Disclaimer: Los personajes de Naruto son propiedad de Kishimoto. La historia es de Lavender-Long-Stories.

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Hinata dormía profundamente bajo su brazo. Sasuke le besaba la cabeza, con cuidado de no despertarla. Ella solía llorar a moco tendido en sus momentos más desdichados. Él solo podía imaginar lo que ella le ocultaba antes de este preciso momento. Ella lo encontró dejándose morir. No recordaba el momento en que se rindió, pero él volvió a la vida de la mano de ella y Hinata necesitaba saber lo que hizo por él.

Después de su siesta.

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Sasuke iba a demostrar que aún podía vivir. No sabía qué iba a hacer con su nueva vida, pero iba a vivir.

Hinata, por otro lado, empeoró. No se lo ocultó. Acudió a él para mostrarle lo desgraciada que se sentía. Le contó lo que su familia la había obligado a hacer durante años para "probarse a sí misma", superando a duras penas las pruebas con la ayuda de su primo, intentando mantener la cordura por encima de todo.

Cuando Hanabi se dio cuenta de que las habían enfrentado a propósito, se arrepintió, pero ya era demasiado tarde. Lo único que podían hacer ahora era arreglar su relación.

Hinata dio rienda suelta a su frustración, moviéndose inquieta, paseándose y retorciéndose las manos hasta dejárselas en carne viva, termino con lágrimas y una disculpa. Sasuke escuchaba, comentaba con frialdad el trato de los Hyūga. Lo único que la mantenía feliz era cuando él ganaba peso, o cuando podía ver los efectos de haber reiniciado su entrenamiento, o incluso cuando le decía que Naruto había venido y él simplemente lo mandó al demonio.

Sus ojos se iluminaban cuando elogiaba sus progresos.

Ese era su nuevo impulso. Sasuke no tenía nada más por lo que trabajar, así que ignoraría la codependencia hasta que encontrara algo mejor.

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Hinata soltó una risita mientras Sasuke se estremecía.

Deberías saberlo. Solo es un pequeño esguince por forzarlo demasiado.

Sasuke hundió su rostro en su brazo para ocultar su vergüenza. Se lastimó haciendo entrenamiento de niños.

Empezar de cero significa estirar bien. No estás en forma para saltar a la acción —le recordó Hinata.

Sí, lo entiendo —refunfuñó Sasuke.

Hinata soltó una risita ante su actitud infantil.

Sin embargo, estás mucho mejor. Tus músculos se están recuperando más rápido de lo que pensaba —terminó de curar sus desgarros musculares.

Tienes mejor aspecto —comentó Sasuke.

Mi hermana se puso furiosa hoy. Quiere impedir que me sellen. A Nii-san se le escapó que amenazaron con dejarme ciega. Es bueno saber que se preocupa, aunque no creo que le vaya bien si lo lleva ante el Consejo —Hinata lo ayudó a sentarse.

Sasuke rodó los hombros.

Se merecen un susto por una amenaza así.

Por lo que sabe la aldea, me retiraré pacíficamente —Hinata inclinó la cabeza hacia un lado, pinchándole el hombro.

—Soy el jefe de mi clan. No es tan divertido serlo —sonrió Sasuke.

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—Siento que la terapia solo empeora las náuseas —Hinata levantó la cabeza del cubo.

—Confía en los médicos —Sasuke le frotó la espalda.

Hinata se recostó.

—Sé que mejoraré. Solo que ahora me siento peor.

—Sigues viéndote adorable —Sasuke le apartó el cabello enmarañado.

Hinata cerró los ojos para ignorar su sonrojo.

—¿Un baño?

Hinata asintió.

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Hinata echó la cabeza hacia atrás mientras se lavaba el cabello.

—Al menos estás recuperando tus funciones motoras —Sasuke le pasaba las cosas que estaban fuera de su alcance.

Hinata le devolvió la mirada mientras se enjuagaba el cabello. Sasuke no le quitaba los ojos de los hombros. Ella abrió la boca, revelando sus pensamientos antes de cambiar de opinión.

—Tú también deberías lavarte —su rostro se crispó con arrepentimiento. Lo hizo sonar como si él no lo hubiera hecho. No era eso lo que quería decir.

Una sonrisa de satisfacción se extendió por el rostro de Sasuke.

—¿Estás segura?

—Será un desperdicio de agua si nos bañamos por separado —volvió a decir Hinata.

—De acuerdo —Sasuke la ayudó a entrar en la bañera antes de comenzar a bañarse. Ella mantuvo la mirada fija en otro lado y se abrazó a sus rodillas una vez más.

—Cómo empezamos... ¿A salir? —preguntó Hinata.

—Te estás impacientando con la historia, ¿verdad? —musitó Sasuke mientras se unía a ella. El nivel del agua subió con la adición de otro cuerpo.

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Piérdete. No voy a pelear más contigo. Me cansé. Ganaste —Sasuke apartó la mano de Naruto de su hombro. No podía luchar con él ahora, aunque quisiera.

Estuviste encerrado durante semanas. No te vi salir. No abrías la puerta. Cada vez que venía, estabas durmiendo. Te ves delgado. ¿Estás bien? —preguntó Naruto. Ahora se daba cuenta.

Estoy bien, solo he terminado de pelear. No quiero un trabajo. Tengo dinero. No quiero amigos. Tengo todo lo que necesito —Sasuke iba de camino a su casa con sus compras colgando del brazo. Hinata le haría rollos de canela sin glaseado. O sea, en su opinión, solo sería pan de canela. Ella pensaba lo contrario e insistió, intentando que le gustara su comida favorita. Iba a descubrir por las malas que él odiaba los dulces, pero la vería intentarlo.

Sakura-chan no ha visto a Hinata por aquí y ella... Huye de mí —Naruto se frotó la nuca—. ¿Cómo está?

Ella está bien. Dile a Sakura que deje en paz a la chica. Ella tiene otras cosas de qué preocuparse.

¿Por qué? ¿Qué está pasando? —Naruto dio un paso adelante, para poder girar y caminar con él.

Cosas de su clan —Sasuke se encogió de hombros—. Y que no necesita agregarle la mierda de la doctora más ruidosa de la aldea.

Oye, no insultes a Sakura-chan... —Naruto la defendió—. Quiero decir, supongo que es ruidosa, pero...

Sasuke negó con la cabeza.

Sinceramente, Hinata es más testaruda de lo que crees. Simplemente, se lo guarda para sí misma.

Se lo mencionaré —murmuró Naruto—. ¿Te encuentras bien? Llevabas un rato con los nervios de punta.

Ya estoy bien —Sasuke dobló la esquina, dejando atrás a Naruto.

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—No —Hinata soltó una risita—. No, esa es una mala hierba —señaló mientras volvía a tomar las hierbas.

—Por esto no deberías haberme dejado a cargo de las estúpidas plantas —refunfuñó Sasuke—. Te dije que las mataría si hacía esto.

—Seguro que confiaba en que podrías hacerlo, aunque me equivocara —le aseguró Hinata, llenando la cesta de plantas muertas.

—Sí, tú también confiaste en que yo no golpearía a tu primo —contraatacó Sasuke.

—¿Qué? —espetó Hinata.

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Cuando Hinata entró con una bolsa especialmente grande, Sasuke supo que algo iba mal. Sus ojos permanecieron bajos mientras ella desempacaba su contenido en la cocina, que era más bien ahora era de ella.

¿Qué pasó? —estaba haciendo dulces. Era algo sobre ella entonces.

El Consejo —Hinata echó los ingredientes en el bol de la batidora con una calma inquietante.

Bien —Sasuke la observó hacer una masa y amasarla con deliberada rapidez. Hinata tapó el cuenco para ir a lavarse las manos. Luego puso sus manos en sus caderas sin nada más que la distrajera. Sasuke se bajó del taburete—. Ven conmigo.

Hinata salió de su estado controlado, siguiéndolo por la parte trasera de la casa con curiosidad. Sasuke se quitó la chamarra de un tirón, la lanzo lejos y adoptó una postura de pelea. Hinata estaba confusa.

No puedo luchar contigo. No tengo esa clase de habilidad.

No he hecho más que autoentrenarme desde que volví a engordar. Si tienes una oportunidad, es ahora —le instó Sasuke.

Hinata vaciló, pero se quitó la chamarra antes de adoptar su rígida postura Hyūga.

Sasuke se lanzó, manteniéndose fuera del alcance de sus manos. Si no lo golpeaba, no tendría que preocuparse. Se movió sin seguir un patrón, sin golpear más que para distraerla. Hinata se dio cuenta de su falta de ataque.

Sasuke-san, no necesito entrenamiento de tiro al blanco —casi logro darle un golpe.

Sasuke sonrió ante su frustración. Hinata le dio un fuerte golpe en el hombro. Él se deslizó detrás de ella, la agarró el brazo y se lo doblo hacia detrás. Con una pierna la empujó hacia delante, obligándola a levantar su antebrazo mientras ambos caían.

Hinata se le echó encima. Sasuke levantó las manos en el aire con una fingida rendición y otra sonrisa burlona. Las venas de los costados de su rostro palpitaron mientras ella se sacudía hacia delante. La cabreó y no fue lo bastante rápido. Hinata lo golpeó el pecho con una mano, obligándolo a tirarse al suelo.

¡No me gusta este juego! —le gritó mientras él rebotaba contra el suelo.

Sasuke tosió, sujetándose las costillas.

¿Te encuentras mejor?

Hinata bajo las manos, dándose cuenta de lo que estaba haciendo. Sus ojos se llenaron de lágrimas y se dejó caer de rodillas, liberando la sensación de entumecimiento. Sasuke le rodeó los hombros con un brazo que apenas sentía y ella enterró el rostro en la tela sobre su hombro.

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—Baja el fuego —Hinata señaló.

Sasuke arregló rápidamente la temperatura de la cocina.

—Voy a quemarlo todo si me pones al mando de la estufa.

Hinata soltó una risita mientras seguía cortando verduras.

—La espada que está junto a la puerta es tuya, ¿verdad? ¿Has probado suerte con los cuchillos?

—Si la receta pide una patata, la lanzo dentro —dijo Sasuke—. Entera.

—¿Cómo sobreviviste todos esos años fuera de la aldea? —Hinata soltó una risita.

—Píldoras de soldados y tontas compañeras que estaban encaprichadas conmigo —a Hinata se le borró la sonrisa—. Era una broma.

Hinata hizo un mohín.

—No es gracioso.

—Sí que lo es —Sasuke se inclinó sobre el mostrador, haciéndola sonreír nuevamente.

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Naoko Ichigo