Prólogo.
¿?: ¿Están seguros de esto…?
¿?: Es la única manera… (Habló en un tono bajo, mirando con tristeza al hombre de cabello blanco frente a ella)
¿?: Después de la caída de nuestras familias, solo nos quedaba morir como personas comunes, con esto podremos hacer algo por las futuras generaciones antes de morir… (Habló en un tono calmado, recibiendo la mirada resignada del hombre frente a él)
¿?: Malditos mocosos, sabes lo que pensarían Hera y Zeus de esto… (Habló irritado, no le gustaba que los que alguna vez fueron héroes de la ciudad murieran como traidores)
¿?: Sabe que no me importa lo que piense ese viejo y Hera-sama lo entenderá… fue un gusto pelear a su lado, maestro… (Habló un tanto irritada, para terminar con un tono calmado, para seguidamente dar una ligera reverencia hacia el hombre) Ya debemos irnos…
¿?: Ha sido un honor, maestro… (Habló en un tono serio, igualmente dando una ligera reverencia)
¿?: Malditos mocosos… denle mis saludos a los demás al otro lado… (Habló con una ligera sonrisa, ocultando la tristeza que lo abrumaba, ya acostumbrado a despedirse de sus alumnos y amigos)
Con esto ambas figuras se dirigieron hacia la entrada de la mazmorra, donde una figura vestida de negro los esperaba, la cual solo le dio un asentimiento, el cual fue devuelto.
¿?: Sé que estás ahí Fels, ya puedes salir… (Habló en un tono serio, mirando sobre su hombro, donde seguidamente desde las sombras apareció una figura cubierta por una túnica negra, solo dejando ver sus huesudas manos) ¿Ouranos te envió…?
Fels: Mis disculpas, Cranel-sama… no quería interrumpir su despedida… (Habló en un tono calmado, mientras le daba una ligera reverencia, causando que el hombre diera un chasquido de lengua)
Bell: Solo llámame, Bell, nos conocemos de hace siglos, ya no tienes que hablarme con tanta formalidad… (Hablo un tanto molesto, conocía al espectro desde que nació y aún después de tantos años sigue llamándolo con formalidad) No respondiste mi pregunta, Ouranos fue quien te envió… (Habló en un tono serio, mientras se volteaba y comenzaba a caminar, siendo seguido por Fels)
Fels: Algo así, Ouranos-sama tenía un mal presentimiento y me envió a verificar que usted no estuviera moviendo los hilos detrás de todo esto… ignorando mi opinión… (Hablo en un tono serio, aunque un tanto nervioso, pensando que el peliblanco se enfadaría)
Bell: Ouranos se volvió muy paranoico con la caída de Zeus y Hera, todavía no entiende que todo esto ya fue escrito… (Hablo en un tono cansado, desde que lo conoció supo que el viejo dios era un cabeza dura, aun cuando él fue quien dictó la profecía) Dile que mañana iré a hablar con él, antes tengo que asegurarme que el inútil de Zeus me permita irme a otra familia… (Hablo de forma seria, sintiendo como el espectro detrás de él desaparecía después de darle un asentimiento)
Después de esto el pelícano desapareció de un estallido de velocidad, solo dejando una pequeña nube de polvo donde antes estuvo parado.
En menos de un minuto llego a una casa desgastada, cercana al muro de la ciudad, un lugar abandonado, donde abundaban los vagabundos.
Asegurándose que nadie lo había visto, se adentro en la casa, donde un anciano de gran barba y cabello gris lo esperaba sentado en una silla, la cual parecía estar por romperse.
Bell: No creí que estarías tan ansioso por partir… (Hablo una vez se acercó al hombre, el cual rápidamente dirigió su mirada hacia este)
Zeus: Supongo que ellos tomaron su decisión… (Hablo al ver que el peliblanco había llegado solo y no acompañado por ese peculiar par)
Bell: No logré convencerlos, los mocosos a veces pueden ser testarudos… (Habló en un tono cansado, mirando con el ceño fruncido como el anciano no pareció reaccionar) Terminemos con esto, aun debo hacer otras cosas… (Habló mientras se acercaba al anciano, para seguidamente revelar su espalda, donde destacaba un gran rayo, tatuado en su espalda)
Zeus en silencio sólo cortó una pequeña herida en uno de sus dedos, provocando que una gota de su sangre cayera en la espalda de Bell, la cual seguidamente brillo durante unos momentos.
Zeus: Bien, tu Falna está abierta para que el dios que tu elijas pueda tomarla… (Habló en un tono bajo, viendo como el peliblanco se volvía a tapar la espalda, para seguidamente comenzar a caminar hacia la salida) Sabes que aún no ha cambiado mi opinión, aun sigo creyendo que tú serás el último héroe…
Bell: La era de los héroes acabó con Albert, no tienes que recordarme que falle ese día en protegerlo a él y a su familia… (Gruño molesto, mientras miraba de reojo al dios, el cual no se inmuto por su tono, solo le dirigió una mirada calmada) Yo jamás seré un héroe, mi negligencia ha causado mucho daño en las eras, ni siquiera pude protegerla a ella cuando le juré que siempre estaría a su lado… (Hablo molesto, apretando fuertemente sus puños, al punto de sacar sangre de sus palmas)
Zeus: A pesar de todos los siglos que han pasado, veo que aun no tienes una respuesta, todo lo que pasó no fue tu culpa y estoy seguro de que ellos no te culpan de nada… (Hablo en un tono calmado, mientras se levantaba y pasaba a un lado del peliblanco, quien no se atrevió a levantar la mirada) Cuídate niño, si el destino así lo quiere, nos volveremos a ver… (Hablo mientras pasaba a un lado de este, para seguidamente salir de la casa, dejando al peliblanco en silencio)
Durante unos minutos Bell se quedó quieto en su lugar, recordando todos los años que habían pasado, todas las personas que había conocido, enseñado, entrenado, no por nada lo llamaban el maestro de maestros.
Dejando esos pensamientos de lado, decidió salir de la casa, aún debía volver a su pequeña mansión y ordenar los documentos que había rescatado de las mansiones Hera y Zeus.
Antes de salir, logró escuchar con sus agudos oídos como la madera del techo crujía, para seguidamente ver como una pequeña figura caía del techo, golpeando fuertemente contra el suelo.
Al acercarse, vio que la figura era una pequeña niña de cabello negro, no mayor a los 10 años, pero lo que mas destacaba de ella eran las ropas andrajosas que traía y el par de orejas de lobo sobre su cabeza, junto a una tupida cola de color negro.
Notando su presencia, la niña gruñó amenazante, ocultando la herida en su brazo, la cual sangraba preocupantemente.
Bell: Tranquila pequeña, no te haré daño… (Hablo mientras acercaba una de sus manos hacia la chica, la cual, reaccionando intentó morderlo, aunque este rápidamente retiró su mano) Tranquila…
Volvió a hablar, mientras usaba levemente magia curativa, causando que la herida en el brazo de la niña lentamente se cerrará.
Curiosa, la pequeña niña dejó de lado su hostilidad, mirando con curiosidad como la mano alzada del hombre brillaba levemente en un color verde claro.
Controlada por su curiosidad, la niña se acercó al peliblanco, tomando su mano y revisándola, viendo por donde brillaba.
Esto le causó gracia, al peliblanco, el cual viendo que la pequeña estaba distraída, comenzó a revisar, viendo que al parecer no tenía ninguna herida expuesta, solo unas cuantas cicatrices ya de tiempo.
Bell: ¿Dónde están tus padres, pequeña…? (Pregunto un tanto preocupado por las cicatrices que cubrían los brazos de la niña)
Soltando su mano para seguidamente mirarlo, la pequeña solo negó con la cabeza, mientras bajaba la mirada, algo que preocupó aún más al peliblanco.
Bell: Estás sola… (Hablo preocupado, recibiendo un asentimiento de la niña, la cual tenía la mirada baja)
Esto provocó un dilema en el peliblanco, sabía que dejarla sola solo provocaría que la chica terminara muerta, por el hambre o por algún maníaco que estuviera en las calles, principalmente ahora que se acercaba una era oscura para la ciudad.
Con ese pensamiento, Bell acarició levemente la cabeza de la niña, la cual le dirigió una mirada curiosa.
Bell: Yo te cuidare desde ahora, ya no estarás sola nunca más… (Habló con una sonrisa cálida, causando que la pequeña lo mirara sorprendida, para seguidamente lo abrazara, mientras derramaba unas cuantas lágrimas) Vamos a la mansión, de seguro debes tener hambre… (Hablo mientras tomaba a la pequeña en sus brazos, sorprendiéndome ante lo liviana que era) ¿Tienes algún nombre…? (Preguntó mientras salía de la casa abandonada con la pequeña en sus brazos)
Delta: D-Del-l-ta… (Hablo con dificultad, no logrando pronunciar bien las palabras, cosa que causo que frunciera el ceño, algo que le pareció adorable al peliblanco)
14 años después, salida de la ciudad de Melen.
Delta: Odio el sol… (Gruño molesta, mientras agitaba su cola con claro disgusto, recibiendo una ligera carcajada del peliblanco a su lado) ¿Por qué debemos volver a esa ciudad después de tantos años…?
Bell: Aun recuerdo a una pequeña niña que decía que le encantaba la luz del sol… (Habló en un tono burlón, causando que la chica gruñera molesta) Son órdenes de Hades y Ouranos, al parecer algo está ocurriendo en el Dungeon, remanentes de Evilus están haciendo sus movimientos y hay extrañas anomalías… Además, Ishtar, Loki y Freya están haciendo de las suyas… (Hablo cambiando su tono a uno serio, causando que la pelinegra a su lado se tensara, no le agradaban para nada ese par de diosas)
Delta: Y como siempre nosotros tenemos que encargarnos… (Gruño cansada, a pesar de que la ciudad estaba repleta de aventureros, solo ellos eran llamados para arreglar los problemas de la ciudad, siempre desde las sombras) Espero que la antorcha no haya entrado a mi cuarto…
Bell: Conociendo a Hades y su obsesión por tener todo limpio y en orden es probable que haya entrado a tu cuarto… (Hablo de forma cansada, su dios parecía más el mayordomo de la familia que el dios patrón) No lo golpees si movió tus pesas, recuerda que no lo hace por maldad…
Delta: Eso lo decidiré cuando vea que fue lo que hizo… (Hablo en un tono amenazante, mientras hacía crujir sus nudillos, a la vez que sus ojos se afilaban)
Dentro de una mansión detrás del gremio, un hombre de cabello negro dio un fuerte estornudo a la vez que sentía un fuerte escalofrío, mirando hacia los lados sintió claramente como si la muerte estuviera a su lado, algo irónico, ya que él era un dios de la muerte.
Volviendo con Bell y Delta, estos caminaron a un paso rápido hacia Orario, debido a sus niveles llegaron rápidamente y sin perder el aliento a la entrada de la ciudad.
Siendo rápidamente reconocido por los guardias, los cuales lo dejaron pasar, mientras le daban una tensa reverencia.
Con esto ambos se adentraron en las concurridas calles de la ciudad, caminando directamente al gremio, al cual llegaron rápidamente.
Una vez entraron, el peliblanco rápidamente comenzó a buscar a su asesor de confianza, no logrando ver al hombre bestia con la mirada, pero si logro ver en la recepción a su segunda opción y sabiendo que era de confianza, se acercó a esta, ignorando el gruñido de Delta al ver a la mujer.
Bell: Buenas tardes, Señorita Rose… (Habló una vez llegó cerca de la mujer, la cual rápidamente se volteo en su dirección, mirándolo con su típico aire neutro)
Rose: Buenas tardes, Señor Bell y… Pequeña delta… (Hablo en un tono educado, aunque eso cambió a uno burlón, mientras miraba a la pelinegra a un lado de Bell, la cual le gruñó mostrando los colmillos)
Bell: Venía a dar mi informe sobre el sello de Melen, pero viendo que Royman no se encuentra aquí, te lo entregaré a ti… (Hablo en un tono serio, deteniendo la tensión que ambas mujeres tenían, la cual ya comenzaba a poner nerviosos a los demás aventureros presentes)
Rose: Entiendo, veré que el informe llegue a manos del señor Royman… (Hablo mientras recibía el informe, no sorprendiéndome al ver el tamaño de este, notando rápidamente que eran por lo menos 400 páginas o más)
Después de esto y de que la mujer le pidiera rellenar unos cuantos documentos, principalmente para asegurarse de que el informe se había entregado y donde se había guardado.
Bell y Delta dejaron el gremio, aunque el peliblanco tuvo que regañar levemente a la pelinegra al ver como seguía amenazante con Rose, la cual para su sorpresa igualmente comenzó a gruñirle, a veces odiaba los instintos animales de los Beastman.
En silencio ambos se dirigieron a la parte trasera del gremio, donde estaba la mansión de ambos, la cual era del mismo tamaño del gremio, estando conectado a este y al altar de Ouranos.
Bell: ¡Estamos de vuelta…! (Levantó la voz una vez entró a la mansión, escuchando claramente como lentamente unos pasos se acercaban a ellos)
Desde uno de los pasillos laterales apareció un hombre de cabello negro, alto y de complexión delgada, con una pequeña barba en la barbilla, vestido con un traje formal de color negro y gris (Imaginen a Azasel de DxD, solo que sin el aire burlón y las mechas rubias).
Este los miró con un aire serio durante unos segundos, para seguidamente soltar un suspiro cansado.
Hades: Ya era hora de que llegara, por favor quítense los zapatos antes de entrar a la mansión… (Habló en un tono serio, mientras se acercaba a ambos, ignorando que Delta lo miraba con el ceño fruncido) ¿Supongo que la misión de Melen ha sido un éxito…? (Pregunto mientras veía como el peliblanco dejaba la mochila que traía en su espalda en el suelo, para seguidamente ver irritado como Delta entraba con sus botas sucias y se dirigía rápidamente a su habitación en el segundo piso)
Bell: El sello fue restaurado y le recibí un mensaje de Poseidón, al parecer nuevos monstruos están apareciendo en mar abierto, tienen sospechas de una nueva salida del Dungeon en alguna parte de la costa… (Habló en un tono serio, causando que el dios frunciera el ceño, una nueva filtración no eran buenas noticias, pero antes que hablara, un fuerte grito en el segundo piso los interrumpió)
Delta: ¡MIS COSAS…! (Gritó colérica, para seguidamente se escuchará el gran estruendo de la puerta de su habitación siendo cerrada sin ningún cuidado) ¡HADES…!
Bell: Bueno, creo que esa es mi señal… iré a dar una vuelta por el Dungeon, no destruyan tantas cosas… (Hablo con una sonrisa burlona, para seguidamente salir de la mansión, dejando al congelado dios, el cual seguidamente comenzó a huir hacia el patio trasero, sintiendo como Delta lo seguía con intenciones asesinas)
No le tomó mucho tiempo llegar al Dungeon, donde se adentro ignorando a los demás aventureros novatos que entraban y salían de la mazmorra, los cuales lo miraban extrañados al no verlo usar una armadura o alguna arma.
No tomándolos en cuenta, se adentro en el primer piso, sonriendo levemente al ver como los monstruos recién regenerados huían despavoridos al verlo.
Así continúo bajando piso por piso, rápidamente aburriéndose al ver como la mayoría de los monstruos huían de él, solo algunos se lanzaban a atacar, aunque no lograban hacerle nada.
Al momento que salió del piso 12, se encontró con unos cuantos aventureros de bajo nivel heridos, rápidamente se acercó a estos y aplicó magia sanadora en ellos.
Bell: ¿Qué ocurrió…? (Pregunto rápidamente al ver como uno de los aventureros recobraba la conciencia)
¿?: U-Unos minotauros nos emboscaron, logramos salir apenas del piso 14… (Habló en un tono bajo, mientras miraba aterrado al peliblanco)
Bell: "¿Minotauros en el piso 14…? Esta debió ser una de las anomalías que mencionaba Ouranos en una de sus cartas…" (Pensó un tanto preocupado, los minotauros eran una muerte segura para los aventureros de bajo nivel, que abundaban en esta zona) Cuando despierten asciendan los más rápido que puedan, notifiquen al gremio sobre esto, díganles que Grand los envía… (Ordenó en un tono serio, mientras comenzaba a caminar hacia la salida del piso, arrojándole una gema repelente al aventurero, el cual seguía viéndolo sorprendido)
Con esto Bell rápidamente descendió, acabando con todos los minotauros que se encontraba por el camino, sorprendiéndome al notar la cantidad que había ascendido.
Cuando finalmente había acabado con el último minotauro de la zona, estando en la salida/entrada del piso 15, escucho unas voces que provenían de los túneles del piso, reconociendo algunas, lo que provocó que frunciera el ceño.
Bell: Me había extrañado la presencia de minotauros en los pisos superiores, pensé que sería una anomalía, pero solo resultaron ser ustedes… familia Loki… (Habló en un tono serio, al ver como el gran grupo de la familia aparecía desde el fondo del piso 15, quienes lo miraron sorprendidos, principalmente los altos mandos, quienes lo conocían) ¿Puedo preguntar en qué estaban pensando cuando dejaron escapar monstruos como estos a los pisos superiores? Finn, Gareth, Riveria… (Pregunto en un tono molesto, no le agradaba tratar con los hijos de Loki, principalmente con su capitán, el cual ahora lo miraba con una gran sonrisa, una sonrisa asquerosa a sus ojos)
Riveria: Cranel-sama… no sabía que estaba de vuelta en Orario… (Habló en un tono educado, dando una ligera reverencia, causando que las mandíbulas de todos cayeran, jamás pensaron que la mujer le hablaría así a alguien)
Bell: No han respondido mi pregunta… (Hablo en un tono frío, causando que todos sintieron un escalofrío y que la sonrisa de Finn disminuyera rápidamente)
Pero, entre todos había alguien que miraba al peliblanco con varias emociones mezcladas, alegría, melancolía, tristeza, todas esas emociones golpeaban fuertemente a la siempre inexpresiva pelidorada, causando recuerdos de su niñez y de sus padres.
Antes de que alguno hablara, Ais de un salto cayó frente a Bell, el cual la miró amenazante, solo para seguidamente cambiar su expresión a una sorprendida.
Bell: ¿A-Ais… de verdad eres tú…? (Pregunto sorprendido, reconociendo fácilmente a la hija de su pupilo y amigo)
Esto causo que todos miraran confundidos la interacción de ambos, aunque lo que causó más sorpresa fue ver como la pelidorada comenzaba a derramar lágrimas.
En un rápido movimiento la pelidorada se lanzó hacia Bell, abrazándolo como si este fuera a desaparecer, mientras derramaba aún más lágrimas sobre el hombro de este.
Ais: N-No puedo creer que estés vivo… abuelo… (Hablo en un tono alegre, rompiendo su máscara neutra para mostrar los sentimientos que afloraban dentro de ella, apretando el abrazo, el cual fue rápidamente correspondido por Bell)
Fin del prólogo.
Del 1 al 10 cuánto le dan al capítulo.
Deja tu estrellita si te gusto.
Espero sus comentarios.
Yo soy Horst y nos vemos en el siguiente capítulo…
