Aquí Ninja Britten 11 reportándose.
Este fic es un homenaje a un escrito que hizo mi gran amiga y colega Ángel Tachibana quien creó este concepto hace tiempo a quien le tengo un cariño enorme y muchos saben el por qué.
Esta vez, lo retomo en honor a ella, siendo esta una historia en donde nuestra demonio estrella recordará como fue que convivió con los primeros Caballeros Dorados de la historia.
No digo más, espero que lo disfrutes Ángel.
Sin más, comencemos…
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Río de la Plata, Argentina.
- Que lindo son los botes – decía Kasumi junto con las demás mujeres de la demonio peli blanca.
- No pensé que pudieran andar tan bien en este río.
- ¿Es hermoso no? – Tamamo sonreía.
- Quisiera andar en un bote así como una pirata – Natsumi decía sonriendo mientras sacaba su celular para grabar.
Las demás se pusieron a hablar sobre los botes. Ángel se quedó mirando un momento como unos tipos subían a un bote con velas, se miraban felices y eso por lo que por alguna razón esta fue hacia ellos.
- Disculpen, ¿puedo subir con ustedes?
- Señorita, este no es sitio para que…
- No se preocupen, sé cómo hacer esto – la peli blanca saltó al barco. Ya sin más, los hombres aceptaron eso por lo que el viaje en bote fue calmado.
Ángel se quedó en la punta de la proa, mirando el azul del río, así como el viento que le daba en el rostro.
A su mente, se le vino un momento de hace mucho, pero mucho tiempo. Y también, un nombre en específico.
- Jason.
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Se veía una nave grande, de buen tamaño y con algunos hombres la cual vagaba por el océano azul. Un chico de cabello rojo miraba hacia adelante con una sonrisa.
- Muchachos, llegaremos a la Cólquide.
- ¡Sí! – estos celebraron, entre estos, había una mujer de cabello rubio y ojos azules la cual solo suspiró aliviada.
- Por fin vamos a arribar, ya era hora.
- Asóuka, ya te he dicho que podías volar con tus alas para que no te aburrieras andando con nosotros.
- Nah, iba a ser aburrido llegar hasta la Cólquide solo volando, quería ver cómo era viajar como lo hacen los humanos en estas barcazas – la rubia estiró un poco sus alas para luego esconderlas – pero dime, ¿me recuerdas a que vinimos?
- A encontrar el Vellocino de Oro, aquel que es un tesoro que nadie ha encontrado.
- Parece que vas decidido Jason – río la mujer de cabellos rubios.
Este hombre era Jason, un conocido héroe griego el cual era líder de los famosos Argonautas.
Su padre fue Esón, hijo de Creteo y rey de Yolco hasta que su medio hermano, Pelias, lo destronó, aunque otras versiones, dicen que Esón confió el reino a su hermanastro Pelias, hasta que Jasón alcanzase la mayoría de edad.
Pelias, tío de Jasón, tras consultar sobre su futuro, fue advertido por el oráculo de que tuviera cuidado con un hombre calzado con una sola sandalia, porque pondría en peligro su trono.
Jasón fue educado por el centauro Quirón hasta que se convirtió en adulto. Cuando cumplió los veinte años, se dirigió a Yolco dispuesto a recuperar el trono que por herencia le pertenecía. Vestía de manera extraña, cubierto con una piel de pantera, con una lanza en cada mano y con el pie izquierdo descalzo, según algunos porque había perdido una sandalia cruzando un río y había ayudado a Hera a cruzarlo, representada como una anciana, y esta más tarde se lo agradeció. Con esta indumentaria se presentó en la plaza pública de Yolco en el momento en que su tío Pelias se disponía a celebrar un sacrificio. Pelias no lo reconoció, pero sintió miedo por el extranjero descalzo. Jasón permaneció con su padre Esón cinco días y al sexto se presentó a Pelias y le reclamó el trono que legítimamente le pertenecía. Pelias decidió alejarlo de su tierra enviándolo a una difícil misión: viajar hasta la Cólquide y traer de allí el Vellocino de Oro.
Jasón solicitó entonces la ayuda de Argos, hijo de Aréstor, y, por consejo de Athena, construyó la nave Argo, que había de conducir a la Cólquide a Jasón acompañado de un grupo de héroes griegos, que tomaron el nombre de Argonautas. Reunidos pues los Argonautas, se hicieron a la mar en dirección a la Cólquide.
Aunque una de las navegantes era justo una conocida de la diosa Athena la cual se encargaría de ver que le deparaba al peli rojo.
-Hemos llegado – los Argonautas bajaron del gran barco para ir hacia el castillo del Rey de la Colquidé.
Asóuka solo iba caminando cuando de lejos miraba todo el sitio. La demonio solo iba observando si miraba algo de su interés, por lo que se separó del grupo mientras andaba por ahí hasta que se adentró.
El bosque era algo grande, no obstante, estuvo así un buen rato hasta que encontró un buen número de serpientes las cuales andaban reptando por ahí sin hacer daño.
- Que lindas son pequeñas… por si no sabían, mi signo tiene que ver con ustedes – a diferencia de lo que se podría creer, los animales fueron hacia la demonio rodeando su cuerpo y andando como si nada.
Asóuka simplemente se acostó cerrando sus ojos un momento mientras las serpientes seguían moviéndose sobre su cuerpo.
No obstante, algo la hizo despertar de golpe levantándose con todo mirando para todos lados en busca de eso que inquietó su sueño.
Un sonido se escuchó de nuevo y la demonio de cabello rubio siguió caminando hasta que sin querer, en lo más profundo del bosque de la Cólquide encontró lo que su amigo Jason buscaba.
Y algo más.
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Jason había llegado con el rey Eetes, este estuvo hablando con el monarca para cumplir el objetivo que se tenía.
- Dices que quieres llevarte el Vellocino de Oro ¿es correcto Jason?
- Así es su Majestad, quiero llevarme la piel dorada que tanto se ha dicho que hay – el peli rojo exclamó – sé muy bien que el peso del Vellocino de Oro es grande, pero he viajado mucho hasta aquí por eso.
- Ya veo – el rey se quedó pensativo un momento, pero ya tenía su decisión – muy bien Jason, te dejaré llevarte el Vellocino de Oro, pero tienes que saber que no será fácil, más porque el árbol en el que se encuentra esa piel dorada es custodiada por una serpiente enorme que no duerme.
- Entiendo.
- Pero antes de eso, vas a tener que arar un campo para mí usando a dos toros los cuales no pueden ser juntados, si lo haces, te permitiré llevarte el Vellocino de Oro.
- De acuerdo, haré mi mejor esfuerzo – Jason salió junto con sus hombres los cuales iban algo preocupados por el peli rojo.
- Jason, ¿estás seguro de esto?
- No te preocupes, tengo mi cosmos conmigo y a la diosa Athena como guía, ella me ayudará en esto – susurró este, por lo que sin más fue hacia allá.
Por su lado, Asóuka salió del bosque ya con algo que debía conocer su amigo peli rojo, pero llegando al sitio en el que sintió su cosmos, encontró a este enfrentándose con los dos grandes toros del rey Eetes.
Al final le costó algo mantenerlos a raya, pero pudo lograrlo, ponerlos en ese instrumento de hierro y sin más, comenzó a arar con ellos, siendo un éxito la tarea previa.
- Creo que me preocupé por nada – susurró la rubia con una sonrisa.
- ¡Eso Jason!
- Creo que al final está listo para la tarea, aunque no será fácil – el rey decía mirando al peli rojo volver victorioso.
Asóuka iba a decir algo, pero decidió guardarlo solo para ella, era una prueba que el peli rojo debía pasar por sí misma.
- Jason, espero que sepas a lo que enfrentarás, no será fácil lo que tendrás que ver para obtener el Vellocino de Oro – fueron los pensamientos de la rubia.
Los Argonautas junto con Asóuka se adentraron al bosque de la Cólquide en donde justo llegarían al famoso árbol que custodiaba el tesoro dorado.
Pero no se esperaron encontrarse una serpiente la cual era de un tamaño muy considerable, más que cualquier reptil parecido.
- No será nada fácil Jason.
- Asóuka, ¿Qué es esa serpiente?
- Es la guardiana del árbol del Vellocino de Oro, esa serpiente nunca duerme y es muy peligrosa, así que ten cuidado de que no te muerda – explicó la demonio a lo que el argonauta asintió.
- Muchas gracias, eres una gran maestra.
El peli rojo elevó su energía cósmica y fue directo hacia la serpiente la cual al presenciar cómo es que Jason iba hacia el árbol por el tesoro dorado, se alistó.
El reptil se lanzó al ataque, pero el sujeto la tomó de la boca, especialmente de los dientes evitando que lo atacara.
Usando la fuerza de sus brazos, Jason levantó a la bestia y sin más, la lanzó hacia el árbol chocando con el tronco de este. La serpiente quedó un poco atontada, pero se puso de nuevo en pose de combate.
Esta vez el animal fue más rápido que Jason, saltó encima de la serpiente, pero la cola de ese animal le dio un fuerte golpe que lo estrelló en el suelo, dejándolo con una herida en su espalda.
Asóuka se quedó en silencio mirando el combate, ni que decir de los argonautas que estaban preocupados por su amigo, pero ninguno se iba a meter ya que era algo que el peli rojo quería hacer por sí solo.
- Esa serpiente es más rápida, Jason si sigue así…
- No lo logrará.
- ¡Jason, ¿Qué mierda estás haciendo?! – la voz de Asóuka se escuchó, el peli rojo se quedó en silencio escuchando a la demonio – si quieres vencer a la serpiente, tienes que ser más rápido y por eso tienes que alcanzar un nivel más alto de cosmos.
- ¡Ya lo sé! ¡Tengo que subir más mi energía! – Jason exclamó el cual justo cuando estaba por ser devorado por la serpiente, el cosmos del argonauta estalló y apartó con fuerza la mandíbula del animal.
No solo eso, sino que el cosmos de Jason se volvió dorado y además, algo ocurrió.
El famoso Vellocino de Oro fue hacia Jason y envolvió su cuerpo. El brillo fue bajando hasta que se reveló que era una especie de armadura de color dorado, además de un estilo de cuernos alrededor del cuello.
- ¿Q-Que es eso?
- ¿Una Armadura Dorada?
- Hm, parece que Athena no mentía – río Asóuka mientras que los demás no salían de su asombro.
- ¿Por qué Jason está así?
- Lo has encontrado, el tesoro dorado que tanto buscabas – la rubia sonrió por eso – ahora Jason, ¡batalla!
- Ok – susurró este y cuando la serpiente estaba por atacarlo, su cosmos se elevó todavía más.
A pesar de que la armadura tendría que darle menos rapidez debido al peso de esta, fue todo lo contrario ya que iba a una gran velocidad, muy mayor a la respuesta de la serpiente quien lucía confundida.
- Una gran energía emana de mi cuerpo… me siento muy poderoso – exclamó el chico el cual sin más se paró frente al reptil y sin más, elevó su cosmos.
El peli rojo lanzó con fuerza una ráfaga de cosmos la cual se manifestó en una lluvia de estrellas que fue a toda velocidad hacia la serpiente. Los impactos que le dieron fueron tan poderosos que acabaron con el animal.
- Guau, este poder que poseo ahora… es sorprendente.
- Es la Armadura Dorada de Aries – la demonio exclamó – es una armadura la cual mandó a hacer Athena para los más poderosos de su ejército. Así que, Jason, eres uno de los elegidos por Athena.
- ¿Un elegido… por Athena?
- Sí, resulta que yo sabía sobre eso Jason, Athena mandó a construir armaduras en el continente Mu. Los lemurianos las hicieron, pero te diré una cosa, las Doradas fueron dejadas en varias partes para que los más fuertes las tomaran, así como los que Athena considere dignos de portarlas.
- Es decir que yo…
- Felicidades, ya eres un guerrero de Athena, Jason de Aries – los demás argonautas seguían en shock, pero de inmediato comenzaron a celebrar por la hazaña de su amigo.
Asóuka sonrió por eso, sin darse cuenta, fue la primera de las Armaduras Doradas encontradas por uno de los futuros Caballeros Dorados.
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Volviendo al año actual…
- Señora, hemos llegado – la mente de Ángel le devolvió al mundo y esta notó que habían vuelto al muelle.
- Oh, lamento no responder, es que estaba pensando en otras cosas.
- No se preocupe, igual el viento estaba muy bueno – sonrió el que parecía el capitán.
Ángel desplegó sus alas y fue de vuelta a donde estaban sus mujeres mientras veían los botes seguir su rumbo.
- ¿Pasó algo? – Rosia preguntó a la peli blanca quien solo río un poco.
- Nada, solo pensaba en algo del pasado – la demonio miró hacia el cielo y por alguna razón, el ver a los barcos seguir, a ella le pareció ver la imagen de su viejo amigo Jason con la armadura dorada.
Jason de Aries nació ese día y el brillo tenue de su constelación brillaba en el cielo.
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Continuará…
