LA FLORERÍA DE LA CUADRA
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Summary
UA/ May se siente muy cómoda con la vida que tiene, no se imaginó que ahora más que nunca era el momento de resolver situaciones de su pasado a las que realmente nunca se atrevió a enfrentar.
Cada centímetro de mi cuerpo pesaba, sentía las manos húmedas, no lograba enfocar las siluetas a mi alrededor y me estaba costando respirar, no me había dado cuenta de eso hasta que se me escapó un pequeño jadeo de los labios.
— ¡May!
Alguien dijo mi nombre con preocupación y angustia, traté de levantar el rostro para ver quién me llamaba, a juzgar por la silueta y su voz, se trataba de un chico, pude escuchar sus pisadas en el pasto seco, pensé que se trataba de alguna ilusión hasta que sentí sus manos sujetarme los hombros con suavidad.
—No corres peligro May, tranquila, respira conmigo.
Aquella figura comenzó a inhalar y exhalar lentamente, esperando que lo siguiera. Traté de hacer lo que me pedía con todas mis fuerzas.
—Eso es, lo estás haciendo muy bien.
Durante un momento solo fui capaz de concentrarme en nuestras respiraciones, el hormigueó de mi cuerpo fue disminuyendo poco a poco hasta que pude sentir mis piernas, mi ritmo cardiaco se estabilizo y las manos dejaron de sudarme.
Cuándo estuve más tranquila, observé mi alrededor para saber en dónde me encontraba.
Mi espalda descansaba en el tronco de un árbol, pude sentir como la tela de mi blusa se incrustó un poco en la corteza, alcé un poco la visa para que la luz que se colaba por la copa de los árboles me obligara a reaccionar más rápido y agradecer a mi salvador.
—Lo hiciste muy bien — Me dijo sonriendo una vez que pude verle la cara.
—Max — Balbuceé, sentí que los ojos se me llenaron de lágrimas y antes de que rodaran por mis mejillas aspiré fuertemente.
No eran lágrimas de tristeza, eran de enojo, me sentía furiosa, empecé a sentir que la sangre me subía a la cara y apreté los labios; Me sentía patética, hacía mucho que no me ocurría algo similar... Hacía mucho tiempo que no me sentía tan impotente.
No estuve realmente segura de que hacer al respecto, no quise que mi hermano me viera en ese estado y no sentía la fuerza suficiente para aguantarlo. Le lancé una mirada esperanzada de que pudiera entender que no quería hablar sobre eso.
— Vamos a casa — Me dijo — ¿Crees que vine solo a saludarte?
Sonreí débilmente ante su comentario, me tendió la mano y me ayudó a incorporarme.
—Vamos, me muero de hambre — Me dijo mientras pasó su mano por encima mis hombros y espero a que yo comenzara a avanzar para caminar a mi ritmo.
Durante el camino, me mantuve en silencio, agradecida de que comenzara a hablarme con normalidad, no tenía ganas de que me tratara como si fuera de papel y que siguiera como si nada hubiera ocurrido me ayudó un montón a terminar de espabilarme.
Me habló sobre la Universidad, de su rutina en la tienda de videojuegos dónde trabajaba medio tiempo y de lo feliz que estaba por decidir estudiar programación, dijo que era muy divertido para él y que sus profesores lo animaban a seguir sus metas, ya estaba enlistándome un montón de ideas para algunos juegos que faltaba por pulir con el tiempo, quería que fueran sus ideas como proyectos finales en el último semestre.
Su plática me obligó a concentrarme en él, le escuché atenta y solo hice comentarios cuándo lo creí oportuno, soltando unas pequeñas bromas para aligerar la tensión que, hasta ese momento todavía sentía.
En situaciones así, agradecí que mi hermano fuese lo suficientemente prudente como para saber que, no quería hablar de lo que había ocurrido, aunque la forma en la que me miraba daba a entender que sabía perfectamente que era lo que me había pasado.
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— La única razón por la que me gusta visitarte, es por este lugar — Dijo mi hermano dándole una gran mordida a su clásica pizza de salami.
— Las pizzas son una delicia — Levanté mi pizza de pan de pita y albaca y la olfateé un poco antes de morderla.
Adoraba venir a este lugar de vez en cuando, especialmente después del periodo de exámenes de Max que lo veía como su recompensa después de tanto esfuerzo. Las pizzas se servían en un pequeño sartén de teflón y una tabla de madera como base, eran de tamaño individual y aunque parecían porciones decentes, no eran lo suficientemente grandes y terminábamos pidiendo dos o tres para quedar completamente satisfechos
El sabor de la pizza me hizo sentir con energía.
—¿Crees que si decidimos llevar algunas con nuestros padres se mantengan en buen estado? — Me preguntó, sabía que realmente él no estaba pensando en eso, pero se estaba esforzando por tratar de distraerme.
—Podemos intentarlo, si sucede algo en el camino, siempre podemos sacrificarnos y cómenoslas— Le seguí el juego y de un último mordisco terminé mi porción.
Él sonrió, pude ver en su rostro que no estaba del todo tranquilo, se notaba que sabía que no estaba totalmente bien, pero la comida... La comida me daba razones para seguir viviendo, y no solo literalmente.
—Yo pago — Me dijo, sacó su cartera y yo lo miré con mala cara — La siguiente vez invitas tú — Me interrumpió al verme.
— Bien.
Salimos del local con tranquilidad, solo hizo falta caminar media cuadra más para llegar a mi edificio, un lugar bastante bien ubicado teniendo en cuenta que la ciudad no era demasiado grande, la fachada lucía bien, el color blanco se veía un poco deslavado, pero solo si lo mirabas con demasiada atención.
—Me dio gusto verte May — Dijo mi hermano cuándo estuvimos en el portón negro
Le dediqué una sonrisa sincera.
—Y a mi Max, ¿No quieres que te acompañe? Aunque sea a la estación de metro.
Negó con la cabeza.
—El campus está cerca, puedo hacerlo solo.
Me miró con preocupación, aún no se encontraba totalmente tranquilo, y realmente no podría hacer mucho al respecto para hacerlo sentir seguro, se notaba que me miraba con curiosidad y angustia, parecía que tenía muchas ganas de preguntarme si estaba bien y aunque sus intenciones eran buenas, terminó por hacerme sentir más incómoda.
—Estoy bien — Me animé a decir, él cerró los ojos y suspiró.
—Entonces, nos vemos luego May — Me dijo mientras empezó a caminar, lo vi alejarse, pero no aparté mi vista de él hasta que dio vuelta dos cuadras más adelante.
Saqué de mi mochila las llaves de la entrada principal, todos los vecinos teníamos la misma llave ya que, al no tener portero, era indispensable que la puerta se mantuviera siempre cerrada.
Mi complejo habitacional era (A mi parecer) bastante bonito, había cuatro edificios acomodados de tal forma que, al pararme en el centro, daba la impresión de estar en una torre muy alta, la única luz que se filtraba era la del cielo, no era necesario tener luces encendidas hasta bien entrada la noche, algún vecino se encargaba de prender las luces del área común y algún otro de apagarlas a primera hora por la mañana.
Cada edificio tenía tres departamentos, así que había doce en total. Por ahora solo podía permitirme la renta, mi plan era tratar de comprarlo desde que lo encontré en renta, pero mis ahorros aún no eran (de lejos) los suficientes para comprar cualquier propiedad.
Caminé hacía el edificio de la derecha, las escaleras eran de concreto y se entrelazaban de tal forma que era necesario toparse con la puerta del vecino antes de seguir subiendo al siguiente piso. Yo tenía que subir al tercero.
Abrí la puerta de mi pequeño espacio, todavía se veía un poco vacío, mi sala principal era también mi comedor, resultaba evidente que mis cosas todavía eran demasiado pocas para el tamaño del lugar.
Había comprado durante seis meses solo lo más indispensable, me sentía muy satisfecha con lo que había conseguido hasta la fecha.
Dejé las llaves en la mesa de la entrada y me quité los zapatos, caminé a la derecha para entrar a mi pequeña cocina, me serví un vaso de agua que dejé después en la mesa de mi sala, una mesita de cristal que había encontrado en remate. Pasé por el comedor, por la sala y a la izquierda, muy cerca de mi pequeño balcón, estaba un cuarto de baño, yo creo que la idea es que fuera una especie de closet, sin embargo, yo metí una lavadora vieja ahí, por la cercanía con el balcón dónde cómodamente podía colgar mi ropa.
Recorrí la cortina del balcón y me senté en aquella vieja silla de madera, me recargué en el barandal y observé le calle, ya casi vacía para esas horas, la mayoría había regresado temprano a sus casas y los locales estaban cerrando para comenzar descansados la semana laboral.
Después de suspirar por un buen rato, tomé mi ropa de trabajo del pequeño tendedero que tenía ahí y me dirigí directamente a mi habitación, no prendí la luz, solo llegué a tumbarme boca abajo en la cama, con la ropa puesta y me saqué los zapatos a patadas, no quise seguir pensando en lo que había sucedido en el parque, me sentía agotada y desanimada, seguía teniendo muchas ganas de llorar, pero, ya no quería seguir dándole vueltas al asunto.
Simplemente cerré los ojos, traté de regular mi respiración y poco a poco, dejé que todas mis extremidades se relajaran y me quedé completamente dormida.
Tenía tiempo con esta idea en mente desde que comencé la Universidad, por una u otra cosa nunca le di el tiempo suficiente hasta hace poco: Avanzaré en la historia dependiendo de cómo se reciba.
Si cometí alguna falta, háganmelo saber.
Si te diste el tiempo de leer este primer capítulo: ¿Tienes alguna idea de lo que le pasó a May? Me gustaría leer que piensas al respecto.
Hasta la próxima actualización
