Disclaimer: Algunos personajes de la historia no me pertenecen, son propiedad del Mundo de Harry Potter y su creadora, J.K. Rowling, los de más, son de mi creatividad, incluyendo la trama.
T/H, AU, y OoC
1-.
"La vida te da un ciento de lecci..."
Ese era un dicho estúpido, pensó Hermione mientras se retiraba de nuevo a su esquina, viendo, desorientada, como se alejaba la camioneta de Dedal.
Sacudió la cabeza, sintiendo el dolor de la culpa en ella, por haberlo nombrado por su apodo, un segundo antes, de que su carro se pusiera de nuevo en marcha...
Había sido un susurro, pero lo suficientemente audible para que la mujer que se hallaba a su lado lo oyera y el semblante en su rostro cambiara.
No era tampoco idiota, esa de seguro era la esposa de Dedal y lo que antes había creído un pequeño, era su hija.
"La buena que le esperaba a Dedal en cuanto llegara a su casa -siguió pensando, aunque ahora sin el remordimiento de antes-. Esa sí que iba ser una lección para él"
—Al menos me queda saber que el karma existe. —recitó, más contenta..., pero no por eso dejaba de ser un sentimiento agridulce para ella.
—Buenas noches, nena.
Como odiaba que le dijeran así. Sin embargo, el dinero te hacía tragarte la rodada de ojos, junto con la mueca de fastidio que pedía a gritos dibujarse en su boca, en cambio, compuso una risa coqueta y se arrimó al carro que se acababa de estacionar en frente de ella.
—Buenas noches, señor Jhon. —dijo. No sabía si era su nombre o una máscara, lo que sí era, era que era un cliente de esos que le gustaba repetir y por eso se sentía más segura... física y monetariamente.
