[Long-Fic]

El Pecado de la Limerencia

—Fluorite & Sisyphus—

Fluorite tiene un severo problema; durante un tiempo ha estado aceptado distintos regalos de diferentes hombres, lo que ella desconocía, era que al hacer esto, estaba declarándose disponible al matrimonio. Las tradiciones dictan que ahora debe desposar a uno de ellos, aún si ella no sabía lo que estaba pasando. Quizás podría necesitar ayuda, ¿pero de quién?

Disclaimer:

Saint Seiya © Masami Kurumada

SS: The Lost Canvas © Shiori Teshirogi

El Pecado de la Limerencia © Adilay Vaniteux

Advertencias: WHAT IF | Un poco de OOC. | Crack!Pairings. | Irrespeto por la secuencia original del manga. | Semi-universo alterno. | Tradiciones inventadas a conveniencia para esta historia.

Parejas Secundarias: Agasha x Albafica. | Dégel x Seraphina. | Regulus x Conner. | Sasha x Tenma. | Gioca x Manigoldo. | Kardia x Calvera. | Aspros x Chris. | Entre otras parejas.

WHAT IF (mundo explicado en resumen, aunque se leerá dentro del fanfic):

Hay tregua entre Athena y Hades; todos los santos viven en el santuario en paz, incluso Defteros. Hay un cambio significativo en casi todas las edades de las chicas a conveniencia del fic, además de los orígenes y los motivos que tienen para estar con los santos dorados respectivamente.

También, voy a tomar distintos HC que tengo de esta ship, y de otras, que involucran de algún modo otros escritos que he hecho sobre ellas; aclaro que, dichos escritos NO se relacionan al 100% con este fanfic a conveniencia de esta trama y sus ships.

Ya lo irán leyendo.

Notas:

Este fic lo empecé cuando llegaba a la mitad de mi anterior historia "Cerveza Rosada"; y aunque no lo crean, borré y rescribí el resumen (y todo lo demás) varias veces, luego borré y rescribí este y otros fanfics varias veces también, lo que me llevó a un estado de pausa indefinida para con este fandom XD. Ese tipo de cosas no se me complican tanto, pero en este caso estaba siendo algo difícil salir del bloqueo.

Cómo último y no menos importante…

Quiero agradecer y pedir un fuertísimo aplauso para Pamprunelle, quien para mi sorpresa ha contribuido generosamente para esta ship, tanto que no puedo expresarlo; no sólo con sus creativos y bellísimos fanfics en inglés (les invito a leerlos, están todos en Ao3), sino además, haciendo imágenes collage muy adorables en sus redes sociales, y comisionando arte de distintas artistas muy talentosas, arte que por supuesto se relaciona a sus escritos, que les sugiero, en serio, vayan visitar y dar sus más calurosos likes. Vayan, no tienen desperdicio. ¡Vayan, vayan y denle el amor que se merece!

¡Gracias por tus hermosos aportes, Prune! ¡Eres asombrosa!

Ahora, sin más que decir, espero que disfruten de este fic, que, planeo sea corto, pero conmigo ya nunca se sabe xD.


PROHIBIDO DESCARGAR/IMPRIMIR PARA SU VENTA (la autora condena todo tipo de acto ilícito de este tipo y se procederá legalmente en caso de suscitarse el caso). / FAVOR DE NO RE-SUBIR A NINGUNA PÁGINA (todo acto de ese tipo será considerado como plagio). / NO TRADUCIR SI NO SE HA PEDIDO EL PERMISO CORRESPONDIENTE. Seamos honestos y educados; este trabajo es únicamente para entretener y no se busca lucrar con este de ningún modo.

—Gracias por su atención.


— ¨ —


PRÓLOGO


¿Por dónde empezar?

Uno podría decir que este año en pleno siglo XVIII, que se supone, había sido el elegido para ser el campo de batalla de la siguiente guerra santa, el mundo había sido bendecido con la inesperada tregua de paz entre los dioses griegos Hades y Athena.

¿Qué había pasado?

¿Cómo y cuándo?

Bueno, la información completa había quedado en absoluto secreto para todos aquellos que eran civiles y santos de bajo nivel. Los santos dorados parecían vivir con cierta tranquilidad y eso era algo de lo que se hablaba mucho en el pueblo, y al final, daba confianza. Claro, ellos tenían otros asuntos además de lidiar con el señor del Inframundo, pero en general, se respiraba con algo de tranquilidad al saber que este año, no habría guerra santa entre santos y espectros.

Luego la sorpresa colectiva en Rodorio pareció duplicarse cuando Dégel de Acuario, de pronto, hizo público en el pueblo su estado de casado.

Por lo poco que los pueblerinos sabían, él hace tiempo había recibido el permiso y la bendición de Athena para unir su vida a la de una dama, una amiga de su infancia que al final había cautivado su corazón.

El nombre de la noble Seraphina de Bluegrad, fue muy famoso en las calles de Rodorio, por muchos días, pues no sólo se hablaba de su elegancia y extraordinaria belleza, sino de su gentileza e inteligencia. Los primeros hombres que lograron verla, apenas ella llegó a Grecia junto a Dégel, hablaron sin parar de lo hermosa que era, y de lo delicada y armoniosa que se veía su sola figura.

—Es como una diosa de nieve —decían algunos, cautivados por ella.

Su cabello rubio casi blanco, tan largo y lacio, era imposible de no ser admirado. Y ni hablar de sus ojos, tan azules como los zafiros.

Por otro lado, para no muchos "Bluegrad" no les fue difícil ubicar, aunque era lejano, era el sitio elegido para salvaguardar el sello del dios Poseidón y la Atlántida; que ahora estaba siendo custodiado por el hermano de Seraphina, Unity.

Esto último no era algo que muchos supiesen, pero lady Seraphina había tenido que dejar su amada tierra para mantenerse viva.

El frío en Bluegrad comprometía mucho la vida de la joven, quien comenzó a enfermar desde muy temprana edad por culpa del brutal clima, por lo que su hermano simplemente le ordenó irse con Dégel a un sitio más adecuado, a lo que el santo, una vez siendo su esposo, secundó con fuerza.

Ella había llegado tan pálida como la nieve a Grecia, y ahora ya tenía más color en su rostro, aunque no dejaba de ser notablemente más blanca que el de la mayoría de personas que la veían.

Dégel se había casado con Seraphina en Siberia bajo las tradiciones de aquella tierra, había vuelto a Grecia con su amada esposa… y con alguien más.

Algunos se preguntaron, ¿quién era la extraña chica que acompañaba a Dégel y Seraphina?

La chica que los acompañó en el viaje de regreso y por obvias razones no podía ser su hija. Y es que no se veía mucho más joven que ellos. Antes de que se pudieran crear conflictos y malos entendidos, Dégel permitió que se explicase quién era ella. Pues no había nada que ocultar.

Ella era Fluorite, la huérfana. La protegida.

La chica que había perdido a sus padres. Nacida en Francia. Ella había sido tomada como protegida por lady Seraphina luego de verse involucrada en una temible batalla contra la despiadada Garnet; siendo llevada por la noble a su gran palacio donde fungió como doncella y ahora que Seraphina estaba casada con Dégel, siendo atendidos por sus propias doncellas, ambos ahora la protegían como una "prima" no sanguínea.

Dégel de Acuario para Fluorite, en lo que a todos respectaba, era su "kyrios", su tutor, su protector.

Pasaría algún tiempo para que se dejase de creer que Dégel se había conseguido a dos esposas, especialmente porque entonces, Fluorite seguía lidiando con el tema de matar la atracción que le había quedado hacia él.

El corazón roto de la joven francesa la hizo parecer huraña y hasta sombría durante sus primeros días en Grecia; a Fluorite le costó mucho quitarse de la cabeza, aquellas fugaces fantasías donde aquel guapo y valiente caballero del hielo la veía como algo más que una jovencita a la que había salvado.

Mejor, no había que preguntarle por cómo fue para ella vivir la gran boda de Dégel y Seraphina siendo única "dama de honor". La de la primera fila en ver cómo ellos profesaban su amor mutuo.

Fluorite, en la actualidad, ya había pasado por su fase de luto con respecto a sus sentimientos no correspondidos, había logrado (por fin) ver con otros ojos a sus protectores y enfocar sus pensamientos en cosas más productivas como sobrevivir en Grecia, aprender el idioma, el cual, era muy diferente a su natal francés, y muy diferente al idioma que se hablaba en Bluegrad (ruso) y el cual también tuvo que ir aprendiendo porque a veces Dégel y Seraphina le hablaban con este.

Bluegrad, Fluorite siempre se alegró de haber salido de ahí.

En el Santuario hizo amigas.

Como la adorable florista Agasha, que tenía un año menos que ella.

Celintha, una de las aprendices a santos que entrenaba con el señor Hasgard de Tauro.

Chris, una chica muda que los señores Aspros y Defteros de Géminis tenían como… ¿doncella? A Fluorite no le quedaba claro eso, pues Chris nunca hacía labores de doncella y vestía togas hermosas… y carísimas, todo el tiempo; pero en fin, no era su trabajo cuestionar las posturas de los demás en este sitio.

Y Gioca, la doncella de cáncer, que en definitiva no parecía tener el más mínimo respeto para con su jefe; cosa que Fluorite sí respetaba. Gioca le hablaba al santo Manigoldo de un modo que Fluorite jamás podría hacer con nadie, quizás salvo con Regulus de Leo, su único amigo varón.

En algún momento ella trató de bromear con Sisyphus de Sagitario, su dáskalos (maestro), y tío de Regulus, aquel que le enseñaba literatura, lenguaje, matemáticas, astrología, modales, y algo de química, pero no le fue muy bien.

Cuando recordaba el castigo que él le impuso por su "desacato", a Fluorite le dolía la muñeca derecha; había tenido que escribir muchísimo ese terrible día.

A propósito, cuando Dégel y Seraphina le hablaron sobre tener que educarla antes de dejarla ir por el mundo, Fluorite creyó que serían ellos quienes se encargarían de ello; de hecho, Seraphina había sido quien había empezado a enseñarle modales de etiqueta, pero eso tuvo que cambiar apenas llegaron a Grecia.

Dégel había tenido meses ajetreados y Seraphina constantemente acompañaba a la señorita Sasha. Ambas se llevaban muy bien.

Así que su educación quedó en manos del estricto Sisyphus, el único que accedió a la petición de Dégel por buscarle a Fluorite un mentor. Si algo bueno había salido de todo esto, era que aquello le daba a Fluorite temas de conversación con Regulus cuando era posible que ambos se viesen.

Ellos dos bromeaban mucho a espaldas de Sisyphus, porque Fluorite no era su única víctima. Había que decir que Sisyphus era el doble de estricto con el pobre Regulus.

Por otro lado, Fluorite no se lo diría a nadie, pero tuvo un ligero "flechazo" con Regulus durante los primeros días que lo conoció; más joven que ella, él era tan guapo, adorable, carismático, alegre, educado y considerado, que era imposible no tomarle aprecio, pero bastante rápido él le habló de una chica de su edad llamada Conner. Y aunque él no lo había declarado abiertamente, era obvio que Regulus estaba muy (énfasis en el muy, por favor) enamorado de ella.

—Ella es una chica con suerte —susurró Fluorite una vez que se entretuvo tanto en ese pensamiento que no notó a su irritado dáskalos, mirándola con los ojos entrecerrados, que esperaba a que ella dejase de soñar despierta y terminase sus ejercicios matemáticos; materia en la que por cierto, Fluorite no era muy buena.

Al menos su manejo del idioma local estaba mejorando tanto como para mantener una conversación decente con las personas que no entendían el francés o el ruso; y eso fue un gran avance. El estar en contacto con el pueblo y las personas en él, había ayudado bastante.

Actualmente, en total, Fluorite llevaba 4 años viviendo en Grecia; a sus 23 años, no se consideraba una total carga para sus "tutores", quienes apenas le ganaban por 3 años más, y hasta cierto punto actuaban como sus padres. Fuera de sus lecciones, Fluorite había buscado aprender a leer griego, además de disfrutar de su pasatiempo con el piano de Sisyphus, uno que él había traído solo a su templo luego de una charla que él sostuvo con ella.

Había que aclarar que Sisyphus, al inicio de sus lecciones, hace casi un año, había sido muy, muy duro y hasta cierto punto, grosero con ella; Fluorite a su vez, no le tomó gran aprecio por eso y trató de mantenerse alejada de él, pero luego de una larga cadena de sucesos que la incluían a ella llorando patéticamente frente a él y luego frente a los santos Manigoldo y El Cid, ambos habían encontrado el modo de tolerarse y llevarse mejor. De hecho, era ahora en la actualidad, era Sisyphus quien le enseñaba a tocar el piano.

Casi tenía manejada la Sonata C.A.C. nr. 11 en Fa Mayor. Se le complicaba cuando tenía que mover los dedos muy rápido, pero apenas podía volver a un ritmo más tranquilo, ella retomaba el control.

Era cuestión de práctica, decía Sisyphus, y ella le creía.

¿En qué momento Fluorite comenzó a disfrutar de su tiempo con el piano y con Sisyphus?

Ella no sabría decirlo, lo cierto era que, una noche, Fluorite de pronto despertó en su cama, a mitades de la oscura madrugada, y se dijo que estaba pasando demasiado tiempo con él. Y eso podría ser peligroso… mucho.

Su corazón ya había dejado de llorar y sangrar por Dégel… y no estaba en sus planes comenzar a hacer eso con Sisyphus.

Y es que, él… también amaba a alguien más.

Athena.

¿Cómo luchar contra una diosa por el corazón de hombre?

Athena; Sasha, ella era hermosa, poderosa, era muy lista, culta, amable, y una guerrera; eso sin contar que también era la cabeza de todo el Santuario y la autoridad máxima dentro de él.

Fluorite también sufrió mucho cuando se comparaba a sí misma con lady Seraphina, especialmente cuando la veía arreglando su hermosa cabellera con gracia y sofisticación, echándose perfumes o untándose cremas que olían deliciosas. ¿Cómo luchar contra damas tan refinadas y hermosas?

No podía creer su suerte… Fluorite gustaba de hombres tan fuera de su alcance que era un chiste del cual apenas ella podía reírse un poco antes de sentirse como una mierda pisoteada.

Entonces Fluorite decidió alejarse un poco de Sisyphus.

No quería que sus emociones hacia él empeorasen.

Con dolor y frustración en su pecho, Fluorite comenzó a inmiscuirse en planes distintos para reducir sus lecciones de piano, casi a la mitad; apenas dejaba el cuarto de estudios, Fluorite volaba a otra dirección. Y por supuesto, Sisyphus, que no tenía un solo cabello de tonto, le preguntó al respecto.

—¿Todo está en orden?

—Sí. Es sólo que, a lady Seraphina le preocupa que no socialice con más chicas además de ella, dice que necesito amigas —mintió descaradamente lo mejor que pudo, con una sonrisa, para que no hubiese un solo tinte de duda en su voz; lo practicó mucho—, y a Dégel le molesta un poco que pase mucho tiempo en el piano, dice que descuido mucho mis otros deberes —eso último era cierto; usualmente llegaba muy tarde a Acuario cuando terminaba de practicar y casi llegaba sólo a dormir.

No es que tuviese muchos deberes ya que había doncellas que los atendían, pero en su caso, debía hacerse cargo de su propia ropa y habitación, cosa que no pasaba.

La buena noticia era que si bien Sisyphus podría preguntarle a Dégel sobre la veracidad de eso, y recibir una respuesta positiva; no podía hacer lo mismo con Seraphina, ya que ellos no hablaban mucho y Sisyphus no la molestaría con dudas vanas, sobre si Fluorite estaba diciéndole la verdad.

Sea como sea, Sisyphus aceptó el hecho; pareció darle la razón; y no le dio volvió a preguntar al respecto.

Fluorite se alejó lo más que pudo.

Pero no era suficiente…

Ella seguía viéndolo de reojo en sus lecciones; seguía tocando el piano con la ansiedad de hacerlo bien para que él la elogiase; seguía alimentando emociones que no debían ser alimentadas.

Tuvo que alejarse más, así que pasó a la arriesgada técnica de comenzar a llegar tarde a sus lecciones como en sus inicios. Lo cual resultó en un desastre porque resulta que tenerlo sentado a su lado, estando él enojado, era muchísimo peor que tenerlo ahí mismo en un día normal. Retomó su horario habitual de puntualidad bastante rápido.

En sus ratos libres, en su afán de escapar de su dáskalos, Fluorite iba mucho al pueblo, a visitar a Agasha, principalmente. A veces la encontraba de camino al coliseo de entrenamiento, en los días en los que ella también estaba libre de su trabajo en la florería, y Fluorite la descubría infraganti espiando a los santos.

—¿Buscas a alguien? —le dijo en alguna ocasión en el oído, apareciendo a sus espaldas, riéndose de haberla hecho gritar por el susto.

Agasha había estado oculta tras uno de los pilares casi a las afueras, viendo ansiosa y descubriendo que Albafica de Piscis no estaba ahí.

—¡No vuelvas a hacer eso! —exclamó girando sus pies, regresando por donde vino. Fluorite la siguió, divirtiéndose.

—¿Por qué? Mírate, no puedes ocultarlo; te mueres por él.

—N-no sé de-de qué hablas.

—¡Oh, vamos! Esa miradita de tonta enamorada no es fácil de ocultar, menos para ti.

Alejándose del coliseo, Fluorite la siguió, hubiese molestado a Agasha un poco más con el asunto, pero pronto se tragaría su propia lengua cuando vio a su dáskalos caminando con Manigoldo a su derecha, y con Gioca riendo a su izquierda.

Ambos santos iban vestidos con ropa de entrenamiento, era claro lo que iban a hacer, por otro lado, Gioca no vestía su usual toga de doncella, sino un pantalón y una playera que, por decirlo de un modo no tan vulgar, no impedía para nada que se viesen sus pechos saltar y saltar mientras ella misma se movía con agilidad. ¿Acaso intentaría entrenar con los santos vistiendo así? ¿No le dolerían sus senos cuando estos iban hacia arriba y hacia abajo de golpe?

—Mira, es Gioca —señaló Agasha sin saber que Fluorite ya la había visto.

—Ya sé que es Gioca —murmuró en respuesta.

Lo que Fluorite tampoco pudo evitar notar, era que a veces Gioca rozaba su generosa delantera con el brazo de Sisyphus, quien, para su poca tranquilidad, procuraba alejarse. Pero ella parecía estar tan encismada en su discusión con Manigoldo, que no pareció importarle sus movimientos corporales.

Esos roces tan descarados.

Fluorite apretó los puños y trató no ponerse en evidencia.

—Ya verás, te haré comer el polv… ¡hola, chicas! —saludó corriendo hacia ellas.

Arqueando una ceja, Fluorite miró ese enorme pecho; los celos la consumieron por un buen rato hasta que tuvieron a Gioca enfrente.

—Iré a darle unas patadas a Manigoldo, ¿nos acompañan y me echan ánimos?

«Yo te diré lo que te echaré si vuelves a pegar esos melones en mi dáskalos» pensó Fluorite, rabiosa, con la garganta apretada. Recordándose que Gioca era su amiga… una que estaba metiéndose en su territorio.

A ver, un momento, ¿cuál territorio?

—Bueno… —masculló Agasha.

—¿No puedes sin que alguien te aplauda o qué? —espetó Manigoldo, irritado.

—Unas guapas y jóvenes chicas van a aplaudirme mientras yo te hago comer tierra a ti, ¿celoso? —con esa gallardía tan suya, Gioca sonrió y puso sus manos sobre su ancha cadera, alzando el pecho, haciéndolo más voluptuoso de lo que era.

Con unos ojos un tanto desbocados, Fluorite lo vio, entrando en un nuevo nivel de celos.

¿Por qué el suyo no era tan grande?

Manigoldo gruñó sin dejar de caminar, a su lado Sisyphus sólo suspiraba.

—Ni siquiera hemos llegado y ya siento que me va a explotar la cabeza —masculló por lo bajo, mirando de reojo a Fluorite—, hola —saludó a ambas chicas, pero miraba a la rubia.

Hola, hazme un favor, patéalos a los dos, dáskalos —le dijo dándole un suave apretón al hombro de Agasha—, yo debo irme.

—¡Oye!espetó Gioca.

Un poco alejada, Fluorite soltó una risita mientras oía a Manigoldo destornillarse a carcajadas.

Agasha había decidido ir con Gioca y verla tratando de luchar contra Manigoldo, por lo que ella le contó a Fluorite después, Gioca había mejorado bastante en sus movimientos antes de que un puñetazo desafortunado en el estómago la obligase a tener que descansar mientras ambas veían, bajo una sombra, a Manigoldo y Sisyphus subiendo el nivel, llegando hasta romper el suelo.

Fluorite pensaba mucho en lo que había visto, la espontaneidad de Gioca… y se preguntó por qué ella no podría hacer eso. No ser tan… ella, cuando se trataba de hombres.

Se sentó cerca de una fuente, tomando el agua con una mano, hasta que de pronto un chico, vestido con ropa de entrenamiento, la llamó. Fluorite no ubicaba de nada a ese muchacho.

—Disculpe, ¿señorita Fluorite?

Ella miró al joven, no tan alto como los santos dorados y no tan atractivo; pero en sus ojos había una chispa de ingenuidad que le pareció tierna. Por otro lado…

—Sabes mi nombre, ¿cómo? —quiso saber, desconfiada.

—Todos aquí sabemos quién es usted —dijo torpemente, como si estuviese nervioso—, yo… quisiera darle esto.

Fluorite abrió los ojos, sorprendida, al ver una pulsera pequeña; de oro.

—¿Para mí? ¿En serio? ¿No te equivocas de chica? —miró a ambos extremos pensando que debería haber una muchacha igual a ella y estaba ocupando su sitio.

—Por favor, acepte —pidió él, enrojeciendo de la cara, extendiéndole la pulsera una vez más.

—Eh… está bien —dijo, tomando el objeto y tanteándolo; ¿de verdad era de oro?

—¡Muchas gracias! —él se inclinó con tanta firmeza que Fluorite temió por su columna. Entonces se fue corriendo.

¿Qué diablos había pasado?

Sea como sea, Fluorite volvió a Acuario con la pulsera de oro y no pudo dejar de mirarla. ¿Acaso ese chico había tratado de cortejarla?

¿Así se cortejaba en Rodorio?

—Entonces no soy fea —se dijo, haciendo una sonrisa bobalicona, sobre su cama.

Lo que ella no esperaría, era que el chico que le había dado la pulsera no volviese a aparecérsele, pero llegaron otros, y otros, y otros… todos con el mismo comportamiento; la llamaban, unos más tímidos que otros, le daban algo bonito y luego se iban agradeciéndole.

¿Por qué ellos le agradecían a ella? Fluorite estaba demasiado ocupada alimentando su propio ego como para pensar en eso.

Lo que sí pasó fue que ella trató de tener cuidado de no dejar que Dégel, Seraphina o Sisyphus viesen los obsequios; los guardaba en el interior de su toga y luego los modelaba en su alcoba frente a un espejo mientras fingía ser una dama como lady Seraphina o Athena. O trataba de imitar las risitas y el modo de expresarse de Gioca.

Pulseras, anillos, collares, diamantes pequeños… si tan solo tuviese un vestido… o una toga más bonita para lucirlos.

¿Qué diría su dáskalos al verla con tantas cosas tan brillantes?

Entonces Fluorite se vio pidiéndole prestado a lady Seraphina uno de sus vestidos viejos.

—¿Para qué? —quiso saber ella, buscando uno en su guardarropa—, ¿las togas te incomodan?

—¡No! Es sólo que… siempre me ha dado curiosidad sobre… cómo es, usar algo así —dijo tímida.

Durante su estadía en Bluegrad, no usó un solo vestido. Fluorite había tenido que usar ropa extremadamente abrigada como pantalones de piel, botas, y chamarras abultadas junto a abrigos pesados y guantes que apenas le dejaban mover los dedos. Jamás había usado ningún vestido, menos uno elegante, salvo por lo que había usado como sirvienta de Garnet.

Sonriendo tan amable cómo sólo ella era, Seraphina encontró un vestido, que, según la dama, quedaría perfecto en Fluorite; ancho, elegante y muy bonito. La ayudó a ponérselo con todo y las otras prendas que debía llevar debajo, y aunque era cierto que ambas no tenían el mismo cuerpo, Fluorite no sintió que le apretasen demasiado. Además, con el corset, sus pechos se alzaron y se hicieron más abultados. No llegaba al nivel de Gioca, pero algo era algo.

—¡Ay! Te ves tan bonita —le dijo Seraphina, acomodándole el cabello tras la espalda—, eres toda una señorita; no habrá hombre que no piense eso —le dijo lo último cerca del oído, poniendo a Fluorite roja de la cara.

Más emocionada de lo que debería, Seraphina buscó unos zapatos de tacón alto. Esos sí le quedaron un poco apretados a Fluorite, pero nada lo suficientemente incómodo para no poder moverse.

—Vaya, me siento de la realeza —se rio Fluorite, mirándose en el espejo.

El vestido estilo victoriano, azul con blanco; mangas ¾ que terminaban con encajes blancos cubriendo sus manos casi por completo; detalles en encajes sobre los hombros que caían hasta el suelo y justo en medio de la falda, se apreciaba un fondo blanco que diferenciaba mucho del azul. El escote era en forma de cuadrado… y…

—Espera, creo que tengo algo —susurró Seraphina buscando una peineta con flores azules, con la que recogió el cabello de Fluorite hacia atrás, dejando unos mechones sueltos frente a su rostro junto a su fleco—. Perfecto para ser algo improvisado.

Fluorite levantó sus manos y se las llevó a la cara; realmente parecía una dama ahora. Se imaginó con alguno de sus collares o pulseras, y se sintió muy bien.

—¿De verdad crees que me veo linda?

—Te ves muy hermosa, Fluorite; te lo aseguro.

Qué una mujer tan bella como Seraphina te dijese eso, con una sonrisa, no tuvo precio.

Seraphina de pronto quiso mostrarle a Dégel, cómo ella se veía así. Fluorite no sabría cómo él reaccionaría, pero no esperaron encontrarse primero al santo de sagitario, quien iba de subida hacia el Santuario de Athena.

Seguro su Ilustrísima le encomendaría una misión.

—Señor Sisyphus, buenas tardes —saludó Seraphina, con tanta naturalidad que era imposible no pensar que ella tenía todo bajo control con sus emociones.

A diferencia de Fluorite, que desvió su mirada; apenada. No había podido dejar de caminar debido a que Seraphina la tenía sujeta de la mano izquierda.

Ella no sabía qué podría decir Sisyphus de ella al verla con un atuendo como este.

—Buenas tar… des. Eh, ¿esa es…? —musitó en un tono no tan "maravillado", como a Fluorite le hubiese gustado oírlo, pero sí estaba dudoso.

—Sí, es Fluorite —dijo emocionada—; ¿verdad que se ve linda?

Fluorite trató de poner resistencia, pero no pudo evitar caminar al frente, con un vestido que comenzaba a pesarle, y mirar temerosa al frente, encontrándose con los ojos azules de Sisyphus, que a simple vista, no mostraban ninguna emoción.

—Sí, se ve muy bien —dijo con sencillez.

—Le digo que se ve tan bonita que muy pronto Dégel yo tendremos que cuidarla de los hombres.

—Lady Seraphina, por favor —se rio Fluorite, entrando en un nivel de pánico y vergüenza que no podía explicar—, no exagere, se lo pido. ¿Y de cuáles hombres?

—¿Hombres? —murmuró Sisyphus.

—Sí, ¿cuáles hombres? —preguntó Dégel, llegando sin haber hecho ruido con sus pisadas—. ¿Fluorite?

—Hey, hola, Dégel.

Fluorite miró el suelo pensando en cómo podría meter la cabeza ahí adentro, pero sólo pudo mantenerse de pie mientras Seraphina seguía elogiándola, diciendo que ansiaba poder ir a una fiesta de gala y llevar a Fluorite consigo.

—¿Verdad que Fluorite se ve muy bonita, Dégel? Ahora que lo pienso, ya estás en edad de tener un esposo, cuando quieras puedo presentarte a algunos buenos partidos en Siberia —señaló con inocencia justo frente a Sisyphus y Dégel, a quienes Fluorite no miraba ni por error.

—No creo que quiera casarme ahora…

—Bueno… tienes más de veinte —masculló ella un poco preocupada—, pero que eso no te preocupe, eres muy linda y has estudiado mucho. Y siempre puedes lucir más joven —decía con la ternura de una verdadera madre, aplaudió al aire y continuó—: ¡ya sé, te enseñaré a bailar!

—¿Cómo dice…? ¿A bailar?

Al menos, Seraphina la sacó de ahí luego de despedirse de ambos santos; pero la llevó hasta su alcoba nuevamente donde le enseñó algunos primeros pasos. Además de explicarle que antes de bailar con un desconocido, debía llevar guantes para no hacer contacto directo piel con piel.

—Un contacto así, entre un hombre y una mujer es algo muy íntimo —le explicó—, no debe ser con cualquiera, ¿me entiendes?

Fluorite ya había oído algo así antes, pero ese tipo de "actos" sólo se reservaban para la alta sociedad… Fluorite no estaba segura si ahora ella pertenecía ahí, pero le gustó cómo sonaba eso.

El contacto físico durante un baile… debía reservase para alguien especial.

Mientras trataba de bailar con el pesado vestido, Fluorite cayó en cuenta de algo importantísimo. A veces se le olvidaba que la edad "adecuada" para que una chica se casase en este siglo era antes de los veinte.

Ella… no quería casarse… ahora… al menos, los únicos hombres en los que había pensado para eso estaban a años luz de su nivel. Es decir, ella no estaba al nivel de ninguno de ellos y aparentemente estaba muy por debajo de sus estándares.

No era una diosa, ni una dama. Ella era una simple huérfana con algo de suerte. Sin tierras, sin una belleza sobrenatural, sin la educación y cultura que un hombre de alcurnia querría; y agregando, sin la edad de una quinceañera. Cada día se haría más vieja.

Casarse… quizás a estas alturas eso fuese imposible para ella. ¿Verdad?

—…—


Este fanfic lo tenía guardado desde hace mucho xD disculpen por la espera, y disculpen por la espera que les hago pasar por este y otros fanfics.

A la actualidad no estoy segura si habrá escenas sensuales 7u7 pero conmigo nunca se sabe; si pasa, cambiaré su "rated" de T a M, mientras tanto, esa será su clasificación actual.

Si les está gustando, por favor apoyen con sus comentarios, lo apreciaría mucho.

Saludos y hasta pronto.

Reviews?


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