Búsqueda – Parte 2
Las leves brisas nocturnas removían sus rebeldes mechones constantemente, el suave brillo de la luna lo acompañaba por momentos, no sabía cuánto tiempo llevaba en el balcón con los brazos cruzados esperando noticias. Tampoco es que pudiera hacer mucho adentro, a menos que su preocupada compañera lo llamara.
- Ese idiota... - susurro notablemente molesto - ¿Cómo pudo pensar en hacer tal estupidez...? -
Todos pensaron que estaría bien, que su fuerte espíritu como ex superintendente de la Policía Internacional sería suficiente para poder soportar todo esto. Incluso se llegó a enterar del trágico accidente que sufrió de pequeño... Haría que pensar que pasar por cosas así te fortalecería para lo que te depara la vida, te haría madurar emocionalmente, como lo que pasó con él y el Purrloin de su hermana. Son eventos que te marcan pero te vuelven fuertes.
Sus puños se apretaron con furia y a una gran velocidad uno de ellos impactó a la fría barandilla de metal.
- Tch... - sus dientes se estrechaban con notable dolor.
Impotencia. Era lo único que podía sentir en ese momento.
Lentamente levanto su cabeza divisando la luna que le daba un hasta luego inoportuno hasta que una nube la opacó. Su mirada, que estaba a punto de regresar al horizonte tuvo que hacer un veloz cambio al escuchar unos suaves que se acercaban a él.
- Lamento haberte hecho esperar... - Su cálida pero preocupada voz provocó que Hugh se volteara a verla.
- No te preocupes, te dije que esperaría aquí - le mencionó intentando encontrar la mirada de la joven castaña.
- Ahora está dormido... - continuo Whi-two, sus casi callados pasos se acercaron levemente su compañero hasta llegar a la barandilla de seguridad.
- Ya veo -
- Te agradezco que hayas venido... -
Hugh podía oír como la voz de la entrenadora se entrecortaba por momentos, sabía que no era nada fácil para ella. El no estuvo en aquel momento en que Lack-two casi se quita la vida, y desde ese momento no se separó de su lado para así evitar cualquier percance.
El viento soplaba con un poco más de fuerza, la oscuridad de la noche con una luna oculta no le permitian poder divisar como la larga cabellera de Whi-two se mecia con el viento. Debía ser un espectáculo hermoso, aunque, al menos esa noche no fue así...
Los primeros rayos tenues de la luna caían sobre Whi-two revelándole la verdad a Hugh... Lágrimas... Varias lágrimas caian desesperadamente de su suave rostro angelical mientras el viento intentaba llevarse algunas lágrimas o, al menos, desaparecerlas.
El ahora consternado entrenador peliazul veía fijamente a su compañera, incluso las escenografías más lindas que pudiera imaginar se podían marchar con el dolor y tristeza. El conocía muy bien el sentimiento, de cómo se quebrantaba su alma al ver a una mujer llorando, lo vivió hace muchos años con su hermana y ahora con su amiga.
Whi-two solo miraba al piso hasta que, minutos después, se dio cuenta de que su sombra se divisaba con claridad en el suelo. La oscuridad ya no estaba de su lado para ocultar sus tristes emociones... Con el rabillo del ojo noto que Hugh había estado mirándola todo este tiempo. Su mirada lentamente intento encararlo, sin resultado.
- Y-yo... - tartamudeó, no quería que él la viera así, no deseaba más frágil de que lo que él ya sabía que ella era.
No recibió respuesta alguna, sin embargo, con su mirada en el suelo pudo observar como sus pisadas se acercaban a ella. Su mirada buscaba una respuesta y, antes de que pudiera encontrarla, su cuerpo recibió un fuerte abrazo.
- ... - Intento pronunciar alguna palabra, pero simplemente no podía, sus sollozos triunfaron, así como sus leves temblores corporales y lágrimas.
- Estaré aquí Whi-two - Hugh cerró los ojos mientras continuaba abrazándola, ahora más que nunca requería de todas sus fuerzas para no quebrarse y apoyarla. Whi-two ya había pasado muchas situaciones complicadas en su vida, merecía un día a día tranquilo, pero al parecer eso estaba aún muy lejos de llegar para ellos.
- Hugh... - sollozaba abrazándolo más fuerte, sus lágrimas caian fluidamente sobre su chaqueta carmesí. - Me duele... Me duele mucho verlo así... Ya no quiero verlo así Hugh... No quiero... -
Esas palabras se clavaron en el pecho del rebelde entrenador como filosas estacas. Tenía que ser fuerte, y lo iba a ser. Por el bien de ella y del ahora dormido cabeza de palmera.
Instintivamente apegó su delicada cabeza a su cálido pecho procurando que su lastimada mano no estropeara el sedoso y perfumado cabello de la entrenadora.
Los minutos pasaron y con ello pudo notar que ya no sollozaba ni susurraba nada, se había tranquilizado y eso lo aliviaba mucho. Pero no paso mucho tiempo para percatarse de algo curioso, sus ojos permanecían cerrados, manteniendo una expresión de comodidad y calidez.
- Se quedó dormida... - suspiró - No tienes remedio eh? - nunca esperó que Whi-two se quedará dormida en un abrazo aunque en parte lo comprende, esta situación conlleva un considerable agotamiento mental.
Luego de unos leves movimientos consiguió poder cargarla sin mucho esfuerzo, era realmente ligera. Whi-two solo se acomodó más apegándose su mejilla al pecho de Hugh.
- Hey, no te acomodes mucho, tu debes descansar en un lugar mejor que este -
Sin dejar de observarla la lleva a una habitación vacía donde la coloca delicadamente sobre la cama, donde ve que ahora Whi-two aún dormida se acomoda a la cama, toma una almohada y la abraza.
- Mientras ese idiota se recupere, te cuidaré... - susurró
