Capítulo 19: El Jefe de Slytherin va a donde nunca lo hubiera imaginado.

Ya había llegado el 7 de mayo, el cumpleaños de la pequeña Leah Longbottom. Severus nunca se imaginó hace un año que asistiría a un cumpleaños infantil…pero ahí estaba. El mes de abril pasó casi en un suspiro, Nimue, como no podía ser de otra manera aprobó su examen para el título de maestra de pociones básico con unas notas excelentes, los examinadores estaban impresionados con sus habilidades. Cuando volvió de su examen con Severus y contó cómo le había ido los profesores insistieron en hacer una pequeña celebración, pero ella les dijo que esperaran a finales de mayo cuando presentara su patente de la poción para la artritis, que ya había sido probada en humanos con bastante éxito y estaba siendo aprobada por el ministerio, cuando le dieran su título de maestra superior prometió que lo celebrarían juntos por todo lo alto.

En cuanto llegó a su habitación, escribió a sus padres y a su hermana, todos estaban felices y orgullosos de ella por sus notas y su hermana le contó que pronto estaría lista la boutique y el taller para la inauguración, que la esperaba a finales de junio. Su padre estaba muy orgulloso de sus hijas, una sería una gran diseñadora y la otra sería una maestra de pociones muy importante. Su madre sabía que debía sentir más orgullo de los logros de sus hijas, pero era un poco anticuada y sólo quería para ellas que se dedicaran a su marido y sus hijos… se sintió un poco decepcionada al darse cuenta de que su Brigitte tenía ambiciones profesionales y que se lo ocultara, aunque lo entendió porque sabía que la intentaría convencer de que una afición no podía ser una profesión. Pero estaba equivocada y antes de abrir oficialmente su taller, Brigitte estaba recibiendo encargos de amigas y familiares que cuando supieron que ella hizo su vestido de novia, los de las damas de honor, los testigos y los niños, estaban dispuestos a pagar grandes cantidades de dinero por un diseño suyo, tenía talento y eso era sólo una muestra.

Severus y Nimue llevaban un par de meses trabajando intensamente para poder descansar ese fin de semana, la investigación de Severus también avanzaba, con ayuda de los descubrimientos de Francesca, ella hizo algunas pruebas en el laboratorio de la universidad y posiblemente pronto encontrarían la cura de la licantropía, sólo necesitaban encontrar algo que estabilizara la poción y no fuera tóxico a largo plazo, encontraron una planta, pero era usada como laxante y en las cantidades que se necesitaba era posible que en niños o adultos ya ancianos pudiera ocasionar una diarrea mortal…así que si encontraban el ingrediente adecuado prolongarían los efectos de esa poción no sólo durante un año o dos, sino indefinidamente. Como estaban en ello y entre la investigación de Nimue, las clases y el viaje a Francia, Severus y Nimue no habían podido quedar con Frank y Alice, les mandaban saludos con Remus y Francesca, Nimue también les explicaba por carta que estaban adelantando trabajo para poder tomarse libre el fin de semana del cumpleaños de Leah para poder ir a su fiesta sin pensar en que dejaron algo a medias.

Llegaron en moto a la fiesta de cumpleaños de la pequeña Leah, antes de llamar a la puerta de los Longbottom, dejaron sus cascos encogidos en una de las alforjas de la moto y sacaron de allí los regalos que le trajeron a la pequeña y los devolvieron a su tamaño normal. Cuando llegaron a la puerta, llamaron y Frank abrió la puerta, que los saludó muy contento de verlos y los hizo pasar. Cuando entraron en el salón estaba Augusta Longbottom, Severus hacia mucho tiempo que no coincidía con ella y cuando la mujer lo vio lo abrazó y besó provocando su incomodidad y la risa de su hijo, ella estaba muy agradecida con Severus por lo que hizo por su nieta y no tuvo oportunidad de darle las gracias, no era la mujer más afectuosa del mundo y su hijo le dijo:

-Mamá, estás incomodando a Severus, lo estás besando más que a mí en el último año, vas a hacer que su novia se ponga celosa.

La mujer se rió y dijo:

-Tranquilo, hijo, que soy mayor para esas cosas y además es agradecimiento, si no fuera por él quizás no estaríamos hoy aquí celebrando el cumpleaños de nuestra pequeña.

Entonces Frank, tras presentarle a Nimue a su madre, la cual al saber que era sobrina de Minerva empezó a hablar con ella y a contarle que cuando ella fue premio anual en Gryffindor en último curso, Minerva estaba en primer curso y que recordaba a Charlie su padre, que era increíble lo unidos que estaban y que Dumbledore tuvo que convencerlos de que no podían compartir habitación, que eran dos cabezotas pero que se notaba que se querían mucho y estaban muy unidos, a Augusta le gustó saber que su relación seguía siendo igual de cercana a pesar de la distancia, prometió contarle algunas historias de su padre y su tía en su primer año en Hogwarts.

Fueron al jardín donde todo estaba preparado para la fiesta, había ya un montón de niños corriendo por el jardín y adultos repartidos por los alrededores, Severus encontró pronto a Remus y Francesca charlando con Alice, dejaron los regalos en la mesa que pusieron para ello, y se acercaron a sus amigos porque al resto de los adultos no los conocían, según Frank eran vecinos con hijos de edad parecida a la de Neville y Leah y padres de los amigos de la escuela infantil mágica a la que iba Leah desde que empezó ese curso escolar. Cuando saludaron a Alice, Remus y Francesca de pronto escucharon un gritó:

-¡Tío Sev! ¡Tía Nim!

La niña corrió a abrazarlos. Se lanzó a los brazos de Severus que tuvo que atraparla casi al vuelo, la levantó sobre su cabeza y la saludó y le deseó un feliz cumpleaños, la niña reía y abrazó con fuerza el cuello de Severus, Augusta dijo a Nimue mirando la escena que sólo su nieta podía conseguir que alguien tan serio como Severus Snape se mostrara simpático con un niño. Nimue le dio la razón y mientras saludó a Neville que estuvo distraído con los niños de los vecinos y no los vio llegar, Severus bajó a Leah que fue a saludar a Nimue, Neville saludó cariñosamente a Severus, no tanto como Leah, porque era más tímido, pero Severus le acarició la cabeza y cuando el niño le preguntó si podría subir con él a su moto, él le dijo que cuando fuera mayor de edad o la policía le quitaría la moto y le pondría una multa…pero le dijo que antes de irse podrían subir juntos en la moto parada. El niño se puso contento sólo con esa promesa.

Leah volvió a acercarse a Severus y lo cogió de la mano tirando de él:

-Ven Tío Sev, mira cuantos regalos me han traído, mamá dice que los abriremos cuando apague las velas y nos comamos el pastel. Tengo a la princesa Nim guardada en casa, porque me la vayan a romper o a estropearle el peinado.

Severus le dijo:

-Bien pensado. Ya los había visto, pequeña, Nimue y yo te hemos traído también unos regalos. Sé que hace tiempo que no nos vemos, pero ahora ¿qué tal si vas a jugar con tus amigos y luego me cuentas todo lo que quieras?

Leah dijo:

-Sí, Tío Sev, no te vayas temprano con Tía Nim.

-Está bien, después hablaré de eso con tus papis.

La niña se fue contenta a contarle a sus amigos que había venido el Tío Sev y la Tía Nim. Nimue se acercó a él y le dijo que la pequeña estaba diciéndoles a sus amigos que el Tío Sev era muy listo y tenía una moto muy grande y muy bonita. Estuvieron un rato charlando con Remus y Francesca, que estaban hablando con unos vecinos de Frank y Alice que Severus conocía de vista de Hogwarts cuando era estudiante y que eran funcionarios en el ministerio, tenían una niña de la edad de Leah que iba al mismo parvulario mágico.

Estaban distraídos tomando unos zumos, en un cumpleaños infantil es normal que no haya alcohol, cuando escucharon a Leah gritar:

-¡Violet!

Entonces Severus, Nimue, Remus y Francesca se dieron la vuelta y vieron llegar a James y Lily Potter con sus hijos. Frank fue a saludarlos y Alice fue un momento a la cocina. Severus miró a James y Lily que si las miradas matasen caerían muertos en ese instante. Nimue tenía su brazo alrededor de su cintura y Severus tenía un brazo alrededor de sus hombros. Ella acababa de terminarse su zumo y dejó el vaso en una mesa cercana, al verlo tenso, agarró la mano de Severus que estaba sobre su hombro y la estrechó fuerte.

-No dejes que te afecte su presencia, cherie.

-Lo sé cariño, pero no puedo evitarlo.

Días después de su encontronazo con el franchute, como lo llamaba Severus, Minerva fue a hablar con James e hizo sus propias averiguaciones con algunos exalumnos. Por lo que parecía, Jean-Luc estaba allí por trabajo y había ido a visitar a James y Lily Potter porque los conocía de una colaboración con ellos en Francia, él les comentó que quería ir a Hogwarts a visitar a una amiga que trabajaba allí y que su madre le contó que hacía unas semanas había roto con su novio un tipo muy desagradable que era profesor de pociones, James y Lily le dijeron que él lo acompañaría allí que conocía al director y la subdirectora, que siempre fue su alumno favorito y que los tenía comiendo de su mano, ese punto enfureció a Minerva. También le dijeron a Jean-Luc que estaban seguros de que habían roto porque Severus era un ermitaño insoportable y que no les extrañaba porque Nimue era demasiada mujer para él. James lo llevó a Hogwarts y el resto de la historia ya la conocían. Desde que Minerva se lo contó a Nimue y Severus ambos estaban convencidos de que su próximo encuentro sería bastante incómodo.

Frank y Alice sabían lo que pasó y el motivo por el que James había llevado a Jean-Luc a Hogwarts, no les gustaba nada invitarlos allí, pero a Leah le gustaba jugar con Violet y Harry y Neville también eran muy amigos, Frank se acercó a Severus y Nimue mientras los Potter saludaban a la cumpleañera y a algunos conocidos, les dijo que no se preocuparan por ellos, que estaría pendiente y que si les molestaban o eran groseros con ellos no dudaría en echarlos, eso sí dejaría que los niños se quedaran un rato y ya los avisarían para que los recogieran.

Severus y Nimue siguieron a lo suyo, Augusta estuvo contándoles historias de cuando los mellizos McGonagall empezaron su educación en Hogwarts y que su padre era bastante travieso y que era muy divertido ver a una Minerva McGonagall a los 11 años regañando a su hermano o consolándolo cuando no le dejaron presentarse a las pruebas para el equipo de quidditch.

Estaban distraídos con Augusta cuando de pronto James y Lily se acercaron con la excusa de saludar a la madre de su amigo. La mujer los saludó educadamente y dijo:

-Hace mucho que no os veía, estaba aquí charlando con Severus y su encantadora novia, Nimue, no sabía que era hija de Charlie McGonagall, aunque lo sospechaba tiene sus ojos y es tan guapa o más que Minerva cuando era joven. ¿Os conocíais?

Lily contestó:

-Sí, coincidimos con ellos un par de veces hace meses. ¿Cómo estás, Nimue? ¿Qué tal el trabajo? – Preguntó con toda la hipocresía de la que era capaz.

-Muy bien, estábamos contándole a Augusta que pronto tendré mi título superior de maestra de pociones y la investigación de Severus está muy avanzada.

-Vaya, que bien.

Severus les preguntó con un poco de retintín.

-James, Lily, ¿y qué tal vosotros? ¿Cómo va el trabajo?

James contestó:

-Bien, últimamente estamos tranquilos en el trabajo, tenemos mucho trabajo de oficina acumulado.

Severus ocultó una media sonrisa bebiendo un poco de zumo, Severus y Nimue supieron que los castigaron a hacer trabajo de oficina porque llevaron a un extraño a un colegio y además, ese extraño acosó sexualmente a una empleada, una aprendiz sobrina de la subdirectora para rematar la jugada, además lo hizo donde lo vieron algunos alumnos y provocó un escándalo, por no hablar que según la declaración del francés, los Potter aseguraban que ellos entraban y salían de Hogwarts cuando querían porque "Dumbledore empieza a chochear y ellos siempre han sido sus alumnos predilectos", palabras textuales de James y Lily Potter. Cuando Dumbledore y el jefe de aurores supieron lo que decían de Dumbledore fueron castigados a hacer trabajo de oficina durante medio año, si seguían con esa actitud de creerse más que los demás, puede que ese trabajo fuera permanente.

Intercambiaron un par de frases de cortesía y de pronto apareció Leah y dijo:

-Tío Sev, Tía Nim, venid, mamá dice que voy a apagar ya las velas. ¡Ven abuela! ¿Dónde están Tío Remus y Tía Fran?

La niña ignoró completamente a James y Lily.

Severus dijo señalando donde charlaban con Frank y uno de sus vecinos:

-Están allí con papá, ve a avisarlos, nosotros vamos ahora a la mesa para verte apagar las velas.

Su abuela la miró enternecida.

-No sabes lo mucho que te agradeceré siempre lo que has hecho por mi niña, Severus.

-No es necesario que lo repitas, Augusta, no es la primera vez que he hecho algo así por un niño. Además, ¿cómo iba a negarme a hacerlo? Conozco a sus padres y es una niña bastante especial, quiero tenerla en mi clase de pociones dentro de unos años.

Augusta sonrió y fue a donde los esperaba la niña. James y Lily lo miraron extrañados.

-Por vuestras caras deduzco que no lo sabíais, yo preparé la poción cuando Leah estuvo enferma. Les dije a Frank y Alice que no contaran a nadie fuera de la familia que fui yo quien hizo la poción, sabéis que no me gustan mucho los halagos gratuitos…estaba haciendo mi trabajo, por si no lo sabéis tengo un acuerdo con San Mungo y ayudo con ciertas pociones, especialmente las pociones pediátricas complicadas, de vez en cuando salgo de Hogwarts, no soy un ermitaño como a algunos les puede parecer.

Agarró la cintura de Nimue y fueron a reunirse con el resto alrededor de la mesa donde Leah apagó sus velas, dejó a James y Lily sin palabras.

La niña estaba feliz, su madre repartió la tarta con ayuda de su suegra y su marido, era una tarta de chocolate con crema de vainilla deliciosa. Cuando terminaron de comer la tarta Leah abrió sus regalos. Recibió cuentos, juegos de mesa mágicos y algunas muñecas y juguetes, Nimue le compró una selección de cuentos de hadas muggles, una edición antigua muy bonita, y un gato de peluche esponjoso y suave de color naranja con ojitos verdes de cristal. Cuando le dijo que su Tía Minerva le había regalado uno parecido cuando cumplió 4 años y que aún lo guardaba. Leah abrazó a Nimue feliz y emocionada. Después abrió el regalo de Severus, un estuche mágicamente expandido lleno de toda clase de lápices de colores y pinturas, era de color violeta con un unicornio dibujado, también le regaló un cuaderno para dibujar muy grande y grueso. Leah saltó de su silla para abrazar y besar a Severus. Frank dijo:

-Severus, gracias, menos mal que le has comprado un cuaderno así de grande o la brujita hubiera empezado a pintar las paredes en cuanto nos despistaramos.

Leah dijo aún en los brazos de Severus:

-Papi, yo nunca pinto en las paredes.

-Lo sé, cariño, estoy bromeando.

Leah volvió a los brazos de su padre y lo abrazó. Pasaron un rato aún en la fiesta, Severus se sentó en una de las sillas de jardín junto a Remus, Nimue y Francesca decidieron ir a jugar con los niños a petición de Leah. Estaban charlando y bromeando, entonces Neville corrió a donde estaba Severus y le dijo:

-Tío Sev, Harry dice que su papá le contó que antes hacías cosas muy malas. ¿Es verdad?

Severus sentó a Neville en su regazo.

-Pequeño, hice muchas cosas que no debía, pero me arrepentí y decidí ayudar a Dumbledore y gracias a ello, Harry y sus padres están vivos.

-¿De verdad?

-Claro, ¿Cuándo te he mentido?

Neville sonrió.

-Nunca, Tío Sev. Entonces ¿por qué el papá de Harry dice cosas malas de ti?

-Su padre y yo nunca nos hemos llevado bien, él siempre fue el matón que se metía conmigo cuando estudiábamos en Hogwarts, simplemente no te creas todo lo que dice.

-Está bien, Tío Sev.

Neville lo abrazó y le dijo a gritos a Harry:

-Ves Harry, ¡yo tenía razón! ¡El Tío Sev no es malo! ¡Es genial! ¡Yo tenía razón y tú eres un mentiroso!

Harry gritó:

-¡Yo no miento! ¡Y mi papá tampoco!

-¡Tú papá no conoce al Tío Sev! No es su amigo, era un matón.

-¡Mi papá no es un matón! – gritó Harry y empezó a pegar a Neville.

Remus le dijo:

-La que has liado Severus…

Entre Frank y Severus separaron a los niños. Mientras se acercaban Lily, James y Alice, Frank dijo:

-¿Qué pasa aquí, chicos?

Neville dijo:

-Harry dice que el Tío Sev es malo porque su papá lo dice, le he preguntado al tío Sev y dice que hizo cosas malas, pero lo intentó arreglar y ayudó a salvarlo a él y a sus papás, y que el papá de Harry era un matón con él en Hogwarts.

Severus dijo:

-James, Lily, por lo que parece no le habéis contado toda la verdad a vuestro hijo, supongo que os divertía que viniera a Hogwarts pensando que soy un monstruo y que me ponga las cosas difíciles… me imagino que era mejor eso que contarle que sus padres no son perfectos y que cometen errores y no piden perdón por ello.

James y Lily no dijeron nada, pidieron disculpas a Severus, Frank, Alice y le dijeron a Harry que se disculpara con su amigo:

-Pero papá, él dice que mientes…

-No es que mienta pero no te he contado toda la verdad, como ha dicho Severus, yo también cometo errores y he sido un arrogante y no he pedido perdón, nadie es perfecto y a veces hay que pedir perdón.

Harry dijo con sinceridad:

-Lo siento, Neville, ¿Me perdonas?

Neville era un buenazo y le dijo:

-Sí, Harry, vamos a jugar con los demás.

A los 7 años los enfados duran muy poco. Tras la pelea sin importancia entre los niños, todo se desarrolló con tranquilidad, James y Lily se mantuvieron en un segundo plano.

Severus y Nimue fueron de los últimos en permanecer allí, Leah quería que se quedaran todo lo posible con Remus y Francesca, cuando sólo quedaron ellos y Augusta como invitados, Severus cumplió su promesa y subió en la moto con Neville delante de él, el niño estaba encantado después Leah ocupó su lugar y Severus viendo cómo lo miraban Augusta y Alice les dijo:

-Que sepáis que hasta que no tengáis por lo menos 18 años no os puedo llevar de paseo o la policía muggle me quitará la moto.

-¿De verdad? – preguntó Neville preocupado.

-Claro, ¿Alguna vez habéis visto un niño en una moto de éstas? – los niños negaron con la cabeza. – Es por eso.

Entonces se conformaron y su madre y su abuela articularon un "gracias" porque si se lo decían ellas igual no las creerían.

Los cuatro, Remus, Francesca, Severus y Nimue se despidieron, habían reservado para cenar en su restaurante italiano favorito, Francesca echaba de menos la comida de su madre y la de ese restaurante le recordaba a su casa. Leah no quería que se fueran, Severus prometió volver pronto. Ella se conformó tras un poco de persuasión por parte de su abuela que prometió leer con ella un cuento antes de dormir, estaba aprendiendo a leer y le gustaba que leyeran con ella.

Prometieron volver cuando estuvieran menos ocupados y se fueron a cenar.

Los cuatro pasaron una noche muy agradable y se despidieron hasta el día siguiente que volverían a Hogwarts por la mañana.

Severus y Nimue pasaron un buen sábado noche, aunque al día siguiente tenían que volver temprano, valió la pena despejar su agenda, quitando el encuentro con James y Lily pasaron una buena tarde, Severus aún no lo admitía, pero ya tenía mucho cariño por los pequeños Longbottom… aunque Nimue no necesitaba que se lo dijera, lo sabía desde que vio sus ojos cuando Leah lo llamó por primera vez "Tío Sev".