This just says "I can do what I want".
Al volver de clases Ashley se acomodó en el sillón frente al televisor sin ánimos de hacer nada. Normalmente cuando alguien la irritaba en la escuela o la reprendían por su pésimo comportamiento, ella buscaba desfogar su enojo en los quehaceres hogareños como lavar los platos, barrer la tierra y trapear la suciedad, quizás desengrasar la estufa o tender las camas de sus hermanos u ordenar los estantes. Eso la ayudaba a no sentirse tan inútil pero esta vez su dolor apuntaba en otra dirección, pues no podía quitarse su conversación con Julia de la cabeza. Aborrecía tenerla en sus pensamientos ya que –al ser una persona tan solitaria– el mínimo acontecimiento en que era involucraba hacía a su cabeza dar vueltas con respuestas que pudo haber dado o formas en las que debió reaccionar.
Se consideraba tan débil por haber dejado que una persona tan retraída como ella lograra arrinconarla a ese grado, haciéndola arrepentirse nuevamente de siquiera existir. Y habría continuado repitiendo ese escenario en su cabeza de no ser por el peso de alguien que decidió abrazarla desde la espalda. Por instinto se tensó ya que no creyó que hubiera alguien en casa todavía.
—Estás distraída, Ley.
—Dime algo que no sepa, genio.
—Y agresiva también —puntualizó Andrew con una sonrisa divertida que sincronizó con la ternura con que la estrechaba entre sus brazos—. ¿Quieres hablar sobre eso?
—…Julia se me acercó a la hora del receso. Sé que la perra sólo quería obtener información de Andy pero… dijo algo que yo… ¡ugh! ¡La odio!
—Todos sabemos eso. Pero si tú quieres comenzamos a planear una manera de darle una lección ahora que nuestro hermano ya no la frecuenta. Ya sabes… la citamos haciéndonos pasar por Andy y cuando esté indefensa la capturamos y torturamos antes de darle muerte. ¿No sería poético? Estaríamos reuniendo a las mejores amigas por fin, aunque en tiempos muy apartados entre sí. Enterradas para siempre en el silencio. ¿No te interesa?
— ¿Por qué estás tan confiado de que todo saldrá bien? Últimamente actúas más sádico de lo acostumbrado —dijo recordando inevitablemente lo bien inmovilizado que había estado Andy en su cama a pesar de que el menor de los gemelos le confesó haberlo hecho de manera bastante improvisada—. Además dudo que Andy se sintiera bien con eso, comenzó a salir con ella porque le daba pena por lo de Nina.
— ¿En serio crees que lo hizo por eso?
—Y porque no le gustaban los rumores… pero fue más porque le daba lastima verla tan sola.
—Claro —gruñó Andrew con sarcasmo—. Como sea, Ley. No deberías prestar atención a lo que esa chica diga, al final del día nos tienes a nosotros, aunque Andy siempre esté reprimiéndose.
—Sí, los tengo a ustedes y nada más podría importarme —admitió entregándose a la comodidad que le causaba la presencia de Andrew—. Pero… lo que dijo sobre mis sentimientos por ustedes hace que sea difícil dejar de pensar.
— ¿Qué dijo?
—Que es asqueroso quererlos como los quiero. —Su respuesta causó que Andrew guardara silencio, lo que preocupó a Ashley—. ¿Lo es?
Los brazos que la rodeaban se apartaron causándole un cierto grado de pánico que fue opacado cuando Andrew se unió a ella en el sillón para abrazarla más cómodamente, la hermana menor no pudo hacer más que aceptar el gesto, embriagándose por su natural perfume.
—La sociedad nos verá como unos enfermos si se enteran de lo que tenemos, estoy seguro que puedes racionalizarlo de esa manera, Ashley. Sin embargo, podemos tener en cuenta que no le debemos nada a ellos ni a nadie. Podemos ajustarnos a su sistema y continuar viviendo nuestras vidas como a nosotros nos plazca, esa es una verdad que nadie podrá aceptar.
El menor de los gemelos deslizó una de sus manos a lo largo de su espalda de arriba hacia abajo casi como si se tratara de un ritual, ofreciéndole besos cortos y breves en su cuello, mismos que la hicieron estremecerse instintivamente. Sólo esos roces bastaron para que toda su piel se erizara y su vientre cosquilleara sin remedio.
— ¿Andrew?
— ¿Odias cuando te toco, Ley?
—…No.
—Entonces está bien, ¿no? No debe importarte lo que piensen los demás si para ti lo que sucede es correcto. Los que se preocupan por guardar la imagen y seguir los estándares nunca terminarán de ser felices, sólo hay que ver a nuestros padres. Desde que lo recuerdo han descargado todas sus frustraciones con sexo y aún con ello no han conseguido sentirse satisfechos con sus vidas. A nuestro hermano no le gusta hablar de ello pero sé que también los escuchó varias veces. Por eso supimos cuál fue el momento exacto en que te concibieron.
— ¡Qué asco! ¡No quería enterarme de eso, Andrew! —espetó Ashley empujando a su hermano para romper el abrazo en el que había estado apoyada, y el aludido liberó una risa para nada arrepentida—. He querido deshacerme de esos recuerdos de mi infancia y tú no ayudas.
—Agradecida deberías de estar de que cuando tú naciste cogían menos y más discretamente. Con nosotros apenas y se molestaban en ocultarse. —Ashley fingió vomitar, lo que obtuvo una carcajada limpia por parte del menor de los gemelos—. Estoy seguro de que si nuestra madre no se hubiera operado, ahora mismo estaríamos cuidando de una legión de hermanos pequeños.
—O mejor dicho nos los estaríamos comiendo en estofado, ¿de dónde hubiera salido el dinero para mantenernos a todos? Porque yo no habría estado dispuesta a trabajar para cuidar de un montón de engendros con el rostro de nuestra madre arrastrándose por ahí.
—Lo dice la que quería ser como ella.
—Superé esa etapa, gracias a ustedes me he dado cuenta que esa perra en serio da asco.
—Oh, no, mi Ashley ha aprendido una nueva palabra. Ahora todo lo describirá como asqueroso.
—Oh, cierra la puta boca —se mofó la hermana menor de forma maliciosa, empujando juguetonamente a Andrew del pecho—. Gracias, lo necesitaba.
—Para servirte, mi amada. —Se miraron a los ojos largos minutos, perdidos en la forma de sus pupilas. Sólo hasta que Ashley se dio cuenta de este hecho fue que apartó la mirada con timidez. ¿Lo que estaba sintiendo podía ser descrito como "enamoramiento"? Pues aunque Andrew y Andy fueran gemelos, ella nunca tuvo problema para distinguirlos y en ese instante creyó que Andrew era mucho más atractivo. Que absurdo—. ¿Vemos una película? —propuso Andrew de pronto.
— ¡Oh! ¡Quiero ver tripas y sesos! —exclamó Ashley con desbordante felicidad ya que no había nada mejor para la depresión que sus películas gore favoritas y la compañía de sus hermanos. Sólo sería cuestión de esperar a que Andy regresara para que su kit estuviera completo.
