Hola!

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen.


Estúpido amor en la ciencia.


Estupideces.


—Es todo un placer ayudarte.—Con los brazos cruzados se recargo contra el marco de la puerta.

Kohaku con ojos entrecerrados le dedicaba miradas asesinas al chico plantado de pie en la que ahora era su habitación. Ya sentía la molestia bullendo en ella. El idiota que tenía delante se estaba burlando.

—Este era mi cuarto de laboratorio.—Clandestino, claro.—Solo no interfieras en nada más y estaremos bien.

—¡Estoy de acuerdo! Haré como sí no existieras.—No pensaba ni dirigirle la palabra.

¿Qué hacía ella en esa habitación que Senku Ishigami había está usando de laboratorio? Pues ahora era su habitación.

Hacia más de un año su madre partió al cielo después de una gran lucha contra el cáncer de pulmón. Y terriblemente tristes, aún así les llegaban las deudas que terminaron por tener hasta el cuello. Después de intentar de todo a su padre no le quedó más que vender la casa.

Kokuyo se vio en la necesidad de aceptar un pequeño y muy barato departamento cerca de su trabajo donde apenas cabía él, Ruri exitosamente alcanzó una beca y se quedaba en la universidad, y ella, pues... Byakuya Ishigami tendió la mano a su necesitado viejo amigo y le ofreció una habitación en su casa para que su hija menor pudiera ir sin problemas a la escuela.

Le molestaba tanto que el chico de cabellos en punta se mofara de ella, sus palabras, eran una burla directa por lo que había pasado semana atrás.

—¡No digas nada!—una acelerada rubia entraba al laboratorio de química para esconderse tras la pared, del profesor a quien le tocaba vigilar los pasillos.

Por ir al baño se le había hecho tarde para entrar a tiempo al salón y justo cuando se dirigía para halla se vio acorralada con que al final del pasillo estaba un profesor que podría reportarla.

Quedarse después del timbre no había sido su culpa, el desayuno que se preparó esa mañana tenía algo, seguramente la leche se había echado a perder y termino devolviendo el estómago. Cómo fuera, no imagino lo que él chico de bata blanca haría.

—Profesor, un alumno no entro a clase.—Senku no mostró ni una pizca de interés cuando delató a Kohaku, sólo siguió observando un líquido ligeramente amarillo en un matraz.

Kohaku apretó los puños al verlo y lo fulminó con la mirada.

De inmediato el profesor la llamo y a regañadientes la rubia salió de su escondite.

—Nunca volveré a pedir tu ayuda en nada, Ishigami—le había susurrado al pasar por su lado.

Ese idiota no sabía que sólo logro agregar una preocupación más a todas las que su padre ya tenía. Y ella ya le odiaba por eso.

Estúpida vida que la ponía en su actual situación.

Después de decirle que nunca pediría su ayuda ahora se encontraba ahí, era el hijo del hombre que les estaba tendiendo la mano cuando más lo necesitaban.

—Bien. Sólo una cosa más. No me dirijas la palabra en la escuela.

La vena en la frente de Kohaku ya se notaba.—No pensaba hacerlo. Además, ni siquiera eres alguien popular como para que quieras cuidar tu imagen.

Senku se encogió de hombros.—Solo no lo hagas.

Kohaku pateo el piso de madera en cuanto él se perdió de su vista. ¿Cuánto tiempo estaría ahí, viviendo bajo el mismo techo que el idiota de Ishigami?

-...-...-

Durmió tan pobremente como cualquier otro día, maldecía tanto que la escuela estuviera diseñada para personas diurnas y no nocturnas como él que trabajaba mucho mejor durante la noche.

Y una vez más, después de trabajar en su actual proyecto hasta tarde, con pasos pesados se dirigió al baño.

Un regaderazo frío y café era lo que le ayudaba a sobrevivir las mañanas.

Sólo abrir la puerta del baño y dio con la imagen más erótica que había visto nunca.

La chica que llegó apenas el día anterior recién saliendo de la ducha, con gotas de agua aún resbalando por esa piel que a simple vista parecía porcelana, brillante por salir justamente apenas del chorro de agua.

Ambos paralizados.

La mirada escarlata recorrió sin reparo desde el amplio busto hasta las caderas anchas y las piernas largas. Nunca le había interesado en la vida observar a alguna chica desnuda, ni lo había hecho, pero la que tenía en frente, no tenía que ser un genio para saber que estaba más halla del estándar de solo atractiva.

—¡I-Idiota! ¡Sal de aquí!— Solo reaccionó cuando ella le arrojó la pasta de dientes al pecho.

Oh sí, se había quedado observando el tiempo suficiente para tener una imagen completa de arriba abajo.

No dijo nada, solo salió y cerro la puerta. Se llevó una mano hasta cubrir sus ojos, tenía la imagen vivida en la mente. Por más que quisiera olvidarla su buena memoria no le iba a dejar borrar esa imagen completa de su cabeza—Cinco minutos. También tengo que usar la ducha.—De igual forma no era algo que le afectará ¿O si?

Al otro lado de la puerta Kohaku apretaba su puño al escucharlo. Tenía que aprender a cerrar con llave. Cuando vivía con su padre y hermana no era necesario, ellas tenían su baño aparte.

-..-..-

—¡Buenos días, Kohaku-chan!—El animado Ishigami mayor la recibía con un sartén y un cucharón en manos.—Por favor, toma asiento. En cinco minutos se sirve el desayuno.

Por la actitud de Byakuya, Kohaku quería pensar que no tenía idea de lo que les había pasado en el baño.—¡Arigatou, Ishigami-san!—Y era mejor que no lo supiera. Sentía sus orejas arder sólo de recordarlo, más aún porque entre más lo analizaba, más detalles hallaba y por fin notaba que el idiota mejor promedio de la escuela y del distrito paso demasiado tiempo recorriéndole con la mirada, debió lanzarle algo más duro que la pasta dental.

—No seas tan formal, Kohaku-chan.—y dejando el cucharón a un lado se llevó un dedo al mentón.—Puedes llamarme: papá.

—¿Qué?—casi exclamo Senku que apenas llegaba ya enfundado en su uniforme.

—No... no creo que pueda.—Kohaku ya tenía una gotita cayendo tras la cabeza. Su padre sí que le había comentado sobre las excentricidades de su viejo amigo y su forma de ser.

—Por favor, siempre quise una hija. Y Senku se niega a llamarme padre.

—Mmm... Quizá, quizá cuando tenga más confianza, Ishigami-san—ya le caía muy bien el hombre pero dudaba mucho algún día decirle papá, ya tenía uno.

Senku, que ya desayunaba hot cakes con fruta solo negó con la cabeza sin dejar de comer. Sólo después de escucharle decir que quería una hija, era que ahora entendía el entusiasmo de su padre cuando le quitó su laboratorio y ordenó toda la habitación para la chica que comenzaba a comer lo mismo que él y le dedicaba miradas rabiosas.

—Ne, Senku. No te vayas sin Kohaku. Por favor, muéstrale el camino a la escuela desde aquí.

Senku asintió con cara de fastidio.

Y Kohaku solo hundió los hombros recordando sus palabras de semana atrás Nunca volveré a pedir tu ayuda en nada, Ishigami. Por segunda vez en un lapso de menos de dos días, se volvía a comer sus palabras.

-...-...-

—¡Vas muy rápido!—Le reclamo mientras apresuraba el paso para intentar alcanzaré.

Era muy rápida corriendo pero en ese momento camino a la estación del tren no se suponía que corrieran. Pero el chico delante de ella daba pasos demasiado largos que la hacían quedarse unos buenos dos metros detrás de él. Bufo y se cruzó de brazos, decidiendo seguir con un andar tranquilo. Ya no intentaría alcanzarlo, mientras no saliera de su vista todo bien, ¿no?

No.

Él había terminado alejándose por mucho y su estúpido orgullo le retuvo las piernas y le impidió correr detrás de él hasta que fue demasiado tarde.

Lo vio subir sin esperarla al tren que debía tomar.

—¡Senku, espera!

Muy tarde, las puertas se cerraron y ella no subió.

Justo cuando había corrido y estaba a nada de alcanzarle. Apretó los puños. Se había pasado ese bastardo, había alcanzado a verlo dirigirle una mirada de suficiencia y negar con la cabeza milisegundos antes de que las puertas cerrarán.

—Maldición.

Pero no tenía tiempo para quedarse maldiciendo a esa escoria. Se hecho a correr. Era muy rápida. Debía llegar a tiempo. Sólo esperaba no perderse.

-...-...-

—¡¿Qué te pasa?!—entrecerró los ojos y se llevó una mano a sobar la parte de atrás de su nuca—¡Me lanzaste un zapato!

—¡Y te mereces más que eso!—cojeando con el pie que se quedó sin su zapato escolar se acercó hasta donde Senku para alcanzar el zapato que le había arrojado. Seguía jadeando, le faltaba poco para recomponerse después de la maratón de su vida.

—¿Qué se supone qué merezco y, por qué según tu?—ese tono seriamente amable que usaba Senku si logro descolocarla un poco.

—¡Pudiste haber detenido la puerta!

—¿Se supone que porque vivimos juntos tengo que cuidarte?

Dudo un poco antes de que le lograrán salir palabras ¡Se había perdido dos veces!—¡Nunca dije nada de que me cuidaras!—Lo señalaba acusadoramente con su dedo índice pero algo de lo que decía el chico delante de ella que la miraba muy mal le decía que no tenía toda la razón en molestarse.—Pero pudiste ser amable y detener la puerta.—Ella no podía llegar tarde y que la reportaran con su padre nuevamente, sería un problema más para él, y ella y su hermana intentaban no darle más cargas.

—Dejar que me siguieras me pareció suficiente cooperación.

La rubia se cruzó de brazos—¡Ja! Bien, es suficiente. Está vez de verdad, no volveré a necesitar nada que venga de ti.

—Diez mil millones de puntos para ti, Leona.—Con esa cola de caballo rubia completamente alborotada el apodo le venía bien.—Me gusta lo que acabo de escuchar, porque resulta que no tengo tiempo para tonterías.

—Yo no soy una, Leona.—Antes de que Kohaku pudiera seguir abriendo la boca el timbre sonó—Maldición.—De nueva cuenta se hecho a correr.

Habían estado discutiendo a la vuelta de la esquina antes de llegar al plantel.

Con las manos en los bolsillos Senku continuo con su andar tranquilo, por su parte no le interesaba llegar temprano, entraría directo al laboratorio.

Solo alcanzó a divisar la nueve de polvo que dejó la chica al salir corriendo apresurada. Sacudió la cabeza cuando cayó en la cuenta de que alcanzó a divisar bragas rosas cuando el viento subió la falda de la rubia escandalosa. Estupideces… él era Ishigami Senku, esa clase de cosas no le interesaban. Diez mil billones porciento seguro.

Frunció ligeramente el ceño cuando cayó en cuenta de que apenas eran las ocho de la mañana, y ya podía decir que esa era la mañana más movida que había tenido nunca.


Bienvenidos a mi primer long fic Senhaku *

Capitulo 2 en proceso jaja

Saludos!