"A bittersweet new life!: ¿Pensamientos repentinos? ¡Una estabilidad mental que revolotea como el viento en primavera...!"
~~ Anteriormente en esta historia de wattpad...~~
— ¿Cómo fue que mi vida cambió de esta manera? Todo era tan feliz y dulce, ahora todo me sabe tan mal... —susurrando mientras me dejaba caer bajo los efectos del sueño.
Decido tomar una siesta allí tirada, sentía frío y a la vez muy cómodo ese duro piso. Al otro lado de la puerta se encontraba la maldita Sasha tocando y tratando de comunicarse conmigo. No sabía del desastre que había hecho allá dentro.
— ¿Aurora, estás allí? ¿Aurora, Aurora? —cuestiona, tratando de abrir la puerta.— ¿Me oyes? ¡Aurora! ¿Por qué le pusiste seguro?
Descansa por ahora, Aurora... Lo peor está por venir.
~~ Continuamos media hora después, narración de la autora...~~
Aurora se encuentra inconsciente y recostada sobre una cama, una multitud de erizos la rodean con preocupación en sus rostros. Tobías y Sasha están más cerca que los demás, metiendo los utensilios de los primeros auxilios del botiquín que hay en casa. Acababan de sacarle los trozos incrustados de vidrio las manos a nuestra protagonista, luego desinfectando y terminar con vendaje cuidadoso en sus heridas tras unas puntadas, había un silencio incómodo e impaciente por la situación.
— ¿Cómo está Aurora? ¿No creen que deberíamos haberla llevado mejor a un hospital? —Sonic preguntaba con seriedad, se sentía culpable.
— Estará bien, papá. La atendimos a tiempo. —Sasha contesta con suavidad, intentando calmarlo.
— ¿Qué cosas estoy diciendo? ¡Por Dios, Sonic! Eres el adulto aquí, no debes de estar aquí como un idiota preguntando y mejor lleva a tu hija ahora mismo. —haciendo de lado a los jóvenes.
Sonic trata de tomar a la eriza inconsciente, Sasha toma del antebrazo de éste y le da palmadas en su espalda. Mira con desespero como Tobías manipula el agua para pasar sobre las heridas de Aurora.
— No se preocupe, señor Sonic. Todo está bien, todo correcto en su lugar como debe de ser. —el ojiámbar responde con tranquilidad, haciendo un ademán extraño de manos.— Como dijo Sasha, la atendimos a tiempo. No fue grave la pérdida de sangre porque apenas lo había.
Un gesto extraño aparece en su rostro, el erizo azul echó un reojo a su hija. Volteando a ver con duda al bicolor, el agua una vez se torna oscura, se evapora.
— Por algo Sasha está estudiando medicina, ¿no? —Tobey dice, colocando su mano en el hombro de la susodicha.— ¿No es así? Entonces no dude de su propia hija para salvar a su otra hija, ¿de acuerdo?
— Menos mal que estaban, muchas gracias... —suspira de alivio, a su vez que rascaba su nuca.— Perdón por dudar, tengo una tormenta en mi cabeza todavía.
— No te culparía, yo tampoco confiaría fácilmente en unos jóvenes. —ríe Shaina de fondo.
— Si, no hay de qué. Aunque fue mucho más fácil evitar el sangrado con tus poderes, Tobías. —Sasha le da un codazo suave a éste.— Deberías estudiar medicina conmigo, con tu habilidad podrías ayudar a muchos en el apartado de hemorragias.
— Lo tendré en mente. Por ahora, no gracias.
— Está bien, nada de presiones.
Spazz y Flash se acercan para acariciar a su hermana entre lágrimas, los demás se retiran lentamente. Sonic se queda desde la puerta viendo la escena, aún sabiendo que Aurora estaba fuera de peligro, sentía un hueco en su pecho. Spazz se percata de él, haciendo un movimiento con sus manos para indicar que se acerque también.
— Mi cielo, querida... En verdad yo no creía que Rory llegaría a hacer semejante barbaridad.
El erizo ecobalto mordía sus labios, temblaba quedando de rodillas delante Aurora, acariciaba su cabeza y besar su frente entre lágrimas. Jadeaba por el dolor inmenso que sentía, siendo consolado por Spazz que palmeaba si hombro.
— Lo lamento mucho, cariño. No sabes cuánto me he estado mortificando por ti. —se maldice a sí mismo.— Perdóname, me duele demasiado que estés sufriendo tanto por mi culpa... Fui tan egoísta.
— Papá, era algo inevitable. No te mortifiques tanto. —Spazz murmura, tratando de quitar la culpa a Sonic.— Son cosas que iban a suceder.
— Esperaré a que Aurora se recupere, que esté consciente y más tranquila para que pueda hablar con ella como debí haberlo hecho en un inicio. —Sonic limpia el rastro de su llanto.
— Todos somos víctimas de eventos que nadie podría controlar ni saber que sucederían. —Spazz agregó.— Sé cómo se siente ella, no justifico su actitud, pero su reacción a la traición es entendible.
— Chicos...
— Aunque tampoco las tuyas. —el menor de los gemelos dice, señalando el rostro de su padre.
— ¿Éh?
— Si papá, ¿en qué diablos pensabas en traernos a la casa de tu amante? Estas son las consecuencias, no deberías estar sorprendiendo. —Flash dice molesto.— Ya sabías perfectamente sobre la situación de todo y te hiciste aún así el estúpido con todos nosotros.
Sonic se levanta y retira pasando de largo de sus hijos, sin soltar alguna palabra más. Spazz no dejaba de observar de mala manera a su hermano.
— ¿Qué? Sólo dije la verdad, no te hagas como el que no está molesto también.
— Flash, cállate.
— No seas hipócrita, te estoy viendo hermano.
— No es momento de reclamos, Aurora sigue mal.
Spazz es el que ahora se pone de pie, negando con su cabeza mientras abandonaba el sitio.
— ¿Querías que pretendiera que estoy bien con todas las mierdas que ha hecho nuestro padre?
Flash exclama hacia la entrada por donde se fue su gemelo, quedando solo en la habitación y abrazándose contre sus brazos.
— No, no soy tan idiota como todos creen.
~~En la mente de Aurora...~~
Una casa lujosa se veía una Aurora un tanto mayor, utilizando un vestido celeste y un delantal de flores rosadas mientras sacaba algo del horno. Cocinó lo que lucía ser un pastel de chocolate, decorando con mermelada, un betún blanquecino para formar la palabra "Shadora" y frutos rojos, añadiendo al final chispas y corazones comestibles alrededor.
— ¡Me ha quedado pre-cio-so! —dijo llena de júbilo, quitándose la harina del rostro.— ¡Chaos mío, ya casi están por llegar los niños!
La pelirosa corre para quitarse la suciedad de encima, no quería verse mal al atender a su querida familia. Viendo y abrazando una fotografía de la misma, perfectamente feliz. Cantaba para sí misma, dando vueltas al seguir con dicha foto que apreciaba a detalle su retrato matrimonial con Shadow. Parecía de ensueño, soltar una sonrisa al observar por la ventana que se encontraba a lado de la zona de la cocina, un auto se detuvo y bajaron sus tres preciosos hijos mayores.
— ¡Mami, mami, mami!
Aurora gira su cuerpo a dirección de la vocecita, viendo a una eriza color rosa pálida que corrió a los brazos. No pudo contenerse, siendo o no un simple sueño suyo, ella besa con suma ternura la frente de la pequeña.
— ¡Mira, mami! ¡Mira esto, mami!
— ¿Qué pasa, Piper? ¿Por qué tanto alboroto, mi amor? —embozó una sonrisa.
— ¡Mira lo que te hice en clases! —sonrió mostrando sus dientes.— ¡Yo, Piper Rose the hedgehog! Te hice con mucho amor para ti un regalo.
Su pequeña mostró con sus manitas lo que escondía a sus espaldas, una hoja que tenía garabatos sobre un árbol familiar de ellos, le dio algo de gracia; pero al mismo tiempo le era adorable, llenando de besitos alrededor del rostro a su hija.
— ¿Te gusta?
— ¡Me encanta! Hay que ponerlo en el comedor para que todos lo vean.
— ¿¡En serio?!
Aurora caminó un poco al ver a sus otros dos niños peleando, separando a éstos.
— ¡Mami, no le creas nada! —el pelo plateado exclamaba.
— ¡Él ha empezado! ¡Buah, Zane me pegó al bajar!
— Zane, Nova, calma chicos. —con suavidad trata.— No discutan, por favor.
— ¡No es cierto, mentiroso!
— Piper te vio, ¡ella me lo dijo!
Ambos niños se quedan callados, viendo a la susodicha. Ésta ríe entre carcajadas.
— ¡Piper, eres mala! ¡Nos volviste a engañar! —gritan entre el llanto.
— Chicos, no digan eso.
— ¡Piper no lo dibujó! ¡Yo lo hice todo sólito, Piper es una mentirosa! —Nova dijo haciendo una rabieta en el suelo.— ¡No es justo, no es justo!
— ¡Sí cierto, mamita! —dijo al par otro el albino con franjas azules.— ¡Yo lo vi con mis dos ojitos! ¡Piper miente! ¡Mentirosa, mentirosa!
— ¡No es cierto, mami! —colgando de sus brazos, ocultando su rostro.— Ellos mienten, ambos decían que papi tenía dos papitos, mamita.
— ¡N-No estoy mintiendo! Papá me contó la verdad... —señalando junto al talar sus ojos con ambas manitas.
— ¡La pura verdad, Nova! —aseveró Zane con su pecho inflado.— Fue lo único que ella nos aportó en el dibujo.
— ¿Q-Qué? —riéndose en voz baja por la pelea entre sus pequeños.
— ¡Sigo creyendo que fue mala idea, Aurora!
Sus ojos esmeralda se iluminan, viendo que Shadow había aparecido por la puerta cargando a otros dos erizos azabaches bebés: a sus pequeños Blitz y Aster.
— Oh, my sweet Chaos! ¿Cómo te fue, cariño?—casi brincando a los brazos de su amado, dando un gran beso en sus labios.
La eriza rosada acariciaba con cuidado de aquel mentón moreno, sintiendo su característico vello y uniéndose en un abrazo. En recelo, se abstenía a romperlo, quería aún si estaba dormida disfrutar el calor de ese abrazo, un beso que durara una eternidad y quedar atrapada en la mirada carmesí de Shadow. Creer ser todavía amada y estar atrapada en ese hueco que ella pensó que llenaría con su amor.
— Shadow... —no podía ocultar su alegría.
El moreno cortó el abrazo, un tanto extrañado por la actitud de su esposa. Aurora ríe bajo, pensando que era una tonta por pensar en tonterías.
— No tan bien; pero tampoco tan mal como para quejarme tanto. —se sumió de hombros, respondiendo lo anterior.— La maestra me dio una pequeña "queja" sobre el dibujo que hicieron los niños.
— Ya sé el porqué, mi vida. —meneó su cabeza mientras le echaba otro vistazo al dibujo.
— Sabía que no debía decirles todavía sobre quiénes eran mis padres... —se aplastó en el sofá sobando las cabezas de sus gemelos.
— Está bien, igual en cualquier momento tendríamos que hablarles de tu pasado. Así como lo hiciste conmigo y yo te di todo mi amor, consuelo y apoyo. —Aurora trataba de animar.
— ¡Joder! Debí de haber parecido un gran estúpido delante de los otros padres.
— Shadow, ¡shh! —sisea con un dedo entre labios.— ¡Hay niños presente! ¡Recuerda!
— Lo olvidé, perdón.
— ¡Joder! —gritó el albino.
— ¡Zane, no digas eso!
La pelirosa alzó la voz por oír a uno de sus bebés decir una mala palabra, al igual que su esposo.
— ¡Soy una terrible madre! —chilla entre dientes.
— No hagas tanto alboroto, sólo fueron una simples palabras...
— ¡No trates de evadir tu culpa!
— ¡Estúpido! —imitó jugueteando el otro de pelaje entre lavanda.
— ¡N-Nova! —sujetó su mandíbula, Shadow trata de aguantar la risa.
— ¿"Simples palabras", dijiste...? —con un trapeador en mano repite la rosada.
— ¡Joder, son unos estúpidos! —Piper copia acompañado con risitas y aplausos.
— ¡Niños, basta! —refunfuñaba Aurora nerviosa.— ¡No deben de decir eso!
— Pero papito lo dijo, mami. —apuntó Zane al susodicho.
— ¡Sí, mami! Si papito lo dice, nosotros también podemos. —llena de orgullo exclamó Piper.
— ¡¡¡SHADOW THE HEDGEHOG!!! —gritó jalando a la oreja del erizo color oscuro.— Tendrás que mostrarles lo que pasa cuando alguien dice malas palabras, amorcito.
— No es para tanto, Aurora. —tallaba su oreja adolorida.— Enseñar a insultar a los niños no es nada malo, los hace aprender rápido sobre la realidad y ser más firmes.
— Claro, ¿quién te crees? ¿El tío abuelo Chuck, éh? —con el ceño fruncido.
— Ya Aurora, no hagas gran escándalo. Exageras mucho por algo que de todos modos sabrán en cualquier momento.
—¿Yo? ¿Estar haciendo escándalo? No, no, no. —repitió Aurora, negándose a creer lo que oyó.— Shadow, yo quiero que mis hijos estén lo mejor cuidado que se pueda. No voy a tolerar que uses ese lenguaje delante de ellos.
— Aurora, no es para tanto.
— ¿¡"No es para tanto..."?!
Alrededor de ellos el color rosa pastel se iba desvaneciendo, un color sombrío y grietas aparecen. Aurora muerde su labio inferior, sintiendo un impulso agresivo que brotó sangre por la misma acción. Apretaba los puños, una furia la invadía ante la forma en que Shadow se tomaba con tan poca preocupación el bienestar mental de sus hijos.
— ¡Oh, vamos Aurora! ¿Qué esperabas? ¿Por qué esperas que este animal sea comprensible? —sacó eso de manera repentina, echando en cara a éste.— Me lo dice el que fue creado por un científico loco en el espacio a partir de la sangre de un ente espacial...
— ¿Light...? —Shadow abrió los ojos, sorprendido de la actitud de su amada.
— Criado en una base espacial para ser un arma. En vez de buscar una cura para su nieta moribunda con la que te juntabas... —fúrica expresó tirando al suelo las fotos de la entrada.— ¡Ella era una estúpida enferma que mataron por andar de pendeja contigo!
— ¡Light!
— ¡María ya está muerta y yo que me estoy muriendo en vida por ti, no la sacas de tu cabeza! ¡Yo estoy aquí para que me ames, olvídala de una buena vez!
Aurora cubrió su boca enseguida, no podía procesar lo que acabar de decir. Lágrimas brotando y cayendo al igual que ella al suelo, viendo los retratos de todos destruidos por los vidrios, el resto de su comentario la dejó incrédula de ser capaz de tal cosa. Shadow parecía invadido por un enorme enojo hacia ésta, presionando con fuerza uno de sus puños.
— ¡No te atrevas a decirle "niñita estúpida" ni "pendeja" a mi querida María!
El sueño ya no estaba luciendo muy feliz de lo que aparentaba. Su corazón se había congelado al haber percibido un fuerte ardor en su rostro, sin aliento por haber sido jalada del cabello y tumbada al suelo otra vez de un sólo golpe al estómago, situación que la aterró tanto a ella y a sus menores que corrieron.
— Sabías que tenías prohibido hablar de María, nunca tenías que meterla en lo nuestro...
Tirada en el suelo por el shock, algo de sangre escupía por ver que el moreno le había levantado la mano delante de los niños... Estaba tan asuatada, Shadow se quitaba el cinturón de su pantalón mientras dejaba a los niños en la sala. Desde lo lejos su mirada penetró su mente, un monstruo sin alma que perdió todo rastro de amor hacia ella.
— No debiste hablar sobre María, no de esa manera...
Se resignó, cerró sus ojos al observar por el reflejo del espejo roto a Shadow acercándose desde atrás.
— A diferencia de tu puta madre, te tienes que lavar la boca con jabón si quieres hablar de ella.
"Acaba conmigo, acaba con mi sufrimiento por favor..." fue lo único que pasaba por su cabeza tras ese golpe de realidad.
~~ Fin del sueño, varias horas después... ~~
Aurora daba vueltas por no se poder despertar, las sábanas no ayudaban al estar tan pegadas a su cuerpo. A parte del gran cambio de clima de su sueño, oía varias voces extrañas indescifrables; sin embargo, logra despabilar bruscamente tras desplomarse de la cama.
— ¡Chispas! —soltó un quejido, dándose cuenta de que sus manos estaban llenas de vendas.
Sentía que le daría migraña, las luces que traspasan las cortillas de la ventana le molestan. Por un momento queriendo cerrarlas, al tratar de hacerlo, se percató de nuevo la vista por fuera de ésta, su cuarto tenía balcón hacia la parte trasera de la casa. Una brisa refrescante pasó jugueteando entre sus púas.
— Qué belleza...
La mente de Aurora desvaneció todo pensamiento, quedando hipnotizada por el hermoso y la tranquilidad del momento. Cerró sus ojos una vez más, apoyándose entre el barandal del balcón con sus brazos, sujetando sus manos su barbilla. Oía algunas aves cantar, una flor flotó hacia ella y la huele con lentitud.
— ¿Esto es un sueño...?
Por un momento parecía que ella estaba bien, hasta que su paz desaparece por los ruidos de unos vecinos que se encontraban construyendo una alberca.
— No, no lo es. Ya no.
Ella gira sus ojos, mirando que en el patio de "su propia" casa se encontraba una área de juegos donde Spazz y Flash estaban columpiándose.
— Veo que has despertado.
La protagonista voltea su cabeza, la voz era de Tobías que acababa de entrar con una bandeja en mano. Aurora no responde, va hacia él y con una mirada de pocos amigos. El erizo con autismo desvía su vista sobre ella, los nervios le ganan al sentir como Aurora jala una de sus manga.
— Te traje algo para que comas, pensé que estarías hambrienta. —agregaba al estar acomodando los platos sobre una mesa.
Aurora se sienta en la esquina de la cama, sin prestarle atención al erizo que le hablaba. Tobías acerca la mesa a donde la eriza rosada, creyendo que por estar débil no hacía mucho. Nuestra protagonista coge en manos una taza color azul, con algunos detalles de rompecabezas que forman el dibujo de unas estrellas doradas. Parece que era chocolate caliente, el vapor es suave y Tobías añade unos malvavisco.
— Perdón por mi imprudencia, ¿necesitas ayuda? Puedo darte la comida directamente si te sientes todavía cansada.
Se sienta a un lado suyo, tomando una cuchara para darle un poco de caldo de pollo que le habían preparado. Haciendo gesto de un avioncito, la pelirosa frunce el ceño y apartaba su rostro, seguido de azotar la mano de Tobías para dejarlo nervioso. La pelirosa se pone de pie, quedando cerca de la puerta, se sentía incómoda con su cercanía.
— ¿Éh? Aurora... ¿Fui brusco?
— No es por eso, simplemente no quiero nada que venga de ustedes. —corta las palabras del otro.— No quiero comer, no quiero su lástima y tampoco su falsa amabilidad. Lo que yo necesito es hablar con Shadow.
Aurora patea la mesa junto a Tobías y da media vuelta para acostarse bocabajo, abrazando una almohada y ocultando entre sábanas sus penas. El mayor desde el suelo y manchado por el alimento, estando ya arrodillado se pone a recoger el desastre del piso. Él se esforzaba en levantar su mirada; pero al cruzar con la de Aurora, se agachaba como sus orejas temblorosas. Quería entender la situación, sólo se limitaba a callarse para no enojar más a la joven Rose.
— ¿Sh-Shadow?
— Sí Tobías, Shadow. El mismísimo que me deja sin aliento al pronunciar su nombre: Shadow the hedgehog... —Aurora suspira cubriendo su boca, entre lágrimas respondía.— El hombre de mis sueños, el dueño de mi corazón, el que no puedo sacar de mi mente por más que quisiera.
— Shadow...
— Sí Tobías, Shadow the Hedgehog. Ha sido mi primer y único amor verdadero desde que era sólo una pequeña de 5 años. —Aurora no logra ocultar su dolor.
— Estamos hablando del mismo Shadow, ¿no? —levanta una ceja, no logra ocultar su inquietud.
— ¡Sí tonto, Shadow! ¡El erizo que por toda mi vida me la pasaba derritiéndome!
— ¿Sh-Shadow the Hedgehog? No me digas, que...
— ¿Lo has visto o no? ¡Necesito hablar con él, quiero hablar con él! ¡Verlo y exigir respuestas! —al continuar, lo interrumpe pisando velozmente en la espalda de éste.— ¡Aunque sea poder besarle y abrazar, que me saque de esta horrorosa pesadilla! Su amor es mi única salvación, a este infierno llamado realidad.
Tobías parece estar perdido, la mirada llena de frustración y las lágrimas de nuestra protagonista estallan. Aurora lanza contra una pared la taza que le había ofrecido. Se abraza a ella misma, tratando de contener todo el dolor que siente en ese preciso momento al recordar los días pasados. Tobías no entiende qué ha sucedido, no sabe qué hacer. Él mira el desastre ocasionado por el manchón de chocolate líquido en la pared y el derramamiento al suelo, también están los trozos de su taza favorita.
— No ha estado últimamente por aquí, lo siento mucho... —dijo preocupado, retirándose.— Si necesitas algo me hablas, por mientras me iré a tomar un baño y traer un trapeador.
Aurora no se percató de su salida, seguía concentrada en su mar de lágrimas. No dejaba de sentir que le habían sacado el corazón de su pecho y destrozado en sus narices. Imaginando a su padre y Shadow burlándose de ella, mientras se acarician y dan besos de una manera tan picante que le causa náuseas.
— Mantente firme Aurora, por más que te traten bien en esta casa, todos aquí son tus enemigos... Sólo tienes a Spazz y Flash de tu lado.
Sasha había llegado por las escaleras, dándose cuenta de la apariencia del erizo. Aurora hablaba muy rápido para sí misma, era poco entendible lo que ésta decía.
— Tobey, ¿no sabes si Aurora ya ha despertado...?
Trata de evitar reír, tapando su boca con una palma y desviando su rostro, repitiéndose en la cabeza "No te rías, no te rías, ¡no te rías!".
— ¿Qué te ha pasado? —aclaraba su vocabulario.
— Tropecé con la mesa y me eché encima la comida para Aurora... —excusa, con un leve tic en su ojo izquierdo.
— Owww, ¿te quemaste?
— Me haré cargo, no te preocupes.
— ¿Seguro?
— Sabes que Tobey es algo torpe... —mintió, tratando de evitar problemas.— Creo que le he dado una pésima bienvenida a Aurora a nuestro hogar. No se ve nada feliz estando con nosotros.
— Oh deja eso Tobey, yo lo hago. Vete a bañar si quieres, sé que te incomoda estar sucio. —Sasha extiende sus manos, pidiéndole los utensilios.
— Está bien...
— Además, no te exijas demasiado en complacer a todo mundo. Sé que tienes buenas intenciones en acogernos, pero tú también importas, por lo que no te ahogues en un vaso de agua. —da palmadas en su cabeza.
— Está bien, Sasha...
— ¿Qué sucede? Hay otra cosa que te tiene preocupado, ¿no?
— L-La taza... —susurró.
— ¿Perdón? Habla un poco más fuerte.
— Nada, Tobey se irá a bañar.
Aurora veía desde un pequeño espacio de la puerta, había abierto un poco al escuchar que Sasha hablaba. La eriza rosada no dejaba de maldecir en su mente, aún tenía esos inmensos sentimientos de odio hacia Sasha. Sólo toma fuerzas para saber más de ella y así para buscar una forma de hacer algo que le duela. Después de todo para Aurora, Sasha es una de las principales razones por la que su vida se fue al caño.
"¿Una herida física? ¡Para nada! Eso se puede curar con el tiempo, ella merece otro tipo de dolor, ¡algo que le pegue tan duro que ni su mente la deje tranquila! Todo mundo sabe que no hay peor herida que la que tu propia mente te hace. Soy mejor que nadie para saber de eso ahora mismo..." meditó para sus adentros, pensamientos retorcidos que ya no se centraban en hacerse daño a sí misma, sino a alguien más.
"Algo que sea más fácil el querer suicidarse antes que resolver tus experiencias vividas, si lo hace, nadie sospecharía de mí" Saber que Sasha existe y el que esté respirando le causa un malestar enorme, para Aurora era lo mejor que la otra eriza estuviera entrerrada. Cerró la puerta, sonriendo con malicia al darse cuenta de que sus sospechas eran ciertas... Era tan notable que Sasha estaba muriendo por Tobías.
— ( ... ) —
— ¿Aurora? ¿Ya estás despierta?
Flash es quien entra esta vez a la habitación con la comida, cerrando la puerta detrás suyo. No encuentra a la susodicha al colocar la comida en la mesa, entrando los nervios rápido.
— Maldita sea, ¿¡por qué nadie se quedó a observarla?! —exaltado.— ¡Aurora, Aurora! ¡Rory, por favor!
Salió con prisas, bajando por las escaleras hacia el primer piso. Llegó a la sala de estar en donde Sonic y compañía estaban viendo las noticias.
— ¡Chicos, chicos! ¡Aurora no está en el cuarto, hay que buscarla o hará una locura de nuevo! —gritando a todos los presentes.
— Flash, cálmate. Aurora está bien, sólo se fue a tomar un baño. —Spazz toma por los hombros a su gemelo.— Está fuera de peligro, por ahora hay que tratar de ser comprensivos con ella, más que nunca.
— Lo sé, sólo que tenía que ella acabara como mamá... —de sus ojos color esmeralda brotan algunas gotas, viendo hacia Sonic.— No podría soportar otra perdida tras otra, todo esto desde que...
— Ya, hay que ser fuertes por nuestra madre y por Aurora... —abrazando a Flash, dando palmadas en su espalda como consuelo.— Si necesitas llorar hazlo, yo seré el fuerte para los 4 si es necesario.
— Gracias, Spazz...
Entre tanto, con Aurora. Ella estaba acostada viendo hacia lo alto, su cuerpo sumergido en una cálida agua con algunas burbujas. Algo de paz para su mente y una vez bañarse, apenas había logrado percibir el mal olor que tenía. ¿Cómo hacerlo? Tenía demasiado en la cabeza en qué pensar y lo último que se fijaría es en su aspecto y olor corporal.
— Supongo que el "echarse un balde de agua" es para esto... —susurraba.
Luego de un rato, la de piel melocotón sale de la tina y la vacía tras bañarse correctamente. Se puso unas sandalias con decoración de fresas, colocando una toalla en su cabeza y otra en el cuerpo tras recoger su ropa interior del suelo. Dio un par de pasos hacia el espejo, el reflejo se veía borroso por el vapor, Aurora limpia con un trapo el vidrio, percatando que en sus muñecas todavía se notaban las marcas de su intento suicida frustrado, un tanto extrañada porque se estaba curando más rápido de lo que pensó en una tonalidad verde.
— Supongo que lo bueno de ser la hija de la criatura más rápida del universo tiene sus ventajas a veces. —bromea, soltando una risa seca.
Por la puerta a su lado izquierdo escucha un par de toques, Aurora se cubre con mayor esmero al recordar que no puso seguro.
— Aurora, ¿se encuentra todo en orden? ¿Todo bien?
— ¡N-No te atrevas a entrar! —sostiene con fuerza la manija.— ¡Está ocupado! ¿Acaso no estabas escuchando, Sasha?
Aurora coloca sus prendas sucias en unas canastas. Se fijó que cada una se clasifica y separan con etiquetas, con una nota de Tobías. "Esta canasta es exclusivamente para tu ropa interior, para que tú la laves. El resto no tengo problemas en que lo dejes, me haré cargo de prepararlos".
— Lo sé, sólo que nos habíamos preocupado... —la ojiverde dijo, dejando de insistir en abrir.— Ya sabes que cualquier cosa que ocupes, puedes hablarnos.
Nuestra protagonista suspira, acomodando en el lugar correspondiente las prendas. Le molesta tener que seguir las órdenes de un trozo de papel, sobre todo de un erizo que le cae mal; sin embargo, sintió que era algo amable la aclaración de la misma, un respeto que no le había pasado por la cabeza a la primera vez que vio las canastas.
— "Cualquier cosa", ¿dijiste? —repite ésto último con una ceja levantada.
— Sí, claro. —un poco incómoda.
Aurora sale del baño, apartando su rostro del suyo. Sasha sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, viendo alejarse la pelirosa lentamente hasta su habitación.
— Aurora...
— Muérete.
Las púas se Sasha se van para atrás, quedando pálida por esa palabra. Sobre todo, con esa tranquilidad con la que lo dijo Aurora. Sus pupilas tiemblan, la eriza color rosado sonreía con los brazos detrás de sus caderas.
— ¿Éh?
— Muérete, Sasha. —repitió, caminando hacia ella.— Me harías un gran favor si lo hicieras.
— No Aurora, imposible. Esto es demasiado... —retrocede, cubriendo con su mano la boca.
— Es eso o sepas retroceder el tiempo y evites llegar aquel día a mi casa... —contesta Aurora.— O mejor, evitar tu nacimiento. Así nos ahorrarías a todos tener que soportar a dos parásitos, refiriéndome a tu hermana también.
Sasha aprieta los puños y se va, dejando un leve rastro de lágrimas detrás suyo. Nuestra protagonista sonríe con malicia, su felicidad es corta al mirar como Sasha fue hacia los brazos de Tobías y él la abrazaba, siendo su pañuelo viviente y dando un pequeño beso en una de sus manos. Se susurran cosas que Aurora no alcanza a escuchar, cosa que la molesta al ver esa cercanía entre ambos.
— Ugh, incesto...
Cierra la puerta con seguro, tratando de aparentar que no vio esa escena. Su espalda rozando con la entrada de su habitación, deslizándose hacia el suelo para terminar sentada.
— Primero mi padre es gay con mi novio y ahora hay una pareja incestuosa en esta estúpida casa... —murmura.
Aurora cruza sus brazos, viendo la fotografía de Marión a lado de otra de Tobías ganando un premio de ciencias. Había más fotos de ese tipo de las que se había dado cuenta, en ninguna se encuetra Sasha a su lado.
— ¿Qué sigue? ¿Alguien transexual en la familia? ¿Bañarse con vagabundos? —se hace preguntas a sí misma.— ¿Normalizar relaciones prohibidas? Por Dios, vamos de mal en peor con todo.
Moviendo los cuadros, se encuentra con una vieja donde se veía su yo del pasado. Una eriza de 5 años abrazando un peluche de Shadow, recordaba ese día porque su tía Rouge se lo había dado de obsequio en ese cumpleaños. Como la murciélago solía contarle sobre sus viejas misiones a Aurora, al saber que era la autoproclamada fan número 1 del erizo de vetas rojas. Ese mismo peluche estaba en la cama de arriba de la litera, suelta un suspiro por la comparación del paso de los años.
— No me sorprendería... Aunque, ¿de quién es hijo el retardado?
Aurora echa una última mirada hacia el exterior, ya no se encuentra nadie. La eriza color rosa juega con su flequillo, tratando de no pensar demasiado en gente que en verdad no le interesa.
— ( ... ) —
Han pasado algunas horas, con exactitud cerca de la hora para cenar. En ese tiempo transcurrido, Aurora estuvo en su habitación acomodando sus pertenencias y haciendo las tareas para distraer la mente. También que entre ese rato, Tobías le había ayudado a instalar su televisión a una pared y conectarla al wi-fi de la casa, para sentirse más cómoda. También le ayudó a mover algunos muebles y planchar sus uniformes, prestando algunos materiales que ocuparía para el lunes que viene.
— Listo, con esto es suficiente.
— Muchas gracias por la hospitalidad, Tobías. Eres demasiado atento. —Aurora brinca de la felicidad.
— De nada.
— Y muy lindo~ No me sorprende que tengas a Sasha tan loquita. —se acomoda el mechón que le estorba entre sus ojos.
— No hay de qué.
El erizo guarda sus herramientas en su respectiva caja marchándose, trata de no hacer mucha plática con Aurora por temor a que se repitiera el patrón de cambios de actitud. Mira que en el bote de basura estaba el peluche en forma de su padre, sintiendo inquietudes en preguntar.
— Si no necesitas nada más, me retiro.
— De acuerdo.
Tobías estaba cerca de la puerta, recordando un pendiente.
— Oh, cierto. Todavía no haz llendo el formulario.
— ¿"Formulario"? ¿De qué hablas?
Tobías le entrega un pequeño sobre, tenía varios papeles en su interior. Aurora no comprende, dejándolo sobre la cama. Ella suelta una pequeña risa, notó que afecta de cierta forma a Tobías el restar importancia a aquel sobre.
— No sabía que teníamos que hacer un examen para vivir aquí. —bromeó.
— No lo es.
— ¿Y para qué es entonces, Tobey? —curiosa, peinando hacia atrás sus púas.
— Léelo con calma y lo sabrás Aurora, con tu permiso.
— ¿Por qué con tantas prisas, guapetón?
La rosada preguntó, deteniendo al erizo sujetando la tela de su chaqueta trasera. Tobías cierra sus ojos, todavía incómodo.
— ¿Acaso te doy miedo, To-bey~? No muerdo.
— Un poco, honestamente... —el ojiámbar susurra, temblando entre dientes.— No logro comprenderte del todo, tampoco te conozco tanto y no quiero causarte más molestias.
— Cierto... Eres un buen muchacho.
A la protagonista no le convenía asustarlo tan pronto, impidiendo que se fuera, le empieza a dar palmadas porque parecía que eso lo calmaba por como su cola se movía.
— Disculpa por eso, prometo que me esforzaré en ser más amable contigo... —excusó.— Digo, después de todo, tú y la otra niñita no tienen nada que ver nosotros. Ustedes dos son los raros inquilino
— Marión, la niñita se llama Marión. —Tobías responde, firme esta vez con quitar la mano de Aurora.
— Sí, "Marión". —riendo bajo, sintió algo de agresividad por parte del otro.
— Si ya nada más se te ofrece, me voy. El señor Sonic me tiene prohibido estar aquí mucho tiempo.
Tobías da varios pasos hacia el exterior, Aurora se mete en su camino otra vez. Le llama la atención, haciendo lo posible para alargar su huída.
— ¿Y eso por qué?
— No entendí mucho, sólo dijo que lo mejor para ustedes, las chicas, se queden en el tercer piso y yo en el primero con ellos. —responde dando la media vuelta, rascando su brazo izquierdo.— Mi nueva habitación ahora es la que había dejado exclusivamente para los huéspedes.
— ¿No te da coraje que mi padre te echara de tu habitación, en tu propia casa? —Aurora quiere hacer que el mayor se enoje con su comentario.— Lo digo por lo que he llegado a entender al estar aquí.
— Sí, trato de no pensar mucho en eso. Ustedes están más necesitados que yo, por eso me calmo al saber que estoy siendo útil. —contesta directo, cosa que molesta a Aurora.
— Así que tú eres el dichoso que se apellida "McDark". —recordando el buzón de la entrada.
— Tobías C. McDark, ese es mi nombre. —aclara.
— ¿Y la "C" qué significa, Tobey? ¿"Christopher"? ¿"Christian"? ¿"Caleb"? —la eriza rosada delante del mayor, es demasiado curiosa.
— La "C" es de "Cedric". Ya no más preguntas, necesitas descansar. —Tobías esquiva a la protagonista.
— Gracias, Cédric~
— Prefiero simplemente Tobías.
— Como digas, Tobías~
Aurora en eso se percata de que Sasha subía por las escaleras, sonrió un poco y jaló de vuelta al erizo mayor a su alcoba.
— Aurora, Tobaby. La cena está lista...
La antes mencionada andaba abrazándolo por atrás, mordiendo en ese preciso momento en que la eriza de vetas negras abrió la puerta, viendo un tanto shockeada a Aurora besuqueando el cuello de Tobías.
— ¿Qué están...?
— Aquí está tu recompensa, ¿quién ha sido un buen chico conmigo? —suelta una nalgada al mayor.
Tobey tras recibir dicho movimiento se fue esponjaso, dando pasos rápidos. Sasha y Aurora se ven cara a cara, una preocupada y la otra con resentimiento.
— ¡Tobey, espera! ¡Trae otro vaso de leche con chocolate! —exclamó Aurora.
— Creo que no deberias beber más, ya está el almuerzo.
— ¿A ti qué te importa?
— Papá dice que bajes a comer... —la de color azul repite, esquivando la frialdad.
— No te atrevas a llamarlo así nunca más, la única hija que tiene Sonic soy yo. —expresó señalando su frente.— Me guste o no, es mi padre... No puedo hacer nada en eso.
— Entiendo que todavía andes molesta por todo lo que has pasado, no te culparía de estarlo; pero no ganas nada odiándome... —Sasha dice.
— No quiero escucharte, vete ya. ¡No eres nadie para mí, no existes! ¡Largo ya de aquí! —cruzada de brazos.
Sasha toma valor, quedando detrás de la puerta.
— Lamento mucho, en serio, que te hayas enterado de esta manera. —da la cara, poniéndose delante de la rosada.— No me seguiré escondiendo, ya que no he cometido ningún crimen.
— Nacer fue tu crimen, también el haber entrado a nuestras vidas. Vete ya de aquí.—trata de argumentar, levantando una lámpara como amenaza.— Eres la segunda persona a la que menos me quiero estar topando en esta casa, así que largo.
— Te guste o no, el erizo que se encuentra allá abajo es el padre de las dos... —Sasha adjunta a sus palabras.
— ¡Largo de mi habitación y de mi vida!
— Aunque nuestras madres sean otras, por si te interesa saber. Con permiso.
Aurora queda callada, volviendo a su cama y aplastando su cuerpo allí. Nada de esto le parece otro sueño, aún deseando que todo se acabe, no lo hará.
— ¡Centellas!
Como Aurora no bajó a comer, sus hermanos le llevaron la cena a su habitación esta vez para evitar más problemas. También le dieron unas pastillas que la calmarían, junto a un vaso de agua como un trozo de pastel para el postre.
— ¿Quién se cree esa tipa? Qué ridícula, es una cínica. ¡Una mosca muerta, eso es Sasha! —dando un furioso mordisco.— ¿Con qué derecho viene así a dirigirme la palabra?
— No sigas haciendo corajes, Aurora. No te llevarán a ningún lado.
— ¡Spazz, no la defiendas! Sabe bien que no la soporto y sigue acercándose a mí.
— Sasha me dijo que te vio nalgueando y mordiendo el cuello a Tobías... —suelta molesto.— ¿Por qué lo hiciste?
Aurora se pone roja, no pensó que le saldría con eso.
— A parte de incestuosa, es una chismosa. —gruñe, apretando su rodilla.— ¡Todo mal con esa tipa, por Chaos!
— Chismosa o no, ¿por qué lo hiciste? Comprendo que te caiga mal y todo, ¿pero por qué le hiciste eso? —Flash cuestiona.— Ten cuidado con lo que haces Rory, porque en eso allí no te podremos justificar nada.
— Sólo fue una broma. No exageren.
— Si la situación hubiera sido al revés, te estarías quejando en estos momentos y pidiendo a gritos que lo echen de la casa. —Spazz habla de nuevo.— Menos mal que no tienes tanta bronca con él. Tobías no se merece que le trates así.
— No es para tanto.
— No lo ilusiones ni juegues de esa manera con ese tipo. —Spazz vuelve a hablar.— Él no está muy bien de su cabeza, así que por favor sé más comprensible.
— No había pensado en eso, ¡gracias por la idea! —dando un brinco para salir de su cama.
— ¡Aurora! —exclaman los gemelos.
— Sólo bromeo, trataré de ser amable con el retardado.
— No seas maleducada, Rory.
— No es ningún "retardado" como le dices, él es autista. —Spazz explica.
— Da igual, no me importa que sea un "artista". —remarca las comillas con sus dedos.
Los gemelos se van al saber que es inútil cambiar de opinión a Aurora, también porque oyen que es la hora de dormir. Dejarían a su hermana mayor descansar, Aurora siente los efectos de las pastillas, acabando rindiendo a los pocos minutos ante el sueño.
— ( ... ) —
Es un sábado por la mañana, los rayos tenues pasan por las delgadas cortinas e iluminan los ojos de nuestra protagonista. Llevaba un buen rato despierta de hecho, sólo que le daba flojera ponerse de pie. Fingiendo seguir dormida, al escuchar voces cerca de su alcoba.
— ¡Marión, Aurora! Despierten.
Aurora siguió "durmiendo", ignorando la presencia de Sonic que había subido a las escaleras de su litera, despertando a Marión con un beso en la frente. Sonic carga entre brazos a la menor, acomodando su peluca rubia.
— Buenos días, Marichuy. ¿Cómo te sientes el día de hoy? No te esfuerces mucho.
— Bien papito, feliz porque finalmente vivimos todos juntos. —la rubia contesta somnolienta.— Así como en la televisión, tener a mi propia familia.
Aurora meditando por eso, levantándose una vez que Sonic y Marión se fueron. Entendiendo que la menor era también adoptada, eso le conmovió por un segundo. Aunque no lo suficiente, recordando la posibilidad de una doble vida de su padre.
— Aurora... Te están tratando de hacer sentir mal a propósito, quieren que sientas pena por ellos y así los aceptes, porque según eres la mala del cuento... —pensó.— Buen intento, eso es manipulación psicológica. ¡Igualmente no me dejaré! ¡No pienso en aceptar esta situación! Por más que intenten hacerme empatizar con ustedes, sólo estarán dándome la razón... Manipuladores.
— ( ... ) —
Las 9 a.m, en la nueva casa. Había un silencio abismal, abrumando más de lo que creía a Aurora. Sale de su habitación, abriendo todas las puertas del tercer y segundo piso, viendo que no había nadie en casa. Algo de alegría para ella, yendo al primer piso y hacia la cocina, para prepararse algo para desayunar.
— Nunca creí que estar sola en una casa, me haría tan feliz... —musita, abrazándose a ella misma.— Tanto silencio, nunca lo había apreciado tanto hasta ahora.
Aurora en la cocina, se encuentra con un papel con su nombre escrito pegado al refrigerador. La pelirosada lo ignora, sacando un par de huevos y tocino. La verdad no le importa saber a dónde se fueron todos, ya que desde antes había sabido que Spazz y Flash irían a visitar a unos amigos, a una área deportiva que se construyó cerca de su anterior hogar.
Luego de comer y prepararse un café ligero, Aurora observa una serie de fotos enmarcadas en la sala principal. Eran fotos de un Tobías más pequeño en brazos de un desconocido, otras en donde Shadow y Sonic estaban en su juventud, otras de Sonic con el mismo extraño. Aurora analizaba levantando una ceja todo lo que veía, viendo en una mesa una serie de documentos y cartas con destinatario era para su padre y el remitente, un supuesto Jonathan McDark.
— Mmm, interesante. Con que desde antes mi Shadow y usted tenían algo que ver... ¿Quién es ese tal Jhonny? —dando un sorbo grande, dejando la raza de lado para ponerse a leer.— "McDark", ese apellido de nuevo. Necesito saber las cosas sin que ellos me lo digan.
— ¿Qué estás haciendo, Aurora?
La pelirosa abre los ojos aterrorizada, girando su cabeza y viendo a Tobey de lejos. Él se acerca con una canasta de ropa en mano, Aurora rápido se aparta de allí a la par de dejar las cosas como estaban.
— ¡Ay, idiota! ¡Me espantas! Casi me matas de un susto. —sus púas seguían esponjadas, tratando de bajarlas.— Pensé que me había quedado sola en casa.
— Para nada, el señor Sonic nos dijo que no podíamos dejarte sola en ningún momento. —contestó Tobey, tomando los papeles.— Además de que no soy alguien que salga mucho de casa, tenía cosas que hacer aquí.
— Oh, se nota demasiado.
— ¿Perdón?
— Nada, yo no he dicho nada. —oculta sus labios con la taza de café.
— ¿Qué hacías leyendo las cartas de mi papá? —es él quien la detiene esta vez.— Es un delito leer lo ajeno sin permiso, podrían meterte presa.
— No es mi culpa, estaba todo hecho un desastre y quise ordenar aunque sea un poquito... —excusó rápido, acomodando las fotografías y cartas.
— Ya veo, no te preocupes por eso. Me haré cargo, sólo te pido que me preguntes antes de tocar algo.
— "Pregunta antes de tocar algo..." —repitió Auroa en forma de burla, con un gesto de mal gusto en la cara.
— ¿Disculpa?
— Nada, que lo tendré en mente.
Él se va, Aurora hace muecas de nuevo al imitar las palabras que le habían dicho.
— Vale... Y por favor, no vuelvas a tocarme sin permiso, es incómodo.
— Uy, qué delicado. Cualquier chico estaría con las hormonas alborotadas al tenerme tan cerca. —dice entre risas.— Por nada soy una rompecorazones en mi escuela, cada 3 de 5 chicos se me confiesan estando allí y como le soy fiel a...
La sonrisa de Aurora se borra. Tobey no dice nada por esperar a que acabara su oración, sólo ve cómo la rosada empieza a lagrimear.
— Ya que estamos a solas... Tobías, ¿tú crees que es justo lo que mi padre y Shadow me han hecho? —pregunta limpiando sus lágrimas.— ¿Está mal que me duela y que todos creen que me lo merezco? ¿Es válido que ellos sean felices a base de mi dolor?
El erizo de vetas violetas agacha la mirada, pensando en posibles respuestas. Eligiendo alguna que no suene cruel, siendo algo complicado sin el contexto suficiente a lo que se refiere. Aurora nota la confusión de éste, ni sabe bien si él está al tanto de la situación o es sólo un inquilino más de la casa.
— No lo sé, diciéndolo de esa manera si suena que es bastante cruel de parte de mi padre contigo... —toma asiento en el sofá más cercano, viendo al suelo.— No sé mucho al respecto, tampoco soy alguien bueno para opinar en situaciones como éstas...
Aurora se sienta también, la verdad sentía la necesidad de hablar con alguien y que la escuchen en ese momento. ¿Quién mejor que alguien que es neutral en ese sitio?
— Lo más sano para todos ustedes, era hablar de las cosas que hacer, es usar el sentido común. —agrega el mayor, tratando de tranquilizarla.— Aunque también dependiendo de qué pudo haber sucedido, para que las cosas acaben así.
— Sí... No creo que hablar me ayudará. Igual gracias por el consejo, por más inútil que sea.
— No te preocupes Aurora, es parte de las 5 etapas de cualquier duelo. —el erizo ojiámbar le da palmadas en sus rodillas.— Ya verás, aún eres muy joven y tienes mucho por vivir. Por un amor fallido de la juventud, no te arruine el futuro y amargue la vida.
— Lo dudo mucho...
Aurora siente una de las yemas de los dedos de él, limpiando una de sus lágrimas. Algo apenada, mira hacia otro lado. A ella le gustaría poder hacer las cosas, resolver la situación con palabras es sencillo; pero llevarlas a la vida real, no lo es tanto. Muerde sus labios, ahogando sus penas a través de beber aquel café. Al quedar vacía, Tobías tomó la taza en mano.
— Soy una bebé llorona...
— No te sientas mal por querer llorar, el proceso de sanar es de lo más duro.
— Gracias... —responde a regañadientes.
— Si necesitas ayuda o te sientes mal, ya sabes con quien acudir. Como viviremos bajo el mismo techo, me gustaría que tengamos esa clase de amistad. —poniéndose de pie, esta vez le regala una sonrisa más tranquila.
— Muchas gracias, Tobías. Lo tendré en cuenta.
Aurora guía su vista hacia otro lado, no sabe reaccionar a ese comentario sin estar avergonzada. Tobías se acerca nuevamente, esta vez para ofrecer la taza con leche de chocolate, ella acepta con amabilidad la bebida. Las mejillas de Aurora se ponen de un ligero tono rojizo, diciéndose en la mente que la taza que le dio era muy linda. Tenía decoración de pequeñas rosas, hasta unas pequeñas estrellas con corazones.
— Y eso sí, no sigas con esas insinuaciones sexuales. Me da miedo que confundas las cosas. —adjunta Tobías.
Aurora se muerde la lengua, por entender a lo que se refiere. Él se va hacia el cuarto de los huéspedes, dejando en la sala a la pelirosa, sola momentáneamente. Nuestra protagonista queda con la espalda apoyada contra una pared, viendo la puerta principal y las demás puertas del primer piso, tratando de analizar.
— Eres muy joven para tener en cuenta ese tipo de conocimientos en la cabeza, capaz que alguien mayor podría y quiera manipularte ante tu vulnerabilidad. —dijo el erizo autista.
Tobías vuelve a aparecer cerca de Aurora, esta vez sacando los uniformes escolares de los jóvenes de la casa. Su comentario no era malicioso; pero aún así, para Aurora era más personal de lo que él sabría.
— S-Sí... Tienes razón, debo tener más cuidado.
— No es nada.
— Sí...
— Te dejo un rato en paz, tengo que planchar el uniforme de las chicas. —Tobías se pone un delantal.— ¡Como amo los domingos de planchados!
El veteado se va hacia el segundo piso, dejando a nuestra querida Aurora sola una vez más. Ahora ya no se ve tan feliz, mirando de reojo su bebida.
— Supongo que él debe de saber cosas que necesito.
La palabra "manipulación" quedó como espina en su mente. Recordando poco, al estar tomando asiento y bebiendo.
— Un momento... ¿Ha dicho "su padre"?
Aurora ahora tiene otras preguntas qué hacer, retomando las cartas. Leyendo que el nombre que acompaña el apellido común con Tobías, es un tal Jonathan.
— Quizás ese tipo se confundió... Tal vez debería preguntarle después cómo es su asiento familiar. Ya que lo más probable, es que nos topemos muy seguido por aquí.
Deja los papeles en su lugar, regresando al sillón. Prende el televisor y cambia los canales con el control, analizando de nuevo.
— Diablos, debo dejar de hablar conmigo misma. Parezco loca.
— ( ... ) —
Aurora quedó viendo algunas películas, comiendo palomitas y algo de helado. Sentía todavía un hueco enorme en su pecho, tratando de llenarlo de una u otra manera. Entre sollozos al ver la escena en que los protagonistas, dicha película se dan un beso antes de separarse por la distancia y acabar la misma. Un final agridulce, ya que pese a ser un final abierto, le gustaba pensar que después se reencuentran para consumar su amor con libertad.
— Habría preferido una dramática separación o que Shadow muriera, antes que todo este lío... —suspiró.
Su triste ambiente se interrumpe con el ruido de la aspiradora, ella cubre sus orejas con los cojines del sofá. Ni siquiera podía tener un momento tranquilo a solas para sentirse mal.
— ¡Apaga eso, Tobías! ¡No me dejas oír nada!
— ¡Perdón!
En eso escucha otro fuerte ruido, esta vez desde el exterior de la entrada, ella lo reconoce como para dejar el cojín de lado. Una motocicleta se había estacionado cerca de la casa, por la ventana ella pudo confirmar que era Shadow. El moreno bajó y de su chaqueta metió un par de llaves.
— Es él...
Ella se esconde detrás de la pared, evitando mirar entrar al antes mencionado. Guardaba silencio para no llamar su atención, Tobey salió de su alcoba con unas cajas en mano.
— Ya que estás aquí Aurora, ¿te gustaría jugar conmigo al ajedrez...?
"¡Maldito idiota! ¡No quería que supiera que estoy aquí!" pensó furiosa y quedando petrificada por la silueta de Shadow. Está tan cerca, a la vez que lo siente tan distante.
— ¿Aurora? —Shadow repitió, un tanto confundido.
Su corazón aceleró, no creía que escuchar a Shadow pronunciar su nombre me afectaría tanto. Su mano se coloca cerca de su corazón, por más molesta que esté, no podía mentirse: ella todavía lo ama, su corazón quiere únicamente a ese erizo. La silueta sensual hace que por poco se desmaye.
— Bienvenido a casa, padre. —él saluda un tanto serio.
— Hijo, gracias.
Aurora parece estar en un trance, no puede creer que Tobías se refirió a Shadow como su padre. También que desconocía esa faceta de su ex-novio, sólo en sus sueños se lo imaginó como la figura paterna para sus futuros hijos.
— No soy Aurora, soy Tobías.
— Mi Tobaby, ¿qué tal todo? ¿Te gusta que tu familia haya crecido?
Shadow percatando la frialdad del otro, había torcido el cuello y encontrado la mirada sin vida de Tobías. Aurora sonríe al ver que sus pensamientos han influenciado un poco, sin querer, en él al ver a su supuesto padre.
— ¿Dónde están todos? ¿Por qué te dejaron solo?
— Tranquilo padre, se fueron a una cancha deportiva o algo así con el señor Sonic. —responde, un tanto fastidiado.— Yo no quise ir y tampoco estoy solo, estoy con la señorita Aurora.
— ¿Aurora?
— Si, ese es su nombre.
— ¿Aurora ya está aquí?
— Sí.
La ojiesmeralda trata de calmarse, no lo lograba entender. Sentía un odio profundo y a la vez felicidad al escuchar a Shadow decir su nombre y el querer saber de su paradero.
— ¿Ha sucedido algo, hijo? No me abrazaste como acostumbras a hacer al recibirme. —el azabache inquiere, dejando la chaqueta en el perchero.
— No me siento cómodo hablando contigo en estos momentos, eso es todo.
— Entiendo, ¿sigues molesto porque no te traje el dinosaurio de mi último viaje? —el moreno supone.— Lo siento mucho, Tobías. Con tantas cosas en la cabeza, no me dio tiempo.
— No es por eso, padre.
Ella se da cuenta de que eso le dolió a la forma de vida suprema, por más reservado que sea, ella lo conoce bien y sabe cuando algo lo ha herido.
— Creo que lo mejor es que te vayas —le dijo firme a Shadow.
— ¿A qué viene todo esto?
— Sabe que no me meto en asuntos que no me incumben. Soy neutral varias veces, pero esta vez me siento mal diciéndole la palabra a usted. —Tobey responde.— Ni con mi propio padre me siento seguro, confiaba en usted y ahora veo que no es tan bueno como creía. También que no le preguntaba muchas cosas, para evitar ser fastidioso...
Los otros dos erizos están sorprendidos, sobre todo Shadow. Aurora y Shadow cruzaron sus miradas accidentalmente, en la puerta, la única que estuvo como obstáculo. Al verse de pies a cabeza, los recuerdos abrumaron a la joven Rose y estuvo a punto de quebrarse. En ese momento, percatándose de la tensa situación, Tobías se interpuso entre los dos. Su caparazón fue más frágil, unas cuantas lágrimas escapan de los ojos de Aurora, el erizo de ojos dorados, la envolvió en un abrazo protector.
— Jugaste con el corazón de una pobre chica, le fue infiel con su propio padre y la obligan a estar en un lugar que la lastima. Le incómoda estar con nosotros y yo no puedo estar tranquilo sabiendo eso. —argumentó Tobías.
Por parte de la protagonista, su corazón tuvo una guerra puntada. Su aliento se escapa, mordiendo sus labios. Escucha los latidos de Tobías, tan calmados y al girar un poco su cabeza, una vez más su mirada se entrelaza con la de un adolorido Shadow. Éste quiso decir algo; pero las palabras no salían, Aurora termina sollozando desconsolada, apoyando su rostro contra el pecho de aquel muchacho.
— Ya pasó, tranquila Aurora. ¿Y usted? —susurró, acariciando su cabeza hacia la espalda.— ¿Usted tiene la consciencia tranquila?
Tobías dijo lo que pensaba, sin la necesidad de habérselo pedido. Una pequeña sonrisa se dibuja en el rostro de la eriza color rosa, ver a Shadow devastado por esas palabras. Aunque eso si, no podía evitar soltar lágrimas de dolor. Ahora el que queda solo en la sala es Shadow, impactado por lo que oyó y viendo a su hijo yéndose con su ex-novia tras aquella puerta, bajando la mirada y se retiró hacia su recámara.
— ( ... ) —
En un parque cercano, Tobías y Aurora se encuentran en los columpios de la área de juegos. Una vez más calmada, Aurora le agradeció por estar siempre ahí. Tobías miró sus ojos hinchados con dulzura. Le dedicaría todo el tiempo que necesitara para sanar. Han estado callados desde que salieron, por parte de Aurora seria y él alegre, como si no hubiera hecho o dicho algo.
— ¿Por qué le dijiste esas cosas a Shadow? —rompiendo el silencio.— Yo planeaba decirle las cosas por mi propia cuenta, no tenías derecho a meterte donde no te llaman.
— Lo siento.
— Pensé que si lo volvía a ver, tendría el valor de reclamarle por todo como aquel día en el hospital... —Aurora agacha sus orejas, al igual que su mirada.— Quería gritarle lo horrible que era, expulsar todo este caos dentro de mí; pero... Me congelé, no tuve valor de hacerlo otra vez. Su mirada me hipnotizó, casi cayendo de rodillas por él.
— Lo sé, por eso sólo pensé que las cosas no acabarían tan bien y habría otro escándalo de por medio. —responde en corto, deteniéndose y metiendo manos en los bolsillos.— Te vi muy mal cuando él llegó, así que por miedo a que salieras lastimada, te saqué para que te distraigas un rato.
— Aww, te preocupes por mí pese a que somos un par de desconocidos y te he tratado de la patada desde que llegué aquí. —dijo un poco de sarcasmo.
— Haría cualquier cosa por verte ser feliz de nuevo, Aurora. —Tobey dice, dando palmadas a la mencionada. — Aunque también quiero a mi padre, no permitiré que te haga daño.
La cara de Aurora se pone más roja que un tomate, hasta algo de ardor que la confunde. Nuestra protagonista está perdida en sus pensamientos, procesa las palabras de aquel muchacho y las revelaciones de hace unos instantes.
— Sí Aurora, quise aplicar algo de empatía contigo. De todos en casa desde que vinieron, eres la más infeliz. —agrega el peliazul.— Tus hermanos estaban igual el día que llegaron, pero rápido se integraron al ambiente.
— Cierto... Con ellos es así porque ninguno de los dos jugaron con sus sentimientos.
La eriza color rosa observa que el erizo, éste saca una cartera con algunos billetes, levantándola a unos puestos de la plaza al acabar de contar. Aurora no conocía mucho aquel lugar, esa zona de la ciudad no la había explorado.
— Oye, Tobey...
— Dime.
Aurora niega con la cabeza, riendo algo nerviosa. Tobías entrelaza sus codos, lo que provoca el aumentó de rubor a la hija mayor de Amy.
— Olvídalo, es una tontería.
— Te escucho.
Están cerca de una fuente, Aurora corta la unión al ver a gente pasar. Juguetea con nerviosismo sus dedos, viendo hacia ambos lados.
— ¿Quién es tu padre?
— Te había dicho que soy huérfano, Aurora... —viendo hacia otro lado.
— Lo sé Tobey, pero con las cartas y fotografías que vi antes... —Aurora agita sus manos, es un lío formular las palabras correctas.— Me siento todavía confundida. Le dijiste a Shadow "padre", pero en unas cartas compartes apellido con un tal Jonathan.
— Oh, es sobre eso...
— Sí, ¿cómo está todo eso? Perdón si soy algo curiosa, me ha llamado la atención entenderlo.
— Bueno, fui adoptado tiempo atrás por alguien llamado Jonathan y me dejó su apellido. —contesta Tobías.— Pero él falleció en un accidente, así que después me adoptó el señor Shadow.
— Oh... Lo lamento mucho, no tenía idea.
Aurora agacha la cabeza, sintiendo un nudo en su garganta al abrir la puerta a una vieja herida sin querer. Ella le da unas palmadas de consolación a Tobías, acariciando su espalda y pegando su rostro, queriendo dar un sincero abrazo.
— Lamento que hayas perdido a tu padre, Tobías.
— Estaba muy pequeño, están algo confusas las imágenes de mi mente. Por lo mismo, ni siquiera recuerdo cómo era él si no son por las fotos que me dieron. —respondió acariciando su propia frente.
— ¿No estás triste?
— Siempre lo estoy, pero estar triste no es bueno para mí.
— Entonces estamos en la misma sintonía, ¿eh?
Tobías le hace una señal rara de manos, seguido de irse para traerle un par de helados napolitanos. Acepta el regalo con amabilidad, lamiendo sin tantas ganas y uniendo algunos cabos sueltos. Le parece triste que Tobías no quiera llorar al recordará su difunto padre, algo que no le parece sano. Tampoco quiso indagar demasiado, ya que es probable que le abra una vieja herida.
— Acaso... ¿Acaso tú me has traído a una cita sorpresa? —pregunta, tratando de cambiar el rumbo de la conversación.
— ¿Qué?
Aurora jugueteaba con los rizos de sus púas, moviendo sus cejas en un tono coqueto. El erizo se pone pálido, cosa que le causa gracia a ella.
— Eres todo un galán, Tobey. No sabía que eras ese tipo de muchacho.
— Para nada. Esto es incómodo.
— Mira, no me lo tomes a mal. Me has caído muy bien y agradezco que seas tan considerado conmigo... —entrelaza sus manos, posando su barbilla sobre ellas.— Pero no estoy en estos momentos para citas o pensar en buscarme a otro novio.
Aurora le da palmadas en su hombro, limpiando con un dedo suyo los labios ajenos. El erizo de ojos dorados se mueve a la dirección opuesta de la protagonista, el nerviosismo lo invade. Sin que ella lo sepa, Aurora asume que esa actitud es porque a él le gusta.
— Sé que soy una chica muy atractiva y tú un enfermito mental, pero no creo que sea muy bueno de parte tuya que me pretendas. Aún más sabiendo que soy la ex de tu padre.
— Aurora, debes dejar de pensar que cualquier varón que sea amable contigo quiere tener coito contigo. —la baja de su nube, eso molesta al erizo mayor.
— ¿Entonces lo admites?
— No, soy mayor que tú. Esto no es una cita, sólo te he sacado para que tomes algo de aire fresco. —afirma con una tonalidad seria.
— ¿No? Pero mi mamá me dijo... —ladea su cabeza.
— No, no conozco a tu madre y no quiero saber con qué ideales te crió. Yo no gano ni quiero ganar nada contigo, soy amable porque me ha nacido serlo y no espero que sea recíproco. —explica.— Estoy siendo simplemente amable, no necesitas romperte la cabeza tanto por ello.
— ¿Cuántos años tienes? Quizás la diferencia no sea demasiada y te pueda dar una oportunidad.
— Aurora.
— ¿Seguro? No te culparía si yo te gustara. —cruza una pierna sobre la otra.
— Señorita Aurora, recuerde que tengo a mi novia y yo la quiero muchísimo. —cerró sus ojos, moviendo a un lado.— Por favor, respétame como yo te respeto.
— Pero tú eres quien me falta el respeto al rechazarme.
— ¿Qué? ¿Cómo? No entiendo.
— Cierto, cierto. Sasha... —se acerca más a él, tocando sus piernas.— No querría que Sasha piensa mal de nosotros. Le partiría el corazón si supiera que su hermanita y su novio andan sobrepasando la línea prohibida.
— ¿Sasha?
Tobías se aparta con brusquedad, haciendo caer a Aurora a un costado suyo cuando intentó robarle un beso.
— Ya entiendo... ¿Actúas así conmigo porque piensas que Sasha y yo somos pareja? No Aurora, eso no es bueno.
— ¡Ey idiota, ¿pero qué te pasa?! —fúrica grita desde el suelo.
— Creo que empiezo a ver porqué fue tan difícil hablar y acabaron con lo que hicieron... —empieza a alejarse.— Con alguien como tú, cualquier acción acaba con tu desprecio.
Aurora se queda bocabajo, alzando su rostro para ver hacia el horizonte por donde la figura de Tobías se iba alejando.
— Sasha y yo somos sólo amigos, pero por más amable que sea contigo, tengo un límite.
— ¡Yo también tenía mi límite y mira, estoy sufriendo todavía!
El erizo bicolor se acerca de nuevo, por más molesto que estaba, no era del tipo que deja de preocuparse por los demás. Aurora golpea sus puños contra el suelo, entre lágrimas que brotan.
— ¿Cómo quieren que esté bien después de todo? ¿Y esta sensación de vacío que ha quedado en mi pecho? Yo lo amaba, yo le creía con los ojos cerrados... —arrodillada, arquea su espalda mientras niega con la cabeza.— Él se metió en mi mente, en mi vida, las rompió y se fue con otro. Es tan injusto, ¿por qué quien más ama siempre acaba perdiendo? Porque todo se lo di y con su desprecio, destruyó mi dignidad.
Le ofrece la mano para ayudarla, la pelirosa duda un poco en aceptar.
— Sé que estás pasando por algo abrumador y cambios fuertes en tu entorno; pero eso no te da el derecho a estar tratando mal a quienes no te hemos hecho nada, en general.
La hija de Sonic ahora se pone de pie gracias a la ayuda, colocándose de nuevo en la banca. El erizo saca su cartera para mostrar una curita con decoración de Chaos.
— A ver, ¿no te salió sangre por la caída? Hay que limpiar antes de ponerlo.
— Estoy bien, físicamente hablando. —aclaró jugando con su púa.— Gracias por tenerme paciencia. Ahora si prometo no fastidiarte tanto, tanto.
— Tienes suerte de que soy alguien muy tranquilo y tolerante.
— Ya que has visto mi lado oscuro... Ahora tú me debes de mostrar un secreto que tengas.
— ¿Qué?
— Ya sabes, eres demasiado "perfecto".
— ¿Cómo?
— No es por desconfianza, sólo que es raro para mí que seas muy correcto.
— Aurora...
— Por fis, sé honesto conmigo. Será nuestro secreto, prometo no decirle nada a nadie.
— Aurora...
— Sí, a nadie le he dicho sobre tu relación incestuosa con Sasha. —le da un guiño con su ojo.
— Sasha no es mi hermana ni mi novia...
— Bueno, entonces sabiendo que ella comparte mi sangre... —medita, rozando su dedo en sus labios.— No tengas miedo de enamorarte de mí, porque tú y yo no somos nada.
— Aurora...
— Sí, ya que tampoco es que Shadow y mi padre ya estén legalmente juntos. No hay nada que nos haga hermanastros, tienes oportunidades de ligarme si te lo propones. —señala hacia la nariz de éste.
— Si te digo mi "secreto", ¿me dejarás de insistir en eso?
La pelirosada acerca peligrosamente a su rostro, Tobías entre cierra sus ojos, sabiendo que eso era un " sí". Negando un poco la cabeza, al final le muestra a Aurora que en su otro bolsillo tenía una caja de cigarros.
— Uy, sabía que no eras un chico del todo bueno y perfecto. —rié entre dientes.
— No fumo seguido, sólo cuando estoy en este lado del parque a solas... —ocultando la caja, aún así se puso a prender uno y a inhalar.— Bueno, eso era así hasta que lo supiste.
— Ahora sé que eres un chico malo cuando nadie te ve, ja, ja. No eres el chico "perfecto" que todos creen.
— Mis únicos pecados son fumar y querer a mi novia, entonces si para ti eso es ser malo... —exhala, seguido mover su mano para alejar el humo de ella.
— Sasha tiene a un chico malo de novio.
— ¡No es mi novia, Aurora!
— Sí, ajá. He visto como se dan besitos.
— Besar a alguien en el cachete o frente no es siempre por ese tipo de amor, Aurora.
— Sí, claro. Es muy normal lo que ustedes dos hacen.
Tobías apoya su espalda contra un poste de luz, viendo como Aurora brinca de lado a lado. La joven Rose sigue insistiendo en su supuesta relación con Sasha o si él tiene sentimientos hacia ella, prestando su atención a una parte donde mucha gente se está dirigiendo.
—Si quieres puedes ir a la pista de patinaje que está adelante, no quiero que te expongas al humo.
— ¿¡Una pista de patinaje?! —da un brinco sobre él, jalando el cuello de su camisa.
— Sí.
— La verdad, no gracias. No soy muy fan de usar patines.
— Será divertido.
— Bueno, ya que tú me trajiste hasta aquí y te debo una.
Aurora se lleva a jalones y empujones al erizo para ver dicho lugar, hasta haciendo que el cigarro se le cayera. Los ojos de Aurora brillan, hay demasiados pétalos cayendo por todos lados al igual que burbujas que hacían los niños del parque.
— Bueno, por lo menos está animada que antes... —Tobías dijo en su mente, moviendo sus hombros.
— ( ... ) —
Tobías trajo un poco de agua para la protagonista, quien tras tanto movimiento de aquí y por allá se sentía agotada. No era muy buena para patinar; pero aún así disfrutó de ello. Insistía varias veces en que se uniera a ella en la pista, ya que había muchas parejas en el lugar. Al final de que lo logra convencer, no paraba de reír al ver que él también iba tropezando y caía, más veces que ella.
— ¡Ja, ja, ja! ¡Tus piernas parecen gelatinas! —exclama Aurora entre carcajadas.
— Nunca he sido bueno con los pies. —el erizo tambaleando y chocando con una esquina de la pista.— ¿Cómo hiciste para convencerme de hacer esto?
— Tengo mis propios encantos femeninos. —muestra una sonrisa larga.— Además, de que no dejarías a una pobre chica como yo andar triste y solita por su propia cuenta.
— Buen punto.
— Eres tan caballeroso~ —abrazando su brazo.
— No hay de qué, para eso están los hermanos...
— Que envidia siento por Sasha ahora mismo. —sus manos posan sus mejillas, resoplando mientras interrumpe.— Tiene a un chico tan guapo y amable como tú que la ha de tratar tan bonito, no todos los días encuentras a hombres así.
— Que Sasha y yo no somos novios, entiende.
— No te creo.
Aurora pisa mal, abriéndose casi de piernas por el deslizamiento. Su cabeza es amortiguada por el pecho de Tobías, él se colocó delante suyo lo más rápido que pudo. Aurora sólo ríe, su corazón volvió a tener un acelerón extraño que le da vergüenza reconocer.
— Es un caso perdido hacerte entender, ¿no?
— Cuidado con lo que dices. —da un puchero.
— ¡Miren allá! ¿No es esa Aurora?
La susodicha tuerce el cuello, viendo que algunas compañeras de su salón estaban cerca. Entre ellas KB y Olivier, jalando sus púas. Parece que su mandíbula podría caerse por lo abierta que le ha dejado, entrando en pánico.
— ¿Y ese chico que abraza tanto? ¿Acaso es un nuevo novio? —Olivier cuestiona.— Oh my~! ¡Escándalo!
Aurora trata de ocultarse al ver que las chicas vienen hacia ella, trata de huir al cubrirse con el pañuelo de Tobías. Se la quitó sin permiso, tratando de ocultar su cabeza. Una vez KB y Olivier se acercan, Aurora suda rápido para que no la descubran.
— Se parece demasiado a Aurora...
— ¡S-Se equivocan, muchachillas! Yo no ser ninguna Aurora, yo llamarme Aurelia Casillas. ¡Sí, señor! —Aurora finge un timbre de voz más grave.
— Bueno, por un momento pensé que nuestra amiga estaba siendo infiel.
— Aurora tiene menos pecho que esta chica, Olivier. Fíjate bien. —KB dice.
— ¿¡Qué?! ¿¡"Menos pecho"?! —Aurora se chicaroja de ira.
El par de amigas ven con los ojos entre cerrados, analizando a la protagonista. "Aurelia" sonríe de oreja a oreja, seguido de darle un abrazo a Tobías. Ésta ríe bajo, tratando de fingir no molestarse por ese comentario.
— ¿Verdad, amor?
— No soy tu novio, Aur-...
La eriza color rosado mete a la boca de Tobías un tamal, interrumpiendo a éste. Kendall y Olivier alzan una ceja, dudando todavía por el gran parecido.
— Qué coincidencia, a nuestra amiga Aurora le encantan los tamales.
— ¡Corre...! —grita tras tirarle uno de sus patines a las chicas.
En ese momento, el mayor entra en pánico al escuchar el quejido de Kendall, sacando rápido a Aurora del lugar. Olivier se puso a atender a su amigas que cayó de espaldas por el impacto.
— ¡Oye animal, te mataré! ¡Nadie golpea a mis amigas! ¡Seas quien seas, te encontraré! —exclamó la rubia.
— ¡Ey, bájame!
— ¡No es hora de pelear, es hora de correr!
Ambos huyen tras una pequeña multitud que los persigue, por la agresiva actitud de la joven Rose. Aurora sólo se reía mientras Tobías se preocupaba de la situación, esquivando más cosas que les lanzaban, junto a los gritos de las chicas que querían golpearla.
— ( ... ) —
Ambos erizos caminan por un puente basculante, viendo el atardecer juntos con otros mobians que pasaban por el lugar. Tobey compró en un puesto ambulante algunos tamales de pollo y vasos con atole de tamarindo y de fresa.
— Ha sido una cita muy agradable, la verdad. —la rosada extiende sus brazos hacia el cielo, con un pequeño bostezo.— Estar contigo no fue tan tedioso como creía. Perdón por ser tan pesada contigo.
— Me alegra, aunque repito, no es una cita. Es un paseo.
— Claro, claro~
— No es una cita.
— Muchas gracias por la "no cita", Tobías.
Entre comían y hacen muecas por el picante de la comida, Aurora no dejaba de apreciar las varias siluetas de parejas que caminaban alrededor. Soltando suspiros de desamor al viento, aunque su agonía no es tan dolorosa con la compañía de aquel muchacho de ojos dorados.
— En estos mismos momentos desearía que él estuviera aquí conmigo... —tocando sus labios.— Para abrazarme y darme uno de sus intoxicables besos. Sólo él lograba desvanecer todo rastro de soledad.
— Amabas tanto a mi padre, ¿no es así?
El veteado corta distancia entre ambos, colocando su brazo izquierdo detrás de su cintura. Queriendo consolar la chica que parecía romper el llanto. Aurora fija su visión en la bebida, poniendo su cabeza en el hombro de éste.
— Ni te imaginas cuánto, Tobías. Tanto esfuerzo que hice para tenerlo en mis brazos, ignorando las malas lenguas sobre que lo nuestro es un amor prohibido y obsceno desde años... —la pelirosada alargaba, hundiendo su rostro en el pecho de Tobías.— Tantos años con un amor platónico, que cuando parecía ser posible ser realidad, fui la eriza más feliz de todas cuando él me amaba.
Sin querer se volvió a desahogar con él, apartándose rápido. Con esas palabras, fue suficiente para desahogarse por el momento. Tobías no se opone en ninguna manera, está allí para consolarla al querer entender su dolor.
— O por lo menos, cuando creía que era así... Todos se reían de mi cara al interesarme en alguien como él, que debía estar con chicos de mi edad.
Ella tenía sus manos juntas, sintiendo la mano de Tobías sostener las suyas. Su pulgar acaricia con suavidad la parte superior, provocando una vez más el sonrojo de la joven Rose.
— Perdón, lo volví a hacer... Seguro que piensas que soy una dramática, una patética chica que llora por un tipo que no le corresponde. —agrega apenada.
— Está bien, no me está molestando que seas sincera con tus sentimientos. Si necesitas hablar de ello, hazlo. —el veteado contradice su inseguridad.— Eres libre de hacerlo. Me quedaré calladito mientras hablas de corazón a corazón, sin juzgar hasta que acabes.
Limpia sus lágrimas con su pulgar derecho, cepillando sus dedos por sus púas. Aurora está agradecida por su compresión, estaba feliz por la pequeña chispa de apoyo que le brinda alguien que no sean sus hermanos, que le echen la culpa a ella por exagerada o que le intente buscar una justificación las acciones a Sonic y Shadow. Aurora le empezó a contar sobre los eventos que vistos en el primer capítulo, en cómo mostraba su fuerte emoción de rechazo a creer la situación. Al haber estado en el primer día de abril, pensó que todo trataba de una pésima broma pesada; pero por los días que pasaron y el asunto delicado de Amy en el hospital, la esperanza de que todo sea un malentendido se esfumó. La manera en que no comprendía en qué momento Sonic y Shadow pasaron de querer matarse delante de ella, a estar comiéndose a besos cada vez que pueden.
— Es cierto que últimamente llegué a tener sospechas de que mis padres han discutido a escondidas, que era algo normal en cualquier relación y que no eran como el resto... —la de piel color melocotón dijo, apretando sus puños.— Pero siguen siendo mis papás y no quiero que se separaren. Mucho menos si se trata de que mi padre quiera su libertad para estar con Shadow, con quien se supone es mi novio.
Aún le cuesta asimilarlo, tiene sus conflictos internos y que no planea establecer algún vínculo cercano al ambiente familiar, donde la han metido con calzador. Ésta expresaba su intenso dolor por el infortunio, culpando a la llegada de Sasha en su vida como el último clavo en el ataúd. Aún se siente fuera de lugar en esa casa, no sabe qué hacer y cómo logrará sobrellevar todo, se siente traicionada y obligada a sonreír ante una situación que ha dejado frágil emocionalmente. Aunque se esfuerza, no puede dejar de llorar por lo más mínimo y que la culpa la invade, se reprocha a sí misma por ser tan ingenua en no haber visto las señales.
— Aún si te lo dijeran con una sonrisa, el tema del divorcio es fuerte.
Tobey habla tras unos minutos de silencio por parte de la eriza, al ver que ésta se iba tranquilizando.
— Si te soy sincero, por más que quiero a mi padre... Tampoco estoy de acuerdo respecto a su relación con el señor Sonic.
— ¿En serio? ¿Tu también?
La eriza se coloca encima del moreno, viéndole directamente a los ojos. Sus pupilas brillaban con una sonrisa inmensa.
— ¡¿Y por qué no lo dijiste antes?! ¡Ya sé, hay que hacer una tregua! ¡Debiste ser más claro con lo que pensabas! —sacude al erizo de sus hombros.— ¡Hay que buscar la manera de separarlos y evitar su locura! ¡Unidos podremos lograrlo!
— ¡Oye, oye! Bájale unas rayitas a tu intensidad, Aurora. —aparta a la mencionada de él.— Sí, estoy un tanto en contra en lo de ellos; pero no es por ser homofóbico.
— ¿Por qué entonces? Explícate.
Aurora se quita de encima, viendo con más calma al mayor. Le entró la curiosidad.
— Es más por algo del pasado que hubo entre ellos. Yo deseo su felicidad como cualquier hijo quisiera, pero me da miedo que se repita...
— ¿"Pa-Pasado"? ¿"Repita"?
— ¿Sabes? Mejor con quien deberías hablar es con ellos, no conmigo. Entre más se eviten, el daño crece y los pudre por dentro a todos. Como una cadena de amargura que no acabará hasta que alguien la rompa. —éste comenta, sujetando su mano.
— Pero...
— Desde mi punto de vista y como consejo de vida, tómalo o déjalo, lo mejor y más sano es que tus padres se separen y hagan sus vidas apartados. —ajunta el moreno.— Puede sonar hasta algo contradictorio; pero no importa por más que me pongo a analizar, todos salen perdiendo estén juntos o separados. Todos van a sufrir sin importar qué se haga o se diga.
— ¿¡Éh?! ¡No quiero, si lo hacen yo me muero! —exclamó llena de furia, poniéndose de pie.— ¡No quiero que mi padre sea libre y pueda casar con Shadow! ¡No señor, me mato si eso pasa!
— ¿Preferirías verlos todos los días juntos sabiendo que son infelices?¿Realmente esperas que Shadow vuelva contigo, sabiendo que él no te quiere de la misma manera? ¿Crees que todo volverá a ser como antes, si hacen como que nada sucedió?
Esas preguntas hacen agachar la cabeza de la pelirosa, abrazándose a ella misma entre murmullos para repitiéndose "no quiero ni pensar en eso...".
— Dímelo Aurora, ¿estarías tú también tranquila sabiendo que tus padres están juntos por un capricho?
No respondió, no lograba encontrar palabras en contra.
— Lamento demasiado si parezco rudo y por lo que hicieron nuestros padres...—los nervios lo invaden.— No quiero hacerte creer que tus sentimientos no importan, de hecho, que te sientas mal es muy válido; pero, pero...
Aurora lo calla colocando su mano en su boca, Tobías también se la cubre a ella. Así quedando ambos en un estado de enmudecimiento. Intercambiando miradas y esquivando, hasta que ella es quien baja la mano primero.
— No quiero ni pensar en eso...
— Aurora... —jadea.
— No quiero pensar en eso nunca más, Tobías.
Empezando a enfriar un poco el ambiente, saliendo un poco de vapor de la boca de ella por ésto último que dijo. Antes de poder decir algo, empezó una llovizna, el erizo mayor le da su chaleco a la joven para que no se resfríe mientras comían.
— Espero que por lo menos si estoy contigo, se disminuya aunque sea un poco ese sentimiento de soledad.
— Muchas gracias, Tobey.
— El futuro es todavía desconocido, nunca se sabe qué podría ocurrir. Bien o mal, ¿qué más se puede hacer? Avanzar. —agregó a la oración, sonriendo un poco.
— Sin nada de esto, posiblemente en estos momentos estaría todavía en mi cuarto ahogándome en mis propias lágrimas o muerta. —habló en voz alta.
— Me alegra saber que he hecho algo útil.
— Gracias.
— Por ahora, nuestras vidas se han unido y han formado una fraternidad.
Ella levanta una ceja, confundida.
— ¿Fraternidad?
— Sí, fraternidad. Con o sin matrimonio entre nuestros padres, puedes contar conmigo como un amigo.
— ¿En serio?
— Sí, como te he dicho antes. Si te sientes mal, sola o confundida, un sitio seguro para ser escuchada, puedes buscarme. —Tobías replica, refrescando la memoria a la protagonista.— Pasaremos más tiempo juntos, queramos o no. Así que me gustaría que tengamos esa clase de amistad.
— Amistad... —repite en voz baja.
— Sí, amigos.
Las mejillas de la joven se tiñen de un color rojizo, sonriendo de lado por el comentario. Sus ojos brillan más, ahora porque ve pasar a un vendedor de globos y peluches pasó a un costado.
— ¡Se ve tan precioso! Pero olvidé mi bolso...
Aurora quería un peluche de Kuromi que le encantó a primera vista, haciendo ojos de cachorro al bicolor.
— ¿Puedes? Te prometo pagar luego toda tu ayuda.
— Así está bien, tómalo como un regalo de compensación.
— ¡Gracias, gracias, gracias!
Daba brincos y corría hacia la multitud, el erizo de ojos dorados se acercaba mientras su mirada se centraba al cielo.
— Me gustaría que estuvieras aquí también, Twilight. —musita Tobías.
— ( ... ) —
Aurora en verdad se encontraba emocionada, había pasado un agradable rato más. Veía como se ocultaba el Sol, los tonos del cielo que le encantaron. Percibía un olor fuerte, era del cigarro que Tobías estaba fumando otra vez. Por algo ella recordó que dicho aroma no le molesta, porque justo ese olor estuvo presente el día en que recibió su primer beso con Shadow. Ahora recordó su último con él, que también tenía ese característico olor a tabaco. Ahora ese recuerdo le es tan lejano, amargo y triste, entre lágrimas que el viento de primavera se llevaba y fundían en el agua. Rápido sacude su cabeza, tratando de convencerse en no derramar más lágrimas, por cada cosa que le recuerde a Shadow.
— Ya es algo tarde, deberíamos volver a casa. Seguro todos están preocupados por ti.
El erizo cobalto rompe los pensamientos ajenos, tocando su hombro con la mano en donde tenía su reloj. La de piel melocotón estaba en una especie de trance, el veteado tira al suelo y pisa la colilla del cigarrillo. Aurora a parta la mirada, rumbo al del atardecer. Se percata del reflejo de colores se funden en los ojos de Tobías.
— Tienes razón... Hay que volver, no quiero darle otro susto a mis pobres hermanos.
Un poco decaída, Aurora toma un esfuerzo para ver una última vez por hoy el cielo. Tomó la mano del ojiámbar, caminando a la dirección por donde él la guiaba de regreso a casa. Varios pensamientos vuelven a ella; sin embargo, no los dice, no quiere estar de vuelta con el círculo vicioso en que estaba cayendo. Veían como las luces aparecían y se iban por los autos que pasaban a lo lejos. Tobías se da cuenta de esto mismo.
— Aurora.
— ¿Sí?
— ¿Estás bien? A parte de lo que dijiste hace rato, ¿hay alguna otra cosa que invade tu mente? —preguntó deteniéndose en seco.
Esquiva su vista del erizo bicolor, apretando los labios y mordiendo la lengua. Sí, hay algo más está en su cabeza, algo que le avergüenza decir. Sí, había abierto un poco su caparazón con Tobías; sin embargo, todavía no lo suficiente para decir aquello.
— Está bien, si no sientes que sea el momento de hablar de "eso". Puedes quedar en silencio si así lo deseas, aquí estaré. —Tobías aclaraba.
Tobías observa a una cabizbaja Aurora, el pelaje de ésta parece mezclarse con los colores del cielo. El viento de primavera golpea el cuerpo de ambos, provocando que una vez más se vea
— En estos momentos me doy cuenta de que tu nombre es perfecto, porque eres como esa luz que hay en el cielo en cada amanecer y atardecer. —trató de hacer un cumplido, apretando sus dedos.
— ¿Disculpa?
— Aurora, tu nombre es Aurora.
— ¿Si? Lo sé, je.
— Me alegra mucho ver que tus muñecas se encuentran mejor. —cambia el tema al ver que fue inútil.
— Si, mejor cuídame o podría acabar tirándome por este puente, "accidentalmente"... —la joven Rose ríe, señalando hacia dichoso lugar.— Tengo suerte de estuvieras aquí o seguro estaría durmiendo con los peces.
— No bromees con eso, por favor. —el erizo se esponja.
— Sólo fue un chiste.
— No vuelvas a hacer un "chiste" de ese estilo, ahora ni nunca más.
— Tranquilo, viejo. No es para tanto.
Aurora se suelta a carcajadas por la reacción del mayor. Tobías no dice nada más, sólo se apega más a ella para evitar que su "broma" sea en verdad una insinuación.
— Sabía que yo te gusto... —murmura.
— Tú y yo sabemos que eso no es cierto.
— ¡Por lo menos dime si te parezco atractiva, no te cuesta nada!
— En teoría habrías llegado a ser mi madrastra, ahora eres mi hermanastra. —responde serio.
— ¡Oh, qué comentario más cruel! No puedo creer que me lo echaste en cara... ¡Fue como sí una flecha me diera justo enel pecho! —balancea su cuerpo, cubriendo su rostro.
— Perdón, perdón. No fue mi intención.
— Je, te la creíste. —le saca la lengua.
La abraza de la cintura y es él quien se pone a jalarla a ella, apresurando el paso.
— Vámonos antes de que te deje sola de verdad. Me preocupas.
— ¡Tranquilo, tranquilo! Podría ponerme a gritar.
— No lo hagas.
— ¿Me estás retando?
— No, sólo me preocupo por tu bienestar.
— Puntos para mí, te gusto. Sasha estará devastada al descubrir que soy la dueña de tu corazón. —extendiendo sus brazos al cielo.
— Debes dejar de ver tantas novelas.
— Nunca.
— ( ... ) —
Los demás integrantes de la familia estaban en casa, esperando a los faltantes. Sonic era el más preocupado, moviendo de lado a lado, su mente se hundía en malos pensamientos. Habían pasado algunas horas, los rastros de la lluvia aumenta sus nervios.
— ¡Por Dios, Shadow! ¿Por qué no los detuviste? ¿Por qué no les dijiste algo?
— No han de tardar, seguro ya están en camino.
— ¿¡Y si Aurora intentó cometer otra locura?! ¡Había olvidado que no muy lejos de aquí está una embarcación! —tirando de sus propias púas.— Seguro se habrá lanzado por el puente o alguna cosa por el estilo.
— Estarán bien, no es la primera vez que Tobey se va solo de la casa. Sabe las precauciones que necesita. —con gran tranquilidad dijo Shadow.
— ¡Dejar a esos dos solos es como un ciego guiara a otro ciego!
— Sonic, Tobías es autista, no ciego. No hagas menos a mi hijo, ¿quieres?
— ¡Pero! ¡Pero...!
En ese momento los jóvenes llegan algo empapados por una repentina lluvia, Aurora se encuentra un poco sonrojada. Sonic fue rápido a abrazarla, girando su cuerpo al elevarll.
— ¡Rory, me tenías con el Jesús en la boca! ¿Estás bien? ¿No comieron nada que les dieran los loquitos de la calle? —el cobalto revisando por todos lados.— ¿No te hiciste daño? ¿Dónde estabas? ¿Con quiénes estuviste? ¿Nadie los siguió a casa?
— Estoy bien, sólo un poco raspada de las rodillas por andar patinando.
— Menos mal Rory, me alegro muchísimo... —suspira de alivio, seguido de ver y levantar a Tobey del pecho.— ¡Y tú, señorito! ¿Cómo te atreves a llevarte a MI hija sin avisarme primero? Sabías que ella no está muy bien con sus emociones y la sacaste de casa, pudo haberse expuesto a algo.
— Mire señor Sonic, me llevé a Aurora porque sabía que aquí se iba a poner peor si la dejaba con la presencia de mi padre. —se quita la mano de encima.— La estuve cuidando, me aseguraba de que estuviera contenta y cómoda mientras estábamos afuera, lejos de ustedes que son quienes más daño le han hecho.
Los demás se quedaron desde los sofás escuchando la discusión. Shadow se mantuvo callado y de espaldas, sabía que si intervenía, acabaría peor todo entre ellos.
— Estos días desde que Aurora puso su pie en la casa, la ha pasado muy mal. No pude aguantar verla así en silencio por mucho tiempo. Estas horas la vi más llena de vida que estando aquí con usted cerca. —el pelioscuro pega a la mencionada a su costado.
— Tobey, no creo que deberías meterte... —Sasha alza su voz.
— No Sasha, no te entrometas tú tampoco. No me quiero callar con esto. Ellos necesitan construir puentes, no muros. —Tobey cortó la oración de Sasha.
Aurora se sorprende por el repentino escenario, sonrió de lado al ver que Sasha estaba dolida por la actitud del moreno.
— Están en su derecho a rehacer su vida y su amorío, no tengo problema tanto con eso. —siguió a lo que iba.— Sólo quiero y les pido el favor de que hablen con Aurora.
Las púas de Sonic se esponjas, Shadow voltea sorprendido. Aurora abre los ojos por el comentario.
— ¿Es cierto lo que él está diciendo? ¿Quieres que hablemos? —Sonic pregunta.
— ¿Estás segura? Creo que necesitas algo de tiempo para tener la cabeza fría y...
— Hablen por favor, digan lo que necesitan decir, oigan lo que quieren que el otro sepa y resuelvan el problema. Hagan un cierre saludable, por Dios. —Shaina a lo lejos replica.
Shadow, Sonic y Aurora se estremecen. Aurora sigue dudosa, viendo hacia Tobías.
— Y así mismo, tú escúchalos a ellos. Tienen que hablar del "elefante que hay en la habitación". —su mano acaricia la parte trasera de la cabeza de la rosada.
— Tobías, yo...
— Las cosas se solucionarían si hablan de una vez, no callando y asumiendo cosas erróneas de las que no están tan seguros de que sean verdad o no.
Le pide a los demás irse a los pisos superiores, que necesitaban privacidad para hablar con confianza de todo. Aurora por un segundo sintió una emoción cálida por la ayuda de él, quien sólo le hizo una señal con sus dedos mientras cargaba en brazos a Marión. Sonic toma la mano de Aurora, seguido de una de sus mejillas que sintió húmeda.
— No fue tanto por la lluvia que están mojadas tus mejillas, ¿cierto?
La pelirosa asiente, dejando la chaqueta de Tobías en el perchero y cambiándola por una toalla. Estaban sólo los tres en la sala principal, Sonic y Shadow en un sillón y Aurora en otro sola. Le dieron un té de manzanilla para calentarla, quedando en un silencio, oyendo sólo de fondo las gotas de la lluvia que seguía cayendo por fuera.
— Aurora, disculpa por todo... Haber hecho esto, fue algo muy bajo y lo reconozco. —Sonic toma la iniciativa, acariciando las rodillas de la susodicha.— Si tienes algo que decirnos, lo escucharemos. Trataremos de hacer lo posible para que puedas recuperarte.
La joven Rose terminando de beber, intercambió la mirada con su padre. Observó a la vez también al erizo que tanto ella amaba, parecía que su entorno se fracturó al notar que la pareja de machos tenían un anillo en sus respectivos dedos. Su cara refleja un dolor interno, sabía que perdió a Shadow con quien jamás habría pensado.
— Aún me cuesta creer que todo esto no es una pesadilla. Han pasado pocos días y los he sentido como una eternidad. No puedo reponerme todavía. —ella responde, dirigiendo sus palabras más hacia Shadow.— Recordando todo lo que pasamos juntos, todos nuestros abrazos, acaricias y besos... ¿Acaso nada de eso significó algo para ti?
Sonic mira hacia Shadow, traía una mirada de pocos amigos. Le sacude una pierna, tratando de convencerlo de hablar. Shadow se mordía los labios, odiando lo que hizo en el pasado.
— Si sabías que no me amarías y aún así tú me abrazabas de esa forma tan cruel, ¿qué ganabas con besarme? —brotaban gotas de sus cuencas.— ¿Qué ganabas con enamorarme, Shadow? Dímelo, ¿por qué? ¿Para qué jugar así conmigo?
— Fue otro de los tantos errores por los que me he arrepentido todo este tiempo... —el veteado contesta, viéndola directamente.— Así que no te atormentes tanto al respecto, acepto que soy el único culpable en lo de nuestra relación.
— La verdad sigo sorprendida...
— En serio, Aurora... No quería que las cosas acabaran de esta manera.
— No puedo creer que Tobías siendo un completo extraño en mi vida y pese a que lo trataba como una basura, fue más dulce conmigo que ustedes dos juntos en estos días.
— Allí no podemos decir nada, porque es tristemente cierto. Lo lamento mucho, hija.
— Pero yo ni he estado aquí después de lo del hospital... —Shadow sisea.
— Ya Shadow, no hay que salirnos del tema. —le sisea con el eso índice.
Aurora hace gran esfuerzo en mantenerse firme, escuchar y seguir con la plática, todo sin querer huir o volver a llorar en el proceso. Sabe que oirá cosas que le dolerán, cosas que va a odiar saber y que traten de justificar la situación. Aprieta sus rodillas con ambas manos, temblando por la incertidumbre.
— Bueno, ¿entonces desde cuándo empezaron a sentir atracción romántica entre ustedes? —es la pregunta principal que quiere saber la respuesta.
— Sonic y yo nos amamos desde antes de que tú nacieras, un amor de juventud que nunca terminó como quisimos. —el azabache contestó de manera más exacta.
— ¡Shadow! Sé más gentil con tus palabras. —Sonic lo regaña, dándole un golpe en el brazo.
— Ya veo... Gracias por esa tan honesta respuesta.
Alrededor suyo, en su mente sintió que todo se derrumbó. Ella ya entendía qué querían decir con la frase "la verdad duele".
— Entonces, ¿mi nacimiento fue lo que les impidió ser una pareja feliz?
Se limpiaba cada lágrima que salía apenas cae, cada respuesta era una apuñalada a su frágil corazón, rompiéndose también su estabilidad. Para este punto, no creía que fuera posible que se rompiera más.
— Y ahora, ¿qué tiene que ver Sasha y Shaina con ustedes? ¿Cómo fue que acabamos todos aquí?
— Mejor te lo mostramos. —Sonic dijo, haciendo una señal con sus ojos al otro erizo.
Shadow se levanta de su lugar, trayendo consigo la caja que anteriormente Aurora había visto en la habitación. La caja que traía unos documentos y cartas que le habían quitado; sin embargo, en otro sobre rojizo es el que Shadow extiende. El erizo de tez oscura se la entrega, antes de volver a sentarse con su pareja. Aurora revisa los papeles, viendo una serie de cartas de extorsión de una tal "J.S. Dalia" hacia su padre, un registro sobre una donación de esperma de aproximadamente 20 años atrás.
— Sasha y Shaina son tus medias hermanas, por parte de Sonic. —Shadow mostró una foto de una eriza peliroja.— Tienen mamás diferentes, debido a que la madre de las chicas urtó una parte de su donación.
— ¿Una donación...? —enredada en comprender.
— Cuando era más joven, hice una donación de esperma antes de hacerme la vasectomía. —Sonic corrobora, su cara casi se cae de la vergüenza.— Es un poco vergonzoso hablar de ese tema, ya sabes...
— ¿¡Una donación de semen?! ¿¡Por qué harías eso, papá?! —ella se pone de pie.— ¿¡Cómo es que estás castrado?! ¿¡Y cómo fue que pudiste tenernos?!
— Aurora...
— Siéntate Aurora, vamos por partes. Relájate, pediste respuestas, te las daremos. —Shadow le pide señalando su asiento.
— Soy todo oídos, entonces. —aplasta su posterior en el sillón, cruzada de manos y piernas.— Necesito saber lo que pasó entre mis padres y tú para comprender, aunque sea un poco, toda esta locura.
— Es cosa de una historia algo larga, pero al final de todo no acabó tan bien como hubiéramos querido. —confiesa decaído.
Sonic y Shadow un tanto inseguros, se susurran cosas entre ellos. Ante la presencia y mirada de la rosada que los esperaba con ansiedad.
— Está bien, vamos a hablar sobre lo que pasó años atrás. —el erizo azabache rasca su cuello.
— Sólo sé la versión de la historia de mamá, casi de memoria porque deseaba pasar por lo mismo contigo... —dice Aurora viendo a su ex.— Es ahora su momento de hablar o me seguirán pareciendo un par de basuras.
— No te obligamos a que nos creas, tampoco lo tomes como una excusa. —el velocista remarca.— Es sólo la verdad, las consecuencias del pasado que llegaron a cobrarse hasta hoy.
Aurora cruzada de brazos observa a ambos, preparando todos sus sentidos para saber sobre aquel misterioso pasado que desconocía. Era la primera vez que sabría la perspectiva de su padre, ya que siempre creyó ciegamente en la versión idealizada que Amy solía contar sobre su historia de amor.
"A veces, por más que amas a alguien... Las cosas simplemente no se pueden concretar siempre..."
"Los adultos siempre quieren ocultar sus errores..." En su cabeza apareció de golpe ese pensamiento. Nuestra protagonista muerde sus labios, tratando de callarse a sí misma y no interrumpir.
— Si quieres, yo le cuento la verdad. Veo que te está costando hacerlo. —Shadow habló.
— No Shadow, yo puedo. Sólo estoy tratando de trasmitirle con suavidad todo.
— Como digas.
Los remordimientos se incrementan y el silencio de Sonic tampoco ayudaba, el héroe se rasca con nerviosismo, no sabe articular palabras sin querer gritar por el recuerdo amargo. No sabe cómo expresarse, tiene todavía presente el miedo de que sus palabras afecten con más gravedad a su querida Aurora. Debía tener cuidado, ser claro y directo no era sencillo para él.
— Verás Aurora, todo... —Sonic dijo, una vez más tranquilo.— Todo ésto pasó hace 20 años atrás, cuando yo aún era un simple joven héroe que amaba correr en su tiempo libre y...
— ¿"Y..."? —la rosada repite con una ceja agachada.
— Y yo, no sabía nada lo que iba a suceder entre Shadow y yo. —Sonic agrega.— Nunca llegué a formalizar una relación con Amy como ella te contaba, yo estuve con Shadow, hasta que ella...
En ese momento sonó el teléfono que está en una esquina de la sala. Los tres erizos giran su cabeza hacia el sonido.
Continuará...
Minako-Chan16 se despide de sus nekos yanderes...\(ツ)/
