Disclaimer: Algunos personajes de la historia no me pertenecen, son propiedad del Mundo de Harry Potter y su creadora, J.K. Rowling, los de más, son de mi creatividad, incluyendo la trama.

T/H, AU, y OoC

Spinoff

Esperaba que el idiota de Ronald le abriera la puerta o, por lo menos, que Débora estuviera en casa para hacerlo. Suponía que así era, por la hora: era tiempo de que saliera de la lavandería y ella era muy buena con él como para no querer abrirle la puerta de su casa, no como Ronald, que Johana no sabe qué bicho le picaba. Era como si no pudiese aceptar el hecho que los demás fueran felices con lo que querían. Primero fue con él, cambiando, cuando antes, siendo niños y se la pasaban jugando y hablando de todo, dejó de hacerlo en cuanto él cumplió 13 y en 2do año se dio cuenta que le gustaban los varones. Y después fue con Hermione. Aunque no lo entendía porque ella nunca fue su amiga y, a decir verdad, no es que Ronald tuviera alguna otra amistad. Su adolescencia se había resumido en alejarse de él (con la suerte, para Ronald, de que no compartieran grado a pesar de cursar en la misma escuela) y molestarlo en 4to cuando esto último ya no fue así.

"fenomeno"

Agradecía las charlas con su padre acerca de su tío Danilo, que no quería que sufriera como él, suicidándose porque no pudo con la paria social, y que él debía ser fuerte ante esto que, para eso lo tenía a él, tanto como a su madre, que lo querían lo suficiente como para dar hasta la vida por él. Que cualquier cosa, cualquier burla, era solo decirles y ellos lo resolverían por las malas o por las malas.

Jhoana hizo de tripas corazón y se formó un buen valor, amándose a sí mismo, tanto que, en reflejo, soportó los comentarios de Ronald con respuestas muy inteligentes... No quería hacerle daño a su amigo.

Tocó la puerta en cuanto estuvo en frente de ella y enseguida la abrió Ronald.

Él rodo los ojos con una mueca en su boca.

–¿Qué haces aquí, fenómeno? –sus palabras incisivas, como siempre. Sin embargo, se dio la espalda dejando la puerta abierta para Jhoana. Aunque ella no entró.

–¿Puedo pasar? –debía preguntar: Ronald tenía un comportamiento tan estraño ahora...

–Va a llover. –fue todo lo que dijo y se perdió escalera arriba.

Jhoana solo frunció sus cejas por no comprender, pero miró el cielo, dándose cuenta que había venido tan distraído que no había notado lo que Ronald sí.

Entró cerrando la puerta y subió las escaleras.

Sabía de sobra en dónde estaba el cuarto de Ronald así que no perdió tiempo. Él estaba sentado en el rellano de la ventana mientras golpeaba una pelota en el pilar.

–¿Por qué no has ido a clases? –fue lo primero que se atrevió a preguntar. Ronald, solo se rió con ironía.

–¿Qué? ¿Llamó mi madre a la tuya para ver si a ti te lo decía? Ay qué ver que ella no quiere entender que no me junto con anormales.

Esta vez fue la gota que derramó el vaso: Jhoana era tolerante, pero Ronald había dicho eso de una forma tan insultante en comparación con las demás, que una fuerza lo dominó (era hombre después de todo), con intención de golpear a Ronald. Pero él intuyó desde antes sus movimientos y le atajó el puño. Johana intentó con el otro y casi hace que Ronald cayera al otro lado de la casa pero no le importó y seguió en lo suyo. Ronald también, quien, para su seguridad, bajó de la ventana, enfrentado a Jhoana.

–Vete de mi casa. –le escupió, lanzando el puño de Jhoana que todavía sostenía en su mano a otro lado.

–Eres un idiota –dijo Jhoana, dándose vuelta para hacer lo que le pedían–. Eso me pasa por no hacerle caso a Hermione y venir de todas maneras. –dejó salir entre dientes.

–Porque esa es una perra que no le importa los sentimientos de los demás.

Johana volvió a enojarse.

–¿Disculpa? –dijo, encarándolo, caminando hacía él–. El que te guste ella, no te da derecho a obligarla a tener algo contigo. Además, si yo fuera ella, también te diría que no.

–¿Ah, sí?

Okay, esa no se la esperó: tener a Ronald rodeando su cintura, teniéndolo tan cerca que podía hasta besarlo. Jhoana no pudo más que sonreír.

–No te ilusiones, solo te molestaba, como siempre. –dijo él y lo soltó, dándose la vuelta.

Jhona fue quien hizo la mueca esta vez.

–Sí, cómo no. –dio dos pasos hacia la puerta.

–Espera –le dijo Ronald. Jhoana se detuvo–. Reprobé dos materias. No sé cómo decirle a mamá que también puede que repruebe el año.

Jhoana suspiró, entendiendo. Se giró y caminó hacia a su amigo.

–Te ayudaré. –le ofreció, abranzándolo, contento de que Ronald no lo rechazara.

–Gra..cias. –se le quebró la voz.

Jhoana lo miró, sonriente. Seguía abrazada de él.

–Eres mi amigo. –sentenció, pero Ronald cambió eso, con un beso, que solo era el comienzo; el cierre de una vida llena escalones camino otro universo.