Disclaimer: Crepúsculo es de Stephenie Meyer, la historia de Silque, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.
Disclaimer: Twilight belongs to Stephenie Meyer, this story is from Silque, I'm just translating with the permission of the author.
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EPOV
Dejando a mi amor en la segura compañía de mis hermanas y mi madre, fui a cazar con los miembros masculinos de mi familia. Pude ver que Carlisle y Emmett nos habían extrañado a Jasper y a mí, y cazar juntos siempre era una buena manera de reconectarnos.
Tuve que admitir que era bueno estar de vuelta con mis hermanos y mi padre. Todos eran personas muy diversas y todos teníamos una dinámica diferente, tanto entre nosotros como en grupo. Podría contar con un gran debate o una conversación tranquila con mi papá, una conversación profunda y mentalmente estimulante sobre casi cualquier tema con Jasper y el último chiste o broma de Emmett.
Emmett no era el completo payaso que interpretaba. Tenía un corazón enorme y, a pesar de su tamaño, fuerza y volumen general, en el fondo no era más que un gran oso de peluche. Sabía que quería pasar algo de tiempo conmigo, así que cuando encontramos una pequeña manada de ciervos en grupo, en palabras de mi hermano mayor, "¡Aperitivos!", nos dividimos en dos grupos; Jasper con nuestro padre, Emmett conmigo.
―¡Veamos si podemos encontrar algunos osos! ―Emmett se entusiasmó.
Corrimos hacia el norte, disfrutando de la libertad del bosque, moviendo las piernas, saltando sobre rocas y ocasionalmente chocando unos contra otros. La risa de Emmett resonó entre los árboles.
―Es bueno tenerte en casa, Ed. Es más divertido cazar contigo. Papá es demasiado dócil y a Rosie no le gusta ensuciarse. ¡Oye! ¿Podemos pelear después de comer? No he tenido una buena pelea desde que te fuiste.
―Claro ―sonreí―. Supongo que ya te corresponde una paliza.
Se burló.
―Veremos quién recibe la paliza, Romeo. ¡Oye! ¡Osos! ¡Por ahí!
Corrimos hacia el olor y rápidamente derribamos a un oso pardo y a su pareja. Dejé que Emmett se llevara al macho. Parece que nunca había superado su rencor contra el oso que lo mató. Me terminé el mío rápidamente y me giré para mirar divertido mientras Emmett bailaba alrededor de las enormes garras.
―Siempre jugando con tu comida, ¿eh, Em? ―reí.
Justo cuando giró su cabeza para sonreírme, el oso lanzó un golpe, destrozando el frente de la camisa de Emmett.
―¡Oh, no! ¡No lo hiciste! ¡Mi Rosie me dio esta camisa! ―Hábilmente rompió el cuello del oso y comenzó a drenarlo con un solo movimiento.
Emmett levantó una roca y pateé los cadáveres debajo.
―¡Los platos ya están limpios! ―gritó, dejándola caer en su lugar. Subimos a la cima de la roca, disfrutando de la vista y dejando reposar nuestra comida.
»Entonces Ed, fuiste y conseguiste una compañera humana, ¿eh? ―me sonrió. Oh, aquí vamos.
―Sí, Emmett. Ella es mi compañera y es humana. ¿Eso es un problema? ―respondí secamente.
Levantó las manos.
―Oye, solo digo. Nunca pensé que le entregarías tu virginidad a una chica humana, eso es todo. Está caliente. ¿Entiendes? Porque está viva, ¿y esas cosas? Y ella es... como... sexi… ―se detuvo, viendo mi obvia falta de diversión.
―No hemos hecho... eso... todavía, así que déjalo. ¿Quieres que empiece a hablar de tu pareja? ―gruñí.
―Oye, no nos alteremos.
Trabajé para calmarme. Era Emmett, después de todo.
»Pero en serio, Edward. ¿Qué vas a hacer? ¿Realmente tienes la intención de dejarla humana?
―Sí.
―¿Y si quieres una relación física con ella? ¿Entonces qué? La matarás.
―No voy... mierda, Em. No tengo todas las respuestas. Sí quiero. Dios, quiero, pero si la lastimo, nunca me lo perdonaría. Ella no me ha presionado en absoluto, pero sé que no estará contenta con el status quo. Solo espero que podamos tomárnoslo con calma, ¿sabes?
―Ella es tu compañera, ¿verdad?
Suspiré.
―Indudablemente. Incluso ahora, tengo ese dolor en el pecho por estar lejos de ella. ¿Sabes?
Emmett se frotó el pecho.
―Sí. ¿Pero cuando ella esté sorda y tal vez ciega también? ¿Entonces qué?
―Seré sus ojos y oídos. No le faltará nada.
―¡Cristo! ¿Por qué la harías pasar por eso, cuando cambiarla probablemente solucionaría todos sus problemas?
―Sabes por qué, Emmett. No le quitaré el alma. No la condenaré a esta vida.
―¿Qué tiene de malo esta vida? Soy muy feliz.
―¿Rosalie lo es? Sabes tan bien como yo que si ella hubiese tenido la opción, nunca la habrían convertido. Te tiene a ti para hacerlo soportable, pero por lo demás, odia ser vampira.
Emmett bajó la cabeza.
―Sí, te entiendo. ¿Pero le has preguntado qué quiere?
―No lo hemos discutido. Y no lo estoy ofreciendo como una opción. Cuando surja, le diré mis creencias al respecto. Estoy seguro de que lo entenderá y probablemente estará de acuerdo conmigo.
Emmett echó la cabeza hacia atrás y se rio a carcajadas.
―Y eso prueba que no sabes una mierda sobre mujeres, hermano. ―Se puso de pie de un salto―. Vamos a buscar a Jazz y a papá. Estoy listo para regresar.
Mientras todos nos acercábamos a la casa, sentí una enorme sensación de anticipación. Por primera vez, al regresar de una "cacería de chicos", tenía a alguien esperándome, y no a cualquiera; a mi compañera. Finalmente sentí que pertenecía a esta familia, un miembro funcional y apareado. Mientras atravesábamos la puerta, Emmett me dio un empujón.
―No olvides que me debes una pelea ―sonrió.
―¡Quiero participar en eso! ―gruñó Jasper, empujándome desde el otro lado.
Llevé a Bella a un recorrido por la casa que terminó en la cocina. No me sorprendió que ella expresara su deseo de cocinar. Lo que sí me sorprendió fue su chillido juvenil y luego que se lanzara a mis brazos. Llovió besos en mi cara y no perdí el tiempo capturando sus labios con los míos. Debería haberme avergonzado de tener su pequeño y dulce trasero en mis manos, pero se sentía demasiado bien como para dejar que me molestara. Mucho. Su cálido cuerpo envuelto a mi alrededor era un pedacito de cielo, sus piernas entrelazadas alrededor de mi cintura, y resistí la tentación de bajarla un poco, sólo para poder sentir su calidez en cierta parte del cuerpo que realmente quería conocerla. Me resistí, por supuesto, porque un caballero nunca se comportaría así ante una dama, soltera o no, ¡y en la cocina, nada menos!
Por suerte, mi madre me interrumpió antes de que perdiera todo sentido del decoro. Maldita sea.
Después de mi ducha, corrí escaleras abajo para ver a mi amor trabajando en su proyecto culinario. Me apoyé contra la puerta, todavía sin que nadie se diera cuenta. Verla reír y charlar con mi madre me reconfortó y una vez más sentí que finalmente pertenecía. Esta mujer me completaba. Lo que nunca supe que me faltaba de repente encajó en su lugar como la pieza de un rompecabezas, y me sentí completo. Esta mujer, esta increíble, hermosa, cálida y amorosa mujer se había adaptado a mi mundo con gracia inconsciente y había recuperado cada fragmento de humanidad que creí perdido para siempre con mi cambio.
Cuando me vio, sus ojos se llenaron de tal amor que casi me desmayé. No pude resistir la atracción de sus ojos y me encontré besándola de nuevo. Cuando me dijo cuánto me amaba, tomó todo mi fuerza de voluntad para no robármela y correr con ella a mi habitación, solo para tenerla a solas. No es que hiciéramos nada inapropiado, ¡no, por supuesto que no! Ignoré cuidadosamente las visiones vagas y eróticas que pasaban por mi mente.
Sintiéndome egoísta por impedirle completar la preparación de la comida, me alejé para jugar videojuegos con mis hermanos. La dejé en paz para comer, pero seguí su conversación con mi madre. Fiel a su estilo, mi amor animó a mi madre a alimentar con las sobras a los Hersheizer que vivían más adelante. Qué corazón tan tierno. El de ambas.
Después de que me patearan el trasero jugando Call of Duty, llevé a Bella a caminar hasta el río. Era una hermosa noche de verano y quería llevar a Bella a mi lugar.
Justo al borde del río, había un pequeño nicho excavado en el bosque, con una roca plana que formaba un banco perfecto. Los árboles y helechos formaban un muro de privacidad y no te podían ver desde la casa cuando estabas sentado. Durante mucho tiempo fue mi lugar para estar solo, pero todavía podía escuchar todo lo que sucedía en la casa y los pensamientos de todos. Tenía otro lugar para el silencio y la verdadera soledad. Se lo mostraría otro día.
Una vez que estuvimos sentados en la piedra, mi brazo la rodeó mientras ella se acurrucaba a mi costado, le dije:
―Entonces, ¿qué piensas de todo hasta ahora?
Ella se rio.
―¿Todo? Esa es una declaración que abarca mucho.
―Bueno ―reflexioné―, creo que lo estaba abarcando todo cuando lo dije. ―Besé la punta de su nariz―. Pero sabes a lo que me refiero.
―Bueno, la casa es hermosa al igual que los alrededores ―señaló hacia el río―. Tu familia es encantadora. Ya adoro a Esme, y todos han sido muy cálidos y amables. Bueno, casi todos ―hizo una mueca.
―Ah, sí. Rosalie. Pido disculpas por ella. Ha estado un poco... enojada desde su cambio. Ella es la que más odia lo que somos. Se siente despojada de las cosas que habría tenido como humana, independientemente del hecho de que si nuestro padre no la hubiera cambiado, ella habría muerto en la calle y no habría tenido esas cosas de ninguna manera.
―¿Qué cosas quería ella?
―Hijos. Los vampiros no pueden procrear, por lo que a ella se le niega la oportunidad y no puede dejarlo pasar.
Ella se estremeció delicadamente.
―Bueno, entonces es bueno que no quiera tener hijos.
Dejando a un lado lo que esperaba con todas mis fuerzas que ella no estuviera insinuando, dije.
―¿Por qué no? Pensé que todas las mujeres querían tener hijos.
―Por un lado, no les tengo mucho cariño y, por otro, nunca quisiera transmitir esta anomalía genética. Las posibilidades de transmitirla a cualquier descendencia son demasiado altas como para arriesgarme. En cualquier caso, es un punto muerto. Me hicieron una ligadura de trompas una semana después de cumplir dieciocho años.
Decir que me sorprendió fue quedarse corto. Para ser honesto, debería haberme emocionado que ella no quisiera y, además, no pudiera tener hijos, ya que yo no podía engendrarlos. Pero una parte de mí estaba triste porque ella ya no tenía la opción de tenerlos. A los dieciocho años, tener hijos parecía una idea lejana, pero eso no quiere decir que no pudiera cambiar de opinión. La razón más convincente para la esterilización, el síndrome de Usher, tenía más sentido. Al no ver ningún propósito en una discusión sobre el tema, lo dejé pasar.
―Ya veo.
―Como no podemos engendrar hijos, creo que es bastante perfecto. ―Su sonrisa era genuina y no mostraba ningún indicio de arrepentimiento por su decisión.
―Mmm ―respondí sin comprometerme. Le di vueltas a ideas para cambiar de tema en mi mente. Había decidido preguntarle sobre la universidad cuando interrumpió mis pensamientos.
―Entonces, ¿cuándo planeas convertirme?
Mierda.
