complejidad a la situación. Si bien las sacerdotisas compartían el objetivo de neutralizar la amenaza representada por las espadas sagradas, sus métodos y motivaciones podrían no estar alineados con los intereses de las facciones existentes.
Los Maōs comprendían que debían mantenerse vigilantes y listos para interactuar con estas nuevas llegadas, pero también debían proceder con cautela para evitar malentendidos o conflictos innecesarios. La diplomacia y la cooperación podrían ser clave para gestionar esta crisis de manera efectiva y evitar una escalada de tensiones que solo empeoraría la situación.
Las sacerdotisas, centradas en su misión de destruir las espadas sagradas, parecían no tener intención de iniciar conflictos con los demonios que custodiaban el territorio de Kuoh. Esta noticia, aunque aliviaba en cierta medida las preocupaciones de los Maōs, también planteaba nuevas interrogantes.
¿Qué otros planes podrían tener estas sacerdotisas? ¿Estarían dispuestas a colaborar con los Maōs y otras facciones para abordar la amenaza representada por las espadas sagradas? O, por el contrario, ¿buscarían llevar a cabo su misión de manera independiente, sin considerar las implicaciones para el equilibrio de poder en el mundo sobrenatural?
Por el momento estarían al pendiente de los informes de las futuras herederas.
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― ¡La comida de este país es deliciosa, Irina! ―expresó Xenovia con entusiasmo mientras saboreaba su comida.
―Sí, definitivamente. Así es como recordaba la comida de mi país ―respondió Irina de igual forma, disfrutando cada bocado que se metía a la boca.
Issei, acompañado de Koneko y Saji (a quien no le quedó más opción que aceptar), se propusieron localizar a las sacerdotisas para ayudarlas a destruir las espadas sagradas, a pesar de que no era su responsabilidad. Todo esto con el único propósito de ayudar a su amigo Kiba, cuya seguridad y bienestar eran de suma importancia para ellos.
Después de recorrer las bulliciosas calles de Kuoh, finalmente localizaron a las sacerdotisas en una esquina, solicitando limosna a los transeúntes. A pesar de que sus túnicas les conferían una seriedad y elegancia que imponía respeto, resultaba hilarante verlas pedir limosna con toda solemnidad, causando pena ajena entre las personas que las observaban.
Cuando llegaron al restaurante, las sacerdotisas no perdieron ni un segundo y, sin titubear, ordenaron su comida casi exigiendo a la mesera que la trajera lo más rápido posible, una acción que dejó a Issei y a Saji perplejos.
Una vez que la mesera dejó los alimentos en la mesa, ambas chicas se lanzaron sobre la comida como si hubieran pasado días sin comer absolutamente nada. Cada mordisco era acompañado por un sonido gutural, y su voracidad era tan primitiva que resultaba desagradable de presenciar. Devoraban la comida con una rapidez y ferocidad que dejaba perplejos a los presentes. Los ruidos que producían al vaciar cada plato llenaban el aire, creando una atmósfera caótica en la mesa. Parecía como si estuvieran en una competencia por ver quién podía comer más rápido, sin preocuparse por las formas o los modales.
¿De verdad son sacerdotisas por la Iglesia Cristiana? Por la forma tan vulgar en que comían parecía que no.
―Que apetito tan voraz ―decía Saji sin ser capaz de darle una cucharada a su plato
―Vaya que tenían hambre ―Respondía Issei del mismo modo, con una gota de sudor recorrer su frente.
La mesera que les estaba atendiendo llegó con una hamburguesa de generoso tamaño, y antes de que pudiera ponerla en la mesa, Xenovia casi se la arrebató de las manos.
― ¡Ya era hora! ―Exclamó con impaciencia. Comenzando a devorarla como si se la quisieran quitar.
Después de devorar vorazmente toda la comida que habían pedido, las sacerdotisas finalmente terminaron su festín. No quedaba ni un rastro de los platos que antes llenaban la mesa, y su voracidad había sido saciada por completo. El restaurante quedó en silencio por un momento, antes de que las conversaciones y los murmullos volvieran a llenar el ambiente. Era evidente que habían dejado una impresión memorable en aquel lugar con su insaciable apetito.
Dejaron escapar un suspiro de alivio para posteriormente cambiar a un semblante que al parecer mostraba arrepentimiento.
― ¿Qué hemos hecho? ―decía Xenovia cuya expresión de angustia era palpable en su rostro mientras sostenía con fuerza su túnica. ―. Ser salvadas por un demonio… se siente como si fuera el fin del mundo.
―Hemos vendido nuestras almas a los demonios ―Añadía Irina, dramatizando su voz mientras un destello de luz parecía envolverla, como si estuviera en medio de una escena celestial―. Oh perdónenos señor.
― ¡Como siempre es un placer ayudarlas! ―expreso Issei con evidente enojo.
―Issei-sempai…
Issei suspiró pesadamente, Koneko-chan tenía razón… era importante mantener la compostura y evitar cualquier confrontación que pudiera arruinar las negociaciones con las sacerdotisas. Aunque le costaba contener su orgullo, comprendía que era necesario actuar con prudencia y dejar de lado los comentarios provocadores por parte de las servidoras de la iglesia.
―Ya entendí Koneko-chan ―Issei respiro para calmar sus pensamientos.
― Señor, por favor, derrama tu misericordia sobre estos demonios de buen corazón ―dijo Irina mientras tomaba su cruz y empezaba a persignarse.
Acto seguido, Issei, Saji y Koneko sintieron un dolor punzante en la cabeza, como si fueran atravesados por mil agujas invisibles. El dolor era tan intenso que les hizo cerrar los ojos con fuerza y apretar los dientes para soportarlo.
― ¡NO NECESITAMOS ESA CLASE DE AGRADECIMIENTO! ―Exclamo Issei sosteniendo su cabeza para calmar el dolor.
― Ara, lo siento. Lo hice sin pensar — dijo Irina, mostrándose apenada mientras se persignaba con su cruz.
Issei, sorprendido, observó detenidamente la encantadora sonrisa de Irina. La suavidad en sus rasgos y la calidez en su expresión parecían completamente opuestas a la imagen brusca y ruda que tenía de ella en su mente durante su infancia juntos. Una vez que el dolor en la cabeza cesó, Issei, Saji y Koneko se recuperaron gradualmente, aunque aún se sentían afectados por la experiencia.
El ambiente se tornó tenso cuando Xenovia carraspeó por un momento, captando la atención de todos.
— Entonces, ¿por qué razón nos buscaban?
La atmósfera se cargó de expectación mientras Xenovia esperaba una respuesta. Los tres jóvenes se sintieron un tanto incómodos bajo la mirada inquisitiva de la sacerdotisa, conscientes de que estaban siendo evaluados minuciosamente. En medio de la tensión, Issei hizo un esfuerzo por mantener la compostura y responder con claridad, aunque una ligera sensación de nerviosismo se apoderaba de él. Mientras tanto, Saji y Koneko permanecieron en silencio, observando la interacción con cautela, listos para intervenir si fuera necesario.
Issei dio un ligero sorbo a su soda, ante de responder.
—Vinieron a este país para destruir las Excaliburs, ¿verdad? — señaló Issei, recordando la conversación previa.
—Eso es correcto. Ya lo dijimos antes — confirmo ella, aun expectante de saber la razón por la cual estos demonios la habían ayudado.
Issei, sintiendo la necesidad de aclarar su posición y demostrar su buena voluntad, tomó la iniciativa para romper el silencio que se había instaurado.
—Nosotros queremos ayudarlas —declaró con determinación, tratando de transmitir confianza a las sacerdotisas.
—¿Que dijiste? —dijo Xenovia afilando un poco más su mirada.
Por su parte, Irina pareció sorprenderse ante la declaración de Issei. Su rostro reflejaba un matiz de incredulidad y cautela ante la propuesta inesperada del joven demonio. Irina miró a Xenovia, como si esperara una respuesta de su parte. Xenovia parecía meditarlo, pero sin dejar de observar a los tres demonios presentes.
—Puedes verlo de esta manera —explicó Issei, visiblemente incómodo por la mirada de la sacerdotisa peli azul—, si les ayudamos, podríamos destruir las espadas más rápido y cubrir un área mayor de la ciudad.
—Ya veo —murmuro ella —, supongo que tienes un punto a tu favor.
Issei tragó saliva y aguardó con nerviosismo la decisión de Xenovia, sintiendo una oleada de temor recorrer su cuerpo. La idea de ser rechazados les llenaba de aprensión; una respuesta negativa podría desencadenar una batalla entre ángeles, ángeles caídos y demonios, además de que no podrían ayudar a Kiba. Issei se esforzó por apartar esos pensamientos de su mente, recordándose a sí mismo que su prioridad inmediata era lidiar con las Excaliburs. Sin embargo, una preocupación persistente se aferraba a su mente: ¿sería considerado un insulto para los seres celestiales si ellos, como demonios, destruían esas armas sagradas? Mientras reflexionaba sobre estas cuestiones, Xenovia finalmente rompió el silencio para dar su respuesta.
―Supongo que puedo dejarles una espada ―declaró Xenovia con un gesto de generosidad.
La expresión de Irina reflejaba total consternación. Esta era una misión que les encomendó la iglesia, por ello era como si esa misión se las hubiese encomendado dios ¿Y ella se daba el lujo de aceptar ayuda de unos demonios?
―Xenovia... ¡¿Qué crees que haces?! Incluso si se trata de Ise-kun, él sigue siendo un demonio, ¿sabes? —Irina planteó su preocupación, reflejando una respuesta típica en tales circunstancias.
―Irina, si te soy sincera, sería realmente difícil para nosotras dos recuperar las tres Excaliburs y enfrentar a Kokabiel—respondió Xenovia con seriedad, evaluando la situación con pragmatismo.
―Lo sé. ¡Pero...!
Las palabras de Irina reflejaban su inquietud por la seguridad y el éxito de su misión, mientras que Xenovia explicaba la gravedad de la situación y las posibles consecuencias de su misión con total franqueza.
―El objetivo mínimo es destruir las tres Excaliburs o recuperarlas. Si nuestras espadas sagradas van a ser robadas, entonces debemos tener la capacidad de destruirlas antes de que eso ocurra. Aun si significa recurrir a un último recurso, solo hay un 30 por ciento de probabilidades de que tengamos éxito en nuestra misión y regresemos a casa a salvo —explicó Xenovia, destacando la gravedad de la situación y las posibles consecuencias de su misión.
Irina se mostraba reacia en ayudar, pese a entender la lógica planteada por Xenovia. Por un lado, la presencia de los demonios podría acelerar el proceso de destrucción de las espadas sagradas y aumentar las posibilidades de éxito en su misión. Sin embargo, permitir la participación de demonios también implica riesgos, ya que podrían tener motivos ocultos o no respetar las restricciones impuestas por su condición de seres sobrenaturales.
―Si entiendes la situación entonces sabes mejor que nadie que no podemos tener el lujo de rechazar su ayuda ―sentenció Xenovia con firmeza, reiterando la necesidad de aceptar la colaboración de los demonios ante la gravedad de la amenaza que enfrentaban.
Irina guardó silencio, comprendiendo la lógica detrás del planteamiento de Xenovia y reconociendo la necesidad de aceptar la colaboración de los demonios.
―Aceptaremos su ayuda ―dijo Xenovia, tomando una decisión definitiva ante la situación que enfrentaban.
―Perfecto ―respondió Issei, asintiendo con determinación―, pero antes me gustaría traer a alguien más, si no hay problema.
Xenovia reflexionó por un momento, considerando la solicitud de Issei. Después de evaluar la situación, asintió con seriedad antes de responder.
―Entiendo. Si crees que su presencia será beneficiosa, entonces no hay objeciones.
Al recibir la aprobación de la sacerdotisa, Issei rápidamente sacó su teléfono y marcó el número de Kiba, esperando que su amigo respondiera para discutir los detalles de la situación.
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Trunks se encontraba en la azotea del hospital, observando el paisaje nocturno extendido ante él. Las estrellas titilaban en el cielo oscuro, mientras la luz de la luna iluminaba su rostro con una tenue luminiscencia. La brisa nocturna mecía suavemente su cabello mientras contemplaba en silencio el tranquilo panorama urbano.
No podía dormir. Había sido víctima de una pesadilla que lo había dejado profundamente perturbado. En su sueño, revivió los horrores de batallas pasadas, donde se enfrentó a enemigos despiadados y poderosos.
El ambiente era sereno y apacible, pero en el interior de Trunks, una sensación de inquietud persistía. Se aferraba al borde del edificio, sintiendo la fresca brisa nocturna acariciar su rostro, tratando de encontrar algo de calma en medio de la tormenta de pensamientos que lo atormentaba.
El recuerdo de la batalla contra Black y Zamasu seguía fresco en su mente, como si fuera ayer. Las imágenes de la destrucción y el sufrimiento que habían presenciado inundaban sus pensamientos, recordándole la terrible devastación que habían enfrentado. A pesar de determinación en la lucha, no podía evitar sentirse abrumado por el peso de la responsabilidad y la incertidumbre sobre el futuro.
No quería pensar en eso, pero el recuerdo seguía ahí, vivo, martillando su conciencia, recordándole los fracasos que tuvo en su vida. Y del mundo que nunca pudo salvar.
*Flashback*
(Soundtrack - Naruto Shippuden Ultimate Ninja Storm 2 Hidden Leaf Village destroyed)
Trunks se encontraba en medio de una ciudad desolada y en ruinas, cuyos edificios destrozados y calles vacías reflejaban la devastación de la Capital del Oeste. El cielo estaba oscurecido por densas nubes negras que se movían ominosamente, mientras relámpagos destellaban con furia, iluminando intermitentemente la escena con destellos fantasmagóricos.
Entre los escombros yacen los restos de lo que una vez fue una próspera metrópolis, ahora reducida a escombros y cenizas. El aire estaba cargado de un olor a humo y desolación, mientras el viento soplaba con un gemido lastimero entre los edificios derrumbados.
En el fragor de la pesadilla, Trunks se veía envuelto en un enfrentamiento desesperado contra los androides 17 y 18. Su furia era palpable mientras lanzaba golpes y ataques con toda la fuerza que podía reunir, pero los androides esquivaban cada movimiento con una agilidad insultante, burlándose de sus esfuerzos.
—¡Maldición! —gritaba Trunks con frustración mientras sus ataques parecían rebotar sin causar ningún daño.
Los androides se regodeaban en su superioridad, riéndose con desprecio ante los intentos infructuosos del joven Saiyajin por derrotarlos. Sin embargo, la diversión pronto se convirtió en crueldad cuando 17 mostraba signos de aburrimiento.
Con un movimiento rápido y certero, el androide 17 envió a Trunks volando hacia un edificio cercano con una patada demoledora. El edificio se derrumbó con estruendo mientras Trunks se estrellaba contra él, sintiendo el impacto retumbar en cada fibra de su ser.
—Vaya, vaya… pero que tenemos aquí —dijo muy conocida por el quien rebelaba un tono de maldad, sus ojos brillando con malicia mientras observaba a Trunks levantarse con dificultad. —. Te ves muy mal, ¿no crees?"
Mientras se recuperaba del golpe, se encontró cara a cara con la figura imponente de Dabura, el demonio que estaba al servicio de Babidi quien pretendía despertar a Majin buu. Trunks tragó saliva con nerviosismo mientras enfrentaba a Dabura, cuya presencia imponente le recordaba a los días oscuros del pasado.
―T-tu... ―comenzó Trunks, luchando por mantener la compostura ante la mirada desafiante del demonio. ―. Yo recuerdo… que….
Dabura interrumpió con una risa burlona, su mirada llena de desprecio hacia el joven Saiyajin.
―Yo también lo recuerdo ―declaró Dabura con voz grave y amenazante, llenando de temor el corazón de Trunks ―. Y ahora mismo me las vas a pagar.
Trunks, observó impotente cómo Dabura dirigía su mirada hacia un grupo de indefensos refugiados que buscaban desesperadamente escapar del caos. La sonrisa siniestra en el rostro del demonio presagiaba un destino ominoso para aquellos inocentes.
Sin dudarlo, Dabura levantó su mano en un gesto desafiante, concentrando una esfera de energía oscura entre sus dedos. Trunks sintió un escalofrío recorrer su espalda al ver la malicia en los ojos del demonio mientras preparaba su ataque.
― ¡NO TE ATREVAS! ―gritó Trunks con toda la fuerza que pudo reunir, su voz resonando en la desolación de la ciudad destruida.
Dabura se mostró momentáneamente sorprendido, sus ojos se ensancharon por un instante al ver la determinación en el rostro del joven saiyajin, a pesar de las heridas evidentes y el dolor que seguramente debía estar soportando. Era evidente que la valentía de Trunks había logrado captar su atención, al menos por un breve momento, antes de que su expresión volviera a sonreír de forma siniestra.
―Detenme entonces ―reto el demonio intensificando la potencia en su ataque ―, si puedes claro.
La mirada de Trunks se nubla por la angustia mientras observa a Dabura, cuya sonrisa siniestra es iluminada por el reflejo del siniestro y deprimente ambiente. Los gritos de los refugiados no se hicieron esperar, era como si fuese una cacofonía de desesperación que lentamente mermaba la voluntad del joven Saiyajin.
Entregándose a la desesperación, Trunks intenta reunir sus fuerzas para detener la carnicería, pero su cuerpo exhausto apenas puede mantenerlo en pie. Cada fibra de su ser clama por actuar, pero sus músculos por alguna razón se niegan a responder.
―Por favor… no lo hagas… te lo ruego ―murmura Trunks entre dientes, su voz se escuchó como un susurro ahogado por el caos que lo rodea.
La súplica apenas logra arrancar una risa burlona al demonio, quien nunca imaginó que el individuo frente a él pudiera mostrarse tan patético.
―ohh ¿vamos que sucede? ¿No puedes detenerme, Trunks? ¿Tan débil te has vuelto?
Dabura, observando la agonía en los ojos de Trunks, se burla cruelmente de su impotencia. Con un gesto despectivo, el demonio desata un poderoso ataque de energía oscura, dirigido directamente hacia los indefensos refugiados.
¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOO!
Las lágrimas brotan de los ojos de Trunks mientras observa con impotencia el humeante agujero, donde hace apenas instantes había un bullicioso y vibrante vecindario. Ahora, solo quedan escombros y el eco siniestro del desastre. La desolación se cierne sobre él, envolviéndolo en un manto de desesperación y tristeza. Se siente como si un vacío se hubiera abierto en su pecho, una sensación de pérdida abrumadora que lo deja sin aliento. En ese momento, se percibe más solo y vulnerable que nunca, atrapado en una pesadilla de la que parece no haber escape.
―Que lastima, tus esfuerzos no sirvieron de nada ―dice Dabura con desdén, su voz resonando con un tono de superioridad. ―Murieron gracias a que fuiste débil. ¡La culpa es tuya!
Las palabras de Dabura golpean a Trunks como un puñetazo en el estómago. Ese último fracaso le abromo por completo y su conciencia es azotada por la culpa y el remordimiento, recordando cada rostro angustiado que no pudo proteger. La sensación de impotencia lo consume, alimentando su ira y su dolor.
―Eres un maldito... ―murmura Trunks, sintiendo el peso de sus fallas sobre sus hombros. ―No te lo voy a perdonar, ¡Jamás te voy a perdonar!
Trunks, consumido por la furia y la desesperación, se lanza hacia Dabura con todas sus fuerzas, sus puños envueltos en una energía abrasadora. Sin embargo, sus golpes parecen apenas rozar al demonio, que se mantiene impasible ante el ataque. Una risa burlona escapa de los labios de Dabura mientras esquiva cada golpe con una gracia casi insultante.
―No importa cuánto intentes, Trunks ―dice Dabura con sorna, su voz resonando en la oscuridad de la pesadilla. ―Tus esfuerzos son inútiles Eres débil, patético. No puedes hacer nada.
Trunks grita de frustración, sintiendo cómo la impotencia lo consume. Cada golpe fallido, cada risa mofadora de su enemigo, alimenta su rabia y su desesperación. Pero por más que luche, parece incapaz de hacerle daño a Dabura, cuya presencia se cierne sobre él como una sombra ominosa.
Trunks ve con horror cómo Dabura dirige un poderoso ataque de energía directamente hacia él. En un intento desesperado por evitar el ataque, Trunks trata de esquivarlo, pero es golpeado de lleno por la fuerza del ataque y es lanzado hacia atrás, justo en dirección al refugio donde se encuentran los miembros de la resistencia liderada por Mai.
El tiempo parece ralentizarse mientras Trunks se precipita hacia el suelo, su corazón latiendo con miedo y determinación. Sus manos se aferran instintivamente a cualquier cosa que pueda detener su caída, pero es en vano. El refugio se acerca peligrosamente a medida que Trunks se precipita hacia él, incapaz de hacer nada para detener su curso.
Con un estallido ensordecedor, Trunks atraviesa el techo del refugio y cae en su interior, el impacto sacudió el suelo y levanto una nube de escombros y polvo a su alrededor. Los miembros de la resistencia que se encuentran dentro gritan de sorpresa y miedo mientras Trunks yace en el suelo, herido y aturdido por la explosión.
Y para su horror había alguien esperándolo.
― ¿Tu de nuevo saiyajin? ―pregunto un sujeto que era idéntico a Gōku ―, eres peor que una cucaracha.
―Black ―murmura Trunks asustado incapaz de ponerse de pie.
Trunks siente un escalofrío recorrer su cuerpo al reconocer al hombre frente a él. Era Black, una pesadilla viviente que ha acechado sus sueños y sus días desde hace demasiado tiempo. La mera presencia de este ser despierta en Trunks un profundo temor y una ira hirviente.
Black sonríe con malicia, sus ojos destellando con una mezcla de diversión y crueldad.
―Recuerdo lo que me hiciste ―diría el sujeto en cuestión ―, y ahora yo mismo te lo devolveré
Con una sonrisa sádica en su rostro, Black aprovecha la vulnerabilidad de Trunks y lanza un rápido ataque, perforando la pierna del joven Saiyajin con una precisión despiadada. Trunks grita de dolor mientras siente el agudo dolor recorrer su cuerpo, paralizándolo momentáneamente y dejándolo indefenso ante su enemigo.
― ¿Sientes impotencia, dolor, desesperanza? ―Preguntaba el enloquecido pelinegro mientras atacaba al guerrero del futuro de manera inmisericorde ―. DIME, ¡¿QUE SIENTES?!
El impacto del ataque lo deja postrado en el suelo, incapaz de moverse debido al intenso dolor y a la gravedad de la herida. Trunks aprieta los dientes con determinación, luchando por mantener la compostura a pesar del sufrimiento que lo embarga.
Black, con una sonrisa retorcida en el rostro, se acerca lentamente a Trunks, disfrutando cada momento de su sufrimiento. Con un movimiento rápido y preciso, levanta su brazo y con un rayo láser perfora el brazo de Trunks, haciendo que este grite de dolor y se retuerza en el suelo. La intensa sensación de ardor recorre el cuerpo de Trunks mientras la herida se abre, liberando un chorro de sangre que tiñe el suelo del refugio.
Trunks, agarrándose el brazo herido, lucha por mantener la compostura mientras el dolor se apodera de él. Su respiración se vuelve entrecortada y sus manos tiemblan por la agonía. A pesar de sus esfuerzos por resistir, se siente cada vez más débil y vulnerable ante su despiadado enemigo.
Black, observando con satisfacción la angustia de Trunks, se burla cruelmente de él.
― ¿duele? ―pregunta con voz burlona, disfrutando del sufrimiento ajeno. ―El dolor puede a llegar a ser adictivo, ¿no crees?
Trunks, con los dientes apretados y los ojos llenos de determinación, lucha por encontrar una manera de contrarrestar el ataque de Black y proteger a los miembros indefensos de la resistencia que están atrapados en el refugio.
Black se inclina hacia Trunks, con una sonrisa sádica en su rostro, mientras observa con desdén la expresión de dolor en el rostro del joven Saiyajin. Con un tono de voz lleno de burla, se dirige a él con una pregunta retórica:
― ¿Qué tantas miras, Saiyajin? ¿Acaso esperas que alguien venga a salvarte?
En un giro desgarrador, Trunks se encuentra completamente superado por Black, cuya presencia emana un aura de oscuridad y despiadada crueldad. El joven Saiyajin lucha con todas sus fuerzas, pero es como si estuviera enfrentándose a una fuerza imparable, una sombra que lo consume lentamente.
Cada golpe de Black es un tormento, cada ataque es una puñalada en el alma de Trunks. El dolor se convierte en su compañero constante, envolviéndolo en una agonía insoportable. A pesar de sus esfuerzos por resistir.
Con un último aliento, Trunks intenta invocar todo su poder, pero es en vano. Black lo domina por completo, sus ataques son rápidos y certeros, destrozando cualquier intento de resistencia.
―Mírate fracasado perdedor… siempre fuiste un pobre diablo
Alcanzando por muy poco la inconciencia, Trunks logró abrir los párpados con dificultad. Su visión estaba borrosa y desenfocada, pero pudo distinguir una figura femenina junto a él. La voz de Android 18 resonó suavemente en sus oídos, como un eco distante que poco a poco cobraba claridad en su mente nublada por el dolor y la confusión.
―Como siempre mostrando tu lado más patético ― agrego 17 quien se encontraba justo al lado de la chica ―, esto ya dejo ser divertido, es deprimente…
―Siempre tan débil, siempre tan inútil. ―continúa 18 con sarcasmo―. Me das asco.
La voz de 18 resuena en la mente de Trunks, envolviéndolo en una espiral de dudas y autorrecriminaciones. Cada palabra pronunciada por ella parece perforar su espíritu, debilitando su determinación y sembrando la semilla de la incertidumbre en su mente atormentada. Por un fugaz instante, su confianza se desvanece como la niebla al amanecer, dejando tras de sí un vacío angustiante en su interior.
― ¡Cállate! ―grita Trunks con desesperación, luchando por mantener la compostura mientras las palabras de 18 lo atacan sin piedad.
La presencia de Dabura se suma a la figura ominosa de Black y los androides, envolviendo a Trunks en una sensación de opresión y desesperación. El ambiente se vuelve aún más sombrío con la llegada del demonio, cuya mirada llena de malicia parece atravesar el alma del joven Saiyajin.
―Tu existencia es un desperdicio ―declara Dabura con voz grave y siniestra, su tono resonando en el aire como un eco de condena. Sus palabras, cargadas de desprecio y desdén, parecen arrojar una sombra aún más oscura sobre el corazón de Trunks, recordándole la magnitud de su fracaso y su impotencia frente a los enemigos que lo rodean ―. No mereces vivir
Trunks, abrumado por la presión de la situación, lucha por mantener la compostura ante las palabras despectivas de sus adversarios. A pesar del miedo y la incertidumbre que lo invaden, su determinación sigue ardiendo en lo más profundo de su ser, alimentando su resistencia contra la marea de desesperación que amenaza con ahogarlo.
El cielo parece rasgarse en dos mientras miles de relámpagos iluminan los horizontes, convirtiendo la noche en un espectáculo de luz y oscuridad. El sonido ensordecedor del trueno retumba en el aire, creando una atmósfera de terror y desesperación. De repente, en medio del caos y la tormenta, una figura imponente emerge lentamente. La deidad suprema de los doce universos, rodeado de un aura de poder indescriptible que parece distorsionar el espacio a su alrededor.
Zeno-sama
Su presencia es abrumadora, su mirada parece atravesar el alma de Trunks con un desdén frío y despiadado. Los relámpagos danzan a su alrededor, iluminando su rostro con destellos intermitentes que revelan una expresión de absoluta indiferencia hacia el destino de los mortales. Es como si el mismísimo universo se estremeciera ante su presencia, temeroso de la ira de esta deidad caprichosa.
Zeno-sama se alza por encima de todos como si estuviera si fuese a dictar un juicio, como si tomara los honores de ser el juez y verdugo. Sus ojos emiten un destello intenso y amenazador, mientras su voz resuena en la mente de Trunks con un tono que hiela la sangre y envuelve el ambiente en un aura de solemnidad y temor.
―Este es un universo que no vale la pena. ―declara el pese a tener esa voz chillona, resuena como una autoridad absoluta, sus palabras llevando promesa de destrucción y devastación inminente―. Voy a aniquilarlos a todos.
La macabra sentencia fue dictada. La simple mención de la palabra "aniquilar" envía escalofríos por la espina dorsal de Trunks y de sus enemigos por igual. La presencia del supremo ser es abrumadora, su poder divino palpable en el aire mientras contempla el destino de un universo sumido en la oscuridad y la desesperación. Cada palabra suya resuena como un trueno en la mente de quienes lo escuchan, marcando el principio del fin para aquellos que desafían su voluntad.
Para Trunks, la aparición de Zeno-sama es como un golpe devastador, una confirmación de que su lucha ha sido en vano y que todo será enviado al olvido. La presencia del supremo ser lo abruma, recordándole su propia insignificancia en comparación con el poder cósmico que ahora juzga su destino. En su mirada, Trunks puede percibir la inevitabilidad del juicio divino y el peso de la sentencia que se cierne sobre él y su universo.
Fue entonces que Zeno-sama desata un destello de luz deslumbrante que envuelve a Trunks y a sus enemigos. En un instante, son consumidos por la radiante energía divina, y sus formas desaparecen lentamente en el resplandor, disipándose en la nada misma.
*Flashback end*
El frío viento nocturno acaricia su rostro con una caricia gélida mientras Trunks se encuentra en la tranquila azotea del hospital. Cada ráfaga parece llevar consigo susurros misteriosos de la nada misma, mezclándose con los pensamientos turbios que nublan su mente.
La reciente pesadilla sigue resonando en su cabeza, dejando un rastro de tristeza y confusión en su corazón. Las estrellas, como linternas en el firmamento, iluminan el cielo nocturno, proporcionando un contraste entre la oscuridad de la noche y la claridad de sus pensamientos. Trunks, perdido en un mar de emociones, observa el horizonte con una mirada vacía, como si pretendiera esperar una respuesta por parte del universo.
La quietud de la noche lo envuelve, ofreciendo un momento de paz en medio del caos que lo ha rodeado últimamente. Sin embargo, la sensación de inquietud persiste en su interior, como una sombra que se aferra a su espíritu.
El recuerdo de Zeno-sama aniquilando su universo sigue fresco en su mente, recordándole la fragilidad de su existencia o, tal vez, su subconsciente culpándolo por lo inútil que fue en esa batalla. ¿Fue un mensaje, una advertencia, o simplemente un sueño generado por su mente atribulada? Trunks no puede estar seguro, pero la sensación de que algo trascendental está en juego lo sigue atormentando, como una sombra persistente que se aferra a su alma y lo empuja hacia un abismo de dudas y temores.
Su mente era un caos, aun no podía asimilar la idea de que su mundo ya no existía. ¿Cómo podía ser posible? ¿Acaso había cometido un pecado tan imperdonable como para que su castigo fuera la aniquilación de su universo entero? Las preguntas retumbaban en su cabeza, sin respuestas que pudieran calmar su angustia o explicar por qué su mundo sufrió de ese ominoso y amargo final.
De repente, una presencia conocida se manifiesta a su lado, interrumpiendo el silencio de la noche y sus pensamientos. Trunks gira lentamente hacia la figura que se encontraba en la puerta de la azotea del hospital.
―Mai ―susurra Trunks con suavidad.
La joven en cuestión se mantenía en la entrada, observándolo con una mirada melancólica.
―Ya es más de media noche ―Dice Mai, acercándose con paso lento hacia donde se encontraba el saiyajin. ― ¿Te encuentras bien?
Trunks baja la mirada, sintiendo un nudo en la garganta, abrumado por una sensación de indignidad que le impide sostener la mirada de su compañera y amiga.
―No he podido dormir ―confiesa el con un tono apagado.
Mai se detiene a pocos pasos de Trunks, sintiendo la pesadez en el ambiente que rodea al joven saiyajin. Su corazón se aprieta al verlo en ese estado de ánimo tan sombrío.
―Lo siento, Trunks ―dice Mai con compasión, extendiendo su mano hacia él como gesto de apoyo―. Sé que esto ha sido difícil para ti.
Por un breve instante, Trunks siente que sus piernas ceden bajo el peso de la carga emocional que lo abruma. Una sensación de debilidad se apodera de él, haciéndolo tambalearse ligeramente. Mai, percibiendo su angustia, se acerca rápidamente para brindarle apoyo, extendiendo sus brazos con gesto reconfortante hacia su amigo, listos para abrazarlo y ofrecerle consuelo.
Mai, al notar los hipidos de Trunks, sintió un nudo en la garganta. Incapaz de contener más el dolor que había llevado dentro durante décadas, apretó los labios con fuerza, pues esos sentimientos también la invadían a ella. Era como si una corriente de emociones compartidas fluyera entre ellos, creando un vínculo de comprensión y solidaridad en medio de la desolación.
―Lo perdimos todo… ―Susurra Trunks entre sollozos, su voz quebrada por el dolor de la pérdida―. Nuestro hogar… nuestra gente...
Mai apenas puede mantenerse firme ante el torrente de emociones que la embarga. Sus propias lágrimas comienzan a fluir, mezclándose con las de Trunks mientras lucha por encontrar las palabras adecuadas para consolarlo.
―Lo sé, Trunks... ―susurra Mai con voz temblorosa, luchando por contener el sollozo que amenaza con escaparse. ―Lo se…
El cuerpo de Trunks temblaba con fuerza, sus sollozos se volvieron más intensos y su respiración se tornó errática mientras se aferraba con más fuerza a Mai. Los gritos de agonía escapaban de sus labios mientras el dolor lo consumía por completo. Mai, comprendiendo mejor que nadie el tormento que su amigo estaba experimentando, comenzó a sentir lo mismo. Para ambos, el dolor de la pérdida era demasiado grande, una herida abierta que parecía no tener fin. En ese abrazo compartido, encontraron un atisbo de consuelo en medio de la desesperación y el dolor.
Ambos se sumergieron en un mar de emociones abrumadoras, dejando que las lágrimas fluyeran libremente mientras compartían el peso de su pena en un abrazo que ofrecía un refugio momentáneo. Mai sintió cómo su corazón se rompía en pedazos ante el sufrimiento de Trunks, reconociendo la profundidad de su propio dolor en el reflejo de los ojos del joven Saiyajin. Era como si sus almas estuvieran entrelazadas en el dolor compartido, encontrando consuelo en la presencia del otro en medio de la tragedia que los rodeaba.
Con cada sollozo, Trunks liberaba una carga que había llevado durante demasiado tiempo, permitiéndose finalmente expresar el dolor que había mantenido oculto en lo más profundo de su ser. Mai lo abrazó con ternura, sintiendo cómo su corazón se llenaba de compasión y empatía por su amigo. En ese momento, el dolor de la pérdida los unió de una manera que trascendía las palabras, creando un vínculo indestructible forjado en la adversidad.
―Superaremos esto juntos ―susurró Mai con voz suave, su aliento rozando la piel de su amigo mientras se aferraba a él con fuerza―. No voy a dejarte… solo.
Trunks asintió agradecido. A pesar del consuelo momentáneo que encontraron en el abrazo compartido, Trunks pudo evitar que un pensamiento oscuro se filtrara en su mente…
¿Qué pasaría si perdiera a Mai también?
La idea de enfrentar un futuro incierto sin su amiga y compañera lo llenaba de temor y ansiedad, como si un abismo se abriera ante él, amenazando con devorarlo por completo.
Mai, ajena a los tormentos internos de Trunks, continuaba abrazándolo con ternura, compartiendo su dolor y ofreciéndole un apoyo incondicional. Sin embargo, Trunks no podía evitar sentir un temor creciente que se apoderaba de su corazón, recordándole lo frágil que era su existencia y lo incierto que era su futuro.
Aunque la promesa de que estaban juntos en esto era alentadora, Trunks no podía ignorar ese detalle, que en este universo decida llevarse a Mai. La idea de perder a la única persona que había permanecido a su lado a través de todas las adversidades, era demasiado dolorosa de contemplar.
Con un suspiro cargado de angustia, Trunks se aferró con más fuerza a Mai, como si temiera que desapareciera en cualquier momento si la soltaba. En ese abrazo, había un deseo silencioso de protegerla de cualquier peligro, de mantenerla a salvo a su lado para siempre. Sin embargo, sabía que el destino era incierto y que no podía controlar lo que sucedería en el futuro.
—Creo que debemos volver — le dijo Mai a Trunks, separándose de él con delicadeza mientras secaba las lágrimas de su amigo con las mangas de su bata médica —. Tenemos que volver o el doctor Abbader se enojara con nosotros.
—Tienes razón. —Dijo el con marcada tristeza.
Una vez calmadas sus emociones se puso de pie con cautela, mientras poco a poco recobraba la compostura, antes de seguir a Mai de regreso al interior del hospital.
El doctor Abbader observó la escena completa desde una de las esquinas de la azotea, manteniéndose oculto gracias a un hechizo de camuflaje. Con una mirada llena de empatía, presenció cuán profundamente afectados estaban esos dos jóvenes por la experiencia vivida. Un suspiro pesado escapó de sus labios al darse cuenta del estado de su paciente. Sabía que la mente de Trunks estaba fracturada por el trauma que había experimentado. Aunque expresar sus emociones podría ser un paso hacia la sanación, también era un recordatorio de lo mucho que aún necesitaba apoyo y cuidado.
Con una mirada compasiva, el doctor Abbader decidió darles su espacio, reconociendo la importancia de permitirles procesar sus emociones a su propio ritmo. Observó cómo ambos ingresaban al hospital para dirigirse a sus habitaciones en un intento de encontrar consuelo en el sueño. Una vez que se aseguró de que estuvieran en camino, decidió entrar a su despacho para atender un asunto que le preocupaba profundamente con los maos.
Kokabiel estaba en el territorio de su hija menor.
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Después de la llamada, Issei y Kiba acordaron encontrarse en un lugar neutral y discreto para discutir los detalles de la situación. Decidieron reunirse en un parque cercano, donde una hermosa fuente proporcionaría un ambiente tranquilo para su conversación.
Si claro, tranquilo.
—A decir verdad, me siento insatisfecho cuando las dos protectoras de las Excaliburs me dan el permiso para destruirlas. —Decía Kiba mostrando su informidad
—Esa es una forma tosca de hablar —Respondió Xenovia con tono Soez mostrando el mango de Excalibur destruction —. Si fueras un demonio renegado, te habría matado sin perder tiempo.
Kiba y Xenovia se enfrentaron con miradas penetrantes, cada uno mostrando una determinación que parecía desafiar al otro. Sus ojos chispeaban con una intensidad que reflejaba la tensión palpable entre ellos. El aire se cargaba con una atmósfera de desafío y rivalidad, mientras sus palabras resonaban en el espacio entre ellos, creando un ambiente cargado de tensión y expectativa. En ese momento, era evidente que la situación podría fácilmente escalar hacia un conflicto más serio si alguno de los dos no retrocedía.
—Supongo que si…
Kiba manifestó el sello mágico para invocar sus espadas y enfrentarse a la sacerdotisa, ya que al haber hecho eso era una muestra clara de desafío, reflejando su voluntad de, Sin embargo, antes de que la confrontación pudiera intensificarse, Issei se interpuso entre ambos espadachines, buscando calmar los ánimos y evitar una confrontación innecesaria.
—Esperen un momento —intervino Issei, su voz firme pero tranquila—. No estamos aquí para pelear.
Xenovia, tomando nota de las palabras de Issei, decidió guardar su espada, mostrando una disposición para escuchar y encontrar una solución pacífica.
Kiba manifestó el sello mágico para invocar sus espadas, una demostración inequívoca de su desafío hacia la sacerdotisa. Su determinación era palpable en cada movimiento, reflejando su voluntad de enfrentarse a Xenovia sin vacilar. Sin embargo, antes de que la confrontación pudiera intensificarse, Issei se interpuso entre ambos espadachines. Con gestos calmados y palabras tranquilizadoras, buscaba disipar la tensión y evitar una confrontación innecesaria.
—Entiendo que guardes rencor hacia el proyecto de espada sagrada —mencionaba Xenovia guardando su espada. —Ese incidente esta catalogado como el mayor que ha habido dentro de la organización.
Kiba miró a Xenovia con un gesto más relajado, aunque aún mostraba cierta desconfianza. Lentamente, dejó de manifestar el círculo mágico, reconociendo la lógica en las palabras de Issei y lo que Xenovia había declarado anteriormente. Aunque todavía estaba lleno de resentimiento, comprendía la importancia de dejar de lado las diferencias por el bien común. Con un suspiro resignado, asintió en señal de acuerdo, dispuesto a escuchar lo que los demás tenían que decir.
―Y también se convirtió en uno de los peores casos en nuestro entorno y la gente se sintió disgustada al respecto ―Xenovia carraspeo un poco para retomar la conversación―. La persona a cargo de ese proyecto en ese momento se dice que tiene un problema con sus creencias. Fue acusado de herejía y ahora se encuentra del lado de los ángeles caídos.
Kiba se mostró interesado por esa nueva información.
—¿Del lado de los ángeles caídos? ¿Cuál es el nombre de esa persona? —La voz de Kiba resonó con un matiz de sorpresa y determinación mientras dirigía la pregunta a Xenovia.
—Valper Galilei… el Arzobispo Genocida —respondió Xenovia con solemnidad, observando la reacción de Kiba.
Los ojos de Kiba brillaron con una nueva determinación, su mente procesando el nombre del enemigo recién revelado. La revelación le proporcionaba un objetivo concreto, una dirección clara en su lucha. Ahora, más que nunca, estaba decidido a enfrentarse a Valper Galilei y detener su maligno plan.
—Entonces parece que tengo que compartir información también. El otro día fui atacado por una persona que tenía una Excalibur. En ese momento, él mató a un sacerdote. El que fue asesinado era probablemente de su organización.
La revelación de Kiba dejó a todo el grupo boquiabierto. La sorpresa se reflejaba en sus rostros mientras intentaban procesar la nueva información. ¿Cómo podía ser que Kiba hubiera estado implicado en todo esto desde antes? Surgieron preguntas en sus mentes, preguntas que buscaban respuestas sobre el motivo de su silencio hasta ahora. Sin duda, había algo más detrás de todo esto, algo que Kiba no había compartido aún y que podría ser crucial para entender la situación en la que se encontraban.
—El nombre de esa persona es Freed Sellzen. ¿Les suena ese nombre? —anunció Kiba, captando la atención de todos.
El nombre resonó en la mente de Xenovia e Irina, despertando recuerdos de un pasado turbulento.
—Ya veo. Así que es él —murmuró Xenovia, reconociendo la conexión.
Freed Zellzen. El ex exorcista del Vaticano. Un prodigio que se convirtió en exorcista a la tierna edad de 13 años. Tenía una lista impresionante de logros debido a su habilidad para exterminar demonios y bestias místicas. Sin embargo, su carrera se vio empañada por su comportamiento errático y su obsesión por la batalla. A pesar de sus habilidades, su falta de creencia en Dios y su enfoque obsesivo en la violencia finalmente lo llevaron por el camino de la herejía.
O al menos así era recordado por los miembros de la iglesia.
—Asi que Freed utiliza una Excalibur robada para matar a nuestros compañeros…
Xenovia expresó su odio con vehemencia al recordar los crímenes de Freed. La mención de que utilizó una Excalibur robada para acabar con sus compañeros seguidores despertó una furia profunda en ella. Era evidente que Freed era un sujeto despreciado por muchas personas, y ella no era la excepción.
—Siendo el caso, entonces deberemos discutir los detalles para trabajar en conjunto.
Ambos grupos se sumergieron en una discusión intensa, deliberando sobre los detalles de su plan para enfrentarse a Freed Zellzen y recuperar la Excalibur robada. Se consideraron diversas estrategias y enfoques, cada uno aportando sus propias ideas y sugerencias para abordar la situación de la manera más efectiva posible. Se discutieron posibles ubicaciones donde Freed podría estar escondido, así como también se evaluaron las habilidades y recursos de cada uno para enfrentar al ex exorcista del Vaticano y a sus seguidores.
Se trazaron planes de contingencia y se asignaron roles específicos a cada miembro del equipo, aprovechando al máximo sus habilidades individuales y su experiencia en combate.
Finalmente, después de varios minutos de discusión y planificación meticulosa, ambos grupos tenían listo el curso de acción a seguir. Con un plan detallado en su lugar y una determinación renovada, se prepararon para enfrentarse a Freed Zellzen y hacer justicia por aquellos que habían sido víctimas de sus crímenes atroces.
—Está acordado —Xenovia sacó su celular para coordinarse con Kiba, Issei y Koneko—. Si surge algo relevante, llamen a este número.
—Entendido —asintió Issei.
—Por cierto, antes de irme, me gustaría agradecerte por tu gesto hacia nosotras. Tengo algo que te podría interesar.
Issei se interesó de inmediato, aunque su mente pervertida sugirió brevemente la posibilidad de que Xenovia le mostrara sus pechos, lo cual consideró absurdo dado su carácter tosco y falta de habilidades sociales. pero soñar no estaba de más; sin embargo, consciente de la urgencia de la situación, decidió dejar de lado esos pensamientos y concentrarse en lo que Xenovia tenía para ofrecer.
—Antes de viajar a Japón, escuché a mis superiores hablando sobre algo relevante que sucedió en el inframundo. No estoy al tanto de los detalles, e incluso puede resultar algo absurdo, pero considero que es importante que lo sepas —dijo Xenovia, tomando un tono serio—. Se dice que alguien misterioso llegó al inframundo, como si viniera de otra dimensión o plano, y con su llegada provocó que los cielos se partieran y desencadenara un cataclismo de proporciones bíblicas. La facción de la iglesia está considerando seriamente investigar más a fondo este suceso y probablemente las demás facciones querrán hacer lo mismo.
El silencio que siguió a su declaración fue abrumador, cada uno procesando la información con sorpresa y desconcierto. La idea de un evento tan monumental y sus posibles implicaciones dejó a todos reflexionando sobre lo que esto podría significar para el futuro.
Al recibir la noticia de Xenovia, Issei sintió como si el suelo se hubiera desplomado bajo sus pies, la consternación lo invadió, La idea de un acontecimiento tan monumental y misterioso como la llegada de un ser de otra dimensión lo dejó perplejo, preguntándose si esto era algo demasiado malo a juzgar por el tono en que Xenovia lo contó. ¿Qué consecuencias podría tener para su mundo y para ellos mismos? Lentamente una sensación de inquietud se estaba apoderando de él.
—Como mencione antes, desconozco los detalles, pero creo que sería mejor que se lo informes a tu ama lo más rápido posible.
Fin del capitulo
Aclaraciones
(1) Issei siempre tiene esos pensamientos, cada mujer con pechos enormes que le promete una recompensa o compensación, automáticamente es en lo primero que piensa.
Espero que les haya gustado el capítulo, sin nada mas que decir me despido y nos vemos en el siguiente.
