Capítulo 17: El Jefe de Slytherin se vuelve loco de celos.
Tras el cumpleaños de Severus todo era felicidad para el maestro de pociones, no sólo él y Nimue estaban cada vez más felices y enamorados que nunca, las investigaciones de ambos avanzaban a buen ritmo, la de Severus tardaría más en encontrar la poción definitiva, pero había conseguido preparar una que podría funcionar durante un año, Remus no había tenido las sensaciones que notaba antes de transformarse desde su última dosis de prueba hace casi cinco meses, si notara algo sólo tenía que decírselo a Severus y le daría una dosis de emergencia de su poción original que tenía preparada para ello. Pero por el momento iba muy bien. La investigación de Nimue también estaba avanzando estupendamente, el director de San Mungo estaba muy interesado porque la artritis en los magos era muy incapacitante y dolorosa, además conocía a Poppy y ambos le ofrecieron su ayuda, estaba a punto de comenzar las pruebas en humanos.
Estaban a principios de marzo y a mediados de abril Nimue se presentaría al examen para conseguir su título de maestra básico, el superior lo tendría para finales de mayo cuando terminaran las primeras pruebas, la madre de Poppy cuando se enteró de que en Hogwarts una sobrina de Minerva estaba intentando conseguir mejorar la poción que ella usaba le dijo a su hija que ella la quería probar, Poppy lo consultó con la doctora que la llevaba y estuvo de acuerdo al consultar cómo iba la investigación, además sabiendo que Severus Snape estaba supervisándola no tuvo nada que objetar.
Por otro lado habían pasado un fin de semana de San Valentín muy agradable aprovechando el regalo de Navidad de Charity. Severus, igual que Nimue, recibía cartas de Charlie, Brigitte y Pierre, los cuales se casarían el día 30 de marzo para que Nimue pudiera asistir, ya que Brigitte quería casarse en primavera y se negaba a hacerlo a no ser que Nimue fuera su dama de honor. Tenían muchos planes para los próximos meses, así que para adelantar trabajo decidieron pasar los sábados del último mes en Hogwarts. Una de las cosas que más echaban de menos eran sus citas con Remus, Francesca, Frank y Alice, los cuales mantuvieron el contacto con ellos por carta y le contaron que la pequeña Leah se pasaba el día pegada a su hermano pidiéndole que le enseñara a escribir, porque ella quería escribir a Severus y Nimue sus propias cartas, estaba avanzando bastante aunque aún no había cumplido los 4 años, sus padres le harían una pequeña fiesta en casa y, por supuesto invitaron a Severus y Nimue, el 7 de mayo tenían planeado asistir, no podían faltar, planificaron su trabajo para dejar libre ese fin de semana.
Esa tarde de miércoles de principios de marzo, Severus estaba dando la última clase del día, una teórica de sexto año. Nimue estaba trabajando en su despacho, el pequeño despacho de sus habitaciones ahora tenía un acceso como el del resto de profesores, últimamente algunos alumnos pequeños iban a buscarla al despacho de Severus y él a veces tenía que interrumpir su trabajo para ir a buscarla a ella… así que era más fácil que tuviera su propia puerta de acceso. Ella sabía que no era su obligación atender a esos niños, pero le podía la bondad, algunos sólo tenían 11 años y sólo querían hablar con ella porque sentían nostalgia y echaban de menos a sus madres y les daba vergüenza admitirlo ante sus compañeros o los otros profesores, ellos sabían que Nimue venía de muy lejos y los entendería mejor. También algunos le contaban sus problemas con otros chicos y en esos casos buscaba la ayuda de los jefes de casa para evitar casos de acoso escolar.
Nimue estaba revisando los últimos cálculos para hacer la poción para la artritis, que empezaría a elaborar a la mañana siguiente cuando escuchó que llamaban a la puerta, acababa de terminar con sus cálculos, así que no le importaba atender a algún pequeño, por lo general les daba un chocolate caliente con nubes de azúcar y eso y la charla los reconfortaba. Guardó sus cuadernos y libros y fue a abrir y se sorprendió al ver allí a James Potter con Jean-Luc Montand, el hijo de una de las amigas íntimas de su madre al que no veía desde hace 2 años o más y que era auror en París.
-Hola, señorita McGonagall. – dijo James Potter. - ¿Cómo está?
-Hola, ma cherie, Nimue.
-¿Qué hacéis aquí? – preguntó Nimue con todo el desagrado que llevaba dentro.
-¡Oh, vamos Nimue! No me digas que no te alegras de verme, he venido a Inglaterra por trabajo y me he encontrado con mi buen amigo James. Tu madre me dijo que estabas aquí y como teníamos unos días libres le he preguntado a James si me podía traer aquí para poder verte. Estás preciosa, ma petite… - Jean-Luc le acarició la mejilla e hizo ademán de besarla ante la mirada burlona de James Potter, Nimue apartó la mano del francés empujándolo con brusquedad.
-¡No me toques, imbécil! ¿Quién te ha dicho que yo quiera verte?
-Tu madre, me crucé con ella en casa de mis padres hace unas semanas, me dijo que estuviste en casa por Navidad con un tipo desagradable con el que habías roto tras las fiestas y que te pasaste las navidades preguntando por mí, así que cuando le dije que estaría unos días aquí me dijo que viniera a verte, no seas tan arisca, cherie.
Nimue estaba furiosa, James dijo:
-Voy a saludar a Remus, Jean-Luc, nos vemos en la entrada principal en una media hora, espero que tengáis suficiente tiempo para hablar, parejita.
Nimue gritó:
-¡¿Qué hablas de "parejita" pedazo de idiota?! ¡Y os podéis ir los dos ahora mismo si no queréis terminar llevándoos vuestras pelotas en un frasco de pociones!
Nimue estaba en el pasillo y formando un gran escándalo, no iba a entrar a ninguna habitación con ese imbécil, ya vería cómo se excusaría con Albus y su Tía Minerva, James se fue pero Jean-Luc siguió insistiendo.
-No te hagas la estrecha conmigo, Nimue, sabes que estamos hechos el uno para el otro, tu madre me dijo que tú me echabas de menos.
-No tenemos nada, nunca lo hemos tenido y nunca lo tendremos, ¿Cuántas veces tengo que decirte que no me gustas y nunca me gustarás? Y ahora vete esto es un colegio y no quiero montar más escándalo del necesario.
Nimue notó que la clase de Severus ya había terminado, cuando escuchó abrirse la puerta del aula miró hacia allí para asegurarse que los chicos iban por el otro pasillo como habitualmente, Jean-Luc aprovechó esos segundos en que se distrajo para agarrar la cintura de Nimue y besarla. La mala suerte quiso que Severus saliera en ese momento del aula. Nimue empujó a Jean-Luc inmediatamente y le dio una sonora bofetada pero no pudo evitar que Severus lo viera besarla y gritara completamente fuera de si por la ira:
-¡¡¡Se puede saber qué significa esto!!!
-Lo que a ti no te importa, es un asunto entre Nimue y yo.
Entonces Nimue le propinó una patada en sus partes al petulante francés.
-¡No hay ningún asunto nuestro, desgraciado! – Severus fue a sus habitaciones antes de que ninguno de los dos dijera nada más. - ¡Severus espera!
Pero Severus entró en sus habitaciones y se encerró, estaba loco de celos y no quería escucharla. Nimue se dio la vuelta al ver que no podía abrir la puerta, miró a Jean-Luc, que seguía tirado en el suelo agarrándose su dolorida entrepierna, y le dijo:
-Si sabes lo que te conviene vete ahora mismo, porque como siga viendo tu asquerosa cara te lanzaré un cruciatus y con lo furiosa que estoy no sobrevivirás…vete con tu amiguito James o te mataré ahora mismo.
Jean-Luc la miró con miedo, nunca la había visto así, sus gritos atrajeron la atención de algunos alumnos y Remus apareció alertado por un chico de tercero, venía acompañado de James, deduciendo lo que pasó por los gritos de Nimue y viendo a ese desconocido intentando levantarse del suelo, le dijo a James:
-Saca de aquí a ese saco de mierda que has traído y espero no volver a verte por aquí a no ser que te invite Albus…pero después de esto, dudo que lo haga durante bastante tiempo.
James vio a su amigo tan serio que cogió a Jean-Luc y se fueron. Remus se acercó a Nimue que estaba llorando desconsoladamente en la puerta de las habitaciones de Severus gritando que la dejara entrar.
-Nimue. – Dijo con suavidad rodeando sus hombros con sus brazos y haciendo que se levante. – Ven, querida. – Ella lloró desconsoladamente en el pecho de su amigo. – Tranquila, todo se arreglará.
-Me va a odiar. Lo he perdido…
-No, si puedo evitarlo.
Había por allí un grupo de chicas de Gryffindor de sexto año.
-McCalister, ve a buscar a la profesora McGonagall, que venga inmediatamente.
La chica salió corriendo como una centella y en menos de 5 minutos estaba de vuelta con Minerva, que ya estaba de camino porque todos los chicos estaban hablando de que la Señorita Nimue le había pegado a un hombre en la puerta de su oficina. Cuando llegó Remus seguía intentando consolar a Nimue. Cuando la vio, Minerva espantó a todos los chicos que había rondando por allí diciéndoles:
-¡Como no os vayáis suspenderé el quidditch durante 2 años y os quitaré todos los puntos de la casa!
En segundos estaban solos, Nimue se lanzó a los brazos de su tía y siguió llorando desconsoladamente. Remus dijo:
-Me aseguraré de que no haya nadie por aquí iros al despacho de Nimue.
Minerva la llevó allí y la hizo sentarse en su pequeño sofá. Nimue se calmó lo justo para contarle lo ocurrido a su tía, que su madre sabiendo que ese tipejo venía a Escocia le dijo que quería algo con él y que había roto con su novio…y que ese imbécil era hijo de una amiga de su madre, que desde que eran adolescentes la acosaba, pero que a ella nunca le gustó, aunque era atractivo y un auror, pero su madre estaba obsesionada con que salieran juntos, sólo la dejó de presionar cuando creyó que se casaría algún día con su exnovio René… pero había vuelto a las andadas, por lo que dijo ese imbécil se encontró con su madre cuando fue a visitar a sus padres. La cuestión es que no sabía por qué se presentó allí con James Potter y ella sentía que había perdido a Severus por culpa de su madre.
Volvió a llorar y entonces Minerva le dijo:
-Esto lo arreglo yo como que me llamo Minerva McGonagall… y voy a mandarle una carta a tu padre para que, de una vez por todas, le ponga los puntos sobre las ies a tu madre, porque como lo haga yo, irá a la boda de tu hermana con el pelo rosa fucsia.
Nimue sonrió débilmente. Minerva la llevó a su sala de estar, le dijo a Nimue que se pusiera el pijama, ella obedeció a su tía y volvió a su sala de estar con un gato de peluche en sus brazos.
-Querida, ¿aún lo tienes?
-Claro, hasta que encontré a Severus no podía dormir sin Harpo…
-Aún recuerdo el día que te lo regalé, en tu cuarto cumpleaños.
-Lo peor de ir a Beauxbatons es que tuve que tenerlo escondido en el fondo de mi baúl para que nadie se riera de mí y que mi madre no me lo tirara.
-Ven aquí. – abrazó a Nimue y le dijo: - quédate aquí, voy a hablar con Severus si es necesario lo ataré para que me escuche y entre en razón.
Antes de irse, llamó a un elfo doméstico y le pidió un chocolate con nubes de azúcar y un plato de sus galletas favoritas.
Minerva fue a las habitaciones de Severus, el cual dejó que Remus entrara, él le decía que no se preocupe, que Nimue lo quiere a él, que ese tipo fue con James Potter y que ella amenazó con matarlo. Pero Severus no lo escuchaba, sólo repetía que lo utilizó como Lily cuando eran estudiantes. Minerva entró y escuchó sus incoherencias y dijo:
-Remus, ve a asegurarte de que Nimue esté bien, yo quiero hablar con Severus y me va a escuchar quiera o no.
Severus la miró enfadado y Remus se fue a ver a Nimue. Severus empezó a caminar alrededor de su sala de estar y a decir que no había nada que pudiera decir para calmarlo y que no quería oírla, que quería que Nimue se fuera al día siguiente. Entonces Minerva sacó su varita y lo inmovilizó en su sillón, además lo amordazó usando un hechizo y dijo:
-Tú sabes que puedo ser muchas cosas, pero que no soy una mentirosa, ¿Verdad? – Severus asintió. – Pues bien… ahora me vas a escuchar atentamente o le daré tus pelotas como aperitivo al perro de Hagrid.
Severus tragó saliva y Minerva le contó todo lo que le explicó su sobrina, que todo fue culpa de su madre y que ese idiota era hijo de una amiga de Amélie, que ella sólo lo quiere a él, que ese gabacho la besó sin consentimiento, y que se presentó allí a traición por medio de su amistad con James Potter, el cual ella se aseguraría de que no volviera a poner un pie en Hogwarts, a no ser que asista a la ceremonia de graduación de alguno de sus hijos. Minerva terminó los hechizos y Severus le preguntó:
-Entonces, ¿No me engaña con otro? ¿No me ha utilizado para que la ayude con su investigación? ¿Me quiere a mí?
-Claro que sí, pedazo de imbécil, no te engaña, Severus, nunca lo haría, te quiere y no te utilizaría para conseguir su título… nunca la he visto más feliz que contigo, sabes que la quiero con locura, y quiero que estéis juntos.
Severus se pasó las manos por el pelo.
-No me va a perdonar, me va a odiar por no querer escucharla.
-Te perdonará, ella te quiere y la he dejado esperando en su sala de estar, Remus está allí asegurándose que esté bien, ve a verla.
Minerva lo acompañó a la habitación de su sobrina, cuando abrió la puerta Nimue se levantó y corrió abrazar a Severus, pidiéndole perdón.
-No hay nada que perdonar, Minerva me ha contado que ha sido culpa de tu madre y sus maquinaciones… sólo quiero que me perdones por no escucharte.
Nimue lo besó y Minerva y Remus los dejaron a solas, reconciliándose. Minerva le dijo a Remus:
-Voy a escribir a mi hermano, ve al despacho de Albus y cuéntale lo que ha pasado con Severus y Nimue, dile lo que ha hecho James y que le prohíba la entrada en Hogwarts, a él y a Lily, porque algo me dice que el traer aquí a ese gilipollas fue idea de ese par de bastardos. – Remus sólo asentía sin creerse que su antigua maestra usara ese vocabulario. – Después iré a hablar con Albus, a ver qué hacemos con esos dos, porque por mí ahora mismo iría a ver al jefe de aurores y terminarían en una oficina del ministerio entre archivos polvorientos hasta que se jubilen.
-Quizás, eso sea lo mejor.
Los dos se fueron. Mientras Severus y Nimue hablaron ampliamente, Severus se tumbó en el sofá de Nimue con ella sobre su pecho contándole toda la historia con Jean-Luc, que nunca hubo nada aunque su madre lo deseaba…ella le ofreció tomar veritaserum o que usara legeremancia con ella, para demostrarle que decía la verdad.
-No es necesario, mi Dama del Lago, te creo. – De pronto, Severus hizo un gesto de molestia. – Hablando de otra cosa… hay algo en el sofá… - se levantó y buscó bajó su espalda y sacó un viejo gato de peluche. - ¿Qué es esto?
-Es Harpo, me lo regaló Tía Minnie cuando cumplí 4 años, no podía dormir sin él hasta que empecé a dormir contigo… aunque tuve que renunciar a dormir con él en Beauxbatons... Desde que soy mayor para ello sólo lo saco del fondo de mi baúl y lo abrazo cuando estoy muy triste, muy estresada o muy enfadada… hace un rato estaba tan destrozada que lo necesitaba.
Severus dijo:
-Te prometo que nunca se repetirá esto y que Harpo no volverá a salir de su escondite si puedo evitarlo.
Se besaron, Severus aún tenía el peluche en la mano, Nimue se lo quitó sin dejar de besar a su novio y después le dijo:
-Ahora guardaremos a Harpo y tú y yo nos iremos a mi cama y no saldremos de allí hasta mañana para ir a desayunar.
Se besaron y Nimue se levantó del sofá y guardó al pequeño Harpo, después escribió una nota a Minerva diciéndole que ambos estaban bien y que no los esperaran hasta el desayuno, que si pasaba algo en la casa de Slytherin, Severus pondría una alarma para avisarlo en su habitación. Después llamó a un elfo doméstico y le encargó que le llevara la nota a su tía…y como prometió a Severus, no salieron de su habitación hasta el desayuno del día siguiente.
