El viernes llegó demasiado temprano, según Rose.

Y Roza tenía puesto su mejor vestido -había insistido, obvio-, porque saldría con las niñas grandes a pasear.

Dimitri le había pasado unos US 50 dólares a Liza; para que le buscara el regalo de navidad.

Él tendría algunos turnos en esos días, y además; Roza disfrutaría el día con las niñas mayores.

Liza pretendía usar la influencia de Roza en Rose, para mimar a ambas.

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"¡Ese, ese!", saltaba Roza, al señalar un vestido rosado de princesita.

Rose miró el precio, y le hizo un gesto a Liza.

Se pasaba del presupuesto de Dimitri, que también quería comprar los regalos para su madre, sus hermanas y su abuela; que se enviarían por el sistema de encomiendas de guardianes.

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Los guardianes rotarían, para dejar hechas sus propias compras.

"Rose, ve con mi guardián y distráelo bastante", y levantó sus cejas, muy cómicamente." Yo llevaré a Roza a probarse. La diferencia será nuestro propio regalo, ¿sí?".

Un ratito después, una Roza resplandeciente corría hacia su padre, hablando hasta por los codos del lindo vestidito de princesa que le habían regalado.

Lo olvidaría en algunos días, y lo tendría para navidad.

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"Rose"; se quejaba Liza, ahora, "¿Qué voy a comprar?, todo es tan... ¡y no me he puesto un vestido de fiesta en años!, ¿qué se usa ahora?, ¿largo o corto?, entallado o en A?".

"Pruébate desde el más sencillo al más elegante, y filtra. Recuerda, no tenemos toooodo el día. Debemos estar de vuelta antes de anochecer".

"¡Oki!".

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Pero Liza se estaba frustrando.

Nada era lo suficientemente princesa.

La criticarían si no lo hacía.

Y llegaría a oídos de la corte, además.

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La cara de decepción de Liza lo decía todo, así que Rose tuvo una idea, y la llevó a una tienda de novias.

"Busca el de la Princesa de Gales -ese que te gustó-, pero para una fiesta"; casi le ordenó.

Pero la comprendería.

"Necesitas uno de Princesa. Cualquiera que te critique, tú le dices que lo usó la futura reina de Inglaterra, ¿sí?. Cat de Gales lo será en algunos años más, de todos modos. Y todos lo sabemos".

"Buena idea. Buscaré vestidos de... bodas", risitas tontas.

"¿Te alcanza?".

"Haré que alcance. Nadie se interpondrá entre mi vestido y yo, ¡Y lo sabes!".

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La encantadora Liza lo encontró, y lo pidió en verde y más corto.

Y con algunas modificaciones.

Y que costara como un vestido de Dama, y no de novia.

Obviamente, lo logró.

Y sería entregado en St. Vladimir a tiempo.

Sin peros.

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Y ahora, faltaba lo peor.

Rose.

Que no usaba vestidos, ni nada nuevo o que no lo pudiera costear.

Y en esos momentos, se cumplían los 3 requisitos.

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Y Liza no la dejaría sola en la búsqueda, porque la conocía demasiado bien.

¡Y se le podía arrancar!.

Lástima que no pudieron quedarse con los vestidos del montaje de...

"¡Disfraces!", chilló Liza, "¡claro!, como en el montaje, Rose. ¡Disfraces!".

"Se alquilan", susurró Rose, y buscó de inmediato una (o varias) tiendas con vestuario para montajes.

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Uno llamó la atención de Roza, que corrió a él, para tocarlo.

"¡De pincesa matastigoi, Dozita!", y la tironeó para mostrárselo.

La foto del personaje lo decía todo.

Anna Valerius.

La princesa transilvana que murió asesinada por un lycan, combatiendo a Drácula.

Su familia estuvo maldita por siglos, y con ella; todos se liberaron.

Como Anna Fyodorovna.

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"Este lo usó una de las dobles de Kate Beckinsale", le explicó la asistente de la tienda, "tienes un poco el parecido... ¿para una obra?".

"¡Si!", saltó Liza. "Ya hizo a Elizabeth en Orgullo, Prejuicio y Zombies. Y ya sabe matar vampiros, incluso", y las moroi royal que cureoseaban por allí (para llevar el chisme); casi dejaron caer las mandíbulas.

"¿Con o sin el hacha?, no tendrá el efecto sin ella".

"La... utilería está", saltó Rose, con las mejillas rojas. "¿Estará en mi talla?, es decir; fue hecho para la doble, pero..."

"Usa lazos de verdad, así que puedo ajustarlo, para que te lo pruebes. Te verás preciosa con él. Parece hecho para ti", y la acompañó al probador.

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Al poco rato, una Rose increíblemente cambiada asomaba de los probadores.

A esa altura, estaban ahí todas las moroi del paseo; los Dashkov; los guardianes de los Dashkov; y los guardianes de la academia.

Y todos estaban boquiabiertos.

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Un guardián se había acercado discretamente al Príncipe Dashkov, y le había pasado una bolsa de papel; que el otro ni siquiera miró.

"Ya estaba listo"; le susurró. "Y va con ese vestido. Quizás necesita... convencerse de que debe escogerlo. Y así todo fluirá", y miró a Nataly, quién entró a presionar la elección.

"¿Es seguro?, si nos equivocamos...".

"Si Nataly está segura, confíe en ella. Yo no paso tanto en la academia como para verlo. Pero sí Nataly lo ve, ya puede ser vox populi. Y si no... bueno. Hay otros medios".


Unos pocos días después, los encargos llegaban.

Rose había aceptado un nuevo par de botas, para que hicieran juego con el hermoso vestuario que usaría.

Y prácticamente nada más, porque el traje tenía su propio corpiño, y su ropa interior debía ser ínfima.

Liza tenía su Princesa de Gales especial, cómo ella le decía.

Y Nataly... bueno. Era Nataly.

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Liza usaría por primera vez, algunas de las joyas Dragomir.

Era la Princesa y, aunque un baile escolar; debía mostrarse como la Princesa.

Así que el Príncipe Dashkov le hizo llegar un discreto set con esmeraldas, al tono con el vestido.

Seguramente hecho para Lady Alma, que gustaba mucho de las esmeraldas.

Y Nataly también estrenaba un brazalete -muy particular-, que perteneciera a su madre, nacida en la familia Voda.

Y lo movía nerviosamente en su brazo, como temiendo romperlo.

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"Rose, mi padre es el albacea de la herencia de Liza, como sabes. Y encontró esto, que estaba indicado para tí. Lo hizo enviar a préstamo, considerando que estás por cumplir 18 años en pocos meses más. Es un legado, así los llaman", y le pasó la cajita que recibiera el Príncipe en el Mall. "Me dijo que era un dije o un broche, pero lo hizo transformar a colgante, para tí".

Rose abrió la caja y encontró una rosa de plata, con una piedra roja brillante al interior.

Una coralina, ¿tal vez?.

"La rosa era parte de un brazalete de la abuela de Liza, que fuera desmontado y rearmado en otras piezas, pero la madre de Liza conservó la rosa para tí. La piedra roja la puso tu madre, de un juego de aros que recibiera de uno de sus cargos, o algo así".

"Una unión maravillosa", y tomando el colgante; Liza se lo puso a Rose, admirándolo. "Con este vestido, parece que fuera todo un conjunto. Es muy tú. Y debes peinarte como la princesa Anna, porque así te ves, ¿sí?".

"¿Princesa... Anna?, ¿lo usó la hija de la reina de tu país?".

"Esta princesa es de ficción, de una película", explicó Liza, afanándose en el peinado.

"La reina ya murió. Y reina su hijo, Charles III; ahora... Y el vestido de Liza está tomado del vestido de novia de la futura reina; cuándo su esposo tome el trono tras tu padre".

"Una princesa real y una princesa de ficción. Lógico. ¿Y en qué trabaja la de ficción?".

"Mata vampiros por trabajo", y Rose acomodó una estaca de plata -que había escamoteado de la armería-, en el lugar en que iba el hacha de Anna Valerius.

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Los ojos de Nataly se agrandaron por un momento, pero luego se compuso.


Los ojos de todos se posaron en Rose al entrar al lugar del baile.

Todos, los asistentes y todos los guardianes; la siguieron en su paso.

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Alberta miró a Dimitri con una sonrisa.

Ocultar que le gustaba Rose era un trabajo cada vez más grande, y ya varios parecían notarlo.

En 6 meses no importaría más.

Y además, él era discreto.

Y Rose había sido extremadamente discreta al respecto.

Y no podría creer que a ella no le gustara Dimitri.

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Y Dimitri se había sentido atraído a Rose desde esa noche, en Portland.

Luchó a diario contra la creciente atracción que lo embargaba, y lo podía ocultar bien; según él, claro.

Luego Roza se involucró con Rose, y ya no pudo negar lo que le pasaba.

Ambos se estaban enamorando de Rose.


"Fin de tu turno, anda por una ducha fría, Dimitri. O vas a incendiar el lugar", le dijo Yuri, palmoteando su espalda.

"¿Eh?".

"Que estás babeando y se está poniendo resbaloso, ¿sí?. Anda, la cuidaremos por tí... a tu cargo, digo".

"Pero yo no...".

"Blablablá. Ok. Como digas. Pero no dejes que te gane la estupidez, Dimitri. Muchos... lo hemos sido, ¿sí?. Y duele en el alma".

"¿Yuri?".

"Los dhampir hacemos más que emparejarnos y tú lo sabes. Hacemos match, y click. Y todo eso. Y quizás sea realmente tu turno de hacerlo... ahora anda, ¿sí?, Roza debe estar de vuelta pronto. Que no te vea tan caliente".


En un momento después; Rose salió a hablar con Dimitri, y fue ahí que Liza desapareció.

Pero ella no lograba concentrarse, con él tan cerca.

Pero debía... ¿qué le estaba pasando?.
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"¿Rose?", se preocupó Dimitri.

"Es algo con Liza, pero no logro comprender. No la veo. No la oigo. Hay... una niebla en mi mente. Me siento mareada, Dimitri... ¿me habrán intoxicado... adrede?".
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Y al mover la cabeza para limpiar las telarañas, el colgante se enredó en el pelo.

Dimitri lo liberó y se lo sacó, y la niebla mental se evaporó.