¡SI SON FANS DE SIRIUS BLACK NO LEAN ESTE FIC! O léanlo pero bajo su propio riesgo, y lo advierto porque sé que a mucha gente no le agrada ver a sus favoritos en una luz negativa. Quiero aclarar que yo no odio a Sirius, creo que es un personaje con cosas buenas y cosas malas como todos y en general me cae mas o menos. Por eso no me molesta que lo usen de formas variadas en lo fics, por ejemplo, en mi traducción Tiempos Paralelos actúa como un cretino bravucón escolar pero eso es canon, en mi otra traducción Corrigiendo El Destino se explora más su faceta como un gran amigo cosa que también es en canon y el Sirius de ese fic es por mucho mi Sirius favorito. En este fic, por otro lado, es el peor Sirius que he visto y me costó un poco digerirlo pero creo que la autora lo usa así por una buena razón de la que hablaré mas adelante si deciden quedarse.
Como siempre este fic es un Sevmione y también es una OSCURA montaña rusa de emociones, si lo leen prepárense para reír, llorar, gritar, querer golpear a alguien (especialmente a Sirius, pero también un poco a Dumbledore y hasta a Harry algunas veces, entre otros). Va a haber momentos preciosos, románticos, sexys, conmovedores, desgarradores y oscuros pero les garantizo que vale la pena cada segundo y si deciden subirse a este viaje conmigo, son bienvenidos. También les advierto que como esto es un AU va a haber cosas que les van a hacer decir: "WTF! Eso nunca pasó! " pero bueno, esto es un fanfic, se trata de las cosas que pudieron haber sucedido en el presente Y en el pasado.
Por supuesto nada de esto me pertence, los personajes son propiedad de JKR y Warner, mientras que esta maravillosa historia es propiedad de TeddyRadiator quien amablemente me dio permiso de traducirla y a quién pueden encontrar en AO3.¡Comenzamos!
Resumen: Una historia AU de lo que pudo haber sucedido, comenzando a mitad de La Orden del Fénix.
La ira de Severus ante los intentos de Sirius Black de seducir a Hermione plantea dudas sobre sus propios sentimientos hacia ella. El pasado y el presente se entrelazan en una historia de protección, traición y confianza. La clasificación es por capítulos posteriores.
Nota de la autora: Bienvenidos al fic más largo que jamás escribiré. No empezó así; Mi musa, Dahlra, me dio cada capítulo uno y otro vez, y lo escribí tal como me lo dio.
Este fic literalmente me enseñó a escribir, y supongo que se podría decir que es mi carta de amor a la pareja SSHG. Hay muchas cosas en las primeras partes del fic que me parecen extrañas incluso a mí, pero espero que me perdonéis por ellas. Mientras lo releo para prepararme para publicarlo en AO3, puedo ver literalmente la progresión de mi estilo de escritura, ¡y estoy feliz de poder decir que el final está mucho mejor escrito que el principio! Hay muchas cosas que me gustaría arreglar, pero en cierto modo, me gusta poder ver mi mejora con el tiempo.
Este es un fic paralelo al canon y, cuando pude, intenté mostrar cómo podría haber sido el canon. De todos modos, espero que disfrutes mi obra de moralidad.
Encantamiento anti-litigios: Ninguno de los personajes me pertenece. Pertenecen a JK Rowling, quien dejó que toda mi razón para leer la serie de Harry Potter se desangrara en el suelo de la casa de los gritos. Yo estoy construyendo un mundo mejor.
Y así termina...
Ocúltame , ocúltame, ocúltame,
Donde nadie pueda verme, donde nadie pueda encontrarme, donde nadie pueda lastimarme.
Muéstrame el camino, ayúdame a decir todo lo que necesito decir
Todo lo que necesitaba me lo diste, todo lo que quería lo creaste, cuando tropecé me salvaste.
Ven a rescatarme, ayúdame a encontrar algo a que aferrarme,
Cuando la soledad me persiga, cuando la amargura se burle de mí, cuando el vacío me devore.
Ocúltame, ocúltame, ocúltame,
Donde nadie pueda verme, donde nadie pueda encontrarme, donde nadie pueda lastimarme.
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Se sentó y observó dormir a la chica. Ahora lo hacía a menudo. No era necesario, se dijo, y no lo era, pero no podía evitarlo.
El fuego que ardía en la chimenea era bienvenido en las mazmorras, incluso en verano, pero la humedad en los muros del castillo de Hogwarts hacía que la habitación fuera tan cerrada y sofocante como un sauna. Él sonrió al ver como se alborotaban sus ya indomables cabellos a causa del aire húmedo. Estuvo tentado a apartarle el pelo del rostro ligeramente brillante, pero temía que eso la hiciera inquietarse. Parecía tan tranquila, a pesar del desorden salvaje que se extendía alrededor de su rostro, que detestaba perturbar su sueño.
La chica suspiró en sueños y apartó el edredón de su cuerpo de una patada. Había una ligera capa de sudor en su frente, y su sensible olfato detectó el más leve olor dulce/metálico de su periodo acercándose en su transpiración. Ella estaba inquieta por el calor, y aunque cada instinto le decía que la cubriera, él se resistió. Ella sólo se sentiría más incómoda hasta que despertara y él no estaba allí para despertarla. Él estaba allí para cuidarla.
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Severus Snape a veces cuestionaba el momento preciso en que supo cuánto odiaba a Sirius Black, pero no se molestaba demasiado en los porqués. Sabía muy claramente por qué y las razones eran variadas e insondables.
El ahijado de Black, Harry Potter, y sus amigos Granger y Weasley, probablemente no lo creerían al verlo ahora, pero Black había sido uno de los magos más guapos de su época. Era alto, de cabello oscuro, aristocrático, cruel y seguro en su apariencia y en su estatus de sangre pura. Era tan llamativo y vanidoso como los pavos reales de Lucius Malfoy. Era delicado, sofisticado y culto; en otras palabras, todo lo que no era un chico norteño pobre, mestizo, mal criado, poco atractivo y susceptible como Severus Snape.
Black sabía ser caballeroso y tenía labia, y las jóvenes brujas revoloteaban a su alrededor como geishas cuando presidía su pequeña corte en la sala común de Gryffindor. Sólo tenía que apuntar su varita a una y ella venia corriendo, emocionada de ser la próxima conquista de Sirius Black. A Severus le irritaba ver brujas con cerebro, intelecto y buena apariencia, reducidas a tener la auto confianza y auto estima de los gnomos de jardín después de que Black las hubiera amado y abandonado, pero todas parecían incapaces de resistirse al mago superficial y arrogante.
Severus nunca hubiera creído que Lily Evans sería una de esas brujas, y durante mucho tiempo no lo fue. Al final, ella era demasiada tentación para Sirius, y al más puro estilo de un perro con su hueso, su odio autoimpuesto hacia Severus había sido el impulso para saturar a Lily con su encanto, y aún más, con el encanto de su mejor amigo, James Potter, el idiota. Habían sido Sirius y James Potter quienes le habían quitado a Lily.
Severus se vio obligado a admitir incluso ante sí mismo que probablemente se la habían robado mucho antes de que él sellara su destino con ella, perdiendo los estribos y llamándola sangre sucia. Habían puesto en su contra a la única mujer, además de su madre, que Severus había querido alguna vez. Los llamados Merodeadores habían hecho la vida imposible para cualquiera que tuviera un pene en Hogwarts durante su reinado. Por eso, él nunca los perdonaría.
Todavía le dolía cada vez que recordaba la actitud arrogante de Albus, cuando Potter y Granger habían ayudado a Sirius a escapar dos años antes. Hasta ese momento, todos en el mundo mágico, incluido Severus, pensaba que Sirius Black había sido el guardián del secreto de Lily y James, y que los había traicionado ante el Señor Oscuro. Lo había llevado a Azkaban, donde pertenecía, y Severus había deseado tanto ver a Black besado por los Dementores, que casi podía saborearlo. Su furia hacia Potter y Granger fue tan maníaca que sólo el hechizo de contención más fuerte lanzado por Albus le había impedido enfrentarse al hijo de James.
Eso dejó de importar cuando, el año pasado, regresó el Señor Oscuro, y una vez más Severus fue llevado involuntariamente a su papel de espía de la maldita Orden. Peter Pettigrew, el pequeño roedor, finalmente había sido revelado como el verdadero guardián del secreto de Lily, y Black fue exonerado por la Orden, pero ¿dónde había estado la simpatía de Albus mientras todavía pensaban que Sirius había traicionado al único amor de Severus? Oh, Dumbledore había sido el primero en explotar la culpa y el remordimiento de Severus, pero ¿qué había del propio dolor y redención de Severus? ¿Qué había hecho Severus desde esa noche hacía tanto tiempo, sino expiar sus pecados? ¿Cuándo llegaría el perdón? ¿Cuándo se le permitiría descansar?
Suspirando, Severus dejó caer la pluma de sus dedos manchados de tinta y se sirvió una copa de vino tinto y espeso. ¿Por qué en nombre de Merlín estaba pensando en esto ahora? Sabía que la respuesta parcial era que Lily nunca estaba lejos de sus pensamientos, y que su culpa y su humillación estaban inoculadas en él tan profundamente como la Marca Tenebrosa que mutilaba su brazo.
Miró la Marca, disgustado. Si fuera un hombre más valiente, se cortaría el brazo, se mudaría, posiblemente a Estados Unidos o Australia, y comenzaría de nuevo como muggle. Donde nadie pueda encontrarme. Era como la letra de una vieja canción muggle que su padre solía escuchar... Ocúltame, donde nadie pueda verme, donde nadie pueda encontrarme, donde nadie pueda lastimarme...
En un momento de debilidad y autocompasión, se pasó una mano temblorosa por los ojos. Dioses, deseaba que hubiera un lugar así en esta tierra, donde no hubiera dolor, ni miedo, ni pavor... Sólo un lugar en la tierra donde pudiera estar seguro y no tener miedo... donde la soledad y el miedo no lo aplastaran. …Oh, Lily, estoy tan solo…
Rodeado de alumnos y profesores en cada momento de casi todos los días, Severus Snape se sentía más solo que en una isla desierta. Realmente no era un hombre que deseara o esperara mucho, pero incluso sus escasas esperanzas ahora estaban más allá de él. Tenía que enfrentar el hecho de que él, Severus Snape, estaba mirando hacia un túnel corto y muy oscuro, uno que se hacía más corto y más peligroso con cada día que pasaba.
No es que quisiera morir. Nunca se quitaría la vida voluntariamente. Sólo deseaba cada noche, cuando sus pocas horas de sueño finalmente lo vencieran, simplemente no despertarse.
Se enderezó y respiró profundamente varias veces para calmarse. Este no era el momento de ceder a sus oscuras emociones. Tenía un trabajo que hacer, uno que era aborrecible y que odiaba tanto como odiaba su vida. Pero lo había jurado y no había vuelta atrás. Suspiró con dureza y sollozó levemente. Con un movimiento rápido de su mano que era casi un recuerdo muscular subconsciente, se quitó el cabello de los ojos y enderezó la columna. No era un cobarde. Se decía eso todos los días. Tal vez, si se lo dijera a sí mismo con suficiente frecuencia, algún día lo creería.
Esta noche había una reunión de la Orden y se esperaba que él asistiera. Ambas partes lo esperaban. El Señor Oscuro había insistido en que Severus fuera y le informara más tarde esa noche. Sería una noche larga, salpicada de fantasías, aburrimiento, ira y dolor, si su informe fuera recibido con desaprobación.
Temía ir a Grimmauld Place, meterse en la estrecha y vieja casa, rodeado de miembros de la Orden que estaban resentidos y desconfiaban de él, y estudiantes que lo odiaban y difamaban. Sobre todo, odiaba saber que ese bastardo de Black estaría allí, burlándose de él, haciendo cada pequeña cosa a su alcance para paralizar la ya menguante confianza que el resto de la Orden depositaba en Severus.
Bastardo. No tenían idea-
El reloj sonó, se levantó lentamente y respiró hondo otra vez. Mantendría la cabeza en alto y se defendería. Le mostraría a ese idiota superficial de Sirius Black lo que era la valentía. No dejaría que lo provocara otra vez. No permitiría que Black y Lupin se confabularan contra él, Lupin intentando inútilmente calmar al perro...
Y no dejaría que la manoseara a ella.
Se apareció a la reunión temprano a propósito, antes de que llegara la mayoría del resto de los miembros. Aparentemente, era para conseguir un asiento en la parte de atrás y no tener que "mezclarse" con el resto de ellos, pero en realidad necesitaba estar allí antes de que se le permitiera llegar al llamado Trío de Oro. Era el comienzo de las vacaciones de Navidad y estarían en la Madriguera, pero Arthur Weasley ya había anunciado que vendrían con él y Molly a la reunión. Potter quería visitar a su padrino, y los otros dos estarían pegados a él como los peores aduladores.
Severus entró silenciosamente para no perturbar el retrato hostil de la difunta Sra. Black, y se dirigió silenciosamente hacia la biblioteca. Ya podía escuchar la empalagosa voz de Black, y Severus se congeló, escuchando atentamente, su ira aumentando con cada respiración que tomaba.
La chica Granger ya estaba allí, y por su postura podía ver que estaba incómoda e insegura. Black ya la estaba tocando, acercándose, tratando de meter las manos debajo de su suéter muggle, diciendo cosas como "Este podría ser nuestro pequeño y divertido secreto, ¿no? Nadie tiene que saberlo, ¿verdad? Tú no querrías molestar a Harry y darle una idea equivocada, ¿cierto?"
¡Y la expresión de su cara! Miedo y disgusto, y subyacente, una excitación latente e inocente, despertada de forma espontánea, no deseada, impactante y avergonzante para la chica incluso cuando estaba siendo convocada en contra de su voluntad.
De repente, Sirius la presionó contra la estantería, empujando sus delgadas caderas lascivamente contra las de ella. Presionó sus manos a cada lado de su cabeza, atrapándola contra el estante polvoriento.
"No puedo evitarlo, querida. Pienso en ti constantemente. Extrañé tenerte aquí. Eres tan hermosa. ¿Nunca nadie te ha dicho eso, amor?" Ya se estaba inclinando, dejando a la chica sin opción, cuando Severus se aclaró la garganta suavemente.
Ella miró Black con incertidumbre y luego sus ojos temerosos se dirigieron hacia Severus. Era una invitación que cualquier hombre podía leer. Cualquier hombre, al parecer, excepto Sirius Black. Ayúdame.
Severus mantuvo su voz firme y ligeramente aburrida. "Señorita Granger, ¿podría hablar con usted? Creo que ayer no escuchó parte de su tarea de vacaciones en su prisa por escapar del castillo".
Tanto ella como Sirius se congelaron ante el sonido inicial de la voz imperiosa de Severus en la puerta, y Hermione le lanzó una mirada que era al mismo tiempo asustada y agradecida. Rápidamente se agachó bajo los brazos de Sirius y caminó hacia su profesor de Pociones, Severus se alarmó al verla temblar levemente.
"Gracias, señor. Lo siento." Ella tragó saliva y le sonrió débilmente. "Ayer tenía bastante prisa."
"Así fue", replicó suavemente, su voz suave y agradable. Severus mantuvo sus ojos fijos en los de Black, desafiándolo a interferir.
Hermione se paró frente a Severus, esperándolo, y él se hizo a un lado, moviendo su brazo hacia la puerta para hacerla salir de la biblioteca. Cuando la chica pasó junto a él, caminó con la cabeza gacha y el rostro escarlata. Severus miró a Sirius, quien simplemente sonrió y arqueó una ceja con complicidad.
"¿Tarea, Quejicus? ¿No crees que se te podría ocurrir una excusa un poco mejor que esa?"
Severus le dio a Black su segunda mejor mueca de desprecio. "No necesito una excusa para rescatar a la chica de tus garras, Black." Se acercó. "Déjala. En. Paz", siseó, sus ojos negros brillando de ira.
Black simplemente se rió. "¿Celoso, Snape? No lo estés. Estoy seguro de que hay suficiente para todos. Ella es un pequeño pastelito encantador, ¿no?"
Por un momento, una niebla roja cubrió la visión de Severus y sacó su varita. "¡Cierra tu sucia boca o la cerraré permanentemente, Black!"
"¿Ah, de verdad?" Replicó Sirius, endureciendo su postura juguetona. "¿Y qué tipo de mensaje enviará eso, Quejicus? ¡El gran Severus Snape, batiéndoselas a duelo por una chiquilla!"
El alguna vez hermoso rostro de Black se volvió pálido y feo. Escupió, "¡No me engañas, Snape! ¡Has estado detrás de su trasero desde su tercer año! ¡Oh, Remus me contó todo sobre eso! Solo estás celoso de que ella recurra a mí para tener un poco de experiencia… ¿Cómo podría evitar que ella sienta curiosidad por saber cómo es estar con un verdadero mago? ¡Ciertamente no lo aprendería de ti!" Su mirada recorrió la forma de Severus con desprecio. "¿Honestamente crees que un pequeño caramelito como Hermione podría sentir algo más que disgusto por su grasiento profesor de Pociones?"
Severus gruñó de rabia y levantó su varita. Una mano firme agarró su muñeca y Remus Lupin murmuró en voz baja al oído de Severus: "Eso sería muy imprudente, Severus. No sé qué está pasando entre ustedes dos esta vez, pero los otros miembros de la Orden están llegando y creo que ambos deberían unirse a nosotros."
Casi escupiendo de furia, Severus bajó su varita y salió de la habitación, con la risa de Black sonando detrás de él.
En el pasillo, la chica Granger estaba congelada, con los ojos muy abiertos y preocupada. Él pasó junto a ella sin siquiera reconocer su presencia, incluso cuando la escuchó decir suavemente: "Gracias, señor".
Con la velocidad aterradora que lo convertía en un oponente sumamente mortal en duelo, se giró y enfrentó a la chica, todavía furioso. "Si dejara de exhibirse frente a cada mago que ve, no necesitaría ser rescatada, señorita Granger. Quizás el próximo mago que los sorprenda a usted y a Black no encuentre la idea de follarla tan..." Él recorrió con la mirada su esbelta figura y una mirada de puro desprecio estropeó sus rasgos. "Desagradable".
Con esas palabras, rápidamente desapareció hacia la sala, dejando a la desconcertada chica parada en el pasillo. No la vio subir corriendo las escaleras y colocar protecciones en su dormitorio. Él no supo que ella lloró de vergüenza mientras él se encontraba en la reunión de la Orden, que fue tediosa e infructuosa, y le costó varios momentos bajo la Maldición Cruciatus más tarde esa noche.
Ella no supo que la reunión fue tan tediosa porque Severus no podía sacar su expresión de aflicción de su mente y había prestado poca atención a los pormenores de la reunión. Tampoco sabía que, mientras él gritaba y perdía el control de sus funciones corporales bajo el Cruciatus, estaba pensando en cómo se sentiría si tuviera que verla sufrir. Ella no sabía que, en un breve, egoísta y anhelante momento de autopreservación, Severus Snape selló su destino junto con el de él.
Nota de de la traductora: empezamos con mucha intensidad, verdad? Creo que ahora entienden lo que quise decir cuando mencioné que este Sirius es espantoso, pero como dije, creo que la autora tiene una buena razón para usarlo de esa manera. Verán, la gente que hace lo que Sirius está haciendo no es siempre gente con fama de mala, con cara de mala y con un letrero en la frente que dice "soy malo", muchas veces son personas con sonrisas amables y reputaciones intachables, que son de confianza. Es por eso que la reacción de Hermione me parece muy realista, ella es una chica fuerte y de carácter y estoy segura que si alguien, por ejemplo, Lucius Malfoy, hiciera una cosa así ella no dudaría en gritar, darle un puñetazo y lanzarle una maldición, pero no es Lucius, es uno de los buenos, alguien que ha sido amable con ella y en quien confía, alguien que significa mucho para Harry. Eso hace que hablar sea más difícil. Y por último, soy la primera en decirlo, Snape la ayudó pero fue un verdadero cabrón con su comentario posterior, veremos si puede redimirse en los próximos capítulos. Y con esto comenzamos.
